domingo, 20 de noviembre de 2016

El Período de Preparación para la Segunda Llegada del Mesías - El Principio Divino


CAPITULO V

El Período de Preparación para la Segunda Llegada del Mesías

El período de preparación para la Segunda Llegada del Mesías es el período de 400 años desde la Reforma Religiosa de 1517 hasta el final de la Primera Guerra Mundial en 1918. El resumen del carácter de este período ya fue tratado en la sección en la que se le compara con el período de preparación para la llegada del Mesías desde el punto de vista de la identidad de tiempo; pero aquí haremos un estudio más detallado. Desde el punto de vista de la providencia de la restauración, esta era está dividida en tres períodos: el período de la Reforma Religiosa, el período de lucha entre religiones e ideologías y el período de madurez de la política, la economía y la ideología.

SECCION I

El Período de la Reforma Religiosa (1517-1648)

El período de 130 años, desde el momento en que Lutero levantó el estandarte de la Reforma Religiosa en Alemania en 1517 hasta el fin de la lucha entre las dos sectas religiosas, la antigua y la nueva, por el tratado de Westfalia en 1648, se denomina el «período de la Reforma Religiosa». El carácter de este período se formó por el Renacimiento y la Reforma Religiosa como productos de la sociedad feudal medieval. Cuando el propósito de la providencia de Dios que El pensó cumplir por medio de la sociedad medieval fracasó, el Renacimiento y la Reforma Religiosa emprendieron la misión conductora de establecer el fundamento para recibir al Mesías de la Segunda Llegada, orientando a la sociedad en la nueva dirección de la historia providencial. Por consiguiente, no podremos comprender el carácter de este período sin conocer esto más profundamente.
Si el Renacimiento y la Reforma Religiosa son los productos de la sociedad feudal medieval, ¿qué influencia ejerció la sociedad medieval en la naturaleza original de la gente de la época para que nacieran estos dos nuevos movimientos?
Debido al medio ambiente social del sistema feudal y a la degradación secular del Catolicismo Romano en las épocas medievales, se oprimió la naturaleza original del hombre y se limitó su libre desarrollo. La fe, el camino que cada uno debe seguir en busca de Dios, sólo puede realizarse por una relación vertical entre el individuo y Dios directamente. La intervención del papa y de los sacerdotes juntamente con las ceremonias religiosas rituales y las leyes, encadenaron la libertad religiosa de aquella época, mientras que el estricto sistema de las clases feudales, cohibió las actividades religiosas independientes del hombre. Además, por medio de la compraventa del sacerdocio y la explotación del pueblo por los sacerdotes, éstos se inclinaron al lujo y al hedonismo. En consecuencia, la autoridad papal estaba en una posición en la que no ofrecía mayor crédito al igual que las autoridades de la sociedad general, y era incapaz de dirigir la vida de fe del pueblo.
De este modo, el medio ambiente social de la época feudal medieval bloqueaba al hombre el camino hacia la restauración de su naturaleza original recibida en la creación. Por lo tanto, los hombres medievales, que estaban bajo la esclavitud de este medio ambiente, se movieron espontáneamente en la dirección de la restauración de la naturaleza original del hombre, destruyendo el medio ambiente. La naturaleza original del hombre se manifestó con dos caracteres o tendencias, el aspecto interior y el aspecto exterior. Estudiemos ahora en qué se basa esto según los principios de la creación.
Según los principios de la creación, el hombre, siendo el objeto substancial de Dios hecho a imagen de Sus características duales, se asemeja a Su carácter y forma esenciales. Este carácter y forma tienen una relación de interior y exterior. El hombre fue creado para vivir por la acción de dar y recibir entre este carácter interior y la forma exterior. Por lo tanto, la naturaleza original del hombre fue también creada para perseguir la realización de dos deseos, uno del aspecto interior y otro del aspecto exterior. Al obrar en Su providencia de la restauración con tales hombres, Dios está obligado a obrar en correlación con las dos búsquedas de la naturaleza original del hombre.
Dios, que creó primero el cuerpo del hombre (exterior) y a continuación su espíritu (interior) (Gen. 2:7), lleva a cabo Su providencia de la restauración para la recreación del hombre, restaurando primeramente lo exterior y después lo interior. Como ya lo hemos visto (ref. Part II, Cap. I), el hombre caído tenía que ofrecer primeramente un sacrificio simbólico exterior, antes de poder ofrecer un sacrificio substancial interior. Unicamente teniendo éxito al hacer el sacrificio substancial interior, podía ser realizado el fundamento para recibir al Mesías que es aún más interior. Por consiguiente, al restaurar al hombre caído, Dios hizo primeramente que éste restaurase su posición como «siervo de siervos» (Gen. 9:25) por medio de las ofrendas en la era del pre-Antiguo Testamento. Entonces, en la Era del Antiguo Testamento, hizo que éste restaurase su posición de siervo (Lv. 25:55), por medio de la ley. En la Era del Nuevo Testamento, hizo que el hombre restaurase su posición de hijo adoptivo (Rm. 8:23), por medio de la fe. En la Era del Testamento Completo, El está guiando al hombre para que restaure su posición como hijo verdadero, por medio del corazón, progresando siempre desde lo exterior a lo interior (ref. Part II, Cap. II, Sec. III, 2).
Por la misma razón, Dios hizo que el hombre restaurase primeramente el medio ambiente social exterior por medio de la ciencia, mientras obraba Su providencia para restaurar el espíritu interior del hombre por medio de la religión. Observando el orden de la creación del arcángel y del hombre vemos que Dios creó primero al arcángel, que es exterior, y después al hombre, que es interior. Por consiguiente, para restaurar al ángel y al hombre caído, Dios ha estado obrando en Su providencia restaurando primeramente el mundo substancial exterior, centrado en el cuerpo físico del hombre, por medio de la colaboración activa del mundo angélico, que es exterior, y restaurando después el mundo invisible interior, centrado en el espíritu del hombre.
Los hombres medievales tenían que separarse de Satanás, que les había invadido debido a la degradación de los papas, cuya misión interior era restaurar el fundamento de fe y de esta manera permitir la restauración de la naturaleza original recibida en la creación. El espíritu conductor de los hombres medievales se dividió en dos movimientos para restaurar las dos ideologías, una de tipo Caín y otra de tipo Abel, conforme con la búsqueda interior y exterior de su naturaleza original. Primeramente surgió el movimiento para restaurar el Helenismo, que era de tipo Caín, y a continuación surgió el movimiento para restaurar el Hebraísmo, que era de tipo Abel. El movimiento para restaurar el Helenismo causó el Renacimiento, que era una expresión de humanismo, mientras que el movimiento para restaurar el Hebraísmo dio origen a la Reforma Religiosa para un nuevo despertar del teísmo. Estudiemos entonces cómo se han interrelacionado históricamente las corrientes del Helenismo y del Hebraísmo, llegando finalmente a la época actual.
Alrededor del año 2000 a.C. se formó la civilización Minoica centrada en la isla de Creta en el mar Mediterráneo. Esta civilización, al extenderse a Grecia, formó la esfera cultura Helénica, de tipo Caín, en el siglo XI a.C. cuyo espíritu dirigente era el Helenismo, centrado en el humanismo. Aproximadamente al mismo tiempo, en Asia Occidental se formó la esfera cultura Hebraica, de tipo Abel, cuyo espíritu dirigente era el Hebraísmo, centrado en el teísmo. Este fue el período del Reino Unido.
Si los reyes israelitas de aquella época hubieran establecido el fundamento para recibir al Mesías, recibiéndolo así en aquél tiempo, la esfera cultural Hebraica podría haber absorbido a la esfera cultural Helénica, formando una sola esfera cultural mundial. Sin embargo, los reyes fracasaron en unirse con la voluntad de Dios, dejándola incompleta. De este modo, el período desde el tiempo de su sujeción a Grecia en el año 333 a.C., después de haber regresado de su cautiverio en Babilonia, hasta la llegada de Jesús en tiempos de su sujeción a Roma, que pertenecía a la esfera cultural Helénica, fue el período en el cual el Hebraísmo estaba situado en la posición de ser controlado por el Helenismo.
Como ya hemos visto en el capítulo anterior, si el pueblo judío se hubiera unido centrado en Jesús creyendo en él, el Imperio Romano de aquél tiempo podría haberse convertido en el reino Mesiánico centrado en Jesús. Si hubiera sido así, el Hebraísmo podría haber absorbido al Helenismo, formando una sola esfera cultural Hebraica mundial en aquel entonces. No obstante, esta voluntad no fue realizada debido a la traición a Jesús por parte del pueblo judío, y el Hebraísmo permaneció bajo el control del Helenismo. Después de que Constantino el Grande reconoció oficialmente al Cristianismo en el Decreto de Milán en el año 313 d.C., el Hebraísmo comenzó a superar gradualmente al Helenismo, formando finalmente las dos grandes esferas culturales de la Ortodoxia Griega y del Cristianismo Europeo Occidental en el año 700 d.C.
Si en la sociedad medieval los papas y los reyes, que eran las figuras centrales para restaurar el fundamento de fe, no se hubieran corrompido, el fundamento para el Mesías de la Segunda Llegada podría haber sido establecido entonces, y el Hebraísmo podría haber absorbido completamente al Helenismo, formando una sola esfera cultural para todo el mundo. Sin embargo, como hemos visto antes, su degradación causó una invasión satánica del espíritu conductor de los hombres medievales, que estaban centrados en el Hebraísmo. Por lo tanto, Dios tuvo que llevar a cabo Su providencia de separación de Satanás. Por consiguiente, Dios, que había dividido a Adán en Caín y Abel con el fin de separar a Satanás que había invadido a Adán, realizó de nuevo Su providencia de separación del espíritu conductor de aquel tiempo en dos ideologías. Estos fueron los movimientos para la restauración del Helenismo de tipo Caín y el Hebraísmo de tipo Abel. Estos se presentaron finalmente bajo la forma del Renacimiento y de la Reforma Religiosa.
En esta época, ya que el Renacimiento tuvo lugar con el humanismo como su ideología directora, el Helenismo quedó situado en la posición de tener control sobre el Hebraísmo. De este modo, este período viene a ser el que restaura por indemnización, como la identidad de tiempo substancial, al período en el que el Helenismo tuvo el control sobre el Hebraísmo debido a la sujeción del pueblo judío a Grecia durante el período de preparación para la llegada del Mesías. Sabemos que el fundamento de substancia para recibir al Mesías podría establecerse si Caín se hubiera sometido en obediencia a Abel, separándose de este modo de Satanás, quien había invadido a Adán. El fundamento de substancia para recibir al Señor de la Segunda Llegada podía haber sido establecido en aquel tiempo si el Helenismo, de tipo Caín, se sometía completamente a la ideología de tipo Abel, que era el Hebraísmo, separándose así de Satanás, quien había invadido el espíritu conductor de los hombres medievales.

1. EL RENACIMIENTO

El movimiento para restaurar el Helenismo nació como consecuencia de la búsqueda exterior de la naturaleza original del hombre llevada a cabo por los hombres de la sociedad medieval. De este movimiento surgió el Renacimiento. Estudiemos entonces qué era esa búsqueda externa de la naturaleza original del hombre, y cómo y por qué llegó el hombre a seguir este curso.
Los principios de la creación nos dicen que el hombre fue creado para ser perfecto cumpliendo, por su libre voluntad, su propia parte de responsabilidad, en cuyo proceso ni siquiera Dios podía intervenir. Por consiguiente, es naturaleza original del hombre el hecho de buscar la libertad. Es por naturaleza que el hombre persigue la independencia de su personalidad, debido a que fue creado para gozar de absoluta independencia de esta, a través de cumplir su propia parte de responsabilidad por su libre voluntad, llegando a ser así una unidad con Dios y perfeccionando su individualidad.
El hombre fue creado para llegar a tener una individualidad perfecta y la capacidad de conocer la voluntad de Dios por medio de su inteligencia y razón, y para vivir en conformidad con ella aunque no reciba ninguna revelación de Dios. Por ello, es naturaleza original humana utilizar y desarrollar la inteligencia y la razón. El hombre fue creado también para dominar el mundo natural. Por consiguiente, debe explorar el medio ambiente de su vida diaria, descubriendo por medio de la ciencia los principios latentes en la naturaleza. Por lo tanto, la naturaleza original del hombre le pide que investigue la naturaleza, la realidad y la ciencia.
Los hombres de la sociedad medieval, cuya naturaleza original había sido oprimida por el medio social del sistema feudal, buscaban más ardientemente las cosas mencionadas, debido al deseo exterior de su naturaleza original. La gente medieval también se puso a estudiar a los clásicos del Helenismo, traídos del Este. El antiguo espíritu de Hélade era una búsqueda externa de la naturaleza original del hombre: la búsqueda de la libertad humana, la independencia de la personalidad, la dignidad del intelecto y razón humanos, la estimación de la naturaleza, el énfasis en la realidad y la exaltación de la ciencia. Por lo tanto, concordaba con el deseo de la naturaleza original de la gente; el movimiento para restaurar el Helenismo se propagó con gran ardor, llegándose finalmente a la aparición del humanismo.
El Renacimiento se desarrolló a principios del siglo XIV en Italia, que era la Meca de la investigación clásica del Helenismo. El movimiento del humanismo, que comenzó al principio para hacer volver a los hombres al espíritu Helénico de la Grecia antigua, prosperó hasta convertirse en un movimiento de reforma de la vida social medieval a imitación de la cultura clásica. Sobrepasando la cultura, se extendió hasta convertirse en un movimiento de reforma que incluía a todos los aspectos de la sociedad, tales como la política, la economía y la religión. También llegó a ser la fuerza motriz externa que formó la sociedad moderna. El Renacimiento es un fenómeno que se desarrolló en la forma de un movimiento exterior de reforma abarcando la totalidad de la sociedad feudal y estando centrado en el humanismo, que era la corriente de pensamiento de la época, directamente dirigida hacia la realización del deseo exterior de la naturaleza original del hombre.

2. LA REFORMA RELIGIOSA

La providencia de la restauración, centrada en los papas de la época medieval, acabó en un fracaso debido a la degradación secular de los papas y los sacerdotes. El hombre medieval, a medida que abogaba por el humanismo, se oponía a las ceremonias y normas religiosas rituales. Se pusieron en contra del sistema feudal de clases y la autoridad papal, que reprimía la autonomía del hombre. También rechazaron la obstinada vida de fe de la época, en la que la razón e intelecto del hombre eran desconsiderados y en la que se pensaba que todo tenía que ser resuelto sometiéndolo al papa únicamente. La gente llegó a rechazar la actitud de fe de aislamiento, abandono del mundo y ascetismo, que ignoraba la naturaleza, la realidad y la ciencia. Así, los cristianos medievales se rebelaron finalmente en contra del papado.
De este modo, al mismo tiempo que el hombre medieval perseguía el deseo exterior de su naturaleza original, abogaba por la restauración del espíritu primitivo cristiano, en el que la gente, centrada en los apóstoles, seguía ardientemente la voluntad de Dios. Este fue en verdad el movimiento de la restauración del Hebraísmo, en la época medieval. En el siglo XIV, John Wycliffe, profesor de teología en la Universidad de Oxford en Inglaterra, tradujo la Biblia al inglés, insistiendo en que la norma de la fe no estaba en los papas y sacerdotes sino en la misma Biblia. Al mismo tiempo, denunció la degradación del sacerdocio, su explotación y abuso de poder sobre la gente, testificando el hecho de que el sistema, ceremonias y normas de la Iglesia no tenían una base en las Escrituras.
De este modo, el movimiento de Reforma Religiosa se desarrolló rápidamente en Inglaterra a principios del siglo XIV, después de la decadencia de la dignidad papal. El mismo movimiento surgió también en Italia, pero fracasó. Más tarde, en 1517, el Papa León X comenzó a vender «indulgencias», propagando que eran en señal de redención y salvación después de la muerte, con el fin de reunir fondos para la construcción de la Basílica de San Pedro. El movimiento en contra de su mal efecto llegó a ser el incentivo para la acción y estalló la Reforma Religiosa, centrada en Martín Lutero, que era profesor de teología en la Universidad de Wittenberg en Alemania. El fuego de este movimiento revolucionario se extendió y se desarrolló activamente en Francia, centrado en Calvino, y en Suiza, centrado en Zwingli, expandiéndose gradualmente a Inglaterra, Holanda y muchos otros países.
El conflicto internacional que estalló alrededor del movimiento Protestante continuó durante más de 100 años, hasta que la lucha entre la antigua y la nueva secta religiosa se resolvió de una vez por la Guerra de los Treinta Años. Esta guerra se sostuvo centrada en Alemania, y finalmente terminó en 1648 con el Tratado de Westfalia. Como resultado, terminó la lucha en Europa septentrional con la victoria del Protestantismo, con la nación alemana como centro. Europa meridional permaneció como territorio del Catolicismo Romano, centrado en los pueblos latinos.
La Guerra de los Treinta Años estalló entre los creyentes del Protestantismo y el Catolicismo centrados en Alemania. Sin embargo, esta guerra no se limitó a una simple lucha religiosa, sino que fue conjuntamente una guerra política civil que decidió la existencia del Imperio Alemán. Por lo tanto, el tratado de paz de Westfalia que puso fin a esta guerra fue una conferencia religiosa y también una conferencia política internacional que resolvió los problemas territoriales entre muchos países como Alemania, Francia, España y Suecia.

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