domingo, 20 de noviembre de 2016

La Predestinación del Hombre - El Principio divino


SECCION III

La Predestinación del Hombre

Adán y Eva podrían haber sido los buenos antepasados humanos si hubieran cumplido sus partes de responsabilidad, obedeciendo el mandamiento de Dios de no comer del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, pero ellos fallaron en hacerlo. Por lo tanto, Dios no los predestinó absolutamente, para que fueran buenos antepasados humanos. En el caso de los hombres caídos, un hombre elegido puede llegar a ser la persona predestinada por Dios sólo cuando cumple su propia parte de responsabilidad. Por consiguiente, Dios no puede predestinar a una cierta persona con la absoluta certeza de que llegará a ser lo que ha sido predestinado.
¿En qué grado Dios predestina al hombre? En la realización de Su voluntad, centrada en una cierta persona, Dios la establece con la condición indispensable de que cumpla su propia parte de responsabilidad. Por lo tanto, Dios, al predestinar a una persona para una cierta misión, determina que la persona llegará a ser lo que ha sido predestinado solamente cuando se realice el cien por ciento de la voluntad centrada en la persona, sumando el cumplimiento del noventa y cinco por ciento de la parte de responsabilidad de Dios y el cinco por ciento de la parte de responsabilidad del hombre. Por consiguiente, si la persona falla en cumplir su propia parte de responsabilidad, no puede llegar a ser la persona predestinada por Dios.
Por ejemplo, cuando Dios eligió a Moisés, El lo predestinó para ser el gran líder que pudiera llevar al pueblo elegido a Canaán, pero lo sería sólo si cumplía su propia parte de responsabilidad (Ex. 3 :10). Cuando en Cadés, Moisés traicionó la voluntad de Dios golpeando la roca dos veces, la predestinación de Dios no llegó a cumplirse; él murió antes de llegar al lugar elegido (Num. 20:7-12, 20:24, 27:14). De igual manera, cuando Dios escogió a Judas Iscariote, lo predestinó para que fuera un apóstol de Jesús si cumplía su propia parte de responsabilidad con lealtad. Sin embargo, como Judas falló, la predestinación de Dios no se cumplió y Judas se convirtió en un traidor.
Cuando Dios llamó al pueblo judío, El predestinó que fueran la gloriosa nación elegida, pero sólo cuando cumplieran su parte de responsabilidad mediante su fe y servicio. No obstante, la predestinación no se realizó, porque ellos entregaron a Jesús para que fuera crucificado y, por esto, la nación elegida fue destruida.
A continuación, examinemos las condiciones y calificaciones para llegar a ser la figura central predestinada por Dios en la providencia de la restauración. El propósito de la providencia divina de la salvación es restaurar al mundo caído, al mundo original de la creación. Todos los hombres caídos están predestinados a ser salvados, aunque pueda variar el tiempo de su salvación (2 P. 3 :9). De igual forma que hubo un proceso en Su creación, así también la providencia de la salvación, que es la providencia de la recreación, no se puede realizar en un instante. Entonces, esta providencia amplía gradualmente su radio de acción hasta abarcarlo todo, comenzando por «uno». Así en la predestinación de la providencia de la salvación, Dios primero predestina a la figura central y la llama para la misión.
¿Qué condiciones y calificaciones debe tener esta figura central? Primeramente, debe nacer en la nación escogida para cumplir la providencia de la restauración. A continuación, aunque sea de la nación elegida, debe ser descendiente de antepasados que hayan hecho muchas obras buenas. Aunque sea descendiente de buenos antepasados, debe estar dotado con una disposición natural adecuada a la realización de la voluntad.
Aún cuando un hombre tenga estas calificaciones, debe en consecuencia tener buenas condiciones exteriores en las cuales crecer y trabajar durante su vida. Aún así, de entre estas personas, Dios selecciona en primer lugar al individuo con la preparación más completa en el tiempo y lugar apropiado a la providencia de Dios.

SECCION IV

Aclaración de los Versículos Bíblicos que Parecen Justificar la Teoría de la Predestinación

Hemos aclarado muchos problemas sobre la predestinación de Dios. Pero aún queda por resolver el problema de cómo explicar los relatos bíblicos, como los enumerados en la introducción a este capítulo, que están escritos como si todas las cosas ocurrieran por la predestinación absoluta de Dios.
Expliquemos primero el significado de Romanos 8 :29-30, que dice:
«Pues a los que de antemano conoció, también los predestinó... y a los que predestinó, a ésos también los llamó; y a los que llamó, a ésos también los justificó; a los que justificó, a ésos también glorificó».
Dios, siendo omnisciente, conoce de antemano a quienes están capacitados para ser la figura central en la providencia de la restauración (Sec. III). Por consiguiente, Dios predestina y llama a la persona que conoce de antemano, con el fin de cumplir la providencia de la restauración. Llamar a la persona es la parte de responsabilidad de Dios, pero esto solo no significa que la persona vaya a ser justificada y finalmente glorificada por Dios. Debe cumplir su propia parte de responsabilidad en la posición de una persona llamada por Dios, antes de poder ser justificada; sólo después de ello, será glorificada por Dios. Está predestinado que el hombre pueda disfrutar de la gloria de Dios sólo después de cumplir su propia parte de responsabilidad. En la Biblia no hay ninguna palabra sobre la parte de responsabilidad del hombre, por lo que parece que todo se realiza meramente por la predestinación absoluta de Dios.
La Biblia en Romanos 9 :15-16, dice:
«Seré misericordioso con quien lo sea; me apiadaré de quien me apiade. Por tanto, no se trata de querer o de correr, sino de que Dios tenga misericordia».
Como aclaramos anteriormente, Dios escoge al más adecuado para la realización del propósito de la restauración, conociendo de antemano sus cualidades. Por tanto, es el privilegio de Dios elegir a esta persona y tener misericordia y apiadarse de ella. No depende del deseo o los esfuerzos del hombre. Estos versículos están dados para resaltar el poder y la gracia de Dios.
De nuevo Romanos 9:21, dice:
«¿Es que el alfarero no es dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para usos nobles y otras para usos despreciables?»
Ya ha sido dicho que Dios estableció la propia parte de responsabilidad del hombre como una condición para elevarlo a la posición de señor de toda la creación y darle el máximo amor, haciendo que éste refleje Su naturaleza creativa. Sin embargo, el hombre cayó, violando esta condición; por ello se convirtió en un ser sin valor, casi como basura, Así, este versículo fue dado para enseñar a la gente que esta clase de hombres no tienen ningún derecho a quejarse ante Dios, cualquiera sea la manera como los trate.
Además, la Biblia afirma que Dios amó a Jacob pero odió a Esaú, y que «el mayor servirá al menor» (Rm. 9:10-13). ¿Cuál debió ser la razón para que Dios amara a Jacob y odiara a Esaú cuando aún no habían nacido ni habían hecho nada bueno o malo? Fue para cumplir el plan de Dios en el curso de la providencia de la restauración. Esto se explicará más detalladamente en la sección que trata de la providencia de la restauración centrada en la familia de Abraham (ref. Parte II, Cap. I, Sec. III). Debemos comprender aquí que Dios dio dos hijos a Isaac, Esaú y Jacob, porque debía ser restaurada por indemnización la primogenitura, que no había sido cumplida cuando Caín mató a Abel en la familia de Adán. Dios pensó hacer esto poniendo a los dos hermanos en las posiciones de Caín y Abel, haciendo que Jacob (en la posición de Abel) lograra que Esaú (en la posición de Caín) abandonara su intención de matarlo. Dios dijo eso debido a que Esaú, estando en la posición de Caín, podía recibir el odio de Dios, mientras que Jacob, estando en la posición de Abel, podía recibir Su amor.
En realidad, que Dios amara u odiara a uno o a otro, dependía del cumplimiento de sus respectivas partes de responsabilidad. De hecho, Esaú, al someterse en obediencia a Jacob, recibió la misma bendición de amor que Jacob, aunque fuera propenso a ser odiado por Dios. Por el contrario, Jacob, aunque estaba en la posición de ser amado por Dios, no habría recibido este amor si hubiera fallado en cumplir su parte de responsabilidad.
El que haya aparecido un hombre como Calvino, que mantuvo obstinadamente su «teoría de la predestinación», y que mucha gente haya creído en esta teoría durante mucho tiempo, fue debido a la ignorancia de la relación entre la parte de responsabilidad del hombre y la de Dios, al cumplir el propósito de la providencia de la restauración.

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