SECCION III
La Predestinación del Hombre
Adán
y Eva podrían haber sido los buenos antepasados humanos si hubieran
cumplido sus partes de responsabilidad, obedeciendo el mandamiento de
Dios de no comer del fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del
Mal, pero ellos fallaron en hacerlo. Por lo tanto, Dios no los
predestinó absolutamente, para que fueran buenos antepasados
humanos.
En el caso de los hombres caídos, un hombre elegido puede llegar a
ser la persona predestinada por Dios sólo cuando cumple su propia
parte de responsabilidad. Por consiguiente, Dios no puede predestinar
a una cierta persona con la absoluta certeza de que llegará a ser lo
que ha sido predestinado.
¿En qué
grado Dios predestina al hombre? En la realización de Su voluntad,
centrada en una cierta persona, Dios la establece con la condición
indispensable de que cumpla su propia parte de responsabilidad. Por
lo tanto, Dios,
al predestinar a una persona para una cierta misión, determina que
la persona llegará a ser lo que ha sido predestinado solamente
cuando se realice el cien por ciento de la voluntad centrada en la
persona, sumando el cumplimiento del noventa y cinco por ciento de la
parte de responsabilidad de Dios y el cinco por ciento de la parte de
responsabilidad del hombre. Por consiguiente, si la persona falla en
cumplir su propia parte de responsabilidad, no puede llegar a ser la
persona predestinada por Dios.
Por ejemplo,
cuando
Dios eligió a Moisés,
El lo predestinó para ser el gran líder que pudiera llevar al
pueblo elegido a Canaán, pero lo sería sólo si cumplía su propia
parte de responsabilidad (Ex. 3 :10). Cuando en Cadés, Moisés
traicionó la voluntad de Dios golpeando la roca dos veces, la
predestinación de Dios no llegó a cumplirse; él murió antes de
llegar al lugar elegido (Num. 20:7-12, 20:24, 27:14). De igual
manera, cuando
Dios escogió a Judas Iscariote,
lo predestinó para que fuera un apóstol de Jesús si cumplía su
propia parte de responsabilidad con lealtad. Sin embargo, como Judas
falló, la predestinación de Dios no se cumplió y Judas se
convirtió en un traidor.
Cuando
Dios llamó al pueblo judío,
El predestinó que fueran la gloriosa nación elegida, pero sólo
cuando cumplieran su parte de responsabilidad mediante su fe y
servicio. No obstante, la predestinación no se realizó, porque
ellos entregaron a Jesús para que fuera crucificado y, por esto, la
nación elegida fue destruida.
A
continuación, examinemos
las condiciones y calificaciones para llegar a ser la figura central
predestinada por Dios en la providencia de la restauración.
El propósito de la providencia divina de la salvación es restaurar
al mundo caído, al mundo original de la creación. Todos los hombres
caídos están predestinados a ser salvados, aunque pueda variar el
tiempo de su salvación (2 P. 3 :9). De
igual forma que hubo un proceso en Su creación, así también la
providencia de la salvación, que es la providencia de la recreación,
no se puede realizar en un instante. Entonces, esta providencia
amplía gradualmente su radio de acción hasta abarcarlo todo,
comenzando por «uno». Así en la predestinación de la providencia
de la salvación, Dios primero predestina a la figura central y la
llama para la misión.
¿Qué
condiciones y calificaciones debe tener esta figura central?
Primeramente, debe nacer en la nación escogida para cumplir la
providencia de la restauración. A continuación, aunque sea de la
nación elegida, debe ser descendiente de antepasados que hayan hecho
muchas obras buenas. Aunque sea descendiente de buenos antepasados,
debe estar dotado con una disposición natural adecuada a la
realización de la voluntad.
Aún
cuando un hombre tenga estas calificaciones, debe en consecuencia
tener buenas condiciones exteriores en las cuales crecer y trabajar
durante su vida. Aún así, de entre estas personas, Dios selecciona
en primer lugar al individuo con la preparación más completa en el
tiempo y lugar apropiado a la providencia de Dios.
SECCION IV
Aclaración de los Versículos Bíblicos que Parecen Justificar la Teoría de la Predestinación
Hemos
aclarado muchos problemas sobre la predestinación de Dios. Pero aún
queda por resolver el problema de cómo
explicar los relatos bíblicos,
como los enumerados en la introducción a este capítulo, que
están escritos como si todas las cosas ocurrieran por la
predestinación absoluta de Dios.
Expliquemos
primero el significado de Romanos 8 :29-30,
que dice:
«Pues a los que de antemano
conoció, también los predestinó... y a los que predestinó, a ésos
también los llamó; y a los que llamó, a ésos también los
justificó; a los que justificó, a ésos también glorificó».
Dios, siendo
omnisciente, conoce de antemano a quienes están capacitados para ser
la figura central en la providencia de la restauración (Sec. III).
Por consiguiente, Dios predestina y llama a la persona que conoce de
antemano, con el fin de cumplir la providencia de la restauración.
Llamar a la persona es la parte de responsabilidad de Dios, pero esto
solo no significa que la persona vaya a ser justificada y finalmente
glorificada por Dios. Debe cumplir su propia parte de responsabilidad
en la posición de una persona llamada por Dios, antes de poder ser
justificada; sólo después de ello, será glorificada por Dios. Está
predestinado que el hombre pueda disfrutar de la gloria de Dios sólo
después de cumplir su propia parte de responsabilidad.
En la Biblia no hay ninguna palabra sobre la parte de responsabilidad
del hombre, por lo que parece que todo se realiza meramente por la
predestinación absoluta de Dios.
La Biblia en
Romanos
9 :15-16,
dice:
«Seré misericordioso con
quien lo sea; me apiadaré de quien me apiade. Por tanto, no se trata
de querer o de correr, sino de que Dios tenga misericordia».
Como
aclaramos anteriormente, Dios escoge al más adecuado para la
realización del propósito de la restauración, conociendo de
antemano sus cualidades. Por tanto, es
el privilegio de Dios elegir a esta persona y tener misericordia y
apiadarse de ella. No depende del deseo o los esfuerzos del hombre.
Estos versículos están dados para resaltar el poder y la gracia de
Dios.
De nuevo
Romanos
9:21,
dice:
«¿Es que el alfarero no es
dueño de hacer de una misma masa unas vasijas para usos nobles y
otras para usos despreciables?»
Ya ha sido
dicho que Dios estableció la propia parte de responsabilidad del
hombre como una condición para elevarlo a la posición de señor de
toda la creación y darle el máximo amor, haciendo que éste refleje
Su naturaleza creativa. Sin embargo, el
hombre
cayó, violando esta condición; por ello se
convirtió en un ser sin valor, casi como basura, Así, este
versículo fue dado para enseñar a la gente que esta clase de
hombres no tienen ningún derecho a quejarse ante Dios, cualquiera
sea la manera como los trate.
Además, la
Biblia afirma que Dios amó a Jacob pero odió a Esaú, y que «el
mayor servirá al menor» (Rm.
9:10-13).
¿Cuál debió ser la razón para que Dios amara a Jacob y odiara a
Esaú cuando aún no habían nacido ni habían hecho nada bueno o
malo? Fue
para cumplir el plan de Dios en el curso de la providencia de la
restauración.
Esto se explicará más detalladamente en la sección que trata de la
providencia de la restauración centrada en la familia de Abraham
(ref. Parte II, Cap. I, Sec. III). Debemos comprender aquí que Dios
dio dos hijos a Isaac, Esaú y Jacob, porque debía ser restaurada
por indemnización la primogenitura, que no había sido cumplida
cuando Caín mató a Abel en la familia de Adán. Dios pensó hacer
esto poniendo a los dos hermanos en las posiciones de Caín y Abel,
haciendo que Jacob (en la posición de Abel) lograra que Esaú (en la
posición de Caín) abandonara su intención de matarlo. Dios dijo
eso debido a que Esaú, estando en la posición de Caín, podía
recibir el odio de Dios, mientras que Jacob, estando en la posición
de Abel, podía recibir Su amor.
En realidad, que Dios amara u
odiara a uno o a otro, dependía del cumplimiento de sus respectivas
partes de responsabilidad. De hecho, Esaú, al someterse en
obediencia a Jacob, recibió la misma bendición de amor que Jacob,
aunque fuera propenso a ser odiado por Dios. Por el contrario, Jacob,
aunque estaba en la posición de ser amado por Dios, no habría
recibido este amor si hubiera fallado en cumplir su parte de
responsabilidad.
El
que haya aparecido un hombre como Calvino, que mantuvo obstinadamente
su «teoría de la predestinación», y que mucha gente haya creído
en esta teoría durante mucho tiempo, fue debido a la ignorancia de
la relación entre la parte de responsabilidad del hombre y la de
Dios, al cumplir el propósito de la providencia de la restauración.
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