Dios y yo
27 de septiembre de
1975
Barrytown, Nueva York
Reverendo Sun Myung Moon
Esta tarde mi tema “Dios y
yo”. Sin excepción, toda la gente del mundo tiene alguna clase de esperanza y
deseo. Desean la felicidad, pero siempre de un modo egoísta. ¿Qué es la felicidad?
Debemos pensar en ello. Los hombres y mujeres solteros pensáis que podéis
encontrarla al tener una buena compañera. ¿Puede la compañera de vuestros
sueños proporcionaros realmente la felicidad desde el comienzo de vuestra vida
matrimonial hasta el final? Al principio, podéis ser felices, pero a medida que
avancéis puede que haya una enfermedad, desencanto del uno al otro, y
cosas así. Vuestra pareja puede morir antes que vosotros, dejándoos viudos.
¿Podéis ser realmente felices en esa situación? Incluso podríais ser más
infelices que antes de casaros con él o ella. Habéis visto muchos ejemplos por
el estilo en la gente que os rodea, ¿no es cierto? Desde este punto de vista,
podéis decir tranquilamente que no podéis esperar la verdadera felicidad de
aquellos seres amados a los que una vez amasteis tan profundamente que
pensabais que iba a perdurar vuestra felicidad.
Podéis pensar que cuando
tengáis vuestros propios hijos, seréis muy felices, pero aquí se aplica lo
mismo ‑ ¿quién sabe? ‑ vuestros hijos pueden ser
infelices, estar impedidos, o enfermos. Como hijos, a veces estáis contentos y
decís que sois los más felices del mundo entero porque hay armonía y felicidad
en vuestra familia, pero, ¿quién sabe?, poco después podrían separarse vuestros
padres. Hace solo unos días, cuatro de nuestros miembros murieron en un
accidente de tráfico. En el otro coche iban un padre y una madre con su hijo, y
ambos padres murieron en el choque. No sabemos qué clase de viaje hacían.
Puede que fueran en camino a visitar a alguno de sus
amigos cuando ocurrió aquello. Podían haber pensado que eran la gente más feliz
del mundo pero no sabían lo que les esperaba aquel mismo día. Visto desde ese
punto de vista, no podemos asegurar que lo que ahora disfrutamos es verdadera
felicidad.
A veces podéis pensar que
sois felices al tener grandes conocimientos. Podéis tener éxito en
vuestra carrera mundana con todo ese conocimiento, ¿pero es eso
realmente cierto? Suponed que el resultado de la investigación de un estudiante
pudiera decidir la vida o la muerte de su nación o del mundo. El podría ser una
persona muy sensata pero ¿y si no tuviera ningún dinero ni equipo para tal
investigación? ¿Cómo se sentiría? Dormido o despierto, ya estuviera comiendo o
jugando, todo su corazón estaría concentrado en ese único punto. ¿Sería feliz o
infeliz?
Pensemos acerca del poder o
la posición. Y si fuerais el presidente o un senador o congresista? Una acción o un pensamiento vuestro podría
conducir a la nación a la destrucción y peligro o a la felicidad y el éxito.
Podríais pensar que al tener poder podéis hacer cualquier cosa, pero si vuestro
uso de ese poder llevara a la nación a la miseria, ¿podría ser considerado
bueno vuestro amor al poder?
¿Puede haceros feliz el
dinero? (¡No!) Suponed que tenéis 10.000$ en vuestros bolsillos, vuestra mente
estaría preocupada por eso, y no podríais relajaros. En los primeros
días de nuestro movimiento, a veces uno de los miembros tenía que guardar una
gran suma de dinero. Yo decía que esa persona no podía dormir durante toda la
noche. Tenía que permanecer de pie toda la noche, con el fin de que no se
perdiera el dinero. Así pues, no es el dinero lo que os hace felices. Cuando
comparáis a alguien de una familia pobre, y alguien de una familia rica, normalmente
se piensa que debe ser feliz el de la familia rica. Pero no es necesariamente
así.
Entonces dónde se encuentra
la felicidad, si el conocimiento, el dinero, el poder, cualquier cosa puede
irse a pique. La gente quiere felicidad eterna, felicidad absoluta, porque toda
felicidad relativa puede marcharse con el tiempo y las circunstancias. La
felicidad eterna solo puede venir de una fuente eterna. Tenemos una corta vida.
Si se os pidiera que dijerais las tres cosas más importantes diríais
acertadamente: Primero, el hombre. Después viene el mundo creado a vuestro
alrededor, luego Dios. Durante toda nuestra vida, hemos estado buscando la
verdadera felicidad en los hombres. Pero sólo nuestros compañeros no pueden
hacernos felices. Debemos tener cosas con nosotros. Por eso, para la mayoría de
la gente ha sido importante la riqueza material. Como bien sabéis, la historia
humana ha sido una sucesión de guerras por tierras o riquezas. El problema está
en qué es realmente lo vuestro. ¿Os traería la felicidad lo que tenéis ahora
mismo? ¿Sería una felicidad verdadera que os durara eternamente? Lo que
disfrutáis ahora, puede desaparecer mañana. Así mismo, queréis tener amigos y
gente a vuestro alrededor que trabe amistad con vosotros. Buscamos gente feliz.
La Edad Media estaba
centrada en el personaje del Papa, pero la religión se corrompió. Cuando
entramos en el periodo del Renacimiento, la gente llegó a pensar
solamente sobre el hombre. El Humanismo negó y rechazó a Dios para encontrar el
valor del hombre. El Humanismo, más tarde fue negado por una ideología
materialista, dando nacimiento al Comunismo. En el periodo presente, la gente
pone más énfasis en las cosas materiales, son negados ambos Dios y los hombres.
En el mundo comunista, con el objeto de que seáis un auténtico comunista,
y todos los demás comunistas confíen en vosotros, debéis ser capaces de matar a
vuestro padre si está en contra del comunismo, o indiferente ante la ideología
comunista. Está negado el lazo entre padres e hijos. La fuente de la felicidad
en su sociedad radica en el Partido Comunista. Aparte del Partido, no tenéis
libertad ni felicidad. Las aspiraciones del Partido Comunista son
conseguir la hegemonía sobre todo el mundo. ¿Pero, qué ocurrirá después de que
tomen el mundo entero? ¿Pueden garantizar la felicidad humana?
Centrados en la ideología del Partido, habrán unido al mundo entero en un mundo
de terror. Nunca podría haber felicidad en tal mundo. En el mundo comunista,
solo dan importancia a los aspectos materiales de la Vida. La materia no se
puede conectar con los hombres y Dios en esa ideología. Por consiguiente, bajo
el comunismo no puede haber algo así como un valor absoluto. Según nuestro
modelo, nosotros no podemos encontrar ninguna felicidad en su método.
Entonces, ¿Cómo podemos
encontrar la felicidad? En América, disfrutan de abundancia de riqueza
material. Tienen poder humano. ¿Pueden esas dos cosas resolver los problemas
humanos? Hemos tratado de conseguir de muchas formas la felicidad mediante esas
dos cosas, y hemos fracasado. Debemos volver a valorar lo que pueden traernos
los hombres felices y las cosas materiales. Dios es el origen de la materia y
de los hombres, debemos ser capaces de volver a valorar incluso a Dios, porque
no le conocemos muy bien. ¿Es esa la tarea de una nación en particular o
pensáis que es la tarea de todos, incluidos vosotros? ¿Es la tarea de todo el
mundo? (¡Sí!) Tanto las naciones como el mundo consisten de individuos como
vosotros. Antes de que vuestra nación sea feliz, vosotros queréis ser felices.
Antes de que el mundo sea feliz, vosotros mismos queréis ser felices. Vosotros
sois la fuente de la felicidad. Cuando se reúnan individuos felices para formar
una nación, esa nación será una nación feliz. Y el mundo será un mundo
feliz.
Por supuesto que Dios
querría tener a todo el mundo feliz, pero ¿puede El hacer feliz al mundo entero
de una sola vez? (No) Debe estar planeando cómo hacer la nación más feliz del
mundo. ¿Cuál es la forma de pensar de la gente? Cada uno de vosotros pensáis
solamente en ser felices vosotros mismos. Suponed a un muchacho alemán, quiere
hacer feliz a toda la nación de Alemania, una vez que él sea feliz. Lo mismo
ocurre con un italiano, y con un americano. ¿Pero cuando estéis centrados
en vuestro propio ser y en vuestra propia nación, podréis
conseguir la verdadera felicidad para el mundo? (¡No!) Cuanto más amplio sea el
alcance, mayor será el grado de felicidad. Si pensáis en la
felicidad centrados en un mundo democrático, o ‑ si eres comunista
centrado en el mundo comunista, es un alcance un poco más amplio de pensar en
la felicidad, ya que trasciende las fronteras nacionales.
En el mundo democrático, la
gente ha llegado a una situación sin salida y el mundo comunista, también, está
paralizado. La gente busca cualquier forma de conseguir la felicidad para el
mundo entero. Al pensar de esa forma, están pensando igual que Dios.
¿Cuál es la meta de la
felicidad humana? ¿Cuál es el modelo? La meta debe ser que el mundo entero
disfrute de felicidad, trascendiendo las fronteras de ideologías tales como la
democracia o el comunismo. ¿Quién puede hacer feliz al mundo entero? Si hubiera
tal persona en el mundo, Dios querría encontrarle. Durante toda la historia,
los hombres se han esforzado mucho para encontrar la verdadera felicidad, pero
han fracasado porque la verdadera felicidad viene solamente al encontrar tal
felicidad como Dios quiere que la encontremos.
El universo entero es
propiedad común del hombre, no una propiedad individual. Todas las cosas que
están en vuestra posesión las poseéis en común con los demás. Incluso al
relacionaros con otra gente, no podéis tratar a alguien como si fuera vuestro.
Nada puede ser controlado o poseído por vosotros, y no podéis ejercer vuestra
libre voluntad sobre las cosas. Cuando decís que sois americanos, significa que
pertenecéis a América. Estáis poseídos por algo mayor que vosotros mismos. Si
alguien maltrata a un americano, significa que maltrata a los americanos en
general, o a la nación americana.
Si alguien ama a un
americano, significa que él o ella ama a América
misma, porque el individuo no es tan solo un individuo, sino la propiedad común
de América como un todo. Desde este punto de vista, vuestra hermana no es de
vuestra propiedad, vuestros padres no son de vuestra propiedad. Por eso, no
podéis usar o controlar libremente las cosas o a esa gente. Quiero que tengáis
la idea de que sois de propiedad común y por eso no podéis hacer libremente
cosas sin pensar en los demás. Si queréis utilizar a alguien o a algo, debéis
hacerlo de acuerdo con la ley pública, o la ley común. Bajo la ley común,
no podéis
violar
ningún derecho personal.
También debe haber una
definición del amor que pueda ser entendida por todos. En la familia,
entre los hijos y los padres, debe haber una ley de amor, también entre el
marido y la esposa. La felicidad no puede surgir cuando os despreciéis y
neguéis los intereses de los demás. Solo al tomar en consideración los
intereses de las otras personas podéis conseguir la verdadera felicidad que
podéis disfrutar con cualquiera.
De este modo llegamos a la
conclusión de que la última felicidad radica donde todo está
bajo la propiedad común. Podemos decir, acertadamente, que cuando una cosa está
bajo la posesión común de Dios, los hombres y las cosas, entonces llegamos a la
última felicidad. De tal forma que la última felicidad, la verdadera felicidad
radica donde las cosas y los hombres están bajo la posesión común de Dios, los
hombres y las cosas. Y ésa debe ser una relación duradera, no temporal. Con el
objeto de que lleguéis a ser felices, tratad de encontrar lo que esté
compartido entre los hombres, Dios, y las cosas.
¿Habéis encontrado alguna
vez una institución educacional donde enseñen eso? (¡No!) En el mundo
estudiantil, unos tratan el aspecto material de las cosas, otras el aspecto
humanitario de las cosas, y algunos a Dios. En el mundo político, hay división
entre religión y política. Es decir, ninguno de los dos campos nos podrían dar la felicidad. La política sin Dios, la religión
sin política… eso no nos puede proporcionar la verdadera felicidad. Solamente
con todas esas cosas combinadas y dirigidas hacia la felicidad conjunta,
podemos alcanzar la felicidad duradera. Eso es lo que tenemos en la Iglesia de
Unificación que resulta diferente.
Dios necesita tanto a los
hombres como a las cosas. Los hombres necesitan tanto a Dios como a las cosas.
Las cosas necesitan tanto a Dios como a los hombres. Cuando hablemos sobre el
valor de alguna cosa, podremos definir esa cosa como muy valiosa porque no es necesitada
solamente por los hombres, sino también por Dios. Cuando penséis en una
persona, debéis pensar en ella como hombre con sus características materiales e
incluyendo su forma de pensar en Dios. Hasta el momento, la gente ha pensado en
sí misma de una forma profundamente egoísta, a parte de Dios y de su ambiente
social. Pero, aparte de ambas cosas, realmente no sois vosotros mismos. El
mundo democrático piensa en las cosas de forma centrada en los hombres. El
mundo comunista piensa en los hombres de forma centrada en la economía, o en
las cosas. En ninguno de los dos mundos piensan que necesitan a Dios. Cuando
miréis íntimamente en vuestro ser, encontraréis que el hombre está hecho de
espíritu y carne, mente y cuerpo. Vuestro cuerpo físico pertenece al mundo
material, mientras que vuestra mente pertenece al lado espiritual. ¿Comprendéis
realmente que hay en vosotros dos poderes: uno perteneciente al lado
espiritual, y uno perteneciente al lado carnal o material? Hay dos personas
dentro de vosotros. Muy probablemente, el modo de pensar de vuestro hombre
interior u hombre espiritual, y el modo de pensar de vuestro hombre físico, son
diferentes el uno del otro. ¿Hay unidad y armonía entre vuestra mente y vuestro
cuerpo? (No.) Pero, ¿estáis esforzándoos duramente para unir a los dos
en una unidad? (¡Sí!) Dios habita en vuestro espíritu, y la materia está en
vuestra carne, por eso, sois uno con Dios y la materia juntos.
Debido a la Caída Humana,
hay una contradicción entre vuestra conciencia y vuestro lado carnal. Si no
hubiera sido por la Caída del hombre, vuestro lado carnal obedecería a vuestro
lado espiritual.
Debéis lograr la unidad de
los dos a toda costa. Debéis unirlos a los dos centrados en un valor universal.
¿Cuál debe ser entonces el valor universal? Esto significa que cuando os
alegréis, lo hagáis con Dios y todas las cosas. Cuando Dios se alegre, os
alegraréis junto con El y las cosas materiales. Cuando parezca que las cosas
materiales se alegren, lo harán con Dios y vosotros. Cuando Dios, el hombre, y
todas las cosas se alegren juntos, ése será el valor último y universal.
La apariencia externa del
hombre se puede dividir en dos, siendo cada parte una copia de la otra. Es como
si uniéramos las dos partes. Dentro de vosotros, ocurre algo similar a eso:
vuestra mente y vuestro cuerpo están unidos formando una unidad. Una cosa es
invisible, mientras que la otra es visible. Si estáis más inclinados al lado
espiritual de las cosas, estáis propensos a descartar el lado material. Cuando
estáis más inclinados al lado material, ocurre lo contrario. Lo mejor para
vosotros es no estar inclinados a uno de los dos sino estar equilibrados entre
los dos. Cuando armonicéis vuestro espíritu y vuestro cuerpo mientras viváis en
la tierra, crearéis el Reino de Dios terrenal, después de pasar al otro mundo,
viviréis en el Reino de Dios celestial. Así os habréis restaurado.
En vuestra mente, el poder
de Dios está en guerra con el poder satánico inherente en vuestro cuerpo
físico. ¿Os dais cuenta de eso? (¡Sí!) De esta forma podéis conocer la
maravilla de vuestro ser. Sois el microcosmos de todo el universo, la esencia
del mundo espiritual y la esencia del mundo material están combinadas en
vosotros. Cuando digáis "Yo", debéis ser capaces de encontrar dentro
de vosotros la forma resumida del mundo espiritual, incluyendo a Dios, y la
forma resumida de todo el mundo físico. Además, queréis ser el centro de la
sociedad humana. Sin ser esa clase de persona, no podréis encontrar la
verdadera felicidad. Si alguien realmente representa a Dios, al hombre, y a
todas las cosas entonces Dios necesita a esa persona, toda la sociedad humana
necesita a esa persona, y las cosas de la creación necesitan a esa persona. Si
os ponéis en la posición de Dios, ¿no pensará El que necesita a tal persona?
(Sí.)
Cuando miráis algo, vuestros
ojos encuentran un foco, y solo cuando los tres están unidos podéis ver algo.
También al oír, vuestros dos oídos deben coger la misma frecuencia del sonido,
o si no, no podéis oír bien. ¿No es cierto? Al respirar, igual, si una de las
ventanas de vuestra nariz esta taponada, ¿podéis respirar u oler bien?
La idea de personalidad que
enseñamos en la teología de Unificación es que debéis ser alguien necesitado
por Dios, los hombres y las cosas. Solamente con los tres combinados podéis
construir vuestra verdadera personalidad. Y solamente cuando encontréis
felicidad poseída en común con todas esas cosas podréis llamarla una felicidad
verdadera y duradera. Hasta ahora la teología ha enseñado que Dios está muy por
encima de nosotros, nosotros somos solo pecadores, sin estar capacitados para
tratar con El, y hay un gran abismo entre Dios y el hombre, entre el hombre y
todas las cosas, y entre Dios y las cosas. Dios permanecerá todopoderoso y
bueno, y los hombres permaneceremos por siempre pecadores. Que el hombre pueda
estar en el mismo nivel que Dios es el mayor de todos los descubrimientos.
Solo cuando observemos la
felicidad, con los ojos de Dios, con los ojos de los hombres, y desde el punto
de vista de todas las cosas, podremos encontrar la felicidad duradera. Con esos
tres elementos unidos, podemos construir una personalidad auténtica y valiosa.
Hay personas en este mundo que ponen más valor a un diamante que a su propia
vida. Por otro lado, hay gente que valoran a Dios mucho más que a sí mismos.
Pero ¿significarían algo Dios y las cosas sin vosotros? Por eso, solo con Dios
y todas las cosas juntos en vosotros, podéis realmente definir el valor de
Dios, el hombre y todas las cosas. Debemos ser capaces de mirar hacia la tierra
y mirar hacia el firmamento, hacia el cielo.
¿Es la felicidad algo ya
realizado, de forma que podéis ir a buscarla? ¿O es algo que estáis creando?
¿Cuando decís que seréis felices cuando tengáis vuestra compañera, podéis crear
a esa muchacha? (¡No!) Si decís que vais a ser felices cuando tengáis un gran
diamante, podéis hacer el diamante? (¡No!) Eso
significa que vosotros no podéis hacer la felicidad. Nos vemos obligados a
decir que la felicidad es algo que ya está ahí. Los hombres y las mujeres ya están
existiendo. Hay felicidad en todas partes, solo que no está ligada a vosotros.
Originalmente había felicidad. Pero la gente ha estado tanteando en las
tinieblas en busca de felicidad, en vano.
¿Qué significa eso? Ellos se
esforzaban mucho buscando la felicidad porque sabían que la felicidad existía
en alguna parte. ¿Entonces dónde encontramos esa felicidad? Viene con la vida.
En el momento en que habéis nacido, se os ha dotado de felicidad.
¿Entonces de dónde viene la
felicidad? Son vuestros padres quienes os dieron nacimiento, por eso debería
venir de vuestros padres. ¿Cuál es la fuente de la felicidad de vuestros
padres? Son vuestros abuelos. ¿De dónde viene entonces si seguís retrocediendo?
(¡De Dios!) Sois el producto del amor de Dios. Por eso, al nacer aquí, habéis
nacido con el amor de Dios, por tanto habéis nacido con la felicidad. Toda
vuestra vida viene del amor de Dios. Así mismo, vuestra felicidad debería venir
de Dios. Ese amor y felicidad se os concedieron en vuestro nacimiento, ¡pero de
alguna forma los perdisteis! Tenéis que buscarlos de nuevo y encontrarlos,
restaurando el amor de Dios en vosotros.
¿Cómo es que el hombre no ha
podido encontrar el amor de Dios o la felicidad? Se debe a la Caída Humana.
Pero al ser por la Caída, ese amor de Dios, esa felicidad de la fuente de Dios,
podrían haber sido vuestros después de vuestro nacimiento. Por eso si
restauráis a Dios en vosotros, al verdadero hombre en vuestro interior, y al
verdadero valor de todas las cosas en vosotros mismos, el amor y la felicidad
deben habitar en vosotros. Por eso, nuestra última meta es recibir al Mesías.
Debemos ser capaces de restaurar todas las cosas y restaurarnos a nosotros
mismos como auténticos hombres, al recrearnos en Abel antes de la Caída. Solo
entonces podemos ir al Mesías. Abel esta en la posición de ofrenda a Dios. El
representa a todas las cosas. Abel está también en la posición de Adán antes de
la Caída. Antes de la Caída Adán estaba unido con Dios, Dios estaba en él, y él
estaba en Dios. Antes de la Caída, Adán representaba a Dios, a todos los
hombres, y a todas las cosas. Solo entonces podéis estar en la esfera de amor
divino. Esa es la descripción de la restauración completa del hombre. Se puede
aplicar en los niveles individual, familiar, nacional, y mundial.
¿Entonces quién es el
Mesías? ¿Cómo es? Decimos que Dios necesita al Mesías y los hombres necesitan
al Mesías, pero ¿cómo es? El representa a los hombres, a Dios, y a todas las
cosas, en los niveles individual, familiar, nacional, mundial y cósmico. Su
canal está abierto para abarcar a todos y cada uno. Dondequiera que vaya, es
bienvenido por todos, incluso en el mundo espiritual. Esa es la personalidad
que queremos conseguir. El Mesías es esa clase de persona. Dios le necesita y
le da la bienvenida. Toda la humanidad le da la bienvenida, y todas las cosas
le dan la bienvenida. Solo la gente satánica no le darán
la bienvenida porque son hombres de tinieblas, hombres caídos. ¿Hay en el mundo
más hombres caídos o más hombres de Dios? (Caídos.) Las religiones están
esforzándose mucho para restaurar a más gente al lado de Dios.
Aún necesitáis al Mesías,
¿con ésta necesidad podéis tener ya la verdadera felicidad? (¡No!) Solo al
descubrir al Mesías, y al uniros con él podéis heredar lo que tiene. Ese es el
camino donde encontráis a Dios. Adán, antes de su Caída, tenía cosas en común
con Dios, y el Mesías también tiene cosas en común con Dios. ¿Sois ya vosotros
así? (¡No!) Debéis ser capaces de tener no solo algo, sino tener todo en común
con Dios. Los estudiantes del seminario de teología están orgullosos de
encontrarse allí, vosotros estudiáis mucho, pero al estudiar debéis tener algo
en la mente. El conocimiento teológico solo no significa nada. Vuestro corazón
y celo hacia Dios, y saber cómo aplicar esas cosas en vuestra vida diaria ‑
todo eso determinará lo que vais a ser. ¿Podéis restauraros en el verdadero
sentido si Dios está todavía muy por encima de vosotros? Cuando estéis unidos
con Dios, ¿habrá algo que os separe? (¡No!)
Cuando penséis en la
relación entre Dios y vosotros, debéis ser capaces de rechazar la tentación que
venga de alguna dirección en la forma de amor mal dirigido. En realidad, el
mundo entero está bajo la dominación satánica, por eso debéis manteneros alerta.
Dondequiera que vayáis, debéis estar seguros de que no seréis tentados por
alguna seducción satánica. Al contrario, debéis pensar que sois el salvador de
todos los demás, del mismo modo, debéis ser capaces de salvar a esa gente de la
tentación mala. Entonces estaréis capacitados para ser el segundo Mesías, o el
segundo salvador. Esa es la calificación para ser hijos e hijas de Dios.
Vuestra actitud debe ser: "Ningún poder malo está capacitado para
seducirme. El mundo entero está en la posición del arcángel. Por eso, estáis en
la posición de ser dominados por mí, no de dominarme. Tengo a Dios como mi
Padre, por eso todo lo que pertenece a Dios es mío." Lo que pertenece a
Alemania es mío, lo que pertenece a América es mío ‑ ¿podéis decir eso? (¡Si!)
Debéis tener toda confianza. Esa clase de "Yo" está capacitado para
estar en el mundo original del dominio de Dios. Siempre que consideres que los
asuntos de amor prevalecen en este mundo, debes proponerte exterminar todo eso
con tus propias manos. ¿Le agradaría a Dios la libertad sexual? (¡No!) Si veis
que esas cosas se hacen en vuestro vecindario, vuestros parientes, en vuestra
familia, debéis ser capaces de cortarlas de raíz. Debéis decir que ni siquiera
las miraréis nunca . O, si es posible, que
exterminaréis esas cosas. Dondequiera que vayáis, debéis estar en la posición
de sujeto. Debéis estar orgullosos de ser el segundo Mesías para salvar al
resto del mundo de la cárcel del mal.
El primer Mesías, Jesús, fue
crucificado en la cruz. Debéis preguntaros, "¿;No
puedo ir yo a través del sufrimiento de la cruz?" Debéis hacer cosas más
grandes que las que hizo Jesús. Debéis ser una persona más grande que Jesús. Si
realmente estáis capacitados para ser hijos e hijas de Dios, el mundo entero
será vuestro. Entonces, los hombres serán vuestros, de forma que, cuando veáis
a alguien pisoteado por el poder satánico, debéis decir, "Este es mío.
¿Cómo puedes invadir mi propiedad?" Debéis sentir que todo el universo
quiere estar bajo vuestro dominio. Cuándo estáis en la naturaleza, ¿sentís que
todo el universo está danzando de alegría por teneros allí? Si sois sensibles
espiritualmente, veréis y oiréis que la naturaleza os habla. Podréis hablar
libremente con los hombres espirituales. Cuando converséis con los hombres
espirituales, descubriréis que esa gente conoce lo que es la verdadera
felicidad, y que os envidian porque tenéis el amor divino. Ellos aguardan
impacientes el amor de Dios. Antes que esa gente, vosotros seréis profundamente
felices porque tenéis el amor divino, queréis sonreír de una oreja a la otra.
Sentiréis que gritáis con todas vuestras fuerzas, “¡Soy la persona más feliz
del mundo!", y vuestra voz resonará por todo el cosmos. Vuestra felicidad
será contagiosa, haciendo feliz a la gente. Cuando seáis así, estaréis
capacitados para estar en el mismo nivel que Dios, disfrutando de la felicidad
de Dios, la felicidad del hombre, y la felicidad de todas las cosas, todas
reunidas en vuestra felicidad. Solo en el amor podéis estar unidos con El.
El tema esta tarde era "Dios
y yo." Dios y yo somos felices cuando estamos unidos en uno en el amor
divino. Debemos ser capaces de hallar ese amor de la más alta dimensión. Si
habéis tenido la experiencia de amar a vuestro marido o esposa, eso no es nada
comparado con el amor divino que sentiréis. El amor que habéis experimentado
estaba por debajo o como mucho en el mismo nivel que el del arcángel. Así que
podéis imaginaros cuanta más excitación e intoxicación habría, cuando realmente
sintierais el amor de Adán antes de la caída, en unión con Dios. Estaréis
intoxicados con el amor divino. Estaréis borrachos con el amor de Dios, y os
durará para siempre. (Carcajada.) Cuando echéis de menos a alguna persona en
ese estado la echaréis de menos con todo vuestro cuerpo, incluyendo vuestros
cinco sentidos. Os olvidaréis de dormir, de comer. En ese caso, la sensación
del amor es mayor que un rayo. Todas vuestras células estarán estimuladas por
el amor. Oiréis a cada célula gritando de alegría.
Si experimentáis esa clase
de amor, no podréis negar nunca a Dios. Ese es el modelo de la verdadera
felicidad para la humanidad. En ese caso, estaréis con Dios en el mismo nivel,
y seréis quien pueda hacer feliz a Dios eternamente. Eso significa que Dios no
puede ser feliz sin ti. Es el derecho de cada ser humano hallar tal felicidad y
disfrutarla. Debéis amar a vuestra nación más que cualquier otro lo haga.
Debéis amar a vuestros padres más que ninguna persona los ame. Al amar a
vuestros hermanos y hermanas, parientes, y amigos, debéis amarlos más que
cualquiera. Al amar a la naturaleza, debéis amarla más que cualquier otra
persona pudiera amarla. Entonces os pertenecerán. Si alcanzáis ese dominio,
sentiréis el misterio de la vida, estaréis embriagados con el amor de Dios. Qué
maravilloso debe ser eso.
El camino más seguro para
ser así es conocer a Dios. Cuando sepáis que Dios tiene sobre su espalda la
carga más pesada, debéis ser capaces de echaros la carga a vuestra espalda.
Entonces Dios trabajará contigo. Cuando estéis absortos con esa clase de pensamiento,
podréis mirar a la naturaleza y decir, "Yo llevo la carga en lugar de
Dios." Cuando miréis a los hombres, podréis contarles, "Tengo la
carga de Dios sobre mi espalda." Sentiréis el privilegio de hacerlo, y
sentiréis alegría por ello. En ese caso, por muy amarga que sea la situación en
la que estéis, no os quejaréis sino en vez de ello os alegraréis. Si llegáis a
ser esa clase de persona, comparaos con la gente ordinaria. Entre los dos
niveles hay un gran abismo. En ese caso, podéis decir que sin mí, las cosas no
pueden alegrarse. Sin mí, la iglesia no puede ser perfecta. Sin mí, el grupo
entero, el seminario de teología ‑ nada será perfecto. Entonces podéis estar
seguros de llegar a ser la luz del mundo, brillando en cada dirección. Si
llegáis a ser así, cualquier persona se verá atraída hacia vosotros, os echarán
de menos y desearán impacientemente estar con vosotros. Vuestra bondad será
detectada desde el mismo momento que os encuentren.
Aquellos que me veis en
oraciones, visiones y sueños, levantad la mano. Quiero que todos vosotros
tengáis esas experiencias. Es natural que todos los miembros me veáis, ya sea
en visiones o sueños, enseñándoos siempre lo que tenéis que hacer. Eso es lo
que tenemos diferente en este movimiento. En el pasado, el hecho de que los
creyentes en Cristo le vieran en visiones o sueños les costaba muchos años de
vida de oración. Pero en el movimiento de Unificación, si oráis con fuerza, eso
sucederá en un tiempo de siete días, o de siete meses como mucho. Estoy seguro
de que habrá algunos que ya me hayan visto antes de unirse al movimiento. ¿Por
qué ocurriría eso? Es porque el amor divino domina todo el mundo, eternamente.
En el mundo espiritual un año corresponde a miles y millones de años. No hay
diferencia entre hoy y mañana. Trasciende el tiempo y el espacio.
Después de que hayamos
establecido un fundamento nacional, después de haber restaurado una nación,
vendrá la luzdel día, como el amanecer después de la
oscuridad nocturna. El mundo entero brillará a causa de la luz emitida por
nosotros. Debéis sentir la bendición de ser miembros de la Iglesia de
Unificación. No os dejéis llevar por el azar. Donde estéis situados ahora no
será el nivel donde permaneceréis. Debéis ir más y más profundo, más y más
alto. No es estudiando en el seminario de teología donde adquirís eso. Debéis
cultivar vuestro ser interno, por medio de oraciones y práctica. Debéis ser
capaces de amar a la naturaleza como si fuera vuestra, amar este edificio, amar
a todo lo que hay aquí como si fuera vuestro. Amar a la gente de aquí como si
fuera vuestra. Ese es el modo como debéis entrenaros. Ahora que habéis
aprendido como conseguir la verdadera felicidad, quiero que lo pongáis en
práctica en vuestra vida diaria.
No suelo hablar mucho sobre
el mundo espiritual. Si hablara siempre sobre el mundo espiritual sería
demasiado para vosotros. Una vez que hayáis formado vuestra personalidad
adecuadamente con Dios, los hombres y todas las cosas unidos en vosotros,
entonces podré realmente daros a conocer la naturaleza completa del mundo
espiritual. Aunque para mí la tarea de mi vida es investigar el mundo
espiritual y traer a la luz todo lo que hay allí. Si quisiera poner mi antena
para alcanzar el mundo espiritual y concentrarme discriminando el bien y el mal
y lo que habéis hecho en el pasado, podría seleccionaros. No debéis juzgarme
por mi apariencia exterior, porque yo bajo a vuestro nivel para elevaros. El
nivel en el que finalmente vais a estar será el mayor según el modelo de Dios.
Quiero que cultivéis el sentido espiritual. Tratad de verme en vuestros sueños
y visiones tantas veces como sea posible. Después de un día de duro trabajo de fundraising, puede ser que en vuestra vuelta en el autobús
os adormiléis. Muy probablemente me veréis en una visión. No estaréis completamente
dormidos, pero me veréis. Al estar cerca mía sentiréis
cómo es el amor divino. Cuando estéis en la calle y la gente os ponga motes u
os ignore, podríais abatiros profundamente en desesperación y frustración. Si,
entonces, consoláis el corazón de Dios ‑ "¡Qué triste debes estar!" ‑
inmediatamente me veréis yendo hacia vosotros con miríadas de gente
siguiéndome. Entonces os sentiréis más cerca de mí que de vuestros padres
físicos, vuestros hermanos y hermanas, profesores, o amigos. Al sentir mi amor
por vosotros, podéis sentir el amor de Dios por vosotros. De ese modo,
sentiréis y conoceréis que Dios está muy cerca de vosotros, casi dentro de
vosotros. El pecado es como una enfermedad crónica, por eso no sentís ese
tierno sentimiento y amor hacia Dios. Queréis restaurar eso. Si tuvierais ese
sentimiento cultivado en vosotros, casi podríais predecir lo que va a ocurrir
cada día, a quién vais a encontrar.
Esa clase de persona no
tiene ningún miedo a la muerte porque conoce a qué nivel del mundo espiritual
está encaminado.
Os dije todo esto con
el objeto de ayudaros a formar vuestra personalidad íntegra, combinando a
Dios y todas las cosas dentro de vosotros, para que podáis ser restaurados al
estado original anterior a la Caída. De otra forma no podéis dirigir a otra
gente, o llegar a ser salvadores de la gente para convertirles en personas como
vosotros. En el estado inicial, si veis que vosotros no sois así, debéis ser
humildes. Siempre debéis estar sirviendo a los demás. Si tenéis tal actitud,
podréis abrir el camino.
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