Doce discursos
del Rev. Sun Myung Moon
CONTENIDO
FE Y REALIDAD
EL FUNDAMENTO DEL BIEN Y DEL MAL
DIOS PUEDE PROTEGERNOS
LAS TRES ETAPAS DEL JUICIO
LA FORMULA DE LA PROVIDENCIA DE DIOS
CORAZON
AMERICA EN LA PROVIDENCIA DE DIOS
LOS HIJOS DEL PADRE CELESTIAL
LA VERDADERA NACION DE DIOS
DESAFIO Y VICTORIA
EL CAMINO DE LA VIDA
LA AFLICCION DE DIOS
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FE Y REALIDAD
La vida de fe no
depende de la realidad concreta y visible de este mundo físico, sino que tiene
que ver con el Dios invisible. Nosotros vivimos en el mundo de la realidad
práctica, así que tenemos que enfrentarnos a asuntos prácticos en esta tierra.
Sin embargo, la vida de fe pertenece a otro reino, y no podemos aplicar los
mismos métodos o conducta a los mismos asuntos.
Todos buscamos
en este mundo felicidad y alegría. Nunca podemos lograr la felicidad como seres
individuales, sino que necesitamos otro elemento con el cual llevarla a cabo,
otra persona, cosas materiales, una meta intelectual. Podemos aplicar un cierto
criterio a todas las cosas del mundo. Al menos que encontremos otras cosas o
personas que nos estimulen y nos hagan feliz, no podemos progresar en la vida.
En otras palabras, logramos felicidad mediante algo objetivo que nos estimule.
En nuestra vida académica, somos felices cuando perseguimos una realidad
intelectual. Pero la felicidad viene después de un período de tiempo en el cual
luchamos por alcanzar una gran meta o un gran ideal. El problema es siempre
"¿Cómo puedo establecer una relación entre yo mismo y mi objeto que
origine felicidad?"
La infelicidad,
depresión y desesperación surgirán siempre que fallemos en mantener una
relación adecuada con nuestro objeto. Es absolutamente necesario, para que
podamos continuar viviendo, tener un continuo y positivo estímulo objetivo.
Todos los factores del éxito o el fracaso se originan en esta relación. ¿Cómo
vais a estar continua y positivamente estimulados en vuestro trabajo académico?
Esta es la llave del éxito. Aunque realicéis muchos modelos ideales en el mundo
de la realidad, si se corta este estímulo continuo, fracasaréis en alcanzar la
meta.
El mismo principio
se aplica también a la vida de fe. Pero cuando hablo de la vida de fe que
experimentamos en este mundo, a veces nos parece que no hay evidencias o método
científico para verificar nuestra fe. Tratamos con cosas invisibles y a menudo
impracticables, a los cuales no podemos aplicar el mismo tipo de cognición que
al mundo de la realidad. El problema es por consiguiente, ¿cómo podemos
encontrar y relacionarnos concretamente con una fuente de estímulo positivo en
nuestra vida de fe.
Siempre que
surge el problema de la vida física de los seres humanos, nos encontramos con
preguntas referentes a los cosas materiales o substanciales. Pero en el mundo
de la fe, aparece el problema de la cognición o la cuestión del conocimiento.
Aquí, el reino de la conciencia - fe o realidad - llega a ser muy importante.
¿Cómo podemos establecer una conexión entre la vida de fe y este mundo a través
de nuestro conocimiento? Cuando solamente pensamos en las vidas de otras
personas, es difícil descubrir este estímulo. Pero no hay forma de tener un
modelo, si no es observando y estudiando a todas las figuras centrales en la
providencia de Dios desde Adán en adelante. Tenemos que estudiar detenidamente
cómo estas personas, figuras dispensacionales de Dios, incluyendo a los sabios
y santos del pasado, vivieron en interrelación con los seres humanos, y como se
relacionaron con las cosas materiales. Miremos a Noé, Abraham, Moisés, Juan
Bautista y otras figuras dispensacionales. Debemos ser curiosos con respecto a
sus objetivos y motivos. Esta será la materia.
Todos estos
grandes hombres comenzaron su vida de fe centrados no en sí mismos, sino en
Dios. ¿Porqué tenemos que respetarles e incluso a veces venerarles? Simplemente
porque fueron guiados por Dios y no por ellos mismos. También, deberíamos
conocer que clase de vida vivieron para Dios en su época. Vemos que todos
tuvieron un conflicto - su vida de fe contra la vida de realidad. Además
encontramos que no tenían solo un deseo al afrontar estos problemas, sino que
resolvieron el problema cuando se centraron en Dios, no en sus propios deseos.
Igualmente sabemos que debido a este conflicto entre el lado de Dios y el lado
del mundo, estas personas padecieron persecución y sufrimiento. Por esto eran
grandes.
Constatamos que
sus vidas fueron siempre solitarias porque sufrieron mucho o fueron perseguidos
por el mundo. No tenían a nadie a quien expresar sus sentimientos y
pensamientos, solo podían dirigirse hacia Dios. Y cuando vemos sus vidas en el
mundo, sus vidas materiales, vemos que estaban tan limitados que naturalmente
dirigieron sus corazones y sus vidas a Dios. Cuando nos imaginamos que
conciencia deben haber tenido, podemos ver que el campo de su pensamiento era
tan limitado que veían todas las cosas centralizadas en Dios. Esta era su vida.
Tuvieron que pasar sus vidas centralizados en unidad con Dios.
En cada sector -
relaciones con la gente, conocimientos, cosas materiales - se sumergieron en
estrechas relaciones con Dios, puesto que no había nadie en quien pudieran
confiar a excepción de Dios. No había forma de tener un dar y tomar horizontal
para buscar un objeto de felicidad en sus circunstancias, así pues, se
concentraron en encontrar su objeto en Dios - aún mas intensamente que su
búsqueda de un objeto en este mundo. Debido a que el fundamento para su fe era
tan limitado, tenían que confiar en el cielo para pasar por un canal tan
estrecho hacia Dios. Y, así pues, abrieron las puertas de nuevos reinos al
abrazar a Dios. Aunque sólo fue abierto un camino estrecho hacia Dios, no se
desanimaron. Nosotros deberíamos ser optimistas en la misma situación. Siempre
hay un modo de continuar. No podemos estar descontentos. Dios creó todas las
cosas para la felicidad, satisfacción y contento de las personas. Aún cuando
lleguemos a este paso estrecho, no seremos derrotados, porque a partir de este
punto estrecho podremos tener una nueva relación con Dios. Allí encontraremos
la verdadera felicidad y la mayor satisfacción. Por ejemplo, San Francisco de
Asís abogó por la pura pobreza en la que pudo encontrar la felicidad, aprecio y
satisfacción. Desde este momento, Dios pudo trabajar con él y hacerle sentir
felicidad y dicha. A partir de entonces se pudo crear la unidad con Dios.
Debemos darnos
cuenta de que nosotros, en cuanto gente caída, estamos situados entre dos
líneas que representan el lado de Dios y el lado del mundo. Tenemos que
reconocer el punto angosto entre ambas líneas, así luego sabremos cuando
empieza una nueva era de felicidad y alegría. Conocéis la vida de Noé. Cuando
le persiguió la muerte - ciento veinte anos siendo objeto de toda clase de
persecuciones mientras construía su arca - en ese momento estuvo forzado a
pasar por una situación apurada y luego comenzó una nueva vida de fe. Cuando
seáis capaces de atravesar el punto angosto, cuando probéis que podéis abrir
una nueva puerta que amplíe vuestras relaciones con Dios, habréis creado un
nuevo reino de felicidad y bienaventuranzas.
Durante estos
años Noé sólo podía pensar en construir el arca, y fue a la montaña a trabajar
allí. ¿Creéis que existe una mujer que pueda soportar diez años con semejante
marido? Una esposa americana pide un divorcio si su marido se ausenta por seis
meses. El trabajo de Noé no era una tarea ordinaria. Y si su esposa comienza a
perseguir a su marido los hijos harían también lo mismo. Cuanta pena debe haber
sentido Noé en su corazón cuando su familia no pudo comprenderle. A causa de
esto tuvo grandes problemas. Cuando le pedía a su familia que le dieran algo
para comer o algo para vestir, le trataron como si fuera un mendigo. Noé pudo
resistir las persecuciones de fuera de su familia - del pueblo o de la nación.
Pero estos sufrimientos y persecuciones que venían de dentro de su familia eran
las más difíciles de soportar para él. A pesar de esto, tenía que acabar su
trabajo. El tenía gran confianza, gran fe en Dios. La vida de Noé estaba llena
de persecuciones y rechazos, estaba completamente solo. Pero no podía abandonar
a Dios, aunque tuviera que olvidar a todos los demás. Su esposa y sus hijos a
veces podrían haber deseado matarle. Pero cuanto más persecución recibía de su
ambiente, más todo su corazón llegó a ser para Dios. Se separó completamente de
sus circunstancias y de su comunidad. Se separó del mundo, así que llegó a la
posición en la que pudo recibir el amor de Dios. Si hubiera rechazado a
aquellas personas que le perseguían, entonces la voluntad de Dios no habría
sido cumplida. Pero Noé se sacrificó a sí mismo por quienes le perseguían. En
vez de causarles sufrimiento, Noé tenía la intención de perdonarles sus pecados
a Dios. Se colocó en la posición del hermano no caído que le pide a Dios que
perdone a su hermano y hermana caídos y que voluntariamente soporta todas las
dificultades.
Noé tenía un
corazón así. Debido a este corazón Dios pudo proseguir Su providencia de la
restauración. Esta era la posición de Noé, la posición de la completa negación
de sí mismo. Este mismo principio puede aplicarse a otros personajes por
ejemplo, en el caso de Moisés y Juan Bautista. Moisés siguió el mismo curso.
Pasó su juventud en el palacio del Faraón. Pero cuando vio a su pueblo
sufriendo, abandonó el palacio del Faraón. Mató a un Egipcio que perseguía a
los Israelitas. La posición de Moisés era salvar a Israel, a pesar del peligro.
Pero el pueblo de Israel no recibió a Moisés, quien trataba de salvarles. Ellos
le persiguieron y le expulsaron al desierto de Madián. Allí durante 40 años
Moisés suspiró por Dios, amó a Dios y tomó la resolución de salvar a su pueblo.
Por esta determinación, Dios lo escogió para liberar al pueblo de Israel de
Egipto.
Consideremos la
vida de Juan. En el tiempo de su ministerio, de acuerdo con la Biblia, tenía 30
años, era un joven que comía avellanas y miel en el desierto igual que un
hippie. Salió de su hogar dejando atrás a sus parientes, pensando en la
voluntad de Dios. En la Biblia leemos que Juan comía langostas y miel
silvestre. Pero su vida en el desierto debió haber sido penosa. ¿Creéis que
solamente vivió de langostas y miel silvestre? No puede ser. Si habéis estado
en Israel, sabréis que no es un país que produzca mucha miel. Por consiguiente
actuó como un mendigo, yendo de casa en casa. Muchos niños le seguían,
mofándose de él. Pero su mente estaba concentrada en la idea de la llegada del
Mesías, y buscó el amor de Dios en la forma del Mesías. De esta manera su vida
fue digna de la simpatía de Dios, y pudo colocarse en la posición de dar
testimonio del Mesías. Aunque Dios le había conducido a hacer esto, podría
haberse quejado de estar en esa situación si hubiera querido. Sabemos que no se
preocupó sobre el problema del abandono de las cosas materiales, sino que en
vez de eso pensó, "¿cómo puedo abrir una nueva puerta?" Por este
motivo fue grande.
Probablemente
piense alguno de vosotros: "¿Por qué luchar pare creer en Dios? Si El
existe, bajará y establecerá una conexión conmigo". Si Dios pudiera hacer
esto seríamos ya uno con El. Sería muy bonito. Pero como hombres caídos, no
tenemos una relación automática con Dios. Sin embargo, Dios es el Sujeto;
nosotros hemos sido creados para ser sus buenos objetos, aunque no estarnos aún
en esta asociación. Sujeto y objeto deberían tener algún tipo de relación
íntima. No tenemos esta relación con Dios. Bajo estas circunstancias no podemos
decir, "¿Por qué creer en Dios?" Debemos esforzarnos por nuestra
parte en alcanzar un nivel mínimo de relación. Hagamos una analogía: En
cualquier universidad un cierto profesor puede ser conocido en un campo
determinado. Con el fin de tener la oportunidad de aprender de él, tenemos que
conformarnos con un nivel objetivo; primero debemos inscribirnos en su curso.
De otro modo, el profesor y el estudiante no pueden tener una conexión.
Naturalmente ciertos sujetos y objetos se compenetran mutuamente. Tienen puntos
de vistas similares, un propósito común, caracteres complementarios, etc. Si no
fuera así no sería posible en absoluto que el profesor y el estudiante se
relacionaran. No obstante, su relación no es automática .
Entre el sujeto
y nosotros - hombres caídos, el objeto - si Dios decide algo, puesto que El es
un Dios absoluto, lo que El decide es eterno e incambiable. El establece un
modelo. ¿Cómo podéis alcanzar Su modelo si vuestra mente cambia mil veces al
día? Otro ejemplo: Venís aquí y os inspiráis mucho cuando oís estas charlas,
pero cuando volváis a la realidad del mundo, tendréis dudas . ¿Cuánto tiempo
durará esta inspiración? Dios es eterno. Nunca cambia a mitad del camino.
Incluso si hacéis un esfuerzo determinado, ¿por cuánto tiempo continuaréis? ¿Un
mes, un año, varios años, diez años? Vuestra decisión cambiará. A veces os
decís, "si me gusta, entonces iré y lo haré. Si no, entonces no lo
haré" La verdad es la verdad viváis o muráis; es eterna. La verdad va más
allá de la muerte, más allá de lo cambiable. Para ser una persona verdadera
debes ir más allá de la muerte. Debes tener la virtud de la constancia. Esto
significa que en algún momento habrá una colisión entre tu mutabilidad e
inmutabilidad. Los elementos incambiables vencerán a los elementos cambiables.
Los elementos cambiables perecerán. La vida y la muerte chocarán. Cuando venzas
a la muerte ganarás la vida. Si pasas por esta etapa tendrás una conexión con
Dios. ¿Cuándo llegará pues la hora de la verdad para ti? En el momento en que
tengas la oportunidad de ser incambiable y cambiable al mismo tiempo. Surgirá
una situación de vida o muerte. Es un tiempo de confrontación y desafío. Es
cuando aparecerá la verdad.
Desgraciadamente,
cuando vivimos en este mundo, nos agrada permanecer como estamos. Tampoco
deseamos morir o ser derrotados en la realidad de este mundo. El secreto para
vencer esta situación, para encontrar la verdad eterna, está en vencer a la
muerte y alcanzar la vida; vencer lo cambiable y alcanzar lo incambiable. Solo
por este camino se puede alcanzar la verdad. Pero este mundo desea permanecer
como está y no quiere morir. Es simplemente porque las fuerzas del mal dominan
este mundo. Entonces, en relación con lo anterior, ¿qué son los Ultimos Días?
Son días en que sucederán transformaciones radicales en este mundo de la
realidad. En estos días el mundo se precipitará hacia la destrucción, la gente
no hallará esperanza, sólo desesperación. Por encima de este caos y confusión
deben aparecer los hijos de Dios, un elemento inmutable y transcendente a la
muerte. Este elemento eterno existirá en medio del caos. Cuando lleguemos a
esta situación, tendrá lugar un conflicto y uno de los dos elementos será
eliminado del mundo. Lo cambiable deberá marcharse y la cualidad eterna
perdurará. Si aparece en el mundo una persona con una fe absoluta, dado que
Dios mismo es incambiable, descenderá y morará en ella entre la gente del mundo
y los ayudará. Cuando El vea que este caótico mundo empieza a centrarse en la
fuente de la vida, la fuente de la eternidad, permanecerá eternamente con
nosotros.
Como la esencia
de Dios es este modelo absoluto, para ser su objeto tenemos que imitar este
modelo, cumplir este modelo. Tenemos que preguntarnos a nosotros mismos si
estamos calificados para alcanzar Su modelo de juicio. Para saber si estáis
calificados o no, debéis sufrir o pasar necesidad como prueba. Podéis a veces
pensar que una cierta prueba es demasiado dura para vosotros, pero si lo miráis
desde otro punto de vista, es el medio a través del cual Dios os dará una
oportunidad para demostrar vuestro valor. Si superáis la prueba con una
calificación perfecta, significa que el profesor os ha dado una oportunidad
para promocionaros. Normalmente el profesor formula aquellas preguntas que cree
que no saben los alumnos, ¿para qué preguntar las que ya conocen? Generalmente
las preguntas que hace cualquier profesor están pensadas para deducir a la
persona más calificada. Al hacerlo busca las preguntas más difíciles. Cuando
superas la prueba y llegas a ser el mejor de todos, tu y el profesor
inmediatamente tenéis una cierta relación. El profesor te aprecia especialmente
por haberlo conseguido mediante el examen, y puede entregaros todo su legado de
conocimiento y trabajo. Si después de muchos años, sólo encuentra a una persona
que pueda superar la prueba, entonces naturalmente esta persona se convertiría
en el heredero del profesor.
Dios hace lo
mismo con nosotros. No desearía que tan sólo fuésemos hombres de negocios o
vendedores. A El no le interesa esto. El desea hallar a sus amantes hijos, para
hacer de vosotros Sus verdaderos hijos e hijas. Cuando se establece realmente
esta relación es inviolable. Nada puede invadirla. Dios sintió mucha tristeza
cuando la caída causó la pérdida de esta unidad de amor. El ha estado obrando
mediante la providencia de la restauración para encontrar a personas en la
tierra que comprendieran esto.
Así pues, Dios
os guiará sobre la tierra, a quienes le conocéis, hacia el punto final, en
donde El pueda hacer algo por vosotros. El eligió a Noé hace mucho tiempo, pero
falló en la mitad del camino. Abraham, Moisés y Juan Bautista fallaron en
cumplir toda la esperanza que Dios había puesto en ellos. El desea, pues, que
la gente en la tierra de hoy día, incluidos vosotros, sea superior a aquellos
hombres del pasado. El deseo de Dios es que sus hijos pasen rápidamente la
prueba. Para ello, El debe haceros pasar por un corto periodo de tiempo de
intenso sufrimiento. Abraham tardó muchos años sólo para establecer la fe en
Dios. Dios debe pediros que superéis rápidamente la prueba del sufrimiento y la
dureza en el mismo grado que aquellos antepasados. El quiere que vuestro
periodo de tiempo sea más corto. El debe probaros en una situación cambiable
para que el Dios incambiable encuentre a Sus incambiables hijos. Dios a veces
se muestra como un Dios caprichoso, pero es sólo desde vuestro punto de vista.
A veces os dirige de un modo contradictorio a lo que habíais creído antes.
Puede parecer que Dios es cambiable, pero El tiene un propósito detrás de esto.
Para hacernos hijos incambiables El debe probaros en una situación cambiable.
Entonces cuando
el Dios eternamente viviente se acerque a vosotros, os parecerá que os dirige a
la muerte. Es una prueba. Con el fin de restaurar a sus hijos, pues, el Dios de
la vida, parece como un Dios de la muerte. En la primera época de la historia
del cristianismo, vemos este método. Dios parece inspirar sólo el martirio. El
ha estado restaurando a la gente mediante este camino paradójico. Entonces
podemos fácilmente imaginarnos que los 2000 años de cristianismo sufrirán una
prueba; toda la humanidad será probada en los Ultimos Días.
En este tiempo
sólo un hombre, sólo una dirección, sólo una fe surgirá para restaurar todas
las cosas. Dios siempre comienza Su obra de la creación o recreación en un
punto central a partir del cual la desarrolla. Centralizado alrededor del Señor
de la Segunda Llegada, el número de hijos de Dios se multiplicará gradualmente
para salvar a todo el mundo. Cuando Satán descubra a la persona en la tierra,
que está centrada en Dios, tendrá miedo de ella. Satán no tiene medios de
acusar o derrotar a esta clase de persona.
En el mundo de
hoy el cristianismo aparece descolorido. El mundo mismo parece en decadencia.
Incluso los Estados Unidos, esta gigantesca nación, ha perdido su dirección.
¿Qué está Dios buscando en estos tiempos? Dios no puede obrar a través de la
gente que acepta al mundo y se adapta a el tal como es. El está buscando a la
gente que nunca se aparta de Su modelo en este mundo descarriado. El está
buscando a la gente cuya fe es tan fuerte como para creer, "Incluso si el
mundo perece, nosotros no pereceremos". Esta es la clase de persona que
Dios busca. Ellos crearán un nuevo mundo. Esto es lo que Dios espera de Sus
hijos e hijas sobre la tierra.
Si alguien dice,
"Incluso sin la ayuda de Dios vamos a consumar nuestra misión", ¿qué
ocurrirá entonces? Cuando aparezcan personas con esta actitud, entonces
naturalmente Dios debe llamar a estas personas para Su lado. Hay dos clases de
personas a este respecto quienes hacen las cosas correctamente sin la dirección
de Dios y quienes siempre necesitan que Dios les diga, ''Haz esto, haz
aquello". Gente vigorosa surgirá automáticamente para despertar a las
Iglesias existentes de este mundo a una nueva realidad.
Si hay una
filosofía mediante la cual podamos abarcar todas las cosas de fe y realidad,
naturalmente, cubrirá la tierra. Entonces el tiempo estará cerca.
Muy pronto esta
clase de ideología centralizada en Dios se alzará súbitamente para abrazar al
universo entero, absorbiendo todos los demás sistemas de pensamiento. Ahora la
vida de fe parece intangible e irreal. Pero es de hecho eterna y substancial.
Mientras que la realidad de este mundo es vivida y se puede sentir, pero no merece
confianza; es efímera e inconstante. La vida de fe en Dios tiene la cualidad de
la constancia. Luego esto significa que la vida de fe y la realidad de este
mundo son opuestas. Hay varios aspectos en los cuales esto es concretamente
cierto. Ante todo, en la vida de fe tenéis que ser reconocidos primero por
Dios. Segundo debéis siempre sobrepasar el nivel espiritual de los santos y
sabios del pasado. Tercero, aunque los santos en los cursos históricos de
dispensación puedan haber fallado en sus misiones, vosotros debéis tener éxito
en vuestros cursos. Finalmente, en el pasado, Dios daba al hombre ayuda y
dirección, en esta era El espera que hagamos cosas por nosotros mismos.
Los buenos hijos
e hijas restablecerán todas las cosas y se las devolverán a Dios sin pedirle
ayuda. Entonces vosotros mismos habréis liberado a Dios. La restauración
concluirá cuando estos hijos e hijas restauren la aflicción de su Padre
celestial y le lleven alegría. Entonces El sentirá que el amor puro y genuino
es de nuevo posible, como el que existía antes de la caída del hombre. El será
feliz de recibir a Sus verdaderos hijos e hijas. Dios te dará la bienvenida
inmediatamente y te acogerá en Su regazo.
Cuando tengáis
problemas, no le pidáis ayuda. En vez de ello debéis decir, "Padre, ayuda
al mundo entero". Esta clase de actitud de corazón es similar a la de
cuando hay muchos hermanos, y un hermano le dice a sus padres, "En lugar
de ayudarme a mi, cuida a mis hermanos y hermanas". Esta clase de actitud
es maravillosa para los padres. Es muy normal en la familia ordinaria que tal
hijo pueda levantarse temprano y converse con sus padres mientras los demás aún
duermen. También del mismo modo los hijos de Dios establecen una buena relación
con El. Los padres depositarán su confianza en este niño. Lo mismo se aplica a
Dios y Sus hijos. Naturalmente este hijo llegara a ser el centro, el heredero,
el objeto de sus padres e incluso pueden confiarle secretos, Es el modelo de
intimidad con Dios que nos esforzamos en conseguir. Cuando os enfrentéis al
sufrimiento tenéis que superarlo. Tenéis que considerar la situación general y
determinar como afrontarla.
Cuando paseáis
por la calle, ¿por qué no tomáis el punto de vista de Dios? Debéis reparar en
las cosas malas que desearíais cambiar y luego en las cosas buenas que
multiplicaréis por vuestra nación y por la humanidad. Cuando miráis las cosas
de esta manera, a través de los ojos de Dios, estaréis siempre creciendo.
Cuando consideréis la debilidad de la situación política, cuando miréis a los
elementos cambiables desde la posición de Dios, deberíais pensar, "voy a
reformar esto y aquello". Si nadie lo hace, pensad en vuestra propia
mente, "Yo lo haré". Cuando sigáis firmes con esta clase de
disposición, automáticamente acudirán ángeles y santos en vuestra ayuda aún
cuando nunca pidáis ayuda a Dios. Dondequiera que vayas no tienes que
preocuparte. Andarás perfectamente por el buen camino aún en las situaciones
más peligrosas. Con esta confianza podéis vencer cualquier dificultad Entonces
Dios os revelará de muchas maneras lo que va a ocurrir en el mundo, por medio
de sueños o visiones o inspiraciones. Ello será muy confortante para vosotros
en este mundo de cambio.
Estamos de lleno
en el fin del mundo. Debido a que lo sabemos, deberíamos ser diferente del
resto de la humanidad. Estamos en la frontera del mundo de la realidad, luego
debemos estar preparados para sufrir al máximo.
La vida de fe en
el pasado consistía en que una persona tenía que creer en algo. En este tiempo
vuestra vida de fe llegará a ser una realidad concreta. Muy por encima del
mundo y muy por encima de la antigua fe, todo es posible en esta etapa. Los
hombres de fe de la historia trabajaron duramente, pero todos los bienes
acumulados no les pertenecen; nos los legaron a nosotros. Cuando creemos y
mediante nuestro trabajo llevamos a la realidad su esperanza, Su mérito llegara
a ser el nuestro. Ahora vuestros logros espirituales son vuestros. Por
consiguiente, una vida de fe puede ser una vida de realidad. Muy pronto
aparecerá la era del mundo cuatridimensional. Muchos fenómenos espirituales
tomarán lugar en la tierra y todo el mundo será influido por las experiencias
espirituales. El reino de la fe y el mundo de la realidad se unirán.
Hasta el
presente Satán y sus seguidores han sido las fuerzas dominantes en la tierra.
Ahora debemos establecer la soberanía del bien. Nuevas generaciones, una nueva
era, una nueva civilización será creada, y muy pronto tendremos el reino de
Dios sobre la tierra. En el pasado, los sistemas ideológicos acabaron en sólo
ideales. Pero ahora nuestro sistema de fe dará fruto en una realidad concreta.
Debemos estar orgullosos de ello, debido a que tenemos algo tangible en nuestra
fe - una realidad muy por encima de las antiguas concepciones y de la anterior
vida de fe.
EL FUNDAMENTO
DEL BIEN Y DEL MAL
Cada uno de
nosotros esta en el lado del bien o en el lado del mal. Cualquier individuo,
familia, tribu o nación - así como el mundo entero - esta en el lado del mal o
en el lado del bien. Hay muchos países en el mundo, y cada nación piensa que
está en el lado del bien. Esto es debido a que cada nación es un conjunto de
individuos. Los individuos tienen la tendencia a pensar de sí mismos que son
buenos, entonces la nación también tiene la tendencia a pensar que esta en el
lado del bien. Pero ¿cuál es la base para definir el bien y el mal
absolutamente? Todos sabemos que todas las naciones o individuos no pueden
estar en el lado del bien. Debe de haber una forma de diferenciar entre que es
el bien y que es el mal.
Los jóvenes son
propensos a decir: "Si estamos inclinados al mal es porque la sociedad y
la gente que nos rodea son malas". Quieren descargar la responsabilidad en
el mundo exterior. Se diga lo que se diga, el mundo o la nación, tiene la forma
de un conjunto de individuos, y al fin y al cabo todo lo referente a ellos
depende de la condición del individuo. Siempre es una cuestión de si el
individuo está en el lado del bien o del mal, porque la sociedad se compone de
individuos. Por muy bueno que sea el mundo entero, si tu como individuo eres
malo, entonces la sociedad tiene un gran problema. Por muy malas que sean las
circunstancias ambientales, si tu estás absolutamente en el lado del bien, no
serás influenciado. La conclusión es que sólo si los individuos están en el
lado del bien, la sociedad puede llegar a ser buena. Cada individuo tiene su
propia opinión del valor, su propia opinión de la vida, su propia opinión de
todo. Alguien que piensa que es influenciado por su sociedad se queja de lo que
es la sociedad. Es naturaleza intrínseca de los seres humanos ser receptivos a
las cosas que les deleitan y rechazar las que no les gustan. Si estás en el
lado del bien e insistes en ser bueno, esto está bien. Pero si estás en el lado
del mal e insistes en que eres bueno, esto es malo. Ya que las familias,
sociedades, comunidades, naciones y mundo consisten de individuos, se pueden
distinguir sus características de igual manera que se pueden encontrar
diferencias entre individuos. Hay variedades infinitas.
Además, como
individuo, estás cambiando a cada momento. Lo que eres esta mañana, no lo eres
esta tarde o noche. Del mismo modo, eres diferente de lo que eras en tu
infancia, y aún vas a ser diferente de lo que eres ahora. Por tanto, no podemos
llamarnos definitivamente a nosotros mismos buenos o malos en ningún punto,
porque continuamos cambiando. Si nos encontramos siempre cambiando de acuerdo
con el ambiente y circunstancias, entonces debemos dudar de nosotros mismos.
Tenemos que ser escépticos acerca de la base individual para definir el bien y
el mal.
Si nosotros como
seres humanos hemos de definir qué es el bien y el mal no podemos fiarnos de
nuestra propia definición, ya que también tendemos a estar centrados en
nosotros mismos.
Probablemente
nunca hayáis experimentado estar presos. En prisión, cada criminal piensa que
la sociedad es mala, y que él no ha hecho nada para ser condenado. Concluye
diciendo que lo que ha hecho ha sido para hacer la sociedad mejor, o al menos
para algún propósito honrado. Esto puede suceder a causa de que no aceptamos un
modelo común de si una cosa es buena o mala. Sin embargo, una definición humana
no puede durar mucho tiempo, no puede ser eterna. Aunque piensas que algo que
has hecho no es correcto, cuando los demás advierten la equivocación cometida,
no te gusta. Te complace, sin embargo, cuando la gente dice que has hecho algo
bueno, aún cuando piensas en tu interior que has hecho mal. No podemos dar la
última definición del bien y del mal nosotros mismos a causa de nuestro
egocentrismo.
La gente basa
generalmente sus definiciones del bien y del mal en la conciencia humana. Pero
aunque cada persona tiene una conciencia, el modelo varía de una persona a
otra. Si hay mil personas, hay mil variedades de conciencia. De acuerdo con tu
modelo de conciencia puedes sentir que algo es bueno o malo. Pero ¿puede ser la
conciencia humana el modelo absoluto para definir el bien y el mal?
Además puedes
ver como actúa la ley en una nación. Por obediencia o desobediencia a la ley,
uno es tenido por bueno o malo. En América hay una constitución. En cualquier
unidad de comunidad hay algún tipo de ley, incluyendo la ley tácita de la
familia de cada uno. Pero el propósito al asentar leyes en las naciones
comunistas por ejemplo, y el propósito al asentar leyes en las democracias son
enteramente diferentes el uno del otro. Al llevar a cabo el propósito nacional
de acuerdo con la ideología comunista, ellos no se preocuparían lo más mínimo
de usar cualquier medio. Pero en el mundo democrático no podemos ejercer leyes
crueles para gobernar a la gente con su conformidad. Ya que estos dos poderes
aspiran a propósitos en direcciones opuestas no podemos esperar que ninguno de
ellos sea la ideología final que puede incluir a la otra. Podemos finalmente
decir que no podemos confiar en que ninguna de las dos provea la meta final a
la que todos los seres humanos estamos dirigidos.
En el mundo
están teniendo lugar cambios progresivos. Entonces podemos imaginar que algo de
más alta dimensión(más que la democracia o el comunismo) debe emerger para
expresar el propósito universal. Cualquier cosa que esté vacilando, fluctuando
o cambiando no puede ser tenido como nuestra última meta. El último modelo de
bondad debe ser establecido como la meta a alcanzar por todos los seres
humanos. De todos modos, ya que estamos viviendo aparte semejante último bien,
es difícil dirigirnos nosotros mismos hacia la meta última y real. Cualquier
individuo debe ser primero capaz de tener una base sólida del bien, para ir derecho
hacia la meta del bien. Por consiguiente, para que el individuo progrese, debe
ser establecido el fundamento del bien en el nivel individual. No es tarea
fácil. En este mundo, cualquier individuo, familia o nación puede estar en la
posición de enemigo hacia los otros. Estamos constantemente enemistados con los
demás, interior y exteriormente. Por tanto, no podemos tomar ninguna base
establecida previamente como la base última para la definición del bien. No
puede ser definido de esa forma. Supongamos que existe lo que parece ser una
definición del bien. A la gente que está en un lado puede agradarle esta
explicación, pero a la gente del otro lado puede oponérsele. Necesitamos un
modelo que ambos lados puedan reconocer. El criterio básico para la definición
del bien no debe ser del tipo que pueda oponérsele uno de los dos. Debe ser de
tal naturaleza que ninguna de las dos partes pueda negarlo, sino que ambas
puedan reconocerlo y ponerse de acuerdo. Entonces podemos llegar a la
conclusión, con toda la seguridad, de que una definición del bien debe ser
capaz de obtener igual o global reconocimiento por toda la gente del mundo.
¿Cuál es entonces la naturaleza de tal definición? Una definición que proviene
del egocentrismo y del interés propio, o que está basada en un parcial punto de
vista, nunca puede ser aceptada como la final.
LA DEFINICION DE
LA BONDAD
Entonces podemos
decir que el bien es emplear tus esfuerzos para obtener algo o hacer algo por
el bien de los demás, para algo más grande o mejor que el individuo. Esta es
una definición segura. Si esto es verdad, entonces todo el mundo vendrá a tener
la misma opinión. Aún Japón y América, por ejemplo, si estuviesen en la
posición de enemigos el uno hacia el otro, no podrían oponerse a esta
definición. En este caso los japoneses podrían decir que es por los Estados
Unidos por quienes actúan. Y los Estados Unidos podrían decir que ellos están
haciendo tal o cual cosa por Japón. Conforme a la ética humana podemos decir
que cuando se hacen buenas obras por los demás, es bueno. Finalmente, podemos
decir que el bien es actuar en beneficio de otra gente, y no para uno mismo.
Con esta
definición podemos determinar si nosotros como individuos, familias, grupos o
naciones, somos o buenos o malos. Podemos decir que algo que es hecho para los
demás es siempre bueno. Si alguien niega esto, entonces no existiría la palabra
"bien". Cuando decís que alguien es bueno, entonces, sin excepción,
esa persona está haciendo algo que beneficia a los demás. Por otro lado, si esa
persona está haciendo algo para su propio bien, a expensas de los demás, podéis
inmediatamente decir que esa persona es mala. El objetivo de un buen individuo,
buena familia o buena unidad de sociedad es hacer cosas para los demás.
Entonces ¿cuál
es la base para definir el bien y el mal? ¿Dónde se halla? No existe en el
mundo externo sino dentro del individuo, en ti mismo. En el caso de que alguien
esté haciendo algo para ti, esa persona está en la posición buena, no tu. Para
que tu seas bueno debes ser el motivo y origen de llevar a cabo buenas obras.
No importa lo bueno que tu ambiente pueda ser, esto no quiere necesariamente
decir que tu seas bueno.
La base de la
definición del bien y del mal se halla en ti mismo. Todo empieza en ti mismo
como individuo. Si estás haciendo cosas por los demás se te puede llamar bueno.
He usado muchas palabras, pero la definición es muy simple, y la gente del
mundo aún no han comprendido esto totalmente. Puedes decir libremente cosas y
hacer cosas, pero si las haces por ti mismo, no eres bueno. Por muy bonita que
sea una canción que estés cantando a alguien, si lo estás haciendo codicioso de
sus alabanzas o por envidia de otros, no eres bueno. Si haces algo por
arrogancia, por orgullo de ti mismo, no estás haciendo las cosas totalmente
buenas. La arrogancia no tiene nada de bondad.
Aún cuando
duermes, si lo haces por ti mismo y piensas: "He trabajado más que los
demás y merezco descansar", entonces en este caso no eres bueno. Todos
pueden pensar que la libertad es más que la vida, pero si disfrutas de la
libertad por codicia y por tu provecho, estás obrando mal. Entonces es
importante que seamos capaces de comprender qué es bueno y qué es malo.
Vamos a dar un
ejemplo en el caso de Japón (hablando a los miembros japoneses presentes). Si
Japón sigue siendo económicamente poderoso, si los japoneses siguen
desarrollando su vida económica por el objetivo de vuestro propio Japón,
merecéis el título de "animal económico". Al final vais a ser el
enemigo de los demás pueblos del mundo. Si los japoneses hicieran su riqueza
para el beneficio del mundo entero, aunque toda la gente del Japón tuviese que
perecer al hacerlo, su espíritu perduraría y permanecería. Nunca perecerían si
viviesen de esta forma. Aún si cayeran de nuevo en la pobreza otra vez actuando
de esta forma, la gente de las demás naciones les ayudarían porque habían
estado trabajando para ellos.
En este mundo
cuando os queréis casar, buscáis a alguien que vaya a ser bueno para vosotros.
Esa persona está en la posición del bien porque va a hacer algo por vosotros.
Nadie quiere una persona egoísta. Vosotros sabéis muy bien que si hacéis algo
por vuestra esposa, sois una buena persona. Y si el o ella te sirve o hace
cosas por ti, tu estas dispuesto a hacer buenas obras en respuesta. Si queréis
servir a otra gente, y si ambos tenéis esta actitud, entonces tu familia será
bienvenida. Por consiguiente, si queréis servir a vuestra esposa y hacer algo
por vuestra pareja, ganaréis algo a cambio. Sin embargo, si ambos sois
codiciosos, entonces ninguno recibirá el afecto del otro. Todo se desvanecerá.
Entonces llegamos a la conclusión de que el bien prosperará e incrementará
mientras que el mal disminuirá o morirá.
Entonces ¿estáis
dispuestos a ser buenos o malos? En el mundo todos querrían ser buenos. No hay
una sola persona que sueñe con estar arruinada. Si realmente supiésemos que
cuando obramos el bien prosperamos nosotros mismos, no habría nadie que no
siguiese el camino de la bondad. El bien perduraría por siempre.
El modelo del
bien debe ser algo realmente eterno y único. Quiero que tengáis una clara
comprensión de qué es el bien. Debéis estar viendo cosas por los demás, no por
vosotros. Vuestros oídos deben prestar atención y escuchar todo para los demás,
no para vosotros. Debierais charlar, obrar y usar todos vuestros cinco sentidos
por los demás, y no por vosotros mismos. Si encontraseis a alguien viviendo
así, anhelaríais estar con esa persona, incluso verla -todo lo de ella, sus
ojos, su nariz, su boca, su ser entero. Sentiríais gran afecto por esa persona.
El fruto de las buenas acciones será el afecto de los demás y buenos éxitos. Si
encontráis una persona haciendo cosas por si misma, diciendo y pensando cosas
por su propio beneficio, no habrá nada semejante a amor funcionando o surgiendo
a su alrededor. Si vosotros amáis lo más mínimo a esta clase de personas, con
el tiempo lo lamentaréis.
La definición
del bien que hemos dado debe estar de acuerdo con la historia y las situaciones
mundiales presentes, así como con la vida de las futuras generaciones.
Continuara siendo verdad. Debo decir repetidamente que vuestros ojos no han
sido creados para vosotros mismos. Los ojos son para ver algo objetivo.
Charláis porque tenéis con quien charlar. No podéis decir que sois felices sin
nadie a vuestro alrededor. Cuando yo hablo, si vosotros en la posición de
objeto sois felices escuchándome, yo llego a estar cada vez más elevado en
espíritu. Cuando estoy hablándoos anhelantemente, y no me escucháis
atentamente, pierdo mi espíritu, y no quiero hablar por más tiempo. Incluso
cuando tocáis algo ¿os agradaría más tocar vuestra mano o tocar la mano de
vuestro amante? Querríais tocar la piel de vuestro amante mejor que la vuestra.
Entonces no es correcto pensar que tenéis vuestros cinco sentidos para vosotros
mismos, existen para los demás.
¿Por qué las
cosas buenas deben realizarse en beneficio de otra gente? Al principio
posiblemente pensaréis: "No me gusta la idea de tener que trabajar para
los demás con el fin de ser llamado bueno. Si pudiese hacer cosas para mi
mismo, y que pensasen que soy bueno, sería maravilloso''. Hemos nacido así, no
hay más remedio.
Hemos sido
creados para los demás. Por ejemplo, cualquier ser masculino no está creado
para si mismo, sino para el sexo opuesto. El hombre fue creado para la mujer.
Imaginaos una chica hermosa. ¿Querría vivir siempre con otra chica hermosa? No,
buscaría un hombre guapo, y pensaría que su belleza es para ese hombre. Si hay
dos chicas guapas viviendo juntas, más que atraerse la una a la otra, se
repelerían. Suponed que hay sólo un hombre para las dos hermosas chicas, y que
es una persona sin atractivo. No obstante ambas mujeres querrían a ese hombre
por marido. Nuestra conclusión es que hombres y mujeres han nacido los unos
para los otros.
El verdadero
motivo de Dios al crear al hombre fue para el beneficio de la mujer, y a la
mujer para el beneficio del hombre. Siendo esto verdad, podemos con toda
seguridad decir que cuando hacemos algo por los demás, eso es definido
absolutamente como bueno. Cuando decimos que una familia es feliz, ese hogar es
el lugar donde la pareja está viviendo en buena armonía el uno con el otro, no
luchando. Cuando tuviesen hijos, estos pensarían que sus padres son los mejores
en el mundo entero. Si una pareja viviese en perfecta armonía el uno con el
otro, su familia sería tenida como la mejor del vecindario, de la comunidad y
de toda la nación.
EL ORIGEN DEL
BIEN
Dios creó al
hombre por amor, por bondad. El bien es algo que existía antes de nuestro
nacimiento. Entonces también después de nuestro nacimiento, el motivo de
nuestras acciones por los demás es siempre repetidamente hacer el bien. Entonces
¿por qué el bien se define como las cosas hechas para los demás? ¿Quién hizo
las cosas así?
Cuando el hombre
fue creado ¿llegó a existir tal como es todo a causa de si mismo, con esa ley
de bondad dentro de él? El motivo no vino de si mismo. Alguna Realidad, algún
ser de más alta dimensión lo determinó. Ese Algo, esa Realidad dijo: "Haya
un hombre, haya una mujer", y ese Ser hizo a las dos partes para el bien.
Ningún resultado
puede surgir sin causa. Cuando pensamos que el Ultimo Ser estableció la base
del bien en el principio, entonces podemos decir con seguridad que la Primera
Causa o Realidad era buena. Llamémosle como la llamemos, ese Ser debe ser el
último Bien. El hombre comenzó a llamarlo Dios. ¿Qué es Dios? ¿Cómo es El?
Ya que Dios creó
al hombre para los demás, entonces Dios debe estar obrando para el hombre. Ya
que El es la Causa y nosotros somos el resultado de su creación, entonces la
Causa debe ser algo parecido al resultado. Si Dios existe debe estar viviendo
en beneficio de algo o alguien diferente a Si mismo. En la sociedad humana
también, cuantas más cosas hagas por los demás, más bueno llegas a ser. Si te
mantienes haciendo esto, haciendo cosas por los demás, te acercarás cada vez
más al punto central -Dios. En una comunidad, si haces cosas por la gente, a la
larga llegaras a ser el líder de esa comunidad. Incluso forzado, poco dispuesto
a estar allí, una fuerza te conducirá al punto central. Cuando elegís a vuestro
presidente, senadores o congresistas, querréis escoger a alguien que haga algo
por la gente de la nación. Si es la clase de persona que no actúa para servir a
los demás, sería un dictador, y no querríais que ocupara tal posición.
Si hay una
persona que va a hacer cosas por los demás por toda la eternidad, sin cambiar
nunca, entonces va a ser el personaje central que conduzca a la gente con él a
través de la eternidad, si hay cualquier Ser cualquier Realidad que va a hacer
algo por el universo, llegará a ser el punto central por la eternidad, y éste
es Dios. Podemos llamar a esta clase de Dios el verdadero Dios y el Modelo de
bondad real y eterno. Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, entonces,
originalmente, hemos sido creados para servir a los demás. Si continuamos
haciendo esto por la eternidad, podemos decir que somos templos de Dios,
asemejándonos a El.
Dios al crear el
universo, lo hizo para el hombre. Del mismo modo, cuando creamos cualquier cosa
debemos hacerlo para los demás. Por muy bonita que puedas tener la voz, si todo
lo cantas para ti mismo, sin nadie a tu alrededor para escucharte, no eres
realmente feliz. Lo mismo se aplica cuando bailas. Quieres bailar para los
demás, para que te vean y participen contigo cuando bailas. Entonces la palabra
"felicidad" puede asumir un significado cuando hay alguien más para
apreciarlo.
La paz es
también así. La paz, la igualdad, cualquier virtud, no puede realizarse todo
por si mismo. La libertad tampoco es algo que puedas disfrutar por ti mismo.
Cuando estás solo, no hay nada que puedas llamar valioso o feliz. Debe haber un
propósito para ser libre, equitativo, idealmente feliz. Así debes tener un
objeto para ser feliz realmente. Si tienes tu objeto y si hay acción recíproca,
entonces hay movimiento circular. Si la acción de dar y tomar está haciendo un
movimiento circular, si gira con intensidad suficiente, resultará una acción
tridimensional. No existe realmente frente o dorso, derecha o izquierda, es
como la rotación axial de un plano cuando gira a tanta velocidad como para
formar una completa unidad.
La unificación
tampoco puede realizarse por si misma. Debe haber algo en la posición de objeto
para ser unificado. Si aquellos que están en las posiciones de sujeto y objeto
trabajan a solas, la acción no puede realizarse. Ahora sabemos claramente que
Dios creó al hombre para pensar, hablar y actuar por los demás. Sabemos que
todo pertenece a Dios. Dios desea a alguien a quien pueda dar todo lo que El
tiene. Todas las cosas que Dios posee son para el mundo entero. Si Dios encontrase
a alguien que estuviese dispuesto a hacer cosas por el mundo entero, Dios
estaría dispuesto a darle todo lo que tuviese a esa persona. Dios se complace
en dárselo a esa persona. No se siente forzado.
El comienzo de
la relación del hombre con Dios fue así. Dios estaba deseoso de dar todo lo que
tenía al hombre y el hombre estaba deseoso de devolver todo lo que tenía a
Dios. Si este tipo de relación se hubiese establecido permanentemente por todos
los individuos del mundo, el mundo entero estaría en bella armonía. A Dios como
centro de tal armonía le agradaría vivir en la sociedad humana.
Por muy modesto
que sea un hombre, querría ser el centro del mundo, si tuviese tal posibilidad.
Cuando el hombre encuentra a Dios o Ultimo Ser quiere poseer a ese ser o a esa
realidad enteramente para si mismo. Somos tan avariciosos como para no querer
compartir a este ser con los demás. Pero nosotros estamos en la posición de
"menos". Es decir, somos algo así como una vasija para contener lo
que viene de Dios. Así pues, si eres una gran vasija, redonda y perfecta, Dios
la llenara. Debe haber individuos perfectos, familias perfectas, naciones
perfectas y un mundo perfecto. En el nivel más amplio el hombre perfecto llega
a ser el personaje central. Dios desearía darle a esa persona todo lo que
tuviese. Dios tiene que encontrar a esta clase de persona. Si tal persona no se
puede encontrar, Dios la recreara, y la enviara al mundo, porque El está
buscando dar todo lo que tiene a la humanidad a través de este canal.
La caída humana
surgió de la codicia del hombre y del arcángel. No solamente el arcángel, sino
que también Adán y Eva querían tener cosas para ellos mismos. Esto causó la
caída. La naturaleza intrínseca de Dios era el desinterés en hacer las cosas
para los demás. Pero en vez de multiplicar la naturaleza de Dios, los seres
humanos después de la caída comenzaron a hacer las cosas en la forma opuesta,
por su propio provecho. Nosotros somos precisamente los descendientes de los
antepasados caídos. Por tanto, somos la forma contraria de lo que Dios se
propuso que fuéramos.
Aunque nuestra
naturaleza intrínseca es algo bueno, estamos más inclinados a hacer cosas
malas. Hay una voz en nuestra conciencia, diciéndonos que hagamos cosas para el
bien de los demás. Pero en alguna gente, sin embargo, la conciencia les aviva a
hacer cosas para ellos mismos. En general nuestras conciencias están más unidas
a Dios que nuestros deseos y demandas carnales. Si sabéis que hay una frontera
entre el bien y el mal, entonces ¿pensáis que habéis atravesado la frontera
para uniros al lado del bien? Vosotros mismos sabéis muy bien la respuesta. No
tenéis que aplicar la ley constitucional o cualquier otra clase de ley para
decidirlo. Podéis inmediata y correctamente determinar si estáis en el lado del
bien o del mal. Interiormente, sabéis como distinguir el bien del mal. Por
tanto, debéis apartaros del mal y cultivar el bien dentro de vosotros. El
egoísmo, el centrarse en si mismo -estos son vuestros mayores enemigos. Debéis
ser capaces de resistir a estos poderes, y debéis estar listos para hacer cosas
para los demás. Poned vuestro máximo esfuerzo en hacer cosas buenas, y
llegaréis a pareceros a Dios. Entonces os agradara lo que estáis haciendo, y
Dios se agradara de vosotros.
EL PAPEL DE LA RELIGION
Dios estableció
muchas religiones en el mundo porque quería conducir a la gente al lado del
bien, a través de enseñanzas religiosas. Si reconocéis el hecho de que hay
muchas religiones conduciendo a la gente al lado del bien, no podéis negar que
Dios está obrando detrás de las escenas de la historia. Esto es indudable. Dios
existe. Ya que Dios es absoluto, omnisciente y omnipotente, debe ser posible
restaurar la posición original.
Hubo un
propósito para la creación del hombre dado por Dios. Entonces Dios nos ayudará
a realizar ese propósito original. Si no somos capaces de hacerlo, el propósito
entero de la creación será anulado. Dios no puede establecer su Reino en la
tierra, sin obrar a través del hombre. Dios mismo creo el mundo y cualquier
cosa es buena para el hombre. Entonces el hombre debe ser capaz de establecer
Su Reino en la tierra. Entonces la esperanza de Dios es encontrar a un hombre
con la personalidad del Ultimo bien, que pueda establecer para El el Reino de
Dios en la tierra.
Si hay una
ideología, una doctrina, un "ismo" o una religión que va a cumplir
esta misión de establecer el Reino de Dios en la tierra, Dios confiará en el
grupo que abrace tal forma de pensamiento. Dios está en la posición de Sujeto
último o cósmico, entonces El querría a una persona de este valor, de Su
dimensión, para obrar a través de ella; una persona de tal cualidad es lo que
Dios desearía tener. En el lado de Dios no hay fronteras nacionales. No hay
discriminación entre individuos. Cualquier individuo tiene igual derecho a
clamar a Dios y a tener igual valor. Debe llegar a existir un individuo o un
grupo de gente que piense del mismo modo que Dios. Se asemejarán a Dios, y
deben restaurarse a si mismos a la posición original. Hay muchos países en el mundo,
pero ninguno de ellos está completamente de acuerdo con la voluntad de Dios.
Hay muchos grupos religiosos existentes en el mundo, pero ninguno de ellos está
a la altura de Su modelo. Por consiguiente debe aparecer un grupo de gente bajo
un punto de vista religioso o una ideología que esté de acuerdo con la voluntad
de Dios. Dios está muy ansioso de encontrar a tal gente, a tal nación.
Debemos
reconocer que nosotros mismos estamos aquí para llevar a cabo la misión en
beneficio de la humanidad entera, por la voluntad de Dios. Con esta confianza
inundando nuestras mentes, debemos ser suficientemente bravos y valientes como
para superar cualquier dificultad. Si continuamos, todo el destino celestial
estará de nuestra parte, y nos empujará hacia adelante. Más pronto o más tarde
alcanzaremos nuestra meta, y entonces seremos uno con Dios mismo. Si estamos en
la posición de objeto del último Sujeto, Dios, entonces estamos situados en el
punto central del universo. Y todo el universo está destinado a acercarse y
unirse con nosotros.
Si estás en esta
posición, eres el centro de ti mismo como individuo, de tu familia, de tu
tribu, de tu nación y del mundo. La esencia de Dios, o el corazón de la bondad
inherente en Dios vendrá a través de ti como un eje para hacer girar a todo el
mundo. Ya que estás haciendo todo esto por los demás, estás en el punto
central, y ya que estás en el punto central, eres la base del bien. Dios obrará
a través de ti para mover el mundo. No tendrás nada que ver con la base del
mal. En ese caso estás haciendo cosas de acuerdo con el propósito del principio
de la creación. Eres el instrumento que lleva a cabo la voluntad de Dios, y
estás gozando del valor del hombre que Dios creó originalmente. Tomando esta
responsabilidad para ti mismo, llegas a ser indispensable para Dios, y estás
naturalmente situado en la posición central. Vas a ser la base del bien; no
tienes que ver nada con el mal. Esta es la clase de persona que Dios desearía
tener.
Entonces, si
estás dispuesto a comer y dormir, y a hacer todas las cosas por la humanidad,
nunca puedes ser invadido por el poder del mal. Para algunos puede tomar toda
la vida llegar a ser hombres de tal personalidad, pero si conocemos el
Principio, queremos ser esta clase de persona. Queremos fundar esta clase de
personalidad en nosotros mismos en siete años, o si es posible en un año o
menos. Aunque tengamos que pagar un tremendo precio de indemnización, queremos
tomar este camino. Si queréis ser esta clase de persona, tendréis que sufrir en
gran cantidad. Debemos estar listos para ir a través de cuanto sea necesario.
Hay egoísmo e
individualismo en los Estados Unidos y en el mundo de hoy. En el medio de todos
los problema. debemos llegar a ser el corazón de esta sociedad, limpiando todo
lo feo. Hay una gran pretensión delante de nosotros. Vamos a atacar todo lo
malo y conducirlo fuera de este país y del mundo. Según la definición que hemos
dado, estamos seguros de que podemos vencer a las fuerzas del mal de este país.
Si trabajamos enérgicamente tendremos éxito. Queremos llevar a cabo la
tradición de nuestro Padre Celestial. Dios ha estado trabajando a través de los
6.000 años bíblicos de historia providencial, día y noche sin descanso, por
toda la humanidad. Si hemos heredado Su voluntad ¿no podemos hacerlo nosotros?
¿Se ha quejado Dios de que ha tenido que trabajar tan duramente? El sabe que
por muy grande que sea la dificultad por la que ha tenido que pasar no es nada
comparado con lo que finalmente habrá sido alcanzado. Entonces tenemos que
asemejarnos a El, y luchar para alcanzar la meta.
Ya que Dios es
omnipotente y nosotros asemejamos a Dios, si dejamos algo sin hacer es porque
no hemos luchado suficientemente. Si hemos luchado de todo corazón para
alcanzar la meta, no es posible la desesperación, aflicción o queja. En vez de
esto, verteríamos toda nuestra energía, todo nuestro ser en esta causa, y
tendríamos éxito. No existe nada malo en el lado de Dios. Solamente es posible
el progreso, solamente es posible la victoria en el lado de Dios. Si sabéis
realmente que habéis heredado esta clase de tradición de Dios como Sus hijos,
entonces no podéis quejaros ante El de lo que tengáis que hacer. Es imposible.
Debemos estar indignados ante la existencia del mal, y querer extirpar sus
últimos restos. Sobre la base sólida de bondad que Dios ha establecido para
nosotros, queremos eliminar todo mal del individuo, de la familia, de la
sociedad entera. Después de apartar los malos elementos de nosotros mismos,
debemos purificar el mundo entero.
Debéis de estar
dispuestos a ser alguien que se eche a la espalda la responsabilidad de
purificar el mundo, promoviendo la bondad, no teniendo nada que ver con el mal.
Quiero que seáis así, y tengo confianza en que vais a cumplir vuestra misión.
En atención a
que estáis en el lado del bien, heredando la tradición de Dios, quiero que
hagáis las cosas por la gran causa de Dios, purificando toda la humanidad.
Esta, siendo la nación conductora del mundo, es en la que vais a trabajar. Os
quiero victoriosos para esta causa.
DIOS PUEDE
PROTEGERNOS
No importa quien
seas, no has nacido por un acto de tu propia voluntad. Desde el nacimiento
hasta una cierta edad no te das cuenta de tu propósito de la vida o tu papel en
la vida. No es sino cuando llegas a la adolescencia, cuando empiezas a
considerar tu propósito de la vida, cuando piensas acerca de qué tipo de vida
vas a llevar, y cuando aprendes acerca de la naturaleza de la sociedad humana
como un conjunto. Después de atravesar la etapa de la adolescencia, entras en
el primer período de juventud, cuando tu filosofía de la vida llegará a estar
completamente desarrollada. Sin embargo, solamente en la vejez tu punto de
vista de la vida llegará a ser completamente maduro, tu comprensión de qué es
realmente la vida llegara a ser clara.
Un individuo no
puede vivir solo, centrado en si mismo. Para vivir necesitamos a nuestros
amigos, nuestra familia y nuestros vecinos, y sociedad a nuestro alrededor.
Ampliando nuestro horizonte, podemos vivir la vida en el nivel nacional, y
finalmente en el nivel mundial. Cada hombre lucha duramente para llegar a ser
una persona importante, y a lo más, una figura de importancia histórica.
Solamente unos cuantos pueden alcanzar esta alta meta, mientras que la mayoría
no puede alcanzar este nivel. La mayoría de la gente pasa al mundo espiritual
después de su muerte física sin ser capaces de alcanzar esta meta. Esta es la
forma común de vida para todos los hombres y el destino de la humanidad.
Sin embargo,
vemos muchos tipos diferentes de gente caminando en el sendero de la vida.
Algunos van derechos hacia delante, otros de lado, otros de espaldas, mientras
que otros van en zigzag. Lo que hagas en tu vida son líneas trazadas detrás de
ti. Aunque todavía eres joven, cuando mires hacia atrás, a tu pasado, deben
haber habido días felices y días infelices, días fáciles y difíciles, días
significativos y días de pesadumbre. Desde el punto de vista de tu propio
interés, estoy seguro que has experimentado más días infelices que felices, a
causa del medio ambiente desfavorable que existe hoy en el mundo. Muy
probablemente no estás en la posición de estar orgulloso de ti mismo aunque
tengas confianza en lo que haces. Nadie puede decir lo que ocurrirá en el
próximo momento. Esta ha sido la naturaleza de nuestro destino como seres
humanos.
En otras
palabras, puedes ir a trabajar por la mañana con feliz expectación, pero nadie
puede garantizar tu seguridad durante todo el día. Aunque tu trabajo esté
cerca, nunca puedes confiarte demasiado porque aún a una corta distancia del
umbral de tu puerta puedes tener un accidente de coche. Nadie puede decir qué
nos tiene reservado nuestro destino. Hasta puedes conocer gente aparentemente
agradable en lugares aparentemente agradables, pero el resultado no es
necesariamente bueno, podría incluso traerte una desgracia imprevista. Pasar un
examen puede ser la meta de la gente que estudia duramente. Pero en el mismo
momento que una persona encuentra que ha pasado el examen, podría suceder
alguna tragedia. Nadie puede decirlo. Suponed un hombre y una mujer que se aman
tiernamente el uno al otro, y están confiando en que van a vivir como la pareja
más ideal en el mundo entero. Pero precisamente en la ceremonia de la boda
puede surgir algo inesperado. De aquí podemos deducir que un hombre nunca puede
estar demasiado seguro de tener un futuro claro. Hay muchos ejemplos en el
mundo en los cuales nos vemos obligados a ir por el camino opuesto al que
hubiéramos seguido si lo hubiéramos escogido por nuestra propia elección.
Podemos pensar que la vida nos pertenece, pero encontramos que no siempre somos
libres de pasar nuestras vidas como deseamos. Es lo que sucede con la vida. Por
consiguiente, estamos caminando en el sendero de la vida sin confianza, sin
saber que podemos encontrar en el camino. Estamos tanteando en la obscuridad
cada día de nuestra vida en busca de una flamante esperanza que prometa proveer
algo bueno.
Pero no hay
muchas cosas a nuestro alrededor que mantengan tal promesa para el bien. Las
cosas son usualmente de la forma contraria; encontramos más tragedia que
bondad. Entonces ¿hay un lugar donde podamos estar relajados y tranquilos?
Nadie puede estar relajado y tranquilo cuando está totalmente solo. Necesitáis
a alguien que pueda por lo menos defenderos y protegeros. ¿Quién puede ser ese
alguien? Vuestros padres pueden ser capaces de desempeñar este papel
externamente, protegiéndoos hasta un cierto punto. Pero no pueden garantizar
vuestra vida ante la muerte, ni vuestros amigos pueden, ni vuestra nación con
todo su poder. Suponed que el mundo entero es movido a ayudaros, no puede tomar
la responsabilidad de vuestra vida. Entonces ¿quién puede tomar la
responsabilidad? Debemos encontrar a alguien que pueda hacerlo, de otra manera
sabemos que estaremos infelices y expuestos, aunque queramos estar felices o
tranquilos.
Queremos que
alguien nos proteja en nuestro camino del destino. Debe transcender la
historia, es decir, el pasado, el presente y el futuro. Debe transcender tiempo
y espacio. Desgraciadamente el hombre mismo no puede transcenderlo por muy
grande que sea. Por consiguiente, estamos muy necesitados de alguien así,
alguien que pueda tomar la responsabilidad para nuestra vida de fe. Si no
podemos encontrar a alguien así en la sociedad humana, querríamos creer en
alguien en nuestra imaginación y fantasía que nos protegiese. Pero si realmente
existiera tal entidad, ¡qué felices seríamos! Qué impacientes estaríamos de
localizarlo. Cuanto mas difícil llega a ser el medio ambiente, más inseguros
llegamos a estar, y ardientemente partimos en su búsqueda. En esta situación,
si no tratáis de confirmar su existencia y entrar en una buena relación con él,
nunca podréis estar seguros de vuestra vida.
Entonces ¿qué
clase de relación querrías tener con Dios? Puede haber maestros que sean
nuestros mayores, y que puedan protegernos con su posición, riquezas y
conocimiento. Pero es más deseable tener a alguien que nos proteja con el celo
del amor. Si vamos a ser protegidos, queremos ser protegidos no solo para el
tiempo de vida, sino para la eternidad. Entonces ¿quién en el mundo podría
hacerlo? Nuestros padres Necesitamos a nuestros padres. Después necesitamos
hermanos y hermanas, y también necesitamos a nuestro cónyuge y entonces a
nuestros hijos. Con ellos disfrutamos la felicidad de nuestra vida. Pero no
importa lo hermoso que pueda ser un día con otras personas alegrándonos en la
felicidad de nuestro ambiente, si alguien a quien amamos está al borde de la
muerte, no podemos disfrutar en todo el resto del día. Por muy felices que
podamos ser de otra manera, si nuestro ser amado está en una situación trágica,
nosotros también llegamos a ser infelices.
Cuando miramos
las cosas desde este punto de vista, podemos disfrutar suma felicidad cuando
estamos con nuestro seres amados, compartiendo con cada uno un amor ideal al
sumo grado. No sabemos a que estamos destinados en nuestra vida. Marchamos en
el camino sin saber nuestro futuro. Estamos siempre inseguros. Centrados en
nuestros padres físicos, la felicidad será mortal. Lo mismo se aplica centrados
en nuestros hermanos y hermanas, y centrados en parejas de casados. El amor con
estas personas puede cambiar e incluso llegar a ser efímero. Entonces debemos
buscar y encontrar ese amor ideal que dure por toda la eternidad. Parece no
haber tal amor en el mundo, pero nunca pararemos de buscarlo. Especialmente
buscamos a aquel que proporcione el amor entre padres e hijos, y el amor entre
marido y esposa que dure por toda la eternidad bajo su protección. Este alguien
debe ser inmutable, único y eterno, este es Dios.
Sin Dios como
punto central o punto de comienzo no podemos hacer todas estas relaciones
inmutables y eternas. Debe haber una persona con una misión central, como el
delegado del amor de Dios, alrededor del cual todas estas relaciones serán
restauradas a su forma deseada. Debe llegar a ser el mediador entre Dios y el
hombre para hacer esta relación de unidad entre Padre e hijo. La relación debe
ser restaurada entre los padres e hijos, hermanos y hermanas, entre marido y
esposa a la forma original que Dios pensó hacer al tiempo de la creación.
Nosotros perseguimos esta relación, y realizar esta relación es el último
destino de nuestras vidas. Una relación ideal de verdadero amor no puede ser
efímera, sino inmutable, única y eterna.
Como dije antes,
una relación de amor debe existir por la relación entre sujeto - objeto, no
podéis disfrutar del amor vosotros solos. Es decir, cada uno necesita alguien
que lo ame y proteja en un medio ambiente ideal provisto por esta persona.
Entonces solo podemos estar realmente relajados en un medio ambiente que
confiemos que nunca cambiará. Por muy duramente que lo intentemos no
encontraremos ese estabilidad en la sociedad humana. Todo en la sociedad humana
es temporal y mutable. Necesitamos a alguien absoluto e inmutable. Debe ser un
ser omnipotente. Por consiguiente, a lo largo de la historia el hombre ha
buscado encontrar a Dios a través de la creencia religiosa. En la verdadera
religión debiéramos ser capaces de restaurar la verdadera relación entre padres
e hijos, hermanos y hermanas y marido y esposa. Conociendo esto ¿querríais
llegar a Dios a través del mediador, aquel que es el perfecto objeto de Dios,
el perfecto sujeto? ¿0 querríais ir directamente a Dios? ¿Qué preferís? Estáis
muy por debajo del modelo en el que deberíais estar, por tanto debéis recorrer
el camino, y el mediador es el camino.
En cierto
sentido, una religión es el mediador, porque cada religión enseña acerca de
Dios. Sabéis que Dios existe, pero ¿en qué relación con Dios querríais estar
vosotros mismos? La relación primera y también la más deseable es la relación
padre - hijo. Por tanto, queremos servir a Dios como a nuestro padre, con El en
la posición de sujeto, y nosotros en la de objeto. A veces queremos hacer de
Dios nuestro amigo, a veces desearíamos tenerlo como nuestro hermano. En un
amor absoluto, El puede serlo todo para nosotros. En ese amor, un padre no se
quejaría si su hijo le mandase, aunque el se queda en la posición del padre. En
la relación de un amor así, un marido no se quejaría nunca de ser dominado por su
mujer, y viceversa. Solo el amor y nada más que el amor hace esto posible. El
amor es la ley más alta y el sagrado vínculo que lleva a dos o más seres a la
unidad armoniosa. Por muy altos en autoridad, conocimientos o riquezas que
estemos, todos llegamos a ser tiernos y obedientes como corderos cuando
sentimos tal amor. No hay nadie en todo el mundo que rehuse este amor o lo
desestime.
¿Hay alguien que
no esté dispuesto a ser dominado por esa clase de amor? Incluso Dios está
dispuesto a ser dominado por ese amor, no hablemos del hombre. El amor es
grande. Dios es el mismísimo corazón de amor que hace de El lo más grande. El
amor es el poder que motivó que Dios crease al hombre y sólo el amor es lo que
hace a Dios absoluto. Centrado en el amor, incluso el Absoluto y Supremo Ser se
siente gustoso de estar a disposición de alguien que es la encarnación de Su
amor. Para tal hombre, Dios es el Padre que esta dispuesto a llegar a ser todo
para él. Dios es el Padre de todos los padres para el hombre. El tiene el
absoluto amor que sobrepasa incluso el amor de los padres modelos. Con ese amor
El puede abrazar a todos los padres del mundo. De hecho, Dios creó al hombre de
Su amor paternal. Sin ese amor moriríamos.
Dios está
siempre dispuesto a dar la clase de amor que más satisface y que es más deseado
por la persona que busca una relación con El. Si quisiéramos amor paternal de
Dios, El está preparado para ello. Si quisiéramos de El amor fraternal o
conyugal, o el amor de un amigo, El está dispuesto a ello. El es también el
símbolo y realidad del amor nacional y amor universal. En nuestra iglesia
posibilitamos que la gente comprenda y sienta el amor de Dios en tal dimensión.
¿No es maravilloso que el Dios de amor nos esté protegiendo en cada posible
relación? Nosotros, como encarnación de Su amor podemos en respuesta proteger a
otros, incluso a nosotros mismos a lo largo del camino del destino, con este
poder del amor de Dios.
Cuando nos
pellizcamos a nosotros mismos, nos duele. Pero si se nos garantizasen múltiples
beneficios después del dolor, ¿no lo soportaríamos alegremente? Con esta
confianza podemos avanzar en cualquier camino de miseria y penalidad. Cada uno
está inquieto e inseguro en el camino del destino, sin saber qué nos reserva
nuestro futuro. Si en esta oscura situación encontramos una luz que nos da la
clara y completa imagen de a donde estamos destinados, ¿cómo no vamos a partir
hacia la meta donde el nuevo mundo de amor centrado en Dios y armonía nos
espera? ¿No abandonaríamos nuestra vieja forma de vida y abrazaríamos la nueva?
A causa del ente malo, Satán, tenemos que allanar y enderezar el camino,
repeliendo el poder satánico, a medida que pasamos, estableciendo el Reino de
Dios en nuestros corazones, y compartiéndolo con nuestro prójimo. Dios es el
Ultimo Ser subjetivo, y nosotros como Sus objetos queremos trabajar para Su
provecho y el nuestro, y finalmente encontrarle y unirnos a El en perfecta
unidad.
Si estamos
seguros del amor de Dios podemos vencer cualquier dificultad, por muy ondulado
que sea el camino. Cuanto mas difícil es el camino, más fuerte es nuestra
convicción de que éste es el atajo a través del cual alcanzaremos la meta lo
más pronto posible. Allí podemos encontrar a Dios, quien está ansiosamente
esperando por nosotros, lleno de bendiciones para dar a aquellos que avanzan
hacia adelante con todo su conocimiento y comprensión. Una vez que hacemos
esto, la miseria e infelicidad no pueden dominar nuestras vidas. A través de
nuestra experiencia diaria, sabemos que sin amor no podemos vencer las miserias
en nuestro camino del destino.
Vamos a suponer
que un hombre muriese por infortunio en el camino de su búsqueda del último Ser
subjetivo. Sin embargo, su muerte no es el fin, sino el comienzo de su vida.
Entonces, en el mundo espiritual, este hombre podría decir a Dios incluso que
murió para vivir en el mundo espiritual, para disfrutar más plenamente el amor
de Dios. Debemos estar dispuestos a morir, pero morir con el amor de Dios en
nuestros corazones. Si imaginamos que vamos a morir en el seno del amor de
Dios, entonces no tendremos en absoluto una muerte miserable. En este caso, la
muerte de un hombre podría ser de más alto valor que cualquier otra muerte,
porque moriría con la mejor actitud. Si tu esposa hubiese muerto ya hace tiempo,
y después de morir tu esta clase de muerte inestimable, te unieses a ella en el
mundo espiritual ¿no te respetaría y amaría más que te amó y respetó en la
tierra? Si te murieses por alguien, y esta persona viniese más tarde al mundo
espiritual ¿no te amaría y serviría? El amor de ellos en el mundo espiritual
debe ser de más alta dimensión que su amor en la tierra.
En la Biblia
leemos muchas cosas paradójicas. Jesús dijo: "Si me amas, niégate a ti
mismo, coge tu cruz, y sígueme". (Luc.. 17:33). El también dijo que:
"Todo el que procure salvar su vida la perderá." Estas palabras nos
alientan a lograr el amor de más alta dimensión a costa de cualquier cosa. Si
vosotros me amáseis tanto como para morir por mi, y yo os encontrase más tarde
en el mundo espiritual, ¡qué felices seríamos de vernos el uno al otro! Si
verdaderamente amáis a alguien, moriríais siempre alegremente por él. Aunque
muriéseis, ello no significaría el fin, sino una nueva vida. Por esta clase de
muerte de sacrificio, pasamos a través de la barrera de peaje para alcanzar el
mundo de amor que es eterno y de una más alta dimensión. Entonces no tenemos
miedo del amor. ¿Estáis dispuestos a tener esta clase de muerte? Cuando sabemos
que viene después de la muerte, somos gente feliz, aunque debamos morir.
Todos hemos
descubierto grandes cosas. Yo he pasado por dificultades indescriptibles, pero
estoy seguro de que soy el hombre más feliz de todo el mundo - ¿no es verdad?
Soy feliz porque sé como vencer la infelicidad con amor. Soy la clase de persona
que odia ser alegrado, pero amo simpatizar con los demás, y siento inmensa
felicidad haciendo felices a los demás. Cuando quiero simpatizar con los demás
espontáneamente, ¿puedo quejarme de lo que tengo que hacer? De esta forma,
puedo disfrutar el sabor real del amor. Cuando soy alegrado puedo probar
solamente el amor pasivo que no es lo que yo deseo.
Alguien podría
pensar que nuestra fe nos fuerza o nos conduce al camino del dolor. Pero yo
espero que la mayoría de vosotros puede vencer el dolor digeriéndolo con el
poder del amor, porque la felicidad y el amor se nos promete al fin de la
penalidad. Como indica nuestra tema, queremos que alguien nos proteja en el
camino del destino. Ese alguien debe ser Dios. Pero incluso Dios no puede
protegernos o amarnos cuando no lo merecemos, es decir, cuando no establecemos
la condición para recibir ese amor. Dios no necesita dinero, posición o
conocimiento. Lo que necesita es amor. Y nosotros necesitamos ese amor también,
porque por el verdadero amor podemos disfrutar del privilegio de controlarlo a
El. Si podemos hacer esto, podemos controlar nuestro propio destino
Aquellos que
están ardientemente enamorados de Dios pueden vencer fácilmente la infelicidad,
porque el camino de la infelicidad los conducirá hacia la felicidad. Cuando yo
estuve en prisión en Corea del Norte, sufrí severa tortura; cuanto más severa
era la tortura, más fuerte me sentía. Cada una de las células mías eran movidas
a luchar contra el dolor. Yo imaginaba que con cada golpe la bendición de Dios
sería multiplicada. A causa de esto no temía a la tortura y podía soportarla
fácilmente. Si tenemos esta actitud podemos enderezar el camino torcido y
allanar el camino lleno de baches. Aunque nuestro sendero de vida sea inquieto,
inseguro, efímero, lleno de miseria que es más que la muerte misma, sabemos que
a través del amor de Dios hacia nosotros y de nuestro amor a Dios, podemos
pasar por el camino sin dificultad. Cuando estamos dispuestos a vivir y morir
en el amor de Dios, merecemos protección de Dios. Este es el camino que tiene
que recorrer cada ser humano. Dios puede protegernos en nuestro camino del
destino.
LAS TRES ETAPAS
DEL JUICIO
Es nuestro deber
como hombres caídos pasar a través de tres etapas del juicio - el juicio de las
palabras, el juicio de la personalidad y el juicio del amor o del corazón.
EL JUICIO DE LAS
PALABRAS
A lo largo de
toda la historia la humanidad ha buscado la verdad, las palabras de verdad. La
verdad es el modelo por el cual pueden ser resueltos todos los problemas de la
humanidad. Sabemos que el hombre cayó de algún modo en el principio, y caer
significa caer bajo la esclavitud de Satán. Por consiguiente, para volver a la
posición original tenemos que vencer la esclavitud de Satán. Para la gente
caída no hay otro mensaje más esperanzador y deseable que el mensaje de la
restauración de la posición anterior a la caída. Ser restaurado es, en otras
palabras, ser liberado de la esclavitud satánica, y este es el evangelio de los
evangelios para los hombres caídos.
Entonces, ¿qué
es el juicio? El juicio es la medida de todas nuestras acciones según el modelo
original. Si nuestros actos no están en conformidad con la norma o medida
original, debemos ser juzgados o castigados. En cualquier gobierno, hay el
partido dirigente y el partido de oposición, y un equilibrio político entre
ellos. Si se propone rectificar una de las leyes, entonces ambos partidos deben
estar de acuerdo. En el universo existen Dios y Satán. Entre los dos están los
hombres y mujeres, algunos están más en el lado de Dios y otros están más en el
lado satánico. Pero para juzgar a la gente debe haber un modelo de juicio
aceptado por ambos, Dios y Satán. La gente más del lado bueno puede ser
reclamada por Dios, y del otro lado por Satán. En los asuntos mundanos también
tenemos un cierto modelo o norma. Si comparamos algo con esa medida, y si está
por encima del modelo, entonces es llamado un éxito, por ejemplo; pero si está
por debajo del modelo, entonces lo llamamos un fracaso. Si es un fracaso total
que ni siquiera puede ser comparado con la medida, entonces no puede haber
ningún juicio. Ni Dios ni Satán pueden reclamar este fracaso total.
En el curso de
la restauración debe haber una norma modelo. Si buscáis una en la Biblia, ¿cuál
debe ser? Por ejemplo, en cualquier montaña hay cumbres y valles. Centrado en
una cumbre hay dos lados; Dios está en el lado bueno, mientras que Satán está
en el otro lado. Hay una diferencia entre las altas cimas y las bajas. A través
de toda la historia, cuando examinamos las trayectorias recorridas por nuestros
antepasados, el proceso es algo así como primero ascender a una cumbre, luego
bajar, y después llegar de nuevo a una cierta altura. De este modo, la
humanidad del pasado ha estado generalmente ascendiendo. Hay muchas cumbres de
diversas alturas. Aquellos que pertenecieron a la Era del Antiguo Testamento
comenzaron a escalar, y en la cima se decidió si estaban en el lado de Dios o
el lado satánico. Entonces dieron otra caminata para ganar otra cima de mayor
elevación. El escalador empieza al pie del primer pico, y transmite lo que ha
alcanzado a los alpinistas que vienen tras él. El Mesías es la persona que
estaría esperando en la cima mas alta, y aquellos que han alcanzado la cumbre
serán bienvenidos y elogiados. Pero el mismo Mesías tiene que saber por cual
camino han tenido que pasar.
Jesús es el
fruto de la verdad, del Logos de Dios. El ha alcanzado la cima más alta en el
sentido espiritual. Jesús dijo: El Antiguo Testamento se realizó por mi; todas
las cosas y cada palabra de Dios es por mi (Mat.. 5:17, Jn.. 5:39-40). Dijo en
otra ocasión: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14:6). El
camino es la verdad, y la verdad es el camino y también la vida. La verdad es
algo que exalta a Dios, sin embargo Satán esta celoso de ella. La verdad
pertenece a Dios. Dios debe amar la ley por El establecida, y va a amarla
eternamente. Entonces ¿cuál debe ser la misión de la verdad? La misión de la
verdad es guiar a la gente a través de su camino. El Principio de la Restauración
tiene como misión conectar todos los caminos andados por los santos de la Era
del Antiguo Testamento, con los de los santos de la Era del Nuevo Testamento,
hasta el presente. Nosotros vamos a enderezar el camino en zigzag, de modo que
podamos mostrar a la gente el modelo de como alcanzar la cumbre más elevada. El
camino más corto es la línea recta, y la corriente principal y el camino final.
Esto es lo que significa la palabra "principio". ¿Qué clase de
principio es éste? ¿Qué es el Principio Divino?
El Principio
Divino es la medida o el camino -la guía- que nos llevará a través del camino a
Dios y a la posición original antes de la caída. Sin ir a través de este
camino, el hombre caído no puede alcanzar la posición original. Esto es la
medida, la regla y la guía fundamental. La humanidad ha andado un camino
enmarañado alejándose de Dios, y debemos volver a través del mismo camino. Pero
vamos a enderezarlo. Suponed que tuvieseis una cuerda o soga enredada con
nudos. Si sólo usáis vuestra fuerza y tiráis con ahínco de los extremos ¿se
desharían los nudos? No. Aunque paséis horas de vuestro tiempo ¿sólo esto
resolvería el problema? Tiempo y energía empleados en esfuerzos ciegos y
fortuitos no harían nada. Orando a Dios también, si le oráis a ciegas para que
os conceda algo o para que os ayude en algo, El nunca puede ayudaros. Se debe
encontrar una norma o modelo.
Suponed de nuevo
un hombre muy bueno, pero ciego. Si no supiese como usar una espada ¿se la dará
Dios? Existe el peligro de que la coja por la hoja en vez de por la empuñadura.
Dios no se la daría. Si lo hiciese, sería un Dios ciego. Cada cosa debe tener
su modelo. El Principio Divino es la medida por la cual Dios puede liberar al
hombre caído. Seréis liberados en verdaderas palabras, en la verdad. Seréis
liberados de la obscuridad a la luz, donde podáis ver la relación entre Dios y
vosotros mismos con precisión.
En América
circuláis en coche diariamente. Cuando tenéis prisa, queréis acelerar. Cuando
vais a toda velocidad es peligroso. Si queréis correr sin peligro, entonces
debéis tener de antemano mucha práctica. ¿Tenéis flexibilidad en el manejo del
volante? ¿Lo podéis mover como gustéis? No hay ni pizca de libertad. Las ruedas
del coche deben ser redondas; si están deformadas, conducir será peligroso. Si
las cuatro ruedas van cada una por su cuenta, y alguna no girase como debiera,
¿qué sucedería? La presión de los neumáticos debe ser la misma en las cuatro
ruedas, o no se moverán juntas adecuadamente. Si queréis ir a toda velocidad,
quiere decir que las ruedas tendrán que dar muchas revoluciones. Sé que no os
gusta repetir las cosas, siempre lo mismo. Pero cuando queréis conservar esta
habitación limpia, ¿no la limpiaréis una vez, dos veces o más cada día? Lo
mismo se aplica al estudio del Principio. Debéis aprender la verdad bien,
minuciosamente.
¿Os habéis
parado alguna vez a pensar cuántas veces en vuestra vida hablaréis con la gente
de la verdad? Cuando coméis alimentos, llegan a ser más deliciosos a medida que
los masticáis completamente. Si sólo los masticáis una vez o dos y los tragáis,
¿conocéis el verdadero sabor de la comida? Cuando tenéis algo de valor, debéis
practicar con ello repetidamente e intentar conocer su sabor, y os gustará cada
vez más. Por consiguiente la repetición no os fatigará. Debéis conocer bien la
verdad. El primer modelo del juicio es el de las palabras. Si no cumplís con
este modelo, no podéis ser liberados de la esclavitud.
EL JUICIO DE LA
PERSONALIDAD
El segundo es el
juicio de la personalidad. Por muy duramente que luchéis para andar aprisa en
un cierto camino, si vais por el camino equivocado tenéis que volver. ¿Dónde
está Satán al acecho? El está siempre próximo al camino principal, al verdadero
camino. Porque quiere agarraros y poner fin a vuestra marcha a lo largo del
buen camino, viene a atacaros sin aviso. Por lo tanto, debéis impedir que os
detenga en el camino. Por mucho que hayáis practicado, por muy bien equipados
que estéis, si sois atacados por Satán en el camino, es el fin. Debéis tener la
suficiente personalidad para vencer sobre la tentación satánica. Debéis ser más
hábiles, más fuertes que Satán en todos los aspectos. Debéis estar alerta para
ver donde acecha Satán. ¿Os habéis parado alguna vez a pensar en esto? Satán
está en todas las partes, y vosotros sois vulnerables a su ataque. Debéis saber
como hallarlo y reconocerlo. Cuando sois suficientemente fuertes para no ser
tentados o caer bajo las manos de Satán, podéis vencerlo; pero debéis saber que
Satán espera la oportunidad en que estéis a punto de caer al hoyo, cuando
estéis en la situación más difícil. Este es el momento en que Satán viene a
estrangularos.
Cuando lucháis
en el campo de batalla, el enemigo está al acecho. Lo más probable es que venga
a atacaros durante la noche, cuando no le esperáis. Los espías vendrán, pero si
tenéis los ojos bien abiertos, huirán. Cuando estéis durmiendo o relajados, o
cuando estéis angustiados o desesperados, éste es el momento del ataque satánico.
Por ejemplo, estáis frustrados y os decís a vosotros mismos: "Oh, he
trabajado durante un año en el equipo móvil, ¿puedo continuar así?". Este
es el momento propicio en que Satán os atacara. Satán dirá: "En este
preciso momento sois mi presa.. Todo lo que hayáis efectuado anteriormente se
desvanecerá. No os atacaría uno de los fuertes satanes (malos espíritus), sino
el más pequeño y débil puede apretaros el cuello y seréis asesinados
espiritualmente. ¿No es cierto? Cuando estáis en apuros, descorazonados, debéis
recordaros a vosotros mismos el hecho de que ese es el momento propicio en que
los mas débiles satanes pueden atacaros. Cuando no estáis dando testimonio, sin
trabajar para la iglesia, cuando estáis pensando solamente en buena comida,
ropa bonita, cuando estáis con esta actitud, este es el momento en que estáis
expuestos a la invasión satánica. Cuando echáis de menos a vuestra novia, es el
momento en que Satán ataca. Estos son los ganchos con los que Satán puede
arrastraros. Cuando os quedáis medio dormidos, esto significa que estáis en
actitud negligente. Éste es el momento propicio en que Satán vendrá y os
arrebatará. Cuando no podáis ayudar, estando cansado. y frustrados, intentad ir
a alguna parte lejos de la observación de los demás. Meditad, orad allí por
tres días, y después de hacerlo, mirad a vuestros hermanos y hermanas
trabajando duramente y pensad: "¿Qué soy yo?" Pensaréis angustiados:
"¿Puedo ser amado por Dios? Debo trabajar". Vuestra conciencia os
guiará. Despertaréis a una nueva vitalidad. Orad en arrepentimiento y tendréis
ganas de ir de nuevo a trabajar. Así es mejor.
Muchas veces
cuando estaba en la prisión (en Corea del Norte) comparecía esposado ante el
juez. En el camino de la prisión al tribunal, en la calle, a veces encontraba a
miembros de mi iglesia. Yo agitaba mis manos en hilarante alegría. Y cuando
sacudía mis manos sonaban las esposas, aún resuena ese ruido en mis oídos.
Juraba entonces
que nunca moriría antes de realizar mi misión. Yo demostraría mi determinación
y no me detendría hasta que llegase aquel día. Sería suficientemente fuerte
como para soportar todas las dificultades. Y cuando fuese liberado, trabajaría
de nuevo con mayor celo. Incluso pensé que la prisión era mi curso de
entrenamiento, y que después sería un trabajador más fuerte para Dios. Cuando
imagináis la vida en la prisión, no penséis en las prisiones de este país. Esta
prisión estaba muy por debajo del nivel de las vuestras -una indecible miseria-
casi como la vida animal. Si yo os la describiese, no la comprenderíais. Nos
daban un puñado de arroz casi podrido diariamente. Echábamos de menos el buen
arroz y la buena comida, y con todo teníamos que trabajar, extrayendo y
cargando pesados sacos de substancias químicas. Y después estabamos extenuados
y recibíamos nuestro puñado de arroz, mientras se comía alguno de nosotros
moría. Los otros estaban tan ansiosos de conseguir arroz que se lo quitaban de
la boca a los que habían muerto para alimentarse ellos mismo. En aquellos
tiempos me decía a mi mismo: "Incluso si la dureza es doblada y
triplicada, nunca fracasaré". Aún en la prisión comunista, trabajé tan
duramente que tuvieron que premiarme por mis realizaciones.
Yo soy
comprensivo con vosotros. Estáis en la flor de vuestra vida. Queréis bailar con
vuestras novias, queréis disfrutar vuestra vida en el sentido mundano. Abundan
muchas cosas buenas en este mundo para vosotros. Pero os habéis dado cuenta del
hecho de que alguien debe hacer esta tarea, no solo yo. Este penoso mundo va
camino de la destrucción. Algún poder tiene que pararlo. La tierra entera está
llena de guerras y miserias, y vosotros estáis viviendo en esta tierra. Sabéis
que vais hacia la destrucción junto con ella. Los festejadores, aquellos que no
conocen lo que está sucediendo, pueden parecer felices. Pero aquellos que saben
que el mundo se está hundiendo no pueden sino querer detenerlo. Alguna gente es
indiferente. Pero ¿estaríais vosotros a la expectativa observando el fin del
mundo? ¿No querríais hacer algo?, ¿incluso si tuvieseis que morir o ser
asesinados por ello? Pueden haber muchas víctimas, por decenas y cientos de
miles, pero si no estáis preparados para morir por la causa, no podéis vivir
para salvar el mundo.
Si todos
vosotros estáis dispuestos a morir a la cabeza de los demás, si tenéis esta
actitud, no moriréis y podréis salvar al mundo. Pero si sois como los
discípulos de Jesús, que le negaron a la hora de morir, fracasaréis y el mundo
entero no será salvado. ¿Llegaréis a ser como los discípulos de Jesús? Los
discípulos de Jesús tuvieron miedo de Satán y fueron arrollados por el poder
satánico. Satán los arrebató, a los doce discípulos que en vida de Jesús le
habían servido. Entonces, ¿qué le sucedió a Jesús? Las manos satánicas cayeron
sobre él, pero él murió una muerte física, no espiritual. Si vuestro espíritu
no está muerto, si tenéis el mismo celo y ardor a la hora de la muerte, hay una
forma de ser salvados y resucitados de nuevo.
Si tenéis que
morir, y morís una muerte valiente sin avergonzar a vuestros descendientes,
entonces tenéis la oportunidad de ser resucitados y trabajar a través de
vuestros descendientes. Jesús fue atacado por las manos satánicas, pero no fue
vencido por Satán. Dios que es más aterrador que Satán estaba a su lado,
luchando por él, debéis saberlo, Dios está en el lado de la honradez. ¿Os
habéis parado alguna vez a pensar, ¿cuánto tiempo puedo trabajar? ¿Vendrá un
tiempo en el que esté totalmente frustrado? Ser herido de muerte es cosa
simple, pero ser torturado espiritualmente, que Satán os ampute cada miembro,
brazos y piernas, ¿soportaríais esta tortura?
Si estáis
dispuestos a vivir por la causa y a morir por ella, ya estáis siendo
resucitados. Estáis transcendiendo la vida y la muerte. En este caso estáis en
el lado de Dios y Dios esta a vuestro lado, porque Dios es también el Ser
transcendente de la vida y de la muerte. Dios es nuestro amigo y nuestro
compañero de trabajo. Aquellos que tienen a Dios como compañero de trabajo
deben ser valientes. Dios no es solamente vuestro amigo, sino vuestro Padre.
Vais a ser la encarnación de Dios. Dios pertenece a todo el universo, a toda la
humanidad. El envió a muchos santos y profetas a trabajar por la gran causa y
fueron matados y martirizados. Esto significa que las manos y brazos y todos
los miembros de Dios fueron amputados. El ha estado soportando el dolor todo el
tiempo. Pero está todavía intacto de la invasión satánica, está sano y entero,
y omnipotente y todopoderoso. El está viviendo en mi, y yo soy Su encarnación.
¿No estaríais orgullosos y resistiríais como El está resistiendo? Entonces, con
esta cualidad, ¿diréis que estáis cansados después de un año, después de cinco
años, diez años o veinte años?, ¿os cansaríais de esta tarea?, ¿cuándo
quedaréis exhaustos? ¿nunca? En una palabra, debéis pensar que habéis nacido
para esta vida, y éste es vuestro destino.
No tenéis más
remedio que seguir este camino. Entonces, vuestra actitud debe ser diferente.
Debéis estar acostumbrados a comer humildemente, vestir con ropa pobre, dormir
en tiendas y al aire libre, debéis conocer el sabor de disfrutar de esta forma
de vida. Yo empecé mi obra cuando vosotros aún no habíais nacido. A vuestra
edad yo ya había realizado mucho. Pero pensé que había una tremenda cantidad de
trabajo que debía realizar durante el tiempo de mi vida. Lo sabía. Nunca estaba
orgulloso de haber hecho tanto como hice. Siempre estaba ansioso de realizar
cada vez más. Tenía siempre prisa. ¿Parezco frustrado?, ¿parezco cansado? No
estoy cansado. Cuanto más lejos llego, más fuerza acumulo.
La gente piensa:
"Si vivo de esta forma o de tal otra seré feliz". Pensamos que somos
felices porque estamos llevando una cierta clase de vida. Entonces ¿quién
establece el modelo? ¿Puede ser justa la definición de felicidad? Debéis decir:
"Yo no establezco el modelo de felicidad de esta manera, por tanto no
tiene nada que ver conmigo, tengo que crear un nuevo modelo o definición de
felicidad. Si definís la felicidad como comer humildemente, vestir con harapos,
dormir en un lugar humilde, ese es vuestro modelo de felicidad para la
existencia. La gente cuya definición de felicidad es así, nunca fracasará en la
vida, y al final podrán disfrutar la suma felicidad.
Una larga vida
en la tierra no os promete felicidad. Aunque vuestra vida sea breve, si habéis
trabajado duramente y habéis sido reconocidos por Dios, al entrar en el otro
mundo seréis bienvenidos y disfrutaréis allí la vida gloriosa y floreciente.
Por consiguiente, en esta vida, la cuestión es lo duro que trabajéis y la
cantidad de frutos sanos que produzcáis. Por tanto, debéis trabajar a riesgo de
vuestra vida y a costa de vuestra vida. Si lo hacéis de esta manera, tenéis la
victoria asegurada. Si morís sin tener éxito en vuestra misión, Dios se
apenará, porque sabe que lo habéis hecho a riesgo de vuestra vida. ¿No querría
Dios, en la posición de Padre, si El sabe que Su hijo va a morir pronto, darle
alguna ayuda de cualquier forma posible? Si tenéis esta actitud, Dios estará
ansioso y dispuesto a ayudaros. Si confiáis suficientemente en que podéis
llevar a cabo 100 cosas, pero estáis calificados para llevar solamente 30, Dios
estará ansioso de completar las otras 70. Si estáis haciendo esto por vuestro
Padre ¿no estaría vuestro Padre dispuesto a ayudaros? Nuestro Padre, con amor,
es en cierto modo débil ante sus hijos. Con amor, está dispuesto a hacer
cualquier cosa que le pidáis.
Entonces, ¿qué
es el juicio de la personalidad? Si estáis bien dotados y sois la encarnación
de la Palabra de Dios, entonces quedaréis ilesos de la invasión satánica. Satán
os atacará en el nivel individual, familiar, nacional y mundial. Si sois
atacados en el nivel individual, familiar y nacional y no caéis, podéis avanzar
más rápidamente. Si siempre perseveráis, avanzando en todo momento, cuando se
os eche encima, en el momento en que levante la mano avanzaréis aún a mayor
velocidad. Por consiguiente, Satán tendrá que darse por vencido. Entonces tiene
que retirarse y dejaros. Dirá: "Por mucho que lo intente no puedo vencer a
esta persona. ¿Sois vosotros así? ¿Querríais al menos ser así? Si queréis ser
así, ¿podéis realizarlo estando quietos? Debéis intentarlo duramente. Satán
usará con vosotros los mismos métodos sagaces que ha estado usando con nuestros
antepasados, santos del pasado y mártires. Ahora os ataca con el mismo poder,
pero vosotros debéis ser más poderosos y sabios. Entonces el se dará por
vencido y os dejará. Después de haber ido a través de todas estas dificultades,
cuando alcancéis la meta, Dios os encontrará allí y os dirá: "Ahora he
encontrado a alguien semejante a mi. Tu has ido a través de todas las
adversidades, y estás aquí ileso de Satán. Como vencedor, te pareces a mi, y tu
eres mi hijo". De ese modo pasaréis el juicio de la personalidad. Ese es
el modelo. Dios tuvo éxito en todas las cosas que hizo desde el principio hasta
el momento presente. Si os asemejáis a Dios, continuaréis los éxitos, y debéis
alcanzar la meta y rendir gloria a Dios.
Debéis tener tal
personalidad que nunca podáis caer presa de la tentación satánica. Ante la
muerte, de cara con la muerte, Jesús extendió sus brazos y dijo:
"Matadme", y en ese momento no fue muerto, y espiritualmente fue
resucitado. Si estáis determinados a perder vuestra vida por Dios, Satán no
puede mataros. Entonces tenéis vida eterna. ¿Sois vosotros así? Si no sois así,
Dios no puede bendeciros. Si lo hace, la bendición será arrebatada por Satán.
Pero si estáis tan determinados como para afrontar la muerte sin miedo,
entonces Dios os bendecirá, y esta bendición no podrá ser tomada por Satán. Así
es como se vence en el Juicio de la personalidad. Vencer todas las tentaciones
provenientes de Satán, y cumplir con el modelo en el que Dios pueda bendeciros.
Esto fue lo que ocurrió con Jesús.
EL JUICIO DEL
CORAZON
El tercer juicio
es el del corazón o del amor. ¿Habéis jamás amado a una persona verdaderamente?
Sin esa clase de amor no podéis estar orgullosos de vosotros mismos ante Dios,
ante el pasado, presente y futuro. Vosotros debéis haber amado hasta ese punto.
El término
"amar" significa amar a otra persona en la posición de objeto. El
amor comienza solamente cuando tenéis a una persona en la posición de objeto.
¿Cuál es el verdadero modelo de amor? Hay muchas clases de amor en el mundo:
amor entre amigos, entre marido y esposa, entre padres e hijos. La cuestión del
amor a menudo trae riñas en la familia. La esposa puede pensar que su marido la
ama menos que antes, y ésta es la semilla de la discordia por su parte. Por
parte del marido también, su mujer parece reservar su dedicación, y él es tan
avaro como para querer la total dedicación de su parte. ¿Por qué es así? Porque
el amor debiera ser sin reservas. Y si vosotros estáis centrados en vosotros
mismos, si hay incluso un poquito de egoísmo, no podemos llamar total a vuestro
amor. Debéis negar vuestro ser entero al amar a vuestra esposa. Si dejáis una
partícula vuestra allí, vuestro amor no es sano. El amor debe ser así. Por
consiguiente, si os encontráis centrados en vosotros mismos, debéis zafaros de
esa partícula de vosotros mismos en vuestro amor.
Qué maravilloso
debe ser el amor, si es así de puro. Por lo tanto, el verdadero sacrificio (de
uno mismo) debe acompañar al verdadero amor. Este sacrificio será un sacrificio
voluntario. Con este modelo de amor, podéis conquistar a cualquier individuo,
familia, nación y al mundo entero. Debo preguntaros de nuevo: ¿Habéis jamás
amado a una persona con esta clase de amor? Si no, no estáis calificados para
recibir el amor de Dios. No podéis soñar con recibir su amor. Antes de querer
tener el amor de Dios, debéis amar a otra gente según este modelo. Debéis
suspirar no solamente por vuestra novia, vuestro amante, sino que debéis echar
de menos a cada hijo perdido de Dios con un amor de esta clase. Hasta que os
consumáis en lágrimas, hasta que vuestras piernas estén fatigadas, hasta que
toda vuestra energía esté exhausta en busca de esa persona, debéis suspirar por
ella. Debéis invertir vuestra vida entera en esa persona; y vuestra vida será
multiplicada en ella. Debéis sembrar vuestra alma en esa persona, y vuestro
corazón será multiplicado. Debéis amar a la gente con esa clase de amor.
¿Habéis jamás amado a Dios con esa clase de amor? Sin esa clase de experiencia
no podéis llamaros a vosotros mismos un ser humano completo.
En ese caso,
debéis ser muy humildes y decir a Dios: "No estoy calificado para tu amor.
Por favor no te me acerques. No estoy puro". Si estáis centrados en
vosotros mismos al amar, solamente querréis tener el amor de Dios para vosotros
mismos, y querríais poseer el amor de otros. Entonces sois unos ladrones de
amor. Para amar verdaderamente debéis purificar vuestro amor. Como dijo Jesús,
si vuestros ojos pecan, si vuestra nariz, boca, oídos y miembros son usados
para el amor impuro, debéis tener deseos de arrancarlos o cortarlos. Debéis
saber que no estáis calificados aún para amar incluso al hombre o mujer más
antipáticos. Es una cuestión muy seria.
Me pondré más
serio. Y tendréis que llorar. Cuando pienso en Dios, verdaderamente me
compadezco de El. El, saludable, perfecto y absoluto Dios, siempre tiene que
mirar al mundo lleno de gente espiritualmente desfigurada, mutilada y lisiada
de corazón. El está dispuesto a derramar amor puro y bello sobre nosotros, pero
no estamos dispuestos a recibir esta clase de amor. No somos vasijas preparadas
para llenarse de amor. Pero El está dispuesto a darnos más y más amor. Por
consiguiente, El es un Ser que da lástima. Tiene esta clase de amor puro para
los hombres; está dispuesto a salvar a la humanidad a despecho de todas las
penalidades y desilusiones. El deseo de Dios a lo largo de la historia ha sido
encontrar a un hombre, el Mesías; hallar tal persona como Su verdadero hijo. Ha
habido multitud de personas en el mundo que han estado dispuestas a recibir el
amor de Dios, pero no ha habido ninguna dispuesta a amar a Dios, excepto el
Mesías. Nuestro Padre Celestial ha sido traicionado incluso por los muchos
santos que ha enviado al mundo, y por los individuos, familias y naciones, por
toda la humanidad, por todo el mundo. Su corazón está dolorido y hecho pedazos.
Debemos devolverle la felicidad. Nunca debemos cesar de trabajar hasta que
volvamos a El con alegría y felicidad.
Yo le diría que
no se preocupase por nada. Yo estoy para trabajar en su lugar para El, hasta que
el último de toda la humanidad haya vuelto a El. Siento que soy responsable de
la totalidad de traiciones cometidas por la humanidad del pasado y de todos los
santos que fallaron sus misiones. Por consiguiente tengo que devolver gloria a
Dios, quitarle su resentimiento, su pena y su desilusión.
A través de toda
la historia humana, Dios ha estado sembrando su amor en los corazones humanos
en el nivel individual, familiar, nacional y mundial. Dios nunca ha podido
cosechar todos estos amores; pero nosotros estamos aquí para cosechar, y
recolectándolos podemos devolver todo lo sembrado a Dios. Debéis daros cuenta
del hecho de que sois la totalización del fruto de la historia. Cuando seáis
cosechados y llevados a Dios, con todo el resto de la humanidad, Dios obtiene
vuestro fruto. Debéis sembrar el corazón de Dios en mucha gente, para que lo
multipliquen, y abarque el mundo entero.
¿A cuánta gente
habéis amado con verdadero amor? ¿Habéis jamás amado a la gente con el corazón
del Padre, en la actitud de un siervo, derramando lágrimas por la gente, sudor
por la tierra y sangre por el cielo? ¿Realmente comprendéis lo que quiero
decir? Os debéis preguntar siempre a vosotros mismos: "¿Estoy amando a la
gente con esa clase de amor?". Con el amor que habéis recibido de Dios
debéis seguir amando al resto de la humanidad. Este es el corazón de amor. Si
no alcanzáis este modelo, estáis expuestos al juicio del corazón o del amor.
Cuando
encontráis a una persona, debéis pensar así de la persona, "Estoy aquí
para esta persona". Debéis sentir que lo que habéis pasado, todas las
dificultades y penalidades, son por esta persona, que producirán fruto en esta
persona; y nunca la dejaréis ir hasta que haya vuelto a Dios. Si estáis en la
posición de absoluto "más", entonces surgirá el absoluto
"menos". Entonces la cuestión es siempre vosotros, vosotros mismos.
¿Habéis despertado alguna vez durante la noche, abierto la ventana, y asomados
en meditación, pensado en vuestros hermanos y hermanas, echándolos de menos y
compadeciéndoos de ellos? ¿Habéis subido alguna vez a una montaña por la mañana
temprano, y mirado suplicantes hacia abajo al mundo entero, y habéis pedido a
Dios que los salve, sintiéndoos responsables por toda la humanidad? Debéis
estar dispuestos a socorrer a la gente, salvar a la gente, y morir por la
gente.
¿Sois vosotros
herederos calificados de Dios? ¿Puede Dios confiar en vosotros, dejar todo en
vuestras manos? Esta es la medida de amor, proveniente de Dios. Es una grave
cuestión. Hay un modelo fijo de amor, proveniente de Dios, y vosotros debéis
alcanzar ese punto o sobrepasarlo. De otro modo, no podéis llegar a Dios y
abrazarlo y llamarlo Padre, y no podéis ser recibidos por El. Si no alcanzáis
ese modelo, estáis expuestos al juicio en el corazón o amor de Dios. ¿Estáis
calificados para ser recibidos por Dios? El enjugar vuestras lágrimas, vuestra
agonía y todo lo demás, y os llevara al mas santificado lugar para cambiar
vuestras ropas, y daros toda la gloria que tenga. Al final, habrá un día en el
cual la familia humana entera será restaurada bajo Dios como los Padres.
El reino de los
cielos en la tierra es la morada de aquellos que han vencido en el juicio de
corazón. Nosotros erigiremos el reino celestial en la tierra con nuestras
propias manos. Si tenemos esta clase de amor, Dios vendrá y habitará en
nosotros y vivirá entre nosotros. Si cada momento, en el proceso del amor,
sentís que vuestro amor no ha sido suficiente, y si en arrepentimiento queréis
tener más amor para distribuirlo a los demás, entonces el reino celestial no
puede sino venir a través de vosotros. Si sentís que vuestro amor no es
suficiente, y lloráis y lucháis más duramente, entonces al mundo de esta clase
de corazón, puede venir el reino de Dios.
LA FORMULA PARA LA PROVIDENCIA DE DIOS.
Esta tarde voy a
hablar de la providencia de Dios para la humanidad, cómo El ha empezado esta
providencia y cómo la ha estado guiando.
Debe haber una
meta de perfección hacia la cual son conducidos todos los hombres. Debe haber
una meta, una meta final, que Dios quiere que alcancemos. Si el deseo de Dios y
el deseo del hombre difieren, la voluntad de Dios nunca podrá ser realizada. La
cuestión es cómo unir los dos, el deseo de Dios y el deseo del hombre. Toda la
gente suspira por un ideal que sea único, inmutable y eterno. Dios, el ser
absoluto y la existencia eterna, desea lo mismo. El punto de cruce de los dos,
la voluntad de Dios y el deseo del hombre, será la solución.
¿Pero cuál
sería? Ese es el problema. Ni el deseo del hombre ni la voluntad de Dios son a
la larga honor humano, conocimiento humano, riqueza material o los mismos seres
humanos. Debe haber una gran meta hacia la cual somos conducidos. Esa es el
amor a través del cual Dios y el hombre pueden unirse en uno y vivir juntos por
la eternidad. El amor es eterno. Aquellos que se aman entre sí quieren
permanecer eternamente en ese amor. El amor es uno. Sólo el amor es el centro
del deseo humano. Debe ser inmutable.
¿Dónde querría
el hombre encontrar a Dios? ¿Cuál sería la primera situación en la que el
hombre querría conocer a Dios? Queremos conocer a Dios como nuestro Padre, y
que Dios nos conozca como Sus hijos. La situación en la que esto es posible es
la familia. Por esto llamamos a Dios nuestro Padre y El nos llama Sus hijos.
Cuando los hijos han crecido se casan. Si un hombre y su mujer están unidos,
crean la tradición de amor entre su familia sobre la base de su propia
experiencia del amor de Dios que han recibido. Como marido y mujer van a
continuar la tradición del amor que ellos han experimentado respectivamente.
El individuo
recibe amor de Dios como hijo, verticalmente. Marido y mujer tienen un dar y
tomar horizontalmente. Cuando dan nacimiento a sus hijos, les dan su amor
vertical. En el amor por sus hijos una pareja experimenta el amor de Dios por
sus hijos. Con nosotros mismos como centro recibimos el amor de Dios de arriba,
verticalmente. Hombre y mujer se aman entre si y desempeñan el papel de padre y
madre dando amor a sus hijos. Si este vínculo es inmutable y fuerte, Dios está
precisamente en la familia, y allí estará siempre. El habitará por siempre en
esa familia. Si esta clase de vida hubiera sido realizada en el comienzo de la
historia, no habría habido necesidad de fe o de orar para creer en cosas que no
podemos ver o sentir, o tocar. Nuestros antepasados humanos fueron privados del
modelo de como deberían ser sus familias.
Sé que habéis
aprendido la caída humana. No tenemos tiempo para dar una conferencia de la
caída. Sin embargo, debido a la caída, fuimos privados de aquellas familias
ideales. El hombre fue degradado de la calidad original que era la esperanza de
Dios. No somos de la forma que Dios querría que fuésemos.
Nosotros podemos
vivir sin cosas materiales. Aunque perdamos las cosas que tenemos, podemos
continuar sin ellas. Podemos ser privados de riqueza material, familia, amigos,
de todas estas cosas, pero todavía podemos seguir viviendo. Pero cuando somos
privados del amor, no podemos vivir. En el Jardín del Edén, cuando cayeron
nuestros antepasados, la pérdida más importante fue el amor. Se perdió el amor
entre Dios y el hombre. Debido a la caída el hombre perdió tres clases de amor:
verdadero amor paternal, verdadero amor marital y verdadero amor de hijos.
No hemos sido
capaces de recibir el verdadero amor de Dios como el amor paterno. No hemos
experimentado el verdadero amor en su pleno sentido entre marido y mujer. No
hemos experimentado el verdadero amor con nuestros hijos centrado en Dios. Si
fuera así, nuestros hijos estarían en la posición de nietos de Dios. No hay
nadie que haya experimentado estos tres tipos de amor en el verdadero sentido.
El hombre caído nunca ha sabido que clase de amor perdió, o el valor que este
amor tenía realmente. Dios, sin embargo, sabía el valor de aquellas tres clases
de amor, y se sintió infinitamente afligido a causa de la pérdida del amor
entre El mismo y el hombre.
Imaginemos la
primera pareja humana, Adán y Eva. Fueron creados como los verdaderos hijos de
Dios; Dios era su Padre. Pero debido a la caída humana, el amor entre ellos fue
cortado. Adán y Eva habrían derramado lágrimas de alegría cuando hubieran
realizado la voluntad de Dios. Pero, sin embargo, derramaron lágrimas de pena
al dejar a Dios. Fue una situación de lo más miserable. Adán y Eva dejaron a
Dios, sin esperanza de regreso. Sin esta esperanza, su tristeza fue mucho
mayor. Imaginad qué miedo sentirían.
Dios previó su
vidas llenas de dificultades. Sintió que casi no había esperanza de
restaurarlos. ¡Su aflicción fue inmensa! Adán y Eva iban a ser para Dios sus
excelsos hijo e hija, pero ahora habían sido arrebatados por el enemigo Satán y
habían llegado a ser hijos de Satán (Jn 8:44, Mt. 3:7, Mt. 12:34). Dios no
podía salvarlos. Dios es el centro del amor, de la vida y de la felicidad del
hombre, y el hombre es el ser sin el cual el propósito de Dios no puede
realizarse.
Dios lo perdió
todo. Todo se hizo pedazos. También el hombre perdió toda esperanza y
felicidad. Fue una gran tragedia; fue lo más triste.
Dios era el
Padre. ¿No iba a tenerles amor como para no dejar ir a sus hijos? El se sintió
como perdonándolos. Pero no podía hacerlo. Por consiguiente, Su pena fue aún
más grande. Si hubiera tenido otro hijo o hija que no hubiese caído, y si este
hijo no caído hubiese pedido a Dios que salvase a su hermano o hermana y que le
diese a él su castigo en vez de a ellos, ¿qué habría sentido Dios hacia ese
tercer hijo? Si hubiera habido tal hermano pidiendo a Dios perdón para Adán y
Eva, Dios los habría perdonado. Este corazón del Padre Celestial llegó a ser la
base para la providencia de la salvación de Dios.
Suponed que este
tercer hijo de Dios fuese a Satán y le arrebatase su propio hermano y hermana
llevándolos de vuelta al seno de Dios. ¿Cómo se habría sentido Dios? ¿Los
castigaría, los echaría, les daría la bienvenida? Castigaría al hermano que los
trajo de vuelta? ¿Lo echaría a el también? ¿0 lo elogiaría, o lo dejaría solo?
Si Dios lo
alabase, entonces no podemos creer en las palabras de Jesús cuando dijo:
"E1 que halla su vida la perderá, y el que la perdiere por amor de mí la
hallara", (Mt. 10:39), y "Muchos primeros serán los postreros, y los
postreros, primeros" (Mt. 19:30). No pudo haber prometido esto. ¿Por que?
Hay principios respecto a recuperar algo que se ha perdido. No puede ser
simplemente arrebatado de nuevo. Dios no puede perdonar al hombre que se rebeló
contra El a menos que el mismo hombre no establezca condiciones para volver a
Dios, negando a Satán. Originalmente, el hombre caído rechazó a Dios y se fue
al seno de Satán. Por consiguiente, para volver debemos negar y rechazar a
Satán y regresar al seno de Dios por nosotros mismos. Esta es la condición.
Al ir el hermano
no caído o algún otro a Satán, intentando llevarse a Adán y Eva, Satán no los
dejaría ir sin una condición. Para ceder al hermano caído, el hermano no caído
debe darle a Satán algo que este crea de más valor que lo que va a perder. En
otras palabras, tendría que haber un hombre dispuesto a sacrificarse en lugar
del hermano caído. Este hermano de sacrificio llegará a ser el segundo Adán, o
Cristo. El hermano caído será liberado sólo bajo esa condición.
Si hubiera
habido alguien que tuviese tal piedad filial hacia Dios, Su Padre, que pudiese
sentir el corazón de su Padre cuando perdió a Adán y Eva, habría sentido que debería
hacer absolutamente todo para aliviar la pena del Padre y traer de vuelta a su
hermano. Si hubiera sido así, habría estado dispuesto a sacrificarse a si mismo
en lugar de su hermano. Cuando el hombre cayó, Dios se afligió. Ambos, Dios y
hombre estaban afligidos cuando se separaron el uno del otro. Debe venir
alguien que experimente el dolor de Dios y el de su hermano caído y que esté
dispuesto a hacer cualquier cosa para aliviar esos corazones sufrientes. Las
lágrimas de este hermano no serían lágrimas de aflicción. Cuando el hombre
cayó, Dios y el hombre derramaron lágrimas de tristeza. Pero estas lágrimas
fueron derramadas por ellos mismos. Debe venir otro hombre que vierta lágrimas
no por si mismo, sino por Dios y su hermano perdido; serán lágrimas de
esperanza. Con la llegada de este hombre entre la humanidad, puede haber
esperanza de salvación. La puerta de la salvación se abrirá con las lágrimas
que alivien la aflicción de Dios y del hombre.
Cuando lloráis
por vosotros mismos, vuestras lágrimas pertenecen a Satán. Por muchas lágrimas
que eche un hombre por si mismo, jamás podrá haber salvación. Este es el
problema.
En el Principio
se nos habla del problema de Caín y Abel. Para salvar a Caín tenía que estar
Abel. Abel estaba en la posición del hermano no caído que pide a Dios que por
su causa perdone a Adán y Eva. Para obtener esta posición, Abel tenía que
recibir primero el amor de Dios. Esto quiere decir que tenía que salir de la
esfera dominada por Satán. Una vez que hubiese obtenido esta separación de
Satán, Dios podría amarlo. Habiendo conseguido esa posición, en vez de ser
arrogante, Abel debiera haber estado dispuesto a morir por Caín. Estas tres
etapas son la importante fórmula: Primero, el hombre que esté dispuesto a
salvar el mundo debe ser capaz de derrotar a Satán. Entonces debe recibir el
amor de Dios. Finalmente, sintiendo el corazón de Dios y el de su hermano
caído, debe estar dispuesto a sacrificarse en lugar de su hermano caído, para
aliviar la congoja de Dios y la de su hermano caído. Solo con esta condición
pueden ambos ser devueltos a Dios. Sabemos por el estudio de la historia de la
providencia de Dios, que Abel fue muerto por Caín mientras estaba en el proceso
de seguir esta fórmula.
Vemos otro
ejemplo en el acto de Noé construyendo el arca en la montaña durante 120 años:
ese largo, largo transcurso de los años mientras luchaba contra Satán. Debió
haber sido rechazado por su mujer, familia, vecinos y parientes. El recibió
desdén y desestimación de su nación, y de todo el mundo. Pero sin embargo, si
hubiese sido tentado alguna vez a no hacer lo que Dios le había ordenado, podía
haber sido reclamado por Satán de nuevo. El venció toda dificultad y tuvo éxito
llevando a cabo su responsabilidad. Dios llegó a amar a Noé. Pero eso no es
todo. Cuando alguien llega a ser amado por Dios, Dios lo envía de nuevo al
mundo para ser sacrificado, para ser puesto en dificultades y sufrir. Esto es,
desde luego, para entrenarle, pero también para salvar más gente a costa de
alguien que esté dispuesto a sacrificarse. Noé, que era un hombre honrado,
justo, bueno, tenía que sacrificarse por los demás, no por si mismo.
Veamos Abraham.
Dios lo separó de su padre, el vendedor de ídolos. Tenía que dejar a su
familia, su tierra natal y su riqueza material. Dios desarrolló su providencia
pare prepararlo, para hacerlo llorar no solamente por su propia nación, sino
por las demás naciones, e incluso por el enemigo. Hizo esto conduciéndolo fuera
de la tierra de sus antepasados, enviándolo a otras naciones. Vagó como un
gitano. Vivió su vida siempre con un corazón suplicante y deseoso de que Dios
pudiera salvar a la gente a causa de sus ruegos. Esto es por lo que Dios lo
bendijo con tantos descendientes como estrellas tiene el cielo, y arenas la
tierra. De la Biblia sacamos la impresión de que Dios simplemente bendijo a
Abraham y lo amó incondicionalmente. Pero no fue así. Tuvo que separarse de su
amada familia, su tierra natal, sus posesiones materiales e ir a la tierra
desconocida que Dios eligió, siempre sintiendo dolor por Dios y por la gente.
El oró mucho por las demás naciones. Solamente con esta condición podía Dios
usar a Abraham como el padre de la fe y bendecirlo tan grandemente. Estas cosas
no están registradas en la Biblia, pero fue solamente a causa de tales
antecedentes por lo que Dios pudo bendecir a Abraham.
Jacob siguió una
trayectoria similar. El le compró a su hermano mayor Esaú la primogenitura.
Dejó su casa y fue a la tierra de Harán, donde trabajó como un esclavo para su
tío Labán durante 21 años. Su tío había prometido darle a su hija Raquel como
esposa. Pero después de siete años, Labán engañó a Jacob y en vez de darle a
Raquel le dio a su hermana Lía. Si esto os lo hicieran a vosotros, habríais
protestado espontáneamente. Pero Jacob guardó silencio, trabajó otros siete
años, y consiguió a Raquel. Entonces su tío Labán engañó a Jacob intentando
quitarle todas las cosas que Dios le había dado. Con todo Jacob no se quejó.
Ahora debemos
saber que aunque Jacob estuvo en la más solitaria de las situaciones, sin
embargo no pensó en otra cosa que en la voluntad de Dios. A causa de ello, no
importaron otras cosas en su vida; lo importante fue la realización de la
voluntad de Dios. Por consiguiente se alejó cada vez más del mundo, pero llegó a
recibir más amor de Dios. Y después de 21 años cogió todas las cosas benditas
que había ganado y regresó a Canaán. Sabía que su hermano Esaú estaba dispuesto
a matarlo. Sin embargo, Jacob sentía en su corazón que toda la riqueza y
realizaciones pertenecían a su hermano mayor. Quería darle todo a Esaú, todas
las cosas que había adquirido con su sudor y sangre. Oró a Dios que no
castigase a su hermano mayor Esaú y le pidió a Dios que lo bendijese como había
bendecido a Jacob. A causa de este corazón, Esaú fue conmovido no queriendo
matar a Jacob; y también recibió la bendición de Dios.
Lo mismo le
sucedió a Moisés. Moisés, después de pasar 40 años en el palacio del Faraón,
tuvo que dejar toda la gloria y riqueza tras él, e incomunicarse del mundo.
Estaba dispuesto a sacrificar su vida por su nación.
Juan el Bautista
fue llevado al desierto. Se incomunicó del pasado y lloró por la venida del
Mesías, por Dios, por su nación y por su gente. Ese es el punto en que difirió
de los profetas anteriores a el. Y cuando el oraba vertía lágrimas de un
significado diferente. Lloraba por la nación; por la venida del Mesías; y
lloraba por Dios. En este sentido fue el mayor de los profetas. En otras
palabras, los otros profetas no tuvieron a nadie a quien servir de precursores.
Juan estaba enderezando el camino para el Mesías. Los otros no oraron por el
soberano que iba a venir, pero Juan lo hizo. Esa es la diferencia. Pero Juan
oró por el Mesías como el soberano de su propia nación, mientras que Jesús vino
como el soberano del mundo entero. El punto de vista de Juan era un poco
diferente de la intención de Dios. Este fue el verdadero comienzo de su
incapacidad de unirse con el Mesías.
El soñaba que el
Mesías venía como el salvador de Israel. Esperaba que Jesús observase la Ley
Mosaica, el sistema de los israelitas, pero vio que Jesús no lo hacía; de
hecho, Jesús parecía estar quebrantando la Ley. Jesús iba a salvar el mundo
entero; su visión era más amplia y diferente que la de Juan. No había naciones
a la vista de Jesús. Esto es lo que los hacía diferentes el uno del otro. Por
consiguiente Juan el Bautista se puso en el lado de los Israelitas que se
oponían a Jesús y causaron su muerte. Si se hubiese quedado al lado de Jesús y
llegado a ser uno con el, habría sido el mayor de los discípulos de Jesús, y
los discípulos de Juan hubieran llegado a ser también los seguidores de Jesús.
Entonces, la nación entera que creía que Juan era el más grande de todos los
profetas, podría haber seguido a Jesús.
La nación
escogida no se refiere solamente a Israel, sino a todas aquellas que se separan
del mal y vienen al seno de Dios. Ellas son el pueblo escogido. Con este pueblo
como ciudadanos, se iba a formar la nación escogida. Jesús iba a venir al
pueblo separado, al pueblo elegido por Dios. Si la gente hubiese recibido a
Jesús, entonces él y la gente, habrían formado una nación de fe separada, y la
providencia de la salvación podría haber sido extendida a la humanidad entera.
Esa nación separada tenía que derramar lágrimas para ser un sacrificio por
otras naciones caídas y por Dios, del mismo modo que Abel debería haberlo hecho
como individuo por los demás. Pero el pueblo de Israel no pensaba de esta
forma. Pensaban que Jesús tomaría la soberanía de la nación, y bajo él
llevarían felizmente sus vidas, bendecidos con abundancia en ambos niveles,
espiritual y físico. Deseaban todas estas cosas para ellos mismos, no para los
demás, y no para el mundo entero. Es la voluntad de Dios enviar al Salvador a
todo el mundo, no solamente a una nación.
Israel pudo
haber cumplido la voluntad de Dios. Pero el pueblo no recibió a Jesús, por
tanto Jesús se determinó a sacrificarse por la Nación y el mundo. Jesús tuvo
que dejar su familia, vivir solitariamente, y recibir el amor de Dios.
Finalmente hizo un sacrificio de si mismo por los demás del mismo modo que el
hermano no caído se habría sacrificado a si mismo para la salvación de los
hombres y mujeres caídos. Toda la gente estaba en la posición de Adán y Eva
caídos. Jesús murió por ellos; llegó a ser el sacrificio. No maldijo a los que
lo mataron. Oró y pidió a Dios que los bendijese. Por consiguiente Jesús era
como el mediador entre Dios y la humanidad caída. Murió como el Adán no caído
del mundo. Y llevó a la práctica la fórmula para la salvación de la gente del
mundo entero. Por consiguiente, llegó a ser el Adán ejemplar. Quienquiera que
le siguiese recibía la salvación.
A partir de él
pudo ser establecido un nuevo mundo de salvación. Esta es la historia del
cristianismo. La iglesia tuvo la misma trayectoria que Jesús. Siempre y cuando
el cristianismo iba a un país extranjero por primera vez, los misioneros que
iban tenían que sufrir toda clase de dificultades y la mayoría eran
martirizados.
Aquellos que
murieron estaban en la posición de poder recibir el amor de Dios, y hacer de si
mismos un sacrificio por los demás. Si hubiesen deseado maldecir a aquellos que
los mataban, no habría habido providencia de restauración. Tenían que orar por
los que los mataban. Sin esta clase de corazón el cristianismo nunca podría
haber continuado.
Los grandes
hombres, los santos y hombres sagrados del mundo se han apartado del mundo
caído, del mundo al que pertenecían, y han proclamado o propugnado algo nuevo.
Entonces, con sacrificio de si mismos, intentaron influenciar o salvar a toda
la humanidad. Siempre suspiraron por Dios. Ellos han seguido la trayectoria que
hemos perfilado. Los cuatro grandes hombres sagrados de la historia fueron
Jesús, Confucio, Buda y Mahoma. A causa de que suspiraron por Dios y por toda
la humanidad, sufrieron tortura y persecución de toda la humanidad.
Un hombre podría
querer que sus amigos se sacrificasen por el. Si sigue su propósito egoísta,
sin embargo, no tendrá por mucho tiempo amigos a su alrededor; todos se
marcharán. Si este hombre se niega a si mismo y está dispuesto a hacer cosas
por sus amigos y sacrificarse por la causa de mayor valor, es natural que sus
amigos le traigan también a sus parientes y conocidos. El grupo crecería en
número. Dios mismo cooperaría con tal grupo; estaría con tal grupo y para tal
grupo.
Con una mente
estrecha, podríamos pensar que este hombre está loco, por servir a los demás y
hacer cosas por los demás, pero al contrario, si uno hace eso, llega a ser un
centro alrededor del cual se reunirá la gente. Vendría mucha más gente a
seguirle y rogarle que los salvase, condujese y dirigiese sus vidas. Si los
líderes de los países fuesen así, entonces los ciudadanos vendrían
suplicándoles de rodillas ser conducidos por ellos. El individuo, el grupo o el
mundo basado en esta fórmula debe confiar en Dios o todo decaerá.
Quiero enseñaros
esto: Amad a Dios y amad a la gente a precio de vuestra vida. Entonces podéis
ganar vuestra propia vida y también a toda la gente. Esto es lo que Dios quiere
en el fondo de su corazón, y así es como Jesús quería que fuésemos. Cuando
Jesús oró en Getsemaní, "Padre, si es posible, que pase este cáliz de mi.
Más no se haga mi voluntad sino la tuya", su corazón era el de un hijo que
solamente ama a su padre.. En la cruz amó incluso a sus enemigos y oró por
ellos. Nunca había habido un hombre semejante en toda la historia anterior a
él, y no hubo un hombre semejante después de él. Esta es la prueba de su amor
por toda la humanidad. Esto es lo que hizo de Jesús el más grande. Si vosotros
podéis hacer lo mismo, no podéis sino ser amigos de Jesús, o la novia de Jesús.
Podéis tener a su Padre como vuestro propio Padre. Podéis tener todo lo que él
tenía.
Concluyamos
ahora. Los que lloran por si mismos son necios, grandes necios. Los que echan
lágrimas por los demás son sabios, porque pueden conquistar a Dios, al mundo
entero, y todas las cosas. Haciendo esto, podéis ser los poseedores del amor de
Dios. Podéis ocupar la posición de hijos de Dios, y heredar el amor paterno de
Dios, el verdadero amor entre hombre y mujer y el amor de los hijos. Poseyendo
todo esto, seréis los más ricos de entre toda la gente. Estaréis en la posición
de tener el amor de Dios, el ideal de Dios y el propósito del hombre. Entonces
podéis abarcar al mundo entero con amor - verdadero amor.
Para ello,
debéis recordar las tres etapas de la fórmula: separaros de Satán, venid al
amor de Dios, y sacrificaros por los demás. Al estudiar, no debéis estudiar
para vuestro propio beneficio o provecho, sino que debéis estudiar para salvar
al mundo entero para Dios. Cuando os caséis, no debéis olvidar que os casáis
para la humanidad, para el futuro de la humanidad. La gente con este corazón no
puede perecer. Cuando oréis, no oréis por vosotros sino por los demás. Si hacéis
esto el resultado será también vuestro. No oréis por la Iglesia de Unificación,
sino rogad que Dios pueda utilizaros para salvar a vuestra nación y salvar al
mundo, a costa de vuestras vidas.
El lugar donde
se encuentra gente semejante, es el Reino de los Cielos.
CORAZON
Es necesario
conocer el corazón para poder amarse el uno al otro. "Corazón" es una
palabra muy difícil de traducir del coreano al inglés. Lo que expresa en lengua
coreana es más profundo que el significado en inglés. Significa ser cariñoso,
cuidadoso, sensitivo. El corazón es la fuente del amor. Dios tiene un ideal
dentro de Si del mismo modo que nosotros anhelamos en nuestros corazones el
ideal que tenemos. El ideal de Dios puede ser realizado a través del hombre.
Entonces, ¿cuál es el vehículo por el que el hombre puede expresar el corazón
de Dios? Fuimos creados masculino y femenino para que podamos realizar el ideal
de Dios. Sin que masculino y femenino estén juntos y unidos no hay forma de que
Dios pueda expresar Su amor en su más alto grado. La unidad es la medida de
vuestro amor y la fuente de la alegría en el matrimonio. La alegría surge
cuando vuestra contraparte está completamente unida con vosotros, obrando con
vosotros hacia un objetivo. Cuando sois felices, siempre eres tu, un sujeto, y
alguien más, un objeto, con quien podéis compartir vuestra felicidad. Vuestra
alegría aumenta en proporción directa al grado de vuestro amor al ser uno con
alguien. El centro del amor en el verdadero sentido es algo magnético, y una
vez que estáis unidos, no podéis separaros. Entonces, amar significa estar
unidos interior y exteriormente. Si no encontráis unidad, no podréis encontrar
alegría. Cuando sois uno con otra persona, no queréis separaros, queréis estar
con ella por toda la eternidad. Nunca os cansáis de ella.
¿Qué viene
primero, la unidad o el amor? Podéis amaros a vosotros mismos cuando vuestra
mente y cuerpo están en armonía. Si os amáis a vosotros mismos cuando vuestros
deseos y acciones van en direcciones diferentes, entonces vuestro amor tiene
poco significado. Cuando vuestra mente y cuerpo están unidos en uno, vuestro
amor será protegido eternamente por Dios. La unidad es el punto de comienzo del
amor, el punto donde el amor puede existir. Este es el ideal de Dios. Si Dios
no puede encontrar personas cuya calidad esté de acuerdo con Su ideal, no podrá
de ningún modo ser feliz. No tiene a quien amar.
Ya que este
principio es el centro, en nuestro movimiento buscamos unidad primeramente.
Luego, hablamos del corazón y del amor. Solo así puede ser realizado nuestro
ideal. Antes de que el ideal pueda ser realizado, deberá haber unidad, y
entonces amor.
Cuando Dios creó
al hombre, Su ideal, Logos, fue expresado en un ser masculino y en un ser
femenino; y en su unión podrían disfrutar del amor de Dios. Repito: El ideal de
Dios existe. Para realizarlo debe surgir la unidad; entonces el amor se
desarrollará. Cuando vuestros ojos enfocan a un objeto, vuestra visión cumple
su papel. Si vuestros ojos enfocan en dos direcciones, no podéis ver nada. Del
mismo modo, cuando un sujeto y objeto están unidos para realizar su función, el
amor será expresado.
Cuando reñís con
un hermano o hermana, entonces Dios, como el Padre, no puede amar a ninguno de
vosotros. Si tenéis vuestros propios hijos, sabréis que esto es cierto. Como
líder de un grupo, ¿amaríais a los miembros cuando luchasen entre sí? Donde hay
armonía hay belleza, y donde hay belleza puede surgir el amor. En Mateo,
capítulo 5, en el Sermón de la Montaña, Jesús dijo: "Bienaventurados los
pacíficos porque serán llamados hijos de Dios. " Ser hijos de Dios quiere
decir amados de Dios.
Cuando dos dedos
quieren coger algo, deben actuar juntos. Si se juntan dos manos, los lugares
más profundos de ambas están abiertos y unidos. Cuando dos personas se aman,
quieren abrazarse, no darse las espaldas. Permanecer unidos es también la
expresión del amor, así cuando amáis a alguien, no os separáis. Si no hay amor
entre vosotros, podréis estar juntos de todos modos, pero seréis separados
fácilmente. Pero donde hay amor, su poder magnético os mantendrá juntos. Estar
unidos significa ser perfectos en función.
Entre naciones,
si dos de ellas están en unidad, allí estará el amor de Dios, y serán
bendecidas con buena fortuna en su asociación. Hay un dicho oriental que reza:
"Donde hay armonía en la familia, todo se cumplirá". Donde hay unidad
y armonía, el amor de Dios está presente, y el ideal puede ser realizado. En la
familia ideal, el marido y la mujer deberán ser uno. Los hijos deberán llegar a
estar unidos entre sí, hermanos y hermanas, y todos juntos estarán en armonía
como una orquesta sinfónica o una bella pintura. Si hay amor, no puede
intervenir ningún otro poder.
Entonces,
podemos llegar a la conclusión de que, siempre y cuando queráis recibir el amor
de Dios, deberéis estar unidos. Si esto es así, ya estáis viviendo en el reino
de Dios en la tierra. A partir de este punto se alcanza el camino directo hacia
Dios.
Si alguien es
preguntado acerca de si quiere recibir el amor de Dios, responderá
afirmativamente. ¿Qué deberéis hacer si realmente deseáis el amor de Dios? Como
individuos, vuestro cuerpo y vuestra mente deberán estar unidos. Esto es lo
básico. Entonces, el amor de Dios estará con vosotros. Una vez hecho esto,
podréis proceder a uniros con otra gente, y entonces el grado de amor de Dios
en vosotros será mas profundo y pleno. ¿No habéis tenido nunca la experiencia
de tener vuestra mente y cuerpo enteramente unidos, realizando el mismo
propósito? ¿Habéis pensado que es posible en su verdadero sentido? Lo intentáis
duramente, pero a veces vuestra mente y acciones están aparte, a veces un poco
más unidas, y de nuevo separadas. Su relación zigzaguea todo el tiempo. Hay un
dicho coreano acerca de la fluctuación y vacilación de nuestra mente desde la
mañana hasta la noche "Las montañas nunca cambian, pero la mente humana
está siempre cambiando". Por consiguiente, antes de querer ser amados,
deberéis tener unidad dentro de vosotros. En este mundo, todos quieren ser
amados por otros, sin intentar llegar a ser uno con ellos, comprendiendo sus
corazones. Nadie puede recibir amor perfecto con esta pretensión.
Cuando conseguís
unir vuestra mente y cuerpo, entonces no tenéis nada que ver con Satán. Cuando
vuestra mente y cuerpo son uno, os asemejáis a Dios; entonces, Dios tomará el
papel de Sujeto hacia vosotros, como objeto perfecto. Intentad sentirlo.
Deberéis ser capaces de sentir el amor de Dios en vosotros, cuando vuestra
mente y cuerpo están en armonía. Cuando estáis riñendo el uno con el otro y
divididos en vuestro interior, Dios estará muy lejos.
Si podéis amar a
una persona, el amor de Dios estará ahí en proporción a vuestro amor, según su
magnitud y profundidad. Si podéis amar así a mucha gente, el amor de Dios
vendrá en proporción a la magnitud de vuestro amor, a la profundidad de ese
amor. La gente buena deberá ser capaz de ganar a otra gente, no como conquista,
sino amándola y trayéndole una armonía y unidad más grandes. La unidad es lo
primero que debéis desear. Y si amáis a alguien, debéis querer amarlo con todo
vuestro corazón, aún a precio de vuestra vida. Entonces, podréis vencer al
infierno. Si no estáis unidos, si hay desarmonía, el infierno estará en vuestra
mente.
Cuando amáis a
alguien, siempre encontráis que esta persona se sacrifica por vosotros. Ya hay
unidad entre ti y esa persona. Para que esto surja, se requiere el sacrificio
de la individualidad. Nuestro propósito al unirnos con otros es recibir el amor
de Dios. Entonces, el ideal de Dios está realizado.
Suponed una
pareja casada, y que tienen diferencias y distancia entre si. ¿Estaría bien que
la mujer tomase su posición y llamase a su marido: "Ven a mi y podrás
llegar a ser uno conmigo", mientras el marido insiste en que su mujer se
acerque para unirse con él mientras permanece sólidamente en su propia
posición? Así, nunca se logrará. Cuando sostenéis un amor egoísta, la verdadera
unidad en el amor de Dios nunca puede surgir.
Por
consiguiente, ¿qué es el verdadero amor? Esta persona no tiene que ir a la otra
para unirse con ella o viceversa, sino que cuando ambos se acerquen cada vez
más, podrán encontrarse en un punto entre ellos. Esto puede ser el verdadero
amor. Con otras palabras, ambos al negarse a si mismos, podrán realmente unirse
entre si. Y éste es el modelo del verdadero amor. Surgirá una armoniosa
complementación. Solamente el amor puede hacer cosas redondas, armoniosas,
circulares o esféricas. En el verdadero amor, nada puede intervenir o
interferir. Ambas partes deben ser obedientes, ambas deberán estar dispuestas a
unirse entre si. Juntas disfrutarán armonía y belleza. Podrías decir:
"¡Oh, no! ¡Odio la palabra obediencia! ¿Por qué tengo que obedecer a mi
marido o mujer? ¡Quiero ser libre de esa esclavitud, y deseo ser una persona
libre!" Pero en el verdadero amor, obediencia, lealtad, sumisión: todo es
posible, y no eres humillado por ello. Queréis ser controlados por vuestro
amor.
Entonces, en el
verdadero amor hay una dictadura celestial del uno hacia el otro, y queréis
vivir así eternamente. Esta es la naturaleza intrínseca del amor. Podéis estar
abiertos a todo y dejar todo. Este es el amor glorioso, y el marido y la esposa
no piensan en si mismos individualmente. Juntos hay un nuevo sentido y
significado. Pero ese amor no se originó en el hombre o en la mujer. No viene
de otro sino de Dios, el Absoluto Ser de amor, la más alta dimensión, la Fuente
y Origen del amor. Y puede llevarse a cabo únicamente sobre la base de unidad.
La misma teoría
puede ser aplicada más allá del nivel familiar. Si hay unidad entre naciones y
entre la gente de todo el mundo, entonces el amor de Dios seguramente abundará
en ella. Tengo que repetir: debe haber unidad, y luego aparecerá el amor de
Dios. Entonces, el ideal de Dios será realizado. Esto no es solamente verdad
entre personas, sino que este principio se aplica también en la relación entre
en hombre y la naturaleza. Amar la naturaleza es llegar a ser uno con ella.
Debéis sentir un acercamiento a la naturaleza. Si vosotros sois en reflejo del
amor de Dios, la naturaleza es atraída hacia vosotros. Ese amor es el punto de
inicio de todo.
Suponed que
queréis escribir en un cuaderno. Mientras escribís, vosotros mismos y el
cuaderno sois uno. Si amáis ese cuaderno y vertís vuestra alma entera y energía
en él, puede surgir un escrito inspirado. Debéis sentir esto profundamente.
Antes de que hagáis algo, debéis contemplar lo que vais a hacer y estar seguros
de que estáis unidos con ello o con ese propósito. Entonces, podéis comenzar
unidos en armonía, y el amor por la obra que estáis haciendo aparecerá a medida
que se expresa la idea. Al mirar las cosas, no queréis contemplarlas vagamente
y verlas sólo con vuestros ojos. Si enfocáis profundamente la atención cuando
miráis a un objeto, podéis penetrar en ese objeto, y llegará a ser vuestro,
estáis en él y él está en vosotros en completa unidad. Si vuestra mirada está
enfocada completamente en un punto, desde ahí se ampliará su radio mejor que
esparciéndola al azar. Cuando dos se encuentran en un punto, irán juntos por siempre.
Por lo tanto podemos llegar a saber del mundo de dimensión espiritual además de
este mundo tridimensional horizontal.
Si conocéis a
una persona y os unís con ella, desde entonces se crea algo nuevo. En este
caso, aunque cada uno esté por su lado, no estáis solos. Siempre debéis de
actuar sobre una base tridimensional: Dios, vuestra mente y vuestro cuerpo. Los
tres deben ser uno. Conociendo y sintiendo esto, vuestra mente sabe que no
estáis solos. Y entonces, nunca estáis solos. Vuestro cuerpo siente la misma
sensación. En ese caso, ¿podréis ser deshonestos, podréis ser falsos, sabiendo
que Dios está con vosotros?
Esta es la
naturaleza completa de nuestra conciencia. Cuando vuestra mente está diciendo
una mentira, está engañando a vuestro cuerpo. O cuando vuestro cuerpo está
desobedeciendo a vuestra mente, entonces quiere decir que también estáis
engañando a Dios y engañando a la creación, a vuestros padres, vuestros
hermanos y hermanas. Siendo vuestra mente y cuerpo el centro de vuestro mundo,
si ambos están en fuerte unidad, podréis llegar a ser uno con Dios, uno con
vuestros padres, uno con toda vuestra familia, uno con vuestra nación y uno con
el mundo entero. Si sois honestos, querréis llegar a ser uno con cada persona y
unir vuestra mente y cuerpo. Si sois deshonestos, os separaréis vosotros mismos
y estaréis destinados a la ruina.
Esta fórmula
debe estar profundamente arraigada en vuestra mente. Dormidos o despiertos,
estudiando o comiendo; debéis recordarla siempre. Entonces, ya estáis recibiendo
el amor de Dios. Para ser capaces de vencer la infelicidad debéis ser capaces
de realizar la unidad. Esta es la estrategia de Dios para ganar el corazón
humano. Debéis aplicar la misma comprensión para ganar el corazón de alguien.
Cuando tu cuerpo
y tu mente están en perfecta armonía, puedes incluso oír a tu mente cantar, y
sientes la luz como si estuvieses volando o bailando. Cuando miras al mundo es
mucho más bello. Es como si tuvieses lentes de unidad, y estuvieras mirando las
cosas con los ojos de Dios. A través de esas lentes, todo en el mundo es bello.
No hay fealdad.
Supón que el
Hijo de Dios te diese un pañuelo. Ese pañuelo es de mayor valor que el oro, que
la vida, que cualquier cosa en el mundo. Si eres un verdadero hijo de Dios, por
humilde que sea el lugar donde te acuestes, es como si fuese un palacio.
Entonces, vuestra vestimenta no es problema, y el lugar en que durmamos tampoco
lo es, porque ya somos ricos. Nosotros somos los príncipes de Dios. ¿Qué clase
de actitud debemos crear en nosotros mismos? No sentiremos hambre o sed,
dificultades o persecuciones, o todo aquello que la gente en general considera
duro de aguantar. En nuestro camino hay felicidad, alegría y amor; si tienes el
amor de Dios reflejado en ti, querrás extenderlo a todos los rincones del
mundo, porque así es la mente de Dios. Si tienes esa actitud, la gente que te
rodea, será atraída hacia ti como las limaduras de hierro hacia el imán.
Si das testimonio
a la gente y fracasas en convencerlos, no es a causa de que Dios no esté
presente, ni de que la gente sea mala, sino porque tu estás sin amor en ti
mismo. Por tanto, deberás conseguir el ser una persona capaz de brindar amor.
Si estas unido con alguien, automáticamente vendrá el amor, como aire fluyendo
en el vacío. Si tu mente y tu cuerpo están realmente en unidad, sentirás el
amor de Dios como una corriente eléctrica. Entonces, te olvidas de la fatiga,
de la privación. Puedes experimentarlo viviendo de esta manera y verás que es
cierto. Cuando quieres hablar a la congregación, deseas que Dios hable a través
de ti. Deberás tener tu mente y tu cuerpo unidos, o Dios no podrá estar
contigo. Y antes de hablar a la gente, debes arrepentirte si tu cuerpo y tu
mente están separados. Ruega antes a Dios en contrición, derramando lágrimas, y
en profunda oración implora su perdón, y entonces puedes comenzar a hablar. Así
podrás ser el interlocutor de Dios. Dios puede hablar a través de ti. El primer
paso es que tu mente se unifique con Dios, y luego tu cuerpo se unificará con
tu mente. Si es así, Dios puede trabajar a través de ti. Ve e inténtalo, y
comprobarás que es cierto.
Por lo tanto,
debes de tener en primer lugar la unidad, porque sin unidad no hay amor, primeramente
unidad, amor, y luego el ideal de Dios. Debes pensar con Dios, hablar con Dios
y hacer planes con Dios. La base de esos tres elementos - unidad, amor, ideal -
es el corazón. El corazón es la más profunda expresión de la mente. Partiendo
del corazón, la unidad, el amor y el ideal son realizados. Hemos dicho que todo
parte de Dios. Siendo nuestra esencia el corazón, todo parte de ahí, centrado
en Dios. Dado que nuestro corazón es la esencia, Dios es el objeto para
nosotros. Buscamos a Dios. Pero en relación con el amor de Dios, nuestro
corazón está en la posición de objeto, recibiendo su amor. Cuando el corazón y
Dios están unidos, se aman el uno al otro. Debemos saber que en nosotros lo
básico es el corazón de Dios, un corazón de amor.
Cuando estos
tres - unidad, amor e ideal están realizados, no hay distinción entre ellos. La
unidad es amor, el amor es unidad, el ideal es unidad, el ideal es amor. ¿Por
qué entonces son uno los tres? Primero vino la unidad en el nivel horizontal.
Los dos elementos son uno, entonces el amor de Dios puede habitar allí. De esta
manera, tenemos también una relación vertical. El amor será el director de los
tres. Entonces, el ideal puede ser realizado.
Repito: debe
haber unidad en el nivel horizontal entre los dos elementos. Entonces, Dios
puede llegar a ser uno con esa unidad. Puedes tener una relación horizontal y
otra vertical, y esos tres elementos estarán unidos en perfecto amor. Estarán
en armonía ideal por toda la eternidad. Cuando bailáis juntos con alegría, no
hacéis distinción entre vuestro lugar y la posición de vuestra pareja. No hay
distinción entre vosotros. Tu puedes estar en su posición, y el en la tuya. Hay
unidad, amor y vuestro ideal.
Pero conociendo
sólo esto no se puede hacer nada. Si realmente lo entiendes, ponlo en práctica.
Cuando dices de
algo ''Esto es mío", debes amarlo y estar dispuesto a realizar tu ideal a
través de él. Si los tres elementos son realizados en ti, no puedes ser otro
que un ciudadano del Reino de los Cielos. ¿Está claro para ti esto? Debes
pensar siempre en la unidad, unidad, unidad. Cuando veas, ve la unidad. Come
unidad, huele unidad, escucha unidad. Todo debe ser en primer lugar unidad, y
entonces amor y armonía, y luego ideal.
AMERICA EN LA PROVIDENCIA DE DIOS.
La historia de
la humanidad no ha tenido una meta o un motivo claro. Desde el punto de vista
de la situación actual, existe una seria cuestión: ¿Vivimos de acuerdo con el
mundo ideal, o surgirá el mundo ideal de una extensión del mundo presente?
Cada vez más
gente suspira por un mundo ideal con libertad y paz, y podemos comprender,
fácilmente este anhelo. Pero siguiendo la dirección del mundo presente nunca
podremos alcanzar el mundo que todos desean. Por consiguiente, nuestra meta
presente es muy incierta y oscura.
¿Podemos
encontrar alguna nación que pueda tomar la responsabilidad de construir un
mundo ideal semejante? Yo creo que la mayoría de la gente que vive ahora en los
Estados Unidos no puede conducir este mundo a cumplir tal esperanza ni hay
nadie en el mundo comunista que pueda hacerlo. América no ha encontrado el
ideal que haga a la gente amar al mundo más que a su propio país. Los Estados
Unidos de hoy, por consiguiente, no pueden ser la nación que nos conduzca al
mundo ideal. Del mismo modo, la Unión Soviética en el mundo comunista no puede
ser el país que establezca tal mundo ideal. No habrá un mundo próspero, o un
mundo de paz, hasta que los americanos y soviéticos puedan sacrificarse por el
beneficio de toda la humanidad y del mundo entero, pero en la actualidad no hay
nada que los lleve a hacerlo.
Todas las cosas
se desarrollan por alguna causa. Ahora este mundo no es el mundo que desea toda
la humanidad. Por consiguiente ha debido haber algún error en el principio. En
otras palabras, la historia comenzó por un motivo equivocado. Debemos
corregirlo para alcanzar la meta de Dios y del hombre. La meta no puede ser
alcanzada simplemente corrigiendo los diversos problemas en este mundo del
resultado; debemos retroceder al punto de partida y corregir el motivo
original.
¿Fue creado el
mundo a partir de un motivo unificado? Vemos que las naciones no están
unificadas, y las razas y familias no están unificadas. E incluso el mundo está
dividido en dos bloques. En las naciones hay partidos de oposición. En los
hogares hay división entre sus miembros, y en el individuo están divididos la
mente y el cuerpo. La cuestión es: ¿por qué está dividido el mundo? ¿Cuál es la
causa que originó el conflicto en el mundo entero, naciones, familias e
individuos?
Dios es
absoluto. Si todos los individuos y el mundo entero se hubieran unido con esta
Causa Eterna, entonces ¿cómo podría existir semejante mundo dividido? Deducimos
que este absoluto Dios no tomó parte en la formación del mundo dividido.
Si el mundo debe
ser unificado, alguien debe eliminar todos los problemas causados por el mal.
Esta es la misión de la religión. Quienquiera que busque el mundo ideal debe
investigar la causa y destruir el mal. Lo más importante es encontrar la raíz
del mal. Si no podemos hallarla, no podemos restaurar el mundo. Encontrando la
causa del mal en nosotros mismos podemos resolver todos los problemas del
individuo. Lo importante es hallar una persona que haya llegado a ser uno con
Dios, que tenga una mente y un cuerpo que no luchen entre sí, una persona
centrada en Dios. Por consiguiente, la meta más importante no es la resolución
de todos los problemas del mundo, sino encontrar a alguien que no esté dividido
y luchando contra sí mismo. Si Dios existe, debe mostrarnos el camino para
restaurar nuestro estado original. El debe enseñarnos como llegar a ser
individuos ideales.
Por
consiguiente, en el transcurso de la historia, Dios dispuso Su providencia para
escoger a una persona así de entre toda la humanidad. El hombre vive en su
hogar con su familia. También vive en el mundo material y en su nación. Para
restaurar Su nación, Su familia, Sus individuos y Su mundo material, Dios no
puede recuperar estas cosas del mal simplemente, sin una condición. El poseedor
malo intentaría retener todas estas cosas. Por consiguiente, la dirección del
bien y el mal debe ser diferente. Si uno va hacia la derecha, el otro va hacia
la izquierda. Toda la gente desea un mundo unificado, pero esto no se consigue
fácilmente.
Vosotros estáis
en la posición central en la lucha entre el bien y el mal. No es fácil para
vosotros saber qué es más grave, si la caída de una nación o la de un
individuo. Para un hombre, lo más importante sería su propio fallecimiento.
Tenemos una tendencia a no querer sacrificarnos por los demás. Cada uno tiene
la tendencia a hacer todas las cosas centrado en sí mismo. Por lo tanto, para
obtener el mundo que suspiramos y deseamos, tenemos que vencer sobre los
obstáculos que se nos pongan en el camino.
Si construimos
un mundo conquistando otras naciones nunca tendremos un mundo feliz o de paz.
No podemos tener semejante mundo luchando con los demás. A causa de que Dios
sabe esto, toma el camino opuesto. En este mundo hay dos modos de vidas. El mal
quiere construir un mundo venciendo a los demás, pero Dios escoge un camino
diferente.
La degradación
de la humanidad, la caída del hombre, provino de la actitud de estar dispuesto
a sacrificar a los demás por el propio beneficio. Como sabéis, la causa del mal
fue que el arcángel sacrificó a Eva y a Adán por su propio placer y beneficio.
Como Adán y Eva fueron los antepasados de toda la humanidad, el sacrificó la
semilla de la humanidad por su propio beneficio personal. El mundo se ha
desarrollado de acuerdo con este modelo, a partir del motivo malo. El arcángel,
para realizar su deseo, sacrificó a otros aunque su deseo era falso. Del mismo
modo, los gobernantes a lo largo de la historia han sacrificado a otra gente
para su propia causa. El fuerte ha tenido el poder dominante. La lucha comenzó
entre individuos, se extendió a la lucha entre familias, lucha entre tribus,
naciones e incluso mundiales. Hoy día no hay paz, ni mundo ideal.
Ahora nos
encontramos en un período de la historia en que los dos bloques que han intentado
sacrificarse entre sí, están cansados. Las naciones democráticas quieren
construir un mundo, pero casi han renunciado. El mundo comunista quiere dominar
el mundo entero, pero también ha llegado a esta situación. Por consiguiente,
este mundo no puede ser unificado ni por el mundo democrático ni por el
comunista. El cómo puede de hecho ser unificado este mundo es una cuestión muy
seria.
Toda la gente
quiere tener un mundo tranquilo, feliz. Pero estamos desesperados; no podemos
encontrar el camino hacia el mundo ideal unificado. Ante la humanidad hay un
gran obstáculo. No podemos sobrepasar el obstáculo si ponemos nuestro propio
interés nacional en primer lugar. Podemos realizar el mundo ideal sólo con la
idea de que para realizarlo estamos dispuestos a sacrificar nuestra propia
nación. Solamente con semejantes ideas podemos continuar y superar el obstáculo
ante nosotros.
La razón del
conflicto entre Rusia y China es que Rusia quería centrar el mundo comunista en
ella misma, mientras que la China Roja quería centrarlo en el pueblo chino. Los
Estados Unidos es el país que encabeza el mundo democrático, pero no ha sido
capaz de cumplir este papel cuando pensó en sus propios intereses más que en
los de las demás naciones. América y Rusia parecen dispuestas hoy en día a
arruinar el mundo entero para salvarse ellas mismas. Debe haber una nación que
pueda sacrificarse a si misma para el establecimiento del mundo ideal. Cuando
encontremos una nación semejante podremos tener esperanza de un mundo ideal.
Esa nación no existe para su propio beneficio, sino para el beneficio del
mundo.
El propósito de
Dios es contrario al propósito del mal. Como la providencia de Dios fue
frustrada en el principio, tenemos como resultado la falta de dirección del
mundo presente. Dios ha seguido la trayectoria de enseñar a la gente religiosa.
Primero, tenía que encontrar un individuo de Su lado, completamente unido con
El, que no pueda separarse de El. Y este hombre debe llegar a la posición en
que pueda unificar al mundo. Por consiguiente, la intención primera de Dios es
encontrar a alguien que llegue a ser uno con El. Y sus enseñanzas deben ser el
amor a Dios y el sacrificio de si mismo por el mundo. Dado que el hombre no
puede ir hacia Dios porque está en la posición que se derivó de la causa mala,
debe invertir su dirección. Para amar a Dios, el hombre debe abandonar su
mundo, su familia, sus cosas materiales e incluso su propia vida. Entonces,
cuando realmente ama a Dios, Dios debe amarle. Este hombre, como alguien que
recibe el amor de Dios, debe sacrificarse por el mundo. Esto es lo más
importante, esto es el centro de la providencia de Dios.
Cuando pensamos
en las palabras de Dios, de que debemos amarle con todo nuestro corazón, con
toda nuestra mente, con todo nuestro espíritu y con todo lo que tenemos,
podríamos pensar que Dios es como un dictador. Pero todos estos mandamientos no
son para El mismo. Cuando le amamos con todo nuestro corazón y con todo lo que
tenemos, El nos amará así como nosotros a El. Esta fue la intención de Dios y
su primer mandamiento para nosotros. Por consiguiente, la palabra amor es
absoluta. Cuando le amamos, El nos devuelve amor. El mandamiento que nos ordena
amarle con todo nuestro ser, significa amarle con nuestra vida, sacrificándonos
a nosotros mismos. Para que Dios pueda amar a otros, debe sacrificar a quien
más ama. A causa de tales enseñanzas, llamamos a Dios amor. Porque Dios
sacrificó por el mundo a aquellos que más amaba, Dios es el más grande amor.
Entre las
religiones del mundo, por consiguiente, el cristianismo es la central para el
propósito de Dios porque Jesucristo se dio como sacrificio por los demás. Más
que eso, incluso oró por sus enemigos para que fuesen bendecidos por Dios. El
espíritu de Jesús tenía que ser una ofrenda por los demás. Siguiendo su modelo,
muchos cristianos han sido martirizados por la causa de Dios. Familias han sido
sacrificadas, y tribus y naciones fueron entregadas para beneficio de Dios.
Entonces para que la providencia de Dios llegue al nivel mundial, Dios pide que
surja una nación; y que se sacrifique para la bendición de toda la humanidad.
Dios necesita una nación así para representar al mundo.
¿Podemos
encontrar semejante nación en la tierra? No existe una nación que se sacrifique
así. Por consiguiente, la religión debe sacrificarse por una nación, y esa
nación debe sacrificarse por el mundo. Entonces el mundo debe sacrificarse por
Dios. De este modo, el mundo ideal de Dios puede ser alcanzado. La religión en
América debe sacrificar todo lo que tiene para salvarla. Esta religión no debe
luchar para multiplicarse sino que debe trabajar para salvar a la nación,
sacrificando sus propias iglesias. Si se trabaja con tal espíritu, entonces
esta nación finalmente se unirá con esta religión. Cuando esta religión y su
nación se unan, irán a salvar el mundo entero, sacrificándose a sí mismas.
Los Estados
Unidos es la nación representativa del mundo democrático para esta posición.
Dios propuso que los Estados Unidos realizasen la misión de la nación de
sacrificio. Por consiguiente, Dios envió a esta tierra a los peregrinos que
arriesgaron todo y construyeron un gran país en un período de tiempo tan corto.
Cuando los peregrinos vinieron a este país, construyeron primero iglesias,
después escuelas, y finalmente sus propias casas. La médula de la prosperidad
de América, la raíz del desarrollo de los Estados Unidos en una gran nación es
el espíritu que pone mayor énfasis en el propósito público que en el privado.
Dios está
buscando el país representativo a través del cual heredará el mundo. Para
llegar a ser más grandes, debemos dar a aquellos inferiores a nosotros. Cuando
los Estados Unidos den una ayuda más grande a otros países, recibirán más
respeto. Pero si decrece lo que dan, perderán este respeto, y llegarán a estar
aislados de otras naciones. Si, a despecho de sus propias dificultades, los
Estados Unidos continuasen ayudando al extranjero, y dirigiesen su ayuda a
países democráticos como ellos, incluso hasta un grado de sacrificio, entonces
¿que sucedería? Si los Estados Unidos llegasen a debilitarse a causa de
semejante política de ayuda, entonces todos los demás países llegarían a
compadecerse de los Estados Unidos, y le defenderían y apoyarían, viniese lo
que viniese.
¿Por qué el
cristianismo se ha extendido por todo el mundo? Porque el espíritu de
sacrificio de Jesús está en el corazón de la providencia de Dios. Este es el
espíritu básico de la providencia de Dios, hacer de uno mismo un sacrificio por
los demás. El cristianismo ha recibido mucha persecución, pero cuanta más
recibía, más prosperaba. Jesús no dejó tras El una filosofía tan razonada como
el marxismo, pero solamente por su espíritu produjo un efecto tan grande en el
mundo. Esto no fue hecho solamente por Jesús, sino por la providencia de Dios y
por la cooperación y voluntad de Dios mismo. Por consiguiente, lo más
importante para una nación es sacrificar todas las cosas por el mundo y por
toda la humanidad. De semejante nación surgirá un sistema desarrollado por el mismo
Jesús. El futuro mundo ideal empezará de allí. Esta nación sacrificará su
soberanía en beneficio de todo el mundo.
Los Estados
Unidos están lejos de esta posición. El individuo y el individualismo son
buenos de una manera equilibrada, pero si se pone demasiado énfasis en esta
forma de pensar, todo lo colectivo y virtuoso se pierde - el amor de la nación,
la fraternidad de la gente, la integridad familiar, la relación entre padres e
hijos - y finalmente incluso el valor de los mismos individuos. Si todas las
cosas son derribadas, llegáis a ser como halcones volando hacia donde el viento
sopla. Esta es la razón por la que no hay paz.
Para que América
permanezca de acuerdo con la providencia de Dios, debe haber un nuevo
movimiento en América. Los americanos como individuos y América como nación
deben seguir el espíritu de Dios y la verdad de Jesucristo, y hacer de esta
nación un fundamento para la expresión del ideal de Dios.
¿Dónde podemos
encontrar un nuevo movimiento de espíritu semejante? Creo que hay muchas
iglesias en América vacías o atendidas por ancianos. No tienen el ardor ni el
espíritu tradicional. Esto quiere decir que Dios ha dejado estas iglesias, y
Jesucristo las ha abandonado. A través de estas iglesias la providencia de Dios
no puede ser extendida. La iglesia debe encontrar individuos que se sacrifiquen
por sus familias, sacrifiquen sus familias por la nación americana, y
sacrifiquen los Estados Unidos por el mundo. El ideal que puede conducir al
mundo entero debe venir del espíritu de sacrificio por la causa más grande.
Para beneficio del mundo entero, una nación debe entregarse realmente a
perseguir el mundo ideal unido.
¿Dónde podemos
encontrar tal nación, familia e individuo? No podemos hallar a nadie así. Por
consiguiente, estos son los Ultimos Días. El mundo ha llegado a su fin. La
iglesia, nación, tribu e individuo han llegado a su fin. Este es el fin del
mundo.
Tenemos que
comprender claramente nuestro papel. La Iglesia de Unificación se formó para
desarrollar la providencia de Dios. El espíritu de la Iglesia de Unificación es
primero sacrificar al individuo para hallar la familia. Sacrificamos la familia
para encontrar otras familias; para encontrar la nación sacrificamos la tribu,
y para encontrar el mundo de Dios sacrificamos la nación. Este es el papel de
nuestra iglesia. No sacrificamos todas estas cosas para beneficio de la Iglesia
de Unificación, sino que nos sacrificamos por toda la nación y por las demás
iglesias.
Quiero poneros
un ejemplo. Digamos que un hombre tiene diez amigos. Si este hombre va con sus
amigos cada día, y les pide que hagan algo para el, los amigos lo harán una o
dos veces, pero entonces se marcharán. No querrán ni decir ni adiós. Pero si
este hombre sirve a sus amigos, sacrificándose por ellos, haciendo algo por
ellos, entonces los amigos permanecerán con el, e incluso traerán a sus amigos
y familias también. Si este hombre quisiese marcharse, sus amigos se abrazarían
a él, y le pedirían que no se fuese. En el primer caso todos lo dejan; por
consiguiente aquel llegará a la infelicidad y destrucción. En el segundo caso,
sin embargo, todos vienen a el; por consiguiente, prosperará y crecerá.
El bien y el mal
son fundamentalmente diferentes. El mal pide todo y a todos para si mismo. Pide
a todos que sean y existan para el mismo. Pero el bien vive para los demás. El
camino de la destrucción es conquistar a otros; el camino de la prosperidad es
servir a los demás. Debemos comprender que éste es el punto de división. Cuando
seguimos la fórmula del bien, llegamos a ser la gente más grande. Pero si
seguimos el otro camino, llegamos a ser dictadores. Los santos son los que se
sacrificaron por la humanidad y por Dios.
Nosotros veneramos a cuatro grandes hombres
religiosos, Jesucristo, Confucio, Buda y Mahoma. Estos son los que vivieron
para Dios. No vivieron para sí mismos o para sus naciones solamente, sino para
el mundo entero. Por consiguiente, fueron perseguidos por su propia gente y
naciones. Estos cuatro santos son los fundadores de las religiones mayores.
Estos son los hechos históricos, no se pueden cambiar. Pero ahora, la gente de
este mundo moderno incluso niega la religión, diciendo que la religión no tiene
nada que ver con el mundo. Las religiones son el símbolo de moralidad y
disciplina, pero hoy en día el mundo tiende a rechazarlas. Sin religión , sin
embargo, este mundo nunca puede restaurarse.
Los comunistas
tienen un punto de vista totalmente opuesto. De acuerdo con la ideología
comunista "lo mío es mío y lo vuestro es mío" (todas las cosas pertenecen
al Estado). Por esta razón podemos predecir que el comunismo no por durará
mucho tiempo. Para realizar su meta los comunistas nunca escogen lo menor o lo
más pequeño, sino lo mayor y más grande para ellos mismos. Por nuestra parte,
nosotros debemos pensar: "lo mío es vuestro y lo vuestro de la nación y lo
de la nación es del mundo y el mundo es de Dios y lo de Dios es mío. Si
llegamos a ser gente así, entonces Dios querrá darnos Su corazón.
Creemos que todo
puede pertenecer a Dios. Vosotros, vuestra casa, vuestra familia pueden ser
ocupados por El eternamente. El tamaño del país no importa. Lo que Dios
necesita es esto: lograr recuperar de Satán a su hijo leal, a su familia y a su
nación leal. Quiere estar seguro de que ya que tal nación existe, el mal no
puede dominar al mundo por más tiempo.
Dios es el Dios
que no tiene una nación que pueda amar. Dios es uno que no tiene familia, ni
tribu, ni individuo a quien amar. Hace dos mil años Dios buscó a tal individuo,
Jesucristo. Con él, con la tribu de los israelitas y con la nación de Judá,
deseó establecer una nación que pudiese amar. Pero esta nación miró por sus
propios beneficios, mejor que buscar el bien de todo el mundo. Por
consiguiente, la providencia de Dios no se cumplió, y El no pudo completar la
restauración a través de Su hijo. El pueblo de Israel era devoto creyente en
Dios. Peor ellos no pensaron en la voluntad más que en sus propias cosas
individuales, las cosas de la familia, las cosas de la tribu y sus cosas
nacionales. Esta es la razón por la que no pudieron comprender a Jesús.
Por la
crucifixión de Jesús, Dios perdió a su pueblo escogido. Para ocupar su lugar
Jesús estableció el Israel espiritual, el Cristianismo (Rom. 9:6-9). Los
cristianos están hoy en día en la posición de Israel, la nación de fe que
debería haber recibido a Jesucristo. No hay ninguna nación en el cristianismo.
Por consiguiente, cuando el Señor venga de nuevo el modelo que seguirá será el
mismo que cuando Jesús fue rechazado (Luc.. 18:8). Dios escoge a América como
la nación que juega el papel de Juan el Bautista, y también a las iglesias de
América que desempeñan el papel de preparar el camino para la venida del Señor.
Pero América y sus iglesias están pensando en sus propios beneficios más que en
el propósito de Dios. Desde el punto de vista de Dios, si América no puede
cumplir su misión, Dios debe buscar a otra nación.
Por lo tanto,
todos los miembros de la Iglesia de Unificación deben sacrificarse a sí mismo,
a sus familias e incluso a la misma Iglesia de Unificación, para establecer una
nación de tal manera que Dios pueda amarla. El problema presente es si podemos
actuar como santos en nuestras vidas diarias - esto es lo más importante.
América ha sido
el país más adelantado del mundo. Si América no puede cumplir con su
responsabilidad para amar al mundo a costa de sí misma, entonces América no
puede estar en la posición de país capital. Deseamos crear individuos modelos,
familias modelos, tribus modelos que servirán como un modelo para el resto del
mundo.
Dios es el Padre
de la humanidad, por lo tanto siente más simpatía y amor por aquella gente que
está sufriendo en la pobreza y en la miseria. En nuestras familias, los padres
se preocupan y aman mucho más al hijo más pequeño, más débil que al hijo más
hábil. Dios siente lo mismo.
Cuando surja un
movimiento con esta actitud en América, entonces América ayudará a los países
subdesarrollados. Entonces este país podrá permanecer como nación directora.
Nuestros miembros de la Iglesia de Unificación deben tener siempre presente
cuando duerman en un lugar confortable que leales trabajadores para Dios están
durmiendo en peores lugares; cuando coman alimentos deliciosos deben recordar
que hermanos y hermanas que trabajan más duramente comen pobres alimentos, o no
tienen nada que comer. Debemos pensar que tenemos que erigir modelos vivientes
para todos.
Cuando un amigo
sirve a diez amigos, vendrán a él como al líder en servicio. Del mismo modo,
cuando una nación sirve a las demás, éstas desearán tener a este país como su
líder. Para que América perdure y prospere no hay otro camino para ella que
extender sus bendiciones.
Todo marcha por
ciclos. Después de la primavera viene el verano; después del verano, el otoño;
luego el invierno; después la primavera, el verano y el otoño otra vez. Si
subís, debéis estar preparados para bajar. El hombre no puede subir y subir por
siempre. Todo, todo gira. Por lo tanto una vez que se haya llegado a la cima,
uno debe saber cómo descender otra vez.
América debe ir
a los países subdesarrollados, y los países subdesarrollados deben seguir a
América. De esta forma el mundo entero puede sobrevivir y permanecer unido
incluso eternamente. En el centro de esa unidad habita Dios. Entonces un mundo
tranquilo e ideal puede existir.
LOS HIJOS DEL PADRE CELESTIAL
A causa de la
caída humana, no hemos comprendido verdaderamente a Dios, en una palabra, no
hemos tenido al verdadero Dios, no hemos estado viviendo con el verdadero Dios.
Si nosotros, la humanidad, pudiésemos haber sido uno con Dios, con Dios como
nuestro Padre habitando en El, viviendo con El en el mayor amor, ¡qué felices
habríamos sido! Y por su parte Dios. ¡Qué feliz se habría sentido de vivir con
sus verdaderos hijos! El, siendo el Altísimo en todos los sentidos, no hubiera
cabido en sí de contento, con felicidad inimaginable. Habría vivido con
nosotros en el último amor. ¿Os habéis parado a pensar alguna vez como habría
sonreído y bailado, y cómo se habría regocijado de vernos? Nuestra mayor
pérdida es no haber podido vivir con semejante Padre, de donde comienza todo lo
bueno y feliz. Pero nosotros nunca hemos experimentado tal sensación en su más
alto grado.
Experimentamos
el amor de nuestros padres. Nuestros padres nos besan en las mejillas, nos
abrazan y nos consuelan en tiempos de tristeza. Hemos experimentado estas
cosas, pero no en su mayor extensión ni en su verdadero sentido, porque cada
sensación sólo puede venir en su más alto grado de Dios. Lo que hemos
experimentado en el mundo aparte de Dios no es de Dios, sino del dominio de
Satán. ¿Os habéis parado alguna vez a pensar quién sonrió por primera vez en el
mundo entero, quién rió por primera vez? Naturalmente, si Adán y Eva no
hubieran caído habrían estado gozosos, pero ¿quién estaba contento al tiempo de
la caída humana? Satán. No Dios. Satán fue feliz después de arrebatarle a Dios
la soberanía sobre el hombre, y fue capaz de tener a toda la humanidad bajo su
dominio. La sonrisa de Satán, su risa cuando tuvo el control del hombre, fue
horrible. Siguiendo a la caída, la historia continuó en su mayor parte de
acuerdo con la voluntad de Satán. Nuestros antepasados trabajaron e hicieron
cosas de tal forma que agradaban más frecuentemente a Satán que a Dios.
Si realmente
sintiéseis esto, si consideráseis seriamente esta horrible realidad, casi os
quedaríais conmocionados. Querríais abandonar este mundo, volar a otro mundo.
¿Tenemos una pulgada de tierra que podamos reclamar como propiamente nuestra
como hijos de Dios, donde podamos estar gozosos y felices? No tenemos tal
lugar. Aunque deseemos dejar esta tierra tenemos que restaurarla a su condición
original.
Si dejamos el
mundo tal como está, tampoco podemos esperar que Dios venga y habite en él con
nosotros. Debierais sentiros como deteniéndolo en su venida a este obscuro
mundo. Si realmente sois los hijos de Dios, sentiréis de este modo, pues todo
se opone a Su deseo.
Sin embargo,
Dios, por su parte, siempre querría venir y habitar con nosotros, ayudarnos y
salvarnos; pero nosotros, hombres de pecado, nosotros, hijos de desobediencia,
tenemos que impedirle a Dios que nos ame y que viva con nosotros. ¡Qué triste
ha estado el corazón de Dios! Si hubiese simplemente un hombre que se
sacrificase por toda la humanidad para salvar al mundo, para borrar el pecado de
los demás, deseando ser una víctima por Dios se complacería Dios de el o no? En
este caso ¿hubiera rechazado a este hombre o le diría: "Eres uno de ellos,
estás manchado, estás lleno de pecado. No me gusta mirarte. No quiero que me
ayudes de ningún modo"? ¿Habría dicho Dios algo así? Por muy sublime y
puro que sea Dios, necesita a alguien que le ayude a restaurar el mundo.
Entonces Dios estaría agradecido de haber encontrado esta clase de hombre, y le
pediría que hiciese ciertas cosas por El. Pero encontrar un hombre así ha sido
muy difícil.
¿Qué pasaría si
este hombre dijese a Dios: "Me he sacrificado por tu causa; debes
reconocerme", insistiendo en que Dios se lo agradeciese? ¿cómo se sentiría
Dios? El hombre es tan codicioso. Queremos tener más de lo que merecemos. Pero
si esta persona con misión central pensase de este modo, diciendo a Dios estas
cosas, si yo fuese Dios le diría: "Oh, ahora has probado que tu también
eres de la tribu satánica. No quiero tenerte". Dios debe haberse sentido así
hacia gente semejante.
¿No recordáis
cuando Jesús oró en Getsemaní: "Si es posible, si es posible, que pase
este amargo cáliz de mi. Más no se haga mi voluntad, sino la tuya." Si
Jesús no hubiese incluido en su oración: "No se haga mi voluntad, sino la
tuya", Dios nunca podría haberlo aceptado. Este es el secreto de ser Su
hijo. Es ser totalmente obediente a Su voluntad. Solamente de esta forma podéis
hacerle feliz.
En el mundo del
mal Dios solamente puede seguir un camino. Es el camino de sacrificio trazado
por el hombre de pecado que está dispuesto a deshacerse de todo lo que tenga
para recibir a Dios. ¿Cómo os sentís después de escuchar esto?, ¿tristes,
serios? Estáis aquí dispuestos a recibir a Dios, pero Dios quiere que os
sacrifiquéis incluso antes de que se os lo diga. Esta es la clase de persona
que Dios quisiera que fueseis, porque quiere que sobrepaséis el modelo del
hombre caído. A causa de ello está triste Su corazón. Si no estáis dispuestos a
sacrificaros antes de que se os lo diga, Dios no puede venir a vosotros. Si
vivís así, Dios estará orgulloso de vosotros ante Satán. Sin hacer esto no hay
forma de que restauremos la autoridad y dignidad de Dios como Sus hijos. Debéis
hacer una oración esperanzadora a Dios: "Oh, Padre, no quiero ser un hijo
necio, imprudente. Quiero conocer tu corazón. Estoy aquí dispuesto a
sacrificarme, entonces, ¿por qué no vienes y habitas conmigo?" Dios estará
orgulloso de vosotros por esta oración.
E incluso podéis
orar esto: "Padre, seré responsable de restaurar este mundo y puedo
hacerlo, créeme. No tienes que venir a ayudarme. No deseo que vengas a este
mundo de sufrimiento para ayudarme. Estate ahí y obsérvame." Con esta clase
de oración podéis consolar el corazón de Dios. Entonces, ¿cómo respondería
Dios? El os diría: "Voy. Debo ir y ayudarte. Aunque tu quieras impedirme
que vaya, tengo que estar contigo. Quiero estar contigo en medio de la
obscuridad". Dios os diría esto. Entonces cuando estéis ejerciendo vuestra
misión, dispuestos a luchar en vuestro camino contra todas las dificultades
encontraréis de repente que Dios ya está ahí ante vosotros, habiendo preparado
todo y habiendo pavimentado el camino ante vosotros.
Dios es el Dios
del amor, del corazón paternal. En el caso que fueseis Dios ¿no haríais lo
mismo por vuestros hijos? Si vivís con Dios así, seréis el más grande de Sus
hijos, puesto que habéis conmovido el corazón de vuestro Padre. Habréis
restaurado la dignidad de Dios, y El estará orgulloso de vosotros.
Yo he pensado y
pensado, y finalmente encontré que este es el único camino para que los hijos
con piedad filial agraden a Dios. Estaréis agradecidos de que Dios haya venido
a la tierra por nuestra causa. Seréis capaces de hacer que Dios se sienta
feliz, afectuoso y orgulloso. Y vosotros estaréis orgullosos de los demás y
satisfechos de vosotros mismos.
Imagino que
todos vosotros oráis con fuerza. Hambrientos o llenos, satisfechos o
insatisfechos, siempre oráis duramente a Dios. Pero el grado de vuestro fervor
decidirá en cuanto serán contestadas vuestras oraciones. También al orar,
vuestras actitudes diferirán unas de otras.
Estoy seguro de
que cuando oráis a Dios hay algunos que confían en que sus oraciones serán
respondidas. Pero algunos de vosotros piensan: ''Quiero hacer tanto por El,
pero primero tiene que responder a mi oración". Dios no querría que
cambiaseis la forma de orar para convenir con El. No obstante querría que
oraseis con más fuerza y más ardientemente. Cuando oráis, es algo así: Suponed
que Dios está mirando en esta dirección, y vuestra voz viene orando muy fuerte
y diligentemente. Su interés será atraído a responder vuestra oración. Dios
está mirando atentamente a cada uno de vosotros y encontrará que alguno incluso
sin orar está haciendo cosas de tal modo que su oración ya está contestada.
Entonces, la atención de Dios será dirigida hacia esa persona. Si El tiene dos
hijos, y uno está orando muy fuerte aunque no se le dijo que orase, y el otro
está orando de mala gana sólo después de habérselo dicho, ¿por quién será
atraído Dios? No creo que haya nadie entre vosotros que no sepa la respuesta.
Suponed un hijo
que después de decirle su padre que hiciese algo, dijese que sí con la cabeza.
Pero que otro por propia iniciativa ya hubiera averiguado algo, y viniera a su
padre y le preguntase si lo que ha descubierto es o no cierto. ¿Cuál de los dos
agradaría más al padre? Nuevamente un hijo puede estar enterado de lo que está
sucediendo alrededor de su padre, pero otro hijo está tan ansioso de llegar a
estar metido en el mundo de su padre que lo primero que pensaría por la mañana
seria: "¿Estará levantado mi padre? ¿Cuáles serán sus planes para
hoy?" ¿Por cuál estaría atraído el corazón del padre?
Aún puede haber
otro hijo que no puede por menos sino despertar a su padre porque tiene ideas
de algunos planes maravillosos. El llamaría a la puerta, o simplemente entraría
precipitadamente en la habitación de su padre y lo despertaría. Pero el padre,
sin embargo, amaría a este hijo.
Si estuvieseis
en la posición del padre ¿amaríais a un hijo que estuviese pegado a vosotros
las 24 horas del día, incluso sin dejaros dormir? Si amáis y os preocupáis por
vuestro padre, incluso si lo azuzáis e incluso si le impedís que haga alguna
otra cosa, el estará forzado a preocuparse por vosotros y amaros en respuesta.
Lo mismo sucede con Dios, nuestro Padre Celestial.
Voy a contaros
una anécdota de mi hijo Hyojin. El es un niño muy activo. Corre tanto que
tropieza con todo. Un día cayó y se despellejó las rodillas y yo se las vi
inflamadas y sangrando. Era un niño pequeño. Le pregunté: "¿Te
duele?" El estaba sangrando, pero me dijo: "No me duele. Estoy
bien". Nunca he olvidado esta escena. En vez de llorar, el niño confortó a
su padre.
Entre los hijos
de Dios que trabajan más duramente hay dos clases. Algunas querrían servir a
Dios porque están ansiosos de ser amados por El. Están contentos y satisfechos
de disfrutar el amor de Dios. Pero otros hijos están preocupados por la causa
de su Padre y saben que El está impaciente por lograr y encontrar otros hijos.
Tal persona diría a Dios que ya que El ha perdido tanto hijos, quiere
devolvérselos. ¿Diríais: "Padre espérame. Aunque esté ausente de ti
haciendo este trabajo durante un tiempo, no te preocupes de mí'? Si salieseis
en busca de vuestros hermanos perdidos y trabajaseis muy duro y no volvieseis a
vuestro Padre por un largo período, ¿estará vuestro Padre descontento con
vosotros? Está claro que Dios os amaría más si fueseis el hijo que querría
salir en busca de sus hermanos y hermanas perdidos y traerlos a casa.
Suponed que el
hijo que trabaja para restaurar a los hijos perdidos incluso muriese en el
frente. ¿Estaría enojado el Padre porque su hijo le ha desobedecido? Estará
orgulloso de él. Estimaría el corazón de ese hijo, tanto más le amaría. Por
tanto, deberíais hacer cosas sin que se os lo diga y sin quejaros. Debéis estar
más preocupados que El, al llevar a cabo lo que El tiene en mente.
El amor y la
paciencia del Padre están con el hijo que está siempre dispuesto a ayudarle de
cualquier forma posible y que iría a cualquier parte para que la gran tarea sea
llevada a cabo. Anhelaría tener a este hijo a su alrededor para cuidar a sus
hijos y nietos. De este modo Su amor sería multiplicado a través de esta
persona.
Hay varios tipos
de corazón. Algunos padres dirían a sus hijos: "Debéis amarme a mí y a
nadie más, servirme a mí y a nadie más, porque yo soy vuestro padre". Pero
hay otros padres que dirían a sus hijos: "En vez de amarme a mí y hacer
cosas así por mí, ¿por qué no vais y hacéis cosas por los demás?, porque yo los
amo tanto como a vosotros". Esta clase de padre es el padre real. Cuando
estáis poco dispuestos a sacrificaros, si este padre os guiase incluso hacia la
muerte por sus muchos otros hijos, este es el verdadero padre.
Después de que
hayáis terminado vuestro trabajo aquí en la tierra, cuando vayáis al otro
mundo, si decís a Dios que no querríais ir al Cielo sino estar en el infierno
para allí ayudar a la gente, entonces Dios bajaría el Cielo a vosotros para que
vivieseis en él. ¿No creéis que lo haría? Entonces si insistieseis en que os
dejase vivir en la sociedad más baja, sonreiría y os diría: "Hijo, eres un
muchacho muy bueno". En ese caso, aunque no fueseis obedientes a Dios, El,
sin embargo, estaría orgulloso de vosotros. Seríais un ejemplo de bondad
absoluta.
El os diría
algún día: "No tienes que salir a la sociedad. ¿Cuándo te dije que tenías
que ir y dar testimonio a la gente? ¿Por qué no te quedas aquí y
descansas?" Si pusieseis reparos, y protestaseis y finalmente salieseis a
la sociedad ¿os castigaría? Dios al tratar de salvar a toda la humanidad,
querría que tuvieseis esta actitud, El querría que deseaseis ser esta clase de
cristianos.
Por esto en la
Biblia leemos muchas cosas paradójicas. En un sitio se os enseña que améis a
vuestro Padre con todo vuestro corazón, con toda vuestra fuerza, con toda
vuestra sinceridad. Este es el primer mandamiento de Dios. Después se nos dice
que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Tomados juntos estos
mandamientos parecen paradójicos, pero si ambos son cumplidos podéis conquistar
al mundo entero.
Cuando Dios os
dice que lo améis más que a nadie significa que quiere que hagáis su voluntad a
toda costa. Entonces es natural para vosotros amar a vuestro prójimo y amar a
vuestros hermanos y hermanas como a vosotros mismos. Si debéis asemejaros a
vuestro Padre ¿amaríais a una persona que satisficiera vuestras ambiciones
personales o amaríais a toda la gente del mundo por El? Dios ama la enorme
combinación de todas las gentes, incluyendo las gentes del pasado y
generaciones futuras. Cuanto más amplia es la extensión de vuestra lucha, más
amados sois por el Padre celestial.
Si queréis
llegar a la posición de ser amados por vuestro Padre, vuestra relación con el
mundo cambiará. Suponed que pasáis por la escena de un accidente en el que
alguien ha sido herido. Os sentiríais como si esa persona fuese alguien muy
próximo a vosotros y os gustaría ayudarla de cualquier modo posible. Querríais
decir a la gente que estuviese alrededor que tuviesen también compasión. Si los
otros espectadores estuviesen solamente mirando y sin hacer nada, os sentiríais
tan ansiosos, como si esa persona fuera vuestro propio hijo. La pondríais en
vuestro coche y la llevaríais precipitadamente al hospital vosotros mismos.
O podéis
encontrar a una persona maravillosa que está realizando grandes cosas en el
mundo. Querríais hablar con ella y alentarla. Estaríais agradecidos a Dios por
haber encontrado una persona tan buena y querríais asociaros con ella y llegar
a conocerla corazón a corazón. Os sentiríais en la posición de un padre hacia
esa persona y querríais sufrir por ella; pediríais a Dios que lo que ella
hiciese fuese recibido por El, que sus pecados y los pecados de sus antepasados
fuesen perdonados. Os sentiríais uno con ella de corazón, en las alegrías y en
las penas.
Amaríais al
mundo de tal forma que pediríais a Dios que bendijese a un próspero país lo
máximo, y que lo guiase para llegar a ser la nación conductora del mundo:
"Quiero veros alegres de este próspero país después de haber sido
derramadas tantas bendiciones aquí". Por otro lado si veis un pueblo pobre
en una nación subdesarrollada y desvalida, debéis sentir crecer el entusiasmo
en vuestro corazón para hacer que esta nación vea la luz del sol algún día.
Querríais elevar el nivel de vida en esa nación, porque odiaríais ver a vuestro
Padre acongojado por el sufrimiento de ella. Estaríais anhelantes de hacerla
igual a otras naciones. Desearíais estas cosas sin reserva.
Entonces, ¿cuál
debe ser nuestro deseo? Nuestro deseo es llegar a ser los hijos de Dios,
haciendo todo en su lugar antes de sus órdenes. Nuestro deseo es llegar a ser
la clase de gente que la historia pecaminosa de la humanidad nunca ha visto
antes.
¿Querría Dios
que rieseis y fueseis felices antes de que El os hiciese felices? Si habéis
tenido la experiencia de criar hijos, conoceréis bien la respuesta. Suponed un
padre y una madre reñidos el uno con el otro y que son muy infelices, sin reír
ni sonreír nunca. Están de un humor terrible, pero sus hijos, inocentes,
vendrían a ellos sonriendo, riendo y bailando, intentando hacer reír a sus
padres. ¿No reirían? Aunque queráis estar de mal humor, permanecer enfadados,
cuando veis a vuestros hijos intentando haceros felices, vuestro corazón
reventará de risa.
¿Qué es mejor
tener a vuestros hijos infelices e intentar aliviar sus corazones, aun cuando
están tristes porque saben que tenéis una carga, o tener a vuestros hijos
queriendo haceros felices? ¿No os gustaría tener a vuestros hijos intentando
animaros? Nuestro deseo es llegar a ser esta clase de hijos de Dios.
Para ser así,
primero debéis hacer cosas antes de que os lo ordenen. Segundo, debéis ser tan
emprendedores que queráis actuar por vosotros mismos, incluso sin la ayuda de
vuestro Padre. Le diréis: "Padre, por favor, quédate donde estás. Yo seré
responsable. Haré mi parte. Por favor, espera hasta que pueda devolverte estos
resultados. Lo hago por ti y por mis hermanos y hermanas a quienes amas
tiernamente". La tercera cosa es, como ya dije, que debéis desear hacer
cosas por vuestros hermanos y hermanas de todas partes del mundo porque ellos
son igualmente amados por Dios. Si sentís de este modo, vosotros sois Sus hijos
restaurados a quienes Dios ama lo máximo. El os alabaría y le gustaría daros
todo. Estaría orgulloso de vosotros.
Cuando El os da
alabanza y todo lo bueno, podéis decir: "Padre, ahora que me has dado toda
esta felicidad y estas bendiciones, son mías, ¿no es verdad?" El os diría:
"Desde luego son tuyas". Entonces podéis hacer todo lo que queráis
con ellas. Querríais dar todas vuestras bendiciones a otra gente, pensando:
"Pertenezca todo lo que he recibido a mis hermanos". Dios sería feliz
con vosotros.
Si hacéis esto,
seréis los hijos e hijas de piedad filial hacia Dios. El perdió Su amor, Su
felicidad, Su paz y Su creación entera a causa de la caída humana. Por
consiguiente, desearéis devolverle a través de los demás la felicidad, el amor
y los ideales. absolutos que El os ha dado.
Si tomáis esta
posición, podéis atraer el corazón del Padre Celestial. Podéis tener el
verdadero amor de Dios en vuestra posesión y esto es la esencia de todo. Si El
encontrase esta clase de hijo con las manos vacías después de haber dado todo
lo que tenía, el Padre le diría: "Soy tuyo. Puedes tenerme". Con esto
en la mente, podéis interpretar toda la Biblia.
Si caminaseis
vuestro sendero de esta manera, Dios iría con vosotros para estar con vosotros.
Podéis encontrarle estéis donde que estéis. Por muy bajo que sea el lugar en
que os halléis, la atención de vuestro Padre estará enfocada en vosotros. El
Reino de Dios en el cual se complace, estará allí en tu corazón dondequiera que
estés.
Debéis ser
ardientemente conscientes del hecho de que no nacéis para vosotros mismos.
Nacéis en provecho de todo el mundo, estáis viviendo para todo el mundo, estáis
dispuestos a morir por el mundo entero. Si vivís esta idea en su mayor
extensión, entonces ya estaréis llevando a cabo lo que vuestro Padre quiere que
hagáis. Entonces, la creación entera querrá perteneceros y Dios mismo será
vuestro. Incluso si no la quisieseis, todas las cosas vendrían voluntariamente
a vosotros y os pertenecerían.
Cuando sentís:
"He nacido de mi Padre y ya soy una parte de El, quiero estar con El y
hacer todo por El por siempre". Entonces ya estáis en la posición de ser
amados por El y heredar de El. Incluso cuando muráis, sabéis que viviréis en el
otro mundo en espíritu y tanto más El os amará.
Entonces de qué
careceríais?
Si estáis en
esta posición de estar siempre con vuestro Padre en espíritu, entonces vais a
vivir en El dondequiera que estéis, por toda la eternidad. Entonces, dormidos o
despiertos, sea lo que sea lo que estéis haciendo, nunca penséis que estáis
solos. Estáis siempre con vuestro Padre, y vuestro Padre está siempre con
vosotros.
LA VERDADERA
NACION DE DIOS
En la historia
de cada nación hay ascensión y caída. A veces una nación llega a una cima de su
cultura, y a veces declina. Todos quieren estar orgullosos de su propia nación,
su propia cultura o tradición. Pero ¿están incluso estos altos puntos de
cultura a la altura del modelo en el que podamos. estar orgullosos por toda la
eternidad y ante toda la humanidad?
El mundo como un
todo no es el lugar ideal para vivir o para estar orgulloso de él. Si Dios
existe, podemos ciertamente decir que este mundo no es el mundo ideal en el
cual Dios se propuso que viviésemos. Sabemos que Dios es el Ser último y absoluto,
y Su nivel debe ser así. Entonces, ¿estamos agradando a Dios con nuestros
pensamientos y acciones? En el mundo se sonríe y se ríe, pero después de la
caída del hombre estas sonrisas y risas no han agradado realmente a Dios. Ya
estéis felices o tristes, experimentando éxitos o fracasos en la vida, ¿tiene
lo que estáis haciendo algo que ver con la providencia de Dios? Al alcanzar el
último modelo, todas las cosas deben tener una conexión con Dios.
Vemos a los
niños jugando en las calles, correteando, riendo y gritando. ¡Parecen tan
felices, tan inocentes comparados con los adultos! Pero, sin embargo, nacen de
un linaje manchado, de una herencia de pecado (Rom 3:23). Y si los niños
inocentes tienen tal condición, ¿qué podemos decir de los adultos? Nuestra
fuente de felicidad debe estar en Dios, pero estamos privados de Dios, y
vivimos en la tristeza y en la miseria. Debemos pensar y actuar en conexión con
la voluntad de Dios, pero hacemos lo contrario. Vivimos de esta forma como
individuos y como familias. Y estos individuos y estas familias forman el
mundo.
Esta clase de
mundo no agrada a Dios. Si Dios existe, estará triste por esta situación y
querría que viviésemos en un mundo ideal. De hecho, estamos seguros de que El
hará uno para nosotros. Pero la población total del mundo está separada de El,
por lo tanto, para restaurar el mundo en un mundo ideal, no puede hacerlo de
repente, sino sólo poco a poco. El necesita trabajar en la base individual,
intentando hallar una persona que tenga derecho a tal mundo. Entonces
restaurará una familia, una nación, y por último, al mundo entero, empezando
con aquel individuo que pueda cumplir con el modelo de Dios. Primero de todo
debe hallar una persona, un solo hombre, un personaje central. Finalmente esta
persona será conocida e influenciará en el mundo entero. El proyecto no es
simple, puede tomar muchos años. Dios necesita tiempo para desarrollar Su
providencia. El trabaja gradualmente, restaurando a la gente uno por uno y
familia por familia. Cuando El restaura a una persona puede parecer que El está
trabajando solamente con este hombre. O podemos pensar que Dios está interesado
simplemente en una familia o nación particular.
Los cristianos
sinceros de hoy oran ardientemente y se esfuerzan en llevar una vida de fe para
asegurar su propia salvación. Esto ha requerido el esfuerzo total de los
cristianos. Una vez que su propia salvación está segura, entonces los
cristianos intentan salvar a sus familias. Estamos acostumbrados a hacer esto,
pero no más allá de esto. No nos hemos dado cuenta de que si realmente
lucharemos para conquistar a nuestra nación bajo la voluntad de Dios, nuestras
familias y nosotros mismos estaríamos incluidos en la extensión de esta
salvación. Al establecer nuestra meta en un modelo más alto y persiguiendo una
más amplia extensión, los niveles más bajos ya estarían incluidos como
salvados. Hoy en día el cristianismo está declinando en el mundo, y esta es la
causa. Los cristianos no han restaurado las naciones como el fundamento sólido
en el cual puede trabajar Dios. Además los cristianos de hoy esperan que cuando
el Señor vuelva, va a salvar a cristianos individuales. Pero cuando el Señor
regrese, establecerá una nación entera de fe y restaurará al mundo entero.
En tiempos de
Jesucristo la gente tenía la misma expectación. Mucha gente religiosa de aquel
tiempo pensaba que Dios había preparado 4.000 años de historia para enviar a
Jesús al pueblo judío, para salvar a Israel. Esperaban y deseaban que cuando el
Mesías viniese, tomaría venganza de sus naciones enemigas. De acuerdo con sus
interpretaciones de las profecías, creían que serían la nación conductora del
mundo, y todas las demás vendrían de rodillas ante ellos. Nunca soñaron que al
venir el Mesías los querría sacrificar a ellos mismos y a su nación en
beneficio del mundo. Si ellos hubiesen creído esto Jesús nunca podría haber
sido crucificado.
Si vosotros
estuvieseis en la posición de Dios, ¿preferiríais salvar una nación o
simplemente un individuo - o el mundo entero? La respuesta es clara. Dios
quiere salvar al mundo entero. Ahora, ¿piensan de esta forma los cristianos de
hoy? Si no es así, ¿hay alguna otra religión que trate de salvar al mundo
entero? Puede haber religiones cuya meta sea conquistar al mundo, pero en este
caso, quieren subyugar a otras religiones, y que toda la otra gente venga bajo
esta religión. Pero no existe una religión que se proponga salvar al mundo a
costa de sí misma o del sacrificio de la gente de esta religión.
Como sabéis,
incluso en el mundo comunista, el ideal es unir al mundo entero en una unidad
que sea el mundo más feliz para la gente que en él viva. Pero nos hemos dado
cuenta del hecho de que en el mundo comunista mismo, hay una ruptura entre
Rusia y China Roja. Si es imposible para ellas estar unidas en unidad dentro de
su bloque, será también imposible que formen un mundo bajo su ideología. Aunque
el comunismo como ideología aboga por la unidad de toda la gente, y unificar al
mundo entero, las naciones comunistas no pueden poner la ideología en práctica.
Para llevar a cabo realmente la unidad del mundo es necesario respetar el valor
del punto de vista de los demás, pero en este caso, cada país quiere dominar al
otro. Así es como surgió el conflicto. Rusia sueña con la soberanía de su
pueblo sobre los demás, pero para hacer del comunismo una ideología mundial,
los rusos deben estar dispuestos a sacrificar a su propio pueblo en provecho
del mundo entero. Esto es por lo que les será imposible dominar al mundo entero
bajo su ideología. Si el pueblo comunista hubiese estado dispuesto a
sacrificarse para hacer de su ideología una ideología mundial, transcendiendo
el nivel de tribu y después el nivel nacional, no habrían fallado.
En el mundo
democrático también hay dificultades. Los Estados Unidos han sido hasta ahora
la nación conductora del mundo, trabajando para igualar las condiciones sobre
todo el mundo, ayudando a otros países. Pero ya que se está retirando de todas
las partes del mundo por miedo a debilitarse ella misma, los otros países no
están llevando a cabo totalmente sus misiones. La ideología fundadora de los
Estados Unidos fue el cristianismo. Si el pueblo de los Estados Unidos se
pusiese a sí mismo en la posición de Jesús, y orase a Dios: "Que sea
salvado el mundo, incluso si nuestra nación debe ser sacrificada", los
Estados Unidos continuarían siendo una gran nación. Entonces, esta nación,
aunque tuviera que enfrentarse con el desastre, podría ser resucitada como lo
fue Jesús, y sería capaz de salvar al mundo entero.
Recientemente
hemos visto a los políticos en América pensando solamente en el beneficio de su
país, y sin ocuparse del mundo exterior. No parecían preocuparse de si las
demás naciones pereciesen. Los Estados Unidos han sido hasta ahora los únicos
en la historia de estar en vanguardia intentando salvar a las demás naciones de
la corrupción y del peligro. Pero ya que los Estados Unidos están abandonando
esta posición, no vemos a ninguna nación que ocupe su lugar. Si existe un Dios,
El buscará una nación, incluso si es pequeña, en la cual la gente esté
dispuesta a salvar al mundo entero, sacrificándose a sí misma. Si la gente de
una nación estuviese armada con esta clase de ambición, esta nación llegaría a
ser la nación conductora. Dios tiene que hacer esto partiendo de ella. Pero
¿existe una nación así en el mundo de hoy? No.
En el proceso de
la creación, Dios vertió todo Su ser en el universo que hizo. Es decir, El se
sacrificó al crearlo. En el curso de la providencia de restauración, también
aquellos en la posición de sujeto deben estar dispuestos a verter todo su ser
en aquellos en la posición de objeto. Entonces, para salvar a nuestras
familias, a nuestras naciones, al mundo, debemos estar dispuestos a
sacrificarnos nosotros mismos, a nuestras familias, y todo lo que tengamos.
Podemos llegar a la conclusión de que el Reino de Dios en la tierra, solamente
puede ser llevado a cabo por esta clase de actitud, no por el deseo de traer a
la demás gente bajo nuestra propia soberanía.
Debéis estar
dispuestos a amar a vuestra familia más que a vosotros mismos, amar a vuestros
parientes más que a vuestra familia, amar a vuestra nación más que a vuestros
parientes, y amar al mundo más que a vuestra propia nación. Quizás sea fácil
para los individuos sacrificarse por sus familias. Cada miembro de la familia
puede estar dispuesto a sacrificarse por los otros miembros de la familia.
Entre familias quizás no sea demasiado difícil, porque las buenas familias
estarían dispuestas a hacerlo por las demás. Pero entre naciones sería muy
difícil. Podéis tener un buen sentimiento hacia naciones vecinas y estaríais
dispuestos a renunciar hasta cierto punto a la vuestra propia en beneficio de
estas otras naciones. Pero más allá de este punto, cuando hay grandes
diferencias en costumbres, tradiciones e historia, puede ser difícil para
vosotros querer sacrificar a vuestra nación por estas otras naciones.
No existe
ninguna religión que enseñe hoy en día un espíritu de sacrificio de tal calidad
que pueda abarcar al mundo. Si esta clase de vida no puede ser vivida por los
seres humanos, Dios no tendría esperanza de poder restaurar al mundo, porque El
no puede cambiar al mundo por Sí mismo. Dios debe obrar a través del hombre. Si
nadie está dispuesto para esta tarea, Dios no puede salvar al mundo. Pero donde
quiera que Dios encontrase tal persona, tal familia, tal nación, tal religión,
El estaría muy contento, y trabajaría a través de esta gente y esta religión.
Debemos estar
dispuestos a sacrificar a nuestra nación para salvar al mundo. Debemos estar
dispuestos a sacrificar a nuestras familias para salvar a nuestra nación y al
mundo. Y debemos sacrificarnos a nosotros mismos para salvar a nuestras
familias.
Cuando obtengáis
la victoria en el nivel individual, cuando os hayáis salvado a vosotros mismos,
haciendo que vuestro cuerpo obedezca a vuestro corazón centrado en Dios,
entonces ¿qué haréis? Debéis alcanzar el nivel de sacrificio de vosotros mismos
por el mundo, trabajando a través de vuestra familia y vuestra nación, y
conduciéndolas a vivir del mismo modo. Estáis inclinados a pensar que después
de que os hayáis perfeccionado a vosotros mismos vais a ser el jefe de vuestra
familia. Pero os olvidáis de que estáis viviendo con el propósito de salvar al
mundo entero. Incluso vuestra familia tiene este propósito; no existe solamente
para vosotros mismos. Entonces ¿qué haríais para que vuestra familia fuese un
éxito ante Dios? No es suficiente que marido y mujer se amen el uno al otro. Al
amaros mutuamente lo debéis hacer para la salvación de la nación y para la
salvación del mundo. Para que seáis capaces de salvar al mundo entero, debéis
saber que tenéis que ser capaces de sacrificar a vuestra nación, y a vuestra
familia por la nación.
Se nos enseña
que tenemos que hacer una ofrenda para llegar a Dios. Esto significa que lo que
vamos a salvar a costa de la ofrenda es más grande que la cosa que vamos a
sacrificar. Cuando salváis a vuestra familia a costa de vosotros mismos, ya
habéis obtenido algo mayor, vuestra familia. Y cuando salvéis a vuestra nación
sacrificando a vuestra familia, habréis obtenido la nación, que es más grande
que vuestra familia.
Cuando hacéis
una ofrenda ante Dios, ¿le ofreceríais las sobras? Escogeréis lo mejor de lo
que tuvieseis., y querríais dárselo. Lo que más estimaseis sería vuestra
ofrenda. Cuando Noé pasó 120 años de la flor de su vida en la empresa de la
construcción del arca, estuvo ofreciendo la mejor parte de su vida a Dios.
Abraham estuvo en la posición de tener que ofrecer su esposa a Dios, e incluso a
su querido y único hijo. Era para él más difícil ofrecer a su hijo que
sacrificarse a sí mismo. Moisés experimentó el mismo camino. Cuando iba a
recibir la ley, ayunó por cuarenta días, y pasó por muchas dificultades y
penalidades. Estuvo dispuesto a sacrificarse a sí mismo, su propia vida. al
hacer la ofrenda ante Dios.
Lo mismo sucede
con Dios. El nos pide que hagamos ofrendas, pero por su parte, El también tiene
que dar algo para la salvación del hombre. El tiene que sacrificar al hombre
que hace la ofrenda. Esto significa que apenas Dios ha obtenido esta preciosa
persona, ya tiene que sacrificarla. Sabemos que después de escoger y preparar
una nación para recibir el Mesías, Dios estaba dispuesto a sacrificar esta
nación en beneficio del mundo. El pueblo, sin embargo, no se dio cuenta de este
hecho. Ellos pensaban que el Señor vendría a salvar a su nación y a ponerla
sobre todas las demás naciones, y que Dios les ayudaría a tener esta posición.
¿Cuál es el
deseo de Dios y el nuestro? Es restaurar la nación, la que Dios pueda reclamar
como suya. Para que seamos capaces de hacerlo debemos eliminar la condición
mala. A cualquier precio, incluso a expensas de nosotros mismos, debemos
establecer el Reino de Dios en la tierra. Vivimos para este propósito. La
tierra entera será nuestro país. A los ojos de Dios no hay fronteras
nacionales. Tenemos que unificar al mundo entero bajo la voluntad de Dios.
Unidas todas las naciones, serán un pueblo en Dios. Vamos a erigir el Reino de
Dios en la tierra con toda esta gente en cooperación los unos con los otros.
Hacer esto es vuestra misión, así como la mía.
Sois personas
individuales, pero debéis estar orgullosos de ser representantes de toda la
gente del mundo como ciudadanos del Reino de Dios en la tierra. Debéis tener
este ideal, este pensamiento, cada uno de vosotros. Sobre todas las soberanías
del mundo, la de Dios debe ser la última.
Si Adán y Eva no
hubieran caído, su familia multiplicada sería el mundo. Adán habría asumido el
papel de primer progenitor de los ciudadanos del Reino de Dios en la tierra.
En el curso de
la restauración, cada uno de vosotros debéis pensar que vosotros mismos sois
como un punto de partida. Vais a ser bendecidos en matrimonio y vais a dar
nacimiento a vuestros hijos y seréis verdaderos progenitores para vuestros
descendientes. Desde entonces en adelante serán ciudadanos del Reino de Dios.
Cristo viene nuevamente heredando la soberanía de Dios, y con él como centro,
debéis ser capaces de difundir esta bendición estableciendo el Reino de Dios en
la tierra. Siendo nuestro país la tierra entera, siendo nuestro pueblo toda la
población de la tierra, la soberanía de Dios reinará sobre toda la humanidad.
Debéis creer
firmemente que vosotras las mujeres sois las representantes de todas las
mujeres de la tierra, y debéis poneros a vosotras mismas en la posición de
madres para los descendientes de la gente del mundo. Con verdadera fe, los
hombres sois los representantes de todos los hombres de la tierra. Toda la
tierra será de Dios, la población entera de la tierra será ciudadana del Reino
de Dios, y la soberanía de este mundo será la soberanía de Dios. Debemos orar
por ese día y luchar por él con agrado.
Directamente
ante nosotros tenemos el Reino Glorioso como misión. Vamos a sacrificarnos por
esta causa, y estamos destinados a ser los alegres ciudadanos viviendo en el
amor de Dios. Y sigamos adelante por esta causa.
DESAFIO Y VICTORIA
Aquí nos
encontramos hombres y mujeres. La senda de la vida para la mujer es obviamente
distinta de la del hombre. Lo que siente la mujer es diferente de lo que siente
el hombre. En la vida de cada individuo hay una diferencia entre su infancia,
juventud, madurez y vejez. No solo en la vida humana es esto verdad, sino
también en la naturaleza. Vemos cuatro estaciones viniendo una tras otra. Si
insistieseis en vivir siempre en verano y nunca os preparaseis para el
invierno, tendríais problemas cuando llegase el invierno. En invierno aquellos
que no piensan en la llegada de la primavera y permanecen con abrigos, los
lugares cálidos les serán incómodos en la primavera. ¿Podéis empeñaros en
vestir ropas de invierno cuando llega el verano? No, necesitáis cambiar
vuestras ropas para adaptaros a la estación.
Esto es
exactamente lo que sucede en nuestras vidas. Quienes se encuentran en el verano
de la vida, que es la flor de la juventud, quieren tener eterna juventud. Pero
eso no es posible. Es natural que haya cambio. Pero ¿tenéis la tendencia a
querer permanecer en la misma edad? Teméis que cambiando, de algún modo
declinaréis. Sabéis por experiencia que no siempre subís. Cada día vuestro
humor tiene subidas y bajadas, una vez transcurrido el día si encontráis que
habéis tenido más subidas que bajadas, podéis decir con seguridad que habéis tenido
un buen día. Si habéis tenido más bajadas, diréis que habéis tenido un mal día.
Podéis pensar en no tener absolutamente ninguna caída en vuestra vida, pero eso
no puede ser.
En el mundo del
cambio, la cuestión es siempre cómo digerir lo que encontramos y sacar algo
bueno de ello. Más que nadie la gente joven se enfrenta a constantes cambios,
porque su naturaleza es así. Tu buscas cosas estimulantes y quieres tener
siempre variedad. Si puedes digerir los problemas y cambios, y aún quieres
tener más, eso está bien. Pero si no tienes este poder digestivo y todavía
deseas experimentar nuevas cosas a cada momento, eso no es posible. Tu, como
persona joven, debes aprender a gobernar tus propios problemas. No conoces el
futuro ante ti, por tanto, necesitas aprender como recorrer el sendero de la
vida de tal forma que estés capacitado para pensar positivamente de cada
eventualidad, de esta forma podrás crecer continuamente.
Si dices que
odias sufrir un entrenamiento disciplinado porque no te gusta o porque no
puedes soportarlo, ya has sido derrotado. Debes tener la actitud de querer
enfrentarte a lo que venga con gran expectación e interés. No debes mirar con
un único enfoque, sino mirar alrededor de tu situación en las cuatro
direcciones. Mirando al río Hudson sabes que el agua profunda corre
silenciosamente. Pero en la corriente superficial se dan muchos
acontecimientos: en ocasiones el agua gira en un profundo remolino; otras veces
se estrella sobre las rocas, como en las cascadas; en otras ocasiones pasa
precipitadamente grandes rocas o corre sobre diminutos guijarros para reunirse
en el océano. Como tal vez hayas visto en las películas si estás enfrentado a
una corriente impetuosa en un bote no puedes mirar inmediatamente enfrente
tuyo, sino que debes dirigir tu mirada por todas partes y debes estar presto a
manipular el bote. De otro modo, se estrellará contra las rocas ante ti. En tu
vida también hay cascadas, en ocasiones el agua formará incluso muros o
acantilados ante ti. Por tanto, debes pasar esquivando rápidamente un lugar o
dirigirte directamente a través de las olas a otro lugar.
Debes prepararte
para la ola. Si te quieres librar de la ola, por muy duramente que luches para
no ser llevado por la corriente, no podrás resistirte. Si tu destino es flotar
en la corriente del río Hudson debes fluir como él lo hace. Es muy posible que
puedas encontrarte como la cascada o el agua corriendo en los rápidos, pero no
debes desalentarte por las asperezas de tu curso. Si estás entrenado en este
curso, podrás manejar más fácilmente las cosas venideras. Si tomas interés en
lo que estás haciendo, y si estás emocionado al encontrar nuevas aventuras,
entonces cuando te enfrentes incluso a mayores dificultades, podrás abordarlas
con mayor entusiasmo y capacidad. Pero si estás poco dispuesto a afrontar los
problemas que surgen a tu alrededor, y los temes, entonces no estarás
capacitado para convertir la experiencia en un entrenamiento para afrontar
nuevos problemas. Tan sólo yendo a través de las rocas y cascadas puedes
conducirte a ti mismo hacia el corazón del océano.
Hay muchos modos
de vida: la vida de un hombre ordinario, la vida de un hombre sagrado y la vida
de un gran líder. Cuando sois interrogados acerca de quien queréis llegar a
ser, todos, estoy seguro, contestaréis: "Quiero llegar a ser un gran
líder". Pero un líder no puede ser hecho de la noche a la mañana. Tal
persona tiene que resistir muchas adversidades, y a menudo con desesperado
esfuerzo debe perseverar y estar dispuesto a enfrentarse aún a más.
Aquellos que han
estado enfrentados con situaciones de vida o muerte, no una vez, sino
continuamente, saben como ofrecerse a sí mismos cada día de su vida. Supón que
hay un gran general. Mirando a su pasado encontramos relatos que muestran que
luchó en muchas batallas, fue en ocasiones derrotado, y en otras victorioso.
Tantas experiencias como fuesen posibles serían importantes para su historial.
Pero si ese general en tiempo de paz no estuviese dispuesto a vivir
sacrificadamente por su nación, su fama pronto se desvanecería. Su actitud debe
ser la de un patriota, debe estar siempre dispuesto a dar su vida en caso de
necesidad.
Debemos mirar
como el agua desciende desde la cima de la montaña. Encontrará muchos
obstáculos. Si comparamos nuestras vidas con esa corriente de agua, ¿dónde
estamos? Cuando miramos al mundo como un todo, la situación mundial se
encuentra en alguna parte del curso medio, aún no ha alcanzado el profundo
océano. Antes de su llegada al océano, el mundo puede algún día estar en las cataratas
de Niagara. ¿Pueden decir las gotas de agua: "Yo odio caer en el
acantilado'' ? En lo alto del acantilado debes estar preparado, y decirte a ti
mismo: "Es emocionante y quiero arrojarme a este acantilado y alcanzar el
océano tan pronto como sea posible." Si estás anhelante, tendrás éxito y
alcanzarás tu propósito. Cuando sobrevivas una vez que hayas pasado las
cataratas de Niagara, cualquier otra persona que está enfrentada a ellas,
vendrá a ti. Mucha gente puede intentar dar consejo a los nuevos describiendo
cuán difícil tarea es estrellarse en el acantilado, pero tan solo tu, con
experiencia, eres quien está calificado para hacerlo.
En el mundo bajo
el Imperio Romano los cristianos estuvieron enfrentados a barras de hierro
cuando trataron de avanzar. Pero si la cristiandad no hubiese sido perseguida
por Roma en ese tiempo, no creo que hubiese progresado hasta el nivel de hoy.
Si sólo hay una presa baja, una corriente fuerte la rebosará. A causa de que
los cristianos tuvieron mayor determinación que el poder de Roma, la
cristiandad rebosó, e inundó a la nación romana y al mundo.
Cuando estás
cansado, te quedas medio dormido, pero tu mismo no eres consciente de ello.
Puedes intentar resistir tu somnolencia duramente, y pensar en no dormirte,
pero es en vano. Si esas dos pequeñas aberturas de tus ojos se cierran, el
resto de tu cuerpo responderá con una acción armoniosa y caerás dormido. Cada
célula de tu cuerpo cooperará con esa acción. Cuando te quedas dormido, todas
las partes de tu cuerpo hacen otro tanto. Para que tu, un individuo, sobrevivas
a la adversidad, debes sentir que la totalidad del universo, y no sólo tus
parientes y vecinos, vendrán a tu ayuda. Si alguien arranca un cabello de tu
cabeza ¿sólo esa parte siente el escozor o tu cuerno entero? Cada ser humano es
una parte del universo, por lo tanto, si una parte fracasa, todo el universo se
dolerá de ese fracaso. Si triunfas en una misión no debes pensar que el éxito
te pertenece a ti solo. Un río es la acumulación de gotas de lluvia, sin embargo,
una porción del agua debe evaporarse.
Debes desear
flotar en la corriente que golpea contra la roca, y con esa fuerza puedes
proseguir, uniéndote a la corriente principal hasta que alcances la
desembocadura del río, entonces podrás unirte al océano. En el curso de la
providencia de la restauración de Dios hay también una corriente principal. ¿Te
unirías a ese gran río o a uno de sus afluentes? Todos responderán: "A la
corriente principal". Pero a menos que puedas navegar pasando todos los
obstáculos en los afluentes, no podrás encontrar el río principal.
Nuestra propia
vida es algo así como un río. Estáis aquí yendo a través de un entrenamiento,
sentados codo a codo, pero una vez que seáis dispersados y enviados a vuestras
diferentes misiones, entonces seréis como pequeñas corrientes yendo a través de
vuestros propios cursos hasta alcanzar la corriente principal. ¿Intentaríais
como gota de agua uniros a otras gotas, o por el contrario absorberíais las
demás gotas de agua en vosotros mismos para formar una corriente principal?
Aunque puede que tengáis que ser afluentes por un tiempo, quiero que seáis
quienes reunáis a otras gotas de agua hasta que os unáis a la corriente
principal.
No podemos decir
con seguridad si los aquí presentes se encontrarán en la desembocadura del río.
No sabemos si todos nosotros alcanzaremos el corazón del océano. Si te
encuentras con un poder más fuerte que tu propia determinación ¿qué harás? Si
te enfrentas a un poder más grande que tu propia fuerza o espíritu ¿serás abatido
y rendido? Esto no es fácil de contestar.
A veces la gente
es estrecha de mente. Si una diferencia de interés tiene lugar entre dos de
vosotros, podréis llegar a disgustaros el uno con el otro y disputar. Entonces
puede que alguna persona quiera reconciliar el conflicto entre vosotros y
deciros cosas pacíficas a ambos; pero tan solo llegaréis a estar más furiosos
el uno con el otro. Si tuvieseis una mente más tolerante y dejaseis actuar a
esa persona, se abrazaría a vosotros y desearía resolver el problema. Deberíais
tener una mente tan tolerante que pudierais sonreír y volver a vuestro trabajo.
Si eres como agua que trata de superar un muro, estarás ansioso de arremeter
con él tan pronto como sea posible, y unirte al cuerpo más grande. El tiempo resolverá
el problema. Si puedes pasar rápidamente del lugar difícil, tendrás éxito. Di a
las demás gotas de agua: "Podéis quedaros ahí, pero yo debo
arremeter".
Cuando estéis
diseminados por el país podéis escribiros y contestaros. Alguno dirá en sus
cartas: "Oh, estoy enfrentado con dificultades y todo esto no es lo que
esperaba. Es una tarea muy difícil testimoniar a la gente". Es muy
probable que aquellos que reciban las cartas sean influenciados por las mismas.
En la vida de fe no debemos tan solo fijar nuestra mirada en lo que está
sucediendo en el momento, sino mirar a lo lejos, al futuro, hacia la meta desde
donde Dios nos está llamando. No debemos nunca estar estancados en un lugar.
Tan pronto como
os marchéis, deberéis estar siempre dispuestos a añadir algo a lo que sois. Si
pasáis por un pueblo y tiene lugar una gran pelea, deberíais introduciros en
ella, reconciliarla y entonces proseguir vuestro camino. De ese modo podéis
ayudar a resolver problemas de otros y también prepararéis el camino para que
os sigan.
Habéis tenido
mucha gente famosa en la historia de América. En sus antecedentes tienen muchas
aventuras. Cuanto más han tenido que superar en sus vidas tanto más grande son.
Si alguien ha tenido una experiencia más que otro, es una persona un poco más
importante que aquel sin dicha experiencia.
Cuanto más dura,
cuanto más desafiante sea la situación, mayor progreso haréis. ¿Os dais cuenta
de ello? Estáis ansiosos por ser dichosos, pero si no tenéis celo para pelear a
lo largo del camino hacia el éxito, no lo alcanzaréis pronto. Puede que digáis
que para ir a San Francisco debéis viajar en autobús, en avión o en tren. Pero
no debéis tener tal idea. Si realmente queréis ir a San Francisco, debéis estar
dispuestos a ir caminando.
Cuando bajo el
régimen comunista estuve encarcelado en Corea del Norte, fue en la misma celda
de la prisión donde aprendí esa lección, y me resolví a luchar para siempre
contra el mal. Estaba seguro de que lo conseguiría. Me dije a mí mismo:
"Por fuerte que pueda ser el poder de Kim Il-Sung, si estoy bien entrenado
en la prisión y avanzo a través de la penalidad aquí, estaré capacitado para
ser vencedor sobre cualquier cosa". Estuve dispuesto a tomar cualquier
comida que me diesen, o incluso a padecer de hambre. En Corea del Norte la
temperatura en invierno es muy fría. Aún cuando vestía solamente ropa ligera,
sin forro, pude soportar el frío. El trabajo en la prisión comenzaba a las 8 de
la mañana, pero tan pronto como eran las 4 nos sacaban al aire libre y nos registraban
para ver si teníamos algo oculto en nuestras ropas. Fuera, al aire libre, la
gente tiritaba, sus temblores casi sonaban como truenos. En esa situación
siempre me decía a mí mismo: "Aunque haga más frío no me rendiré". No
sentí frío en absoluto. Me entrené dando la ropa más gruesa a la otra gente y
vistiéndome con ropa ligera. Buscaba el trabajo más duro, y me decía:
"Tendré éxito o moriré." Con esa seriedad luché contra las
circunstancias.
¿Cuántas veces
Pedro contestó afirmativamente a Jesús? Es fácil responder ahora. Si pierdes un
ojo en la batalla ¿qué harás? Si pierdes uno de tus miembros ¿qué harás? Si
pierdes los cuatro miembros en el campo de batalla ¿todavía seguirás? Frente a
una gran tarea debes estar dispuesto a sacrificarlo todo. Una gota de agua,
partiendo de la cima de una montaña y descendiendo con la corriente hacia el
río principal se enfrenta a muchos obstáculos. Debes estar preparado para la
adversidad haciendo grandes cosas. Debes estar preparado a morir por la causa
que has emprendido, si no, eres ridículo cuando dices que estás siguiendo el
camino. Si estás dispuesto a negarte a ti mismo y a entregar tu vida misma,
nunca estarás temeroso de dificultades algunas. Por muy fuerte que sea la
fortaleza del enemigo nunca serás intimidado. Al menos estarás contemplando
cómo vas morir bravamente. ¿Eres tu así? Si estás preparado para morir, no
morirás, y la victoria será tuya. Ante todo deberás estar dispuesto a negarte a
ti mismo.
¿Por qué os digo
esto? Cuando nuestras circunstancias son difíciles, debemos estar dispuestos a
enfrentarnos a ellas y vencerlas. Debes saber que serás derrotado en la larga
carrera a menos que consideres tus circunstancias, y llegues a estar dispuesto
a ajustarte o a mantener tu curso a través de todo. Cómo digerir y conquistar
tu medio ambiente, esa es la cuestión. Nunca trates de escapar de la vida, sino
siéntete desafiado y persevera en tu camino. En una carretera ondulada son de
esperar altos y bajos; pero donde hay cimas, hay valles a continuación. Cuando te
encuentres en un calabozo debes esperar que en el próximo momento Dios te
bendecirá con la máxima gracia.
Debes imaginarte
que estás en una carrera sintiendo esa clase de determinación. Dispónte a tener
más fuerza que cualquier enemigo, así podrás vencer, cualquiera que sea el
obstáculo. Siempre me dije que podía comer menos que el resto de la gente y
hacer más que ellos, dormir menos y levantarme más temprano.
Cuando estés
enfrentado a dificultades que realmente parezcan desesperanzadoras, puede que
te sientas como si verdaderamente fueses a perecer, pero siempre hay una salida
si la buscas. Incluso en la celda de la prisión enseñaba a la gente joven.
Aprendí como hacer fuego incluso cuando estaba sólo en la ladera de una
montaña. Sé como alimentarme con hierbas silvestres. Siempre me imaginé que
podría estar enfrentado con cualquier dificultad, entonces estudié para
aprender el secreto de cómo vencerlas. Si has jurado ante Dios por alguna gran
causa has de guardar tu promesa.
Trata de
centrarte en el hoy, en este preciso momento, y si eres vencedor en tu corazón
en el presente, serás vencedor después de haber recorrido el curso completo.
Por tanto, debes estar alerta en conquistar el momento al cual estás enfrentado
para el lado de Dios.
EL CAMINO DE LA VIDA
Cada uno de vosotros, como individuos, nacéis
y sois criados en el amor de vuestros padres. Pasáis por el jardín de infancia,
escuela primaria, enseñanza media y universidad, y con el tiempo vuestro ángulo
de visión de la vida es más amplio. Queréis ver cómo es la sociedad, y qué hace
la gente que os rodea. Os encontráis perteneciendo a una de las muchas naciones
del mundo. Querríais que vuestra nación prosperase más que cualquier otra.
Queréis tener éxito y os interesáis por el sexo opuesto. Queréis tener una
novia, y deseáis casaros con ella y formar vuestro propio hogar. Queréis dar
nacimiento a vuestros hijos, y en la posición de padres queréis educarlos como
vuestros padres lo hicieron con vosotros. Para levantar vuestra familia debéis
tener trabajo. Para la mayoría de la gente, el éxito significa ser capaces de
hacer más dinero para la felicidad de sus familias. De este modo envejecéis.
En sentido
vulgar, hay gente feliz y gente infeliz. Algunos son infelices porque no tienen
hijos, otros son infelices porque sus familias se están desmoronando, aún otros
son infelices porque han sido destituidos de una alta posición o a causa de
haber quebrado su compañía. Reyes, presidentes y demás funcionarios
responsables de cada país se sienten desdichados cuando sus países son vencidos
por otros. Como bien podemos ver, en el mundo hay gente que es feliz, pero hay
más gente desdichada. No hay un simple hombre en todo el mundo que escogiese la
infelicidad o la miseria; todos quieren la felicidad. De todos modos, algunas
cosas no están a nuestro alcance. No siempre podemos hacer lo que nos gusta.
En los Estados
Unidos, la gente vive aparentemente feliz y tiene abundancia de todo, pero
corrientemente también hay infelicidad en sus corazones. Hasta cierto punto, la
gente de los Estados Unidos ha sido feliz y agraciada, pero cuando uno
experimenta la miseria después de haber tenido felicidad, uno se siente aún más
miserable. Suponed a una cierta pareja aparentemente muy feliz. Interiormente
pueden ser muy infelices. Especialmente en los hogares hay a menudo crisis.
Podéis tener éxito en vuestra carrera mundana, pero podéis tener un fracaso en
el momento siguiente.
¿Qué es en
verdad la felicidad? En una palabra, la felicidad puede ser encontrada en la
posición en que tengamos cosas que otra gente no posea. Estáis exaltados,
regocijados; sois felices cuando podéis dar a los demás. Sois felices cuando
podéis disfrutar una posición más alta que la de los demás. Dando y tomando con
los demás, os sentís felices. Por otra parte, si no podéis dar a los demás,
ellos no pueden recibir y se sentirán infelices. Sois felices cuando podéis dar
a los demás, cuando podéis compartir la posición, la riqueza, el saber, y todo
lo valioso que tengáis con los demás. Si estáis satisfechos con lo que sois,
con la posición y todo lo demás que tenéis, entonces os podéis llamar a
vosotros mismos "felices". Si podéis compartir amor con los demás,
esto os hará sentiros el más feliz de todos.
Al compararos
vosotros mismos con gente afortunada, os preguntáis a menudo: "¿Puedo yo
ser así? ¿Puedo yo llegar a ser esta clase de persona?". Os veréis a
vosotros mismos limitados por vuestro saber, posición, autoridad y muchas otras
cosas, pero vuestro deseo y ambición no tienen límite. Cuando tenéis deseos
ilimitados y circunstancias limitadas ¿cómo podéis encontrar el equilibrio
entre estos dos? Esto es lo que nos acongoja a todos. Por lo tanto, vemos que
sólo hay una pequeña diferencia entre el plebeyo y el príncipe. Todos tienen
que resolver este problema.
Parece no haber
solución. Esto es por lo que la gente busca la clave en la filosofía y la
religión. En la filosofía buscáis externamente y en la religión buscáis la
clave interiormente o espiritualmente. Por este motivo, la gente ha
desarrollado la filosofía y la religión, y hoy día experimentamos la madurez de
esta historia de búsqueda. En sentido externo, en la filosofía política de la
democracia, la gente amante de la libertad ha crecido hasta un cierto nivel en
su tradición cultural. Por otro lado, el comunismo ha estado creciendo en
fuerza y se opone a la idea democrática. La gente está luchando para encontrar
la más justa de las dos ideologías. En el medio de la lucha el mundo religioso
está manteniendo la corriente principal de pensamiento y no puede ser vencido
por el poder opuesto.
La lucha entre
democracia y comunismo puede terminar de dos formas; o una de ellas absorberá a
la otra, o ambas, exhaustas, disminuirán y perecerán, y surgirá una tercera
filosofía. Vivimos ahora en la era en la que se verá el resultado. La
democracia y el comunismo han luchado por mucho tiempo, ambas están cansadas, y
están hablando de detente y coexistencia pacífica. Ambas dicen que su pueblo va
a disfrutar la real libertad y paz, y que nosotros estaremos con el tiempo en
la paz que ellos proclaman. Si fracasan en cumplir sus promesas surgirá alguna
nueva ideología que negará todos los "ismos" e ideologías que han
existido. Entonces todo lo del pasado debe ser negado. Esto es porque el ya
establecido sistema de familia, sociedad, nación y todo lo demás habrá sido
probado y habrá resultado un fracaso. Entonces tendremos que negar y eliminar
todas estas cosas y tendremos que cambiar el sistema o tradición.
Ya que todo
habría sido probado y habría fracasado, alguna gente se sentiría libre de vivir
como le agradase, sin ninguna restricción. Este grupo es lo que llamamos
"hippies". Ellos no quieren trabajar. Llevan ropa harapienta e
incluso del revés. Pueden hacer cualquier cosa, actuando como si fuesen los
huéspedes de la sociedad. Las personas normales de su alrededor son impotentes,
y no pueden cambiarles. La sociedad no sabe como responder. Si sus padres les
amonestan por su modo de vida, protestan contra sus padres y preguntan:
"¿Qué tenéis vosotros que sea mejor de lo que tenemos. nosotros?"
Interpelan a la vieja generación: "¿Qué habéis hecho por nosotros? La
sociedad está corrompida y vosotros aún abogáis por la tradición y cultura que
habéis fundado, pero esta está podrida y decaída. ¿Qué tenéis mejor de lo que
tenemos nosotros?". Este grupo puede poner la base para que otro grupo
venga a negar el mundo y la sociedad. Esta es la situación mundial de hoy, y la
sociedad no puede culpar a esta gente por protestar. La mayoría de ellos están
inclinados a continuar su camino.
Nuestro modelo
de como deben ser la familia, la nación y la comunidad están decaídos. Sólo hay
obscuridad y no tenemos ni idea de cuál dirección tomar o de cómo evaluar las
cosas. Estamos enfrentados a la ruina de nuestro punto de vista del valor. En
los días anteriores estimábamos el amor en el matrimonio y en la familia, pero
ahora el amor ha caído muy por debajo del modelo de la tradición del pasado. En
el mundo democrático, la gente incluso dice de sus líderes: "Bien, es
simplemente otro hombre, no es diferente de mi". Todo lo que es valioso ha
sido nivelado. No queda ningún punto de vista elevado de la vida para ser
perseguido por las generaciones futuras. Pero con todo no podemos abandonar
nuestra ambición y nuestro deseo humano.
De los dos
poderes ¿seguiremos a la democracia y a los Estados Unidos, o seguiremos al
mundo comunista y nos atendremos a los soviéticos y otros poderes comunistas?
¿Existe alguna religión que no nos haya decepcionado? La gente se ha
desilusionado por todo esto. Para la gente, la democracia, el comunismo e
incluso la religión han fracasado. Se dan cuenta que ya ha sido probado todo y
que todo ha fracasado. Al final hemos llegado a este punto en el camino de la
vida. ¿Qué debemos hacer ahora?
Hay una ley
natural que rige en la sociedad humana. Nosotros no podemos cambiar nuestro
sexo. Los hombres deben permanecer hombres y las mujeres, mujeres. Sus
naturalezas y deseos son diferentes. Pero ¿qué tienen en común? Tienen el deseo
de disfrutar algo valioso. Por muy distante que sea nuestro pensamiento, o por
muy variada que sea la vida en este mundo, nosotros debemos estar en verdad
destinados a una meta común. Tenemos que encontrar la última meta, hacia la que,
tanto los hombres como las mujeres, seamos conducidos. Si encontramos esta
meta, seremos la gente más feliz. La gente puede pensar que la felicidad es
solamente algo que deseamos, pero nunca puede ser alcanzada. ¿Quién puede
darnos felicidad? ¿Puede darnos felicidad nuestra nación? ¿Puede darnos
felicidad alguna filosofía o "ismo"? No podemos sino desdeñar las
pasadas ideologías que la prometían.
Cuando nacéis en
un país pequeño, os sentís tan limitados que soñáis con venir de ese país a los
Estados Unidos. Pero cuando venís aquí, no encontráis gran diferencia de
vuestra propia nación. Aunque aquí hay una riqueza imponente, aunque aquí los
sueños son realidad, no vais a estar contentos. Querréis ir mas allá. En el
mundo, la gente no se contenta con lo que ya tiene. Sus misiones y deseos
siempre están fuera de su alcance, ¿no es cierto? Esto quiere decir que lo que
ya tenemos no es la última felicidad.
Un joven puede
querer casarse con una chica y hasta cierto punto ésta es la meta. Una vez
alcanzada ¿son los dos felices? No. Querrán tener algo más. Se han conocido el
uno al otro y ya no queda mucho más. La verdadera felicidad es algo de lo que
nunca quedaremos exhaustos, algo que podamos disfrutar por siempre.
Entonces ¿cuál
es la fuente de tal felicidad? ¿Puede cualquier individuo ser la fuente de tal
felicidad? ¿Puede otra persona darnos la felicidad sempiterna? Después de esto,
llegamos a la conclusión de que si no existiese Dios, tendríamos que crear uno.
Debemos tener a Dios, al menos en nuestra imaginación. Aunque nos engañásemos a
nosotros mismos, si tuviéramos este Dios en nuestra imaginación y si
sirviéndolo sintiéramos que El nos ha dado la última felicidad, entonces
seríamos felices. Porque ningún otro ser humano puede darnos esto. Tenemos que
tener a Dios, trascendente de la vida humana, o la vida no tiene sentido.
Entonces si descubrimos que Dios realmente existe ¡Qué felices nos sentiríamos!
Deberíamos sentir como si pudiésemos poner el mundo al revés. Si un grupo de
gente puede realmente conocer a Dios y trabajar en el amor de Dios y para la
causa de Dios, la sociedad será atraída por este grupo. lo observará, y estará
ansiosa de ver triunfar a tal grupo. Debemos poner esto en práctica, y seremos
felices de llevar a cabo nuestra misión.
La gente de todo
el mundo va a la escuela y se casa, y busca posición y rango, pero nunca está
satisfecha. Nosotros sabemos que Dios está sobre nosotros, conduciéndonos y
trabajando a través de nosotros. Entonces, todo lo que hacemos está lleno de
significado para nosotros, y lo que decimos y hacemos es de más alta dimensión
que lo que otros digan o hagan. La gente generalmente hace cosas de poca
envergadura. Pero nosotros hacemos cosas sin limitación. Tenemos una
superexistencia sobre nosotros, Dios, nuestro Padre. Por lo tanto, hacemos todo
de acuerdo con su voluntad. Comemos y dormimos para la gran tarea que El quiere
que hagamos. Siempre buscamos actuar de acuerdo con la voluntad de Dios, éste
es nuestro modelo. Nos casamos para llevar a la familia, sociedad y nación, en
consonancia con la Voluntad de Dios. Nos casamos porque queremos estar más
cerca de El. Queremos restaurar la familia, la nación y el mundo entero porque
sabemos que reconquistando estas cosas para Dios, nosotros como individuos
podemos acercarnos a Dios. Queremos ir hacia un punto de contacto con Dios,
donde podamos alcanzarlo y lograrlo para nosotros.
En el mundo
externo, las ideologías demócrata y comunista han estado luchando por mucho
tiempo. Ambas están tan rendidas que la gente ya no sabe a cual pertenece. Pero
en el mundo de más alta dimensión, cuanto más luchamos, más valor tiene el
logro. En el amor de Dios disertaremos felicidad sempiterna. Entonces es
natural para nosotros llegar a la conclusión de que podemos alcanzar la meta de
la felicidad humana en una más alta dimensión y que ésta durará para siempre.
Después de saber de Dios somos gente fuerte y feliz. Sabemos perfectamente que
Dios es amor y que disfrutaremos el amor de Dios al hacer cualquier cosa. A
educarnos y disfrutar incluso altas posiciones y riquezas, sabemos como
devolver todos estas cosas a Dios, y podemos disfrutar de las cosas como dadas
por Dios, nuestro Padre. Comparados con toda la gente somos los más felices.
Esto es lo que nos hace felices. Se dice que la gente cuando posee cosas que
otra gente no tiene, se siente feliz. Ya que nosotros poseemos cosas de mayor
valor, somos felices.
Por otra parte,
al dar no debemos tener miras estrechas; no trazaremos pequeños círculos alrededor
de nosotros mismos. Debemos ser generosos. Queremos dar, no solamente a los
miembros de nuestra familia, sino a los amigos y vecinos, y a la sociedad que
nos rodea. Queremos dar, no solamente cosas, sino todo nuestro ser al último
viviente, dilatándonos a nosotros mismos hasta que podamos alcanzar el otro
extremo del mundo. No hay limitaciones entre Oriente y Occidente en nuestra
vida. Naciones que durante largo tiempo han sido enemigas pueden unirse en
nuestro movimiento y amarse mutuamente. Podemos disfrutar las cosas entre
nosotros, compartiendo con los demás lo que apreciamos. Ya que no hay barreras
en absoluto, no hay enemigos en absoluto; podemos decir sin lugar a dudas que
somos la gente más feliz. En la sociedad humana unos quieren poseer más que
otros, y quieren invadir la propiedad de los demás, para poseer más gente, más
tierra, etcétera. Esto es lo que hace que luchen unos contra otros. Pero aquí
no hay tal cosa. Si quieres poseer cosas con un motivo egoísta, sabemos que
estás expuesto a la ruina.
Nosotros decimos
que todo pertenece a Dios. Sólo Dios posee todo. Lo que tenemos pertenece a
Dios. Sentimos que tenemos que devolver todo a Dios primero, y después El nos
da lo que necesitamos. De este modo, cambiamos lo que tenemos con el amor de Dios.
Queremos devolver a Dios todo lo que tenemos, y en respuesta queremos recibir
el amor de Dios que es mayor que ninguna otra cosa. Entonces queremos compartir
este amor con los demás.
El marido y la
esposa están orgullosos del amor entre ellos. El hombre no está orgulloso de su
talle, ni la mujer de su feminidad, sino que ambos están orgullosos de que haya
amor entre ellos. La familia, como unidad, no puede estar orgullosa de su
riqueza o posición. Solo puede estar orgullosa del amor de Dios morando dentro
de la familia. Vecinos, parientes y amigos envidiarán a la familia que disfrute
realmente del amor de Dios. Tal matrimonio diría a Dios: "Nosotros te
devolveremos todo; todo lo que tenemos es tuyo, nuestra familia, nuestros
hijos, nuestra nación, y todo es tuyo. En respuesta queremos tener tu amor. En
tu amor a la familia, amaremos a nuestra familia; en tu amor a la nación
amaremos a nuestra nación; en tu amor a la gente del mundo, estamos dispuestos
a amar a la gente del mundo". Lo siguiente que queremos hacer es devolver
todo el cosmos, todo el mundo espiritual a Dios y recibir el infinito amor de
Dios. Lo que aquí hacemos es por Dios. Comemos por la causa de Dios,
trabajamos, y hacemos cosas, y decimos cosas, todo por Dios y para recibir amor
de Dios.
En el amor,
vuestras aflicciones y luchas no son penosas. Suponed que una chica quiere
casarse con un hombre muy guapo, un hombre honrado. Podría pasarse toda la
noche bordando algo que pudiese agradar a su futuro marido. Nunca se sentiría
fatigada por muchas horas que trabajase. Cuando trabajáis por el amor de Dios,
no podéis sentiros cansados. Por consiguiente, por muy duramente que tengamos
que trabajar y afanarnos, nos sentimos felices de hacerlo. Este es el secreto
para poseer amor. Cuanto más trabajas por la persona que amas, más amor
recibirás de ella.
Estáis
trabajando por la realización de una gran tarea. Pero aquí en los Estados
Unidos, la gente no os está llamando. Tenéis que llamar a la puerta, y la gente
aún duerme. Tenéis que despertarlos y persuadirlos de que trabajen también
ellos por la gran causa. Esto es vuestra misión. La gente puede recibir de mala
gana vuestro mensaje y puede incluso echaros fuera. Pero después, cuando se den
realmente cuenta del hecho de que pueden ser conducidos a una vida de vasta
dimensión, os estarán muy agradecidos. Cuando llaméis a las puertas de esta
gente, tendréis que llevarles el amor de Dios. Aunque dejéis sus casas, se
habrán enternecido y conmovido por lo que les habéis dicho. Más tarde, vendrán
en gratitud a vosotros. Debéis daros cuenta del hecho de que ésta es nuestra
gran tarea, y debéis llevar a cabo vuestra misión en agradecimiento a Dios.
El amor es algo
precioso que queréis guardar en lo más profundo de vuestro ser como un secreto.
Este secreto entre vosotros y Dios os hará grandes. Al dar el amor de Dios a
otra gente, compartís vuestro amor con ellos, y vuestro amor más que disminuir
será multiplicado. Estaréis orgullosos de lo que habéis dado. Solamente dando
podemos recibir. Por lo tanto, queremos dar todo nuestro ser. Queremos dar
nuestra familia, nuestro clan, nuestra nación y todo nuestro mundo a Dios. En
recompensa El llenará nuestros corazones con un amor tal que podamos abarcar al
mundo entero y a todo el cosmos. Somos ricos; somos la gente más feliz.
Entonces ¿vais a ser realmente generosos donantes? Al dar a los demás, no
esperéis nunca recibir nada en recompensa directamente de ellos. Sino dejadlos
devolver lo que han recibido a Dios, entonces no se puede esperar más de
vosotros. Podéis disfrutar todo lo valioso. Entonces, os habréis restaurado a
vosotros mismos, a vuestra familia, a vuestra nación y al mundo entero de
vuelta a Dios. Haciendo esto, podemos liberar a Dios de su aflicción. Vosotros
mismos podéis hacer esto.
Si vertís
lágrimas, sudor y sangre por el mundo entero, hallaréis que Dios ha estado
vertiendo lágrimas, sudor y sangre por vosotros.
LA AFLICCION DE DIOS
Cuando se os
pregunta qué es lo más valioso de este mundo, diréis que es vuestra vida. Para
vosotros, vuestra vida es lo más grande y lo más importante. Sin embargo, si lo
pensáis de nuevo, ¿no hay nada más grande que la vida misma? Vuestra respuesta
sería el amor; no podría ser ninguna otra. Ni saber, ni autoridad, ni poder,
nada es más deseable que el amor.
Queremos vivir
eternamente, nada menos que eso. Pero si se os preguntase con qué os gustaría
vivir a lo largo de esta eternidad, vuestra respuesta solo podría ser el amor.
La vida ya está en vuestra posesión. Si continuáis viviendo a lo largo de la
eternidad, entonces ya habréis conseguido vuestro propósito o deseo. Pero
necesitáis algo más. No queréis vivir sin amor.
Debe haber algo
correspondiente en Dios, ya que El es el Creador de la vida. ¿Puede Dios
disfrutar de su vida sin amor? No. Por muy omnisciente u omnipotente que sea,
no puede disfrutar felicidad por sí mismo. No puede ser feliz, no puede tener
un ideal o sentir alegría.
Suponed que veis
a un hombre bailando y chillando de alegría. Todo lo hace para sí mismo. No hay
nadie más a quien está hablando o que le responda. No tiene ningún objeto con
él. Diríamos que este hombre está loco. Decís que sois felices porque tenéis a
vuestros padres, vuestro marido o mujer, vuestra novia. Decís a alguien:
"Soy feliz porque te tengo conmigo". Cualquier ideal, alegría,
felicidad o cualquier cosa de valor no se puede lograr sin un objeto.
Estrictamente hablando, no sois felices porque exista una flor, sino porque
veis la flor. La flor significa algo para vosotros. No os sentís felices porque
haya música, sino que sois felices porque escucháis los sonidos. No os sentís
felices porque existan los olores, sino porque podéis oler fragancias. No os
sentís felices simplemente porque hay alguien a vuestro lado, sino porque
podéis verle, tocarle, hablarle. Podéis finalmente decir que en el mundo, si no
tenéis un objeto que os responda, no hay alegría, ni ideal, ni felicidad. Si
esto es verdad entre seres humanos, lo mismo se aplica a Dios.
Dios se acongojó
debido a la caída humana. ¿Qué factor pudo provocar esto en El? ¿Qué pudo
responder a la caída? Si no tenéis a una persona unida a vosotros, no tenéis
nada que perder. Sin haber jamás conocido a esta persona ni siquiera podéis
decir que estáis tristes. Es sólo después de haber perdido vuestro objeto que
antes habíais tenido cuando sentís infelicidad y tristeza.
Entonces ¿en qué
posición estaban originalmente los seres humanos en relación con Dios, para que
El se pusiese tan triste ante su pérdida debido a la caída? Podemos imaginar
que los seres humanos estaban en la posición correspondiente de objeto para
Dios como el Sujeto. Si echamos un vistazo a través de toda la creación, no
podemos encontrar nada más grande que el hombre; somos la obra maestra de la
creación de Dios. Examinándonos a nosotros mismos, encontramos. que nuestros
cuerpos están llenos de misterios. Incluso la apariencia del ser humano tiene
algo grande y misterioso. Dios, siendo el Señor y Absoluto Uno, había escogido
a aquél de mayor capacidad en su creación para que fuese uno con El. Este debe
ser el hombre. Si Dios existe, el Sujeto de la vida, entonces el objeto de su
vida debe ser el hombre. Ya que Dios es eterno, no querría que el hombre fuese
un ser efímero. El Dios eterno debe haber querido que el hombre sea también
eterno.
Decimos que Dios
creó al hombre como su objeto de la vida. Pero el hombre era más que esto para
Dios, no simplemente un objeto para mirar, para andar con él. Fuimos creados
para ser objetos de su amor. Nada menos, nada más, nada sino amor.
Después de la
creación, Dios debió haber mirado a todo su alrededor y vio que todas las
criaturas eran hermosa. y buenas. Cuando vio las bellas flores lozaneando en el
campo, esto debió haberle alegrado; pájaros gorjeando, mariposas volando, todo
esto lo hacía feliz. Podía decir que El era feliz, todo era bueno. Esto era a
causa de que amaba estas cosas. Cualquier cosa que miráis, las flores u otra
cosa, cuando decís: "Qué bonito". "Es precioso", entonces
ya estáis amando esa cosa. Tenéis animales domésticos y los amáis. En América
yo he visto a menudo a la gente paseando con animales e incluso . besándolos.
Si podéis amar a las flores, pájaros y animales ¡cuánto más deberíais amar a
los seres humanos! Si sonreís al perrito ¿os puede él devolver otra sonrisa? Si
habláis a un pájaro y le decís que cante con vosotros ¿lo haría? ¿podría
entenderos? Por muy hermosa que sean las flores si queréis que bailen con
vosotros, ¿lo harían? Pero con otra persona, si queréis que haga algo con vosotros,
puede responderos. Si decís: "Vamos a bailar, vamos a cantar", esta
persona empezará a bailar y a cantar con vosotros.
Podemos ver que
el hombre es el ser de mayor virtud y valor para Dios. Dios tiene que amar al
hombre. Podéis estar tan seguros como para decir que sin vosotros mismos, Dios
no puede ser feliz.
El hombre tenía
al principio semejante relación con Dios. ¿Qué entristeció a Dios? ¿Qué
arrebató al hombre del seno de Dios? Si hubiera habido algún enemigo de Dios,
habría querido arrebatarle su posesión más valiosa. Satán echó el ojo a lo que
Dios más atesoraba. Quería arrebatar el objeto de Dios para que fuese el suyo
propio. Dios tiene dentro de sí mismo vida y amor. La vida está también dentro
de vosotros; Satán no podía llevársela. Pero el amor no es algo fijo, es
mutable y podía ser quitado. La vida no podría ser quitada de vosotros porque
vosotros sois la vida misma, y vosotros lucharíais contra le pérdida de la
vida. El podía solamente llevarse algo en la posición de objeto hacia vosotros.
El amor es lo más valioso que tenía la posibilidad de ser robado.
Suponed que sois
un marido; existe la posibilidad de que algún otro os quite vuestra esposa. Hay
dos formas por las que ella podría seros quitada, o por la fuerza o con más
amor del que vosotros podéis darle. La caída del hombre, por consiguiente, pudo
haber surgido solamente, centrada en el amor. Según el Génesis, Eva fue tentada
o tomada por Satán. Esto pudo haber sucedido o por la fuerza o por más amor del
que su esposo había sido capaz de darle. En aquel tiempo, por lo tanto, Adán y
Eva no debían estar en perfecto amor el uno con el otro. Si esto hubiese sido
así, entonces por nada podría haberle quitado a Eva. El primer amor es el más
fuerte. Hasta la muerte no olvidáis vuestro primer amor. Siendo su primer amor
el más fuerte, nada podría haber separado a Adán y a Eva, si este amor hubiera
alcanzado la madurez. En otras palabras, la vida, por lo tanto, estaba presente
en su forma perfecta en la creación, pero el amor aún no había alcanzado la
madurez.
Cuando luchamos
por unirnos con Dios, tenemos que ir a través de tres grados de amor. Hay tres
tipos de amor: el amor de los padres, el amor de marido y mujer y el amor de
los hijos. De estos tres ¿qué tipo de amor vendría primero? El amor de los
padres vendría antes que los otros dos. Entonces, podemos muy bien decir, que
el amor partió de amor paternal. Sabemos que todo amor se originó en Dios. El
amor comenzó en Dios como Padres, quien creó al hombre de este amor. Después de
la creación, el hombre y la mujer se unirían en la posición de padres hacia sus
hijos. Por consiguiente, habría surgido amor paternal, amor marital y amor de
hijos en las familias humanas. El amor comienza en Dios y luego hombre y mujer
unidos, semejando a Dios, experimentan amor en su matrimonio. Hacia sus hijos
sienten amor paternal, mientras que los hijos sienten amor filial hacia sus
padres, quienes devuelven su amor a Dios.
Sin embargo,
debido a la caída humana, el amor comenzó aparte de Dios, en un mundo malo
dominado por Satán. Y el amor que disfrutamos tiene la cualidad de no estar
centrado en el amor de Dios. Para restaurar estos amores y devolverlos al
corazón de Dios, debemos experimentarlos en el orden inverso. Primeramente,
debamos traer el amor de hijos bajo el dominio de Dios, después el amor
matrimonial y finalmente el amor de padres. Cuando los hijos de Dios se casan
con la bendición de Dios, en su unidad, amando a Dios como sujeto hacia ellos,
entonces pueden restaurar los tres amores de una vez.
A causa de la
caída perdimos tres amores, amor paternal, amor matrimonial y amor filial. Al
llevarlos a estar centrados en Dios, debemos elevar todo nuestro amor a una más
alta dimensión de la que hemos conocido hasta ahora en la tierra. Podemos
elevar el amor sobre el nivel del dominio de Satán y volver al modelo y valor
originales del amor, al modelo que se iguala al amor de Dios. Encontraremos el
modelo de amor en el hombre como hijo de Dios en el perfecto amor de Dios, como
pareja casada en el perfecto amor de Dios y como padres en el perfecto amor de
Dios. Fuera del mundo controlado por Satán, Dios debe encontrar por lo menos
una persona como hijo suyo y elevarlo a través de estas posiciones, llevándolo
finalmente al modelo de amor paternal. Esta persona, puede ser el centro del
amor de Dios. El primer hombre que logra esta trayectoria de amor puede ser
llamado el Mesías. En él encontraréis las verdaderas calidades de amor, como
Hijo de Dios, como verdadero marido y como Verdadero Padre. (Isaías 9:6).
Todos estos tres
amores deben ser revelados en una persona, porque todos fueron perdidos a la
vez a través de la caída de Adán. Dios va a restaurar estos tres tipos de amor
en el hombre que ha hallado como hijo Suyo, Al restaurar en esta persona los
tres amores humanos, Dios puede comenzar a restaurar a toda la otra gente del
mundo como hijos suyos.
La gente está
enajenada del amor de Dios, pero siempre y cuando tengan un profundo deseo de
amar a Dios o de ser amados por El, el amor de Dios tiene poder magnético. Esta
persona será inevitablemente atraída a Dios y se unirá a la corriente principal
del caudal de Su amor. El amor es el único elemento que puede llevarnos hacia
Dios y sólo el camino del amor puede conducirnos a alcanzar a Dios.
Vuestros padres,
vuestra esposa y vosotros mismos con vuestros hijos, formáis tres niveles en
una familia. Dios es el origen, vosotros y vuestra esposa representáis el mundo
presente, y vuestro hijos representan el futuro. Por tanto, debéis ser capaces
de llegar a ser uno, por lo menos con vuestros propios padres e hijos. Solo el
amor puede unir estas tres generaciones de gente. Solamente cuando podéis
disfrutar estos tres niveles de amor, podéis decir que sois realmente felices.
Nunca habrá gente infeliz en esta clase de familia. Si vosotros y vuestro
marido o esposa, sois uno centrados así en el amor de Dios, nunca podréis ser
separados el uno del otro. No existirá el divorcio, ni las riñas.
Estáis en la
posición de heredar la tradición formada por vuestros padres. Aquel que trate
mal a sus padres o a la generación anterior, sufrirá. Debéis amar a los niños
como Dios los amaría. En el hogar, la joven pareja debe amar a sus padres y dar
ejemplo de esto a sus hijos. Si falláis al educar propiamente a vuestros hijos,
vuestro hogar se deshará.
Nuestro corazón
de amor, centrado en el amor de Dios, debe ser agrandado y elaborado para
abarcar al mundo entero. Este es nuestro camino de progreso y es así como
marchamos sobre nuestro camino de fe. Vosotros como figura central, debéis amar
a vuestra esposa, como Dios quería, como Dios amaría a él o a ella; y al amar a
vuestros hijos debéis amarlos como Dios los amaría. Si hacéis esto, vuestros
hijos harán lo mismo con vosotros y con sus abuelos, y vuestros padres os
amarán a vosotros y a vuestros nietos del mismo modo. Esta es la medida del
amor, esta es la verdadera tradición de amor.
Sólo por el
hecho de amarse mutuamente una pareja no tiene derecho a entrar en el Reino de
Dios. Cuando amen a sus padres tan tiernamente como amarían a Dios, entonces
tendrán derecho al Reino. Y cuando la pareja críe hijos, no deben pensar que
los hijos sólo le pertenecen a ella, sino que son hijos de Dios. Los padres son
responsables de criarlos y educarlos como hijos de Dios. Si amáis a vuestros
hijos de este modo, toda vuestra familia puede entrar en el Reino de Dios.
Si hay una
familia que reciba al amor de Dios perfectamente, con el amor de Dios habitando
en la familia, ésta puede ser el centro del mundo entero. En la providencia de
Dios, no solamente Noé, sino que contaba toda la familia de Noé. Dios estaba
interesado en la familia de Abraham, en la de Moisés, en la de Jesús, no
simplemente en los individuos.
Hasta el tiempo
presente, la gente se ha inclinado a pensar que la vida religiosa pertenece a
un piano etéreo muy por encima de la vida humana, y se ha imaginado que Dios
simplemente los llevaría al cielo con Su poder. Pero el camino al cielo es
ampliar el radio de nuestro amor, amando a la gente en nuestros hogares, amando
a nuestros vecinos, amando a nuestros amigos, parientes, clanes, naciones y a
toda la población del mundo. A Dios le agradaría vivir en el hogar donde se
vive este tipo de amor. Pero El querría siempre expandir este hogar a más
amplios niveles, hasta que la humanidad entera llegase a ser una gran familia,
bajo Dios como nuestro Padre. Dondequiera que veáis hombres de vuestra propia edad,
debéis tenerlos como hermanos vuestros. Cuando encontréis a mujeres mayores que
vosotros, las debéis tener como tías vuestras o como vuestra madre. Y hacia las
mujeres de edad, debéis sentiros como si fuesen vuestras abuelas. La
consecuencia de esta clase de corazón será una sola familia sobre todo el
mundo.
Hemos hablado de
como restaurar grandes cosas, la familia, nación y mundo, pero el centro de
todo es restauraros a vosotros mismos en el completo amor de Dios. Debéis
establecer y construir los tres niveles de amor en vosotros mismos, viviendo
profundamente vuestra vida. Si no dais nacimiento a vuestros propios hijos, no
realizáis completamente el amor de Dios en vosotros. Cualquier cosa del mundo
solamente puede ser comprendida por vuestra propia experiencia. Al restauraros
podéis realizar el verdadero amor de Dios en vosotros. Entonces, a través del
amor en vuestro matrimonio, el amor es ampliado o elevado al siguiente nivel.
Cuando sois padres de vuestros hijos, vuestro amor es aún más elevado y alcanza
una mayor dimensión.
Debéis estar
ansiosos de tener estas experiencias y restaurarlas en vosotros mismos. Debéis
ser capaces de sentir realmente a Dios como vuestro padre amante, habitando en
vosotros, iluminándoos. Para sentir esto, vuestra mente y vuestro cuerpo deben
ser unidos en armoniosa unidad. Solamente entonces podéis ser amados por Dios.
Si experimentáis el amor de Dios hasta este grado, estaréis llenos de gratitud
e incluso os sentiréis embriagados en el amor de Dios. Ni siquiera Adán y Eva
experimentaron tal amor, si así fuese, nunca podrían haber caído de Dios.
Como individuos,
nuestro deseo es experimentar primero el amor de Dios personalmente. Cualquier
hombre que llegase a ser completamente uno con Dios en el amor pensaría:
"Soy el más feliz del mundo. Soy verdaderamente amado por Dios. Cualquier
mujer que recibiese esta plenitud de amor sentiría que es la mujer más feliz
del mundo. Cuando este hombre y esta mujer alcanzasen la madurez, Dios se
sentiría feliz de bendecirlos en matrimonio, donde podrían experimentar el amor
de Dios a un más alto nivel. Debido a su unión, sentirían que todo el mundo
está unido en uno a su alrededor. Con toda la creación a su alrededor,
protegiéndolos y dándoles alegría, sentirían que el amor les circundaría, amor
proveniente de Dios sobre ellos y amor de sus hijos bajo ellos.
En el mundo
occidental, la gente a menudo se casa sin el consentimiento de sus padres. Pero
esto no está de acuerdo con el modelo de Dios. Más que ninguna otra cosa,
debéis pensar que el matrimonio es para vuestros descendientes. Pensadlo de
nuevo. Habéis nacido del linaje de vuestros antepasados. No pertenecéis a
vosotros mismos. No os habéis generado a vosotros mismos. El amor mismo es la
fuente del linaje. Siendo el amor más que vuestra vida, vuestro linaje debe ser
para vosotros más que vuestra vida. El matrimonio transmite la tradición; de
vuestro amor a vuestros descendientes. Cuando abandonáis la tierra, dejaréis
tras vosotros a vuestros hijos y nietos y todos sus hijos, a la vista de otra
gente, aunque vuestro amor no sea visible. El amor no puede ser visto; habita
invisiblemente dentro de vosotros y trabaja a través de vosotros. Pero cuando
encontráis un marido o mujer con el amor de Dios, junto con esta persona podéis
criar hijos, concretando vuestro amor en ellos.
Al amar a
vuestro cónyuge, sobresalís de vuestros dos linajes. Cuando améis a vuestro
marido o mujer, recordad que esta persona es el fruto de pasadas generaciones y
el punto de comienzo de generaciones futuras. Debéis poner tal sumo valor en
vuestro marido o mujer.
El amor es algo
que heredáis de vuestros antepasados. En occidente, sois bendecidos en
matrimonio por un ministro o a veces por una persona de alto rango, tal como un
juez. Pero idealmente vuestros padres os bendicen en matrimonio, así como Dios
hubiera bendecido a sus hijos, Adán y Eva, cuando alcanzasen la madurez. En
este caso, los padres bendecirían a sus hijos diciendo: "Sois mi vida,
sois mi amor, sois mi todo. ¡Estoy tan feliz que hayáis alcanzado la madurez!
Yo os bendigo ahora para que seáis marido y mujer. Quiero que os améis el uno
al otro, como nosotros, vuestros padres, hemos hecho. Llegad a ser uno
mutuamente, semejándonos, y dad nacimiento a hijos sanos, multiplicando
vuestras generaciones futuras por siempre". En esta situación, anhelaríais
ser como vuestro padre y anhelaríais ser como vuestra madre, y anhelaríais
tener el amor que ellos tuviesen. Tal acontecimiento solamente puede ser
imaginado, en un mundo centrado en el amor de Dios.
Como hijos de
vuestros padres, nunca querríais ver a vuestros padres separados. Querríais
tener armonía en la familia. ¿Os gustaría pelearos con vuestros padres? ¡Nunca!
Entonces ¿dónde comienza la tradición de armonía? De vuestros padres, de
vuestros abuelos, de sus padres y sus padres. Y ellos heredaron últimamente
esta tradición de Dios. El amor de los hijos, el amor matrimonial y el amor de
los padres, deben ser juntados en uno, en vosotros. Debéis tener siempre tres
niveles de amor en vosotros.
De los tres
tipos de amor ¿cuál es el central? ¿Cuál es el más próximo a Dios? El amor
paterno. Si tenéis a vuestros abuelos, debéis ser realmente capaces de amar a
aquella gente de edad como amaríais a Dios. Debéis unir los tres amores dentro
de vuestro propio corazón, amor por los ancianos, amor por los de mediana edad
y amor por los jóvenes. Debéis ser capaces de experimentar estos tres tipos de
amor. Si vuestros abuelos están muriendo, ambos, vuestros padres y vosotros
mismos, debéis estar en el mismo grado de penalidad y de tristeza, si vuestros
padres falleciesen primero, ambos, vuestros abuelos y vosotros mismos debéis
sentir la misma pena por ello. En una situación en la que hay alegría, lo
mismo, si uno de los tres está alegre, los otros dos estarán igualmente
contentos. En vuestra familia, seréis todos uno en corazón.
¿Dónde comenzó
la aflicción de Dios? En el camino del verdadero amor, en el camino del
corazón, se encuentra o la felicidad o el dolor. Todo parte del amor. Cuando se
crea amor, hay felicidad. Pero cuando el corazón amante se pierde o es herido,
hay dolor. La pérdida del amor afligió a Dios, nada más pudo haberle
entristecido. El no quería riqueza, posición, saber o cualquier otra cosa
semejante. Quería amor y quería también ejercer amor. Si Dios puede encontrar
amor en vosotros, encontrar en vosotros Su amor, Dios será feliz. Pero si El no
puede encontrar el amor de Dios en vosotros, se entristecerá. Se entristecerá
si no puede encontrar Su amor en parejas y si no puede encontrar el amor de
Dios en los padres. ¿Cuánto deseáis tener el amor de Dios? Debéis ser un objeto
dinámico, respondiente hacia El, para que Su amor pueda estallar dentro de
vosotros.
¿Habéis jamás
experimentado tal amor? ¿Habéis sido jamás tan felices en el amor de Dios, que
casi tuvieseis que llorar de amor? Pero esto no es suficiente, debéis
experimentar este grado de amor en los tres tipos de amor. El amor de Dios debe
ser tan potente como para conectar a Dios, la humanidad y la creación, y
llevarlos a una armonía y unidad absolutas. El amor debe fluir del uno al otro.
Dios está
acongojado por el hecho de que el hombre perdió Su amor. Para llegar a
vosotros, Dios ha ido a lo largo de todo el curso de la historia de la
restauración, luchando a través de largos años para reconquistar el verdadero
amor. Entonces, por vuestra parte, no debéis estar ociosos. Debéis trabajar por
Dios y por el mundo, precipitándoos para tenerlo a vuestro lado. Si lucháis
contra Satán y vencéis sobre su poder espiritual y físicamente, estaréis en la
posición en la que ningún poder del mal pueda nunca invadiros. Llegaréis a ser
perfectamente uno con Dios. Allí os reuniréis con El, y os daréis cuenta de que
El ha estado en este punto desde el principio, esperando por vosotros y mirando
por vosotros.
¿Dónde está el
punto donde podéis reuniros con Dios, en vuestra habitación o en primera línea
del mundo? En primera línea. Entonces, ¿vais a entrar en combate en el mundo de
mala gana y llorosos, o de buena gana? Nuestro deseo es la unidad de nuestras
mentes con Dios, nuestros cuerpos con nuestras mentes y todo nuestro ser con
los demás. Solamente realizando esta unidad podemos restaurarnos a nosotros
mismos en los niveles individual, familiar, nacional y mundial. Debemos llegar
a suspirar mucho, muchísimo por Dios. Cuando echemos muchísimo de menos a
cualquier otro individuo, cualquier familia, cualquier nación, o a todo el
mundo ideal, entonces hasta ese punto y hasta ese grado, Dios estará esperando
por nosotros. Y nosotros le encontraremos, cuando hayamos encontrado aquello
por lo que suspiramos. Entonces ¿no seguiréis este camino?
Más que por
ninguna otra cosa, Dios ha estado triste porque no ha habido nadie que
conociese su corazón de este modo. No ha habido nadie que conociese el mundo
que Dios quería restaurar, ni quien estuviese dispuesto a luchar y soportar
todas las adversidades y dificultades para encontrarle en este mundo. Ya que
sabéis estas cosas, tenéis la responsabilidad de conquistar al mundo entero y
llevar todas las cosas de vuelta al seno de Dios. Sólo de este modo podemos
realizar Su más anhelada esperanza de unidad entre Dios, el hombre y cada
elemento de verdad.
Dios pone sus
esperanzas en nosotros y nosotros también tenemos nuestras propias esperanzas
parpadeando como llamas dentro de nosotros pero tenemos que multiplicar este
fuego y multiplicar nuestro amor para destruir todo el mundo de mal. Podemos
tener ahora sólo una oscilante llama de vela, pero queremos derramar luz sobre
todo el mundo. La luz será multiplicada y todo el mundo será iluminado por ella
en el amor de Dios. Somos los soldados para esta causa y estamos anhelantes de
liberar a Dios de su aflicción.
No debemos
pedirle a Dios que nos ayude, sino que tenemos que estar dispuestos a suprimir
la agonía de Dios. Como cristianos, podemos restaurar el corazón de Dios a
través de nuestras oraciones. El está orando por nosotros. El está orando para
que sus hijos e hijas acaben con Su sufrimiento y con el sufrimiento del mundo.
¿Podéis jamás orar a tal Dios que os dé una bendición, que os ayude? Ya que
hemos partido de tan lejos de Dios, podemos aliviar el corazón de Dios poco a
poco, a medida que pasamos por el curso de la restauración, paso a paso. Cuando
pasemos por caminos difíciles, debemos siempre orar a Dios: "Al probar
esta dificultad, conozco mucho más tu corazón. A medida que paso por todas
estas cosas, comprendo mejor lo que Tu has experimentado". De este modo,
podéis tener siempre el coraje y celo para continuar.
Ya que sabéis
todas estas cosas, debéis hacer todo por Dios. Cuando leáis, sentid que estáis
leyendo para disolver la pena de Dios. Cuando cantéis, cuando recitéis poesías,
cuando escribáis literatura, cuando hagáis cualquier cosa, debéis daros cuenta
de que hacéis esto para hacer feliz a Dios. Debemos ser diferentes de Adán y
Eva; debemos ser diferentes de toda la gente del pasado. Debemos llegar a ser
una gente tal que Dios pueda decirnos: "¡Me siento aliviado por vosotros!
Por vosotros he encontrado de nuevo mi alegría, mi sonrisa, mi hijo, mi
todo". Si sois tal persona para Dios, El querrá hablar con vosotros,
confiaros cosas. Y Dios querría otorgaros todo lo que tiene.
Si podéis aliviar
la agonía de Dios, si por fin podéis hacer feliz estáis devolviendo a Dios todo
a través de esta gente, entonces Dios os recompensará sin duda con algo. Este
algo es su amor que es más grande que ninguna otra cosa en el mundo. Recibiréis
cosas de más valor que lo que habéis dado. A través del amor de Dios estaréis
en la posición de hijos o hijas de Dios.
Ahora que habéis
aprendido el camino para ir en esta vida, cuanto más trabajéis por el amor de
Dios, tanto más amor en abundancia podréis recibir de El. Cuando vivimos en el
amor de Dios, no tenemos que temer. Si sabéis que habéis estado haciendo todas
las cosas por Dios, no tendréis miedo de ser alcanzado por cualquier tipo de
desastre, porque sabéis que Dios os guardará y os protegerá. Si os sacrificáis
al llevar a cabo vuestra misión a causa de vuestro amor por Dios, seréis
mártires recordados en la historia de la providencia de Dios. En el Imperio
Romano, cuando los cristianos fueron perseguidos y martirizados, sufrieron por
el reino espiritual que esperaban gozar cuando muriesen. Con el pensamiento de
que querían ir al Reino de los Cielos de Dios, soportaron el martirio.
Pero en este
mundo estamos yendo a través de todas las dificultades y penalidades y
persecuciones para fundar el Reino de Dios en este planeta mientras aún
vivimos. Aunque seamos martirizados, estaremos luchando por el amor de Dios.
Vamos a ser hijos de Dios. Sabiendo esto, debéis llevar a cabo vuestra misión
con gratitud y debéis devolver alegría a Dios.
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