SECCION III
¿Dónde Volverá Cristo?
Si
Cristo tiene que nacer como un hombre en la carne en esta tierra, y
no va a venir en cuerpo espiritual, seguramente nacerá en una cierta
nación elegida por Dios, en algún lugar predestinado.
¿Cuál será entonces el lugar predestinado y qué nación será la
elegida de Dios?
1. ¿VOLVERA CRISTO ENTRE EL PUEBLO JUDIO?
Algunos
cristianos creen que Cristo vendrá de nuevo entre el pueblo judío,
basándose en los siguientes relatos bíblicos: en el tiempo de la
Segunda Llegada, el número de los sellados será ciento cuarenta y
cuatro mil de todas las tribus de los hijos de Israel (Ap. 7:4);
Jesús dijo a sus discípulos: «...Yo os aseguro: no acabaréis de
recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre»
(Mt. 10:23). También dijo a los que le estaban escuchando: «Yo os
aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la
muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino» (Mt.
16:28). Sin embargo, con el fin de conocer la verdad sobre este
asunto, los cristianos deben conocer la providencia fundamental de
Dios.
En
otra ocasión (Mt. 21:33-43), Jesús indicó claramente, en su
parábola de los viñadores, que el Señor no volvería a la nación
que le persiguiera y le matara, sino que les quitaría el Reino de
Dios (la herencia) y se lo daría a la nación que rindiera sus
frutos (al tiempo de la Segunda Llegada).
En
esta parábola, Jesús quería decir que Dios es el propietario de la
viña, la herencia de Dios es la viña; la nación escogida de Israel
encargada de la herencia de Dios son los viñadores, Sus profetas son
los siervos; el Señor es el hijo del propietario y otra cierta
nación que será capaz de cumplir la voluntad de Dios recibiendo y
sirviendo al Señor de la Segunda Llegada son otros viñadores que
rinden sus frutos.
¿Por qué dijo Jesús que el
Señor iba a venir de nuevo a los hijos de Israel? Con el fin de
aclarar esta cuestión, estudiemos en primer lugar qué significa
realmente la palabra «Israel».
Israel
es un nombre que significa «el que prevaleció», y que recibió
Jacob del ángel del Señor después de haberlo vencido en la lucha
que mantuvo en el vado de Yabboq, con el fin de establecer la
posición de Abel para la ofrenda substancial (Gen. 32:28). Jacob, al
tener éxito en la ofrenda substancial después de establecer de este
modo la posición de Abel, pudo establecer el fundamento para el
Mesías a nivel familiar. Por consiguiente, su descendencia que
heredó esta voluntad sobre este fundamento es llamada «Israel».
Los elegidos de Dios, «Israel», significa entonces el pueblo de
Dios que ha triunfado por la fe, y no se refiere necesariamente a los
descendientes de Jacob.[
Por esto
Juan
Bautista dijo a los judíos: «No os contentéis con decir en vuestro
interior: `Tenemos por padre a Abraham'; porque os digo que puede
Dios de estas piedras dar hijos a Abraham» (Mt. 3:9). Pablo dijo:
«Pues no está en el exterior el ser judío, ni es circuncisión la
externa, la de la carne. El verdadero judío lo es en el interior, y
la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no
según la letra» (Rm. 2:28-29). Nuevamente, testificó, diciendo:
«no todos los descendientes de Israel son Israel» (Rm. 9:6).
Estas eran palabras de Pablo y las dijo para reprender a los judíos
que estaban orgullosos de ser la nación escogida simplemente porque
eran descendientes directos de Abraham, aunque no vivían de acuerdo
con la voluntad de Dios.
Por
lo tanto, se puede decir que los descendientes de Jacob eran el
pueblo escogido de Israel en el tiempo de su partida de Egipto, pero
dejaron de ser «Israel» cuando se rebelaron contra Dios en el
desierto. Por consiguiente, Dios los abandonó y todos perecieron en
el desierto, y Dios condujo a Canaán sólo a sus descendientes, los
que siguieron a Moisés, como el verdadero Israel. De los
descendientes que entraron en el país de Canaán, los del Reino del
Norte, que consistía de las diez tribus que se rebelaron contra
Dios, perecieron porque dejaron de ser la nación escogida de Israel;
sólo el Reino Sur de Judá, que se componía de las dos tribus que
siguieron la voluntad de Dios, pudo, como el verdadero pueblo
escogido de Israel, recibir a Jesús. Sin embargo, este pueblo judío
también perdió completamente su calificación como pueblo escogido
cuando lo crucificó a Jesús.
¿Cuál
fue,
entonces, el
pueblo escogido de Israel después de la muerte de Jesús en la cruz?
Fueron los fervientes cristianos, que tomando posesión de la fe de
Abraham, heredaron la misión que sus descendientes directos
fracasaron en llevar a cabo.
Por consiguiente, la Biblia aclara que el centro de la providencia de
Dios para la restauración ha sido trasladado de los israelitas a los
gentiles (Hch. 13:46), diciendo: «Su caída [la de los judíos] ha
traído la salvación a los gentiles, para llenarlos de celos» (Rm.
11:11). Por
esto, podemos comprender que el pueblo escogido de Israel, que debe
establecer el fundamento para el Mesías de la Segunda Llegada, no
son los descendientes directos de Abraham, sino los fervientes
cristianos que han heredado la fe de Abraham.
2. CRISTO VOLVERA A UNA NACION ORIENTAL
Como
dijo Jesús en Mateo 21:33 en una parábola, el pueblo judío al
entregar a Cristo a la cruz cayó en la posición de los viñadores
que mataron al hijo del propietario de la viña. ¿Qué nación será,
entonces, la que tomará sucesión de la herencia de Dios, quitada al
pueblo judío, y que rendirá sus frutos? La Biblia nos enseña que
es una nación de Oriente.
Leemos
en la Biblia (Ap. 5:1) que en la mano derecha de Dios había un
libro, escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos «Pero
nadie era capaz, ni en el cielo ni en la tierra, ni bajo la tierra,
de abrir el libro ni de leerlo», y Juan viendo esto lloraba
profusamente. Entonces, fue el Cordero y tomó el libro de la mano de
Dios que estaba sentado en el trono (Ap. 5:7) y abrió cada uno de
los siete sellos (Ap. 6:1).
Después
de leer el relato del Cordero cuando abre el sexto sello (Ap. 6:12),
y como una escena intermedia antes de la apertura del último sello,
está el relato de Apocalipsis 7.
La Biblia sigue diciendo en
Apocalipsis 7:2-4 que otro ángel subía de donde nace el sol con el
sello del Dios vivo, y selló a los siervos escogidos de Dios en sus
frentes y el número de los marcados con el sello fue ciento cuarenta
y cuatro mil. Está escrito de nuevo que estaba de pie el Cordero, el
Señor, y con él los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido
sellados (Ap. 14:1).
Por
estos versículos bíblicos, podemos saber que Cristo nacerá en un
país del Oriente, es decir, de donde nace el sol, y que pondrá un
sello sobre las frentes de los ciento cuarenta y cuatro mil, los
primeros escogidos de entre la gente de la tierra, con un nombre y el
nombre de su Padre (Ap. 14:1). Por consiguiente, vemos que la nación
que tomará posesión de la herencia de Dios y que producirá los
frutos para la Segunda Llegada del Señor está en el Oriente.
Entonces, ¿cuál de entre las muchas naciones del Oriente será la
nación escogida?
3. ESTA NACION DEL ORIENTE ES COREA
Ahora
sabemos, como se ha aclarado previamente, que Cristo no vendrá de
los descendientes lineales de Abraham, sino a la nación que tomará
su herencia y rendirá sus frutos; y que la nación que producirá
los frutos debe ser una de las naciones orientales. Desde
antiguo, por «naciones orientales» nos hemos referido a Corea,
Japón y China. De las tres, Japón es la nación que ha adorado a
Amaterasuomikami generación tras generación; además, en el período
de la Segunda Llegada era una nación totalitaria, y como se verá
más tarde, fue la nación que persiguió al Cristianismo de Corea.
China, siendo una nación comunista, está en el lado satánico
juntamente con Japón.
Por
consiguiente, la nación del Oriente donde vendrá Cristo sólo puede
ser Corea.
Ahora, probemos bajo varios puntos de vista basados en el Principio,
que Corea debe ser la nación que reciba al Señor de la Segunda
Llegada. La nación en la que volverá el Mesías debe cumplir las
siguientes condiciones:
(1) Esta nación debe establecer el fundamento nacional para la restauración por indemnización
Para
que Corea llegue a ser la nación que pueda recibir al Mesías, debe
establecer el fundamento nacional de 40 días de separación de
Satanás para la restauración cósmica de Canaán.
¿Por
qué motivos el pueblo coreano ha de establecer este fundamento? Si
el Señor debe venir en Corea, el pueblo coreano llegará a ser el
«Tercer Israel», la nación escogida de Dios. Los descendientes
directos de Abraham, que habían sido perseguidos en Egipto mientras
servían a la voluntad de Dios en la Era del Antiguo Testamento,
fueron el «Primer Israel», mientras que los cristianos, quienes,
acusados de herejes por el Primer Israel, se habían hecho cargo de
la providencia de la restauración sirviendo a Jesús resucitado,
fueron el «Segundo Israel».
Además, ya sabemos por afirmaciones previas, que el Señor será
acusado de hereje incluso por los cristianos, el «Segundo Israel»,
pues está profetizado en Lucas 17:25 que el Señor primero debe
padecer mucho, incluso en su Segunda Llegada, de igual manera que
ocurrió en los días de Noé. Si es así, Dios tendrá que abandonar
a los cristianos si persiguen al Señor de la Segunda Llegada, así
como abandonó al pueblo judío cuando rechazó a Jesús (Mt. 7:23).
Entonces el
pueblo coreano, que debe cumplir la tercera providencia de Dios
sirviendo al Señor de la Segunda Llegada se convertirá en el Tercer
Israel, la nación escogida.
El
Primer Israel sufrió 400 años de esclavitud en Egipto, que era el
mundo satánico en aquel tiempo, con el fin de establecer el
fundamento de 40 días de separación de Satanás para comenzar el
curso de la restauración nacional de Canaán. Del mismo modo, el
Segundo Israel también resistió y superó los 400 años de
persecución bajo el Imperio Romano, que era el mundo satánico en
aquel tiempo, con el fin de establecer el fundamento de 40 días de
separación de Satanás para comenzar el curso de la restauración
mundial de Canaán. Naturalmente, el pueblo coreano, siendo el Tercer
Israel, debe sufrir esclavitud por una cierta duración de tiempo
correspondiente al número 40, bajo una nación del lado satánico,
con el fin de establecer el fundamento de 40 días de separación de
Satanás, para comenzar el curso de la restauración cósmica de
Canaán. Este período fue en realidad el período de 40 años en el
que Corea sufrió persecución como estado vasallo del Imperio
japonés.
¿Bajo
qué circunstancias sufrió el pueblo coreano los 40 años de
esclavitud bajo el Imperio japonés? El control imperialista y
agresivo de Japón sobre Corea empezó conforme al «Tratado de
Protección de Eul-sa», que era un tratado por el que se confiaban
todos los derechos diplomáticos de Corea al cuidado del Ministerio
de Asuntos Exteriores del Imperio japonés y que fue concluido en
1905, entre Hiro-humi Ito de Japón y Wan Yong Lee de Corea, un
Ministro de Educación projaponés de aquella época. Japón privó a
Corea de sus derechos en todos los campos, como la política,
diplomacia y economía, controlando toda la administración
doméstica, por medio del gobernador y secretarios que los japoneses
pusieron en cada distrito. Esto constituyó el «Tratado de
Protección de Eul-sa».
Japón,
después de anexar a Corea por la fuerza en 1910, privó
completamente de libertad al pueblo coreano, encarcelando o
aniquilando a numerosos patriotas y aún peor, invadiendo el palacio
real e incluso asesinando a la Reina. Durante el Movimiento de
Independencia Coreano del día primero de marzo de 1919, los
japoneses mataron a innumerables buenos ciudadanos de Corea. Además,
en el tiempo del gran terremoto de Kanto en Japón en 1923, el pueblo
japonés, inventando rumores sin fundamento, masacró a innumerables
inocentes coreanos que vivían en Tokio. Mientras tanto, incontables
coreanos, que no podían soportar la tiranía japonesa, tuvieron que
emigrar al vasto desierto de Manchuria en busca de libertad, dejando
la fértil tierra de su patria en manos de los japoneses. Allí,
lucharon por la liberación de su patria, pasando inenarrables
penalidades y privaciones.
Los soldados japoneses, buscando patriotas coreanos de aldea en
aldea, detenían a veces aldeas enteras, incluyendo ancianos y
jóvenes, encerrándolos en un edificio y masacrándolos incendiando
el edificio. Japón continuó con esta tiranía hasta el día de la
caída del imperio. Los
coreanos que murieron en el tiempo del Movimiento de Independencia
Sam-il y en el desierto de Manchuria eran cristianos en su mayoría.
Además, hacia el fin del Gobierno Imperial, los japoneses forzaron a
los cristianos coreanos a dar culto en los templetes de Sinto y
encarcelaron o mataron a innumerables cristianos que se oponían a
hacerlo. Además, la política opresiva del imperialismo japonés
hacia la cristiandad coreana poco antes de su liberación el 15 de
agosto, fue atroz.
Sin embargo, con la admisión de la derrota en la Segunda Guerra
Mundial por el emperador japonés Hirohito, el pueblo coreano fue
liberado finalmente de la esclavitud.
De esta
forma, la
nación coreana, durante los 40 años que siguieron al «Tratado de
Protección de Eul-sa» en 1905, hasta su liberación en 1945, sufrió
persecuciones no menos severas que las que sufrieron el Primer Israel
y el Segundo Israel en Egipto y en el Imperio Romano respectivamente.
Ya que el movimiento de independencia nació principalmente de entre
los cristianos dentro del país y en el extranjero, fueron en su
mayoría los cristianos quienes sufrieron las persecuciones.
(2) Esta nación debe ser al mismo tiempo la línea de frente de Dios y de Satanás
Ya que Dios
bendijo a Adán para que tuviese dominio sobre toda la creación,
Dios tenía que permitir a Satanás realizar antes que El, el mundo
fuera del Principio según el modelo de las bendiciones. Dios ha
estado restaurando este mundo al lado celestial. Por consiguiente, en
la consumación de la historia humana, como se ha expuesto
anteriormente, este mundo será dividido necesariamente en dos: la
democracia y el comunismo. Dado que el Señor viene con el fin de
restaurar el mundo caído en el mundo original de la creación, es
evidente que Dios debe realizar Su providencia para restaurar el
mundo comunista al lado celestial, centrado en el país adonde va a
venir el Señor de la Segunda Llegada. Por lo tanto, Corea,
donde vendrá el Señor, debe llegar a ser la primera línea del
inmenso amor de Dios y al mismo tiempo la primera línea del
creciente odio de Satanás; en otras palabras, donde las dos
potencias de la democracia y del comunismo deben estar en pugna entre
sí. El paralelo 38 de Corea se estableció conforme a esta
providencia de la restauración.
La
ofrenda del sacrificio tiene que estar en la línea de rivalidad
entre Dios y Satanás, como condición por la que se determina que es
correcta. Ya que el pueblo coreano es la ofrenda del sacrificio como
nación situada en esta línea para la restauración universal, Dios
tiene que cortar este sacrificio nacional en dos, al igual que hizo
cortar a Abraham sus ofrendas. Esto es por lo que Corea está
dividida en dos por el paralelo 38, separada en dos naciones: una de
tipo Caín y otra de tipo Abel.
Naturalmente,
este paralelo 38 es precisamente la línea de frente de la democracia
y del comunismo y al mismo tiempo la línea de frente de Dios y
Satanás.
Por
consiguiente, la guerra que estalló el 25 de junio de 1950 a lo
largo del paralelo 38 de Corea, no fue meramente un conflicto entre
compatriotas causado por la separación de la tierra, sino la
confrontación entre los dos mundos de la democracia y del comunismo,
y además, la confrontación entre Dios y Satanás.
Ya que este conflicto asumió un carácter mundial por el propósito
de la providencia de la restauración, la movilización de muchas
naciones miembros de la O.N.U. en la guerra de Corea les permitió
participar inconscientemente en la providencia de Dios, obrando para
la liberación de la patria.
Cuando
cayeron los primeros antepasados humanos, el lado celestial y el lado
satánico se dividieron.
Por consiguiente, la vida y la muerte, el bien y el mal, el amor y el
odio, la alegría y la tristeza, también se dividieron en ese
momento, y han estado en pugna durante el largo período de la
historia desde entonces. Los
pares en lucha se dividieron respectivamente en los dos mundos de la
democracia y del comunismo. Estos volvieron a estar de nuevo en lucha
a nivel mundial centrados en Corea. Por ello, Corea se ha enfrentado
con un gran caos, luchando entre sí religiones e ideologías,
políticas y economías; todo esto influye gradualmente en el mundo
entero.
Debido a que estos tipos de fenómenos, que surgen primeramente en el
mundo espiritual, deben desarrollarse substancialmente centrados en
Corea que es el centro de la providencia de la restauración, para
ampliarse cada vez más hasta llegar a ser mundiales. Sin embargo,
debemos
saber que la aparición de tal caos es la señal de la venida del
mundo de un nuevo orden, tal como está escrito: «...cuando ya sus
ramas están tiernas y brotan las hojas, caéis en cuenta de que el
verano está cerca» (Mt. 24:32).
Cuando
los fariseos le preguntaron a Jesús acerca del lugar de la Segunda
Llegada, Jesús respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también
se congregarán los buitres» (Lc. 17:37). La vida eterna y la muerte
eterna deben enfrentarse entre sí en Corea, que es la línea de
frente de Dios y la línea de frente de Satanás. Por consiguiente,
Satanás, simbolizado por los buitres debe reunirse aquí en busca de
la gente de muerte, mientras que el Señor viene también a esta
tierra en busca de la gente de vida.
(3) Esta nación debe ser el objeto del corazón de Dios
Con
el fin de llegar a ser el objeto del corazón de Dios, debemos seguir
en primer lugar el camino de sangre, sudor y lágrimas.
Estando bajo el dominio de Satanás, el hombre llegó a ponerse en
oposición a Dios. Por consiguiente, Dios, con un corazón paternal,
lleno de tristeza por la pérdida de sus hijos ha vagado en el mundo
de pecado para salvarlos de la corrupción. Con el fin de salvar a la
humanidad, que se había rebelado contra El, tuvo que ver cómo Sus
queridos hijos fueron sacrificados por Satanás, sufriendo finalmente
el dolor de tener que entregar a Su hijo Jesús a la cruz. Por lo
tanto, desde la caída del hombre hasta el presente Dios se ha
afligido día tras día, de igual manera, cualquier individuo, hogar
o nación que ha luchado contra el mundo satánico por la voluntad de
Dios no ha podido evitar el camino de sangre, sudor y lágrimas.
Siendo
nosotros los hijos que seguimos el camino de piedad filial y de
lealtad como objetos del corazón paternal que sufre tanto, ¿cómo
podemos esperar estar cómodos y satisfechos?
La nación que reciba al Mesías debe seguir el camino de sangre,
sudor y lágrimas, porque Su pueblo debe llegar a ser hijos de piedad
filial poniéndose como el objeto del afligido corazón de Dios.
Puesto que el Primer Israel siguió el camino de la tribulación, el
Segundo Israel hizo lo mismo. El pueblo coreano, como Tercer Israel,
también debe seguir necesariamente el mismo camino. El
curso histórico de indescriptible miseria que ha sufrido el pueblo
coreano, era el camino necesario que debían seguir como pueblo
elegido de Dios. Por consiguiente, el camino de la aflicción ha
llevado al pueblo coreano a una gran bienaventuranza.
A
continuación, la nación que ha de ser el objeto del corazón de
Dios, debe ser necesariamente un pueblo bueno a los ojos de Dios. La
nación coreana es un pueblo de linaje homogéneo, que tiene una
larga historia de más de 4.000 años. Incluso durante las dinastías
de Koguryo y Shila, cuando el poder nacional estaba en su mejor
estado, Corea sólo repelió a las potencias extranjeras que la
agredieron, pero ni una sola vez invadió a otros países.
Viendo que la primera naturaleza de Satanás es su arrogancia
agresiva, es evidente, considerándolo simplemente bajo este aspecto
que el pueblo coreano está en el lado celestial. La
estrategia de Dios ha sido siempre la de lograr la victoria desde la
posición de ser atacado. Por consiguiente, aunque han sido
sacrificados innumerables profetas y hombres buenos en el curso de la
historia, y aunque Dios dejó que Su hijo Jesús fuese crucificado,
el resultado siempre ha sido una victoria para Dios. Tanto en la
Primera como en la Segunda Guerra Mundial, el lado satánico fue
siempre el primero en atacar, pero en ambas ocasiones el lado
celestial logró la victoria. De la misma forma, el pueblo coreano ha
sido invadido por innumerables naciones en el curso de la historia.
No obstante, esto sólo fue para lograr la victoria final como la
nación del lado celestial.
El
pueblo coreano está dotado por naturaleza con un don religioso.
Su naturaleza religiosa siempre le ha impulsado a buscar, aparte de
la realidad, lo que está más allá de ella. Por ello, la nación
coreana, que está dotada con un fuerte respeto a Dios, desde tiempos
muy lejanos cuando su nivel cultural era bajo hasta el presente nunca
ha valorado ninguna religión que persiga la felicidad diaria
deificando indignamente objetos naturales. El
pueblo coreano, como nación, tiene un carácter nacional que valora
sumamente la lealtad, la piedad filial y la virtud.
Esta tendencia, proveniente de la corriente interna de su carácter
nacional que valora la lealtad, la piedad filial y la virtud, hace
que esta nación, en general, aprecie historias tan nobles como «Chun
Hyung» y «Shim Chung».
(4) Esta nación debe tener testimonios proféticos entre el pueblo
Referente
al testimonio profético revelado a la nación coreana, en primer
lugar, sabemos que esta nación tiene una idea mesiánica conforme a
la revelación dada a su pueblo.
El Primer Israel creía, por los testimonios de sus profetas (Ml.
3:20-23, Is. 60:1-22), que el Mesías vendría en el futuro como su
Rey y que salvaría al pueblo estableciendo el Reino. El Segundo
Israel siguió el difícil camino de la fe en la esperanza de que el
Mesías volviese.
Del mismo
modo, la
nación coreana, como el Tercer Israel, ha creído desde hace 500
años en tiempo del reinado de la dinastía Yi en la profecía de que
el Rey de Justicia aparecería en esta tierra y que estableciendo el
Milenio recibiría tributos de todos los países del mundo. Esta fe
ha alentado al pueblo a sufrir el amargo curso de la historia,
esperando el tiempo de su venida. Esta era realmente la idea
mesiánica que el pueblo coreano creía conforme al «Chung Gam Nok»,
un libro de profecía.
Dado que incluye la profecía de que aparecería un nuevo rey en
Corea, los gobernantes han declarado a esta ideología fuera de la
ley. Además, los gobernantes durante el régimen japonés, la
suprimieron, quemando los libros con el fin de destruirla. Después
de la introducción del Cristianismo esta idea fue considerada como
una superstición. No obstante, esta expectación mesiánica, que
está profundamente arraigada en el alma coreana, ha sido
continuamente transmitida hasta el tiempo presente. Correctamente
interpretado, el
Rey de Justicia _Chung-Do Ryung (la persona que viene con las
palabras de justicia de Dios) a quien ha esperado por tanto tiempo el
pueblo coreano, es el nombre al estilo coreano del Señor de la
Segunda Llegada. Dios reveló por medio del Chung Gam Nok, antes de
la introducción del Cristianismo en Corea, que el Mesías volvería
a Corea en el futuro.
Hoy día muchos eruditos han descubierto que la mayoría de las
profecías escritas en este libro coinciden con las de la Biblia.
En
segundo lugar, es una realidad que los creyentes de cada religión
dentro de esta nación están recibiendo revelaciones de que el
fundador de su religión volverá a Corea.
Como se ha expuesto con detalle en la Parte I, Cap. III, en realidad,
desde el punto de vista de la historia del desarrollo de las esferas
culturales, todas las religiones tienden a unirse en una religión;
es decir, el Cristianismo. El Cristianismo en los Ultimos Días es la
religión final que puede cumplir el propósito de las otras
innumerables religiones que han surgido hasta ahora. Por
consiguiente, Cristo, que viene de nuevo como el centro del
Cristianismo, debe cumplir totalmente el propósito de todas las
religiones, que sus respectivos fundadores proyectaron realizar
durante sus vidas en la tierra. Por lo tanto, el Señor de la Segunda
Llegada, desde el punto de vista de su misión, representa la segunda
venida del fundador de cada religión (ref. Parte I, Cap. V, Sec. II,
4). Naturalmente, los fundadores de muchas religiones, cuyos
seguidores piensan que volverán a Corea a cumplir su expectativa de
acuerdo a lo que recibieron por revelación, no volverán como
individuos diferentes sino que volverán a través de un gran
personaje, el Señor de la Segunda Llegada. Cada
grupo religioso ha recibido revelaciones diferentes referentes a la
Segunda Llegada del Señor. El Budismo dice que Miruk-Bul (Buda) va a
venir, mientras que el Confucionismo dice que vendrá Jin-In (Hombre
Verdadero), el Chun-Doismo dice que vendrá Choi Su Un (su fundador),
y el grupo Chung-Gam-Nok dice que vendrá Chung-Do Ryung (Hombre con
Palabras Verdaderas).
En
tercer lugar, podemos señalar el hecho de que están apareciendo
como bambú después de la lluvia muchas señales espirituales que se
refieren a la venida del Señor a Corea. La palabra de la promesa de
que Dios derramará Su espíritu sobre toda carne (Hch. 2:17) se está
realizando entre el pueblo coreano de hoy. Por consiguiente, un sin
número de hombres religiosos están recibiendo revelaciones muy
claras sobre la Segunda Llegada del Señor a Corea de muchos modos
diferentes, tomando contacto con muchos hombres espirituales de
diversos niveles: desde el ámbito de los espíritus seculares hasta
el reino de los espíritus del nivel del paraíso.
Sin embargo, los
líderes del mundo cristiano actual, debido a su ignorancia
espiritual, no han reaccionado todavía y han rehusado prestar
atención a tales cosas.
Esto es similar a lo que sucedió en los días de Jesús, cuando los
jefes de los sacerdotes y rabinos, que deberían haber sido los
primeros en saber de la venida del Mesías, ignoraban enteramente el
hecho debido a su ignorancia espiritual, mientras que por otro lado,
los astrólogos y los pastores tenían conocimiento del mensaje por
revelación.
Jesús
dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
has ocultado estas cosas a sabios y prudentes, y se las has revelado
a pequeños» (Mt. 11:25). Por esto, Jesús se lamentaba de la
ignorancia espiritual de los líderes del judaísmo y al mismo tiempo
agradecía a Dios por derramar gracia, revelando cosas celestiales a
los creyentes de aquel tiempo, que eran inocentes como niños aunque
no instruidos.
(5) Todos los aspectos de la cultura y de la civilización deben dar fruto en esta nación
Como ya se
ha mencionado (ref. Parte
I, Cap. III, Sec. V,
1), los problemas fundamentales del hombre podrán resolverse
totalmente y realizarse entonces el mundo ideal de la creación de
Dios, únicamente por la unificación de la religión y la ciencia, o
de la civilización espiritual y la material, que se han desarrollado
para superar los dos aspectos de la ignorancia del hombre. El
mundo que el Señor debe realizar en la Segunda Llegada debe ser un
mundo en el que la ciencia se haya desarrollado hasta un elevado
grado, de modo que todas las culturas que se han desarrollado en el
curso vertical de la historia en la providencia de la restauración,
puedan ser restauradas a la vez, horizontalmente, en la sociedad
centrada en el Señor de la Segunda Llegada, realizando así la
sociedad cultural del más alto grado.
Por consiguiente, toda
la religión y la ciencia -y por ello, los dos aspectos de la
cultura, la espiritual y la material- deben ser absorbidos y
armonizados bajo una sola verdad centrados en Corea; produciendo
frutos que pertenezcan al mundo ideal del deseo de Dios.
En primer
lugar, todos los aspectos de la civilización avanzada en el
continente deben dar fruto también en Corea. Por consiguiente, la
cultura continental de la era antigua, nacida en Egipto, se trasladó
para formar la cultura peninsular de Grecia, Roma e Iberia. Esta
cultura peninsular se desplazó de nuevo para formar la cultura
insular de Inglaterra. Entonces, la cultura insular llegó a ser la
cultura continental de América y volvió a la cultura insular de
Japón. Ahora, este ciclo de peregrinación de la cultura debe ser
completado y finalizado con la cultura peninsular en la tierra de
Corea, adonde Cristo ha de volver.
En
segundo lugar, el aspecto de la civilización que se refiere a ríos
y mares debe dar fruto en la cultura oceánica del Pacífico, donde
está ubicada Corea.
La
cultura fluvial que se desarrolló en primer lugar en los ríos Nilo,
Tigris y Eufrates, se trasladó hasta formar la cultura mediterránea
centrada en Grecia, Roma, España y Portugal; después, esta cultura
mediterránea se trasladó de nuevo para formar la cultura atlántica
centrada en Inglaterra y América; esta cultura dará fruto
finalmente como la cultura del Pacífico, donde América, Japón y
Corea tienen igualmente situadas sus líneas costeras.
En
tercer lugar, el aspecto de la civilización que se refiere al clima
debe dar también fruto en Corea.
Desde
el punto de vista del clima, la acción y multiplicación de todos
los seres vivos comienza en primavera, florece en verano, da fruto en
otoño y después de la cosecha son almacenados durante el invierno.
El ciclo de primavera, verano, otoño e invierno, no se repite
solamente cada año. Examinando la unidad del día, encontramos que
la mañana se corresponde a la primavera, el mediodía al verano, la
tarde al otoño y la noche al invierno. Por otra parte, la infancia,
juventud, madurez y vejez de la vida de un hombre también sigue este
modelo; y toda la historia humana, también se ha desarrollado así.
Esto es porque Dios creó el mundo bajo el principio del cambio
climático.
Dios
creó a Adán y Eva en la primavera. Por consiguiente, la
civilización de la humanidad tenía que comenzar como la
civilización de la zona templada del Edén, ser trasladada a la
civilización de la zona tropical como verano y después de
trasladarse a la civilización de la zona fría del otoño, tenía
que llegar finalmente a la civilización de la zona helada del
invierno. Pero, debido a la caída, el hombre cayó un estado
salvaje. No siendo capaz de producir la civilización de la zona
templada, vivió una vida primitiva en la zona tropical. De este
modo, se produjo la civilización de la zona tropical en el antiguo
continente de Egipto. Esta, trasladada del continente a la
civilización peninsular (Grecia, Roma e Iberia) y a la insular
(Inglaterra), produjo la civilización de la zona fría. Transferida
de nuevo al continente (Rusia), produjo la civilización de la zona
helada. Ahora es el tiempo cuando debe producirse la civilización de
la zona templada del Nuevo Edén en la cultura peninsular. Esto debe
ser necesariamente realizado en Corea, donde todos los aspectos de la
civilización deben dar fruto.
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