Victoria y derrota en el momento presente
5 de diciembre de 1971
Seúl, Corea
Reverendo Sun Myung Moon
Mucha gente a nuestro alrededor
está desconsolada, otras muchas no lo están. Nuestras familias, ciudades, y naciones
o bien están afligidos o no lo están. Algunos progresan mientras que otros no,
hay quienes ríen y quienes lloran. Desde esa perspectiva, todos somos
diferentes, sin embargo, todo el mundo siente tristeza y soledad y busca la
integridad.
Asimismo, todos buscamos la
alegría, la gloria y la felicidad. Lo mismo vale para cada familia, sociedad y
nación. Todo el mundo trato de evitar el dolor, la pena. Con el fin de
encontrar la gloria, todo el mundo está dispuesto a pasar penurias. Lo
mismo es verdad para el mundo. Si existe un ser que lo controla todo,
definitivamente debe sentir igual que nosotros.
El amor no debería haberse dado en
un entorno de soledad o sufrimiento, sino en un ambiente libre y glorioso. El
corazón de Dios es tal que quiere dar Su Amor supremo en ese ambiente
receptivo. ¿Hay alguien en la tierra que pueda hacer esto? Debemos pensar en
ello. El máximo amor no se debe dar sólo a cierto individuo, sino se debe dar
más bien a familias, y al mundo entero. Esa es la esencia del amor. La naturaleza
del amor es tal que prefiere ser dado a dos personas que a una, a tres que a
dos y mejor aún a diez. Por ello, la fuerza del amor prefiere abarca al mundo
antes que a la nación. El amor funciona de esa manera. Por tanto, el amor puede
fluir a los seres humanos en la tierra.
El objetivo último del amor debe
ser el más grande. Unos padres con muchos hijos pueden entender este corazón
tan profundo. Pensar que sólo tu y no el resto del mundo debe recibir amor es
destructivo.
El deseo de Dios no se confina a
cierto individuo. El Cielo mira por el colectivo, de ahí la distinción entre la
vida pública y la vida privado. La vida pública es por el bien del conjunto.
Por ello, servir las expectativas del colectivo es llevar una vida pública. La
auto-satisfacción no puede perdurar, será desalojada por el deleito del
colectivo. Pienso que Dios es así. Los sabios son por tanto aquellos que no
sólo viven para el presente sino también para el futuro. De ahí viene la
necesidad de la fe. Una ves que tienes fe, puede haber esperanza.
Las victorias no deben limitarse al
individuo, deben ser para el conjunto. No es bueno pensar que tú eres tú y yo
soy yo. La verdad es que tu eres yo y yo soy tu. Debemos lograr ese nivel de
conciencia. La victoria individual sólo trae deleito individual. A la
contraria, si la victoria individual es dedicada al colectivo, pertenece al
colectivo. Por tanto, el sacrificio individual puede originar la victoria
pública. Nuestro pensamiento debe ser que sólo después de que la nación entera de
30.000.000 coreanos sonríen, nosotros podemos sonreír. Cuando mayor el grado de
sacrificio, tanto más valor tendrá. Siguiendo este principio, el mundo puede
prosperar.
El sacrificio por los demás siempre
acompaña el camino del amor. No hay otra fórmula para andar el camino. No
podemos deleitarnos como individuos. En ese sentido, la victoria no puede ser
sólo para el individuo. El individualismo no debería existir en la religión.
Por supuesto que existimos como individuos, pero como tales debemos que existir
por el bien de la nación y del mundo. Esto debe estar claro para nosotros.
Sed personas públicas
Los individuos deben representar al
mundo. Por tanto, los individuos deben vivir por el público. De esa manera el
amor de Dios puede expandirse infinitamente. No debemos vivir sólo por el bien
de la iglesia de unificación, sino también por la nación y el mundo. Debemos
andar este camino aunque significa sacrificarnos. Los individuos deben vivir
así. ¿Quieres ver un precioso amanecer solo? En lo más recóndito de tu corazón
te gustaría que todo el mundo vea algo bonito. El eterno Reino de los Cielos no
puede existir dentro de un individuo. Sólo puede existir en el contexto del
todo. Por esa razón las religiones, especialmente el cristianismo, son fuertes.
Nadie puede quitarles su fuerza.
No hace falta decir que no es fácil
seguir un camino religioso. Debes convertirte en una persona miserable.
Curiosamente, la historia humana progresa mediante tales personas miserables.
Debemos tener las ambiciones más elevadas. Incluso puedes colapsar como
individuo con la esperanza de que tu situación creara un desarrollo. Si la
iglesia de unificación no sirve al mundo, la iglesia perecerá. De esa forma
debemos establecer un nuevo mundo civilizado, un nuevo pensamiento civilizado.
Debemos crear un pensamiento que represente el cielo y la tierra. Si lo
logramos, aunque el cielo y la tierra perezcan, la ideología permanecerá
eternamente.
Debemos saberlo claramente. Debemos
soportar la situación miserable y luchar hasta que veamos a las 30.000.000 de
personas de nuestra nación victoriosas. No podemos eludir el camino aunque nos
lleva a la muerte. Si tenemos esa convicción, viviremos.
A primera vista, la iglesia de
unificación parece andar el camino de la muerte. La razón radica en que
nuestra iglesia vive por el bien de la nación. No podemos abandonar nuestro
país cuando éste puede perecer. Debemos hacer todo lo posible para trabajar por
la nación. Debemos llegar a ser el centro de actividades para la nación entera.
De otra forma, pereceremos. Estamos en la encrucijada donde se determina si
seremos perdedores o ganadores. Lo determinamos en este preciso momento, no
dentro de diez años.
No podréis ser victoriosos si no
superáis el momento actual. Los que no puedan conquistar el presente, no podrán
ganar la victoria en el futuro. Para liberar a Dios debemos solventar la
situación del presente. Debemos, por tanto, ser victoriosos ahora. Debemos ser
claramente concientes de cuanto el destino de Dios depende de nosotros.
Debemos salvar la nación y el
mundo. También debemos salvar a Dios. Este tipo de victoria para la humanidad
no puede lograrse saetado en una habitación confortable. Sería difícil para
nosotros sentir un día alegría si vivimos cómodamente.
No nos peleemos con las iglesias
establecidas, concentrémonos más bien en implantar el Reino de los Cielos en la
tierra, que es también su deseo. ¿Se ha realizado ya el Reino de los Cielos?
No, todavía debemos construirlo. No podemos pararnos o frustramos.
Debemos vivir por algo mayor que simplemente nuestras familias. No
podemos quedarnos estancados donde estamos ahora. En vez de preocuparnos
en salvarnos a nosotros mismos, debemos salvar a la nación y al mundo.
Necesitamos pensar de esa manera. Debemos ir adelante aunque pasemos hambre.
Hagamos lo que nos toca hacer aunque pasemos dificultades. Andemos junto con la
historia, creamos una nueva historia. Seamos activos, por el bien del
propósito, de la angustia y de la dignidad del Cielo.
Estamos marchando hacia delante. No
podemos dormirnos. Debemos unirnos con aquellos que están luchando por el
beneficio del mundo. Así nos daremos cuenta de que no estamos solos en la
lucha. Estamos luchando verticalmente con los santos en el mundo espiritual.
Por supuesto que la batalla no es fácil, es una lucha dura. Que alguien viva en
este mundo no significa que vive sólo para si mismo. Pertenece a la familia y a
la nación. Así es por lo menos en el mundo democrático. Vivimos rodeados de
familias y de la nación, pero ahora los individuos son el centro, con la
providencia de Dios rodeándonos. ¿Qué familia y qué nación son el centro? Nadie
lo sabe, realmente la gente no lo sabe. ¿Entonces, quién lo sabe?
De acuerdo a la Biblia, sólo el
Padre Celestial lo sabe. El centro de la providencia de Dios, que sólo Él
conoce, es el Señor de la Segunda Venida. Por ello, todo el mundo está
destinado a unirse con este individuo y su familia, y vivir con él. Centrado en
este hombre, todo el mundo se dará cuenta de lo que es bueno y lo que es malo.
Por tanto, debemos unirnos con ese centro y esforzarnos al máximo por
erradicar el mal. Debemos ser entrenados. Dependiendo de si lo hacemos o no los
individuos, las naciones y la humanidad vivirán o morirán. Todos los
seres humanos deben abandonar el mundo malo y unirnos con este centro del bien.
El Señor de la Segunda Venida sabe con exactitud si el Reino de los Cielos
perecerá o no o si será el mundo satánico el que perecerá o no. La razón
estriba en que él conoce todos los secretos del Reino de Dios y del reino de Satán.
Si deseáis construir el Reino de
Dios, no podéis pensar en quedaros con Satán. Si vives por el propósito de
Dios, debes absolutamente superar el mal. Jacob luchó por 21 años y derrotó a
un ángel. Después de eso, recibió el nombre de Israel, que significa vencedor.
Cualquiera que desea establecer el Reino de Dios debe ir por este camino.
También Moisés luchó por este propósito 120 años. Debemos realizar el deseo de
Dios antes de que Él golpeé la fuerzo del mal. ¿Si Dios puede manejar el mal
por Si Mismo, por qué necesitaría la ayuda del hombre? Debemos, por tanto,
representar a Dios, destruir el mal, y hacer surgir el día de la victoria. No
podemos perecer.
¿Qué hubiera pasado si Jacob, a lo
largo de su lucha con el ángel, hubiera pensado que ya no podía luchar más,
queriendo que alguien le ayudara? Habría defraudado a Dios.
Pero Jacob luchó él sólo y ganó la
victoria. Por eso recibió el nombre de Israel. Para ganar está victoria, su
cadera fue quebrada. Recordemos que Jacob luchó con el ángel a riego de su
vida. No desistió hasta no obtener la victoria. Seamos nosotros también así de
fuertes.
Debéis vencer a Satán
Para poder entrar en el Cielo,
tendremos que demostrar que hemos vencido a Satán. No entraremos en el Cielo
sin este tipo de certificado. Al intentar vencerle, Satán no se deja, al
contrario, él se resiste y opone hasta el final. Dios se preocupa mucho viendo
la resistencia de Satán. Yendo por el camino de Dios nos topamos con cantidad
de dificultades. ¿Habéis visto alguna vez dar a luz a una mujer? Cuando una
mujer alumbra, lo hace con el mayor esfuerzo, dispuesta a dar su vida.
Nosotros, los miembros de unificación, nos encontramos en esa situación, y no
podemos echarnos atrás.
Ahora los americanos están diciendo
que retirarán sus tropas de Vietnam y de Corea, pero nosotros no debemos
echarnos atrás. Muy al contrario, debemos estar dispuestos a arremeter contra
el enemigo. ¿Por qué queremos derrotar al enemigo? Porque queremos animar a
Dios. Él ha lidiado por seis mil años para echar fuera a Satán. Pero no lo
lograremos por nosotros mismos. Es imposible hacerlo solos. Para derrotar al
enemigo de Dios debemos unirnos con una nación.
Debemos vencer al comunismo, y sólo
el pensamiento de unificación lo puede hacer. ¿Quién puede negarlo? No podemos
resignarnos hasta el día en que vemos la derrota del comunismo. Satán, quien
trato de impedir un futuro glorioso, debe ser revolcado. Con ese propósito,
ahora nuestra táctica es rodear el enemigo. Para hacer eso, estamos pagando
gran cantidad de sacrificio. Todos debéis estar preparados ya que nos toca
pasar una guerra severa. Debemos ser victoriosos en esta situación miserable.
¿Quién será el primero en alegrarse cuando en el futuro el lado de Dios traiga
la victoria? Ciertamente será el Revdo. Moon. ¿Por qué? Porque el Revdo.
Moon no ha sido capaz de reconciliar el sueño debido a esta batalla. El que
siente más alegría al surgir la victoria es la persona que más ha sufrido.
En absoluto no podemos ser
perdedores. Mis oraciones, en consecuencia, son muy serias. En ese sentido,
vuestras oraciones y las mías difieren. ¿Cuándo el destino del mundo entero
está en juego, cómo podemos pensar en nuestra propia situación? La iglesia de
unificación no debe perecer. Debemos luchar con valentía para hacer sobrevivir
esta nación de 30.000.000 de personas. Si os detenéis debido a vuestras
circunstancias personales, acabaréis siendo perdedores. Ese pensamiento es la
más temible. No podéis hacer algo así. Esta debe ser nuestra determinación. De
todas formas, nos toca acometer contra y parar al enemigo. Debemos estar
dispuestos a morir. Cuando empecé este camino estaba listo para morir. Me
lamento de que no a lo largo de mi vida no he tenido una experiencia militar.
Pero creo que soy una persona valiente siempre dispuesta a sacrificar su vida e
ir a la primera línea por la causa del bien
¿Quién hizo la iglesia de
unificación? ¿Quién creó la fortuna y el destino de la iglesia de unificación?
¿Vosotros? ¿Lo hizo la historia? Lo hizo la historia, no vosotros. Debemos saber
claramente que podemos trabajar sólo sobre el fundamento de los grandes santos
del pasado que se sacrificaron derramando lágrimas por miles de años. Este es
el camino de la iglesia de unificación.
Debemos llegar a ser los sujetos o
los símbolos de la historia. Si tenemos que resolver estos problemas difíciles
debemos convertirnos en colaboradores y luchar. No podemos hacer eso cruzados
de brazos. Los que arruinan la esperanza bonita de la historia siendo
holgazanes serán dejados atrás para siempre. No dejemos que eso ocurra. Cuando
vemos la iglesia de unificación desde una perspectiva histórica, nos percatamos
de que este tipo de fenómeno nunca ha pasado antes y nunca pasará en el futuro.
¿Qué ha estado buscando la humanidad hasta el momento? Su meta es
encontrar a los Verdaderos Padres.
Debido a que la humanidad no ha
tenido Verdaderos Padres, tuvo que sufrir miserablemente a lo largo de la
historia. La idea cristiana del Mesías sólo necesita a los Verdaderos Padres
para completarse. Incluso las otras religiones han esta en búsqueda de los
Verdaderos Padres.
El cristianismo realmente espera
a los Verdaderos Padres
Se me lama Padre en la iglesia de
unificación. En Corea del Norte comunista, Satán trata de hacer lo mismo. Allí,
se le llama padre a kim Il Sung .Corea del Sur es tan preciosa porque los
Verdaderos Padres han venida aquí, pero no puede haber dos padres. ¿Entonces,
cómo elegir a los Verdaderos Padres? no puede haber dos pares de Verdaderos
Padres. Sólo puede haber un par de Verdaderos Padres. Los únicos Verdaderos
Padres de la humanidad son la esperanza y el nuevo punto de arranque de la
historia. Por eso, debéis conocer cada detalle del corazón de los Verdaderos
Padres y uniros con ellos.
¿Qué tipo de actitud deben tomar
los Verdaderos Padres hacia los hijos? Debido a que los hijos son buenos hijos
sacado del mundo satánico, los Verdaderos Padres deben encontrarse con ellos
con el amor infinito de Dios. La actitud de los Verdaderos Padres hacia sus
hijos debe ser distinta del amor que los padres de este mundo dan a sus hijos.
También De parte de los hijos también debe existir una actitud básica de
servicio de los hijos hacia los Verdaderos Padres. Debéis llegar a ser los
campeones de piedad filial como los hijos representantes de todas las naciones
del mundo. Si intentáis escapar de esa responsabilidad seréis recordados con
lamento por las generaciones futuras. Pero si emergen hijos de piedad filial
dispuestos a servir a los Verdaderos Padre y que se unen los unos con los
otros, nunca perecerán.
Vosotros sois personas con ese tipo
de calidad de corazón. Desafortunadamente, no podéis hacer lo que os apetezca o
decir todo lo queráis. En estos momento, ese tipo de libertad no esta
permitida. Yo mismo, La cabeza de la iglesia de unificación no tengo
permiso de decir lo que quisiera. Cuando rezo, digo:”Padre Celestial” y luego,
no puedo decir nada más. Y así paso toda la noche. Mi pena es tan grande que no
puedo mirarle al Padre Celestial a la cara y no puedo orar. Me siento apenado
por Él, pero vosotros pensáis de manera muy distinta. Muchos estáis orgullosos
de vosotros mismos. Muchos tratáis de promoveros, pero eso no es nada bueno. Un
hijo de verdadera piedad filial no debe decir nada. Sencillamente estaría
callado, cumpliendo su propia parte de responsabilidad viendo con
respecto a los Verdaderos Padres. De otra manea, no podéis llegar a ser hijos
de piedad filial.
En la iglesia de unificación
tratamos ser de esta manera. El mundo nos considera por el momento herejes,
pero llegará el día en que la gente no podrá criticar nada en contra de nuestra
iglesia. En ese día la iglesia de unificación será enaltecida. Por tanto,
cada día debéis ser serios. Debéis considerar cada día de vuestra vida como
algo muy preciosa. Debéis ser sinceros y estar orgullosos. Puede que, en el
proceso de convertiros en hijos de piedad filial, lleguéis a ser inválidos.
Pero en el futuro, ese tipo de persona brillará como el sol. Ese tipo de de
persona será un foco central. Ese tipo de gloria se obtiene obrando en silencio
y sin buscar excusas.
Si se os dice que trepéis, debéis
hacerlo. Si se os dice que descendáis, debéis hacerlo también. Nosotros, los
miembros de la iglesia de unificación, no debemos hacer excusas. Si todos sois
así, la iglesia de unificación absolutamente no perecerá. La situación actual
de nuestro país urge mucho. El cristianismo ya había predicho esta situación
hace dos mil años. ¿Quién será responsable por la nación? La iglesia de
unificación y sus miembros. Suponed que debemos reparar los vestidos de una
nación destruida. En ese caso, yo soy la aguja y vosotros el hilo. Los vestidos
no pueden arreglarse si el hilo y la aguja no están atados. La aguja no puede
hacer nada por si misma. Aunque la aguja es esencia, el hilo es igualmente
importante. Debéis entenderlo. Yo y vosotros debemos tener la relación de aguja
e hilo y arreglar las prendas de la nación y el mundo arruinados.
Si la nación perece, no habrá lugar
para la iglesia de unificación. En este sentido, nos conviene proteger la
nación. No debemos temer a los comunistas. Debemos practicar valientemente lo
que ya nos henos determinado hacer. No poseemos nada, estamos desnudos. Pero
los miembros de la iglesia de unificación podemos vencer al comunismo si
hacemos cosas que ni siquiera la nación no puede hacer. El cielo podrá
protegernos. Allí está la clave de la victoria o de la derrota.
Debemos ser soldados para entrever la victoria. No debemos ser perdedores
que prueban la tristeza. Desde esta perspectiva debemos analizar y criticarnos,
y estar dispuestos a superar dificultades para ganar la victoria. Si siempre os
preocupáis por la nación, no podéis remediar sentiros angustiados.
Si os preocupa la nación y le mundo
desde el fondo de vuestro corazón, debéis amar a la república de Corea y al mundo
más de Corea más de lo que me amáis a mí. No debéis ser personas que no cumplen
su parte de responsabilidad. Por esa razón, debemos doblar nuestros esfuerzos.
No debemos perecer. Debemos vencer todas las dificultades que enfrentamos hoy.
Se debe movilizar todo por la salvación del mundo. Por supuesto, necesitaremos
dinero y vendrá un tiempo en que necesitaremos materias. No obstante, debemos
arremeter valientemente. Vaya donde vaya, siempre oraré por vosotros. Por
tanto, por favor, superad siempre las tribulaciones del momento.
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