SECCION IV
Los Ultimos Días y los Días Actuales
Cuando
Jesús habló acerca de la futura muerte de Pedro, Pedro le preguntó
qué sería de Juan, Jesús le contestó diciendo: «Si quiero que se
quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? » (Jn. 21:18-22). Los
discípulos oyendo esto, pensaron que Jesús volvería durante la
vida de Juan. Además, Jesús les dijo a sus discípulos: «...no
acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo
del hombre» (Mt. 10 :23) y de nuevo dijo: «Yo os aseguro: entre los
aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean
al hijo del hombre venir en su Reino» (Mt. 16 :28). Debido a tales
palabras, no sólo los discípulos de Jesús, sino también numerosos
cristianos desde entonces han creído que el Señor podría venir en
sus vidas, y siempre estaban obsesionados por el sentimiento de
tensión que sus días eran los Ultimos Días. Esto es debido a que
desconocían el significado fundamental de los Ultimos Días.
Examinando
el fenómeno de cómo se van restaurando las tres grandes
bendiciones, que Dios estableció como el propósito de Su
providencia de la restauración, podemos probar que hoy estamos en
los Ultimos Días.
Por
esta razón, Jesús dijo:
«De
la higuera aprended esta parábola; cuando ya sus ramas están
tiernas y brotan las hojas, caed en la cuenta de que el verano está
cerca. Así también vosotros, cuando veáis todo esto, caed en
cuenta de que El está cerca, a las puertas» (Mt. 24:32-33).
1. EL FENOMENO DE LA RESTAURACION DE LA PRIMERA BENDICION
Como ya se
explicó en «Los Principios de la Creación», la
primera bendición de Dios prometió a Adán y Eva era la perfección
de su individualidad.
Según los siguientes fenómenos, podemos decir que la providencia de
Dios de la restauración de los hombres caído a su estado original
de la creación de individualidad perfecta, ha alcanzado su etapa
final.
Primero,
podemos ver que es así, por el hecho de que el nivel espiritual de
los hombres caídos está siendo restaurado.
Como
se afirmó anteriormente, un hombre de perfección llega a formar
completamente un solo cuerpo con Dios en corazón, de tal manera que
el hombre y Dios se pueden comunicar el uno con el otro completa y
libremente. Adán y Eva, aunque no eran totalmente perfectos, estaban
en una etapa en la que podían comunicarse directamente con Dios,
antes de caer y causar que su descendencia cayera en la ignorancia de
Dios.
El
nivel espiritual se restaura gradualmente a medida que los hombres
caídos reciben el beneficio de la era en la providencia de la
restauración. Por ello, en los Ultimos Días muchos santos
alcanzarán el punto en el cual puedan comunicarse con Dios, como se
dice en Hechos 2:17:
«En
los últimos días... Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y
profetizará sus hijos y sus hijas; y los jóvenes tendrán visiones
y los ancianos sueños».
Al
ver que en estos días hay muchos creyentes con capacidad de
comunicación espiritual apareciendo como brotes de bambú después
de la lluvia, podemos decir que estamos entrando en una nueva era en
la cual podremos restaurar la primera bendición de Dios, después de
haber perfeccionado nuestra individualidad, debido a que estamos en
los Ultimos Días.
Segundo,
la tendencia histórica de los hombres caídos por la restauración
de la libertad de la mente original nos muestra esto aún más. El
hombre fue privado de la libertad de dirigirse a Dios porque debido a
la caída, se sometió al dominio de Satanás, y desde entonces ha
tenido una libertad limitada.
Pero hoy
día el corazón del hombre ha alcanzado su máximo nivel, pues la
gente busca la libertad de la mente original a riesgo de sus vidas.
Esto es la prueba de que, con la llegada de los Ultimos Días, los
hombres caídos están ahora entrando en la nueva era, en la cual
podrán presentarse libremente ante Dios. Los hombres caídos
entrarán en la nueva era al perfeccionar sus individualidades,
restaurando así la primera bendición que Dios les dio y que Satanás
les arrebató desde el principio.
Tercero,
podemos saberlo aún más al observar el fenómeno de que el valor
original de los hombres caídos, que fue recibido al tiempo de la
creación, está siendo restaurado.
El
valor original de los hombres, observado horizontalmente, es el de la
igualdad entre las personas, y esto puede no parecer tan precioso.
Pero cuando se observa verticalmente, centrado en Dios, cada
individuo lleva consigo el más glorioso valor macrocósmico
(ref. Parte I, Cap. VII, Sec. I). Los hombres perdieron su valor
original a causa de la caída. En
la era actual,
sin embargo, la
ideología democrática ha llegado a su culminación, y los hombres
han llegado a descubrir el valor original de la individualidad
recibido al tiempo de la creación. Esto se puede ver por la
liberación de los esclavos, la liberación de grupos minoritarios y
la liberación de las pequeñas potencias junto con las demandas por
la dignidad humana, igualdad entre sexos e igualdad entre todos los
pueblos. Esto es una prueba de que los Ultimos Días han llegado y
que los hombres caídos están entrando ahora en la nueva era, en la
cual restaurarán la primera bendición de Dios para los hombres.
Cuarto,
nos lo está diciendo el hecho de que el amor original recibido al
tiempo de la creación está siendo restaurado por el hombre caído.
El
mundo en el que esté realizado el ideal de la creación de Dios,
tendrá la forma de un hombre perfecto. La gente de este mundo, al
formar un solo cuerpo verticalmente con Dios, formarán naturalmente
un solo cuerpo horizontalmente los unos con los otros. Por ello, la
gente de este mundo está destinada a llegar a ser un único cuerpo,
interrelacionado vertical y horizontalmente por el amor absoluto de
Dios.
Debido a la caída, el amor vertical del hombre con Dios fue
interrumpido, causando así la ruptura del amor horizontal entre la
gente; y así la historia humana ha sido entretejida con luchas. Hoy
día,
sin embargo, ya
que el humanitarismo está alcanzando su punto más alto, los hombres
están persiguiendo cada vez más el amor original.
Entonces,
podemos reconocer que los días actuales son verdaderamente los
Ultimos Días, en los cuales los hombres pueden perfeccionar sus
individualidades centrados en el amor de Dios, restaurando la primera
bendición de Dios para los hombres.
2. EL FENOMENO DE LA RESTAURACION DE LA SEGUNDA BENDICION
La
segunda bendición de Dios es para que Adán y Eva perfeccionen una
verdadera paternidad multiplicando hijos buenos y entonces
establezcan hogares, sociedades y un mundo de soberanía buena.
Pero debido a la caída, Adán y Eva se convirtieron en padres malos
y toda la humanidad se convirtió de esta forma en hijos malos y
formaron así un mundo bajo la opresión de la soberanía mala. Dios
por un lado, ha llevado a cabo la providencia para restaurar el nivel
espiritual de la humanidad, separando de Satanás a los hombres
internamente a través de la religión, y externamente El los ha
separado a través de diferentes guerras y luchas. Así pues, El
ha conducido Su providencia de la restauración de Su soberanía a un
nivel interior y exterior al mismo tiempo.
La
historia humana, entonces, ha sido la restauración de la segunda
bendición de Dios para los hombres, realizada por la separación de
los hombres de Satanás a un nivel interior y a un nivel exterior, y
por la búsqueda de aquellos hijos de Dios que puedan servir al Señor
venidero, nuestro Padre Verdadero. Por consiguiente, según el
fenómeno de la restauración de la soberanía de Dios a un nivel
interior y exterior, vemos que los días actuales son verdaderamente
los Ultimos Días. (Esta restauración se ha cumplido mediante el
desarrollo de las esferas culturales centralizadas en la religión, y
mediante la historia del alzamiento y decadencia de las naciones).
Estudiemos
primero cómo ha progresado la historia del desarrollo de las esferas
culturales, para hacer que la era actual sea los Ultimos Días.
Como ya se ha estudiado repetidamente, en la historia de las esferas
culturales, Dios estableció las esferas culturales, mandando
profetas y santos a los hombres caídos. Estos santos establecieron
varias religiones en consonancia con la mente original del hombre,
que estaba dirigida hacia el bien último. Por consiguiente, han
surgido muchos tipos de esferas culturales en la historia de la
humanidad. A medida que el tiempo transcurría, éstas se han unido o
han sido absorbidas por otras mayores. Los
días actuales muestran que hay una clara tendencia hacia una única
esfera cultural mundial establecida, centrada en el Cristianismo.
Esta clase de tendencia histórica nos indica que la segunda
bendición de Dios a los hombres se está restaurando, conviviendo
juntas todas las razas mano a mano como hermanos centralizados en
Cristo, que es el núcleo del Cristianismo.
Lo
que hace al Cristianismo diferente de las demás religiones es que su
propósito es restaurar la gran familia mundial que Dios había
pensado en el tiempo de la creación. Esto tiene que cumplirse
encontrando a los Padres Verdaderos de la humanidad, mediante los
cuales todos los hombres puedan convertirse en hijos del bien por
medio del nuevo nacimiento. Esto significa que el Cristianismo es la
religión central que cumplirá el propósito de la providencia
divina de la restauración.
Entonces, la restauración de
la segunda bendición de Dios para los hombres puede verse en la
formación de una última esfera cultural mundial centralizada en el
Cristianismo, en el cual todos los hombres serán elevados a la
posición de hijos del bien centralizados en Cristo y el Espíritu
Santo, que son los Padres Verdaderos de la humanidad (ref. Parte I,
Cap. VII). No podemos negar que hoy día estamos llegando a los
Ultimos Días.
A
continuación, investigaremos
por qué la historia del alzamiento y decadencia de las naciones, que
ha estado progresando en la dirección del propósito de restaurar la
soberanía del bien, está conduciendo la era presente hacia los
Ultimos Días.
Es
un error, originado por la ignorancia fundamental de la providencia
de Dios, considerar que la causa de las luchas y guerras son
meramente el conflicto de intereses o de diferentes ideologías.
La
historia de la humanidad ha sido una historia llena de mal que empezó
con la soberanía mala centrada en Satanás, causada por la caída de
los primeros antepasados humanos. Dado que el propósito de la
creación de Dios es incambiable, la meta final de la historia humana
es la restauración de la soberanía del bien de Dios, que tiene que
ser lograda mediante la separación de los hombres de Satanás. Si el
mundo de la soberanía mala continuara sin luchas ni divisiones,
entonces este mundo malo continuaría para siempre y no se
restauraría nunca la soberanía del bien.
Por consiguiente Dios
envía santos al hombre caído, establece un patrón de bondad
haciendo surgir religiones y con esto causa que soberanías de más
bondad acaben con las soberanías de maldad y gradualmente realiza la
providencia de restaurar la soberanía del lado celestial.
Las
luchas y guerras han sido un curso inevitable que los hombres han
tenido que seguir con el fin de cumplir la providencia de la
restauración.
En la Parte II se explicará más detalladamente esta cuestión.
Debido a que la historia humana está siguiendo el curso providencial
de la restauración por indemnización, el mal a veces parece
prevalecer cuando se ve dentro de un espacio de tiempo limitado; pero
al final seguramente será destruido, o absorbido y asimilado dentro
de un ambiente de más bondad. El
alzamiento y decadencia de las naciones motivado por las guerras es,
pues, un resultado inevitable del curso providencial de la
restauración de la soberanía del bien.
Por
esta razón, Dios ordenó a los israelitas destruir las siete tribus
de Canaán. Cuando Saúl le desobedeció, dejando a algunos de los
amalecitas vivir con sus ganados, Dios lo castigó severamente (1 S.
15:18-23).
Así, Dios no sólo ordenó directamente a los israelitas que
destruyeran a los gentiles, sino que incluso destruyó a los
israelitas de la dinastía del norte cuando se volvieron al mal,
entregándolos en manos de los asirios. (2 R. 17:23). Debemos
comprender que Dios actuó así con el fin de destruir la soberanía
mala y restaurar la soberanía buena. Por lo tanto, las luchas y
guerras entre individuos del lado de Dios son malas debido a que
ocasionan la destrucción de su propia soberanía buena, pero que la
soberanía buena destruya a la soberanía mala es un acto bueno
debido a que es para cumplir el propósito de la providencia divina
de la restauración.
De esta
manera, la
historia de luchas para la separación de la soberanía de Satanás
obteniendo gradualmente tierras y riquezas por todo el mundo ha
llegado prácticamente a restaurar la soberanía celestial. De igual
forma, los hombres han estado restaurándose hacia el lado celestial
a un nivel mundial, pasando por el nivel individual, familiar, social
y nacional.
Así pues, la providencia de la separación de los hombres de
Satanás, que comenzó en la era de la sociedad de clan, pasando por
las eras del feudalismo y la monarquía, ha culminado ahora en la era
de la democracia. En
la sociedad humana actual, vemos la división de los dos mundos de la
democracia y el comunismo, siendo la primera la ideología para el
establecimiento de la soberanía celestial, y la segunda para el
establecimiento de la soberanía satánica.
De esta
forma, la historia humana, que comenzó bajo la soberanía mala
centrada en Satanás, ha llegado ahora a formar dos soberanías
opuestas a una escala mundial. A medida que se despierta la
naturaleza original humana, dirigida hacia el bien último mediante
la religión, filosofía y ética, se produce gradualmente la
separación del poder de la soberanía buena del poder de la
soberanía mala. Estas
dos soberanías, con propósitos opuestos, de ningún modo pueden
coexistir. En la consumación de la historia humana,
indefectiblemente llegarán a un punto de cruce, provocándose un
conflicto de un carácter interno centrado en la ideología, que muy
posiblemente desembocará en una guerra externa centrada en el poder
militar.
Entonces, finalmente
la soberanía de Satanás acabará para siempre restaurándose por
fin la soberanía de Dios como la única y siempre eterna soberanía
del Cielo.
Hoy
día estamos en los Ultimos Días, porque éste es el tiempo de
intersección en el cual el mundo de la soberanía buena bajo Dios y
el mundo de la soberanía mala bajo Satanás están luchando entre sí
en la batalla final.
En
la historia humana, en la que hasta ahora se ha estado separando la
soberanía buena de la soberanía mala, la soberanía mala irá
gradualmente en decadencia hacia la destrucción, mientras que la
soberanía buena se irá elevando continuamente por el camino de la
prosperidad, de igual manera que en el agua turbia el lodo va hacia
abajo mientras que el agua clara se eleva hacia arriba. Entonces, en
los Ultimos Días, estas dos soberanías del bien y el mal durante un
período se encontrarán en un punto de intersección, la primera
permanecerá eternamente como la soberanía de Dios, mientras que la
última perecerá.
Por
ello, el tiempo en que el curso histórico en que estas dos
soberanías del bien y del mal están en el punto de intersección,
se llama los Ultimos Días. Puesto que éste es el tiempo en el que
debe ser restaurada por indemnización la perfección de la etapa de
crecimiento, desde la cual cayeron Adán y Eva, toda la humanidad
vagará en medio de un caos ideológico, de igual manera que los
primeros antepasados en el Jardín del Edén se encontraron
confundidos sin saber qué hacer después de la caída.
Durante el largo curso de la
providencia de la restauración han habido varios Ultimos Días, en
los cuales las dos soberanías del bien y el mal llegaron a un punto
de intersección. El tiempo de Noé y el de Jesús fueron llamados
los Ultimos Días, en los cuales las dos soberanías estaban en un
punto de intersección, pero en ambos casos los hombres fallaron en
cumplir su parte de responsabilidad y no pudieron destruir la
soberanía del mal; y Dios tuvo que comenzar de nuevo Su providencia
de la separación del bien de la soberanía mala. Por consiguiente,
veremos otro punto de intersección de las dos soberanías en el
tiempo de la Segunda Llegada del Señor. El curso de la providencia
de la restauración los acontecimientos se han repetido así
periódicamente en un movimiento espiral dirigiéndose a través de
un curso circular hacia el propósito de la creación. Por esta razón
se formaron inevitablemente períodos de un carácter similar (ref.
Parte II, Cap. III, Sec. I).
3. EL FENOMENO DE LA RESTAURACION DE LA TERCERA BENDICION
La
tercera bendición de Dios a los hombres significa el dominio de Adán
y Eva sobre el mundo de la creación después de que alcanzaran la
perfección. El dominio del hombre sobre el mundo de la creación
tiene dos aspectos, el interior y el exterior.
En la era presente podemos ver que los dos aspectos del dominio del
hombre, perdidos en la caída humana, están siendo restaurados; esto
es otro indicio que estamos en los Ultimos Días.
El
dominio interior significa el dominio de corazón.
Cuando
un hombre ha perfeccionado su individualidad llega a ser una unidad
en corazón con Dios; entonces, puede experimentar el corazón de
Dios. En el día en que el hombre, después de haberse perfeccionado,
ame al mundo de la creación con un corazón idéntico al de Dios, y
reciba la belleza correspondiente de la creación, se convertirá en
el señor de corazón del mundo de la creación.
Sin embargo, debido a la caída el hombre falló en experimentar el
corazón de Dios y no ha sido capaz de tratar a la creación con ese
mismo corazón. No obstante, Dios
ha estado trabajando en Su providencia de la restauración por medio
de la religión, la filosofía y la ética, elevando constantemente,
por etapas, el nivel espiritual de los hombres caídos hacia El. Así,
el hombre en la era presente está restaurando sus calificaciones
como el señor de corazón sobre el mundo de la creación.
El
dominio exterior significa el dominio a través de la ciencia.
Si
el hombre, habiéndose perfeccionado, hubiera sido capaz de dominar
internamente el mundo de la creación, tratándolo con un corazón
idéntico al de Dios en el tiempo de la creación, los
descubrimientos científicos podrían haberse alcanzado en un tiempo
extremadamente corto, debido a que la sensibilidad espiritual del
hombre se habría desarrollado a su más alta dimensión. De esta
manera, los hombres habrían dominado exteriormente todas las cosas
de la creación.
A consecuencia de esto, el
hombre no sólo habría subyugado muy rápidamente el mundo de la
naturaleza, incluidos los cuerpos celestiales, sino que también
habría llevado a cabo unas condiciones de vida muy confortables
debido al desarrollo económico que habría acompañado a los
descubrimientos científicos.
Sin embargo,
el hombre al perder su luz espiritual por la caída y al ser así
privado de su dominio interior sobre las cosas de la creación, cayó
a un estado de barbarie con una sensibilidad espiritual tan nula como
los animales. Por ello, también perdió el dominio externo sobre la
creación. Pero, a
medida que el hombre se va iluminando espiritualmente gracias a la
providencia divina de la restauración, va restaurando su dominio
interno sobre la creación y consecuentemente el dominio externo.
Por esta razón, en
los días actuales, el progreso científico ha alcanzado su más alto
grado. Y por causa del progreso económico originado en el progreso
científico, el hombre moderno llega a realizar un ambiente de vida
extremadamente confortable. De esta manera, al observar el fenómeno
de la restauración de la tercera bendición divina, derivada de la
restauración del dominio del hombre caído sobre la creación, no
podemos negar que los días actuales son los Ultimos Días.
Como hemos
observado repetidamente, el
desarrollo de las esferas culturales también nos muestra que ahora
se está formando una esfera cultural mundial centrada en una
religión. Las naciones también se están dirigiendo hacia un
organismo de soberanía mundial, empezando con la Liga de Naciones,
siguiendo con las Naciones Unidas y tendiéndose hoy día hacia el
gobierno mundial. Considerando el desarrollo económico, el mundo
está ahora en el umbral de la formación de un mercado común. Los
transportes y comunicaciones altamente desarrollados facilitan la
reducción de las limitaciones de espacio y tiempo. Los hombres
pueden comunicarse entre sí en la tierra tan fácilmente como si la
tierra fuera el jardín de una casa en la que gente de todas las
diferentes razas del Este y del Oeste vivieran como una sola familia.
Toda la humanidad está reclamando un amor fraternal universal.
Sin embargo,
un hogar se forma cuando hay padres; y solamente así puede surgir un
verdadero amor fraternal. Por lo tanto, cuando
venga el Señor de la Segunda Llegada como el Padre Verdadero de la
humanidad, todos los hombres vivirán armoniosamente como una sola
familia.
Según
esto también podemos saber que hoy día estamos, con completa
seguridad, en los Ultimos Días. Debe haber un regalo final que la
historia, progresando en este sentido, debe estar a punto de
presentar a la humanidad. Debe ser la ideología de naturaleza
macrocósmica que pueda abrazar a todos los hombres, que viven ahora
como extraños en completa confusión en un mundo sin ningún
verdadero propósito, y formar así una sola familia centralizada en
los mismos padres.
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