CAPITULO V
El Período de Preparación para la Segunda Llegada del Mesías
El
período de preparación para la Segunda Llegada del Mesías es el
período de 400 años desde la Reforma Religiosa de 1517 hasta el
final de la Primera Guerra Mundial en 1918.
El resumen del carácter de este período ya fue tratado en la
sección en la que se le compara con el período de preparación para
la llegada del Mesías desde el punto de vista de la identidad de
tiempo; pero aquí haremos un estudio más detallado. Desde el punto
de vista de la providencia de la restauración, esta era está
dividida en tres períodos: el período de la Reforma Religiosa, el
período de lucha entre religiones e ideologías y el período de
madurez de la política, la economía y la ideología.
SECCION I
El Período de la Reforma Religiosa (1517-1648)
El
período de 130 años, desde el momento en que Lutero levantó el
estandarte de la Reforma Religiosa en Alemania en 1517 hasta el fin
de la lucha entre las dos sectas religiosas, la antigua y la nueva,
por el tratado de Westfalia en 1648, se denomina el «período de la
Reforma Religiosa».
El carácter de este período se formó por el Renacimiento y la
Reforma Religiosa como productos de la sociedad feudal medieval.
Cuando
el propósito de la providencia de Dios que El pensó cumplir por
medio de la sociedad medieval fracasó, el Renacimiento y la Reforma
Religiosa emprendieron la misión conductora de establecer el
fundamento para recibir al Mesías de la Segunda Llegada, orientando
a la sociedad en la nueva dirección de la historia providencial.
Por consiguiente, no podremos comprender el carácter de este período
sin conocer esto más profundamente.
Si el Renacimiento y la Reforma
Religiosa son los productos de la sociedad feudal medieval, ¿qué
influencia ejerció la sociedad medieval en la naturaleza original de
la gente de la época para que nacieran estos dos nuevos movimientos?
Debido
al medio ambiente social del sistema feudal y a la degradación
secular del Catolicismo Romano en las épocas medievales, se oprimió
la naturaleza original del hombre y se limitó su libre desarrollo.
La
fe, el camino que cada uno debe seguir en busca de Dios, sólo puede
realizarse por una relación vertical entre el individuo y Dios
directamente. La intervención del papa y de los sacerdotes
juntamente con las ceremonias religiosas rituales y las leyes,
encadenaron la libertad religiosa de aquella época, mientras que el
estricto sistema de las clases feudales, cohibió las actividades
religiosas independientes del hombre. Además, por medio de la
compraventa del sacerdocio y la explotación del pueblo por los
sacerdotes, éstos se inclinaron al lujo y al hedonismo. En
consecuencia, la autoridad papal estaba en una posición en la que no
ofrecía mayor crédito al igual que las autoridades de la sociedad
general, y era incapaz de dirigir la vida de fe del pueblo.
De este
modo, el
medio ambiente social de la época feudal medieval bloqueaba al
hombre el camino hacia la restauración de su naturaleza original
recibida en la creación. Por lo tanto, los hombres medievales, que
estaban bajo la esclavitud de este medio ambiente, se movieron
espontáneamente en la dirección de la restauración de la
naturaleza original del hombre, destruyendo el medio ambiente.
La naturaleza original del hombre se manifestó con dos caracteres o
tendencias, el aspecto interior y el aspecto exterior. Estudiemos
ahora en qué se basa esto según los principios de la creación.
Según
los principios de la creación, el hombre, siendo el objeto
substancial de Dios hecho a imagen de Sus características duales, se
asemeja a Su carácter y forma esenciales. Este carácter y forma
tienen una relación de interior y exterior. El hombre fue creado
para vivir por la acción de dar y recibir entre este carácter
interior y la forma exterior. Por lo tanto, la naturaleza original
del hombre fue también creada para perseguir la realización de dos
deseos, uno del aspecto interior y otro del aspecto exterior. Al
obrar en Su providencia de la restauración con tales hombres, Dios
está obligado a obrar en correlación con las dos búsquedas de la
naturaleza original del hombre.
Dios,
que creó primero el cuerpo del hombre (exterior) y a continuación
su espíritu (interior) (Gen. 2:7), lleva a cabo Su providencia de la
restauración para la recreación del hombre, restaurando
primeramente lo exterior y después lo interior.
Como ya lo hemos visto (ref. Part II, Cap. I), el
hombre caído tenía que ofrecer primeramente un sacrificio simbólico
exterior, antes de poder ofrecer un sacrificio substancial interior.
Unicamente teniendo éxito al hacer el sacrificio substancial
interior, podía ser realizado el fundamento para recibir al Mesías
que es aún más interior. Por consiguiente, al restaurar al hombre
caído, Dios hizo primeramente que éste restaurase su posición como
«siervo de siervos» (Gen. 9:25) por medio de las ofrendas en la era
del pre-Antiguo Testamento. Entonces, en la Era del Antiguo
Testamento, hizo que éste restaurase su posición de siervo (Lv.
25:55), por medio de la ley. En la Era del Nuevo Testamento, hizo que
el hombre restaurase su posición de hijo adoptivo (Rm. 8:23), por
medio de la fe. En la Era del Testamento Completo, El está guiando
al hombre para que restaure su posición como hijo verdadero, por
medio del corazón, progresando siempre desde lo exterior a lo
interior
(ref. Part II, Cap. II, Sec. III, 2).
Por la misma
razón, Dios
hizo que el hombre restaurase primeramente el medio ambiente social
exterior por medio de la ciencia, mientras obraba Su providencia para
restaurar el espíritu interior del hombre por medio de la religión.
Observando el orden de la creación del arcángel y del hombre vemos
que Dios creó primero al arcángel, que es exterior, y después al
hombre, que es interior. Por consiguiente, para restaurar al ángel y
al hombre caído, Dios ha estado obrando en Su providencia
restaurando primeramente el mundo substancial exterior, centrado en
el cuerpo físico del hombre, por medio de la colaboración activa
del mundo angélico, que es exterior, y restaurando después el mundo
invisible interior, centrado en el espíritu del hombre.
Los
hombres medievales tenían que separarse de Satanás, que les había
invadido debido a la degradación de los papas, cuya misión interior
era restaurar el fundamento de fe y de esta manera permitir la
restauración de la naturaleza original recibida en la creación. El
espíritu conductor de los hombres medievales se dividió en dos
movimientos para restaurar las dos ideologías, una de tipo Caín y
otra de tipo Abel, conforme con la búsqueda interior y exterior de
su naturaleza original. Primeramente surgió el movimiento para
restaurar el Helenismo, que era de tipo Caín, y a continuación
surgió el movimiento para restaurar el Hebraísmo, que era de tipo
Abel. El movimiento para restaurar el Helenismo causó el
Renacimiento, que era una expresión de humanismo, mientras que el
movimiento para restaurar el Hebraísmo dio origen a la Reforma
Religiosa para un nuevo despertar del teísmo.
Estudiemos entonces cómo se han interrelacionado históricamente las
corrientes del Helenismo y del Hebraísmo, llegando finalmente a la
época actual.
Alrededor
del año 2000 a.C. se formó la civilización Minoica centrada en la
isla de Creta en el mar Mediterráneo. Esta civilización, al
extenderse a Grecia, formó la esfera cultura Helénica, de tipo
Caín, en el siglo XI a.C. cuyo espíritu dirigente era el Helenismo,
centrado en el humanismo. Aproximadamente al mismo tiempo, en Asia
Occidental se formó la esfera cultura Hebraica, de tipo Abel, cuyo
espíritu dirigente era el Hebraísmo, centrado en el teísmo. Este
fue el período del Reino Unido.
Si
los reyes israelitas de aquella época hubieran establecido el
fundamento para recibir al Mesías, recibiéndolo así en aquél
tiempo, la esfera cultural Hebraica podría haber absorbido a la
esfera cultural Helénica, formando una sola esfera cultural mundial.
Sin embargo, los reyes fracasaron en unirse con la voluntad de Dios,
dejándola incompleta.
De este modo, el período desde el tiempo de su sujeción a Grecia en
el año 333 a.C., después de haber regresado de su cautiverio en
Babilonia, hasta la llegada de Jesús en tiempos de su sujeción a
Roma, que pertenecía a la esfera cultural Helénica, fue
el período en el cual el Hebraísmo estaba situado en la posición
de ser controlado por el Helenismo.
Como
ya hemos visto en el capítulo anterior, si el pueblo judío se
hubiera unido centrado en Jesús creyendo en él, el Imperio Romano
de aquél tiempo podría haberse convertido en el reino Mesiánico
centrado en Jesús. Si hubiera sido así, el Hebraísmo podría haber
absorbido al Helenismo, formando una sola esfera cultural Hebraica
mundial en aquel entonces. No obstante, esta voluntad no fue
realizada debido a la traición a Jesús por parte del pueblo judío,
y el Hebraísmo permaneció bajo el control del Helenismo. Después
de que Constantino el Grande reconoció oficialmente al Cristianismo
en el Decreto de Milán en el año 313 d.C., el Hebraísmo comenzó a
superar gradualmente al Helenismo, formando finalmente las dos
grandes esferas culturales de la Ortodoxia Griega y del Cristianismo
Europeo Occidental en el año 700 d.C.
Si
en la sociedad medieval los papas y los reyes, que eran las figuras
centrales para restaurar el fundamento de fe, no se hubieran
corrompido, el fundamento para el Mesías de la Segunda Llegada
podría haber sido establecido entonces, y el Hebraísmo podría
haber absorbido completamente al Helenismo, formando una sola esfera
cultural para todo el mundo. Sin embargo, como hemos visto antes, su
degradación causó una invasión satánica del espíritu conductor
de los hombres medievales, que estaban centrados en el Hebraísmo.
Por lo tanto, Dios tuvo que llevar a cabo Su providencia de
separación de Satanás.
Por consiguiente, Dios,
que había dividido a Adán en Caín y Abel con el fin de separar a
Satanás que había invadido a Adán, realizó de nuevo Su
providencia de separación del espíritu conductor de aquel tiempo en
dos ideologías. Estos fueron los movimientos para la restauración
del Helenismo de tipo Caín y el Hebraísmo de tipo Abel. Estos se
presentaron finalmente bajo la forma del Renacimiento y de la Reforma
Religiosa.
En esta
época, ya que el Renacimiento tuvo lugar con el humanismo como su
ideología directora, el Helenismo quedó situado en la posición de
tener control sobre el Hebraísmo. De este modo, este período viene
a ser el que restaura por indemnización, como la identidad de tiempo
substancial, al período en el que el Helenismo tuvo el control sobre
el Hebraísmo debido a la sujeción del pueblo judío a Grecia
durante el período de preparación para la llegada del Mesías.
Sabemos que el fundamento de substancia para recibir al Mesías
podría establecerse si Caín se hubiera sometido en obediencia a
Abel, separándose de este modo de Satanás, quien había invadido a
Adán. El
fundamento de substancia para recibir al Señor de la Segunda Llegada
podía haber sido establecido en aquel tiempo si el Helenismo, de
tipo Caín, se sometía completamente a la ideología de tipo Abel,
que era el Hebraísmo, separándose así de Satanás, quien había
invadido el espíritu conductor de los hombres medievales.
1. EL RENACIMIENTO
El
movimiento para restaurar el Helenismo nació como consecuencia de la
búsqueda exterior de la naturaleza original del hombre llevada a
cabo por los hombres de la sociedad medieval. De este movimiento
surgió el Renacimiento.
Estudiemos
entonces qué
era esa búsqueda externa de la naturaleza original del hombre, y
cómo y por qué llegó el hombre a seguir este curso.
Los
principios de la creación nos dicen que el hombre fue creado para
ser perfecto cumpliendo, por su libre voluntad, su propia parte de
responsabilidad, en cuyo proceso ni siquiera Dios podía intervenir.
Por consiguiente, es naturaleza original del hombre el hecho de
buscar la libertad. Es por naturaleza que el hombre persigue la
independencia de su personalidad, debido a que fue creado para gozar
de absoluta independencia de esta, a través de cumplir su propia
parte de responsabilidad por su libre voluntad, llegando a ser así
una unidad con Dios y perfeccionando su individualidad.
El
hombre fue creado para llegar a tener una individualidad perfecta y
la capacidad de conocer la voluntad de Dios por medio de su
inteligencia y razón, y para vivir en conformidad con ella aunque no
reciba ninguna revelación de Dios. Por ello, es naturaleza original
humana utilizar y desarrollar la inteligencia y la razón. El hombre
fue creado también para dominar el mundo natural. Por consiguiente,
debe explorar el medio ambiente de su vida diaria, descubriendo por
medio de la ciencia los principios latentes en la naturaleza. Por lo
tanto, la naturaleza original del hombre le pide que investigue la
naturaleza, la realidad y la ciencia.
Los hombres
de la sociedad medieval, cuya naturaleza original había sido
oprimida por el medio social del sistema feudal, buscaban más
ardientemente las cosas mencionadas, debido al deseo exterior de su
naturaleza original. La
gente medieval
también se
puso a estudiar a los clásicos del Helenismo, traídos del Este. El
antiguo espíritu de Hélade era una búsqueda externa de la
naturaleza original del hombre: la búsqueda de la libertad humana,
la independencia de la personalidad, la dignidad del intelecto y
razón humanos, la estimación de la naturaleza, el énfasis en la
realidad y la exaltación de la ciencia. Por lo tanto, concordaba con
el deseo de la naturaleza original de la gente; el movimiento para
restaurar el Helenismo se propagó con gran ardor, llegándose
finalmente a la aparición del humanismo.
El
Renacimiento se desarrolló a principios del siglo XIV en Italia, que
era la Meca de la investigación clásica del Helenismo. El
movimiento del humanismo, que comenzó al principio para hacer volver
a los hombres al espíritu Helénico de la Grecia antigua, prosperó
hasta convertirse en un movimiento de reforma de la vida social
medieval a imitación de la cultura clásica. Sobrepasando la
cultura, se extendió hasta convertirse en un movimiento de reforma
que incluía a todos los aspectos de la sociedad, tales como la
política, la economía y la religión. También llegó a ser la
fuerza motriz externa que formó la sociedad moderna. El Renacimiento
es un fenómeno que se desarrolló en la forma de un movimiento
exterior de reforma abarcando la totalidad de la sociedad feudal y
estando centrado en el humanismo, que era la corriente de pensamiento
de la época, directamente dirigida hacia la realización del deseo
exterior de la naturaleza original del hombre.
2. LA REFORMA RELIGIOSA
La
providencia de la restauración, centrada en los papas de la época
medieval, acabó en un fracaso debido a la degradación secular de
los papas y los sacerdotes. El
hombre medieval, a medida que abogaba por el humanismo, se oponía a
las ceremonias y normas religiosas rituales. Se pusieron en contra
del sistema feudal de clases y la autoridad papal, que reprimía la
autonomía del hombre. También rechazaron la obstinada vida de fe de
la época, en la que la razón e intelecto del hombre eran
desconsiderados y en la que se pensaba que todo tenía que ser
resuelto sometiéndolo al papa únicamente. La gente llegó a
rechazar la actitud de fe de aislamiento, abandono del mundo y
ascetismo, que ignoraba la naturaleza, la realidad y la ciencia. Así,
los cristianos medievales se rebelaron finalmente en contra del
papado.
De
este modo, al mismo tiempo que el hombre medieval perseguía el deseo
exterior de su naturaleza original, abogaba por la restauración del
espíritu primitivo cristiano, en el que la gente, centrada en los
apóstoles, seguía ardientemente la voluntad de Dios. Este fue en
verdad el movimiento de la restauración del Hebraísmo, en la época
medieval.
En
el siglo XIV, John Wycliffe, profesor de teología en la Universidad
de Oxford en Inglaterra, tradujo la Biblia al inglés, insistiendo en
que la norma de la fe no estaba en los papas y sacerdotes sino en la
misma Biblia. Al mismo tiempo, denunció la degradación del
sacerdocio, su explotación y abuso de poder sobre la gente,
testificando el hecho de que el sistema, ceremonias y normas de la
Iglesia no tenían una base en las Escrituras.
De este
modo, el movimiento de Reforma Religiosa se desarrolló rápidamente
en Inglaterra a principios del siglo XIV, después de la decadencia
de la dignidad papal. El mismo movimiento surgió también en Italia,
pero fracasó. Más tarde, en
1517, el Papa León X comenzó a vender «indulgencias», propagando
que eran en señal de redención y salvación después de la muerte,
con el fin de reunir fondos para la construcción de la Basílica de
San Pedro. El movimiento en contra de su mal efecto llegó a ser el
incentivo para la acción y estalló la Reforma Religiosa, centrada
en Martín Lutero, que era profesor de teología en la Universidad de
Wittenberg en Alemania. El fuego de este movimiento revolucionario se
extendió y se desarrolló activamente en Francia, centrado en
Calvino, y en Suiza, centrado en Zwingli, expandiéndose gradualmente
a Inglaterra, Holanda y muchos otros países.
El
conflicto internacional que estalló alrededor del movimiento
Protestante continuó durante más de 100 años, hasta que la lucha
entre la antigua y la nueva secta religiosa se resolvió de una vez
por la Guerra de los Treinta Años. Esta guerra se sostuvo centrada
en Alemania, y finalmente terminó en 1648 con el Tratado de
Westfalia.
Como resultado, terminó la lucha en Europa septentrional con la
victoria del Protestantismo, con la nación alemana como centro.
Europa meridional permaneció como territorio del Catolicismo Romano,
centrado en los pueblos latinos.
La
Guerra de los Treinta Años estalló entre los creyentes del
Protestantismo y el Catolicismo centrados en Alemania. Sin embargo,
esta guerra no se limitó a una simple lucha religiosa, sino que fue
conjuntamente una guerra política civil que decidió la existencia
del Imperio Alemán. Por lo tanto, el tratado de paz de Westfalia que
puso fin a esta guerra fue una conferencia religiosa y también una
conferencia política internacional que resolvió los problemas
territoriales entre muchos países como Alemania, Francia, España y
Suecia.
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