domingo, 20 de noviembre de 2016

La Providencia de la Salvación - El principio Divino


Seccion II

La Providencia de la Salvación

1. LA PROVIDENCIA DE LA SALVACION ES LA PROVIDENCIA DE LA RESTAURACION

Este mundo de maldad y pecado no sólo de aflicción al hombre, sino también a Dios (Gn. 6:6). ¿Dejaría Dios tal como está a este mundo de dolor? Si el mundo del bien, que Dios creó para la máxima alegría, va a continuar siempre siendo un mundo de pecado, lleno de dolor debido a la caída humana, Dios acabaría siendo un Dios fracasado e incapaz. Por consiguiente, Dios está obligado a salvar a este mundo de pecado por todos los medios.
¿En qué medida salvará Dios a este mundo? Está demás decir que la salvación será total. Primeramente, Dios debe salvarlo hasta el punto en que el hombre pueda restaurar la posición que había alcanzado antes de la caída de los primeros antepasados humanos, eliminando completamente el poder malo de Satanás (Hch. 26:18). Entonces, Dios debe desarrollar Su providencia hasta el grado en el que El pueda dominar al mundo directamente mediante el cumplimiento del propósito bueno de la creación (Hch. 3:21).
Salvar a un hombre enfermo es restaurarlo al estado de salud que disfrutaba antes de la enfermedad. Salvar a un hombre que está ahogándose, es restaurarlo al estado en el que estaba antes de que se cayera al agua. De igual manera, salvar a un hombre caído en pecado, significa entonces, restaurarlo a la posición original de pureza que disfrutaba en un principio. Por lo tanto, «la providencia de la salvación de Dios es la providencia de la restauración» (Hch. 1:6, Mt. 17:11).
La caída humana es, naturalmente, el resultado del propio error del hombre. Sin embargo, Dios, como el Creador, es también responsable del resultado. Si Dios no hubiera creado al hombre, la caída no habría ocurrido. Por ello, Dios se ha sentido obligado a restaurar las consecuencias del error del hombre a su estado original de antes de la caída. Dios es el sujeto eterno. Por consiguiente, la vida del hombre, que fue creado como Su eterno objeto de alegría, debería también ser eterna. De acuerdo con el Principio, Dios creó al hombre para la eternidad. Aunque el hombre cayó, Dios no puede destruirlo, debido a que esto negaría los principios de la creación. Por lo tanto, Dios debe salvar al hombre y restaurarlo a su posición original en la creación.
Dios prometió realizar Sus tres grandes bendiciones después de la creación del hombre (Gn. 1:28). El dice en Isaías 46:11: «Tal como lo he dicho, así se cumplirá; como lo he planeado, así lo haré». Conforme a sus propias palabras, Dios ha estado obrando para cumplir Su promesa desarrollando la providencia de la restauración de estas bendiciones, perdidas al principio a causa de Satanás. Cuando Jesús dijo a sus discípulos en Mateo 5 :48, «Sed, pues, vosotros perfectos, como es perfecto vuestro Padre celestial», les estaba ordenando restaurarse a la posición del hombre original de la creación, porque según los principios de la creación, el hombre original de la creación debería ser tan perfecto como Dios, adquiriendo divinidad eterna debido a su unidad con El.

2. EL PROPOSITO DE LA PROVIDENCIA DE LA RESTAURACION

¿Cuál es, entonces, el propósito de la providencia de la restauración? Es realizar el Reino Celestial, el eterno objeto de bondad para Dios, pues éste es Su propósito original de la creación. En el principio, Dios creó a los hombres sobre la tierra y proyectó realizar el Reino de los Cielos sobre la tierra centralizado en ellos. Sin embargo, como no pudo cumplir Su voluntad, debido a la caída humana, el propósito primordial de la providencia de la restauración no puede ser otro que restaurar el Reino de los Cielos sobre la tierra. Jesús, que vino con el fin de cumplir el propósito de la providencia de la restauración, dijo a sus discípulos que oraran para que la voluntad de Dios fuera hecha así en la tierra como en el cielo (Mt. 6:10), y advirtió a su pueblo que se arrepintieran, porque el Reino de los Cielos estaba cerca (Mt. 4:17). Esto comprueba que el propósito de la providencia de la restauración es restaurar el Reino de los Cielos sobre la tierra.

3. LA HISTORIA HUMANA ES LA HISTORIA DE LA PROVIDENCIA DE LA RESTAURACION

Hemos aclarado previamente que la providencia de la salvación de Dios es la providencia de la restauración. Por lo tanto, la historia humana es la historia providencial mediante la cual Dios planea salvar al hombre caído y hacer que restaure el mundo original del bien. Estudiemos ahora, según diferentes puntos de vista, el hecho de que la historia es la historia de la providencia de la restauración.
Primeramente, consideraremos la historia humana según el punto de vista de la historia del desarrollo de las esferas culturales. En todo tiempo y lugar, incluso los hombres más malos tienen en común el deseo de la mente original de perseguir el bien, rechazando el mal. Por consiguiente, todos los hombres abrigaban el idéntico propósito fundamental de perseguir y realizar el bien, aunque es también verdad que han creado una historia de luchas llena de constantes conflictos que surgían a causa de las diferencias, según el tiempo y lugar, en las concepciones del bien y sus métodos para llevarlo a la práctica.
¿Por qué la mente original del hombre se dirige irresistiblemente hacia el bien, trascendiendo tiempo y espacio con una fuerza que nadie puede parar? Es debido a que Dios, el sujeto del bien, creó al hombre como Su objeto substancial para que realizara el propósito del bien. Por ello, como la mente original del hombre busca el bien, aunque el hombre caído sea incapaz de llevar una vida buena, debido a la obra de Satanás, la meta de la historia que ha sido confeccionada por tales hombres no puede ser otra que un mundo de bondad.
A pesar de los esfuerzos de la mente original del hombre por dirigirse hacia el bien, el hombre nunca encuentra el bien verdadero en este mundo bajo el control de Satanás. Por esta razón, el hombre ha deseado encontrar su sujeto del bien en el mundo trascendente del tiempo y del espacio. La religión ha nacido como una consecuencia de esta inevitable demanda de los hombres. El hombre, que cayó en la ignorancia de Dios debido a la caída, siempre ha tratado de comunicarse con El persiguiendo constantemente el bien mediante la religión. Aunque los individuos, razas o naciones de una cierta religión hayan perecido, la religión misma ha sobrevivido hasta el presente. Estudiemos ahora estos hechos históricos, centrados en la historia del alzamiento y decadencia de las naciones.
En primer lugar, cuando examinamos la historia de China, encontramos que cada era de Ch'un Ch'iu fue seguida por una era unificada de Ch'in; y las eras de Ch'ien Han, Shin, Hou Han, San Kuo, Si Tsin, Tung Tsin y Nan Pei Ch'ao, fueron seguidas por la era unificada de Sui y T'ang; y las eras de las Cinco Dinastías (Pei Sung, Nan Sung, Yuan, Ming y Ch'ing), fueron seguidas por la República de China actual. Aunque durante todas estas eras se han sucedido el alzamiento y la decadencia de muchas naciones y con ello muchos cambios en el poder político, sin embargo las tres religiones del Lejano Oriente, Confucionismo, Budismo y Sun-Kyo aún existen con plena fuerza.
A continuación, cuando estudiamos la historia de India, vemos que el imperio de Mauryas, fue seguido por el de Andhra, el cual fue seguido en cambio por los de Gupta, Barudanah, Sahman, Razuni, Maghal y la India actual. Aunque la nación sufrió muchos cambios durante todas estas eras, el Hinduismo sobrevivió. De nuevo, cuando observamos la historia del Oriente Medio, vemos que el Imperio Sarraceno, fue seguido por el Califato del Este y Oeste, que en cambio fue seguido por Selpuk Turquía y Osman Turquía, con sus poderes políticos en constante cambio. Sin embargo, la religión del Islam ha continuado existiendo.
Busquemos también una prueba substancial dentro de la corriente principal de la Historia Occidental. La dirección del mundo occidental estuvo sucesivamente en manos de Grecia, Roma, Gales, España y Portugal. Luego, temporalmente en manos de Francia y Holanda; luego fue arrebatada por Gran Bretaña y está recientemente dividida entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. No obstante, el Cristianismo ha continuado floreciendo. Incluso en la Unión Soviética, bajo la tiranía establecida sobre el fundamento del materialismo, el Cristianismo ha sobrevivido.
Examinando profundamente los vestigios del alzamiento y decadencia de las naciones, podemos también ver que las potencias que persiguieron a la religión todas perecieron, mientras que aquellas que protegieron y fomentaron la religión prosperaron. La historia nos testifica que, al pasar el papel central de una nación a otra, en todos los casos se traspasaba a otro país que elevaba la religión aún más que el anterior. De esta manera la historia de la religión nos enseña que vendrá sin duda el día en el que el mundo del comunismo, que persigue a la religión, perecerá.
Han existido muchas religiones en la historia humana. De entre ellas, las religiones de mayor influencia han venido formando inevitablemente esferas culturales, y sólo contando aquellas de las que se tiene registro, son un número de 21 a 26. Sin embargo, con el fluir de la historia, las inferiores han sido absorbidas por las superiores o se han fusionado con ellas gradualmente. En los años recientes, de las mencionadas del alzamiento y decadencia de las naciones, han permanecido cuatro grandes esferas culturales. La esfera cultural de extremo oriente (Confucionismo, Budismo), el Hinduismo, el Islamismo (Mahometismo) y el Cristianismo. Estas muestran la tendencia a formar una sola esfera cultural mundial centrada en el Cristianismo. Por ello, también podemos darnos cuenta según esta tendencia histórica que el Cristianismo tiene, como su misión última, la realización del propósito de todas las religiones que han estado dirigiéndose hacia la meta del bien. La historia del desarrollo de las esferas culturales nos muestra una tendencia hacia la formación de una única esfera cultural mundial, centrada en una religión, mediante la unificación de numerosas religiones. Esta es una prueba de que la historia humana está dirigida hacia la restauración de un solo mundo unificado.
La segunda manera de comprender que la historia humana es la historia de la providencia de la restauración, es examinando la tendencia de la religión y la ciencia. Como ya fue afirmado en la «Introducción General», la unificación de la religión y la ciencia, que han obrado respectivamente para vencer los dos aspectos de la ignorancia humana originada por la caída, es una cuestión que debe ser resuelta hoy. La religión y la ciencia, que hasta ahora han estado desarrollándose sin ninguna conexión, están destinadas a encontrarse en un mismo lugar, después de haber llegado hasta donde pudieron. Esto nos enseña claramente que la historia humana ha seguido el curso providencial de la restauración del mundo original de la creación. Si no hubiera sido por la caída, la capacidad intelectual del hombre se habría desarrollado al máximo grado en espíritu (verdad interior), estimulando así, naturalmente, a un grado correspondiente de desarrollo exterior a través de la ciencia. La ciencia, entonces, habría avanzado muy rápidamente, llegándose al nivel de desarrollo científico actual en los días de nuestros primeros antepasados humanos.
Sin embargo, debido a la caída, el hombre cayó en la ignorancia, no siendo capaz de lograr tal sociedad. A partir de entonces, ha luchado para restaurar el mundo ideal del desarrollo científico que debería haberse logrado en el comienzo, tratando de vencer la ignorancia por medio de la ciencia. El elevado desarrollo científico actual está restaurando exteriormente la etapa inmediatamente anterior a la transición a un mundo ideal.
La tercera manera por la que podemos observar que la historia humana es la historia de la providencia de la restauración, es según la tendencia en la historia de luchas. Las batallas por las riquezas, tierras y pueblos han acompañado al desarrollo de la sociedad humana a lo largo de todos los días de la historia hasta el presente. Estas luchas han ampliado su campo, extendiéndose desde la familia a la tribu, y así en adelante hasta el nivel social, nacional y finalmente mundial, en el cual los dos mundos de la democracia y el comunismo se enfrentan ahora en una guerra final ideológica. En este tiempo, al término de la historia pecaminosa de la humanidad, la moral celestial bajo el nombre de la democracia, llevó a las naciones a superar la etapa histórica en la que se creía lograr la felicidad de las riquezas, tierras y pueblos que saqueaban. Después de la I Guerra Mundial, vimos que las naciones derrotadas fueron obligadas a liberar sus colonias, pero después de la II Guerra Mundial las naciones victoriosas, a su debido tiempo liberaron voluntariamente a sus colonias. Las grandes potencias de hoy han permitido a las pequeñas potencias, a veces más pequeñas y débiles que una sola ciudad de las grandes potencias, que se conviertan en estados miembros de las Naciones Unidas. Las grandes potencias las han hecho naciones hermanas no sólo proporcionándoles alimentos, sino también dándoles derechos y deberes al igual que las demás grandes potencias.
¿Cómo será la lucha final? Será una lucha entre ideologías. Sin embargo, la lucha entre los dos mundos de la democracia y el comunismo nunca cesará a menos que aparezca la verdad definitiva, que pueda superar completamente a la visión materialista de la historia que amenaza al mundo actual. Cuando aparezca esta última verdad que pueda resolver los problemas de la religión y la ciencia en un solo tema unificado, la ideología comunista, que hasta ahora ha intentado desarrollarse sólo dando importancia a la ciencia, negando la religión, será superada. Finalmente, los dos mundos serán completamente unificados bajo una sola ideología. Así, vemos que según la tendencia de la historia de luchas humanas, no podemos negar el hecho de que la historia humana es la historia providencial de la restauración del mundo original de la creación.
La cuarta manera es analizar un poco más esta cuestión centrados en la Biblia. El propósito de la historia humana es restaurar el Jardín del Edén con el Arbol de la Vida en el centro (Gn. 2 :9; ref. Parte I, Cap. II, Sec. I, 1). «El Jardín del Edén» no significa el área limitada en la cual fueron creados Adán y Eva, sino toda la tierra. Si el Jardín del Edén fuera la región limitada donde los primeros antepasados humanos fueron creados, ¿cómo podrían vivir los innumerables miembros de la humanidad en un lugar tan pequeño? Sería necesario un número extremadamente grande de gente para llenar la tierra conforme a la bendición de Dios dada al hombre (Gn. 1:28).
Debido a la caída de los primeros antepasados humanos, este Jardín del Edén terrenal, que Dios pensó establecer con el Arbol de la Vida en su centro, cayó en manos de Satán (Gn. 3:24). Por lo tanto, cuando la historia mala de la humanidad que comenzó en el Alfa concluya en el Omega, la esperanza y gloria de los hombres caídos será lavar sus vestiduras y entrar en el Jardín del Edén restaurado, y restaurar así su derecho al Arbol de la Vida (Ap. 22:13-14). Entonces, ¿qué significan estos versículos bíblicos ?
Como fue aclarado en «La Caída del Hombre», el Arbol de la Vida significa el Adán perfecto, es decir el Padre Verdadero de la humanidad. Debido a la caída de los primeros padres humanos, sus descendientes nacieron con pecado original; por consiguiente, con el fin de que estos hijos del pecado puedan ser restaurados en hombres originales de la creación, todos los hombres deben nacer de nuevo, como dijo Jesús (ref. Parte I, Cap. VII, Sec. IV, 1). Por lo tanto, la historia del hombre es la búsqueda del Padre Verdadero, que pueda dar nueva vida a toda la humanidad; es decir, Cristo. El Arbol de la Vida mencionado en el Apocalipsis a quien los creyentes de los Ultimos Días deben encontrar, no significa otra cosa sino Cristo, el Salvador. Según estos versículos bíblicos, sabemos que el propósito de la historia humana es restaurar el Jardín del Edén en su forma original, centrado en Cristo, que viene como el Arbol de la Vida.
También en Apocalipsis 21:1 leemos que en los últimos días aparecerán un nuevo cielo y una nueva tierra. Esto significa precisamente, que el viejo cielo y la vieja tierra que habían estado bajo el dominio satánico serán restaurados como un nuevo cielo y una nueva tierra bajo el dominio de Cristo, centralizado en Dios. En Romanos 8:19-22, leemos que también la creación que gime bajo el dominio de Satanás, no va a consumirse en el fuego en los últimos días, sino que se restaurará a la posición original y está escrito que para renovarse (Ap 21:5), anhela la manifestación de los restaurados hijos de Dios, calificados para dominarla.
Considerada desde este punto de vista, podemos percibir muy claramente que la historia humana es la historia de la providencia divina de la restauración del mundo original de la creación.

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