CAPITULO I
La Era Providencial para el Fundamento de la Restauración
SECCION I
La Providencia de la Restauración Centrada en la Familia de Adán
Aunque la caída humana fue
causada por el propio fallo del hombre, ya hemos explicado (ref.
Parte I, Cap. III, Sec. II, 1) cómo Dios se vio obligado a obrar
para salvar al hombre caído, comenzando tempranamente en la familia
de Adán Su providencia para restaurar a los hombres caídos,
haciéndoles establecer el fundamento para recibir al Mesías.
Como hemos
visto en la «Introducción», Adán, a causa de su relación de
sangre con Satanás, se hallaba en una posición intermedia en la que
podía relacionarse tanto con Dios como con Satanás. Por
consiguiente, el hombre caído, que se encuentra en esta posición
intermedia, debe cumplir por sí mismo ciertas condiciones de
indemnización con el fin de separarse de Satanás y dirigirse al
lado celestial para establecer el fundamento para recibir al Mesías.
La
providencia de la restauración no podía realizarse a menos que la
familia de Adán establezca las condiciones de indemnización para
restaurar el fundamento de fe y el fundamento de substancia, mediante
los cuales se logra el fundamento para el Mesías y sobre este
fundamento, recibir finalmente al Mesías.
1. EL FUNDAMENTO DE FE
En
primer lugar, para establecer el fundamento de fe, deben haber
ciertos objetos condicionales para su restauración por
indemnización.
Originalmente,
Adán, debido a su incredulidad, perdió la Palabra de Dios dada como
condición para establecer el fundamento de fe. Por ello, para que
Adán, quien cayó en una posición en la que no podía recibir
directamente la Palabra de Dios restaurase el fundamento de fe,
debería haber ofrecido ciertos objetos condicionales agradables a
Dios en lugar de la Palabra.
Este
objeto condicional que debía ser ofrecido en la familia de Adán en
lugar de la Palabra era la ofrenda.
En
segundo lugar, para restaurar el fundamento de fe debe haber una
figura central, capaz de restaurar dicho fundamento.
La
figura central para restaurar el fundamento de fe en la familia de
Adán era naturalmente el mismo Adán.
Por lo tanto, Adán debería ofrecer los sacrificios. El éxito o no
en establecer el fundamento de fe dependía de que los ofreciera de
una manera aceptable o no.
El
relato bíblico nos muestra que Adán no pudo ofrecer sacrificios,
sino que en su lugar lo hicieron Caín y Abel. ¿Cuál debió ser la
razón?
De
acuerdo con los principios de la creación, el hombre fue creado
originalmente para relacionarse con un solo señor.
Por
consiguiente, Dios no puede llevar a cabo Su providencia dentro de
los principios de la creación con un ser que está en la posición
de depender de dos señores. Si Dios hubiera aceptado a Adán y a su
ofrenda, Satanás también podría relacionarse con ellos sobre la
base de tener una relación de sangre con Adán. En ese caso, Adán
estaría situado en la posición, fuera del Principio, de tener que
tratar con dos señores, Dios y Satanás.
Al no poder llevar a cabo esta providencia fuera del Principio, Dios
tuvo que seguir con la providencia de dividir a Adán, el origen de
los dos caracteres, el bueno y el malo, en dos seres; es decir, el
ser que representa el carácter bueno y el ser que representa el
carácter malo. Con este propósito Dios dio a Adán dos hijos,
representando el bien y el mal respectivamente. El hizo que cada uno
de ellos ofreciese sacrificios poniéndolos en las posiciones
respectivas de relacionarse con Dios y con Satanás; es decir, los
puso en la posición dentro de los principios de la creación de
servir a un solo señor.
Entonces
¿quién de los dos, Caín y Abel, hijos de un mismo padre, tenía
que estar en la posición de relacionarse con Dios, como
representación del bien, y quién en la posición de relacionarse
con Satanás, como representación del mal? Tanto
Caín como Abel eran el fruto de la caída de Eva. Por lo tanto, esta
cuestión debería ser decidida de acuerdo con el curso de la caída
de Eva, que fue el origen de la caída.
La
caída de Eva consistió de dos tipos de relaciones ilícitas de
amor. La primera fue la caída espiritual a través del amor con el
arcángel. La segunda fue la caída física a través del amor con
Adán. Ambas son, desde luego, semejantes en el sentido de que son
acciones caídas. Sin embargo cuando queremos decidir cuál de las
dos está más de acuerdo con el Principio y cuál es más digna de
perdón, debemos decir que la segunda acción es relativamente mejor
que la primera. Esto es porque en el segundo acto de la caída, Eva
tuvo relaciones con Adán, quien iba a ser su esposo según el
Principio, impulsada por el deseo de regresar a Dios después de
darse cuenta de la naturaleza ilícita de su relación con el
arcángel
(ref. Parte I, Cap. II, Sec. II, 2). En el primer acto de la caída
ella tuvo relaciones con el arcángel, quien no era su esposo según
el Principio, impulsada por su excesivo deseo de disfrutar de lo que
aún no era tiempo de disfrutar; es decir, llegar a ser como Dios,
con los ojos abiertos (Gn. 3:5).
Caín y Abel
eran los frutos del amor ilícito de Eva. Por consiguiente, Dios
tenía que hacer una distinción entre los dos tipos de actos
ilícitos de amor cometidos centralizados en Eva teniendo en cuenta
las condiciones de la caída, y tenía que poner a Caín y a Abel en
las respectivas posiciones representando las diferentes situaciones.
En otras palabras, siendo
Caín el fruto del primer amor, fue situado en la posición de
relacionarse con Satanás, como la representación del mal,
simbolizando el primer acto caído de amor con el arcángel. Abel,
siendo el fruto del segundo amor, fue situado en la posición de
relacionarse con Dios, como representación del bien, simbolizando el
segundo acto caído de amor con Adán.
Debido
a que Satanás tomó posesión del mundo que Dios creó, va
realizando previamente, en contra del Principio, un mundo semejante
en su forma al mundo de los principios de Dios.
Originalmente,
Dios estableció que el primer hijo debía heredar el derecho de
primogenitura. Por lo tanto, Satanás tenía también más apego por
el mayor que por el menor. Además, estando Satanás en la posición
de gobernador del mundo creado, pensó tomar a Caín con quien estaba
más ligado. Por consiguiente, Dios tomó a Abel.
Tomemos
un ejemplo de la Biblia. Dios dijo a Caín: «Mas, si no obras bien,
a la puerta está el pecado» (Gn. 4:7). Según esto podemos
comprender que Caín estaba situado en la posición de relacionarse
con Satanás. Cuando los israelitas huyeron de Egipto, Dios no sólo
mató a los primogénitos de los egipcios, sino también a las
primicias del ganado (Ex. 12:29), porque todos ellos estaban en la
posición de objetos de Satanás. Por otro lado, cuando los
israelitas fueron llevados a Canaán, sólo los levitas, que estaban
en la posición de segundo hijo, Abel, podían llevar el Arca de la
Alianza (Dt. 31:25). Hay también un relato bíblico que dice que
Dios amó al segundo hijo Jacob y odió al primer hijo Esaú, cuando
aún estaban en el vientre de su madre (Gn. 25:23). Es así porque
solamente la distinción de su nacimiento como primer o segundo hijo
justificaba las respectivas posiciones de Caín y Abel. En el caso de
la bendición de Jacob a sus nietos Efraín y Manasés, los bendijo
cruzando sus manos y poniendo su mano derecha sobre la cabeza de
Efraín, el más joven, a quien quería dar prioridad (Gn. 48:14). Es
debido también a que Efraín estaba en la posición de Abel.
Conforme a este principio, Dios hizo ofrecer sacrificios a Caín y a
Abel, después de haberlos colocado respectivamente en las posiciones
en las que cada uno podía relacionarse con un solo señor, Dios o
Satanás (Gn. 4:3-5).
Dios
aceptó la ofrenda de Abel y rechazó la de Caín. ¿Cuál debió
haber sido la razón? Dios aceptó la ofrenda de Abel (Gn. 4:4)
porque ofreció con buena fe un sacrificio aceptable ante Dios, en
una posición objetiva en que Dios podía tomarlo (He. 11: 4). De
esta forma, fue establecido el fundamento de fe que debía ser
establecido en la familia de Adán.
Esto nos enseña igualmente que Dios está dispuesto a aceptar a todo
hombre, aunque sea caído, si se forma una condición favorable que
posibilite a Dios tomarlo. Dios
no rechazó la ofrenda de Caín porque le odiara realmente. Fue
porque Dios no podía aceptar su ofrenda a menos que el propio Caín
estableciese una cierta condición que justificara la aceptación de
la ofrenda, pues Caín estaba situado en una posición en la cual
podía ser tomado por Satanás.
Por medio de
este ejemplo, Dios nos mostró que para que un hombre en la posición
de objeto de Satanás vuelva al lado de Dios, debe cumplir una cierta
condición de indemnización. ¿Qué
clase de condición de indemnización debería haber cumplido Caín?
Era la condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída
de la que trataremos en detalle a continuación.
2. EL FUNDAMENTO DE SUBSTANCIA
Para
que la familia de Adán estableciera el fundamento de substancia,
Caín habría tenido que establecer la «condición de indemnización
para eliminar la naturaleza caída», de forma tal que Dios pudiese
aceptar su ofrenda con alegría.
¿Cómo debería haber establecido la condición de indemnización
para eliminar la naturaleza caída?
Los primeros
antepasados de la humanidad cayeron a causa del arcángel, heredando
así su naturaleza caída. Por consiguiente, para
eliminar la naturaleza caída, el hombre debería haber establecido
una condición de indemnización conforme al principio de la
restauración por indemnización, tomando un curso inverso al camino
que lo llevó a adquirir la naturaleza caída.
El
arcángel cayó porque fracasó en amar a Adán, a quien Dios amaba
más. Por consiguiente, se originó la naturaleza caída de no tomar
la misma actitud que Dios. Por ello, para eliminar la naturaleza
caída, Caín, que estaba en la posición del arcángel debería
haber amado a Abel, que estaba en la posición de Adán, tomando así
la misma actitud que Dios.
Después
el arcángel cayó porque fracasó en recibir el amor de Dios a
través de Adán, quien estaba más cerca de Dios como mediador. En
lugar de ello, el arcángel pensó en tomar la posición de Adán.
Por consiguiente, apareció la naturaleza caída de no guardar la
propia posición. Para eliminar esta naturaleza caída, Caín, que
estaba en la posición del arcángel, debería haber tomado la
posición de recibir el amor de Dios a través de Abel, que estaba en
la posición de Adán como mediador, siendo capaz en esta situación
de guardar su posición.
El arcángel
cayó también porque dominó a Adán y Eva, quienes debían
dominarlo. Por consiguiente, surgió
la naturaleza caída de invertir el orden de dominio. Por lo tanto,
para que se pudiera eliminar esta naturaleza caída, Caín, que
estaba en la posición del arcángel, debería haber establecido la
ley y el sistema de orden de dominio situándose en la actitud de
obediencia a Abel, que estaba en la posición de Adán, y dejarse así
dominar por él.
La voluntad
de Dios de que el hombre realizara el bien, no debiendo comer del
fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal debería haber sido
transmitida de Dios a Adán, de Adán a Eva y de Eva al arcángel,
multiplicando así el bien. Sin embargo, por lo contrario el arcángel
transmitió a Eva la voluntad de realizar la iniquidad de que el
fruto podía ser tomado y comido. Después Eva lo transmitió a Adán,
causando así la caída del hombre. Por lo tanto, apareció
la naturaleza caída de multiplicar los pecados. Con el fin de
eliminar este tipo de naturaleza caída, Caín, que estaba en la
posición del arcángel, debería haber establecido la condición de
multiplicar el bien, situándose en una posición muy cercana a Abel,
quien estaba más próximo a Dios que él mismo, y recibir así la
voluntad de realizar el bien a través de Abel.
Mostremos
ahora algunos ejemplos correspondientes a las ofrendas de Caín y
Abel. En nuestro ser individual, la mente, que nos dirige hacia el
bien (Rm. 7:22) se encuentra en la posición de Abel, mientras que
nuestro cuerpo, que tiende a servir a la ley del pecado (Rm. 7:25)
está en la posición de Caín. Por consiguiente, nuestro ser
individual llegará a ser bueno solamente cuando nuestro cuerpo
obedezca las órdenes de nuestra mente. Sin embargo, nuestro cuerpo
siempre se rebela contra las órdenes de la mente, repitiendo así la
misma acción en la que Caín mató a Abel. Por ello, nuestro ser
individual se convierte en malo.
Así, la vida religiosa puede ser considerada como la vida cuyo fin
es hacer que nuestro cuerpo obedezca a nuestra mente, dirigida por la
voluntad de Dios, de igual manera que Caín debería haber obedecido
a Abel. Además, el
hombre cayó y llegó a ser el ser más perverso de entre todas las
cosas (Jer. 17:9); así, tenía que acercarse a Dios a través de las
cosas creadas, poniendo a estas en la posición de Abel. Esto era la
«ofrenda».
La tendencia del hombre de buscar buenos líderes y buenos amigos,
considerando el resultado, proviene del deseo de la mente original de
acercarse a Dios, encontrando a alguien en la posición de Abel más
cerca de Dios y uniéndose con él.
La fe
cristiana nos enseña a ser mansos y humildes para que podamos
asegurarnos una posición ante Dios, practicando estas virtudes con
una persona de tipo Abel que encontremos en nuestra vida cotidiana.
Desde el individuo hasta la familia, la sociedad, la raza, la nación
y el mundo, siempre hay dos tipos de personas; a saber, el tipo Caín
y el tipo Abel. Por consiguiente, para restaurar todas estas cosas a
la posición original de la creación, la persona tipo Caín debe
obedecer y someterse a la persona tipo Abel. Jesús
vino como el Abel a quien toda la humanidad tenía que servir y
obedecer. Por ello dijo: «... Nadie va al Padre sino por mí» (Jn.
14:6).
Si Caín
hubiera obedecido a Abel, la familia de Adán habría tenido éxito
en establecer la condición de indemnización para eliminar la
naturaleza caída, alcanzando así el fundamento de substancia sobre
el fundamento de fe ya establecido. Entonces, después de recibir al
Mesías, podrían haber restaurado el fundamento de cuatro posiciones
proyectado originalmente en la creación, sobre el fundamento para
recibir al Mesías a nivel familiar. Sin embargo, Caín
mató a Abel, reiterando la naturaleza caída del arcángel que causó
la caída del hombre y así la familia de Adán fracasó en
establecer el fundamento de substancia que debía ser establecido en
aquel entonces. Por consiguiente, la providencia de la restauración
centrada en la familia de Adán terminó en un fracaso.
3. EL FUNDAMENTO PARA RECIBIR AL MESIAS EN LA FAMILIA DE ADAN Y SU PERDIDA
El
fundamento para recibir al Mesías se realiza estableciendo el
fundamento de substancia sobre la base de haber restaurado por
indemnización el fundamento de fe. Desde el punto de vista de la
ofrenda de sacrificios, el fundamento de fe debe ser restaurado
presentando de forma aceptable la ofrenda simbólica, y el fundamento
de substancia debe ser realizado presentando de forma aceptable la
ofrenda substancial. Indaguemos, el significado y el propósito de la
ofrenda simbólica y de la ofrenda substancial.
Las tres
grandes bendiciones de Dios dadas al hombre, el propósito de Su
creación, tenían que ser realizadas cuando Adán y Eva, después de
haber alcanzado la perfección individualmente, llegaran a ser marido
y mujer, multiplicaran hijos para formar una familia y por último
dominaran la creación entera. Sin embargo, a
causa de la caída las tres grandes bendiciones no fueron realizadas.
Para restaurar esto, debemos seguir el curso inverso y establecer el
fundamento de fe ofreciendo sacrificios simbólicos, a través de los
cuales pueda establecerse al mismo tiempo la condición de
indemnización para restaurar todas las cosas creadas y la condición
simbólica de indemnización para restaurar al hombre.
A
continuación, debemos establecer el fundamento para recibir al
Mesías, después de establecer el fundamento de substancia
ofreciendo los sacrificios substanciales que son al mismo tiempo la
condición para restaurar a los hijos y, sobre esta base, para
restaurar a los padres. Primeramente, podemos considerar
separadamente el significado y propósito de la ofrenda simbólica.
Como ya se
ha visto en el capítulo «La Caída del Hombre», Satanás,
que llegó a dominar a los hombres caídos, ha dominado también
todas las cosas que estaban destinadas a estar bajo el dominio del
hombre. Por esta razón la Biblia dice que todas las cosas sufren con
dolores de parto (Rm. 8:22). Por consiguiente, el primer objetivo de
las ofrendas simbólicas es establecer la condición de indemnización
para restaurar todas las cosas, que son los objetos substanciales
simbólicos de Dios.
Después,
el hombre, que por la caída llegó a ser el ser más perverso de
todas las cosas creadas (Jer. 17:9), puede acercarse a Dios yendo a
través de las cosas de la creación, que están más próximas a
Dios que él mismo, según el orden de los principios de la creación.
Por
consiguiente, el segundo objetivo de las ofrendas simbólicas es
establecer la condición de indemnización simbólica para restaurar
a los hombres substancialmente a Dios.
La ofrenda
substancial es una ofrenda de tipo interior; que debe realizarse
después de haber presentado de forma aceptable la ofrenda simbólica
de tipo exterior, siguiendo el modelo de la creación de todas las
cosas en primer lugar y del hombre a continuación. Por consiguiente,
debemos primeramente presentar de forma aceptable la ofrenda
simbólica, haciendo así al mismo tiempo la condición de
indemnización para restaurar todas las cosas y la condición
simbólica de indemnización para restaurar al hombre. Sobre
esta base debemos hacer las ofrendas substanciales como condición de
indemnización para restaurar al hombre substancialmente. La ofrenda
substancial es establecer la condición de indemnización para
eliminar la naturaleza caída a fin de restaurar al hombre. Si una
persona tipo Caín establece la condición de indemnización para
restaurar a los hijos haciendo la ofrenda substancial con la persona
tipo Abel, ésta será también considerada como la condición de
indemnización para restaurar a los padres, como será explicado más
adelante; de esta forma, esta ofrenda substancial será una ofrenda
aceptable.
Para que la
familia de Adán estableciese el fundamento para recibir al Mesías,
el propio Adán debía primeramente establecer el fundamento de fe
por medio de la ofrenda simbólica. Como hemos dicho anteriormente,
la
ofrenda no fue hecha por Adán, porque si Adán hubiera ofrecido los
sacrificios, tanto Dios como Satanás habrían podido reclamarlos,
encontrándose así en una posición contraria al Principio. Además,
hay otra razón desde el punto de vista del sentimiento y el corazón.
El Adán caído era de hecho la mismísima persona que causó la
aflicción de Dios por miles de generaciones. Por ello, Adán no
podía ser de ningún modo el objeto del corazón de Dios, con quien
Dios pudiese relacionarse directamente en Su providencia de la
restauración.
Por lo tanto, Dios hizo ofrecer
los sacrificios simbólicos al segundo hijo Abel, en lugar de Adán.
Así fueron establecidas al mismo tiempo la condición de
indemnización para restaurar todas las cosas y la condición
simbólica de indemnización para restaurar a los hombres. Entonces,
si sobre esta base Caín y Abel hubieran establecido la condición de
indemnización para restaurar a los hijos mediante la ofrenda
substancial, Adán, como el padre, se habría situado sobre este
fundamento de substancia y se habría realizado así el fundamento
para recibir al Mesías en aquel tiempo.
Con
el fin de ofrecer los sacrificios substanciales estableciendo la
condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída, se
debía escoger primeramente la figura central para ofrecer el
sacrificio. Por ello, debemos comprender que la ofrenda simbólica de
Abel tenía dos objetivos: en primer lugar, establecer el fundamento
de fe en lugar de Adán, y en segundo lugar, calificar a Abel como la
figura central para hacer la ofrenda substancial.
Caín
tenía que establecer la condición de indemnización para eliminar
la naturaleza caída, y debemos saber qué consecuencias habría
tenido que la familia de Adán estableciera la condición en su
totalidad.
Si los antepasados humanos hubieran obedecido las palabras de Dios,
la voluntad de Dios habría sido realizada en aquel tiempo; si el
pueblo judío hubiera creído en Jesús, la voluntad de Jesús podría
haber sido realizada en su vida. En este caso igualmente, si
Caín hubiera cumplido la condición de indemnización para eliminar
la naturaleza caída obedeciendo a Abel, ambos, Caín y Abel podrían
haber estado en la posición de haber establecido como hijos la
condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída. Ya
que Caín y Abel eran los seres substanciales derivados de la
división de Adán, quien era la fuente del bien y del mal, Adán,
como el padre, se podría haber separado de Satanás sobre la base
del fundamento de substancia establecido, si Caín y Abel hubieran
hecho la condición de indemnización para eliminar la naturaleza
caída separándose de Satanás. Entonces, el fundamento para recibir
al Mesías podría haber sido establecido en la familia de Adán. De
esta forma, la condición de indemnización para restaurar a los
padres podía ser establecida por medio de la ofrenda simbólica y la
ofrenda substancial.
Abel ofreció un sacrificio
aceptable. Por ello, se estableció con éxito la condición para
restaurar por indemnización el fundamento de fe, centrado en Adán,
y la posición de Abel como la figura central para hacer la ofrenda
substancial. Sin embargo, como Caín mató a Abel, cayeron de nuevo
en el mismo estado del arcángel y Eva después de la caída. Por lo
tanto, la ofrenda substancial fue un fracaso. No pudieron establecer
la condición de indemnización para eliminar la naturaleza caída.
Por consiguiente, fracasaron también en el establecimiento del
fundamento de substancia. Esto les impidió establecer el fundamento
para recibir al Mesías. Por ello, la providencia de la restauración
centrada en la familia de Adán no pudo ser realizada.
4. LECCIONES APRENDIDAS DE LA FAMILIA DE ADAN
En
primer lugar, el fracaso de la providencia de la restauración
centrada en la familia de Adán nos muestra la predestinación de
Dios de la realización de la voluntad y Su actitud con respecto a la
parte de responsabilidad del hombre.
Originalmente,
la predestinación de la voluntad de Dios podía ser realizada
solamente cuando se unieran la parte de responsabilidad de Dios y la
parte de responsabilidad del hombre.
Dios
no podía instruir a Caín y Abel sobre la forma de ofrecer los
sacrificios porque la decisión de Caín de ofrecer o no los
sacrificios a través de Abel era su parte de responsabilidad.
En
segundo lugar, después de que Caín mató a Abel, Dios siguió Su
providencia a través de Set. Esto nos muestra que la predestinación
de Dios de Su voluntad es absoluta, mientras que Su predestinación
para que el hombre lleve a cabo Su voluntad es relativa.
Dios
predestinó que Abel llegara a ser la figura central de la ofrenda
substancial, cumpliendo su propia parte de responsabilidad en
correspondencia a la parte de responsabilidad de Dios.
Por consiguiente, cuando Abel falló en cumplir su parte de
responsabilidad, Dios se propuso llevar a cabo Su voluntad, que
estaba predestinada de forma absoluta, poniendo a Set en su lugar.
En
tercer lugar, las ofrendas de Caín y Abel nos muestran que todo
hombre puede cumplir la voluntad de Dios cuando encuentra a una
persona tipo Abel y le obedece en completa sumisión.
Por
otra parte, la
No hay comentarios:
Publicar un comentario