El significado del curso de entrenamiento
17 de mayo de 1973
(discurso llamado "Las tres etapas del juicio" en el primer libro
de 12 discursos de Nueva Esperanza)
Reverendo Sun Myung Moon
Es nuestro deber como hombres caídos pasar a través de tres etapas del
juicio - el juicio de las palabras, el juicio de la personalidad y el juicio
del amor o del corazón.
EL JUICIO DE LAS PALABRAS
A lo largo de toda la historia la humanidad
ha buscado la verdad, las palabras de verdad. La verdad es el modelo por el
cual pueden ser resueltos todos los problemas de la humanidad. Sabemos que el
hombre cayó de algún modo en el principio, y caer significa caer bajo la
esclavitud de Satán. Por consiguiente, para volver a la posición original
tenemos que vencer la esclavitud de Satán. Para la gente caída no hay otro
mensaje más esperanzador y deseable que el mensaje de la restauración de la
posición anterior a la caída. Ser restaurado es, en otras palabras, ser
liberado de la esclavitud satánica, y este es el evangelio de los evangelios
para los hombres caídos.
Entonces, ¿qué es el juicio? El juicio es la
medida de todas nuestras acciones según el modelo original. Si nuestros actos
no están en conformidad con la norma o medida original, debemos ser juzgados o
castigados. En cualquier gobierno, hay el partido dirigente y el partido de
oposición, y un equilibrio político entre ellos. Si se propone rectificar una
de las leyes, entonces ambos partidos deben estar de acuerdo. En el universo
existen Dios y Satán. Entre los dos están los hombres y mujeres, algunos están
más en el lado de Dios y otros están más en el lado satánico. Pero para juzgar
a la gente debe haber un modelo de juicio aceptado por ambos, Dios y Satán. La
gente más del lado bueno puede ser reclamada por Dios, y del otro lado por Satán.
En los asuntos mundanos también tenemos un cierto modelo o norma. Si comparamos
algo con esa medida, y si está por encima del modelo, entonces es llamado un
éxito, por ejemplo; pero si está por debajo del modelo, entonces lo llamamos un
fracaso. Si es un fracaso total que ni siquiera puede ser comparado con la
medida, entonces no puede haber ningún juicio. Ni Dios ni Satán pueden reclamar
este fracaso total.
En el curso de la restauración debe haber una
norma modelo. Si buscáis una en la Biblia, ¿cuál debe ser? Por ejemplo, en
cualquier montaña hay cumbres y valles. Centrado en una cumbre hay dos lados;
Dios está en el lado bueno, mientras que Satán está en el otro lado. Hay una
diferencia entre las altas cimas y las bajas. A través de toda la historia, cuando
examinamos las trayectorias recorridas por nuestros antepasados, el proceso es
algo así como primero ascender a una cumbre, luego bajar, y después llegar de
nuevo a una cierta altura. De este modo, la humanidad del pasado ha estado
generalmente ascendiendo. Hay muchas cumbres de diversas alturas. Aquellos que
pertenecieron a la Era del Antiguo Testamento comenzaron a escalar, y en la
cima se decidió si estaban en el lado de Dios o el lado satánico. Entonces
dieron otra caminata para ganar otra cima de mayor elevación. El escalador
empieza al pie del primer pico, y transmite lo que ha alcanzado a los
alpinistas que vienen tras él. El Mesías es la persona que estaría esperando en
la cima mas alta, y aquellos que han alcanzado la cumbre serán bienvenidos y
elogiados. Pero el mismo Mesías tiene que saber por cual camino han tenido que
pasar.
Jesús es el fruto de la verdad, del Logos de
Dios. El ha alcanzado la cima más alta en el sentido espiritual. Jesús dijo: El
Antiguo Testamento se realizó por mi; todas las cosas y cada palabra de Dios es
por mi (Mat 5:17, Jn 5:39-40). Dijo en otra ocasión: "Yo soy el camino, la
verdad y la vida" (Jn 14:6). El camino es la verdad, y la verdad es el
camino y también la vida. La verdad es algo que exalta a Dios, sin embargo
Satán esta celoso de ella. La verdad pertenece a Dios. Dios debe amar la ley
por El establecida, y va a amarla eternamente. Entonces ¿cuál debe ser la
misión de la verdad? La misión de la verdad es guiar a la gente a través de su
camino. E1 Principio de la Restauración tiene como misión conectar todos los
caminos andados por los santos de la Era del Antiguo Testamento, con los de los
santos de la Era del Nuevo Testamento, hasta el presente. Nosotros vamos a
enderezar el camino en zigzag, de modo que podamos mostrar a la gente el modelo
de como alcanzar la cumbre más elevada. El camino más corto es la línea recta,
y la corriente principal y el camino final. Esto es lo que significa la palabra
"principio". ¿Qué clase de principio es éste? ¿Qué es el Principio
Divino?
El Principio Divino es la medida o el camino
-la guía- que nos llevará a través del camino a Dios y a la posición original
antes de la caída. Sin ir a través de este camino, el hombre caído no puede
alcanzar la posición original. Esto es la medida, la regla y la guía
fundamental. La humanidad ha andado un camino enmarañado alejándose de Dios, y
debemos volver a través del mismo camino. Pero vamos a enderezarlo. Suponed que
tuvieseis una cuerda o soga enredada con nudos. Si sólo usáis vuestra fuerza y
tiráis con ahínco de los extremos ¿se desharían los nudos? No. Aunque paséis
horas de vuestro tiempo ¿sólo esto resolvería el problema? Tiempo y energía
empleados en esfuerzos ciegos y fortuitos no harían nada. Orando a Dios
también, si le oráis a ciegas para que os conceda algo o para que os ayude en
algo, El nunca puede ayudaros. Se debe encontrar una norma o modelo.
Suponed de nuevo un hombre muy bueno, pero
ciego. Si no supiese como usar una espada ¿se la dará Dios? Existe el peligro
de que la coja por la hoja en vez de por la empuñadura. Dios no se la daría. Si
lo hiciese, sería un Dios ciego. Cada cosa debe tener su modelo. El Principio
Divino es la medida por la cual Dios puede liberar al hombre caído. Seréis
liberados en verdaderas palabras, en la verdad. Seréis liberados de la
obscuridad a la luz, donde podáis ver la relación entre Dios y vosotros mismos
con precisión.
En América circuláis en coche diariamente.
Cuando tenéis prisa, queréis acelerar. Cuando vais a toda velocidad es
peligroso. Si queréis correr sin peligro, entonces debéis tener de antemano
mucha práctica. ¿Tenéis flexibilidad en el manejo del volante? ¿Lo podéis mover
como gustéis? No hay ni pizca de libertad. Las ruedas del coche deben ser
redondas; si están deformadas, conducir será peligroso. Si las cuatro ruedas
van cada una por su cuenta, y alguna no girase como debiera, ¿qué sucedería? La
presión de los neumáticos debe ser la misma en las cuatro ruedas, o no se
moverán juntas adecuadamente. Si queréis ir a toda velocidad, quiere decir que
las ruedas tendrán que dar muchas revoluciones. Sé que no os gusta repetir las
cosas, siempre lo mismo. Pero cuando queréis conservar esta habitación limpia,
¿no la limpiaréis una vez, dos veces o más cada día? Lo mismo se aplica al estudio
del Principio. Debéis aprender la verdad bien, minuciosamente.
¿Os habéis parado alguna vez a pensar cuántas
veces en vuestra vida hablaréis con la gente de la verdad? Cuando coméis
alimentos, llegan a ser más deliciosos a medida que los masticáis completamente.
Si sólo los masticáis una vez o dos y los tragáis, ¿conocéis el verdadero sabor
de la comida? Cuando tenéis algo de valor, debéis practicar con ello
repetidamente e intentar conocer su sabor, y os gustará cada vez más. Por
consiguiente la repetición no os fatigará. Debéis conocer bien la verdad. El
primer modelo del juicio es el de las palabras. Si no cumplís con este modelo,
no podéis ser liberados de la esclavitud.
EL JUICIO DE LA PERSONALIDAD
El segundo es el juicio de la personalidad.
Por muy duramente que luchéis para andar aprisa en un cierto camino, si vais
por el camino equivocado tenéis que volver. ¿Dónde está Satán al acecho? El
está siempre próximo al camino principal, al verdadero camino. Porque quiere
agarraros y poner fin a vuestra marcha a lo largo del buen camino, viene a
atacaros sin aviso. Por lo tanto, debéis impedir que os detenga en el camino.
Por mucho que hayáis practicado, por muy bien equipados que estéis, si sois
atacados por Satán en el camino, es el fin. Debéis tener la suficiente
personalidad para vencer sobre la tentación satánica. Debéis ser más hábiles,
más fuertes que Satán en todos los aspectos. Debéis estar alerta para ver donde
acecha Satán. ¿Os habéis parado alguna vez a pensar en esto? Satán está en
todas las partes, y vosotros sois vulnerables a su ataque. Debéis saber como
hallarlo y reconocerlo. Cuando sois suficientemente fuertes para no ser
tentados o caer bajo las manos de Satán, podéis vencerlo; pero debéis saber que
Satán espera la oportunidad en que estéis a punto de caer al hoyo, cuando
estéis en la situación más difícil. Este es el momento en que Satán viene a
estrangularos.
Cuando lucháis en el campo de batalla, el
enemigo está al acecho. Lo más probable es que venga a atacaros durante la
noche, cuando no le esperáis. Los espías vendrán, pero si tenéis los ojos bien
abiertos, huirán. Cuando estéis durmiendo o relajados, o cuando estéis
angustiados o desesperados, éste es el momento del ataque satánico. Por
ejemplo, estáis frustrados y os decís a vosotros mismos: "Oh, he trabajado
durante un año en el equipo móvil, ¿puedo continuar así?". Este es el
momento propicio en que Satán os atacara. Satán dirá: "En este preciso
momento sois mi presa.. Todo lo que hayáis efectuado anteriormente se desvanecerá.
No os atacaría uno de los fuertes satanes (malos espíritus), sino el más
pequeño y débil puede apretaros el cuello y seréis asesinados espiritualmente.
¿No es cierto? Cuando estáis en apuros, descorazonados, debéis recordaros a
vosotros mismos el hecho de que ese es el momento propicio en que los mas
débiles satanes pueden atacaros. Cuando no estáis dando testimonio, sin
trabajar para la iglesia, cuando estáis pensando solamente en buena comida,
ropa bonita, cuando estáis con esta actitud, este es el momento en que estáis
expuestos a la invasión satánica. Cuando echáis de menos a vuestra novia, es el
momento en que Satán ataca. Estos son los ganchos con los que Satán puede
arrastraros. Cuando os quedáis medio dormidos, esto significa que estáis en
actitud negligente. Éste es el momento propicio en que Satán vendrá y os
arrebatará. Cuando no podáis ayudar, estando cansado. y frustrados, intentad ir
a alguna parte lejos de la observación de los demás. Meditad, orad allí por
tres días, y después de hacerlo, mirad a vuestros hermanos y hermanas
trabajando duramente y pensad: "¿Qué soy yo?" Pensaréis angustiados:
"¿Puedo ser amado por Dios? Debo trabajar". Vuestra conciencia os
guiará. Despertaréis a una nueva vitalidad. Orad en arrepentimiento y tendréis
ganas de ir de nuevo a trabajar. Así es mejor.
Muchas veces cuando estaba en la prisión (en
Corea del Norte) comparecía esposado ante el juez. En el camino de la prisión
al tribunal, en la calle, a veces encontraba a miembros de mi iglesia. Yo
agitaba mis manos en hilarante alegría. Y cuando sacudía mis manos sonaban las
esposas, aún resuena ese ruido en mis oídos.
Juraba entonces que nunca moriría antes de
realizar mi misión. Yo demostraría mi determinación y no me detendría hasta que
llegase aquel día. Sería suficientemente fuerte como para soportar todas las
dificultades. Y cuando fuese liberado, trabajaría de nuevo con mayor celo.
Incluso pensé que la prisión era mi curso de entrenamiento, y que después sería
un trabajador más fuerte para Dios. Cuando imagináis la vida en la prisión, no
penséis en las prisiones de este país. Esta prisión estaba muy por debajo del
nivel de las vuestras -una indecible miseria- casi como la vida animal. Si yo
os la describiese, no la comprenderíais. Nos daban un puñado de arroz casi podrido
diariamente. Echábamos de menos el buen arroz y la buena comida, y con todo
teníamos que trabajar, extrayendo y cargando pesados sacos de substancias
químicas. Y después estabamos extenuados y recibíamos nuestro puñado de arroz,
mientras se comía alguno de nosotros moría. Los otros estaban tan ansiosos de
conseguir arroz que se lo quitaban de la boca a los que habían muerto para
alimentarse ellos mismo. En aquellos tiempos me decía a mi mismo: "Incluso
si la dureza es doblada y triplicada, nunca fracasaré". Aún en la prisión
comunista, trabajé tan duramente que tuvieron que premiarme por mis
realizaciones.
Yo soy comprensivo con vosotros. Estáis en la
flor de vuestra vida. Queréis bailar con vuestras novias, queréis disfrutar
vuestra vida en el sentido mundano. Abundan muchas cosas buenas en este mundo
para vosotros. Pero os habéis dado cuenta del hecho de que alguien debe hacer
esta tarea, no solo yo. Este penoso mundo va camino de la destrucción. Algún
poder tiene que pararlo. La tierra entera está llena de guerras y miserias, y
vosotros estáis viviendo en esta tierra. Sabéis que vais hacia la destrucción
junto con ella. Los festejadores, aquellos que no conocen lo que está
sucediendo, pueden parecer felices. Pero aquellos que saben que el mundo se está
hundiendo no pueden sino querer detenerlo. Alguna gente es indiferente. Pero
¿estaríais vosotros a la expectativa observando el fin del mundo? ¿No querríais
hacer algo?, ¿incluso si tuvieseis que morir o ser asesinados por ello? Pueden
haber muchas víctimas, por decenas y cientos de miles, pero si no estáis
preparados para morir por la causa, no podéis vivir para salvar el mundo.
Si todos vosotros estáis dispuestos a morir a
la cabeza de los demás, si tenéis esta actitud, no moriréis y podréis salvar al
mundo. Pero si sois como los discípulos de Jesús, que le negaron a la hora de
morir, fracasaréis y el mundo entero no será salvado. ¿Llegaréis a ser como los
discípulos de Jesús? Los discípulos de Jesús tuvieron miedo de Satán y fueron
arrollados por el poder satánico. Satán los arrebató, a los doce discípulos que
en vida de Jesús le habían servido. Entonces, ¿qué le sucedió a Jesús? Las
manos satánicas cayeron sobre él, pero él murió una muerte física, no
espiritual. Si vuestro espíritu no está muerto, si tenéis el mismo celo y ardor
a la hora de la muerte, hay una forma de ser salvados y resucitados de nuevo.
Si tenéis que morir, y morís una muerte
valiente sin avergonzar a vuestros descendientes, entonces tenéis la
oportunidad de ser resucitados y trabajar a través de vuestros descendientes.
Jesús fue atacado por las manos satánicas, pero no fue vencido por Satán. Dios
que es más aterrador que Satán estaba a su lado, luchando por él, debéis
saberlo, Dios está en el lado de la honradez. ¿Os habéis parado alguna vez a
pensar, ¿cuánto tiempo puedo trabajar? ¿Vendrá un tiempo en el que esté
totalmente frustrado? Ser herido de muerte es cosa simple, pero ser torturado
espiritualmente, que Satán os ampute cada miembro, brazos y piernas,
¿soportaríais esta tortura?
Si estáis dispuestos a vivir por la causa y a
morir por ella, ya estáis siendo resucitados. Estáis transcendiendo la vida y
la muerte. En este caso estáis en el lado de Dios y Dios esta a vuestro lado,
porque Dios es también el Ser transcendente de la vida y de la muerte. Dios es
nuestro amigo y nuestro compañero de trabajo. Aquellos que tienen a Dios como
compañero de trabajo deben ser valientes. Dios no es solamente vuestro amigo,
sino vuestro Padre. Vais a ser la encarnación de Dios. Dios pertenece a todo el
universo, a toda la humanidad. El envió a muchos santos y profetas a trabajar
por la gran causa y fueron matados y martirizados. Esto significa que las manos
y brazos y todos los miembros de Dios fueron amputados. El ha estado soportando
el dolor todo el tiempo. Pero está todavía intacto de la invasión satánica,
está sano y entero, y omnipotente y todopoderoso. El está viviendo en mi, y yo
soy Su encarnación. ¿No estaríais orgullosos y resistiríais como El está
resistiendo? Entonces, con esta cualidad, ¿diréis que estáis cansados después
de un año, después de cinco años, diez años o veinte años?, ¿os cansaríais de
esta tarea?, ¿cuándo quedaréis exhaustos? ¿nunca? En una palabra, debéis pensar
que habéis nacido para esta vida, y éste es vuestro destino.
No tenéis más remedio que seguir este camino.
Entonces, vuestra actitud debe ser diferente. Debéis estar acostumbrados a
comer humildemente, vestir con ropa pobre, dormir en tiendas y al aire libre,
debéis conocer el sabor de disfrutar de esta forma de vida. Yo empecé mi obra
cuando vosotros aún no habíais nacido. A vuestra edad yo ya había realizado
mucho. Pero pensé que había una tremenda cantidad de trabajo que debía realizar
durante el tiempo de mi vida. Lo sabía. Nunca estaba orgulloso de haber hecho
tanto como hice. Siempre estaba ansioso de realizar cada vez más. Tenía siempre
prisa. ¿Parezco frustrado?, ¿parezco cansado? No estoy cansado. Cuanto más
lejos llego, más fuerza acumulo.
La gente piensa: "Si vivo de esta forma
o de tal otra seré feliz". Pensamos que somos felices porque estamos
llevando una cierta clase de vida. Entonces ¿quién establece el modelo? ¿Puede
ser justa la definición de felicidad? Debéis decir: "Yo no establezco el
modelo de felicidad de esta manera, por tanto no tiene nada que ver conmigo,
tengo que crear un nuevo modelo o definición de felicidad. Si definís la
felicidad como comer humildemente, vestir con harapos, dormir en un lugar
humilde, ese es vuestro modelo de felicidad para la existencia. La gente cuya
definición de felicidad es así, nunca fracasará en la vida, y al final podrán
disfrutar la suma felicidad.
Una larga vida en la tierra no os promete
felicidad. Aunque vuestra vida sea breve, si habéis trabajado duramente y
habéis sido reconocidos por Dios, al entrar en el otro mundo seréis bienvenidos
y disfrutaréis allí la vida gloriosa y floreciente. Por consiguiente, en esta
vida, la cuestión es lo duro que trabajéis y la cantidad de frutos sanos que
produzcáis. Por tanto, debéis trabajar a riesgo de vuestra vida y a costa de
vuestra vida. Si lo hacéis de esta manera, tenéis la victoria asegurada. Si
morís sin tener éxito en vuestra misión, Dios se apenará, porque sabe que lo
habéis hecho a riesgo de vuestra vida. ¿No querría Dios, en la posición de
Padre, si El sabe que Su hijo va a morir pronto, darle alguna ayuda de
cualquier forma posible? Si tenéis esta actitud, Dios estará ansioso y
dispuesto a ayudaros. Si confiáis suficientemente en que podéis llevar a cabo
100 cosas, pero estáis calificados para llevar solamente 30, Dios estará
ansioso de completar las otras 70. Si estáis haciendo esto por vuestro Padre
¿no estaría vuestro Padre dispuesto a ayudaros? Nuestro Padre, con amor, es en
cierto modo débil ante sus hijos. Con amor, está dispuesto a hacer cualquier cosa
que le pidáis.
Entonces, ¿qué es el juicio de la
personalidad? Si estáis bien dotados y sois la encarnación de la Palabra de
Dios, entonces quedaréis ilesos de la invasión satánica. Satán os atacará en el
nivel individual, familiar, nacional y mundial. Si sois atacados en el nivel
individual, familiar y nacional y no caéis, podéis avanzar más rápidamente. Si
siempre perseveráis, avanzando en todo momento, cuando se os eche encima, en el
momento en que levante la mano avanzaréis aún a mayor velocidad. Por
consiguiente, Satán tendrá que darse por vencido. Entonces tiene que retirarse
y dejaros. Dirá: "Por mucho que lo intente no puedo vencer a esta persona.
¿Sois vosotros así? ¿Querríais al menos ser así? Si queréis ser así, ¿podéis
realizarlo estando quietos? Debéis intentarlo duramente. Satán usará con
vosotros los mismos métodos sagaces que ha estado usando con nuestros
antepasados, santos del pasado y mártires. Ahora os ataca con el mismo poder,
pero vosotros debéis ser más poderosos y sabios. Entonces el se dará por
vencido y os dejará. Después de haber ido a través de todas estas dificultades,
cuando alcancéis la meta, Dios os encontrará allí y os dirá: "Ahora he
encontrado a alguien semejante a mi. Tu has ido a través de todas las
adversidades, y estás aquí ileso de Satán. Como vencedor, te pareces a mi, y tu
eres mi hijo". De ese modo pasaréis el juicio de la personalidad. Ese es
el modelo. Dios tuvo éxito en todas las cosas que hizo desde el principio hasta
el momento presente. Si os asemejáis a Dios, continuaréis los éxitos, y debéis
alcanzar la meta y rendir gloria a Dios.
Debéis tener tal personalidad que nunca
podáis caer presa de la tentación satánica. Ante la muerte, de cara con la
muerte, Jesús extendió sus brazos y dijo: "Matadme", y en ese momento
no fue muerto, y espiritualmente fue resucitado. Si estáis determinados a
perder vuestra vida por Dios, Satán no puede mataros. Entonces tenéis vida
eterna. ¿Sois vosotros así? Si no sois así, Dios no puede bendeciros. Si lo
hace, la bendición será arrebatada por Satán. Pero si estáis tan determinados
como para afrontar la muerte sin miedo, entonces Dios os bendecirá, y esta
bendición no podrá ser tomada por Satán. Así es como se vence en el Juicio de
la personalidad. Vencer todas las tentaciones provenientes de Satán, y cumplir
con el modelo en el que Dios pueda bendeciros. Esto fue lo que ocurrió con
Jesús.
EL JUICIO DEL CORAZON
El tercer juicio es el del corazón o del
amor. ¿Habéis jamás amado a una persona verdaderamente? Sin esa clase de amor
no podéis estar orgullosos de vosotros mismos ante Dios, ante el pasado,
presente y futuro. Vosotros debéis haber amado hasta ese punto.
El término "amar" significa amar a
otra persona en la posición de objeto. El amor comienza solamente cuando tenéis
a una persona en la posición de objeto. ¿Cuál es el verdadero modelo de amor?
Hay muchas clases de amor en el mundo: amor entre amigos, entre marido y
esposa, entre padres e hijos. La cuestión del amor a menudo trae riñas en la
familia. La esposa puede pensar que su marido la ama menos que antes, y ésta es
la semilla de la discordia por su parte. Por parte del marido también, su mujer
parece reservar su dedicación, y él es tan avaro como para querer la total
dedicación de su parte. ¿Por qué es así? Porque el amor debiera ser sin
reservas. Y si vosotros estáis centrados en vosotros mismos, si hay incluso un
poquito de egoísmo, no podemos llamar total a vuestro amor. Debéis negar
vuestro ser entero al amar a vuestra esposa. Si dejáis una partícula vuestra
allí, vuestro amor no es sano. El amor debe ser así. Por consiguiente, si os
encontráis centrados en vosotros mismos, debéis zafaros de esa partícula de
vosotros mismos en vuestro amor.
Qué maravilloso debe ser el amor, si es así
de puro. Por lo tanto, el verdadero sacrificio (de uno mismo) debe acompañar al
verdadero amor. Este sacrificio será un sacrificio voluntario. Con este modelo
de amor, podéis conquistar a cualquier individuo, familia, nación y al mundo
entero. Debo preguntaros de nuevo: ¿Habéis jamás amado a una persona con esta
clase de amor? Si no, no estáis calificados para recibir el amor de Dios. No
podéis soñar con recibir su amor. Antes de querer tener el amor de Dios, debéis
amar a otra gente según este modelo. Debéis suspirar no solamente por vuestra
novia, vuestro amante, sino que debéis echar de menos a cada hijo perdido de
Dios con un amor de esta clase. Hasta que os consumáis en lagrimas, hasta que
vuestras piernas estén fatigadas, hasta que toda vuestra energía esté exhausta
en busca de esa persona, debéis suspirar por ella. Debéis invertir vuestra vida
entera en esa persona; y vuestra vida será multiplicada en ella. Debéis sembrar
vuestra alma en esa persona, y vuestro corazón será multiplicado. Debéis amar a
la gente con esa clase de amor. ¿Habéis jamas amado a Dios con esa clase de
amor? Sin esa clase de experiencia no podéis llamaros a vosotros mismos un ser
humano completo.
En ese caso, debéis ser muy humildes y decir
a Dios: "No estoy calificado para tu amor. Por favor no te me acerques. No
estoy puro". Si estáis centrados en vosotros mismos al amar, solamente
querréis tener el amor de Dios para vosotros mismos, y querríais poseer el amor
de otros. Entonces sois unos ladrones de amor. Para amar verdaderamente debéis
purificar vuestro amor. Como dijo Jesús, si vuestros ojos pecan, si vuestra
nariz, boca, oídos y miembros son usados para el amor impuro, debéis tener
deseos de arrancarlos o cortarlos. Debéis saber que no estáis calificados aún
para amar incluso al hombre o mujer más antipáticos. Es una cuestión muy seria.
Me pondré más serio. Y tendréis que llorar.
Cuando pienso en Dios, verdaderamente me compadezco de El. El, saludable,
perfecto y absoluto Dios, siempre tiene que mirar al mundo lleno de gente
espiritualmente desfigurada, mutilada y lisiada de corazón. El está dispuesto a
derramar amor puro y bello sobre nosotros, pero no estamos dispuestos a recibir
esta clase de amor. No somos vasijas preparadas para llenarse de amor. Pero El
está dispuesto a darnos más y más amor. Por consiguiente, El es un Ser que da
lástima. Tiene esta clase de amor puro para los hombres; está dispuesto a
salvar a la humanidad a despecho de todas las penalidades y desilusiones. El
deseo de Dios a lo largo de la historia ha sido encontrar a un hombre, el
Mesías; hallar tal persona como Su verdadero hijo. Ha habido multitud de
personas en el mundo que han estado dispuestas a recibir el amor de Dios, pero
no ha habido ninguna dispuesta a amar a Dios, excepto el Mesías. Nuestro Padre
Celestial ha sido traicionado incluso por los muchos santos que ha enviado al
mundo, y por los individuos, familias y naciones, por toda la humanidad, por
todo el mundo. Su corazón está dolorido y hecho pedazos. Debemos devolverle la
felicidad. Nunca debemos cesar de trabajar hasta que volvamos a El con alegría
y felicidad.
Yo le diría que no se preocupase por nada. Yo
estoy para trabajar en su lugar para El, hasta que el último de toda la
humanidad haya vuelto a El. Siento que soy responsable de la totalidad de
traiciones cometidas por la humanidad del pasado y de todos los santos que
fallaron sus misiones. Por consiguiente tengo que devolver gloria a Dios,
quitarle su resentimiento, su pena y su desilusion.
A través de toda la historia humana, Dios ha
estado sembrando su amor en los corazones humanos en el nivel individual,
familiar, nacional y mundial. Dios nunca ha podido cosechar todos estos amores;
pero nosotros estamos aquí para cosechar, y recolectándolos podemos devolver
todo lo sembrado a Dios. Debéis daros cuenta del hecho de que sois la
totalización del fruto de la historia. Cuando seáis cosechados y llevados a
Dios, con todo el resto de la humanidad, Dios obtiene vuestro fruto. Debéis
sembrar el corazón de Dios en mucha gente, para que lo multipliquen, y abarque
el mundo entero.
¿A cuánta gente habéis amado con verdadero
amor? ¿Habéis jamás amado a la gente con el corazón del Padre, en la actitud de
un siervo, derramando lágrimas por la gente, sudor por la tierra y sangre por
el cielo? ¿Realmente comprendéis lo que quiero decir? Os debéis preguntar
siempre a vosotros mismos: "¿Estoy amando a la gente con esa clase de
amor?". Con el amor que habéis recibido de Dios debéis seguir amando al
resto de la humanidad. Este es el corazón de amor. Si no alcanzáis este modelo,
estáis expuestos al juicio del corazón o del amor.
Cuando encontráis a una persona, debéis
pensar así de la persona, "Estoy aquí para esta persona". Debéis
sentir que lo que habéis pasado, todas las dificultades y penalidades, son por
esta persona, que producirán fruto en esta persona; y nunca la dejaréis ir
hasta que haya vuelto a Dios. Si estáis en la posición de absoluto
"más", entonces surgirá el absoluto "menos". Entonces la
cuestión es siempre vosotros, vosotros mismos. ¿Habéis despertado alguna vez
durante la noche, abierto la ventana, y asomados en meditación, pensado en
vuestros hermanos y hermanas, echándolos de menos y compadeciéndoos de ellos?
¿Habéis subido alguna vez a una montaña por la mañana temprano, y mirado
suplicantes hacia abajo al mundo entero, y habéis pedido a Dios que los salve,
sintiéndoos responsables por toda la humanidad? Debéis estar dispuestos a
socorrer a la gente, salvar a la gente, y morir por la gente.
¿Sois vosotros herederos calificados de Dios?
¿Puede Dios confiar en vosotros, dejar todo en vuestras manos? Esta es la
medida de amor, proveniente de Dios. Es una grave cuestión. Hay un modelo fijo
de amor, proveniente de Dios, y vosotros debéis alcanzar ese punto o
sobrepasarlo. De otro modo, no podéis llegar a Dios y abrazarlo y llamarlo
Padre, y no podéis ser recibidos por El. Si no alcanzáis ese modelo, estáis
expuestos al juicio en el corazón o amor de Dios. ¿Estáis calificados para ser
recibidos por Dios? El enjugar vuestras lágrimas, vuestra agonía y todo lo
demás, y os llevara al mas santificado lugar para cambiar vuestras ropas, y
daros toda la gloria que tenga. Al final, habrá un día en el cual la familia
humana entera será restaurada bajo Dios como los Padres.
El reino de los cielos en la tierra es la
morada de aquellos que han vencido en el juicio de corazón. Nosotros erigiremos
el reino celestial en la tierra con nuestras propias manos. Si tenemos esta
clase de amor, Dios vendrá y habitará en nosotros y vivirá entre nosotros. Si
cada momento, en el proceso del amor, sentís que vuestro amor no ha sido
suficiente, y si en arrepentimiento queréis tener más amor para distribuirlo a
los demás, entonces el reino celestial no puede sino venir a través de
vosotros. Si sentís que vuestro amor no es suficiente, y lloráis y lucháis más
duramente, entonces al mundo de esta clase de corazón, puede venir el reino de
Dios.
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