SECCION II
El Período de Luchas entre Religiones e Ideologías (1648 - 1789)
Este
es el período de 140 años desde el triunfo del movimiento
Protestante por el tratado de Westfalia en 1648 hasta la Revolución
Francesa en 1789. El hombre moderno, que exploró como pionero el
camino de la búsqueda de la realización de los deseos interiores y
exteriores de su naturaleza original, no pudo evitar la división de
la doctrina ni la lucha entre filosofías que surgió de la libertad
de religión e ideología.
Como se ve
repetidamente en la Parte II, la
providencia de la restauración ha sido tejida por las obras de
división del tipo Caín y del tipo Abel desde el nivel individual
hasta el nivel mundial durante el largo período de la historia. Por
consiguiente, en la consumación de la historia, este mundo de
corrupción debe ser dividido en el mundo comunista de tipo Caín, y
el mundo democrático de tipo Abel.
Así como el fundamento de substancia sólo podía haber sido
realizado por la obediencia de Caín en sumisión a Abel, en este
tiempo, el fundamento mundial de substancia para recibir al Señor de
la Segunda Llegada tiene que ser realizado por la sumisión del mundo
de tipo Caín al mundo de tipo Abel. De este modo, se restaurará el
mundo único. Para
que se realicen los dos tipos de mundo, deben establecerse dos tipos
de concepciones de la vida; en realidad, estos dos tipos de
concepciones de la vida fueron establecidos durante este período.
1. LA CONCEPCION DE LA VIDA TIPO CAIN
La
búsqueda exterior de la naturaleza original suscitó el movimiento
de restauración del Helenismo, dando nacimiento al humanismo. El
movimiento antimedieval del Renacimiento, que se apoyaba en el
humanismo, dejó a un lado la conversión a Dios y la dedicación a
la religión, reemplazándolo todo con la naturaleza y el humanismo.
Es decir, se abandonó la concepción medieval de la vida bajo la
cual la gente era tan obediente a Dios que consideraba a la
naturaleza y al cuerpo físico del hombre como algo bajo e incluso
pecaminoso y se estableció la concepción de la vida que exaltaba el
valor y dignidad de estas cosas. El hombre y la naturaleza fueron
estudiados a través del criticismo racional por medio de la razón y
la experiencia, y a través de análisis demostrativos. Esta
concepción de la vida se ha manifestado en dos formas de metodología
de cognición y especulación. Estas han formado las dos grandes
corrientes de la filosofía moderna: el «racionalismo» por el
método deductivo y el «empirismo» por el método inductivo.
El
racionalismo, cuyo padre fue Descartes de Francia (1596-1650),
sostenía que todas las verdades sólo podían ser investigadas por
la «razón», con la que el hombre fue dotado desde el momento de su
nacimiento.
El racionalismo derribó la tradición histórica y estableció la
proposición: «Pienso, luego existo» por el método deductivo.
Deduciendo a partir de este punto, los racionalistas intentaron
afirmar el mundo externo. Por lo tanto, trataron de negar a Dios, al
mundo e incluso a sí mismos. Por
otro lado, el empirismo, cuyo padre fue Francis Bacon de Inglaterra
(1561-1626), sostenía que todas las verdades podían ser
investigadas únicamente por la experiencia.
El empirismo sostenía que la mente humana, como un papel en blanco,
debía separarse de cualquier preocupación, y sólo podría llegar a
comprender una nueva verdad a través de la experiencia y de la
observación. De este modo, la ideología realista centrada en el
hombre y basada en la experiencia rechazaba el misticismo y las
visiones. Racionalizando y fijándose sólo en la vida humana,
separaba al hombre y a la naturaleza de Dios.
De este
modo, el
Renacimiento, basado en las dos corrientes que fluyen del humanismo,
dio nacimiento a una concepción de la vida que impedía al hombre
seguir el camino hacia Dios conforme a su tendencia interior, y abrió
el camino al lado satánico siguiendo solamente la tendencia
exterior.
Esta
concepción de la vida tipo Caín, entrado el siglo XVIII, derribó
la historia y la tradición, juzgó toda conducta humana por la razón
y el realismo, rechazó a fondo lo que era irrazonable e irrealista y
negó a Dios, acentuando la realidad racional de la vida. Este fue el
pensamiento de la Ilustración, que floreció en el flujo principal
del empirismo y el racionalismo, se convirtió en el poder motivador
de la Revolución Francesa.
Influenciada
por esta concepción de la vida tipo Caín, se dio en
Inglaterra la doctrina del deísmo, originada por Edward Herbert
(1583-1648).
En contraposición con la teología que se había desarrollado desde
Tomás de Aquino, sobre la base de armonía entre revelación y
razón, el deísmo se
propuso establecer una teología sobre la simple base de la razón.
Los deístas confinaban su concepción de Dios al hecho de haber
creado al hombre y al universo, y sostenían que las revelaciones y
los milagros de Dios no eran necesarios para el hombre.
A
principios del siglo XIX, Hegel, de Alemania (1770-1831) hizo una
compilación comprensiva de la filosofía del idealismo. Pero la
filosofía de Hegel, bajo la influencia del ateísmo y materialismo
que apareció en Francia sobre la base de la Ilustración dio origen
al Hegelianismo izquierdista. Los hegelianos de izquierda invirtieron
su lógica y sistematizaron la filosofía del materialismo
dialéctico, que motivó el mundo comunista de hoy. D. F. Straus, un
hegeliano de izquierda, escribió «La biografía de Jesús» negando
los milagros de la Biblia como fabricación póstuma, mientras que
Feuerbach (1804-1872) en su «Esencia del Cristianismo» defiende que
las condiciones sociales o económicas causan la aparición de las
religiones. Esta teoría se convirtió en el apoyo del materialismo.
Karl
Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895) fueron influidos por
Straus y Feuerbach, pero fueron todavía más influidos por la
ideología socialista de Francia. Abogando por el materialismo
dialéctico, combinaron el ateísmo y el materialismo, que habían
comenzado a brotar después del Renacimiento y que habían
evolucionado como la corriente central de la Ilustración. Más
tarde, la concepción de la vida tipo Caín maduró hasta formar el
mundo comunista de hoy.
2. LA CONCEPCION DE LA VIDA TIPO ABEL
Estamos inclinados a considerar
el flujo de la historia desde la sociedad medieval hasta la sociedad
moderna como el curso de la separación o de la independencia del
hombre de Dios y de la religión. Es así por lo que hemos visto
basados en la concepción de la vida tipo Caín, que apareció
siguiendo a la búsqueda exterior de la naturaleza original
emprendida por el hombre medieval.
Sin embargo,
la
búsqueda de la naturaleza original del hombre emprendida por el
hombre medieval no se limitó solamente a la búsqueda exterior, sino
que también incluyó a la más interior. La búsqueda interior de la
naturaleza original suscitó el movimiento para restaurar el
Hebraísmo, que motivó la Reforma Religiosa. A través de este
movimiento, la filosofía y la religión llegaron a establecer una
concepción vertical de la vida dirigida hacia la naturaleza original
del hombre recibida en la creación; a ésta la llamamos la
concepción de la vida tipo Abel. Por consiguiente, esta concepción
de la vida tipo Abel llevaba al hombre medieval a progresar hacia
Dios a un nivel cada vez más alto, mientras que la concepción de la
vida tipo Caín lo llevaba en la dirección de la separación,
haciéndole independiente de Dios o de la fe en El.
Kant,
de Alemania (1724-1804), introdujo la «filosofía crítica»,
asimilando el empirismo y el racionalismo, que habían estado en
pugna entre sí. A través de la filosofía crítica analizó
filosóficamente el deseo de la naturaleza original del hombre en
busca de metas internas y externas iniciando así la concepción de
la vida tipo Abel desde un ángulo filosófico.
Según Kant, nuestras diversas sensaciones ocurren por el contacto
con objetos externos. Esto sólo puede darnos el contenido de la
cognición, pero no se puede realizar la cognición misma. Con el fin
de realizar la cognición, debe haber una cierta forma que unifique
los diversos contenidos (que son subsecuentes y empíricos) de
acuerdo con una sólida relación. Esta forma es la propia
subjetividad de cada uno. Por consiguiente, la
cognición se dice que se ha efectuado cuando las diversas
sensaciones provenientes de los objetos están integradas y
unificadas por la forma subjetiva (inherente y trascendente) de cada
uno conforme a la acción espontánea de la fuerza del pensamiento o
la conciencia espiritual de cada uno.
De este modo, Kant invirtió la teoría de la imitación que decía
que la subjetividad está determinada por el objeto, estableciendo
una nueva teoría en la que la subjetividad determina al objeto. Como
sucesores de la teoría de Kant aparecieron un número de filósofos
como Fichte, su primer sucesor (1762-1814) y Hegel (1770-1831). Hegel
en especial exploró un nuevo aspecto de la filosofía.
Su idealismo formó la concepción de la vida tipo Abel en el ámbito
de la filosofía.
En
el mundo religioso, la concepción de tipo Abel se opuso a la
tendencia de la época, que estaba influida por la corriente del
racionalismo; entonces surgió un nuevo movimiento que acentuaba las
experiencias místicas más que las doctrinas o formalidades, dando
importancia a la pasión religiosa y a la vida interior del hombre.
Para poner un ejemplo representativo podemos nombrar el Pietismo, que
apareció centrado en Philipp Spener (1635-1705) de Alemania, con una
fuerte tendencia conservadora de seguir la fe ortodoxa, resaltando
las experiencias místicas. Este movimiento del Pietismo se extendió
a Inglaterra e inspirando la conciencia religiosa de la gente dio
nacimiento al Metodismo, centrado en los hermanos Wesley.
Esta denominación suscitó un gran despertar en el mundo religioso
de Inglaterra, que estaba en condiciones depresivas.
En
Inglaterra, aparecieron
también los
Cuáqueros, con el místico Georges Fox (1624-1690) como fundador.
Fox afirmaba que Cristo es la luz interior que ilumina las almas de
los creyentes. También insistió en que, a menos que experimentemos
la luz interior, recibamos al Espíritu Santo y nos unamos
místicamente con Cristo, nunca podremos conocer el verdadero
significado de la Biblia. Esta denominación extendió su obra
misionera, sufriendo persecución especialmente en el continente
americano. A continuación, el
famoso científico sueco Emmanuel Swenderborg (1688-1772), reveló
muchos secretos celestiales, por tener sus ojos espirituales
abiertos.
Sus declaraciones han sido ignoradas por mucho tiempo en el mundo
teológico, pero muy recientemente, con el aumento de la comunicación
del hombre con el mundo espiritual, su valor está siendo
gradualmente reconocido.
De esta
manera, la
concepción de la vida tipo Abel ha madurado hasta formar el mundo
democrático de hoy.
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