El sendero de vida para toda la humanidad
Distinguidos invitados, damas y
caballeros. Estoy profundamente agradecida que hayan tomado tiempo de sus
agitados horarios para ayudar a que esta reunión sea un gran éxito. Nuestro
tema de hoy es, “El Sendero de Vida para Toda la Humanidad.”
El mundo de hoy se ha perdido en gran
confusión y clama en agonía. Enfrentamos grandes conflictos como individuos, en
nuestras familias, en nuestras naciones y en el mundo. Como individuos, estamos
confrontando una lucha interna entre nuestra mente y cuerpo. Nuestras familias
están siendo plagadas con la decadencia moral de nuestros jóvenes y la
desintegración de la familia que está centrada en tradiciones. Las competencias
históricas nos han llevado a la desconfianza y aún a las guerras entre
naciones, soplando chispas de incertidumbre y desesperación en el mundo. La
solución para todos estos problemas yace en experimentar una relación de amor
ideal con Dios.
A lo largo de la historia, la humanidad ha
buscado responder la pregunta básica:
¿Por qué hemos nacido? Algunos han llegado a la conclusión de que han nacido
por el bien de su país. Otros han decidido que han nacido para el bien de sus
padres. Aún, otros han decidido que han nacido para sí mismos. La gente de fe
cree que nacieron para el bien de Dios.
Sin embargo, no es suficiente decir que
Dios creó el universo solamente para el beneficio de los seres humanos, o aún
para Sí mismo. La creación de la humanidad requería la cooperación de muchos
seres y elementos. Aunque cada uno de ellos tenía su propósito inherente,
debían ser alineados para iniciar el proceso creativo. El propósito de Dios
para crear, el propósito del angel en asistir, el propósito de la naturaleza en
proveer los materiales, y aún el propósito humano de ser creados, todo debe ser
consistente; cada uno de ellos debe estar satisfecho. Debe haber un contenido
común que deje satisfecho a Dios, a los ángeles, al resto de la creación, y a
los mismos seres humanos.
Este contenido común debe ser algo que dé
mayor felicidad y alegría mientras se tenga más tiempo. Debe ser algo que, una
vez que lo poseamos, nunca deberíamos soltarlo; esto no puede ser externo en
naturaleza, debe ser algo interno e invisible. El conocimiento, por ejemplo, el
dinero y el poder son solamente condiciones colaterales que se requieren para
la subsistencia diaria de la gente. No hemos nacido a este mundo con el
propósito de poseerlos. Tales cosas externas pueden existir en una relación
recíproca con la humanidad, pero solo temporalmente, no eternamente.
Dios no necesita dinero. Si el Dios
Todopoderoso alguna vez necesitara dinero, podría crear todo lo que Él desea.
Además, sabemos que Dios es la raíz de todo el conocimiento, ya que Èl creó el
universo por medio de ciertos principios y leyes. Así, Dios el Creador es el
sujeto del poder, de manera que no necesita buscar poder.
Entonces, ¿cuál es este contenido común?
Es algo que no podemos lograr solamente con esfuerzo humano. Esto se debe a que
el esfuerzo humano no puede controlar el origen fundamental de la vida. Este
contenido debe ser algo capaz de dirigir la motivación, el curso, y aún el
destino final de la vida de cada persona.
Desde esta perspectiva, este contenido
común puede ser solamente el amor verdadero. Los seres humanos nacen debido al
amor y están destinados a seguir el sendero del amor. La gente aún muere por
amor. Esto nos demuestra que el amor es aún más valioso que la vida misma. Así,
vemos que el amor precede la vida; por esa
razón la gente entrega su vida voluntariamente por amor.
El amor es eterno. Cuando los seres
humanos alcancen el estado de conciencia en la que puedan amar al universo,
todas las puertas del universo se abrirán. Por ejemplo, yo soy solamente un ser
pequeño ocupando espacio aquí. Pero, centrado en el amor, puedo reciprocar una
relación con un ser de cualquier tamaño o magnitud. Digamos que Dios es un Ser
extremadamente grande, entonces, por medio del poder del amor, puedo elevarme a
una posición recíproca que es la del Dios Absoluto. Esto es posible porque el
amor es un atributo de Dios.
Así, una persona que reconoce y mantiene
el convenio de amor con Dios puede disfrutar de libertad en cualquier parte del
universo. El individuo, llamado por Dios a representar a la humanidad entera,
centrado en este amor cósmico, sería el Mesías; Jesús es dicho representante.
Nunca podríamos encontrar este amor cósmico si no pasamos a través del Mesías.
Es razonable decir que toda la gente de la Tierra tendría que seguir al Mesías.
Jesús dijo, “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino
a través de mí” (Juan 14:6) Este significado estaría más claro si se añadiera
la palabra amor: “Yo soy el camino, la verdad, la vida y el amor: nadie viene
al Padre, sino a través de mí.”
LOS PADRES Y LOS HIJOS
El Principio Divino de la Iglesia de Unificación
enseña que la energía se produce cuando un sujeto y objeto se convierten en
uno. En una familia, los padres mantienen la posición de compañeros sujeto y
los hijos mantienen la posición de compañeros objeto. Una vez que establecen
una relación recíproca de amor, se convierten en una sola entidad—una familia
verdadera. Dicha entidad se convierte luego en un nuevo objeto, el mismo que
puede establecer unidad con un sujeto mayor. Si Dios fuera ese sujeto, entonces
la unión de padres e hijos se convierte en uno con Dios. Podemos decir también
que cuando la relación perfecta de sujeto-objeto es formada con Dios, centrados
en Su ideal de amor, Dios y la humanidad pueden existir en unidad total. Cuando
la esfera de amor entre Dios y la humanidad se vuelve realidad, la luz del amor
brillará alrededor del universo tan brillante y constante como el sol.
La persona no es solamente una entidad que
se conecta con la vida, en la que la vida de sus padres se juntan para ser uno,
somos también compañeros en el amor de nuestros padres; somos uno con su amor.
Además, somos uno con sus ideales, incluyendo la paz y felicidad.
Cada persona está conectada con la línea
de la vida, la línea del amor, y la línea del ideal de sus padres, y nadie
puede separar estas líneas. Aún Dios las puede separar, tampoco el universo. De
hecho, todas las fuerzas del universo trabajan en conjunto para proteger estas líneas. Esto se debe a
que los padres son la causa y los hijos son el resultado. Los padres y los
hijos son uno, centrados en el amor. La causa y efecto se unen para formar una
esfera substancial del amor. Este es un principio del universo.
LAS TRES ETAPAS DE LA VIDA
Cada persona viene al mundo por medio de
tres tipos de padres. El primer padre es el mundo material; los elementos del
mundo de la materia se combinan para formar cada persona como el centro del
mundo material y como un ser material complejo. Asi, se puede decir que estos
elementos físicos en si son los ancestros que nos dieron a luz. Por otro lado,
el mundo material es una extensión nuestra. El universo es creado para que la
materia se pueda asentar solamente en el ideal del amor; solamente en el ideal
del amor es donde todas las células pueden vivir con tranquilidad. Pero todo
esto se arruina cuando una persona se enfada.
Nuestro segundo conjunto de padres son
nuestros padres físicos. Al darnos vida, nuestros padres nos dieron una forma
particular, y hasta ese punto son los dueños de nuestras vidas. Sin embargo, no
importa cuan fuertemente nos traten, estos padres no pueden ser los dueños de
nuestro amor.
El dueño del amor es Dios. En este
contexto, Dios existe para que el amor se expanda al universo entero y se
vuelva eterno. Puesto que Dios es el sujeto del amor, Èl se convierte en un
padre centrado en el amor. Por eso es que Dios es nuestro tercer padre. Asi,
tenemos tres tipos de padres.
La vida humana se la puede dividir en tres
períodos; la vida en el vientre que es aproximadamente diez meses, la vida
física de más o menos cien años, y la vida en el mundo espiritual que dura
centenares de miles de años hacia la eternidad.
Si observamos nuestras propias caras,
también vemos tres etapas: la boca, la nariz y los ojos; estos reflejan los
tres períodos de nuestras vidas. La boca simboliza el período en el vientre,
que es el mundo material. La nariz simboliza el período en la tierra, que es el
mundo de la humanidad. Los ojos simbolizan el período en el Cielo, que es el
mundo espiritual.
Para el feto, el mundo acuático del
vientre de su madre es un mundo de libertad total. Interesantemente, aunque
está forzado a estar encerrado en el vientre, el feto se siente completamente
libre. En el vientre, no puede extender sus piernas a lo que él desee, y el
feto depende de un cordón umbilical para respirar y recibir nutrición para
sobrevivir ya que su nariz y boca no sirven para nada en ese mundo. Aún así,
para el feto, el mundo del vientre es de completa libertad.
Enseguida que nace el bebé, comienza a
llorar. Al mismo tiempo, comienza a respirar a través de su nariz y se conecta
con el segundo mundo, el mundo del aire.
A medida que el bebé deja el vientre para
penetrar el mundo del aire, el cordón umbilical es destruído junto con la
fuente del agua y todo lo que necesitaba mientras estaba en el vientre. Con la
muerte de estos elementos, el bebé nace en el vientre de su nueva madre, el
planeta Tierra. Una vez nacido, el bebé comienza a comer con su boca y a
respirar con su nariz. La comida que comemos en la Tierra nutre nuestros
cuerpos físicos, pero no contiene el elemento esencial de vida. Este elemento
de vida no es otro que el amor. Así, mientras estamos en este mundo,
necesitamos también respirar el aire del amor. Necesitamos inhalar este aire de
amor de nuestro padre y de nuestra madre.
CRECIMIENTO EN EL AMOR
Un bebé recién nacido busca el pecho de su
madre, siguiendo las vibraciones de su amor; que sea fea o hermosa no le
importa al bebé. Lo unico que importa es que ella es su madre. Esta es una
escena sagrada manisfestada en una variedad ilimitada. Nacemos del amor y
crecemos recibiendo amor.
Una vez que nacemos, nuestros padres toman
responsabilidad de ver que seamos buenos seres humanos durante nuestra vida en
la Tierra. Nuestros padres actuan en lugar del mundo, de la nacion, y de la
familia para sostenernos y enseñarnos.
Recibimos cosas materiales y educación de
nuestros padres para que seamos completos como individuos. Basado en esto, nos
ligamos entonces a un fundamento horizontal del amor, que es el matrimonio.
Los padres toman responsabilidad por nosotros
hasta el matrimonio; despues del matrimonio, heredamos el amor que nuestro
padre y madre comparten. Cuando nos casamos y comenzamos a criar a nuestros
hijos, comprendemos entonces cuanto amor tenían nuestros padres por nosotros y
así llegamos a heredar el amor de padres. De esta forma, el individuo se vuelve
capaz de dar y recibir amor completamente. Asi es como cada uno de nosotros
maduramos como un hombre y mujer completos.
Nacemos y maduramos en el amor vertical de
nuestros padres, y luego nos compremetemos al amor horizontal. Esta es la única
forma para encontrar la esfera integral del amor. El Cielo y la Tierra forman
juntos un mundo esférico cubriendo todas las dimensiones de arriba hacia abajo,
de hizquierda a derecha, asi como de frente y atrás. Cuando las relaciones de
amor vertical y horizontal se ligan, comienzan a actuar, a revolver, se
integran, y finalmente surgen como un solo centro centro de armonía. Una vez
que el amor vertical del Cielo y la Tierra es firmemente establecido como el
eje interno y externo, entonces la necesidad de amor horizontal surge. Esto
sucede en la etapa de adolescencia.
Durante la adolescencia, aún la vista de
una hoja de otoño volando en el suelo puede ser inspirante. Las muchachas que
solían ser muy reservadas desde temprana edad, de repente comienzan a hacer
cosas a su pelo, poniéndose maquillaje, y tratan todo tipo de accesorios y
ropa. Sus intereses se expanden también. Estos son fenómenos horizontales del
amor.
EL SENDERO DE LA VIDA
Cuando el esposo y la esposa se aman,
quiere decir que Dios está plantando. Los padres representan la posición
original de Dios. Aquí, cada uno, el esposo y la esposa personifican los lados
diferentes de Dios. Además, cada hijo es como si fuera un Dios pequeño. Puesto
que Dios es la entidad original del amor verdadero, cuando los diferentes
miembros de la familia se conectan al amor verdadero, se convierten en un solo
cuerpo con Dios. Aquí, los padres son la viva encarnación de Dios que lo están
representando. El esposo y la esposa, cada uno representa a Dios, y los hijos
también Lo representan. Así, tres generaciones, centradas en el amor verdadero,
están en la posición de Dios.
Por esta razón todos los miembros de la
familia—padres, esposos y esposas, y los hijos—necesitan el amor verdadero. Una
familia que ha sido formada de esta manera, centrada en el amor verdadero, es
el fundamento para el Reino de los Cielos. A menos que establezcamos primero
dicho fundamento, el Reino de los Cielos nunca podrá ser establecido; esta es la
fórmula. La familia es el centro de todo el universo físico y la gente de hoy
no se dá cuenta que su familia representa su país, el mundo y el universo. No
saben que su familia es el centro. El desintegrar una familia es un acto de
rebeldía contra el país, el mundo y el universo.
Puesto que una familia perfecta es el
fundamento para un universo perfecto, una persona que ama el universo tal como
ama a su familia puede viajar libremente por todas partes. En dicho caso, Dios,
como el Padre de todo el universo, está en la posición central de estas
múltiples relaciones de amor.
Cuando un hombre y una mujer se vuelven
uno centrados en el amor verdadero, forman una pareja ideal, y construyen una
familia ideal. Al hacer eso, se encuentran en una posición representando a Dios
y así están conectados a todo el resto del universo. Si esto sucede, entonces
todas las pertenencias de Dios se vuelven suyas. Piensen cuan hermoso sería
eso! Esta es la razón por la que deseamos naturalmente tener dominio sobre toda
la creación.
Los hombres y mujeres se juntan en parejas
para construir familias, sociedades, naciones y mundo. Así, la familia centrada
en un hombre y una mujer debe ser el modelo de una tribu. Esta tribu, a su vez,
debe ser el modelo de la nación. Las familias deben buscar lograr la familia
ideal, la tribu y la nacion. Por lo tanto, hasta que aparezcan las familias
ideales, las naciones ideales nunca surgirán.
DIOS Y MI FAMILIA
Respetados invitados! La grandeza del amor
verdadero es que nos permite convertirnos en los compañeros objetos de Dios y
también permite a Dios estar en nosotros. La Biblia dice que Dios está en
nosotros, asi como Jesús también. Esto es similar a la idea de que el padre
está en el hijo, el nieto está en el abuelo, y el abuelo está en el nieto.
Un abuelo y una abuela deben unir sus
corazones centrados en sus nietos. Esto es necesario para que la línea vertical
del amor pueda tener un comienzo. Además, los nietos deben ser uno con los
abuelos. Los abuelos están en la misma posición que Dios, así que debemos
asistirlos tal como lo hacemos con Dios. Los nietos no podrían encontrar los
ejes verticales del amor sin hacer esto.
Luego de la formación de este eje, la
expansión horizontal puede desarrollarse. Lo horizontal puede conectarse en
todas las direcciones, pero lo vertical tiene solamente una dirección. Lo
horizontal puede dirigirse al Norte, Sur, Este u Oeste; tiene un rango de 360
grados. Lo vertical se mueve centrado en un punto solamente y no se puede
dividir.
Nuestra primera responsabilidad es crear
unidad entre nuestra mente y cuerpo, centrados en el amor. Luego, debemos saber
como amar al mundo espiritual, que es el mundo vertical centrado en Dios.
Además, si en el futuro surge un país central, debemos amar a la humanidad centrándonos
en ese país. Cuando amamos al mundo espiritual y a toda la humanidad por medio
del sacrificio, servicio, y dedicación, podemos automáticamente convertirnos en
figuras centrales que pueden tener dominio sobre los dos mundos, y convertirlos
en uno. Entonces, Dios podrá realmente habitar allí.
El mundo espiritual entero, combinado con
todo el universo físico, es llamado el cosmos. El mundo espiritual y el
universo añoran la unificación del cosmos centrado en el amor verdadero. El
amor verdadero puede unir al cosmos. El amor verdadero puede transformar a
todas las familias en familias ideales y convertirlas en una sola. Así, podemos
concluir que el amor verdadero es lo único que la humanidad necesita
absolutamente, ya sea que estemos vivos en la tierra o en el mundo espiritual.
Podemos concluír, por lo tanto, que nada
en este mundo es más precioso que una persona que posee amor verdadero.
Siendo el ser más elevado de la creación,
los seres humanos están en una relación de posición recíproca igual a la de
Dios. Así, los seres humanos deberían actuar aún más rápido que la electricidad
y la luz, que viaja a tres mil kilometros por segundo. Son nuestros seres
espirituales que permiten que esto sea posible. La acción más rápida en el
mundo no es de ondas electromagnéticas. Es el amor.
En el mundo del ideal original de Dios,
una persona que ha experimentado el amor verdadero tiene la habilidad y
autoridad de poseer instantáneamente cualquier cosa que Dios desea.
La gente necesita experimentar dicho estado
mientras está en la tierra. Uno puede elevarse a esta posición solamente si los
seres físicos y espirituales se vuelven uno mientras establecen una relación de
amor con Dios, centrada en la familia verdadera. Podemos sentir el amor de Dios
al amar a nuestros compatriotas, a la gente de todo el mundo, y a la creación.
Cada uno de nosotros, sin importar nacionalidad, debe desarrollar el corazón de
amar a gente de todas las razas. Debemos amar no solamente a la gente sino
también a los micro-organismos más pequeños. Este amor debe surgir naturalmente
desde los adentros. Cuando una flor florece, su belleza y fragancia vienen
naturalmente. El florecimiento del amor debe ser igual. La fragancia del amor
debe llenar el aire naturalmente.
Para hacer esto, debemos recibir los
nutrientes que hacen esto posible para que ocurra el florecer del amor. De la
misma forma que las plantas reciben su nutrición del suelo y el sol, nosotros
recibimos nutrición a través de nuestro cuerpo físico y del ser espiritual.
Recibimos elementos de vitalidad a través de nuestros cuerpos físicos, y luego
recibimos elementos espirituales a través de nuestro ser espiritual.
Esta es la forma como nos convertimos en
seres que están totalmente equipados para amar y desarrollar la capacidad de
volar a cualquier lado. Cuando esto sucede, el sistema solar y todo el universo
se convierten en el escenario de nuestras actividades.
EL MUNDO PROXIMO
Cuando los seres humanos terminan su vida
física, pasan por un segundo nacimiento. Esto se llama la muerte. El lugar en
que nacemos esta segunda vez es el mundo espiritual. Vamos al mundo espiritual
y, a nombre de todo el universo, recibimos el amor de Dios, que es nuestro
tercer Padre. Eso significa que recibimos el amor ideal. De manera que, en el
mundo espiritual la unificación es inevitable.
En el mundo espiritual, la gente respira y
vive centrada en el amor.
Nacemos del amor, vivimos en amor, y damos
nacimiento a hijos e hijas por medio del amor como los representantes de Dios.
Eventualmente, llegamos al lugar de descanso del amor, y regresamos a Dios para
poder vivir eternamente en Su presencia. En otras palabras, nuestras vidas
comienzan con amor, maduran en amor, y finalmente son cosechadas como el fruto
del amor. Cuando una persona muere, él cosecha el fruto de su amor.
MUERTE, ¿DONDE ESTA TU AGUIJON?
Durante nuestra vida, recibimos el amor de
nuestros padres, compartimos amor con nuestro cónyuge, y damos amor a nuestros
hijos, dando asi fruto a todas las semillas del amor de Dios plantadas en el
mundo interno del amor. Eventualmente, cocechamos esta fruta y seguimos al
mundo próximo. Así, cuando nos unimos completamente en amor, llegamos a
reflejar a Dios. Si un esposo y esposa trabajan juntos para completar las tres
etapas del amor y luego van al mundo espiritual, existirán como creadores y
señores en una relación recíproca con Dios, que es el sujeto eterno. Eso es lo
que sucede cuando un esposo y esposa mueren centrados en el amor. Comenzamos y
terminamos en Dios.
El morir significa mudarse de un mundo
terrenal, donde caminamos y nos arrastramos, a un mundo donde podemos volar
libremente. Pasamos por medio de la muerte para poder convertirnos en viajeros
capaces que, con amor, podamos disfrutar de todo el universo. Es por eso que la
muerte es, en realidad, un nuevo nacimiento.
EL SUFRIMIENTO DE DIOS
Damas y caballeros, el curso de nuestra
vida no es suave; esto se debe a que los seres humanos cayeron.
La Caída de los ancestros originales no
resultó en miseria solamente para los seres humanos. Dios, también, sufrió
miseria. Por tal razón, no dedicamos nuestras vidas solamente para realizar el
mundo ideal. Una meta aún más importante para nuestras vidas es quitar el dolor
y la agonía del corazon de Dios, que es el origen de toda vida. Así, cuando los
seres humanos finalmente alcanzan la felicidad, entonces Dios, también será
feliz. Dios y la humanidad han pasado por la misma situación a lo largo de la
historia, en búsqueda de la misma meta.
Como resultado de haber perdido a Adán y
Eva, Dios siguió el sendero más difícil, un sendero que nadie escogería
recorrer. Los seres humanos, también, han seguido este sendero inevitable que
trajo la Caída, siempre con la esperanza de la venida del día de salvación.
La esperanza más ferviente de la humanidad
en relación a Dios es de convertirse en Sus hijos e hijas. Esto es porque
ninguna relación es más íntima que la de padre e hijo. Nacimos cuando el amor y
la vida de nuestros padres se unieron, y por eso representamos sus ideales.
Pero palabras tales como amor e ideales nunca se refieren a una sola persona.
La vida no puede ser creada solamente por una persona, sino que debe provenir
de una relación de amor entre el esposo y la esposa. Así, cuando Dios creó a la
humanidad, nos creó para que fuesemos Sus compañeros, objetos de Su amor, Su
vida y de Sus ideales. Esto es sorprendente e increíble.
Si yo no existiría, el amor de mis padres
no pudo hacerse visible. El amor, la vida y los ideales de mis padres existen
en relación a mí. Yo soy el fruto del amor de mis padres, de la vida y de sus
ideales. Es por eso que la posición del hijo es la más preciada de todas.
Si Adán y Eva no hubieran caído, hubieran
sido los hijos del linaje directo de Dios, y Sus descendientes reales. Quiere decir,
que Adán y Eva eran el príncipe y la princesa que estaban dispuestos a heredar
el Reino de los Cielos en el mundo espiritual y en la Tierra. Al mismo tiempo,
ya que fueron creados como objetos del Dios invisible, que es el sujeto, Adán y
Eva fueron seres substanciales que podían recibir Su amor. Ellos eran las
manifestaciones substanciales del Dios invisible.
Es un privilegio especial que un hijo de
Dios diga, “Dios es mío. Todo lo que es Suyo también es mío. Aún Su amor, Su
vida y Sus ideales son míos.” Depende de los seres humanos recobrar este valor
sorprendente e increíble que originalmente era nuestro.
LA MISION DEL MESIAS
Si Dios es el sujeto del amor, quien
existe eternamente, entonces los compañeros recíprocos de Su amor también deben
existir eternamente. Cuando me vuelvo uno con el amor de Dios, Dios está en mí.
Si Adán y Eva no hubieran caído, sus
cuerpos hubieran sido los hogares donde Dios podía morar. Ellos hubieran
colocado a Dios en el centro de sus corazones y se hubieran convertido en
entidades de amor, vida, y de linaje que fueron unidos eternamente por medio
del amor. Si hubieran hecho esto, nuestra mente y cuerpo hoy no estuvieran en
conflicto.
La Caída significó que heredamos la vida y
el linaje del mal, centrado en el amor malo. Nacimos de padres falsos; por lo
tanto, tenemos que volver a construir el linaje. Debemos tomar el árbol de
oliva falso y cambiarlo a un árbol de oliva verdadero. Para hacer esto, debemos
ser injertados al árbol de oliva verdadero, pasar por lo menos por tres
generaciones, y producir el fruto que se convierte en el árbol de oliva
verdadero representando el estándar original. Solamente así, los seres humanos
caídos serán restaurados a su estado original. Allí es cuando la Providencia de
Salvación será terminada.
De esta manera, Dios está tratando de
hacer que los seres humanos se conviertan en padres de bondad, centrados en el
amor que es uno con Èl. Es por esto que envía al Mesías a la Tierra como los
Padres Verdaderos. El Mesías es el que viene a devolver el linaje de toda la
humanidad a Dios y a establecer el ideal original de la creación.
Antes de buscar tener éxito en el
escenario del mundo, la humanidad debería primero sobresalir en la familia
original de Adán y Eva. Si Adán y Eva hubieran tomado sus posiciones como
príncipe y princesa lineales ante Dios, hubieran sido los más exaltados entre
todos los hombres y mujeres. Ellos, sin embargo, cayeron y perdieron sus
posiciones titulares de hijo e hija mayor, la corona del príncipe y la
princesa. Esta tragedia ha permanecido a lo largo de la historia. Es por esto
que la humanidad ha seguido un sendero de vida en busca de las posiciones de
hijo e hija mayor para asi poder recuperar el amor verdadero de Dios.
Si debemos recibir Su amor verdadero, no
podemos vivir egoístamente, centrados en nosotros mismos. En lugar de eso,
deberíamos vivir para Dios y la humanidad como nuestros hermanos y hermanas.
Mientras una persona derrama más lagrimas y sangre por sus hermanos y hermanas
en lugar de sus padres, más profundo, amplio y elevado es el amor que recibe.
Este es el hijo e hija en que debemos convertirnos si debemos heredar todo de
nuestros padres. Todo hombre y mujer debe seguir este camino. Aún si tenemos
que enfrentar la muerte diez o cien veces, debemos continuar nuestra búsqueda
por el amor verdadero de Dios. Este es el camino supremo de la vida.
LA PATRIA ORIGINAL
El Principio Divino de la Iglesia de
Unificación enseña que la Caída ocurrió cuando los seres humanos abandonaron la
esfera del amor verdadero de Dios. La restauración significa regresar a dicho
nivel. Cuando una persona penetra la esfera de ese amor, podemos simplemente
observar su cuerpo y alagarlo diez y miles de veces. En dicho mundo, ustedes saben
que su cuerpo es uno que recibe el amor verdadero de Dios. No hay palabras que
puedan expresar dicha alegría. Este mundo maravilloso se llama el Reino de los
Cielos.
Hasta el momento, la gente conocía
relativamente poco del mundo espiritual. Es un mundo donde la gente es
reconocida de acuerdo a cuan cerca siguieron el principio de existencia de
Dios—el principio de vivir por los demás. Un mundo construído con este
contenido es el ideal del Reino de los Cielos.
Esta es la patria original la cual toda la
humanidad debe buscar. Hoy, vivimos como seres caídos que han sido expulsados
de nuestra patria, asi que es nuestro destino regresar allá. Sin embargo, no
podemos hacerlo solos.
Dios ha trabajado a lo largo de la
historia para resolver este problema estableciendo numerosas religiones de
acuerdo a su pasado cultural, costumbres y tradiciones de varias naciones. Èl
ha hecho esto para que los seres humanos sigan un sendero que los regrese. La
religión es el campo de entrenamiento donde podemos cultivar las cualidades que
nos permiten regresar a nuestra patria. De acuerdo al pasado cultural de cada
región, Dios está guiándonos hacia un mundo unificado de religión que nos pueda
llevar a una esfera más elevada.
Hagamos del nuevo milenio una era de paz
verdadera y de ideales verdaderos en donde la gente practique el camino del
amor verdadero. Espero que recuperemos el valor de verdaderos seres humanos
originales centrados en Dios, establezcamos familias verdaderas, y vivamos por
los demás eternamente, centrados en Dios y en los Padres Verdaderos.
Que su país y sus familias reciban con
gran abundancia del amor y bendiciones de Dios.
Muchas Gracias.
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