Los participantes en la celebración de las navidades
Reverendo Sun Myung Moon
25 de diciembre de 1977
Cuando
pensamos en Jesús vemos que no nació con un propósito personal, como cualquier
individuo, sino que más bien vino a la tierra para salvar al mundo. Debido a la
Caída, la humanidad claramente necesita un salvador, Jesús viene para
devolverla a Dios. Ya que la humanidad no está unida con Dios todos deben ir a
través de Jesús para regresar.
Dios tuvo
un propósito al crear el universo y la humanidad, pero por la Caída Su
propósito no se cumplió y desde entonces Dios ha estado esforzándose para
restaurar a los hombres perdidos. Está determinado a cumplir ese propósito que
no podrá cumplirse hasta el tiempo de Cristo. Sabemos que la razón por la que
Dios quería ver a Jesucristo en la tierra era para restaurar a las familias e
individuos con los que Dios había perdido la relación. Incluso aunque la
humanidad nunca lo ha sabido completamente era necesaria una tremenda
preparación por Su parte para enviar al Mesías a la tierra.
No era
fácil para Dios preparar todo para enviar a Su hijo. Debido a que el hombre
falló en cumplir el propósito original de la creación. Dios tenía que preparar
a alguien para realizar esa perfección original, alguien que pudiera nacer
puro. Naturalmente Dios tenía que enviar a Su hijo a la tierra a través del
cuerpo de una mujer pero no de cualquier mujer; preparar a esa mujer para ser
la madre del Mesías requería un cuidadoso trabajo.
La
madre de Jesús, María, no estaba completamente en la posición de no tener nada
que ver con el pecado. En otras palabras, no podía alcanzar el nivel que
existía antes de que la Caída sucediera; fue elevada, pero no hasta el punto de
no tener nada que ver con el pecado. Con el fin de compensarlo, María tenía que
tomar la firme posición de amar a Dios más que a nadie, hasta lo absoluto,
hasta un grado imposible. También necesitaba establecer la posición de hacer
algo para cortar los lazos con la Caída.
Una vez
que se establecieron las condiciones necesarias Jesús fue concebido en el seno
de Maria y podía ser aceptado como alguien sin lazos con el acto de la Caída.
Es difícil captarlo, pero Jesús nació fuera de la esfera de la Caída y no tenía
nada que ver con el pecado. Una vez que Jesús nació, Dios debía haberse sentido
más feliz con él que con Su creación original. Al mismo tiempo, sin embargo, el
nacimiento de Jesús no podía borrar la penosa realidad de toda la gente caída.
Dios no podía ignorar ni olvidar el mundo caído. Antes de la Caída sólo Dios
ejercía dominio sobre Adán y Eva y no había nadie como Satán; sin embargo, hoy
incluso muchos hombres devotos equivocadamente creen que Satán existía antes de
que el hombre fuera creado. Eso no es cierto.
¿Cuál
era la misión de María y José?
Dios no
era el único que estaba en la posición de intentar tener dominio sobre Jesús.
Satán empezó a existir en el momento en que la Caída sucedió y ciertamente
Satán ha continuado persiguiendo al hombre, especialmente a hombres como Jesús
que podía cumplir el propósito de la creación de Dios. Satán estuvo muy activo
y persistentemente trató da llevarse a Maria a su lado. María sabia que estaba
en medio de una importante situación, pero no lo comprendía completamente. Quizás
tenía cierta idea de su responsabilidad, pero aún así no llegó a conocer
completamente su situación en ese tiempo.
¿Y qué
podemos decir de José, el marido de María? Tampoco comprendió verdaderamente la
situación, al igual que los demás parientes cercanos, ni siquiera los hermanos
y hermanas de Jesús. Entonces, ¿qué tenía que hacer con Jesús, que nació en
esas circunstancias? Jesús tenía que comprender la responsabilidad de cada
persona, porque de otra forma no podría aclarar la situación. ¿Sabía Jesús todo
esto en el momento en que nació, o iba comprendiéndolo gradualmente mientras
crecía?
La
intención de Dios era que todos los que estaban alrededor de Jesús, incluyendo
a María y a José, y todos los parientes, educaran a Jesús y le protegieran de
Satán, de forma que pudiera desarrollarse completamente y desarrollar sus
ideales antes de que emprendiera finalmente su misión. Debían haber dedicado
todas sus posesiones, su energía y su corazón para proteger a Jesús de forma
que la voluntad de Dios a través suyo fuera cuidadosamente protegida de la
posible invasión de Satán. El único propósito de sus vidas debería haber sido
proteger a Jesús mientras se preparaba para su misión.
Esta
era la situación desde el punto de vista de Dios, pero ¿quien pensó en estas cosas
en aquel tiempo? De hecho todos los datos, bíblicos e históricos, muestran que
no comprendieron lo que tenían que hacer por Jesús. Desde entonces, incluso la
gente religiosa sólo ha tenido al respecto una ligera idea. La actitud
tradicional, por ejemplo, ha alabado la forma en la que el Mesías nació en un
establo y lo ha colocado en un pesebre de paja. ¿Cómo puede estar la humanidad
orgullosa de que el hijo de Dios naciera en un establo?
Los
judíos fueron preparados por Dios para recibir y ayudar a Jesús, pero incluso
esa gente ¿tuvo en realidad una ligera idea de lo que tenían que hacer para
ayudarle a cumplir la voluntad de Dios? No comprendieron nada. ¿Hubo alguien
que comprendiera la misión de Jesús como individuo, su misión para restaurar su
familia y la nación centrada en su familia y finalmente el mundo entero? Esta
muy claro que no hubo nadie, ni laico ni religioso, que ayudara a Jesús a
cumplir su misión.
Si hubo
alguien que comprendió a Jesús y le ayudó fue Dios. Dios era consciente, pero
nadie más excepto Jesús comprendió su responsabilidad. ¿Estaba Dios contento y
feliz viendo a Su hijo nacer en un establo, llorando de frío, sin nadie a su
alrededor que supiera lo que tenía que hacer, y con Satán buscando cómo
encontrar un modo de detenerle? ¿Podía Dios sentirse tranquilo en esa
situación?
Volvamos
al pasado y pensemos con más detalle cuál era el ambiente que había a su
alrededor. María era la madre de Jesús pero José no era su padre. Cuando José
se casó con María, estaba en estado y José sabia que el niño que albergaba en
su seno no era suyo. Era un hombre honrado así que se casó con ella, pero
¿podía José alegrarse cada día porque su esposa tenía un hijo divino? ¿O
estaba José siempre enfadado y preguntándose de quién era el niño?
José no
sabía nada excepto lo que se le dijo en un corto sueño. José era un hombre
honrado y se casó con María como el ángel le indicó que lo hiciera, pero ¿por
cuánto tiempo pensáis que José podía sentirse honrado y feliz? ¿No
pensáis que seguiría extrañándose y repetidamente le preguntaría a la madre de
quien era el niño? ¿Podía María simplemente responder "Oh!, fue concebido
por el Espíritu Santo, así que deberías estar contento"? Incluso si María
sinceramente hubiera dicho eso, ¿pensáis que José respondería con alegría?
Sed
realistas e imaginaos en esa posición. Suponed que todo el mundo os respeta
como un hombre muy bueno, pero tenéis que casaros con una mujer que está
embarazada con un niño de otro. Si ella te dijera que fue concebido por el
Espíritu Santo quizás el primer día no os quejaríais, pero ¿podríais todavía
sentiros con buenos sentimientos durante los años siguientes? Sois una buena
clase de gente a la que preguntarles esta cuestión, porque como miembros de la
Iglesia de Unificación tenéis un punto de vista mundial. Si uno de vosotros
estuviera en la situación de José, oyendo murmuraciones y críticas de todos los
que estuvieran a vuestro alrededor, ¿os sentiríais muy felices y contentos con
María? ¿Os sentiríais alegres por servir al niño una vez que naciera y por
sacrificaros para protegerle del mal?
Es
probable que José le preguntara muchas veces a María de quién era el niño,
porque tenía curiosidad y porque trataba de comprender. Pero recordad que en
aquel tiempo una mujer soltera embarazada debía ser apedreada, según la ley,
por cometer adulterio. Al principio José probablemente pensó que comprendería,
pero a la larga no aceptó la situación. ¿Pensáis que su relación fue feliz por
mucho tiempo? Es probable que riñeran y desconfiaran uno del otro antes que
comprenderse plenamente y cooperar con amor a los ojos de Dios.
Una vez
que Jesús nació la grieta se hizo más grande y José miró a Jesús como algo que
no quería y que había arruinado su relación con Maria. Esta fue la situación
real que existió en la vida de Jesús. Debido a la actitud de sus padres con
respecto a Jesús ni siquiera sus propios hermanos y hermanas le respetaron, ni
mucho menos pensaron que era el hijo de Dios. Incluso le trataron peor que a
otros niños porque era diferente.
Siempre
que los padres aprecian a un hijo, sus hermanos y hermanas también lo hacen;
pero cuando el padre y la madre son indiferentes u hostiles, entonces lo que
sucede es que los demás hijos le tratan de la misma forma. La Biblia cuenta que
María y José llevaron a Jesús al templo de Jerusalén por Pascua y cuando no le
encontraron después de las celebraciones volvieron a casa sin él, volviendo
para buscarle sólo al cabo de tres días. Jesús estaba muy indignado y les
rechazó. Incluso en una familia normal, ¿podéis imaginaros que los padres dejen
a un niño de la edad de Jesús totalmente sólo en una ciudad llena de gente?
Podemos
suponer con seguridad que María y José discutieron sobre esto, José
probablemente dijo "Olvídale, vámonos" y
María tenía que acompañarle. Debido a que María era muy insistente, pese a
todo, y a que José sabía que no se rendiría, volvieron de nuevo para encontrar
a Jesús y traerle a casa con ellos. Esa es una explicación mucho más lógica y
consistente que cualquier otra interpretación.
Como
niño, Jesús se encontró en una situación insoportable
Mientras
María estaba embarazada y mientras la desarmonía entre María y José continuaba,
¿no creéis que los rumores sobre lo frecuente de sus peleas llegaron a toda la
vecindad? En una vecindad tan unida como la de un antiguo pueblo judío lo
cierto es que todo el mundo sabía que José y María no se llevaban bien por
alguna razón. El sumo sacerdote sabía todo lo de su comunidad, por ejemplo
Zacarías, el sumo sacerdote de ese tiempo y todos los parientes, por lo menos, lo
sabían y criticaban la situación.
La
familia de José sabia que Jesús no era realmente uno de ellos y aunque no lo
hablaban delante de él, Jesús no era respetado. Incluso ahora en una sociedad
tan tolerante como la Estados Unidos, si una chica tiene un niño de un padre
desconocido los demás hablan sobre el asunto. En el tiempo de Jesús la
situación era mucho más dura, una madre soltera era castigada con la muerte.
Realmente debió haber murmuraciones muy duras. ¿Podía Jesús crecer feliz y
contento como un niño normal en esas circunstancias, o podéis imaginaros que
Jesús se encontró en una situación insoportable? Todos los niños con los que
Jesús jugaba seguramente debían hacer comentarios sobre las cosas que oían a
sus padres. Jesús no pudo tener una relación normal con los otros niños.
No
obstante, el hecho era que Jesús había nacido para salvar a todo el mundo. Era
el único hijo de Dios y su objeto de salvación era precisamente la gente que le
rechazaba. La forma en que el rey de reyes fue tratado y malentendido por la
gente fue muy diferente al ideal que Dios tenía para Jesús.
¿Hubo
alguien alrededor de Jesús que tratara de defenderle? No hay ningún relato que
muestre esa dedicación. Jesús fue maltratado y perseguido por su propia
familia, porque no tuvieron ni la más ligera idea de quién era Jesús.
Incluso si no hubiera sido el rey de reyes y el hijo de Dios, ¿se le
trató como a un hijo de una familia normal?
El
sentido común nos dice que ni siquiera en los días de fiesta o en ocasiones
especiales nadie hizo ropa especial para él, ni le dio regalos. Sus
hermanos y hermanas a quien José apreciaba más recibían cosas, pero incluso
Maria temía que José se enfadara por darle algo a Jesús. Por supuesto a Jesús
le hubiera gustado llevar ropas especiales y comer el plato especial de ese
tiempo, lo mismo que a nosotros, pero no pudo lograrlo. ¿Fue Jesús libre de
hacer lo que le gustaba? Las circunstancias siempre le impidieron dedicarse a
lo que deseaba o necesitaba hacer.
¿Qué
clase de persona podría haber consolado a Jesús?
Jesús
claramente sabía que era especial. Oyó lo que la gente pensaba de él, pero la
imagen que tenía de sí mismo era completamente diferente. Desde que era pequeño
no pudo hablar abiertamente a su modo. El único consuelo que podría buscar era
en la comunicación con Dios y pasó la mayor parte del tiempo orando a Dios y
buscando Su guía. Como resultado, Jesús se hizo más y más fuerte en este
periodo y las circunstancias le dirigieron en una única dirección: hacia Dios y
la realización de Su ideal. Sabía que lo que la humanidad pensaba era muy
diferente de lo que Dios pensaba y aún eso debía ser corregido, también sabía
que la sociedad no comprendía nada de lo que Dios deseaba y que él mismo
tendría que cambiarla. Debido a sus adversas circunstancias Jesús realmente
tenia que orar a Dios con fuerza, hasta el punto en el que Dios pudiera
hablarle y enseñarle lo que necesitaría para su futuro trabajo.
¿Os
digo todo esto porque me lo imagino, o es que conozco los hechos? Aunque la
mayoría de la gente no se lo cree, yo mismo he pasado por esta penosa
situación. Todos vosotros podéis aceptar fácilmente que lo que he dicho es
verdad, pero hay todavía un significado más profundo de lo que he explicado.
Bajos estas circunstancias ¿pensáis que durante los años de Jesús en la tierra
alguien celebró su cumpleaños con verdadera alegría? A medida que Jesús crecía
y sabía más y más claramente quien era Dios y cuál era la misión que tenía que
cumplir, su corazón cada vez se entristeció y se angustió más y su ambiente se
hizo cada vez más difícil de soportar.
El
amigo más precioso para Jesús habría sido la persona que se acercara a él, no
con muchos regalos o palabras de felicitación, sino más bien con un corazón
lleno de lágrimas para consolarle en su situación y hablar con él de lo que
tenia que hacer en el futuro. Si hubiera habido alguien así, entonces
Jesús hubiera sido más feliz que si alguien le hubiera venido con regalos. Esa
persona podría haber sido uno de sus propios hermanos o hermanas. Conociendo su
profundo sufrimiento, podrían haber cogido un pequeño trozo de pastel envuelto
en un pañuelo para dárselo a Jesús en su cumpleaños, diciendo “la gente no te
comprende, pero yo trataré de ayudarte. No debes desilusionarte”. Jesús
realmente hubiera apreciado una persona así mucho más que a alguien que viniera
con un bonito regalo para él y después se fuera. Si hubiera tenido un hermano o
una hermana así en su familia, Jesús le hubiera recordado por mucho tiempo y
hubiera hablado de él.
Cuando
más desanimado se sentía Jesús más intensamente tenía que orar a Dios y, movido
por su ferviente oración, Dios podía enseñarle: “Más adelante llegarás a ser
grande y te elevarás a esta determinada posición”. Eso es lo que debía suceder
de cualquier modo, que Dios le enseñase muchas cosas en detalle. Por
experiencias propias, Jesús sabia que Dios era su mejor amigo y quien más unido
estaba a él, alguien muy diferente a José, a María o a sus hermanos y hermanas.
Jesús
pensaba seriamente en la situación nacional de ese tiempo, orando para cambiar
las cosas. Seguro que le preguntaba a Dios una y otra vez: "Padre ¿cuándo
aparecerá el Mesías en la tierra para corregir la situación?” Quizás Dios le
dijo muchas veces “Tú eres el Mesías. Tú eres el que tiene que hacerlo”.
¿Pensáis que por oír a Dios decirle esto una vez era suficiente para que
Jesús le creyera año tras año? Realmente el lo debió preguntar más de una
vez, esperando alguna otra respuesta. Podemos imaginar con seguridad que se le
predijeron en detalle muchas experiencias que iban a que suceder, como por
ejemplo “Espera a alguien que vendrá a visitarte mañana. En cierto momento
ocurrirá esto y esto, y debes hacer aquello y rechazar lo otro”. Fue instruido
en detalle por Dios sobre muchas cosas.
Es muy
evidente que Jesús tenía que prepararse interiormente. Donde quiera que buscara
en el mundo físico no había una base de comprensión, así que tenía que
fortalecerse y determinarse, y prepararse para su misión. Jesús sabía que Dios
tenía Su plan para él, para los israelitas y para el resto de la humanidad.
Dios es espíritu pero Jesús por tener un cuerpo podía comprender la situación
real del mundo del hombre y sabía que tenia que ser el punto central para hacer
que el mundo regresara a Dios. ¿Pensáis que deseaba mucho encontrar a alguien
para enseñarle un conocimiento, o deseaba escuchar una palabra de amor hacia él
sabiendo que sin él nadie tenía la posibilidad de volver a Dios? Jesús anheló
escuchar al sumo sacerdote decir “Debemos prepararnos para recibirte porque es
el único modo por el que podemos volver a Dios".
¿Conocemos
a alguien que le comprendiera y le dijera esto? La gente no sólo no se le
acercó sino que se le opusieron directamente. Jesús sabía que estaban en el
camino directo hacia el infierno y estaba completamente desesperado para hacer
que la gente creyera en él. Al final la gente no le comprendió y como resultado
fue crucificado. Cuando Jesús murió en la cruz estaba indescriptiblemente
desesperado. Jesús estaba completamente desesperado ante la falta de
comprensión de la gente, pero ¿cómo se sentiría Dios perdiéndole de la tierra y
teniendo que preparar una vez más durante miles de años la vuelta del Mesías?
Dios
dependía de Jesús para realizar esta misión, pero ¿podía Dios bendecir a la gente cuando, por el contrario, Jesús fue
negado y crucificado? Cuando Jesús estaba en la más profunda angustia en la
cruz el sentimiento de Dios era exactamente el mismo. No podía haber ninguna
diferencia. Cuando estáis realmente indignados y completamente furiosos por
dentro, ¿podéis pensar en dar felicidad o bendición? Cuando alguien se os
acerca, en ese momento, ¿os sentís generosos y abiertos con él? Este es
exactamente el sentimiento que Dios tenía. No había posibilidad de que diera
ninguna promesa de salvación en ese tiempo.
Sabiéndolo
nos damos cuenta de la profunda tristeza que las doctrinas tradicionales de las
iglesias cristianas causan a Dios. Los más devotos cristianos han enseñado en
todo el mundo que Dios había preparado durante 4.000 años la llegada de Jesús
para morir, y que los cristianos debían estar contentos que muriera para dar la
salvación. Cuando Dios lo oye, ¿pensáis que se siente como para bendecirlos?
En esta
desesperada situación Jesús se dio cuenta de la importancia de lo que ocurriría
y dijo “Volveré de nuevo”. Absolutamente nadie ha comprendido el verdadero
significado de estas palabras. Es imposible que Jesús vuelva de nuevo en las
nubes de una forma feliz y mágica para restaurar el mundo, sin embargo todos
creen que eso es lo que ocurrirá. Cuando millones de personas cantan
canciones y se intercambian regalos y se desean unos a otros felicidades en su
cumpleaños, ¿puede acaso Jesús ser feliz y deseárselo también? Para Jesús todas
las festividades son únicamente un penoso recuerdo, por el fracaso de su misión
incompleta, que sólo podía realizarse aquí en la tierra.
La
verdadera celebración de las Navidades
¿Hay
alguien que celebre el cumpleaños de Jesús en su sentido verdadero, comprendiendo
su situación y lo que tenía que hacer? Hay millones de personas que
celebran las navidades, porque todo el mundo lo hace, pero ¿hay aunque sea una
sola persona que conozca la situación de Jesús y que después celebre ese día?
La única celebración que tendría significado para él llegaría cuando
alguien que sufriera más y que estuviera más desesperado que él, se le acercara
diciendo, “Yo estoy en una situación difícil, pero la tuya es aún mucho
peor. Me gustaría celebrar tu cumpleaños a pesar de todo. Olvida tu pena por un
momento”. Si hubiera alguien así entonces Jesús estallaría en lágrimas y
celebraría su cumpleaños.
Hay
mucha gente aquí en este auditorio, pero ¿qué clase de personas sois y qué se
supone que debéis hacer? ¿Obtendremos muchas cosas buenas usando el nombre de
Jesús?, ¿le ayudaremos, o simplemente le seguiremos? ¿Qué debe hacer esta
iglesia si ha sido creada por Dios? ¿Para qué nos sacrificamos? Sacrificándonos
realizaremos la idea que Jesús persiguió y así llevaremos a todos a la unidad.
Cuando
nos unamos con Jesús y sea feliz, entonces seremos felices, pero cuando no sea
feliz y las cosas sean difíciles, ¿le abandonaremos durante algún tiempo?
¿Vamos a unirnos con él en el tiempo de la cruz?, ¿o antes, o incluso mucho
antes, cuando Dios planeó la dispensación? ¿Somos el grupo cuya tradición y
visión empiezan incluso antes del tiempo de Jesús, el tiempo del ideal de Dios,
cuando no existía Satán sino sólo la unidad perfecta en todas partes? ¿Podemos
empezar desde allí y atravesar dificultades, participando en toda la gloria de
Dios desde el principio al fin? ¿Vamos unirnos con Cristo desde ese momento
hasta la realización del ideal de Dios sobre la Tierra?
En el
tiempo de Jesús la gente no le comprendió, pero hoy todos deben comprender este
nivel de corazón. Si alguien en la más humilde posición de siervo hubiera
venido para consolar a Jesús y hablarle, se hubiera sentido mucho más unido a
él que el resto de gente relevante de ese tiempo. Puesto que el corazón de esa
persona habría estado muy unido al de Jesús, también habría estado unido con él
en todos los demás aspectos. Jesús no habría impedido que esa persona se le
acercara por no estar en la misma posición elevada en la que Jesús estaba; le
hubiera abrazado inmediatamente y hubiera roto a llorar. Ese es el reino del
corazón, el estándar del valor que sobrepasa cualquier barrera nacional o
social y que puede unir a la gente para siempre.
¿Puede
la gente sentirse completamente unida por sentarse alrededor de un banquete
comiendo carne y buena comida? Es en una desesperada situación cuando todos
vierten lágrimas juntos, y cuando se consigue la unidad de corazón con Cristo.
¿Por que preferir la segunda situación? No os sentís inclinados a ella porque
os guste la lucha, sino porque Jesús siente de esa forma y Dios también. La
única razón por la que todos debemos hacerlo también es para compartir en todo
lo que Dios ha hecho por nosotros.
Para mi
es lo mismo. La gente preferiría otras muchas cosas, pero incluso aunque la
familia nos rechace o la sociedad no nos reciba bien o el mundo no nos
comprenda, no podemos abandonar el camino que Dios ha abierto para la humanidad
y para el Mesías, no importa lo difícil que sea.
Por eso
mismo estoy haciendo lo que hago. El único propósito por el que estoy aquí es
para que sigáis exactamente el mismo curso que Dios ha seguido. ¿Estáis de
acuerdo? Algunas veces es muy difícil, pero es el único camino seguro para
llegar a ser amigos de Jesús y de Dios.
Escogemos
el mismo camino que Jesús recorrió y así podemos comprender y participar de la
amistad de Dios. En ese proceso todos seremos perseguidos por nuestra familia
biológica y nuestra sociedad, pero aún así debemos seguir a Dios y a Cristo de
la misma forma en que Jesús lo hizo. Este es el único verdadero camino religioso
y la Iglesia de Unificación se encuentra en esta misma situación.
Cada
uno de vosotros debe pensar si está uniéndose a la agonía de Jesús en la cruz,
o a la vida de Jesús antes de la cruz, o al ideal de Dios incluso antes de que
Jesús naciera. Si alguien está uniéndose al tiempo del comienzo de la Historia
y se une con Dios, entonces después del nacimiento de Jesús y de sus
actividades en la Tierra debe unirse con él hasta el cumplimiento de la
dispensación. Si una mujer está siguiendo a Jesús debe hacerlo con el corazón
de María y remediar la situación de hace 2.000 años tratando, de ser la mejor
María posible. Si se trata de un hombre debe procurar servir a Cristo en la
posición de José, determinándose a proteger a Jesús de cualquier posible invasión
satánica y sirviéndole hasta el cumplimiento de la misión.
Para
seguir a Cristo una persona también debe seguirle como lo tenían que haber
hecho sus propios hermanos y hermanas, que debían haberle comprendido y amado
completamente, y haber hecho todo lo más difícil por él. Haciéndolo y uniéndose
con Jesús, Jesús y Dios mismo nunca podrían decir en el futuro “No te conozco”.
Los que siguen a Jesús como un verdadero amigo pueden consolarle,
superando el sendero de espinas en este mundo y sintiendo furia por toda la
injusticia que se le ha hecho. Esa persona puede decir “Ellos no te comprenden.
Yo indemnizaré sus fallos, así que no les culpes ni te angusties por esta
situación. Intenta olvidarlo y luchemos juntos”. Si el Mesías hubiera tenido
seguidores así, Dios entonces hubiera podido actuar y liberar el resto de la
dispensación. Si alguien se acercara a Jesús para compartir la pena en sus
dificultades, entonces Jesús le respondería "Sí, es difícil, pero puedo
soportarlo; pero ¿y tú?, tu camino es más difícil”. Una relación de corazón así
es el fundamento del cielo sobre la Tierra.
¿Cómo
podemos aliviar el resentimiento del corazón de Dios y del corazón de Jesús?
¿Cómo
puedo educar a la Iglesia de Unificación y en qué dirección debo guiarla?
Nuestro propósito no es llegar a ser felices ni estar confortablemente juntos,
sino más bien perseverar en las dificultades; el trabajo tiene hacerse e
incluso buscaremos las mayores dificultades para superarlas con el fin de
consolar a Jesús y a Dios. ¿Cómo podéis decir que todo esto es bueno? Es el
único camino para aliviar el resentimiento de los corazones de Jesús y de Dios.
Tenemos que eliminar las peores penurias, el increíble sentimiento de opresión
y la fuerte sensación de frustración que Dios y Cristo tienen. Si no lo
logramos no hay posibilidad de que la humanidad sea bendecida o de que se
acerque al concepto de Bendición.
Si
actuamos así todos podremos regresar hasta antes del tiempo de la cruz y ser
los verdaderos amigos de Jesús, ser la mejor María y el mejor José. Todos
podremos unirnos completamente con Jesús en el más verdadero sentido. Incluso
aunque estéis viviendo ahora, 2.000 años después de Jesús, podéis ser sus
amigos porque el amor no está limitado ni por el tiempo ni por el espacio.
Cuando os persiguen en la calle y os escupen, ¿perseveráis por vosotros o por
la humanidad y por Dios? Superar tiempo y espacio para unirnos completamente en
amor y corazón hasta antes del inicio de la historia nos permite perseverar
desde allí.
Cuando
Satán trata de destruir y perseguir a Cristo cada uno de nosotros debería ser
muy fuerte y decirse, “Para mí no hay Satán y no tengo ninguna duda. No hay
otra bendición mayor que tener una segunda oportunidad para proteger y servir a
Jesús en la Tierra”. En el tiempo de Jesús el mejor de sus seguidores debía
haber pensado sólo en la nación en la que se encontraba, pero ahora nosotros
iremos más allá de nuestra propia nación y trabajaremos por el beneficio del
mundo. Tenemos que estar orgullosos de vivir así.
Nosotros
continuaremos donde Jesús lo dejó y conseguiremos la salvación de la nación y
finalmente la del mundo. A Jesús se le opuso sólo una raza y una denominación
religiosa, pero en el curso de la salvación del mundo vamos a ser perseguidos
por muchas razas y por muchas iglesias. Ciertamente nos enfrentaremos con ese
nivel de oposición, así que tenemos que sentirnos completamente seguros.
¿Por
qué íbamos a escoger un curso así? Lo hacemos para que unidos a Cristo todos
podamos heredar su trabajo por el beneficio de la nación y del mundo. Primero
heredamos el trabajo de Jesús, que luchó por la salvación de su país, y después
en la Segunda Llegada heredaremos el trabajo por el mundo. Ahora nuestro
sufrimiento va mucho más allá del nivel nacional; no sólo todas las denominaciones
se volverán contra nosotros, también nos perseguirán todas las religiones, pero
aún así nosotros lo superaremos. Ni siquiera Jesús lo experimentó; esta es la
primera vez que una situación así se presenta incluso para Dios.
Debemos
concluir que yendo a través de estas dificultades con toda seguridad nos
haremos líderes fuertes, entrenándonos en la posición de los doce discípulos de
Jesús. Cuando los discípulos se enfrentaron a una situación difícil todos
huyeron. No había ni rastro suyo cuando Jesús se enfrentó al momento más
difícil. Por supuesto que tenemos que ser mejores que los discípulos en ese
tiempo para permanecer firmes y proteger a nuestro Señor. Si lo hacemos,
entonces Dios tendrá un fuerte apoyo en nosotros y no se irá. Eso significa que
estaremos en manos seguras y que no importa quien se nos oponga, los comunistas
o el mundo libre, Dios no se sentirá nunca desanimado.
Quien
es perseguido sólo puede acercarse más y más a Dios. En otras palabras, no
tiene nada que perder e inevitablemente será quien más se una a Dios. Eso es
exactamente lo que sucede cuando alguien persevera hasta que no puede más.
Entonces Dios mismo se le aparece para enseñarle en detalle. Cualquiera puede
experimentar Sus milagros las 24 horas del día.
Aunque
somos despreciados somos felices, somos gente afortunada. Algunas veces no
coméis bien y no podéis dormir mucho; vuestros padres incluso tratan de
raptaros, pero aun así sois afortunados. Incluso con esa clase de persecución
tenemos que permanecer en el lado de Dios. Es un logro histórico y Dios os dará
Su más alto elogio. Al mismo tiempo Dios derramará sobre vosotros Su amor
más completo. Con esa condición basta.
Podemos
llamarnos afortunados puesto que amamos a Dios hasta ese punto y Dios nos ama
en respuesta; al final el amor llega a todas partes, dominándolo todo; podemos
ser como Dios gracias al amor. Puesto que le amamos tanto y que él nos ama
tanto a nosotros, somos iguales a Dios. Después de todo, somos los hijos de
Dios; la única diferencia es que El es el sujeto y nosotros el objeto.
Mi tema
de hoy es “Los Participantes en la celebración de las Navidades”. El mundo está
celebrando las navidades a su modo y nosotros las estamos celebrando al
nuestro. Celebramos estas navidades en su más verdadero sentido, comprendiendo
la verdadera situación de Jesús y el significado de su Segunda Llegada,
dedicando todo nuestro corazón y amor para unirnos en amor con Dios. Así es
como participamos en todo lo que pertenece a Dios.
No
importa lo gastada que esté la ropa que llevemos, ni importa lo indignos que
podamos ser o si no tenemos regalos que traer, al ofrecer nuestro corazón por
esta causa podemos ser los verdaderos participantes de estas navidades. El
mundo está celebrando las navidades pero no de la forma verdadera y Dios no
encuentra ningún significado en toda esta celebración. Somos pocos en número,
pero nuestros corazones desean intensamente unirse a Cristo.
Me
pregunto si cuando venían aquí esta mañana algunos miembros estuvieron pensando
en las alegres navidades que celebraron en el pasado y si desearon revivir
aquellos momentos felices en vez de celebrar las navidades seriamente en la
Iglesia de Unificación. Después de este sermón debéis ir bajo la lluvia a
continuar vuestro trabajo diario y podéis preguntaros por qué no os tomáis el
día de descanso.
Debemos
acordarnos que este día es el día más triste para Dios y para Jesús. Jesús
nunca tuvo una verdadera celebración de cumpleaños mientras estaba en la Tierra
y es muy significativo para él ver que mucha gente se reúne aquí para
celebrarlo en su verdadero sentido. ¿No os sentís agradecidos por participar en
la verdadera celebración de las navidades? ¿No creéis que Jesús sería muy feliz
al ver que la gente que se reúne aquí ha vertido lágrimas y sudor y que van sin
ropas bonitas por hacer el trabajo de Dios? ¿No tenéis la seguridad de que
Jesús está profundamente conmovido al veros reunidos cantando canciones de
navidad y deseándole feliz cumpleaños?
Debéis tener la seguridad
de que estáis en el camino para llegar a ser hijos e hijas de Dios, y que
incluso Dios y Jesús se sienten agradecidos por lo que habéis hecho. Personas
así son las más maravillosas mujeres y los más grandes hombres. Jesús realmente
elegiría una esposa en un grupo así, sin tener en cuenta si tenía ropas
bonitas, joyas o grandes estudios. Sois los participantes en la
celebración de las navidades en su más verdadero sentido. ¿Las celebráis con un
sentimiento de queja escondido en algún rincón de vuestro interior? Quienes
estéis determinados a seguir el camino de Cristo durante el resto de sus vidas,
abrazando el pasado, el presente y el futuro, hasta que se cumpla la voluntad
de Dios, levantad vuestras manos. Que Dios os Bendiga. Oremos.
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