lunes, 9 de enero de 2017

LA VERDADERA UNIFICACION Y EL MUNDO UNIDO

 LA VERDADERA UNIFICACION Y EL MUNDO UNIDO
Reverendo Sun Myung Moon
Este discurso fue pronunciado el diez de abril de 1990 en el Congreso Mundial de Medios de Comunicación celebrado en Moscú, Rusia.
Es un placer y un gran honor el poder reunirme con todos ustedes en este histórico decimoprimer Congreso Mundial de Medios de Comunicación en la ciudad de Moscú, capital de la Unión Soviética. El tema del congreso es "el Progreso de la Comunicación y la Cooperación Global", y siento que no hay lugar más apropiado para nuestras deliberaciones que éste, la Unión Soviética.
El placer de inaugurar estas jornadas se ve aumentado por el hecho de que, al mismo tiempo, se van a celebrar el Tercer Congreso del Consejo Supremo para la Paz Mundial y un encuentro de la Asociación para la Unidad de Latinoamérica. Estas excelentes organizaciones también se sienten comprometidas con la búsqueda de la paz mundial.
El venir a Moscú ha significado una fuerte experiencia emocional para mí. Me gustaría dar las gracias al gobierno soviético, y en especial, a los dirigentes de la Agencia de Noticias Novosti. Nos habéis recibido en vuestra gran ciudad de la forma más hospitalaria. Mi esposa y yo, así como toda nuestra familia, estamos emocionados por vuestra amabilidad. Estoy seguro de que todos los invitados presentes en esta sala, venidos de los confines de la tierra, entre los que se encuentran anteriores jefes de estado y de gobierno, estarán de acuerdo conmigo en expresar nuestra profunda gratitud a los anfitriones. Os pediría, por tanto, que mostremos nuestra apreciación con un fuerte aplauso.
Recientemente, miembros de diversos medios informativos soviéticos me han preguntado sobre mis ideas acerca de la importancia de un renacimiento espiritual como precondición para un progreso social, económico y político. Me gustaría desde esta plataforma retomar algunos de esos pensamientos. Creo que tal renacimiento espiritual es de una importancia vital. Para lograrlo, debemos tener una comprensión más profunda de la condición humana, siendo necesario por tanto reflexionar sobre temas filosóficos y religiosos. Puede parecer que esta reflexión no tiene relación directa con el mundo de la comunicación o de los medios informativos, pero para mí, esta comprensión es fundamental y necesaria para asegurar una paz verdadera en nuestro mundo, y es, además, la esencia de toda una vida de búsqueda, revelación y enseñanza.
El ideal original de Dios
Al observar nuestro universo, vemos que cada ser existe por la unión de elementos pares. Esto es así en todos los niveles, empezando por el reino mineral. Las moléculas se forman al unirse iones positivos y negativos. En las plantas, la existencia y la reproducción requiere de la unión de un estambre y un pistilo, sus aspectos masculino y femenino.
Este sistema de parejas se hace más evidente en el mundo animal. Peces, pájaros, mamíferos y demás animales existen como machos y hembras. Por último, la creación suprema de Dios, los seres humanos, existimos como hombres o mujeres. El primer hombre, Adán, y la primera mujer, Eva, fueron los primeros antepasados de la humanidad. ¿Qué propósito tiene este sistema de parejas? ¿Por qué Dios creó siguiendo este modelo? El Creador lo hizo todo masculino y femenino para que así pudieran unirse por la acción de dar y recibir amor. Por esta relación de amor, cada especie se multiplica y perpetúa su linaje.
La ambición humana no conoce límites, es infinita. ¿Cuál puede ser el verdadero objetivo de este deseo humano infinito? El de la mujer, es el hombre. El de éste, es la mujer. Hombre y mujer sólo sienten verdadero amor el uno con el otro. En la historia, distintos puntos de vista sobre la vida, el universo y Dios han abordado cuestiones difíciles de resolver. La solución está en la unión del verdadero hombre y la verdadera mujer con Dios por medio del verdadero amor, creando una unidad absoluta. Ahí está la fuente de los valores absolutos.
El hombre existe para la mujer. Esta, para el hombre. Cada uno debe ser un objeto de amor para el otro. Dios es un ser de amor absoluto. El deseaba crear objetos de amor, seres humanos, en los que derramar Su amor. Al hacerlo, Dios esperaba naturalmente ser correspondido por el amor de hombres y mujeres. De esta forma, Dios sentiría una alegría infinita. En primer lugar, Adán y Eva debían unirse en amor, para ser objetos perfectos del amor de Dios. Por tanto, necesitaban un periodo de crecimiento y madurez antes de que pudieran formar una pareja humana madura, a semejanza de Dios, recibiendo y correspondiendo a Su amor.
El modelo que sigue el verdadero amor no es el de ser servido, sino el de servir a los demás. Dios mismo, al crear Su objeto de amor, invirtió toda Su energía, el cien por cien de Su ser. Así quedó establecido el modelo que debía seguir el verdadero amor. En otras palabras, la tradición del verdadero amor, como acción de entrega total, fue iniciada por Dios. A partir de ese instante, el verdadero amor pasó a ser el centro del universo, e incluso Dios todopoderoso quiere ser sumiso al verdadero amor.
Cuando Dios creó, El se entregó completamente. Dios se vació al crear. En la atmósfera, cuando se forma un área de baja presión, ésta atrae automáticamente corrientes de aire de alta presión. Cuando una persona sirve a las demás hasta un grado absoluto, una corriente de energía la llena de nuevo. Por consiguiente, todo el amor que Dios invirtió para crear a Su objeto perfecto, debe serle devuelto finalmente por los hombres y las mujeres.
Sólo el amor atraviesa todas las barreras. Cuando os unís a Dios en el verdadero amor podéis tener dominio sobre toda la creación de Dios, tanto física como espiritualmente. Cuando vivís completamente por los demás, alcanzáis la esencia última de Dios mismo. Las vibraciones de Dios serán vuestras vibraciones. Los sentimientos de Dios serán los vuestros. Al vivir de esta forma os covertiréis en un instrumento que resuena con las vibraciones del corazón y del amor de Dios. De la misma forma que dos diapasones vibran al unísono, Dios y vosotros vibraréis siempre juntos.
Este es el estado último, original, del ser humano. Cuando alcancéis ese estado, el amor de Dios será vuestro amor, la vida de Dios, vuestra vida, y el linaje de sangre de Dios, vuestro linaje. El mundo que Dios creó será vuestro mundo. Estamos destinados a compartir el amor de Dios con todas las cosas del cielo y de la tierra. Debemos llegar a ser ciudadanos del Reino de los Cielos con el corazón de un padre.
La separación entre Dios y el hombre
La ley de causa y efecto es evidente en la historia. Lo que siembres, recogerás. Adán y Eva, los primeros antepasados humanos, se dejaron llevar por una sexualidad inmoral y un abuso de amor cuando aún estaban madurando. Esto provocó la caída del hombre. Dios quería que crecieran de forma pura hasta que El mismo les bendijera en matrimonio celestial, que constituiría el fundamento para el verdadero amor, la verdadera vida y el verdadero linaje de Dios. La humanidad que hubiera surgido de Adán y Eva, una vez bendecidos y perfectos, estaría formada naturalmente de hijos e hijas de Dios, participando del amor del creador y viviendo en el Reino de los Cielos en la tierra y en el mundo espiritual.
Sin embargo, antes de que Adán y Eva maduraran y recibieran la bendición de Dios, cuando aún eran adolescentes, el arcángel tentó a Eva y fornicó con ella. En consecuencia, el arcángel llegó a ser Satán. Adán, al mantener relaciones con Eva caída, también cayó. Así se inició la historia humana. Hoy en día, estamos cosechando las consecuencias: una inmoralidad desenfrenada. Especialmente los adolescentes son las víctimas de esta extendida degradación sexual. La sociedad actual en las naciones avanzadas no es muy diferente a la Sodoma y Gomorra de los tiempos bíblicos. Dios aborrece este tipo de conducta inmoral. Debemos temer la ira de Dios. Su castigo es inminente.
La lucha entre el bien y el mal
Dios es el centro del bien. Satán, el centro del mal. La historia de la humanidad ha sido la historia de la lucha entre el bien y el mal, entre Dios y Satán, por medio de hombres y mujeres. Pero las estrategias respectivas han sido diametralmente opuestas. Satán, arrogante y avaricioso, siempre ataca al lado del bien. El lado de Dios siempre aguanta los golpes y sufre, pero esto mismo le da a Dios la oportunidad de hacer justicia. El lado de Dios pasa entonces a ser reivindicado y ocupar un nuevo territorio. El lado de Satán debe retirarse y declinar.
Por ejemplo, en la Primera Guerra Mundial, las naciones beligerantes acabaron derrotadas. Lo mismo ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, donde las fuerzas del Eje, tras llevar la ofensiva en un principio, fueron finalmente derrotadas por los Aliados. Todo poder explotador declina finalmente; y por el contrario, todo aquel que sufre persecución por defender el bien, es finalmente ensalzado por Dios.
Mi propia vida es una prueba fiel de este principio. A lo largo de ella, he luchado por Dios y por el bien, pero la oposición no ha cesado ni un instante. Hace años, fui torturado y golpeado, enviado a prisión en muchas ocasiones. Cualquiera habría pensado que mi movimiento estaba viviendo sus últimos días y que sería olvidado, pero ocurrió todo lo contrario. He construido un fundamento a escala mundial, y he avanzado y prosperado continuamente.
La conciencia como maestro y padre
Cada ser humano, a lo largo de su vida, cuenta con el mejor maestro dentro de sí mismo. Sin embargo, este maestro ha sido maltratado, pisoteado y abusado. Este maestro es la conciencia humana. Vuestra conciencia siempre os defiende, y trata de relacionaros con el verdadero amor. Como un padre, vuestra conciencia os anima a ser un individuo bueno, generoso, y os guía a cumplir la voluntad de Dios. Pero en cada persona hay también un rebelde que siempre va en contra de la conciencia.
Este rebelde es el cuerpo físico. El cuerpo ha pisoteado y abusado de la conciencia miserablemente. Si fuéramos conscientes de esta realidad, ¿cómo podríamos ponernos del lado del cuerpo, el enemigo de nuestra propia conciencia, que ha dañado en gran medida nuestra propia vida y personalidad?
La conciencia debe ser vuestro constante maestro interior y padre, guiándoos a lograr la unidad con el padre último de la humanidad, Dios. La conciencia es, por tanto, el agente de Dios en vosotros, e incluso podría considerársela un "segundo Dios". ¿Creéis que debéis ser comprensivos y mimar a vuestro cuerpo, el enemigo de la conciencia? O más bien, ¿deberíais controlarlo, limitarlo y reivindicar a vuestra conciencia? A vuestro cuerpo sólo le interesan los deseos carnales. Cuando tiene hambre, roba y se satisface. Siempre busca la comodidad y desea aprovecharse de los demás. El cuerpo tiene su propio territorio. Conquistarlo es una responsabilidad impresionante que cada persona debe llevar a cabo.
Cuando ésta haya sido cumplida, la mente como el yo vertical y el cuerpo como el yo horizontal, alcanzarán una completa y armoniosa unidad, permitiendo que la persona alcance la perfección, en unión eterna de amor con Dios.
El papel de la religión
Dios es la fuente del verdadero amor, la verdadera vida y el verdadero linaje de sangre. Ya que los seres humanos procedemos de esta fuente, debemos también poseer un verdadero amor, una verdadera vida y un verdadero linaje de sangre. Sin embargo, a causa de la caída del hombre, éste nunca llegó a tener la posición de hijo de Dios. Por el contrario, hombres y mujeres han recibido el amor, la vida y el linaje de Satán.
Debido a la caída del hombre, el amor hoy en día es básicamente un amor egoísta. Este amor centrado en sí mismo no procede de la mente, sino que está centrado en el cuerpo. En el cuerpo tienen lugar las actividades de Satán. El cuerpo es el salón de baile de Satán, el asidero para las amarras de Satán. La mente representa la posición de Dios, o positivo. Pero el cuerpo, que debería asumir la posición de objeto, o negativo, intenta ser él mismo, otro positivo, y continuamente provoca o engaña a la mente. Es crucial en nuestras vidas corregir esta relación.
Por lo tanto, Dios inició la religión para rehabilitar al hombre caído. A través de la religión, Dios muestra a la gente como fortalecer su mente divina e invertir el dominio del cuerpo sobre su vida y personalidad. Por esta razón, a menudo, la religión exige ayunos, sacrificios y una actitud dócil y humilde. Estos métodos sirven para reducir el poder del cuerpo y hacer que éste se someta a la mente. Normalmente, llevando una vida religiosa, se necesitan de tres a cinco años para cambiar los hábitos basados en el cuerpo, y crear una nueva vida centrada en el espíritu.
La Biblia nos pide además que oremos sin cesar. Esto es muy importante ya que Satán controla el ambiente del mundo caído. Satán tienta y distrae al hombre caído desde cualquier dirección, las veinticuatro horas al día, mientras que Dios sólo puede obrar desde una dirección, la dirección vertical de la mente.
La restauración del ideal de Dios
Desde el punto de vista de Dios, el mundo caído es un mundo muerto espiritualmente. Su voluntad, por tanto, es la restauración de este mundo de muerte a un mundo de vida.
Restauración quiere decir salvación. Cuando el estado ideal original se ha perdido, éste debe ser restaurado. Cuando un hombre saludable enferma, debe venir un médico y devolverle a su estado de salud original. De igual manera, el ideal original pensado por Dios fue perdido y, por tanto, la labor de Dios ha sido restaurar este mundo caído al estado original sin pecado.
Para cumplir esta tarea Dios envía al Mesías. Pero antes de que éste venga, Dios prepara para el Mesías a un cierto grupo escogido. La Biblia compara a este grupo con un olivar de olivos silvestres.
Este olivar silvestre es un área del mundo caído que Dios todavía dirige y controla. Una vez que ésta está lista, el Mesías puede venir. El Mesías entonces corta todos los acebuches del olivar de Dios e injerta en ellos verdaderas ramas de vida. De esta forma, los olivos silvestres pasan a ser verdaderos olivos, recuperando el estado original del hombre.
Las personas religiosas de nuestro tiempo son como olivos silvestres en este olivar de Dios, pero incluso la más piadosa necesita al Mesías ya que no ha recibido todavía el verdadero linaje de Dios. El Mesías viene como los Verdaderos Padres de la humanidad, restaurando la posición de Adán y Eva. Por tanto, para participar del verdadero linaje de Dios, cada persona debe unirse a los Verdaderos Padres, y llegar a ser un recipiente del verdadero amor. Así, cada uno llegará a ser un verdadero hijo o hija de Dios. De esta manera, el Mesías dará la salvación a la humanidad.
El Mesías, en la posición de los Verdaderos Padres, debe arrancar los árboles que han crecido de semillas falsas, subyugar a Satán y unir a la humanidad con Dios en el verdadero amor, para que todos los hombres sean verdaderos hijos e hijas de Dios. De esta manera, se hará realidad el Reino de los Cielos en la tierra, en el que hombres y mujeres disfrutarán finalmente de una verdadera libertad.
¿Qué camino lleva a la unificación? Pensemos en la primera familia humana. En primer lugar se encuentra Dios. En segundo, Adán y Eva. Adán o el ser masculino; Eva, o el femenino. Ambos están compitiendo por asegurarse el amor de Dios. Si su motivación fuera egoísta, sería imposible la unidad. Sin embargo, si mantienen una motivación desinteresada, Adán podría decir, "quiero ser el primero en llegar a Dios sólo por ti, Eva". Esto llenaría de alegría a la mujer. Ella también podría decir, "yo sólo quiero llegar a Dios por ti, Adán". Entonces el marido se sentiría plenamente satisfecho. No existiría el conflicto. Habría unidad incluso en la disputa.
Este no es sólo el camino para que marido y mujer puedan unirse felizmente; es mucho más. Es la clave para la unificación de todo el mundo.
Una cosmovisión centrada en Dios
A lo largo de la historia, Dios ha estado obrando a través de la conciencia del hombre. Pero a pesar de los esfuerzos de Dios, todos los intentos realizados hasta el presente para restaurar al hombre a su punto de partida original - el corazón de Dios - han fracasado. Alguien debe completar la tarea de liberar a la humanidad de este ambiente satánico y liderar una búsqueda victoriosa de la verdad y el verdadero amor. Esta es la misión del movimiento de Unificación.
El Diosismo es una cosmovisión centrada en Dios, y su esencia es el ideal del verdadero amor. El Diosismo tiene dos misiones específicas: conseguir la unidad entre Dios y el hombre, y lograr la unidad entre la mente y el cuerpo. Ya que he descubierto la solución a estos dos problemas fundamentales - la unidad mente y cuerpo, y la unidad hombre y Dios - debo proclamarla sin vacilaciones tan abierta y eficazmente como me sea posible.
Si seguís estas enseñanzas, os aseguro que podréis vencer definitivamente los deseos carnales de vuestro cuerpo, estar unidos cien por cien a vuestra mente, y ser candidatos a convertiros en verdaderos objetos de Dios y establecer una relación con Dios basada en el verdadero amor.
Cuando dos personas se unen en el verdadero amor, adquieren tres importantes derechos. El primero, el derecho a heredar. El segundo, el derecho a una morada común. El tercero, el derecho a participar.
Tomemos como ejemplo la relación entre marido y mujer en la que el marido es el presidente de una gran nación, y su mujer viene de un nivel social humilde y con poca educación. Sin embargo, si ambos se aman de verdad, llegan a igualarse. Las cosas les pertenecen en común, viven juntos, y participan al mismo nivel. De la misma forma, cuando un hombre y una mujer viven unidos a Dios en un verdadero amor, disfrutarán del derecho a heredar, a participar y a una morada común por toda la eternidad con Dios.
Cuando alcancéis este profundo nivel de corazón, sentiréis constantemente la presencia de Dios, y Dios podrá morar verdaderamente entre los hombres.
Los Verdaderos Padres
El verdadero amor siempre recorre la distancia más corta a la mayor velocidad. Por consiguiente, el verdadero amor que viene de Dios viaja a la tierra por la distancia más corta, la línea vertical. El amor entre el hombre y la mujer también se guía por la distancia más corta, formando una línea horizontal. Cuando el verdadero amor vertical se encuentra con el verdadero amor horizontal, el punto de encuentro debe estar absolutamente en un ángulo de noventa grados. No existe otra posibilidad para que estas dos líneas de amor puedan cruzarse.
¿Quién es Dios? Dios es los Verdaderos Padres verticales centrados en el verdadero amor. Podemos sentirle tan cerca porque El es nuestros padres verticales. Cuando recibimos a los antepasados humanos perfectos - Adán y Eva perfectos - como Verdaderos Padres, creamos un punto de intersección de noventa grados entre el verdadero amor vertical de Dios y el verdadero amor horizontal de los Verdaderos Padres. Tenemos dos tipos de Verdaderos Padres. De ellos recibimos el verdadero amor, la verdadera vida y el verdadero linaje de sangre. Así se crea un mundo en resonancia completa con el verdadero amor.
La Unión Soviética
Damas y caballeros, estoy muy agradecido por haberme dado esta oportunidad de compartir mis reflexiones sobre la naturaleza de Dios y la humanidad. Estoy muy contento, además, por estar aquí, en la Unión Soviética. Mi corazón está realmente con el pueblo de la Unión Soviética. Muchos de vosotros habéis pasado por insoportables calamidades, y esto me entristece. Amo mucho a vuestro país y a vuestro pueblo. Y siento claramente que se avecina un renacimiento moral y económico en la Unión Soviética que afectará dramáticamente al mundo entero. Por mi parte, haré todo lo que pueda para estimular y apoyar este resurgir.
Estáis llevando a cabo una nueva revolución soviética, pero ésta debe ser una revolución sin armas y sin sangre, una revolución del alma y del corazón.
He estado hablando de la importancia de la familia. Pero quiero deciros que en lo más hondo de mi corazón, siento como si fuerais parte de mi familia y os aseguro que mi esposa e hijos sienten de la misma forma. Y también os aseguro que los miembros del Movimiento de Unificación a escala mundial lo darán todo por trabajar con vosotros para el futuro bienestar y prosperidad de toda la humanidad.
Creo que la Unión Soviética jugará un papel esencial en el plan de Dios para crear un mundo de verdadera y duradera paz. Esta gran unión de naciones, que va desde el Lejano Oriente, haciendo frontera con mi país, Corea, hasta el mismo corazón de Europa - la cuna de la civilización occidental - está destinada de forma natural a ser un puente entre Europa y Asia. Debemos sentirnos miembros de una familia global viviendo en un hogar global.
Qué Dios bendiga a la Unión Soviética y a su pueblo.


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