Nuestra forma de vivir
16 de febrero de 1973
Reverendo Sun Myung Moon
(discurso llamado "El camino de la vida" en
el primer libro de 12 discursos de Nueva Esperanza)
Cada uno de vosotros, como individuos, nacéis y sois criados en el amor de
vuestros padres. Pasáis por el jardín de infancia, escuela primaria, enseñanza
media y universidad, y con el tiempo vuestro ángulo de visión de la vida es más
amplio. Queréis ver cómo es la sociedad, y qué hace la gente que os rodea. 0s
encontráis perteneciendo a una de las muchas naciones del mundo. Querríais que
vuestra nación prosperase más que cualquier otra. Queréis tener éxito y os
interesáis por el sexo opuesto. Queréis tener una novia, y deseáis casaros con
ella y formar vuestro propio hogar. Queréis dar nacimiento a vuestros hijos, y
en la posición de padres queréis educarlos como vuestros padres lo hicieron con
vosotros. Para levantar vuestra familia debéis tener trabajo. Para la mayoría
de la gente, el éxito significa ser capaces de hacer más dinero para la
felicidad de sus familias. De este modo envejecéis.
En sentido vulgar, hay gente feliz y gente infeliz. Algunos son infelices
porque no tienen hijos, otros son infelices porque sus familias se están
desmoronando, aún otros son infelices porque han sido destituidos de una alta
posición o a causa de haber quebrado su compañía. Reyes, presidentes y demás
funcionarios responsables de cada país se sienten desdichados cuando sus países
son vencidos por otros. Como bien podemos ver, en el mundo hay gente que es
feliz, pero hay más gente desdichada. No hay un simple hombre en todo el mundo
que escogiese la infelicidad o la miseria; todos quieren la felicidad. De todos
modos, algunas cosas no están a nuestro alcance. No siempre podemos hacer lo
que nos gusta.
En los Estados Unidos, la gente vive aparentemente feliz y tiene abundancia
de todo, pero corrientemente también hay infelicidad en sus corazones. Hasta
cierto punto, la gente de los Estados Unidos ha sido feliz y agraciada, pero
cuando uno experimenta la miseria después de haber tenido felicidad, uno se
siente aún más miserable. Suponed a una cierta pareja aparentemente muy feliz.
Interiormente pueden ser muy infelices. Especialmente en los hogares hay a
menudo crisis. Podéis tener éxito en vuestra carrera mundana, pero podéis tener
un fracaso en el momento siguiente.
¿Qué es en verdad la felicidad? En una palabra, la felicidad puede ser
encontrada en la posición en que tengamos cosas que otra gente no posea. Estáis
exaltados, regocijados; sois felices cuando podéis dar a los demás. Sois
felices cuando podéis disfrutar una posición más alta que la de los demás.
Dando y tomando con los demás, os sentís felices. Por otra parte, si no podéis
dar a los demás, ellos no pueden recibir y se sentirán infelices. Sois felices
cuando podéis dar a los demás, cuando podéis compartir la posición, la riqueza,
el saber, y todo lo valioso que tengáis con los demás. Si estáis satisfechos
con lo que sois, con la posición y todo lo demás que tenéis, entonces os podéis
llamar a vosotros mismos "felices". Si podéis compartir amor con los
demás, esto os hará sentiros el más feliz de todos.
Al compararos vosotros mismos con gente afortunada, os preguntáis a menudo:
"¿Puedo yo ser así? ¿Puedo yo llegar a ser esta clase de persona?".
Os veréis a vosotros mismos limitados por vuestro saber, posición, autoridad y
muchas otras cosas, pero vuestro deseo y ambición no tienen límite. Cuando
tenéis deseos ilimitados y circunstancias limitadas ¿cómo podéis encontrar el
equilibrio entre estos dos? Esto es lo que nos acongoja a todos. Por lo tanto,
vemos que sólo hay una pequeña diferencia entre el plebeyo y el príncipe. Todos
tienen que resolver este problema.
Parece no haber solución. Esto es por lo que la gente busca la clave en la
filosofía y la religión. En la filosofía buscáis externamente y en la religión
buscáis la clave interiormente o espiritualmente. Por este motivo, la gente ha
desarrollado la filosofía y la religión, y hoy día experimentamos la madurez de
esta historia de búsqueda. En sentido externo, en la filosofía política de la
democracia, la gente amante de la libertad ha crecido hasta un cierto nivel en
su tradición cultural. Por otro lado, el comunismo ha estado creciendo en
fuerza y se opone a la idea democrática. La gente está luchando para encontrar
la más justa de las dos ideologías. En el medio de la lucha el mundo religioso
está manteniendo la corriente principal de pensamiento y no puede ser vencido
por el poder opuesto.
La lucha entre democracia y comunismo puede terminar de dos formas; o una de
ellas absorberá a la otra, o ambas, exhaustas, disminuirán y perecerán, y
surgirá una tercera filosofía. Vivimos ahora en la era en la que se verá el
resultado. La democracia y el comunismo han luchado por mucho tiempo, ambas están
cansadas, y están hablando de detente y coexistencia pacífica. Ambas dicen que
su pueblo va a disfrutar la real libertad y paz, y que nosotros estaremos con
el tiempo en la paz que ellos proclaman. Si fracasan en cumplir sus promesas
surgirá alguna nueva ideología que negará todos los "ismos" e
ideologías que han existido. Entonces todo lo del pasado debe ser negado. Esto
es porque el ya establecido sistema de familia, sociedad, nación y todo lo
demás habrá sido probado y habrá resultado un fracaso. Entonces tendremos que
negar y eliminar todas estas cosas y tendremos que cambiar el sistema o
tradición.
Ya que todo habría sido probado y habría fracasado, alguna gente se sentiría
libre de vivir como le agradase, sin ninguna restricción. Este grupo es lo que
llamamos "hippies". Ellos no quieren trabajar. Llevan ropa harapienta
e incluso del revés. Pueden hacer cualquier cosa, actuando como si fuesen los
huéspedes de la sociedad. Las personas normales de su alrededor son impotentes,
y no pueden cambiarles. La sociedad no sabe como responder. Si sus padres les
amonestan por su modo de vida, protestan contra sus padres y preguntan:
"¿Qué tenéis vosotros que sea mejor de lo que tenemos. nosotros?"
Interpelan a la vieja generación: "¿Qué habéis hecho por nosotros? La
sociedad está corrompida y vosotros aún abogáis por la tradición y cultura que
habéis fundado, pero esta está podrida y decaída. ¿Qué tenéis mejor de lo que
tenemos nosotros?". Este grupo puede poner la base para que otro grupo
venga a negar el mundo y la sociedad. Esta es la situación mundial de hoy, y la
sociedad no puede culpar a esta gente por protestar. La mayoría de ellos están
inclinados a continuar su camino.
Nuestro modelo de como deben ser la familia, la nación y la comunidad están
decaídos. Sólo hay obscuridad y no tenemos ni idea de cuál dirección tomar o de
cómo evaluar las cosas. Estamos enfrentados a la ruina de nuestro punto de
vista del valor. En los días anteriores estimábamos el amor en el matrimonio y
en la familia, pero ahora el amor ha caído muy por debajo del modelo de la
tradición del pasado. En el mundo democrático, la gente incluso dice de sus
líderes: "Bien, es simplemente otro hombre, no es diferente de mi".
Todo lo que es valioso ha sido nivelado. No queda ningún punto de vista elevado
de la vida para ser perseguido por las generaciones futuras. Pero con todo no
podemos abandonar nuestra ambición y nuestro deseo humano.
De los dos poderes ¿seguiremos a la democracia y a los Estados Unidos, o
seguiremos al mundo comunista y nos atendremos a los soviéticos y otros poderes
comunistas? ¿Existe alguna religión que no nos haya decepcionado? La gente se
ha desilusionado por todo esto. Para la gente, la democracia, el comunismo e
incluso la religión han fracasado. Se dan cuenta que ya ha sido probado todo y
que todo ha fracasado. Al final hemos llegado a este punto en el camino de la
vida. ¿Qué debemos hacer ahora?
Hay una ley natural que rige en la sociedad humana. Nosotros no podemos
cambiar nuestro sexo. Los hombres deben permanecer hombres y las mujeres,
mujeres. Sus naturalezas y deseos son diferentes. Pero ¿qué tienen en común?
Tienen el deseo de disfrutar algo valioso. Por muy distante que sea nuestro
pensamiento, o por muy variada que sea la vida en este mundo, nosotros debemos estar
en verdad destinados a una meta común. Tenemos que encontrar la última meta,
hacia la que, tanto los hombres como las mujeres, seamos conducidos. Si
encontramos esta meta, seremos la gente más feliz. La gente puede pensar que la
felicidad es solamente algo que deseamos, pero nunca puede ser alcanzada.
¿Quién puede darnos felicidad? ¿Puede darnos felicidad nuestra nación? ¿Puede
darnos felicidad alguna filosofía o "ismo"? No podemos sino desdeñar
las pasadas ideologías que la prometían.
Cuando nacéis en un país pequeño, os sentís tan limitados que soñáis con
venir de ese país a los Estados Unidos. Pero cuando venís aquí, no encontráis
gran diferencia de vuestra propia nación. Aunque aquí hay una riqueza
imponente, aunque aquí los sueños son realidad, no vais a estar contentos.
Querréis ir mas allá. En el mundo, la gente no se contenta con lo que ya tiene.
Sus misiones y deseos siempre están fuera de su alcance, ¿no es cierto? Esto
quiere decir que lo que ya tenemos no es la última felicidad.
Un joven puede querer casarse con una chica y hasta cierto punto ésta es la
meta. Una vez alcanzada ¿son los dos felices? No. Querrán tener algo más. Se
han conocido el uno al otro y ya no queda mucho más. La verdadera felicidad es
algo de lo que nunca quedaremos exhaustos, algo que podamos disfrutar por
siempre.
Entonces ¿cuál es la fuente de tal felicidad? ¿Puede cualquier individuo ser
la fuente de tal felicidad? ¿Puede otra persona darnos la felicidad sempiterna?
Después de esto, llegamos a la conclusión de que si no existiese Dios,
tendríamos que crear uno. Debemos tener a Dios, al menos en nuestra
imaginación. Aunque nos engañásemos a nosotros mismos, si tuviéramos este Dios
en nuestra imaginación y si sirviéndolo sintiéramos que El nos ha dado la
última felicidad, entonces seríamos felices. Porque ningún otro ser humano
puede darnos esto. Tenemos que tener a Dios, trascendente de la vida humana, o
la vida no tiene sentido. Entonces si descubrimos que Dios realmente existe
¡Qué felices nos sentiríamos! Deberíamos sentir como si pudiésemos poner el
mundo al revés. Si un grupo de gente puede realmente conocer a Dios y trabajar
en el amor de Dios y para la causa de Dios, la sociedad será atraída por este
grupo. lo observará, y estará ansiosa de ver triunfar a tal grupo. Debemos
poner esto en práctica, y seremos felices de llevar a cabo nuestra misión.
La gente de todo el mundo va a la escuela y se casa, y busca posición y
rango, pero nunca está satisfecha. Nosotros sabemos que Dios está sobre
nosotros, conduciéndonos y trabajando a través de nosotros. Entonces, todo lo
que hacemos está lleno de significado para nosotros, y lo que decimos y hacemos
es de más alta dimensión que lo que otros digan o hagan. La gente generalmente
hace cosas de poca envergadura. Pero nosotros hacemos cosas sin limitación.
Tenemos una superexistencia sobre nosotros, Dios, nuestro Padre. Por lo tanto,
hacemos todo de acuerdo con su voluntad. Comemos y dormimos para la gran tarea
que El quiere que hagamos. Siempre buscamos actuar de acuerdo con la voluntad
de Dios, éste es nuestro modelo. Nos casamos para llevar a la familia, sociedad
y nación, en consonancia con la Voluntad de Dios. Nos casamos porque queremos
estar más cerca de El. Queremos restaurar la familia, la nación y el mundo
entero porque sabemos que reconquistando estas cosas para Dios, nosotros como
individuos podemos acercarnos a Dios. Queremos ir hacia un punto de contacto
con Dios, donde podamos alcanzarlo y lograrlo para nosotros.
En el mundo externo, las ideologías demócrata y comunista han estado
luchando por mucho tiempo. Ambas están tan rendidas que la gente ya no sabe a
cual pertenece. Pero en el mundo de más alta dimensión, cuanto más luchamos,
más valor tiene el logro. En el amor de Dios disertaremos felicidad sempiterna.
Entonces es natural para nosotros llegar a la conclusión de que podemos
alcanzar la meta de la felicidad humana en una más alta dimensión y que ésta
durará para siempre. Después de saber de Dios somos gente fuerte y feliz.
Sabemos perfectamente que Dios es amor y que disfrutaremos el amor de Dios al
hacer cualquier cosa. A educarnos y disfrutar incluso altas posiciones y
riquezas, sabemos como devolver todos estas cosas a Dios, y podemos disfrutar
de las cosas como dadas por Dios, nuestro Padre. Comparados con toda la gente
somos los más felices. Esto es lo que nos hace felices. Se dice que la gente
cuando posee cosas que otra gente no tiene, se siente feliz. Ya que nosotros
poseemos cosas de mayor valor, somos felices.
Por otra parte, al dar no debemos tener miras estrechas; no trazaremos
pequeños círculos alrededor de nosotros mismos. Debemos ser generosos. Queremos
dar, no solamente a los miembros de nuestra familia, sino a los amigos y
vecinos, y a la sociedad que nos rodea. Queremos dar, no solamente cosas, sino
todo nuestro ser al último viviente, dilatándonos a nosotros mismos hasta que
podamos alcanzar el otro extremo del mundo. No hay limitaciones entre Oriente y
Occidente en nuestra vida. Naciones que durante largo tiempo han sido enemigas
pueden unirse en nuestro movimiento y amarse mutuamente. Podemos disfrutar las
cosas entre nosotros, compartiendo con los demás lo que apreciamos. Ya que no
hay barreras en absoluto, no hay enemigos en absoluto; podemos decir sin lugar
a dudas que somos la gente más feliz. En la sociedad humana unos quieren poseer
más que otros, y quieren invadir la propiedad de los demás, para poseer más
gente, más tierra, etcétera. Esto es lo que hace que luchen unos contra otros.
Pero aquí no hay tal cosa. Si quieres poseer cosas con un motivo egoísta,
sabemos que estás expuesto a la ruina.
Nosotros decimos que todo pertenece a Dios. Sólo Dios posee todo. Lo que
tenemos pertenece a Dios. Sentimos que tenemos que devolver todo a Dios
primero, y después El nos da lo que necesitamos. De este modo, cambiamos lo que
tenemos con el amor de Dios. Queremos devolver a Dios todo lo que tenemos, y en
respuesta queremos recibir el amor de Dios que es mayor que ninguna otra cosa.
Entonces queremos compartir este amor con los demás.
El marido y la esposa están orgullosos del amor entre ellos. El hombre no
está orgulloso de su talle, ni la mujer de su feminidad, sino que ambos están
orgullosos de que haya amor entre ellos. La familia, como unidad, no puede
estar orgullosa de su riqueza o posición. Solo puede estar orgullosa del amor
de Dios morando dentro de la familia. Vecinos, parientes y amigos envidiarán a
la familia que disfrute realmente del amor de Dios. Tal matrimonio diría a
Dios: "Nosotros te devolveremos todo; todo lo que tenemos es tuyo, nuestra
familia, nuestros hijos, nuestra nación, y todo es tuyo. En respuesta queremos
tener tu amor. En tu amor a la familia, amaremos a nuestra familia; en tu amor
a la nación amaremos a nuestra nación; en tu amor a la gente del mundo, estamos
dispuestos a amar a la gente del mundo". Lo siguiente que queremos hacer
es devolver todo el cosmos, todo el mundo espiritual a Dios y recibir el
infinito amor de Dios. Lo que aquí hacemos es por Dios. Comemos por la causa de
Dios, trabajamos, y hacemos cosas, y decimos cosas, todo por Dios y para
recibir amor de Dios.
En el amor, vuestras aflicciones y luchas no son penosas. Suponed que una
chica quiere casarse con un hombre muy guapo, un hombre honrado. Podría pasarse
toda la noche bordando algo que pudiese agradar a su futuro marido. Nunca se
sentiría fatigada por muchas horas que trabajase. Cuando trabajáis por el amor
de Dios, no podéis sentiros cansados. Por consiguiente, por muy duramente que
tengamos que trabajar y afanarnos, nos sentimos felices de hacerlo. Este es el
secreto para poseer amor. Cuanto más trabajas por la persona que amas, más amor
recibirás de ella.
Estáis trabajando por la realización de una gran tarea. Pero aquí en los
Estados Unidos, la gente no os está llamando. Tenéis que llamar a la puerta, y
la gente aún duerme. Tenéis que despertarlos y persuadirlos de que trabajen
también ellos por la gran causa. Esto es vuestra misión. La gente puede recibir
de mala gana vuestro mensaje y puede incluso echaros fuera. Pero después,
cuando se den realmente cuenta del hecho de que pueden ser conducidos a una
vida de vasta dimensión, os estarán muy agradecidos. Cuando llaméis a las
puertas de esta gente, tendréis que llevarles el amor de Dios. Aunque dejéis
sus casas, se habrán enternecido y conmovido por lo que les habéis dicho. Más
tarde, vendrán en gratitud a vosotros. Debéis daros cuenta del hecho de que
ésta es nuestra gran tarea, y debéis llevar a cabo vuestra misión en
agradecimiento a Dios.
El amor es algo precioso que queréis guardar en lo más profundo de vuestro
ser como un secreto. Este secreto entre vosotros y Dios os hará grandes. Al dar
el amor de Dios a otra gente, compartís vuestro amor con ellos, y vuestro amor
más que disminuir será multiplicado. Estaréis orgullosos de lo que habéis dado.
Solamente dando podemos recibir. Por lo tanto, queremos dar todo nuestro ser.
Queremos dar nuestra familia, nuestro clan, nuestra nación y todo nuestro mundo
a Dios. En recompensa El llenará nuestros corazones con un amor tal que podamos
abarcar al mundo entero y a todo el cosmos. Somos ricos; somos la gente más
feliz. Entonces ¿vais a ser realmente generosos donantes? Al dar a los demás,
no esperéis nunca recibir nada en recompensa directamente de ellos. Sino
dejadlos devolver lo que han recibido a Dios, entonces no se puede esperar más
de vosotros. Podéis disfrutar todo lo valioso. Entonces, os habréis restaurado
a vosotros mismos, a vuestra familia, a vuestra nación y al mundo entero de
vuelta a Dios. Haciendo esto, podemos liberar a Dios de su aflicción. Vosotros
mismos podéis hacer esto.
Si vertéis lágrimas, sudor y sangre por el mundo entero, hallaréis que Dios
ha estado vertiendo lágrimas, sudor y sangre por vosotros.
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