SECCION II
La Predestinación de la Realización de la Voluntad
En
«Los Principios de la Creación» fue aclarado que el propósito
divino de la creación solamente puede ser realizado si el hombre
cumple su parte de responsabilidad. Como la meta para la providencia
de la restauración, que es cumplir este propósito, es absoluta, no
puede ser modificada por el hombre. Sin embargo, el hombre debe
cumplir su propia parte de responsabilidad para que esta meta sea
realizada.
Por ello, el propósito divino de la creación, centralizado en Adán
y Eva, sólo podría haberse realizado si ellos cumplían su parte de
responsabilidad, al no comer del fruto del Arbol de la Ciencia del
Bien y del Mal (Gn. 2 :17).
Por
consiguiente, en
el cumplimiento del propósito de la providencia de la restauración,
la voluntad sólo puede realizarse si la figura central a cargo de
esa misión cumple su parte de responsabilidad.
En los días de Jesús, el pueblo debería haber creído en él
absolutamente, para que Jesús pudiera cumplir el propósito de la
providencia de la salvación. Pero debido a su incredulidad, no
cumplieron su parte de responsabilidad y la realización de la
voluntad tuvo que ser inevitablemente prorrogada hasta el día de la
Segunda Llegada.
Entonces,
¿en
qué grado Dios predetermina la realización de la voluntad? Como
mencionamos antes, la voluntad de Dios de cumplir el propósito de la
providencia de la restauración es absoluta, pero la realización de
la voluntad es relativa. Así la voluntad está predeterminada, pero
sólo se realiza cuando se combinan el noventa y cinco por ciento (95
%) de la responsabilidad de Dios y el cinco por ciento (5 %) de la
responsabilidad del hombre. Al decir que la parte de responsabilidad
del hombre es de un cinco por ciento, es sólo para indicar que ésta
es muy pequeña comparada a la de Dios. Pero, debemos saber que en
realidad, este cinco por ciento representa para el hombre un cien por
ciento de entrega.
Citemos algunos ejemplos: la
realización de la voluntad centrada en Adán y Eva fue predestinada
para que se alcanzara mediante el cumplimiento de sus propias partes
de responsabilidad; es decir, no comiendo del fruto del Arbol de la
Ciencia del Bien y del Mal. La providencia de la restauración
centrada en Noé, fue predestinada para que se realice a través de
cumplir su parte de responsabilidad de construir el arca con lealtad.
La providencia de la salvación a través de Jesús fue predestinada
para que se lleve a cabo mediante el cumplimiento de la parte de
responsabilidad de los hombres caídos, creyendo en Jesús como el
Mesías y siguiéndole (Jn. 3:16). Los hombres provocaron la
prolongación de la providencia de la restauración de Dios al no
cumplir ni tan siquiera sus pequeñas partes de responsabilidad.
La
Biblia dice: «la oración de la fe salvará al enfermo» (Stg.
5:15); «tu fe te ha sanado» (Mc. 5:34); «Porque todo el que pide,
recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá» (Mt.
7:8). Todos estos pasajes bíblicos prueban que la voluntad está
predestinada para que se realice mediante el cumplimiento de la
propia parte de responsabilidad del hombre.
Podemos
apreciar cuán pequeñas eran las responsabilidades que los hombres
tenían a su cargo en todos estos ejemplos, comparada con la parte
responsable de Dios de penoso trabajo y gracia.
Al
mismo tiempo, viendo que, debido a los fracasos en cumplir sus partes
de responsabilidad, las figuras centrales en la providencia causaron
la prolongación de la providencia de la restauración, podemos
imaginarnos cuán difícil les era cumplir aún una responsabilidad
relativamente pequeña.
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