SECCION IV
El Resultado de la Caída Humana
¿Cuál fue el resultado en el
mundo de la creación, incluyendo al hombre y al arcángel, de la
caída física y espiritual de Adán y Eva? Examinemos esta
importante cuestión.
1. SATANAS Y EL HOMBRE CAIDO
Previamente
hemos mencionado que Lucifer, el arcángel caído, fue designado
Satanás. El hombre cayó, convirtiéndose en el hijo de Satanás,
debido a que formó el fundamento de cuatro posiciones centralizado
en Satanás, llegando a ser de esta forma un solo cuerpo con él
mediante su relación de sangre.
Por
ello, Jesús dijo que los judíos eran hijos del diablo (Jn. 8 :44),
y en muchas ocasiones los llamó raza de víboras, es decir, hijos de
Satanás (Mt 3:7, 12:34, 23:33).
Romanos 8 :23, dice «...no sólo ella; también nosotros, que
poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en
nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo». Esto es
debido a que nadie pudo heredar el linaje de Dios, sino que por el
contrario heredamos el linaje de Satanás, a causa de la caída de
los primeros antepasados humanos.
Si Adán y
Eva hubieran establecido el fundamento de cuatro posiciones centrado
en Dios después de haberse perfeccionado, se podría haber
establecido el mundo bajo la soberanía de Dios en aquel entonces.
Sin embargo, ellos
cayeron en el período de inmadurez, formando así el fundamento de
cuatro posiciones centrado en Satanás. Por lo tanto, este mundo
acabó bajo la soberanía satánica.
Juan
12:31, dice que Satanás es el «príncipe de este mundo», mientras
que 2 Corintios 4:4, Satanás es designado como el «dios de este
mundo».
De esta
forma, Satanás
llegó a dominar al hombre, que había sido creado para ser el señor
de toda la creación, y por medio del hombre llegó a dominar la
creación también. Por ello, Romanos 8:19, dice que la creación
desea vivamente la revelación de los hijos de Dios.
Esto significa que toda la creación, que está ahora bajo el dominio
de Satanás mientras que debería estar dominada por los hombres
perfectos, está ansiosa de ver la liberación de los hombres que son
los que están capacitados para dominar a toda la creación con amor,
deseando que la liberen de Satanás.
2. LAS ACTIVIDADES DE SATANAS EN LA SOCIEDAD HUMANA
Satanás
está constantemente acusando a los hombres ante Dios, igual que
hacía con Job (Job. 1:9-11), con el fin de llevarlos al infierno.
Sin embargo, ni
incluso Satanás puede realizar actividades satánicas sin tener un
objeto, con quien formar una base recíproca para la acción de dar y
recibir. Los objetos de Satanás son los espíritus malos en el mundo
espiritual. Los objetos de estos espíritus malos son los espíritus
de los hombres malos en la tierra. Los objetos de los espíritus de
los hombres malos en la tierra son precisamente sus propios cuerpos
físicos. Por consiguiente, el poder satánico, ejercido a través de
los malos espíritus, tiene como resultado las actividades físicas
malas de los hombres aquí en la tierra.
Por ello, leemos
en Lucas 22:3, que Satanás entró en Judas Iscariote. De nuevo en
Mateo 16:23, Jesús llamó a Pedro «Satanás» en la Biblia. Los
hombres espirituales malos se designan como «ángeles» del diablo
(Mt. 25 :41).
Restaurar
el Reino de los Cielos terrenal (ref. Parte
I, Cap.III, Sec. II),
significa realizar un mundo en el cual Satanás nunca pueda obrar
cuando el hombre destruya completamente su base recíproca con
Satanás y restaure su base recíproca con Dios, iniciando así una
acción de dar y recibir con El.
Que Dios encerrará a Satanás en el abismo sin fondo en los Ultimos
Días, significa justamente que no podrá ya actuar, debido a que
habrá perdido a sus objetos mediante los cuales obrar. Con el fin de
que el hombre pueda cortar su base recíproca con Satanás y tener
derecho de juzgarle (1 Co. 6:3), debe conocer el verdadero carácter
del crimen de Satanás y acusarle ante Dios. Sin embargo, Dios,
al crear a los ángeles y al hombre, les dio libertad; así que El no
puede restaurarlos por la fuerza. Por consiguiente, el hombre debería
ser capaz de lograr la sumisión natural de Satanás exaltando la
Palabra, mediante el cumplimiento de la propia parte de
responsabilidad por su propia voluntad, para poder restaurar el nivel
de un hombre de naturaleza original de la creación.
La historia de la providencia de la restauración ha sido prolongada
por tanto tiempo debido a que Dios está desarrollando Su providencia
conforme a estos principios.
3. EL BIEN Y EL MAL VISTO SEGUN LA NATURALEZA DEL PROPOSITO
Hemos
definido ya el bien y el mal en «El Valor Original de la Creación»
(ref. Parte I, Cap. I, Sec. IV). Estudiemos ahora el bien y el mal
según la naturaleza del propósito. Si Adán y Eva hubieran
establecido el fundamento de cuatro posiciones centrado en Dios,
mediante el amor con el que fueron dotados originalmente, habrían
creado el mundo del bien. Pero ellos realizaron un mundo del mal,
debido a que establecieron un fundamento de cuatro posiciones
centrado en Satanás, mediante una relación de amor que tenía un
propósito contrario al bien. Por lo tanto, podemos
ver que el bien y el mal pueden ser los resultados de una misma
acción, pero con una dirección y propósito diferente.
Hay muchos ejemplos que ilustran que la naturaleza humana, que se
considera mala, sería buena si se persiguiera el propósito de la
voluntad de Dios. Por ejemplo, el
deseo o ambición humano, normalmente considerado malo, es parte de
la naturaleza original de la creación recibida por Dios en el
Principio. Esto es cierto, porque el propósito de la creación era
obtener alegría, y la alegría sólo se siente cuando el deseo se
cumple.
Si el hombre no tuviera deseo o ambición, no podría tener alegría.
Si el hombre no tuviera deseo o ambición, no tendría ambición de
recibir el amor de Dios, de desear vivir, de realizar buenas obras ni
de desarrollarse. De esta forma, no se podría realizar el propósito
de la creación de Dios ni la providencia de la restauración. El
mantenimiento y desarrollo de la sociedad humana también serían
interrumpidos.
El
deseo original del hombre, al ser la naturaleza original de la
creación, conduce a realizar el bien si es fructífero para el
propósito de la voluntad de Dios. Por el contrario, si es fructífero
para el propósito de la voluntad de Satanás, sus consecuencias son
el mal.
Según este principio, es evidente que incluso este mundo del mal
será restaurado a la bondad perfecta, cuando se dirija hacia el
propósito del bien centrado en Cristo, realizando así el Reino de
los Cielos sobre la tierra. (ref. Parte I, Cap. III, Sec. II, 2). Así
pues, la
providencia de la salvación es cambiar la dirección del mundo
caído, que está dirigido hacia el propósito de Satanás,
conduciéndolo hacia el Reino de los Cielos sobre la tierra, con el
fin de realizar el propósito divino de la creación.
Por
ser ese el carácter de la providencia de la restauración, el
estándar del bien no es absoluto, sino relativo. Esto es debido a
que, durante una era específica, se considera bueno seguir el
propósito de la ideología gobernante, mientras que se considera
malo ir en contra de su propósito. Pero una vez que la era y la
soberanía cambian al surgir una ideología diferente el propósito
también cambia y con él, el modelo del bien y el mal. En cualquier
religión o ideología, los adherentes consideran «bueno» seguir el
propósito definido por la doctrina, mientras que ir en contra es
«malo».
Pero para aquellos de una religión o ideología diferente, o para
quienes cambian sus creencias, naturalmente el modelo del bien y el
mal variará conforme a la diferencia de propósitos.
La causa
principal que provoca los conflictos y revoluciones, que
constantemente ocurren en la sociedad humana, es el cambio del modelo
del bien y del mal causado a medida que el propósito perseguido por
los hombres varía. El bien en el curso de la restauración no puede
ser absoluto, sino relativo. Sin embargo, cuando
la soberanía de Satanás sea expulsada de la tierra, y Dios, el
absoluto ser eterno transcendente del tiempo y del espacio, restaure
Su soberanía con Su ideología absoluta, el propósito determinado
por esta ideología y el consiguiente modelo del bien, también serán
absolutos. Este será el mundo de la ideología macrocósmica que
será establecido por el Señor de la Segunda Llegada.
De hecho, la
historia humana, continuamente llena de conflictos y revoluciones, ha
sido la lucha por perseguir el bien absoluto que desea nuestra mente
original.
Por esta razón, los
conflictos y revoluciones que ocurren en la sociedad humana
indefectiblemente continuarán hasta que sea establecido el mundo del
bien absoluto.
4. LAS OBRAS DE LOS ESPIRITUS BUENOS Y LOS ESPIRITUS MALOS
«Espíritus
buenos» es el nombre colectivo para Dios, hombres espirituales
buenos que están a Su lado y ángeles. Lo que designamos como
«espíritus malos» es Satanás y todos los hombres espirituales
malos que están a su lado. Las obras de los espíritus buenos y los
espíritus malos, como en el caso del bien y del mal, comienzan en el
mismo punto y de la misma manera, pero se dirigen hacia propósitos
diferentes.
Las
obras de los espíritus buenos permiten disfrutar de un creciente
sentido de paz y de justicia; incluso mejora la salud física de los
individuos. Las obras de los espíritus malos hacen que los
individuos sientan un creciente sentido de inseguridad, miedo y
egoísmo; incluso dañan la salud física de los obsesionados.
Para quienes no conocen el Principio, les resulta muy difícil
discernir entre el bien y el mal en las obras espirituales. Al cabo
de un tiempo, los resultados revelarán la naturaleza del espíritu.
Sin embargo, los hombres caídos, al encontrarse situados a mitad de
camino entre el bien (Dios) y el mal (Satanás), a veces cooperan con
las obras de los buenos espíritus y de malos espíritus
alternativamente. En muchos casos, las obras de los malos espíritus
suceden a las obras de buenos espíritus al cabo de un cierto tiempo.
Así que es
muy difícil para quienes no conocen el Principio discernir entre
ellos. Es una pena que en esta era, muchos ministros y otros hombres
religiosos condenen, por ignorancia, la obra de los espíritus buenos
como obra de espíritus malos, actuando así sin darse cuenta contra
la voluntad de Dios.
Nadie, en los días actuales de tan gran aumento de fenómenos
espirituales, puede guiar a los hombres con capacidad de comunicación
espiritual a menos que pueda discernir entre las obras de los
espíritus buenos y los espíritus malos.
5. EL PECADO
El
pecado es un acto de violación de la ley celestial al establecer una
condición por la cual se forma una base recíproca con Satanás,
provocando así una relación de dar y recibir con él. Podemos
clasificar el pecado humano en cuatro clases:
Primero,
el «pecado original»
del hombre, que es
el pecado sanguíneo derivado de la caída espiritual y física de
los primeros antepasados humanos. El pecado original es la raíz de
todos los pecados.
Segundo,
el «pecado hereditario»
del hombre, que es
el pecado de los antepasados transmitido a los descendientes a través
del linaje de sangre.
Los Diez Mandamientos afirman que el pecado de los padres afecta a
los descendientes durante varias generaciones (Ex 20 :5).
Tercero,
el «pecado colectivo».
Este es
el pecado en que todo el mundo es colectivamente responsable,
aunque no sea un pecado personal ni hereditario. Un
ejemplo de esta clase de pecado, es la crucifixión de Jesús. Los
jefes de los sacerdotes y los escribas del pueblo crucificaron a
Jesús; por ello, todo el pueblo sufrió el castigo de Dios,
asumiendo la responsabilidad en conjunto. De igual manera, toda la
humanidad ha tenido que sufrir y llevar la responsabilidad común
hasta la Segunda Llegada del Señor.
Cuarto,
el «pecado individual»,
que
cada uno comete por sí mismo.
Como fue
mencionado antes,
designamos
al pecado original la raíz de todos los pecados. El pecado
hereditario se corresponde al tronco, mientras que el pecado
colectivo y el pecado individual se corresponden respectivamente a
las ramas y a las hojas de un árbol. Todos los pecados vienen del
pecado original, que es la raíz de todos los pecados. Por tanto, el
hombre no puede eliminar fundamentalmente todos los pecados sin antes
liberarse del pecado original.
Sin embargo, nadie
ha sido capaz de descubrir la raíz del pecado, porque está
escondida. Solamente Cristo, el Padre Verdadero que viene como la
raíz de la humanidad, puede descubrir la raíz de los pecados y
arrancarla completamente.
6. LAS CARACTERISTICAS DE LA NATURALEZA CAIDA
Eva
heredó del arcángel todas las características que se originaron
cuando el arcángel, estableciendo con ella una relación de sangre,
traicionó a Dios. Entonces Adán, al tener una relación de sangre
con Eva, que estaba a su vez en la posición del arcángel con
respecto a él, heredó también las mismas características. De esta
manera, estas características dieron nacimiento a la naturaleza
caída del hombre. Las designamos como «las características de la
naturaleza caída».
La
motivación básica que causó la naturaleza caída se halla en los
celos que el arcángel sintió hacia Adán.
¿Cómo pudieron aparecer los celos en el arcángel que había sido
creado para un propósito bueno? Originalmente,
el arcángel fue dotado con sabiduría y deseo, como parte de la
naturaleza original de la creación.
Ya que él poseía estas facultades intelectuales, pudo comparar y
discernir que el amor de Dios a los hombres era mayor que el que él
recibía. Era natural que abrigara la esperanza de recibir un amor
más grande, debido a que él poseía ambición. Semejante deseo lo
condujo automáticamente a los celos. Por lo tanto, los celos fueron
un subproducto inevitable de la naturaleza original de la creación,
igual que la sombra es algo producido por la luz.
Sin embargo,
después
de la perfección, el hombre nunca podría haber caído por este
deseo incidental.
No osaría cometer un delito así, debido a que sabría que el
tormento que experimentaría por el miedo de la autodestrucción,
después de cumplir un deseo semejante, sería mucho más grande que
la satisfacción momentánea que disfrutaría al realizarlo.
El mundo después de la
realización del propósito de la creación sería una sociedad
sistemática, asemejándose a un hombre en su forma, en la que todos
los hombres tienen una relación orgánica entre sí. De esta manera,
el daño que sufre cualquier individuo lo siente también el
conjunto. Por ello, todo el cuerpo preservaría a los miembros
individuales de la destrucción. Similarmente, en el mundo en el que
se ha cumplido el propósito de la creación, cualquier deseo
incidental que proviniera de la naturaleza original de la creación
sería usado para el desarrollo de la sociedad humana; nunca causaría
la caída del hombre.
Dividiendo
ampliamente la naturaleza caída, encontramos cuatro características
principales.
La
primera es el fallo en ponerse en el lugar de Dios.
El
motivo de la caída del arcángel fue sus celos hacia Adán; él no
lo amó desde el mismo punto de vista de Dios. Esto lo llevó a
profanar a Eva.
La naturaleza que hace que un cortesano sienta celos del favorito de
un rey, en vez de amarle desde el mismo punto de vista del rey, es un
ejemplo de la naturaleza caída.
La
segunda es abandonar su propia posición.
Lucifer
cayó por abandonar su posición, movido por un deseo injusto de
disfrutar en la sociedad humana de la misma posición de amor que
tenía en el mundo angélico, y también debido a su intento de
recibir más amor de Dios.
Todo acto que se realiza fuera de la propia posición o de los
límites de uno mismo, causado por un deseo injusto, es sin excepción
una manifestación de esta naturaleza caída.
La
tercera es invertir el dominio.
El
ángel, quien debería estar bajo el dominio del hombre, dominó por
el contrario a Eva, invirtiendo el orden del Principio. Y Eva, quien
debería estar bajo el dominio de Adán, en vez de ello le dominó.
Esto ocasionó la caída.
La sociedad es conducida al desorden moral por quienes abandonaron
sus posiciones e invierten el dominio. Esto es el resultado del
tercer aspecto de la naturaleza caída.
La
cuarta es multiplicar malas acciones.
Si
Eva, después de su caída, no hubiera multiplicado su delito con
Adán, éste no habría caído, por lo que restaurar a Eva sola,
habría sido fácil. Pero, por el contrario, Eva multiplicó su
pecado con Adán.
El deseo de los hombres malos de inducir a sus colegas a cometer
delitos en su compañía, también proviene de esta naturaleza caída.
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