domingo, 20 de noviembre de 2016

Los Ultimos Días y los Días Actuales - El Principio Divno


SECCION IV

Los Ultimos Días y los Días Actuales

Cuando Jesús habló acerca de la futura muerte de Pedro, Pedro le preguntó qué sería de Juan, Jesús le contestó diciendo: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? » (Jn. 21:18-22). Los discípulos oyendo esto, pensaron que Jesús volvería durante la vida de Juan. Además, Jesús les dijo a sus discípulos: «...no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre» (Mt. 10 :23) y de nuevo dijo: «Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al hijo del hombre venir en su Reino» (Mt. 16 :28). Debido a tales palabras, no sólo los discípulos de Jesús, sino también numerosos cristianos desde entonces han creído que el Señor podría venir en sus vidas, y siempre estaban obsesionados por el sentimiento de tensión que sus días eran los Ultimos Días. Esto es debido a que desconocían el significado fundamental de los Ultimos Días.
Examinando el fenómeno de cómo se van restaurando las tres grandes bendiciones, que Dios estableció como el propósito de Su providencia de la restauración, podemos probar que hoy estamos en los Ultimos Días. Por esta razón, Jesús dijo:
«De la higuera aprended esta parábola; cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, caed en la cuenta de que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todo esto, caed en cuenta de que El está cerca, a las puertas» (Mt. 24:32-33).

1. EL FENOMENO DE LA RESTAURACION DE LA PRIMERA BENDICION

Como ya se explicó en «Los Principios de la Creación», la primera bendición de Dios prometió a Adán y Eva era la perfección de su individualidad. Según los siguientes fenómenos, podemos decir que la providencia de Dios de la restauración de los hombres caído a su estado original de la creación de individualidad perfecta, ha alcanzado su etapa final.
Primero, podemos ver que es así, por el hecho de que el nivel espiritual de los hombres caídos está siendo restaurado. Como se afirmó anteriormente, un hombre de perfección llega a formar completamente un solo cuerpo con Dios en corazón, de tal manera que el hombre y Dios se pueden comunicar el uno con el otro completa y libremente. Adán y Eva, aunque no eran totalmente perfectos, estaban en una etapa en la que podían comunicarse directamente con Dios, antes de caer y causar que su descendencia cayera en la ignorancia de Dios.
El nivel espiritual se restaura gradualmente a medida que los hombres caídos reciben el beneficio de la era en la providencia de la restauración. Por ello, en los Ultimos Días muchos santos alcanzarán el punto en el cual puedan comunicarse con Dios, como se dice en Hechos 2:17:
«En los últimos días... Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizará sus hijos y sus hijas; y los jóvenes tendrán visiones y los ancianos sueños».
Al ver que en estos días hay muchos creyentes con capacidad de comunicación espiritual apareciendo como brotes de bambú después de la lluvia, podemos decir que estamos entrando en una nueva era en la cual podremos restaurar la primera bendición de Dios, después de haber perfeccionado nuestra individualidad, debido a que estamos en los Ultimos Días.
Segundo, la tendencia histórica de los hombres caídos por la restauración de la libertad de la mente original nos muestra esto aún más. El hombre fue privado de la libertad de dirigirse a Dios porque debido a la caída, se sometió al dominio de Satanás, y desde entonces ha tenido una libertad limitada. Pero hoy día el corazón del hombre ha alcanzado su máximo nivel, pues la gente busca la libertad de la mente original a riesgo de sus vidas. Esto es la prueba de que, con la llegada de los Ultimos Días, los hombres caídos están ahora entrando en la nueva era, en la cual podrán presentarse libremente ante Dios. Los hombres caídos entrarán en la nueva era al perfeccionar sus individualidades, restaurando así la primera bendición que Dios les dio y que Satanás les arrebató desde el principio.
Tercero, podemos saberlo aún más al observar el fenómeno de que el valor original de los hombres caídos, que fue recibido al tiempo de la creación, está siendo restaurado. El valor original de los hombres, observado horizontalmente, es el de la igualdad entre las personas, y esto puede no parecer tan precioso. Pero cuando se observa verticalmente, centrado en Dios, cada individuo lleva consigo el más glorioso valor macrocósmico (ref. Parte I, Cap. VII, Sec. I). Los hombres perdieron su valor original a causa de la caída. En la era actual, sin embargo, la ideología democrática ha llegado a su culminación, y los hombres han llegado a descubrir el valor original de la individualidad recibido al tiempo de la creación. Esto se puede ver por la liberación de los esclavos, la liberación de grupos minoritarios y la liberación de las pequeñas potencias junto con las demandas por la dignidad humana, igualdad entre sexos e igualdad entre todos los pueblos. Esto es una prueba de que los Ultimos Días han llegado y que los hombres caídos están entrando ahora en la nueva era, en la cual restaurarán la primera bendición de Dios para los hombres.
Cuarto, nos lo está diciendo el hecho de que el amor original recibido al tiempo de la creación está siendo restaurado por el hombre caído. El mundo en el que esté realizado el ideal de la creación de Dios, tendrá la forma de un hombre perfecto. La gente de este mundo, al formar un solo cuerpo verticalmente con Dios, formarán naturalmente un solo cuerpo horizontalmente los unos con los otros. Por ello, la gente de este mundo está destinada a llegar a ser un único cuerpo, interrelacionado vertical y horizontalmente por el amor absoluto de Dios. Debido a la caída, el amor vertical del hombre con Dios fue interrumpido, causando así la ruptura del amor horizontal entre la gente; y así la historia humana ha sido entretejida con luchas. Hoy día, sin embargo, ya que el humanitarismo está alcanzando su punto más alto, los hombres están persiguiendo cada vez más el amor original.
Entonces, podemos reconocer que los días actuales son verdaderamente los Ultimos Días, en los cuales los hombres pueden perfeccionar sus individualidades centrados en el amor de Dios, restaurando la primera bendición de Dios para los hombres.

2. EL FENOMENO DE LA RESTAURACION DE LA SEGUNDA BENDICION

La segunda bendición de Dios es para que Adán y Eva perfeccionen una verdadera paternidad multiplicando hijos buenos y entonces establezcan hogares, sociedades y un mundo de soberanía buena. Pero debido a la caída, Adán y Eva se convirtieron en padres malos y toda la humanidad se convirtió de esta forma en hijos malos y formaron así un mundo bajo la opresión de la soberanía mala. Dios por un lado, ha llevado a cabo la providencia para restaurar el nivel espiritual de la humanidad, separando de Satanás a los hombres internamente a través de la religión, y externamente El los ha separado a través de diferentes guerras y luchas. Así pues, El ha conducido Su providencia de la restauración de Su soberanía a un nivel interior y exterior al mismo tiempo.
La historia humana, entonces, ha sido la restauración de la segunda bendición de Dios para los hombres, realizada por la separación de los hombres de Satanás a un nivel interior y a un nivel exterior, y por la búsqueda de aquellos hijos de Dios que puedan servir al Señor venidero, nuestro Padre Verdadero. Por consiguiente, según el fenómeno de la restauración de la soberanía de Dios a un nivel interior y exterior, vemos que los días actuales son verdaderamente los Ultimos Días. (Esta restauración se ha cumplido mediante el desarrollo de las esferas culturales centralizadas en la religión, y mediante la historia del alzamiento y decadencia de las naciones).
Estudiemos primero cómo ha progresado la historia del desarrollo de las esferas culturales, para hacer que la era actual sea los Ultimos Días. Como ya se ha estudiado repetidamente, en la historia de las esferas culturales, Dios estableció las esferas culturales, mandando profetas y santos a los hombres caídos. Estos santos establecieron varias religiones en consonancia con la mente original del hombre, que estaba dirigida hacia el bien último. Por consiguiente, han surgido muchos tipos de esferas culturales en la historia de la humanidad. A medida que el tiempo transcurría, éstas se han unido o han sido absorbidas por otras mayores. Los días actuales muestran que hay una clara tendencia hacia una única esfera cultural mundial establecida, centrada en el Cristianismo. Esta clase de tendencia histórica nos indica que la segunda bendición de Dios a los hombres se está restaurando, conviviendo juntas todas las razas mano a mano como hermanos centralizados en Cristo, que es el núcleo del Cristianismo.
Lo que hace al Cristianismo diferente de las demás religiones es que su propósito es restaurar la gran familia mundial que Dios había pensado en el tiempo de la creación. Esto tiene que cumplirse encontrando a los Padres Verdaderos de la humanidad, mediante los cuales todos los hombres puedan convertirse en hijos del bien por medio del nuevo nacimiento. Esto significa que el Cristianismo es la religión central que cumplirá el propósito de la providencia divina de la restauración.
Entonces, la restauración de la segunda bendición de Dios para los hombres puede verse en la formación de una última esfera cultural mundial centralizada en el Cristianismo, en el cual todos los hombres serán elevados a la posición de hijos del bien centralizados en Cristo y el Espíritu Santo, que son los Padres Verdaderos de la humanidad (ref. Parte I, Cap. VII). No podemos negar que hoy día estamos llegando a los Ultimos Días.
A continuación, investigaremos por qué la historia del alzamiento y decadencia de las naciones, que ha estado progresando en la dirección del propósito de restaurar la soberanía del bien, está conduciendo la era presente hacia los Ultimos Días. Es un error, originado por la ignorancia fundamental de la providencia de Dios, considerar que la causa de las luchas y guerras son meramente el conflicto de intereses o de diferentes ideologías.
La historia de la humanidad ha sido una historia llena de mal que empezó con la soberanía mala centrada en Satanás, causada por la caída de los primeros antepasados humanos. Dado que el propósito de la creación de Dios es incambiable, la meta final de la historia humana es la restauración de la soberanía del bien de Dios, que tiene que ser lograda mediante la separación de los hombres de Satanás. Si el mundo de la soberanía mala continuara sin luchas ni divisiones, entonces este mundo malo continuaría para siempre y no se restauraría nunca la soberanía del bien. Por consiguiente Dios envía santos al hombre caído, establece un patrón de bondad haciendo surgir religiones y con esto causa que soberanías de más bondad acaben con las soberanías de maldad y gradualmente realiza la providencia de restaurar la soberanía del lado celestial.
Las luchas y guerras han sido un curso inevitable que los hombres han tenido que seguir con el fin de cumplir la providencia de la restauración. En la Parte II se explicará más detalladamente esta cuestión. Debido a que la historia humana está siguiendo el curso providencial de la restauración por indemnización, el mal a veces parece prevalecer cuando se ve dentro de un espacio de tiempo limitado; pero al final seguramente será destruido, o absorbido y asimilado dentro de un ambiente de más bondad. El alzamiento y decadencia de las naciones motivado por las guerras es, pues, un resultado inevitable del curso providencial de la restauración de la soberanía del bien.
Por esta razón, Dios ordenó a los israelitas destruir las siete tribus de Canaán. Cuando Saúl le desobedeció, dejando a algunos de los amalecitas vivir con sus ganados, Dios lo castigó severamente (1 S. 15:18-23). Así, Dios no sólo ordenó directamente a los israelitas que destruyeran a los gentiles, sino que incluso destruyó a los israelitas de la dinastía del norte cuando se volvieron al mal, entregándolos en manos de los asirios. (2 R. 17:23). Debemos comprender que Dios actuó así con el fin de destruir la soberanía mala y restaurar la soberanía buena. Por lo tanto, las luchas y guerras entre individuos del lado de Dios son malas debido a que ocasionan la destrucción de su propia soberanía buena, pero que la soberanía buena destruya a la soberanía mala es un acto bueno debido a que es para cumplir el propósito de la providencia divina de la restauración.
De esta manera, la historia de luchas para la separación de la soberanía de Satanás obteniendo gradualmente tierras y riquezas por todo el mundo ha llegado prácticamente a restaurar la soberanía celestial. De igual forma, los hombres han estado restaurándose hacia el lado celestial a un nivel mundial, pasando por el nivel individual, familiar, social y nacional. Así pues, la providencia de la separación de los hombres de Satanás, que comenzó en la era de la sociedad de clan, pasando por las eras del feudalismo y la monarquía, ha culminado ahora en la era de la democracia. En la sociedad humana actual, vemos la división de los dos mundos de la democracia y el comunismo, siendo la primera la ideología para el establecimiento de la soberanía celestial, y la segunda para el establecimiento de la soberanía satánica.
De esta forma, la historia humana, que comenzó bajo la soberanía mala centrada en Satanás, ha llegado ahora a formar dos soberanías opuestas a una escala mundial. A medida que se despierta la naturaleza original humana, dirigida hacia el bien último mediante la religión, filosofía y ética, se produce gradualmente la separación del poder de la soberanía buena del poder de la soberanía mala. Estas dos soberanías, con propósitos opuestos, de ningún modo pueden coexistir. En la consumación de la historia humana, indefectiblemente llegarán a un punto de cruce, provocándose un conflicto de un carácter interno centrado en la ideología, que muy posiblemente desembocará en una guerra externa centrada en el poder militar. Entonces, finalmente la soberanía de Satanás acabará para siempre restaurándose por fin la soberanía de Dios como la única y siempre eterna soberanía del Cielo.
Hoy día estamos en los Ultimos Días, porque éste es el tiempo de intersección en el cual el mundo de la soberanía buena bajo Dios y el mundo de la soberanía mala bajo Satanás están luchando entre sí en la batalla final.
En la historia humana, en la que hasta ahora se ha estado separando la soberanía buena de la soberanía mala, la soberanía mala irá gradualmente en decadencia hacia la destrucción, mientras que la soberanía buena se irá elevando continuamente por el camino de la prosperidad, de igual manera que en el agua turbia el lodo va hacia abajo mientras que el agua clara se eleva hacia arriba. Entonces, en los Ultimos Días, estas dos soberanías del bien y el mal durante un período se encontrarán en un punto de intersección, la primera permanecerá eternamente como la soberanía de Dios, mientras que la última perecerá.
Por ello, el tiempo en que el curso histórico en que estas dos soberanías del bien y del mal están en el punto de intersección, se llama los Ultimos Días. Puesto que éste es el tiempo en el que debe ser restaurada por indemnización la perfección de la etapa de crecimiento, desde la cual cayeron Adán y Eva, toda la humanidad vagará en medio de un caos ideológico, de igual manera que los primeros antepasados en el Jardín del Edén se encontraron confundidos sin saber qué hacer después de la caída.
Durante el largo curso de la providencia de la restauración han habido varios Ultimos Días, en los cuales las dos soberanías del bien y el mal llegaron a un punto de intersección. El tiempo de Noé y el de Jesús fueron llamados los Ultimos Días, en los cuales las dos soberanías estaban en un punto de intersección, pero en ambos casos los hombres fallaron en cumplir su parte de responsabilidad y no pudieron destruir la soberanía del mal; y Dios tuvo que comenzar de nuevo Su providencia de la separación del bien de la soberanía mala. Por consiguiente, veremos otro punto de intersección de las dos soberanías en el tiempo de la Segunda Llegada del Señor. El curso de la providencia de la restauración los acontecimientos se han repetido así periódicamente en un movimiento espiral dirigiéndose a través de un curso circular hacia el propósito de la creación. Por esta razón se formaron inevitablemente períodos de un carácter similar (ref. Parte II, Cap. III, Sec. I).

3. EL FENOMENO DE LA RESTAURACION DE LA TERCERA BENDICION

La tercera bendición de Dios a los hombres significa el dominio de Adán y Eva sobre el mundo de la creación después de que alcanzaran la perfección. El dominio del hombre sobre el mundo de la creación tiene dos aspectos, el interior y el exterior. En la era presente podemos ver que los dos aspectos del dominio del hombre, perdidos en la caída humana, están siendo restaurados; esto es otro indicio que estamos en los Ultimos Días.
El dominio interior significa el dominio de corazón. Cuando un hombre ha perfeccionado su individualidad llega a ser una unidad en corazón con Dios; entonces, puede experimentar el corazón de Dios. En el día en que el hombre, después de haberse perfeccionado, ame al mundo de la creación con un corazón idéntico al de Dios, y reciba la belleza correspondiente de la creación, se convertirá en el señor de corazón del mundo de la creación. Sin embargo, debido a la caída el hombre falló en experimentar el corazón de Dios y no ha sido capaz de tratar a la creación con ese mismo corazón. No obstante, Dios ha estado trabajando en Su providencia de la restauración por medio de la religión, la filosofía y la ética, elevando constantemente, por etapas, el nivel espiritual de los hombres caídos hacia El. Así, el hombre en la era presente está restaurando sus calificaciones como el señor de corazón sobre el mundo de la creación.
El dominio exterior significa el dominio a través de la ciencia. Si el hombre, habiéndose perfeccionado, hubiera sido capaz de dominar internamente el mundo de la creación, tratándolo con un corazón idéntico al de Dios en el tiempo de la creación, los descubrimientos científicos podrían haberse alcanzado en un tiempo extremadamente corto, debido a que la sensibilidad espiritual del hombre se habría desarrollado a su más alta dimensión. De esta manera, los hombres habrían dominado exteriormente todas las cosas de la creación. A consecuencia de esto, el hombre no sólo habría subyugado muy rápidamente el mundo de la naturaleza, incluidos los cuerpos celestiales, sino que también habría llevado a cabo unas condiciones de vida muy confortables debido al desarrollo económico que habría acompañado a los descubrimientos científicos.
Sin embargo, el hombre al perder su luz espiritual por la caída y al ser así privado de su dominio interior sobre las cosas de la creación, cayó a un estado de barbarie con una sensibilidad espiritual tan nula como los animales. Por ello, también perdió el dominio externo sobre la creación. Pero, a medida que el hombre se va iluminando espiritualmente gracias a la providencia divina de la restauración, va restaurando su dominio interno sobre la creación y consecuentemente el dominio externo. Por esta razón, en los días actuales, el progreso científico ha alcanzado su más alto grado. Y por causa del progreso económico originado en el progreso científico, el hombre moderno llega a realizar un ambiente de vida extremadamente confortable. De esta manera, al observar el fenómeno de la restauración de la tercera bendición divina, derivada de la restauración del dominio del hombre caído sobre la creación, no podemos negar que los días actuales son los Ultimos Días.
Como hemos observado repetidamente, el desarrollo de las esferas culturales también nos muestra que ahora se está formando una esfera cultural mundial centrada en una religión. Las naciones también se están dirigiendo hacia un organismo de soberanía mundial, empezando con la Liga de Naciones, siguiendo con las Naciones Unidas y tendiéndose hoy día hacia el gobierno mundial. Considerando el desarrollo económico, el mundo está ahora en el umbral de la formación de un mercado común. Los transportes y comunicaciones altamente desarrollados facilitan la reducción de las limitaciones de espacio y tiempo. Los hombres pueden comunicarse entre sí en la tierra tan fácilmente como si la tierra fuera el jardín de una casa en la que gente de todas las diferentes razas del Este y del Oeste vivieran como una sola familia. Toda la humanidad está reclamando un amor fraternal universal.
Sin embargo, un hogar se forma cuando hay padres; y solamente así puede surgir un verdadero amor fraternal. Por lo tanto, cuando venga el Señor de la Segunda Llegada como el Padre Verdadero de la humanidad, todos los hombres vivirán armoniosamente como una sola familia.
Según esto también podemos saber que hoy día estamos, con completa seguridad, en los Ultimos Días. Debe haber un regalo final que la historia, progresando en este sentido, debe estar a punto de presentar a la humanidad. Debe ser la ideología de naturaleza macrocósmica que pueda abrazar a todos los hombres, que viven ahora como extraños en completa confusión en un mundo sin ningún verdadero propósito, y formar así una sola familia centralizada en los mismos padres.

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