Nueva EsperanzaDoce discursos
del
Rev. Sun Myung Moon
FE Y REALIDAD
La vida de fe no depende de la realidad concreta y visible de este mundo físico, sino que tiene que ver con el Dios invisible. Nosotros vivimos en el mundo de la realidad práctica, así que tenemos que enfrentarnos a asuntos prácticos en esta tierra. Sin embargo, la vida de fe pertenece
a otro reino, y no podemos aplicar los mismos métodos o conducta a los mismos asuntos.
Todos buscamos en este mundo felicidad y alegría. Nunca podemos lograr la felicidad como seres individuales, sino que necesitamos otro elemento con el cual llevarla a cabo, otra persona, cosas materiales, una meta intelectual. Podemos aplicar un cierto criterio a todas las cosas del mundo. Al menos que encontremos otras cosas o personas que nos estimulen y nos hagan feliz, no podemos progresar en la vida. En otras palabras, logramos felicidad mediante algo objetivo que nos estimule. En nuestra vida académica, somos felices cuando perseguimos una realidad intelectual. Pero la felicidad viene después de un período de tiempo en el cual luchamos por alcanzar una gran meta o un gran ideal. El problema es siempre "¿Cómo puedo establecer una relación entre yo mismo y mi objeto que origine felicidad?"
La infelicidad, depresión y desesperación surgirán siempre que fallemos en mantener una relación adecuada con nuestro objeto. Es absolutamente necesario, para que podamos continuar viviendo, tener un continuo y positivo estímulo objetivo. Todos los factores del éxito o el fracaso se originan en esta relación. ¿Cómo vais a estar continua y positivamente estimulados en vuestro trabajo académico? Esta es la llave del éxito. Aunque realicéis muchos modelos ideales en el mundo de la realidad, si se corta este estímulo continuo, fracasaréis en alcanzar la meta.
El mismo principio se aplica también a la vida de fe. Pero cuando hablo de la vida de fe que experimentamos en este mundo, a veces nos parece que no hay evidencias o método científico para verificar nuestra fe. Tratamos con cosas invisibles y a menudo impracticables, a los cuales no podemos aplicar el mismo tipo de cognición que al mundo de la realidad. El problema es por consiguiente, ¿cómo podemos encontrar y relacionarnos concretamente con una fuente de estímulo positivo en nuestra vida de fe.
Siempre que surge el problema de la vida física de los seres humanos, nos encontramos con preguntas referentes a los cosas materiales o substanciales. Pero en el mundo de la fe, aparece el problema de la cognición o la cuestión del conocimiento. Aquí, el reino de la conciencia - fe o realidad - llega a ser muy importante. ¿Cómo podemos establecer una conexión entre la vida de fe y este mundo a través de nuestro conocimiento? Cuando solamente pensamos en las vidas de otras personas, es difícil descubrir este estímulo. Pero no hay forma de tener un modelo, si no es observando y estudiando a todas las figuras centrales en la providencia de Dios desde Adán en adelante. Tenemos que estudiar detenidamente cómo estas personas, figuras dispensacionales de Dios, incluyendo a los sabios y santos del pasado, vivieron en interrelación con los seres humanos, y como se relacionaron con las cosas materiales. Miremos a Noé, Abraham, Moisés, Juan Bautista y otras figuras dispensacionales. Debemos ser curiosos con respecto a sus objetivos y motivos. Esta será la materia.
Todos estos grandes hombres comenzaron su vida de fe centrados no en sí mismos, sino en Dios. ¿Porqué tenemos que respetarles e incluso a veces venerarles? Simplemente porque fueron guiados por Dios y no por ellos mismos. También, deberíamos conocer que clase de vida vivieron para Dios en su época. Vemos que todos tuvieron un conflicto - su vida de fe contra la vida de realidad. Además encontramos que no tenían solo un deseo al afrontar estos problemas, sino que resolvieron el problema cuando se centraron en Dios, no en sus propios deseos. Igualmente sabemos que debido a este conflicto entre el lado de Dios y el lado del mundo, estas personas padecieron persecución y sufrimiento. Por esto eran grandes.
Constatamos que sus vidas fueron siempre solitarias porque sufrieron mucho o fueron
perseguidos por el mundo. No tenían a nadie a quien expresar sus sentimientos y pensamientos, solo podían dirigirse hacia Dios. Y cuando vemos sus vidas en el mundo, sus vidas materiales, vemos que estaban tan limitados que naturalmente dirigieron sus corazones y sus vidas a Dios. Cuando nos imaginamos que conciencia deben haber tenido, podemos ver que el campo de su pensamiento era tan limitado que veían todas las cosas centralizadas en Dios. Esta era su vida. Tuvieron que pasar sus vidas centralizados en unidad con Dios.
En cada sector - relaciones con la gente, conocimientos, cosas materiales - se sumergieron en estrechas relaciones con Dios, puesto que no había nadie en quien pudieran confiar a excepción de Dios. No había forma de tener un dar y tomar horizontal para buscar un objeto de felicidad en sus circunstancias, así pues, se concentraron en encontrar su objeto en Dios - aún mas intensamente que su búsqueda de un objeto en este mundo. Debido a que el fundamento para su fe era tan limitado, tenían que confiar en el cielo para pasar por un canal tan estrecho hacia Dios. Y, así pues, abrieron las puertas de nuevos reinos al abrazar a Dios. Aunque sólo fue abierto un camino estrecho hacia Dios, no se desanimaron. Nosotros deberíamos ser optimistas en la misma situación. Siempre hay un modo de continuar. No podemos estar descontentos. Dios creó todas las cosas para la felicidad, satisfacción y contento de las personas. Aún cuando lleguemos a este paso estrecho, no seremos derrotados, porque a partir de este punto estrecho podremos tener una nueva relación con Dios. Allí encontraremos la verdadera felicidad y la mayor satisfacción. Por ejemplo, San Francisco de Asís abogó por la pura pobreza en la que pudo encontrar la felicidad, aprecio y satisfacción. Desde este momento, Dios pudo trabajar con él y hacerle sentir felicidad y dicha. A partir de entonces se pudo crear la unidad con Dios.
Debemos darnos cuenta de que nosotros, en cuanto gente caída, estamos situados entre dos líneas que representan el lado de Dios y el lado del mundo. Tenemos que reconocer el punto angosto entre ambas líneas, así luego sabremos cuando empieza una nueva era de felicidad y alegría. Conocéis la vida de Noé. Cuando le persiguió la muerte - ciento veinte anos siendo objeto de toda clase de persecuciones mientras construía su arca - en ese momento estuvo forzado a pasar por una situación apurada y luego comenzó una nueva vida de fe. Cuando seáis capaces de atravesar el punto angosto, cuando probéis que podéis abrir una nueva puerta que amplíe vuestras relaciones con Dios, habréis creado un nuevo reino de felicidad y bienaventuranzas.
Durante estos años Noé sólo podía pensar en construir el arca, y fue a la montaña a trabajar allí. ¿Creéis que existe una mujer que pueda soportar diez años con semejante marido? Una esposa americana pide un divorcio si su marido se ausenta por seis meses. El trabajo de Noé no era una tarea ordinaria. Y si su esposa comienza a perseguir a su marido los hijos harían también lo mismo. Cuanta pena debe haber sentido Noé en su corazón cuando su familia no pudo comprenderle. A causa de esto tuvo grandes problemas. Cuando le pedía a su familia que le dieran algo para comer o algo para vestir, le trataron como si fuera un mendigo. Noé pudo resistir las persecuciones de fuera de su familia - del pueblo o de la nación. Pero estos sufrimientos y persecuciones que venían de dentro de su familia eran las más difíciles de soportar para él. A pesar de esto, tenía que acabar su trabajo. El tenía gran confianza, gran fe en Dios. La vida de Noé estaba llena de persecuciones y rechazos, estaba completamente solo. Pero no podía abandonar a Dios, aunque tuviera que olvidar a todos los demás. Su esposa y sus hijos a veces podrían haber deseado matarle. Pero cuanto más persecución recibía de su ambiente, más todo su corazón llegó a ser para Dios. Se separó completamente de sus circunstancias y de su comunidad. Se separó del mundo, así que llegó a la posición en la que pudo recibir el amor de Dios. Si hubiera rechazado a aquellas personas que le perseguían, entonces la voluntad de
Dios no habría sido cumplida. Pero Noé se sacrificó a sí mismo por quienes le perseguían. En vez de causarles sufrimiento, Noé tenía la intención de perdonarles sus pecados a Dios. Se colocó en la posición del hermano no caído que le pide a Dios que perdone a su hermano y hermana caídos y que voluntariamente soporta todas las dificultades.
Noé tenía un corazón así. Debido a este corazón Dios pudo proseguir Su providencia de la restauración. Esta era la posición de Noé, la posición de la completa negación de sí mismo. Este mismo principio puede aplicarse a otros personajes por ejemplo, en el caso de Moisés y Juan Bautista. Moisés siguió el mismo curso. Pasó su juventud en el palacio del Faraón. Pero cuando vio a su pueblo sufriendo, abandonó el palacio del Faraón. Mató a un Egipcio que perseguía a los Israelitas. La posición de Moisés era salvar a Israel, a pesar del peligro. Pero el pueblo de Israel no recibió a Moisés, quien trataba de salvarles. Ellos le persiguieron y le expulsaron al desierto de Madián. Allí durante 40 años Moisés suspiró por Dios, amó a Dios y tomó la resolución de salvar a su pueblo. Por esta determinación, Dios lo escogió para liberar al pueblo de Israel de Egipto.
Consideremos la vida de Juan. En el tiempo de su ministerio, de acuerdo con la Biblia, tenía 30 años, era un joven que comía avellanas y miel en el desierto igual que un hippie. Salió de su hogar dejando atrás a sus parientes, pensando en la voluntad de Dios. En la Biblia leemos que Juan comía langostas y miel silvestre. Pero su vida en el desierto debió haber sido penosa. ¿Creéis que solamente vivió de langostas y miel silvestre? No puede ser. Si habéis estado en Israel, sabréis que no es un país que produzca mucha miel. Por consiguiente actuó como un mendigo, yendo de casa en casa. Muchos niños le seguían, mofándose de él. Pero su mente estaba concentrada en la idea de la llegada del Mesías, y buscó el amor de Dios en la forma del Mesías. De esta manera su vida fue digna de la simpatía de Dios, y pudo colocarse en la posición de dar testimonio del Mesías. Aunque Dios le había conducido a hacer esto, podría haberse quejado de estar en esa situación si hubiera querido. Sabemos que no se preocupó sobre el problema del abandono de las cosas materiales, sino que en vez de eso pensó, "¿cómo puedo abrir una nueva puerta?" Por este motivo fue grande.
Probablemente piense alguno de vosotros: "¿Por qué luchar pare creer en Dios? Si El existe, bajará y establecerá una conexión conmigo". Si Dios pudiera hacer esto seríamos ya uno con El. Sería muy bonito. Pero como hombres caídos, no tenemos una relación automática con Dios. Sin embargo, Dios es el Sujeto; nosotros hemos sido creados para ser sus buenos objetos, aunque no estarnos aún en esta asociación. Sujeto y objeto deberían tener algún tipo de relación íntima. No tenemos esta relación con Dios. Bajo estas circunstancias no podemos decir, "¿Por qué creer en Dios?" Debemos esforzarnos por nuestra parte en alcanzar un nivel mínimo de relación. Hagamos una analogía: En cualquier universidad un cierto profesor puede ser conocido en un campo determinado. Con el fin de tener la oportunidad de aprender de él, tenemos que conformarnos con un nivel objetivo; primero debemos inscribirnos en su curso. De otro modo, el profesor y el estudiante no pueden tener una conexión. Naturalmente ciertos sujetos y objetos se compenetran mutuamente. Tienen puntos de vistas similares, un propósito común, caracteres complementarios, etc. Si no fuera así no sería posible en absoluto que el profesor y el estudiante se relacionaran. No obstante, su relación no es automática .
Entre el sujeto y nosotros - hombres caídos, el objeto - si Dios decide algo, puesto que El es un Dios absoluto, lo que El decide es eterno e incambiable. El establece un modelo. ¿Cómo podéis alcanzar Su modelo si vuestra mente cambia mil veces al día? Otro ejemplo: Venís aquí y os inspiráis mucho cuando oís estas charlas, pero cuando volváis a la realidad del mundo,
tendréis dudas . ¿Cuánto tiempo durará esta inspiración? Dios es eterno. Nunca cambia a mitad del camino. Incluso si hacéis un esfuerzo determinado, ¿por cuánto tiempo continuaréis? ¿Un mes, un año, varios años, diez años? Vuestra decisión cambiará. A veces os decís, "si me gusta, entonces iré y lo haré. Si no, entonces no lo haré" La verdad es la verdad viváis o muráis; es eterna. La verdad va más allá de la muerte, más allá de lo cambiable. Para ser una persona verdadera debes ir más allá de la muerte. Debes tener la virtud de la constancia. Esto significa que en algún momento habrá una colisión entre tu mutabilidad e inmutabilidad. Los elementos incambiables vencerán a los elementos cambiables. Los elementos cambiables perecerán. La vida y la muerte chocarán. Cuando venzas a la muerte ganarás la vida. Si pasas por esta etapa tendrás una conexión con Dios. ¿Cuándo llegará pues la hora de la verdad para ti? En el momento en que tengas la oportunidad de ser incambiable y cambiable al mismo tiempo. Surgirá una situación de vida o muerte. Es un tiempo de confrontación y desafío. Es cuando aparecerá la verdad.
Desgraciadamente, cuando vivimos en este mundo, nos agrada permanecer como estamos. Tampoco deseamos morir o ser derrotados en la realidad de este mundo. El secreto para vencer esta situación, para encontrar la verdad eterna, está en vencer a la muerte y alcanzar la vida; vencer lo cambiable y alcanzar lo incambiable. Solo por este camino se puede alcanzar la verdad. Pero este mundo desea permanecer como está y no quiere morir. Es simplemente porque las fuerzas del mal dominan este mundo. Entonces, en relación con lo anterior, ¿qué son los Ultimos Días? Son días en que sucederán transformaciones radicales en este mundo de la realidad. En estos días el mundo se precipitará hacia la destrucción, la gente no hallará esperanza, sólo desesperación. Por encima de este caos y confusión deben aparecer los hijos de Dios, un elemento inmutable y transcendente a la muerte. Este elemento eterno existirá en medio del caos. Cuando lleguemos a esta situación, tendrá lugar un conflicto y uno de los dos elementos será eliminado del mundo. Lo cambiable deberá marcharse y la cualidad eterna perdurará. Si aparece en el mundo una persona con una fe absoluta, dado que Dios mismo es incambiable, descenderá y morará en ella entre la gente del mundo y los ayudará. Cuando El vea que este caótico mundo empieza a centrarse en la fuente de la vida, la fuente de la eternidad, permanecerá eternamente con nosotros.
Como la esencia de Dios es este modelo absoluto, para ser su objeto tenemos que imitar este modelo, cumplir este modelo. Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos si estamos calificados para alcanzar Su modelo de juicio. Para saber si estáis calificados o no, debéis sufrir o pasar necesidad como prueba. Podéis a veces pensar que una cierta prueba es demasiado dura para vosotros, pero si lo miráis desde otro punto de vista, es el medio a través del cual Dios os dará una oportunidad para demostrar vuestro valor. Si superáis la prueba con una calificación perfecta, significa que el profesor os ha dado una oportunidad para promocionaros. Normalmente el profesor formula aquellas preguntas que cree que no saben los alumnos, ¿para qué preguntar las que ya conocen? Generalmente las preguntas que hace cualquier profesor están pensadas para deducir a la persona más calificada. Al hacerlo busca las preguntas más difíciles. Cuando superas la prueba y llegas a ser el mejor de todos, tu y el profesor inmediatamente tenéis una cierta relación. El profesor te aprecia especialmente por haberlo conseguido mediante el examen, y puede entregaros todo su legado de conocimiento y trabajo. Si después de muchos años, sólo encuentra a una persona que pueda superar la prueba, entonces naturalmente esta persona se convertiría en el heredero del profesor.
Dios hace lo mismo con nosotros. No desearía que tan sólo fuésemos hombres de negocios o vendedores. A El no le interesa esto. El desea hallar a sus amantes hijos, para hacer
de vosotros Sus verdaderos hijos e hijas. Cuando se establece realmente esta relación es inviolable. Nada puede invadirla. Dios sintió mucha tristeza cuando la caída causó la pérdida de esta unidad de amor. El ha estado obrando mediante la providencia de la restauración para encontrar a personas en la tierra que comprendieran esto.
Así pues, Dios os guiará sobre la tierra, a quienes le conocéis, hacia el punto final, en donde El pueda hacer algo por vosotros. El eligió a Noé hace mucho tiempo, pero falló en la mitad del camino. Abraham, Moisés y Juan Bautista fallaron en cumplir toda la esperanza que Dios había puesto en ellos. El desea, pues, que la gente en la tierra de hoy día, incluidos vosotros, sea superior a aquellos hombres del pasado. El deseo de Dios es que sus hijos pasen rápidamente la prueba. Para ello, El debe haceros pasar por un corto periodo de tiempo de intenso sufrimiento. Abraham tardó muchos años sólo para establecer la fe en Dios. Dios debe pediros que superéis rápidamente la prueba del sufrimiento y la dureza en el mismo grado que aquellos antepasados. El quiere que vuestro periodo de tiempo sea más corto. El debe probaros en una situación cambiable para que el Dios incambiable encuentre a Sus incambiables hijos. Dios a veces se muestra como un Dios caprichoso, pero es sólo desde vuestro punto de vista. A veces os dirige de un modo contradictorio a lo que habíais creído antes. Puede parecer que Dios es cambiable, pero El tiene un propósito detrás de esto. Para hacernos hijos incambiables El debe probaros en una situación cambiable.
Entonces cuando el Dios eternamente viviente se acerque a vosotros, os parecerá que os dirige a la muerte. Es una prueba. Con el fin de restaurar a sus hijos, pues, el Dios de la vida, parece como un Dios de la muerte. En la primera época de la historia del cristianismo, vemos este método. Dios parece inspirar sólo el martirio. El ha estado restaurando a la gente mediante este camino paradójico. Entonces podemos fácilmente imaginarnos que los 2000 años de cristianismo sufrirán una prueba; toda la humanidad será probada en los Ultimos Días.
En este tiempo sólo un hombre, sólo una dirección, sólo una fe surgirá para restaurar todas las cosas. Dios siempre comienza Su obra de la creación o recreación en un punto central a partir del cual la desarrolla. Centralizado alrededor del Señor de la Segunda Llegada, el número de hijos de Dios se multiplicará gradualmente para salvar a todo el mundo. Cuando Satán descubra a la persona en la tierra, que está centrada en Dios, tendrá miedo de ella. Satán no tiene medios de acusar o derrotar a esta clase de persona.
En el mundo de hoy el cristianismo aparece descolorido. El mundo mismo parece en decadencia. Incluso los Estados Unidos, esta gigantesca nación, ha perdido su dirección. ¿Qué está Dios buscando en estos tiempos? Dios no puede obrar a través de la gente que acepta al mundo y se adapta a el tal como es. El está buscando a la gente que nunca se aparta de Su modelo en este mundo descarriado. El está buscando a la gente cuya fe es tan fuerte como para creer, "Incluso si el mundo perece, nosotros no pereceremos". Esta es la clase de persona que Dios busca. Ellos crearán un nuevo mundo. Esto es lo que Dios espera de Sus hijos e hijas sobre la tierra.
Si alguien dice, "Incluso sin la ayuda de Dios vamos a consumar nuestra misión", ¿qué ocurrirá entonces? Cuando aparezcan personas con esta actitud, entonces naturalmente Dios debe llamar a estas personas para Su lado. Hay dos clases de personas a este respecto quienes hacen las cosas correctamente sin la dirección de Dios y quienes siempre necesitan que Dios les diga, ''Haz esto, haz aquello". Gente vigorosa surgirá automáticamente para despertar a las Iglesias existentes de este mundo a una nueva realidad.
Si hay una filosofía mediante la cual podamos abarcar todas las cosas de fe y realidad, naturalmente, cubrirá la tierra. Entonces el tiempo estará cerca.
Muy pronto esta clase de ideología centralizada en Dios se alzará súbitamente para abrazar al universo entero, absorbiendo todos los demás sistemas de pensamiento. Ahora la vida de fe parece intangible e irreal. Pero es de hecho eterna y substancial. Mientras que la realidad de este mundo es vivida y se puede sentir, pero no merece confianza; es efímera e inconstante. La vida de fe en Dios tiene la cualidad de la constancia. Luego esto significa que la vida de fe y la realidad de este mundo son opuestas. Hay varios aspectos en los cuales esto es concretamente cierto. Ante todo, en la vida de fe tenéis que ser reconocidos primero por Dios. Segundo debéis siempre sobrepasar el nivel espiritual de los santos y sabios del pasado. Tercero, aunque los santos en los cursos históricos de dispensación puedan haber fallado en sus misiones, vosotros debéis tener éxito en vuestros cursos. Finalmente, en el pasado, Dios daba al hombre ayuda y dirección, en esta era El espera que hagamos cosas por nosotros mismos.
Los buenos hijos e hijas restablecerán todas las cosas y se las devolverán a Dios sin pedirle ayuda. Entonces vosotros mismos habréis liberado a Dios. La restauración concluirá cuando estos hijos e hijas restauren la aflicción de su Padre celestial y le lleven alegría. Entonces El sentirá que el amor puro y genuino es de nuevo posible, como el que existía antes de la caída del hombre. El será feliz de recibir a Sus verdaderos hijos e hijas. Dios te dará la bienvenida inmediatamente y te acogerá en Su regazo.
Cuando tengáis problemas, no le pidáis ayuda. En vez de ello debéis decir, "Padre, ayuda al mundo entero". Esta clase de actitud de corazón es similar a la de cuando hay muchos hermanos, y un hermano le dice a sus padres, "En lugar de ayudarme a mi, cuida a mis hermanos y hermanas". Esta clase de actitud es maravillosa para los padres. Es muy normal en la familia ordinaria que tal hijo pueda levantarse temprano y converse con sus padres mientras los demás aún duermen. También del mismo modo los hijos de Dios establecen una buena relación con El. Los padres depositarán su confianza en este niño. Lo mismo se aplica a Dios y Sus hijos. Naturalmente este hijo llegara a ser el centro, el heredero, el objeto de sus padres e incluso pueden confiarle secretos, Es el modelo de intimidad con Dios que nos esforzamos en conseguir. Cuando os enfrentéis al sufrimiento tenéis que superarlo. Tenéis que considerar la situación general y determinar como afrontarla.
Cuando paseáis por la calle, ¿por qué no tomáis el punto de vista de Dios? Debéis reparar en las cosas malas que desearíais cambiar y luego en las cosas buenas que multiplicaréis por vuestra nación y por la humanidad. Cuando miráis las cosas de esta manera, a través de los ojos de Dios, estaréis siempre creciendo. Cuando consideréis la debilidad de la situación política, cuando miréis a los elementos cambiables desde la posición de Dios, deberíais pensar, "voy a reformar esto y aquello". Si nadie lo hace, pensad en vuestra propia mente, "Yo lo haré". Cuando sigáis firmes con esta clase de disposición, automáticamente acudirán ángeles y santos en vuestra ayuda aún cuando nunca pidáis ayuda a Dios. Dondequiera que vayas no tienes que preocuparte. Andarás perfectamente por el buen camino aún en las situaciones más peligrosas. Con esta confianza podéis vencer cualquier dificultad Entonces Dios os revelará de muchas maneras lo que va a ocurrir en el mundo, por medio de sueños o visiones o inspiraciones. Ello será muy confortante para vosotros en este mundo de cambio.
Estamos de lleno en el fin del mundo. Debido a que lo sabemos, deberíamos ser diferente
del resto de la humanidad. Estamos en la frontera del mundo de la realidad, luego debemos estar preparados para sufrir al máximo.
La vida de fe en el pasado consistía en que una persona tenía que creer en algo. En este tiempo vuestra vida de fe llegará a ser una realidad concreta. Muy por encima del mundo y muy por encima de la antigua fe, todo es posible en esta etapa. Los hombres de fe de la historia trabajaron duramente, pero todos los bienes acumulados no les pertenecen; nos los legaron a nosotros. Cuando creemos y mediante nuestro trabajo llevamos a la realidad su esperanza, Su mérito llegara a ser el nuestro. Ahora vuestros logros espirituales son vuestros. Por consiguiente, una vida de fe puede ser una vida de realidad. Muy pronto aparecerá la era del mundo cuatridimensional. Muchos fenómenos espirituales tomarán lugar en la tierra y todo el mundo será influido por las experiencias espirituales. El reino de la fe y el mundo de la realidad se unirán.
Hasta el presente Satán y sus seguidores han sido las fuerzas dominantes en la tierra. Ahora debemos establecer la soberanía del bien. Nuevas generaciones, una nueva era, una nueva civilización será creada, y muy pronto tendremos el reino de Dios sobre la tierra. En el pasado, los sistemas ideológicos acabaron en sólo ideales. Pero ahora nuestro sistema de fe dará fruto en una realidad concreta. Debemos estar orgullosos de ello, debido a que tenemos algo tangible en nuestra fe - una realidad muy por encima de las antiguas concepciones y de la anterior vida de fe.
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