La esperanza de
Dios para el hombre
20 de octubre
de 1973
Washington, D.C.
Reverendo Sun Myung Moon
Damas
y caballeros, ante todo me gustaría expresar de corazón mí apreciación por
venir esta noche. Le doy gracias a Dios por esta oportunidad, siempre he
deseado visitar esta ciudad y encontrarme con todos vosotros.
Debido
a que hablamos distintas idiomas, aunque hablo, desde vuestra perspectiva soy
mudo. Y desde mí punto de vista, aunque podéis escuchar, estáis sordos. Para
corregir esta situación, necesitamos al hombre que está a mí lado para
traducirme. Pero como sabéis interpretar de una lengua a otra no es tarea
fácil. Por tanto, el hombre que está a mí lado necesita realmente vuestra
amable comprensión.
Esta
noche mí tema es “La esperanza de Dios para el mundo”. La naturaleza de este
tema es amplia y su contenido es más bien complicado. Intentaré centrarme en la
esencia del tema.
Si
hay un Dios. Él definitivamente necesita al ser humano. Dios creó todas las
cosas, pero el ser humano fue creado ocupando la posición más elevada y
sublime. En la historia, ha habido muchas teorías referentes a esta relación.
Abundan opiniones variopintas, conceptos teológicos y escuelas académicas, pero
la relación viviente entre Dios y el ser humano sigue siendo una pregunta sin
respuesta. Es por tanto muy importante que nosotros entendamos correctamente la
relación entre Dios y el ser humano.
Debido
a que la relación entre Dios y el ser humano es tan fundamental para nuestra
vida, no podemos seguir adelante sin aclarar esta pregunta nimuciosamente.
Al tratar de encontrar la respuesta, nos damos cuenta de que se puede enfocar
desde dos perspectivas. A pesar que distintas religiones se han desarrollado
por medio de estas dos visiones, debe haber un principio común a todas las
religiones que pueda esclarecer la relación entre Dios y nosotros. Dios quiere
que entendamos esta verdad en su último sentido.
Lo
más valioso es el amor
Si
alguien os preguntara,” ¿Qué es lo más valioso en vuestra vida? Algunos
dirán:”El poder”. Otros dirían sin lugar a dudas:”El dinero lo es todo”.
Aún otros sugerirían:”El
conocimiento o la sabiduría”. ¿Son entonces estas cosas; poder, dinero y
conocimiento, las más importantes en la vida? Cuando abordamos la pregunta más
profundamente surgen otros pensamientos. Pronto llegamos a la conclusión de que
lo más importante en la vida es el amor. Y después del amor lo segundo en
importancia es la vida misma. Si tenemos el amor y la vida necesitamos aún algo
más, un ideal. Estos tres elementos, el amor, la vida y un ideal no sólo son
preciosos y profundos en su valor, son las cosas que hacen que nuestra vida
valga la pena.
Consideremos
aún algo más. Todos los seres humanos anhelan la vida eterna. De la
misma
manera, sentimos en nuestras expresiones humanas de amor e ideales que deben
ser incambiables, únicos e eternos. En la historia ha habido muchos poetas que
han descrito la belleza del amor eterno. Ningún escritor se sentiría inspirado
a glorificar el tipo de amor que cambia del día a la noche. Muchas religiones
del mundo certifican la vida más allá de la terrenal y apoyan la realidad de
nuestro anhelo por la eternidad. Si una religión no enseña la vida eterna, no
sirve un buen propósito.
Además,
las palabras “amor” e “ideal” por si solas no tienen valor. El amor sólo puede
existir si hay alguien a quien amar y alguien que ame. Un ideal debe
compartirse con alguien El amor y un ideal cobran vida tan pronto como se
establece una relación recíproca de dar y recibir. Estamos en la posición de
objeto y siempre necesitamos a alguien el la de sujeto. El amor y los ideales
echan brotes y florecen plenamente cuando los dos elementos se relacionan como
sujeto y objeto
¿Es
el ser humano, la causa, la fuente del universo o alguien nos ha creado? ¿Cómo
puede el ser humano ser la causa del universo cuando ni siquiera se ha creado a
si mismo? Es obvio que somos seres resultantes. Somos los productos de alguna
causa. Por ello, debe existir un sujeto o una causa. Debe haber una causa para
la existencia del ser humano. Este sujeto, o causa, es entonces la realidad.
Debemos estar tan seguros de eso como de nuestra propia existencia. No importa
el nombre que se le pone a esa causa. Lo más importante es que está allí y le
llamamos “Dios”.
Pongámosle
una pregunta a Dios: ¿”Qué es lo más valioso para ti Dios”? Su respuesta no
será diferente a la tuya o la mía. Dios respondería:” Las cosas de más
valor para mí son el amor, la vida y Mí ideal”. ¿Necesita Dios dinero? El lo
creó todo. Todo le pertenece de todas formas. No necesita dinero. ¿Necesita
Dios poder? Él es la fuente de todo poder. ¿Y qué tal el conocimiento? Dios es
omnisciente y la fuente de todo conocimiento. Si, Dios es todas esas cosas,
pero no puede tener el amor, la vida y Su ideal por Si mismo. Necesita
compartir, tener dar y recibir con alguien en una relación recíproca. Incluso
Dios Todopoderoso no puede experimentar el valor del amor, de la vida y del
ideal estando sólo. Por eso Dios creó a un a ser recíproco, el ser humano como
Su objeto.
Ahora
preguntaré:” ¿Porqué actuamos los seres humanos como lo hacemos? La respuesta
es simple; porque Dios actúa de esa manera. Todas las facetas humanas se
originan en Dios. ¿Por qué somos como somos? Porque Dios es como es. Somos
espejos reflejando las características de Dios. Dios es como tú y yo. Dios es
el origen. Por ello, nuestro amor proviene del amor de Dios. Nuestra vida vine
de la vida de Dios y nuestros ideales vienen de los ideales de Dios. Sentimos
que estos son las cosas más valiosas porque primero Dios sintió de esta manera.
Por eso, si Dios es absoluto nosotros debemos serlo también. Si Dios es
incambiable, nosotros debemos serlo también. Y si Dios es único, nosotros
también debemos serlo. Si Dios es eterno, nosotros también lo somos. Nuestra
vida eterna no es una mera fantasía. Es una realidad. Ya que Dios es eterno, Su
objeto, el ser humano, debe haber sido creado eterno. De otra manera, no
podemos reflejar la naturaleza de nuestro eterno Dios.
El
ser humano es Dios encarnado.
Si
hay un Dios de amor, vida e ideal y no manifiesta todas esas cualidades en el
ser humano, Su objeto, entonces Él defraudaría Su propio propósito de la
creación. O bien Dios proyecta todo Su valor en Su objeto, o no crea
nada. Dios es el iniciador en relación con el ser humano y nosotros los seres
respondientes hacia Él. Los seres respondientes son el reflejo completo del ser
iniciador. Dios y el ser humano son uno. El ser humano es Dios encarnado. De
otra manera, nosotros no podríamos reflejar la imagen plena de Dios. Dios no
pudo realizar Su alegría, el propósito de Su creación. Cuando nosotros no somos
tan perfectos como Dios es perfecto, no podemos reflejar el amor, la vida y el
ideal de Dios. Por eso el ser humano, el objeto de Dios, es tan importante en
valor como Dios mismo.
Estoy
seguro de que algún transeúnte que me viera hacer gestos enérgicos y gritar en
un auditorio vació diría:”Esa persona está loca”. Pero si hubiera alguien con
el que dar y recibir, alguien que pudiera responder, aunque fuera un niño pequeño,
se me consideraría normal. La única diferencia es que alguien estaría conmigo.
Pero digamos que no hubiera ni siquiera un niño en el auditorio, in
desesperación podría coger una mota de polvo y hablarle invirtiendo mí corazón.
Entonces no sería considerado una persona loca, ya que incluso una partícula de
polvo podría servir como objeto.
Estoy
intentando ilustrar el valor de un ser respondiendo. Como somos los seres
recíprocos de Dios, Él nos ha colocado de igual a igual. Por tanto, el ser
humano tiene el mismo valor que Dios y somos tan importantes como Él. A pesar
de que Dios es el Ser más elevado, más noble y mas poderoso, Él necesita
también un ser amado. Sino, no puede sentir alegría. Ni siquiera Dios no puede
sentir alegría solo. Debéis caer en la cuenta de que Dios creó el universo y el
ser humano para generar alegría. Pero la alegría de Dios permanece dormida
hasta que pueda dar y recibir con Su ser recíproco.
Hasta
el momento, en el cristianismo, hemos puesto a Dios tan alto en el cielo, y al
hombre tan bajo en el infierno, que ha existido un abismo infranqueable entre
ellos. Un río ancho y turbulento separa a Dios y el ser humano. El ser humano
no se atreve acercarse a Dios como una realidad viva. Hemos sido inconscientes
de que Dios esta tan cerca, tan real, tan accesible, que incluso podemos
morar con Él. Se supone que debemos ser los templos vivos de Dios. Sin embargo,
el cristianismo convencional ha sido incapaz de hacerlo una realidad.
No
importa si eres rico o famosos, si no tienes a alguien con quien dar y recibir,
compartiendo gozo, preocupaciones, opiniones, alegría y tristeza, y tus
ideales, eres sencillamente un pobre hombre. Nosotros sentimos alegría y
tristeza porque Dios lo siento. No ha sido hasta este momento en la historia
que hemos creído que Dios podía sentir pena. Y que Dios puede sentir entusiasmo
o indignación, igual que nosotros. Nosotros, los seres recíprocos de Dios,
sentimos emociones porque nuestro Ser causal, Dios, los tiene. Dios es la
primera personalidad, y nuestra personalidad proviene de la Suya. ¿Cómo podemos
convertirnos en verdaderos seres recíprocos de Dios? ¿Sólo con nuestros
esfuerzos y trabajo duro? No. Sólo hay una manera de unirse con Dios. Es el
camino del amor, unión en amor con Dios.
Déjenme
ilustrarlo. Suponed que hay un hombre célebre. Luego hay una mujer que es
humilde y sin pretensiones y además es más bien fea y sin educación formal. Sin
embargo, una vez que este gran hombre y su humilde mujer establecen la relación
de dar y recibir en amor, ello se igualará instantáneamente con su nivel de
prestigio. Digamos que este señor se llama Jones y se
enamora de esta mujer y se casa con ella. Entonces ella se convierte en la Sra.
Jones y devuelve todo su amor con todo el corazón. La
Sra. Jones compartiría todo poder, autoridad y
prestigio con el Sr. Jones. ¿Qué nos enseña esto? Una
vez que tenemos una relación de amor con Dios y nos unimos a Él, nuestro valor
incrementa instantáneamente a la de Dios. Este tipo de amor es de naturaleza
incambiable, eterno y único.
El
Alfa y el Omega
Hoy
es el momento en que debemos desarrollar nuestra relación fundamental con Dios.
El sujeto y el objeto deben unirse así como lo hacen la causa y el efecto. Por
eso, la Biblia dice:” Yo soy el Alfa y e Omega, el primero y el último, el
principio y el fin”. (AP. 22:13) En Dios dos son uno. Él es el principio
y nosotros somos el fin. Él es el primera y nosotros somos el último. La
relación entre Dios y el ser humano es un circuito porque el principio y
el fin se enlazan como uno.
La
paz, la felicidad y la alegría son los frutos de la armonía en amor. Por ello,
en el ideal de la creación de Dios, Él planeó que la relación de Dios con el
ser humano fuese de armonía en amor, en vida y en ideal.
Por
tanto sabemos que Dios es el sujeto y nosotros el objeto. Sabemos también que
el objeto es tan valioso como el sujeto. Ahora nos gustaría saber cual es
precisamente el valor del ser humano como el objeto de Dios,
Cuando
Dios creó al ser humano le dotó de sabiduría y ambición. Con la sabiduría
comparamos, y con la ambición luchamos por lo mejor. Si tenemos dos elecciones
frente a nosotros, a y b, automáticamente vamos a compararlos para determinar
cual de los dos es el mejor. Nuestro deseo humano nos hace comparar, y la ambición
no nos deja descansar hasta que hayamos obtenido la realización final.
Dejadme
usar otra analogía. Digamos que hay un hombre muy apuesto. No solo es un galán,
además tiene todo poder t conocimiento. Estarías ansioso por tener una
relación con ese hombre grande. ¿Qué tipo de relación os gustaría tener? ¿Os
gustaría ser solamente su siervo? No, en vuestro corazón sabes que hay algo
mejor que ser siervo. ¿Os gustaría ser solamente su amigo? No, todavía no
estarías satisfecho. ¿Os gustaría ser solo su hijo adoptivo? No lo creo.
Todavía anhelarías un lugar más cerca. Hay una relación que es la más
intima. Se trata de llegar a ser el hijo o la hija de ese hombre. Con esa
relación habrás alcanzado la realización última, y no puedes desear nada más.
¿Por
qué queremos llegar a ser verdaderos hijos e hijas? Porque así podemos recibir
el pleno amor de ese hombre. No hay relación más profunda en la sociedad humana
que la que hay entre padre e hijo. Una vez que tienes el amor de tu padre,
poseerás todo lo que le pertenezca. Toda la alegría del padre, todo su poder,
todas sus habilidades, sabiduría, ambiciones y deseos serán tuyas. Para que un
hijo reciba el amor del padre, no hay necesidad de ningún protocolo, papeleo, o
ceremonia. El padre y el hijo son automáticamente uno. Este principio se aplica
tanto a la relación entre humanos como a la relación entre Dios y el ser
humano.
El
verdadero hijo de Dios
¿Qué
tipo de relación os gustaría tener con Dios? ¿Os contentaríais con ser Su
siervo? ¿O preferís ser Su amigo? ¿Preferís ser Su hijo adoptivo o encontrarías
el camino de ser Su propio hijo? Sé que no estaríais satisfechos con nada menos
que ser hijo o hija de Dios, la posición suprema.
El
propósito final de la creación del ser humano es de darle todo Su amor,
toda Su vida, y todo Su ideal. Debéis ocupar todo el amor de Dios hasta el
fondo de Su corazón. Vuestro deseo será saciado convirtiéndoos en hijos e hijas
verdaderos de Dios. Este es vuestro destino final. Estaréis saturados con el
amor de Dios. Estaréis llenos de alegría y os sentiréis sobrecogidos por
una satisfacción plena de la vida.
El
júbilo no tiene límites. La felicidad no tiene fin. Cuando permanecéis en el
amor de Dios, cada célula de vuestro cuerpo salta de alegría. Inhaláis y
exhaláis en unísono con el universo entero. En este estado vuestra vida es
realizada. Dios quiso que viviéramos de esa manera. Y mediante nuestra alegría
Dios siente alegría también. La alegría del ser humano es la de Dios y la de
Dios es la del ser humano.
A
temprana edad Dios me llamó para una misión como Su instrumento. Fui llamado
para revelar Su verdad por Él, como Su profeta, me he comprometido sin reserva
en busca de la verdad, investigando los montes y los valles del mundo
espiritual. Y de repente el cielo se abrió ante mí. Tuve el privilegio de
comunicarme con Jesucristo y con el Dios vivo en persona. Desde entonces he
recibido muchas revelaciones sorprendentes. Dios mismo me dijo que la
verdad básica y central del universo es que Él es el Padre y nosotros somos Sus
hijos. Fuimos todos creados como los hijos de Dios. Y dijo que no había nada
mas íntimo, más profundo y más sublime que cuando padre e hijo están unidos. Un
en amor, en vida y en ideal.
El
punto central donde padre e hijo se encuentran es el amor, la vida y el ideal.
Una vez unidos, el amor de Dios se hace nuestro, la vida de Dios es nuestra, y
el ideal de Dios es nuestro ideal. Ninguna otra relación te proporciona más
unidad de amor, de vida y de ideal que la de padre-hijo. Esta es la realidad
fundamental del universo.
¿Cómo
llegamos a existir en este mundo? El padre y la madre se unen en amor y funden
sus vidas e ideales. Su amor ha precedido nuestra vida. El amor es la fuerza
que une. El marido y la esposa se unen en amor. Esto quiere decir que el amor,
la vida y el ideal del marido se hacen de la esposa, y el amor, la vida y
el ideal de la esposa se hacen del marido. De esta manera los dos conviven y se
hacen una sola carne. Una nueva vida es generada sobre la base de esa fusión de
amor, vida e ideales.
Cuando
nace un niño, es la manifestación del amor de los padres, de su vida y de sus
ideales. Cuando ves a tus hijos, en realidad, estas viendo otro tú. Estas
viendo el fruto de tú amor, de tú vida y de tus ideales. Es tú segundo yo, otro
forma visible de ti mismo.
Expandamos
ahora esta verdad a escala universal. Dios creó al hombre y a la mujer a como
Sus hijos e hijas. Quiere verse a Si mismo en los seres humanos. Por eso. La
Biblia dice:”Dios creó al hombre a Su imagen, a imagen de Dios los creó, macho
y hembra los creó”. (Gen.1:27)
El
ser humano está creado en imagen y semejanza de Dios. En otros palabras, Dios
se encarnó en el ser humana. El ser humano es el espejo del Dios vivo, y cada
virtud, característica y cualidad esta reflejada en ese espejo. Dios con toda
seguridad quiere que Su amor, Su vida y Sus ideales se reflejen en ese espejo.
El ser humano es el fruto del amor, de la vida y de los ideales de Dios. .
El
estado de perfección
¡Qué
maravilloso, que sencillamente fantástico es vivir una vida perfecta de
Dios! Esta es la verdadera vida de alegría inigualable por ninguna alegría
mundana. Una vez alcanzado este estado no hay necesidad de oración. ¿Por qué lo
harías? Estas frente a frente con Dios, y vives de corazón a corazón con Él.
Conversas con Él. No necesitas religión, ni tampoco un salvador. Todas las
cosas de la religión son parte del proceso de curación, de restauración. Una
persona con una salud impecable no necesita un médico. El hombre en unión
perfecta con Dios no necesita un salvador.
La
vida en unión con Dios es la manera más glorioso de vivir; la vida con Dios, la
vida en Dios, y Dios viviendo en ti. Este era el estado espiritual de Jesús
cuando dijo. ¿”Crees que yo estoy en mí padre y mí padre está en mí”? (Juan
10:14) Dios y el hombre embrazará en un amor consumidor de todo. Este es el
estado donde Dios es hecho la realidad viviente. Ya no crees más, sino que
sabes. Y vives la verdad. Si realmente sientes este amor y unidad con Dios,
entonces has probado la experiencia suprema de la vida. Supongo que entre la
audiencia hay muchos pastores cristianos, sin embargo, ¿cuántos personas han
tenido una experiencia real con el amor profundo de Dios?
Dios
hizo al hombre para vivir intoxicado. El ser humano esta hecho para intoxicarse
con el amor de Dios .Ya que el hombre ha perdido la capacidad original, busca
una intoxicación innatural, artificial, emborrachándose, drogándose con
marihuana etc. El hombre perfecto, en cambio, se intoxica en el amor de Dios.
No hay nada que pueda superar este sentimiento de gozo. Vuestros ojos y orejas,
los tejidos en la cara, vuestros brazos y piernas, todo será revivido en un
arrebato de alegría. Nada puede comparase con la calidad de esta alegría. Este
es el plan original de la creación de Dios. ¿Cuándo dices “Padre Celestial”,
tienes realmente un sentimiento vivo y vibrátil de la presencia de Dios? ¿No te
gustaría escuchar a Dios responder “Si, hijo mío”?
Aquí
esta mí regalo para vosotros esta noche. Quiere que sepáis que la verdadera
relación entre Dios y el ser humana es la de sujeto y objeto. Sois los hijos y
las hijas de Dios. Una vez que os habéis unido a Dios, nada puede perturbaros.
Ni las penas ni la soledad, ni la enfermedad, nada puede
desanimaros. Dios es nuestra seguridad última. Aunque pagaras millones de
dólares no podrías comprar ese tipo de seguridad. No tiene precio. Es la
experiencia completa de vivir. Estamos destinados a vivir con Dios.
Vuestra
vida es por tanto lo más valioso en el universo. Por eso Jesús dijo ¿ :”De que
le sirve al hombre ganar el mundo, si pierde su vida”? (Mat.16:20) Jesús
hablaba de la vida en Dios. La vida sin Dios es como una bombilla quemada que
no puede dar luz. Una vida in Dio es la muerte.
Jesucristo
fue el hombre que ha vivido el ideal de Dios en su realización última. Fue la
primera persona perfecta que anduvo sobre la tierra, y vino a restaurar la
verdadera relación entre Dios y el ser humano. Pero después de su crucifixión,
el cristianismo le convirtió en Dios. Por eso el abismo entre Dios y el ser
humano nunca ha sido cubierto. Jesús es un hombre en quién Dios se encarnó.
Pero no es Dios mismo. En la Biblia, en 1 tim: 2,5
dice;” Porque hay un Dios y un mediador entre Dios y el hombre, Jesucristo,
hombre también”. La morada de Dios en Jesús es una realidad total. Él
dijo: ¿”No creéis que el Padre está en mí y yo en el Padre”? Jesús es de hecho
el hijo unigénito de Dios, pero Dios no quiere tener sólo a Jesús como Su hijo.
Toda la humanidad ha sido creado para poder decir:”Yo estoy en el Padre y el
Padre esta en mí”. Esta es la meta que todos podemos alcanzar.
El
punto de vista de Dios del bien y del mal
El
primer paso para ser verdaderos hijos e hijas de Dios es comprender claramente
el punto de vista de Dios del bien y del mal. ¿Qué el bien y qué es el mal?
No
nos interesa una definición hecha por el hombre. El estándar eterno del bien y
del mal es definido por Dios. La definición clara del bien y del mal existió en
el tiempo de la creación, mucho antes de que el bien y el mal llegará a existir
en le Jardín del Edén. El punto de vista de Dios del bien y del mal nunca
cambiará. Dios es eterno, y a pesar del paso del tiempo, Su definición es
eterno e incambiable.
Todas
las facetas humanas vienen de Dios. Reconocemos que hay una tendencia de
egoísmo en el ser humano. Esto es natural porque Dios mismo fue egocéntrico.
Este hecho puede sorprenderos, pero debéis entender que antes de crear al
hombre y al universo, Dios estaba solo sin nadie por quien preocuparse más que
él mismo. No obstante, desde el mismo instante en que empezó a crear,
germinó Su concepto pleno de la vida. Ahora Dios vive para su
contraparte, no para Él.
¿Qué
es la creación? La creación no es otra cosa que el Creador, Dios, proyectándose
en una forma sustancial. Se encarnó simbólicamente en el universo y
directamente en el ser humano. La creación es cuando el espíritu cobra forma.
Dios se invirtió a Si mismo en la creación. La creación es la inversión de
energía de Dios.
En
el libro del génesis en la Biblia la creación parece algo sencillo
y fácil. El génesis nos da la impresión de que la creación de Dios se realiza
con el poder de Su palabra. Dios sencillamente dice:”Hágase el mundo” y el
mundo apareció. Luego dice:” hágase el hombre” y allí aparecen Adán y Eva sin
más. Pero ahora ha sido revelado que para nada ha sido tan fácil. Dios lo
invirtió todo de Si mismo a la hora de crear. No ha reservado ni una iota de
energía. La creación fue Su obra completa. Su esfuerzo total de darlo todo de
Si mismo. Cuando Dios puso Su corazón y alma en la creación de Su objeto,
estaba invirtiendo un cien por cien de Si mismo. Sólo de esta manera podría
crear s Su segundo Yo, el Dios visible.
Por
ello, después de crear Dios ya no existía sólo para Si mismo Dios empezó a
existir para Su hijo e hija, Adán y Eva. Existe para dar, para amar, Dios es
una existencia totalmente desinteresada. Dios no puede existir sólo. “Amor e
“ideal” sólo cobran significado cuando hay alguien con quien establecer una
relación complementaria. Dios inició la creación e hizo una inversión que no
puede perder. En un sentido, Dios al invertir todo Su amor, Su vida, y Su ideal
en Su segundo Yo, debería sacar de allí algún beneficio. Dios sabía que si
invertía todo lo que tenía, el cien por cien, Su ser recíproco maduraría y
devolvería muchísimas veces los frutos del amor, de la vida y Su ideal.
Para Dios Su ser recíproco, el ser humano, lo es todo. La vida del ser
recíproco atrae a Dios. Dios quiere morar con Su ser recíproco, el ser humano.
Veamos
una analogía. Suponed que hay un gran artista, si trabajo por azar sin
ningún sentimiento no puede crear nada de valor. Para crear una obra maestra de
su vida, el artista debe poner todo su corazón y alma en su creación. Es la
única manera en que el artista puede lograr una obra de arte extraordinario. Un
artista que trabaja de esa forma convierte su labor en su vida.
Dios
es el más grande de todos los artistas. Cuando creó Su obra maestra, el ser
humano, Dios volcó Su corazón en el proceso. Invirtió Su alma en el mismo.
Vertió toda Su sabiduría e energía. Dios deseaba existir sólo para Adán y
Eva y toda la humanidad. Dios no ahorró ni una iota de energía a la hora
de crear. El ser humano ha llegado s ser la vida de Dios.
La
bondad es darlo todo
Dios
marcó el patrón para el universo. En la existencia ideal vivimos los unos por
los otros. El sujeto, el que inicia la relación, existe para el objeto, el ser
respondiente y viceversa. La definición de Dios de la bondad es darse, servir
completamente y el desprendimiento absoluto. Deberíamos vivir por los demás.
Dios vive para el hombre y el hombre vive para Dios. El marido vive para la
esposa y viceversa. Eso es bondad. De allí, abunda la unida, la armonía y la
prosperidad.
¿Te
molestarías si te dijera que como hombre fuiste creado para una mujer? Quizás
alguno de vosotros estáis orgullosos de vuestra virilidad y no os gusta
escuchar esto. Pero este es el principio de la creación de Dios y no debéis
sentiros tristes por estas palabras. El ser humano vive para su compañero no
para si mismo.
Supongamos
que una de vosotras damas, es una reina hermosa. No importa lo hermosa que
seas, esa belleza no es para vuestra propia gratificación, es para deleitar a
un hombre. Fuimos creados para vivir por los demás. Esa es el motivo de
nuestra existencia, existir por otros, para un objeto, para un ser
complementario. Este es el principio que se aplica a tosa las relaciones
humanas en la sociedad. Los padres existen para sus hijos y los hijos para sus
padres. Entonces, ambos, los padres y los hijos, al dar desinteresadamente, se
unen en un movimiento circular.
El
movimiento circular es unión. La acción de dar y recibir crea el movimiento
circular. Sólo el movimiento circular tiene naturaleza eterna porque no tiene
fin. Por ello, toda la creación de Dios se basa en un modelo de movimiento
circular ya que Él creó por la eternidad. Incluso nuestra cara tiene forma
redondeada, aunque hay una línea central vertical. Nuestros ojos globulares son
redondas, tenemos el labio superior y el inferior y que juntos forman una boca
redonda. El sol, la luna, la tierra, y todos los cuerpos celestes
son esféricos. Cada uno gira alrededor de su propio eje y orbita alrededor
de otros. Todo en el universo tiene relaciones de dar y recibir complementarios
entre elementos sujeto y objeto. La acción de dar y recibir entre las
arterias y las venas permite que la sangre circule por el cuerpo. Las
enfermedades surgen cuando el equilibrio de dar y recibir se interrumpe y se
para la circulación normal. Nada puede existir para siempre sin esta acción de
dar y recibir entre sujeto y objeto, sin vivir acorde a este principio. Toda
existencia basada en el principio de Dios es buena.
¿Qué
es entonces el mal? El mal es cuando el egoísmo apareció en el mundo. El
principio de dar incondicionalmente se tergiversó en un principio impío de
tomar egoístamente. La actitud perversa de querer ser servido y no servir
apareció en ese momento. El origen del mal es Satán. Debía servir a Dios, sin
embargo, se contrapuso como otro dios y sometió al ser humano para su provecho.
Dios es la fuerza positiva absoluta en el universo. Satán se contrapuso como
otra fuerza positiva. Dos positivos se repelen naturalmente. Satán es un
arcángel caído. Abandonó su posición de servir a Dios y al ser humano para
retar a y competir con Dios. Su motivación fue el egoísmo. De su egoísmo salió
el origen del mal y del pecado.
Esto
es lo que ocurrió: Eva cayó, dejó de ser la primera hija de Dios. Fue la
primera víctima de Satán, transformándose en una criatura egoísta. Luego, Satán
y Eva juntos llevaron a Adán a su mundo de egoísmo. Este evento trágico aisló a
Dios del ser humano en le Jardín del Edén. Con ello, Satán se erigió como
el soberano de este mundo y la semilla de la historia del mal. El egoísmo llegó
a existir en el inicio de la historia humana, y ahora nuestro mundo está
colmado de asesinatos, mentiras, y hurtos. Todas esas acciones malas radican en
el egoísmo. El mal somete a otros para su propio beneficio, mientras que el
bien se sacrifica a si mismo por los demás.
Desde
la caída del hombre, Dios ha trabajado para restaurar la bondad original. Dios
quiere destruir el mundo del mal y crear el mundo del bien. Hemos perdido
nuestra salud. Nos hemos enfermado. La salvación de Dios es por tanto la
restauración del hombre a un estado de salud.
Dios
sembró la semilla del bien, pero antes de poder recoger los frutos, Satán
invadió con su mala semilla y cosechó malos frutos. Por eso, Dios debe volver a
sembrar la semilla del bien. Para hacerlo, Dios necesita ciertos medios. Las
religiones del mundo han servido como los medios para el trabajo de Dios. A lo
largo de la historia, buenas religiones han enseñado el camino de vida de Dios.
La forma de vivir de Dios se centra en amor sacrificado y el deber. El
cristianismo puede considerarse la religión más avanzada y progresista porque
enseña el amor sacrificado y el deber de manera más sublime.
Jesús
vino como salvador, su enseñanza fue: “…el Hijo del hombre no viene a ser
servido sino a servir” (Mat. 20:28). Jesús dijo que el amar más grande del
universo es dar la vida por los enemigos. Las enseñanzas de la Biblia son
contrarias a la norma común de la sociedad mundana. Es diametralmente opuesto
al camino egocéntrico de este mundo. La Biblia enseña darse completamente y el
sacrificio pleno. “El que busque la vida la perderá, el que pierda la
vida por mí causa, la ganará”. (Mat. 10:39) Parece incluso estúpido vivir de
esa manera en la sociedad mala. Pero una vez que conoce e principio e
Dios, os dais cuenta de que no hay mayor sabiduría que esta.
Se
recoge lo que se siembra
Las
enseñanzas de Jesús versaban centradas el corazón de esta verdad fundamental.
Cuando más da tanto más recibirás. Dios recompensa el dar plenamente con
amor completa, y el sacrificio total con la vida plena. Dar crea espacio para
que entre el amor de Dios. Cuando más espacio más vacío hayas creado dando,
tanto más rápidamente serás llenado del flujo del amor de Dios.
Si
quieres que te traten bien debes tratar bien a los demás. Recoges lo que
siembras. Siembra bien y recogerás bien, siembra mal y recogerás mal.
Debes preocuparte de dar bien. En cuanto a la respuesta debes confiar en Dios.
El se ocupará de eso.
Demos
un ejemplo de una persona buena y otra mala. Digamos que alguien tiene diez
amigos. Día tras día esta persona sirve sacrificadamente a sus diez amigos. La
gente no puede más que querer a esta persona. Se convierte en el mejor amigo de
esas diez personas. Su influencia se expandirá a los familiares de esas diez
personas. Esta persona prospera dando incondicionalmente. Es el centro de la
armonía y de la unidad porque vive de acuerdo al principio de Dios. El
altruismo trae consigo la prosperidad. Este es un hombre bueno.
Pero
suponed que esta persona dijera lo opuesta a sus amigos:”Vosotros diez, dádmelo
todo a mí, estáis aquí para servirme”. Antes de que hubiera dicho esto tres
veces, todos sus amigos habrían cortado su relación con él. No querías saber
nada de él. Se quedaría sólo. ¿No es así, incluso en nuestra sociedad? Es
universalmente verdad. Una doctrina o filosofía centrado en si mismo, una forma
de vivir egoísta, te precipitará rumbo a la auto-destrucción. Pero si vives por
lo demás encontrarás la prosperidad. Puede parecer que acabarás arruinado si
vives así pero no lo harás. La única razón de que no prosperes es que no has
llegado hasta el final. A mitad de camino de repente te vuelves escéptico. Tú
corazón cambia o te deslizas del principio divino de darlo todo. Los buenos
resultados no se manifiestan nunca. Darse completamente es el camino hacia la
prosperidad porque Dios vive así.
Si
alguien se sacrifica para otra persona será un héroe para otros. Si una
familia se sacrifica para otra familia será una familia heroica. Pueblos y
naciones que se sacrificas por el bien de otros será el campeón de las
naciones. Una persona que da su vida por sus padres es un hijo de piedad
filial. Alguien que da la vida por su rey es un sujeto leal. Una persona que da
su vida por la humanidad es un santo.
Jesucristo
proclamó la misma verdad que estáis oyendo esta noche. Lucho para el
cumplimiento de la verdad de Dios en la tierra. No vino a satisfacer los
intereses nacionales de Israel, sino a salvar el mundo entero.
La
intención de Dios para el pueblo elegido de Israel era que sirviera de
preparación para ser el instrumento del Mesías en su misión de salvación
mundial. El pueblo israelita no lo sabía. Concibieron la llegada del Mesías
como un conquistador militar invencible que restauraría el imperio político del
Rey David para la gloria de Jesús. ¡Qué equivocados estaban!
El
propósito de Dios no es salvar a una persona, una iglesia o una nación en
particular, es salvar al mundo. Por eso, la verdadera iglesia se
sacrifica por el bien del mundo. Sí, los verdaderos cristianos deben estar
dispuestos a sacrificarse por la salvación de toda la humanidad. Sin embargo,
la enseñanza del cristianismo es egocéntrica hoy en día. Los cristianos andan
buscando su propia salvación. Los cristianos imploran “mí salvación” y
“mí cielo”. Esto esta en contra de la verdad y el ideal de Dios. Debemos
dar, amar, y vivir inalterablemente por los demás.
Todos
debemos trabajar por la forma de vida ideal. Yo existo para mí familia, mí
familia para la sociedad, la sociedad para la nación, la nación para el mundo y
el mundo para Dios y Dios existe para ti y para mí, para toda la humanidad. En
este gran círculo de dar y recibir hay armonía, unidad, y un proceso eterno de
creciente prosperidad. Además, como en este circuito toda existencia, cumple su
propósito de la creación, hay una profuso y profunda alegría Este es el Reino
de los Cielos en el que rebosan los sentimientos de felicidad.
En
el mundo de hoy las naciones viven solamente para sus intereses nacionales.
Conspiran, engañan y mienten. Destruyen a otras naciones para su beneficio
nacional. ¿Hay alguna nación en el mundo que jure a Dios:”Dios, usa esta nación
como sacrificio en Tú altar, si este es la manera en que puedes salvar al
mundo”? Decidme, ¿Dónde está semejante nación?
Es
un hecho reconocido que cuando EEUU mostraba un espíritu de servicio y
sacrificio al mundo, y ayuda a otros necesitados dando sus vidas, dinero,
disfrutaba de sus era dorada. Pero ahora la actitud de EEUU se ha vuelto
egoísta. Los problemas domésticos son muy difíciles. La situación en EEUU es
caótica. Hoy por hoy hay más división, más corrupción, y grandes problemas
azotando a este país.
No
estoy criticando ninguna gente o nación. Solamente estoy proclamando la verdad
celestial que toda la humanidad necesita.
Yo
empecé la iglesia de unificación. Si esta iglesia de unificación existe
solamente para el bienestar de ella, esta condenada a perecer. He fundado la
iglesia para poder dar mí vida, mí corazón, y mí alma para progresar la
salvación del mundo. Entre la audiencia hay muchos miembros de la iglesia de
unificación. Su gran deseo, su única motivación es servir a otros, salvar a
esta nación y al mundo. Jesús no enseño a sus discípulos las leyes de
represalias. Les dijo:”…si alguien os golpea en una mejilla, mostradle la otra,
si alguien os fuerza a andar una milla, andad con él dos…”. (Mat. 5:39, 41)
Nunca debes vengarte, sólo debes dar plenamente, y Dios te devolverá en
abundancia.
Cuando
Jesús fue crucificado, los soldados romanos le atravesaron. Jesús oró por sus
enemigos:” Perdónales, Padre, porque no saben lo que están haciendo”.
Incluso en el mismo momento de morir en la cruz, Jesús era tan sincero a
la hora de perdonar. Su última acción estaba motivada por su amor al enemigo.
Era la forma suprema de dar, un paradigma del amor. El ejemplo de Jesús es el
estándar absoluto para la humanidad. Imaginad a una nación entera compuesta de
ciudadanos como Jesús. Eso se llamaría el Reino de los Cielos en la tierra, no
podía ser otra cosa.
Jesús
era el Señor de toda la vida debido a su forma inigualable de darse, amar y de
sacrificarse. Será el Señor para siempre. De manera similar, no hay nadie en el
universo que pueda sobrepasar el amor desinteresado y el darse plenamente de
Dios. El reina sobre toda la creación.
Mirad
el declive de Roma. El grandioso Imperio Romana colapsó frente al ejército sin
armas de Jesucristo. ¿Con qué medios conquistaron los cristianos Roma? Lo
conquistaron con amor, sacrificio y darse completamente a riego de sus vidas.
La historia es testigo de que ningún imperio puede oponer resistencia a un
ejército de amor y sacrificio. Y esta historia se repetirá.
Hasta
ahora no sabíamos muy bien cual era la definición del bien y del mal. No
estábamos seguros de dónde comprometernos, cuando actuar, servir que. Ha sido
la fuente de mayor confusión. No podemos convertirnos en cristianos que se
mueren por su propio bienestar. Como cristianos, debemos imitar el estilo de
vida de Jesús y darnos en sacrificio total por los demás, para que otros puedan
vivir. Este es el camino de Dios.
El
mundo actual está evocando la ira de Dios. Realmente se merece su juicio
incomparable. Pero Dios es amor, y por amor constriñe Su enfado porque nos
quiere salvar, y por eso Él lleva sufriendo por muchísimo tiempo. Nos esta
dando una oportunidad para cambiar. Esta esperando.
Sé
que la cultura occidental se caracteriza por el individualismo. Empero, el
individualismo egoísta esta destinado perecer, el individualismo sacrificado
florecerá. La individualidad en si es buena. Dios no dio a cada uno una manera
única de servir. Pero el individualismo sin Dios sólo puede construir castillos
en las arenas de declive.
La
revolución silenciosa
Puedo
ver un gran cambio, veo aparecer una gran oleada de revoluciones en los
EEUU, no por fuego, no por balas, sino por la verdad de Dios prendiendo
una revolución en los corazones humanos. He venido aquí para encender esta
revolución espiritual. No necesito manifestarme frente a la casa blanca,
la respuesta no esta allí, sino en los corazones de los hombres, en la
revolución silenciosa del egoísmo al altruismo.
¿Podéis
imaginaros lo maravilloso que sería la sociedad ideal? Los individuos servirán
a sus familias, las familias a las sociedades, las naciones servirían al mundo,
el mundo a Dios y Dios te serviría a ti. El que dé más será el que conozca a
Dios más profundamente.
Algunas
jóvenes quizás quieran decirme:”Revdo. Moon, ¿Has venido aquí para
repetirnos lo de siempre”? Pero no es así para nada. No hablo de teorías sino
de la vida. Os estoy diciendo que cada uno está aquí para vivir la verdad, como
lo hizo Jesús. Esto no es teoría, no es filosofía, no es una doctrina
teológica. Es la verdad suprema de Dios, no para discutirse, sino para vivirlo.
Cuando
el hombre haga de esta verdad su vida, traerá el cambio más grande en la faz de
la tierra. Aunque en un sentido sabéis la verdad de las cosas que os he dicho,
todavía nadie cree en ellas. Ya que nadie ha creído en la verdad, nadie ha
vivido acorde a ella. Esta verdad es tan vieja como Dios, y tan nueva como el
siglo veintiuno. La verdad debe vivirse. Si la revelación del Principio Divino
ha hecho real esta antigua verdad en tu corazón, entonces has hallado de hecho
una verdad totalmente nueva. El Principio Divino está tocando el corazón de
millones de jóvenes mostrándoles el camino hacia nuestro Dios real. Gente en
todas partes del mundo están aprendiendo que Dios es absoluto y perfecto, y que
el Dios perfecto requiere un al ser humano perfecto como objeto. Jesús
dijo;”Sed perfectos, como es perfecto vuestro Padre en el Cielo”. (Mat.5:48)
Esta indicando claramente que el patrón de valor del ser humano es la
perfección de nuestro Padre Celestial. Sino no podemos ser los ser recíprocos
de Dios y no nos puede aceptar. Todos nosotros quiere ser perfecto. Todos
queremos el cielo en la tierra, pero nos preguntamos ¿”Cómo hacerlo”?
Nos
cuestionamos, en primer lugar, si es posible que el hombre sea perfecto.
Algunos opinan, con aparente justificación, que aspirar a la perfección
es una gran equivocación y que no hay más que ver como estamos los hombres.
Señalamos el pecado y el sufrimiento inherentes incluso en las cosas más
sagradas. Decimos.” Sólo Dios es perfecto”. Empero, si entendemos plenamente el
diseño del ser humano en el concepto de Dios de la creación, comprenderemos que
la perfección esta a nuestro alcance.
En
el ideal de Dios de la creación, fuimos diseñados como templos de Dios, del
espíritu de Dios, donde Dios es el maestro. ¿“No sabéis que sois los templos de
Dios y que el espíritu de Dios mora en vosotros”? (1Cor.3:16)
Fuimos
diseñados para ser los templos de Dios. Cuando logremos semejante estado,
dejaremos de tener una voluntad corrupta. No harán más falta las restricciones
ni las leyes, porque la Voluntad de Dios será la nuestra. Con Su espíritu
habitando en nosotros nos moveremos como Él nos dicte. Entonces seremos
perfectos porque nos dirigirá una fuerza perfecta.
Cuando
el hombre alcance ésta meta última estará perfectamente unido a Dios. Ya no
vivirá sólo en el nivel humano, sino en un nivel divino. Adopta las cualidades
de Dios puesto que el Espíritu mora en él y le posee como un templo
perfecto, reflejando las virtudes y el poder De Dios. Por tanto, el hombre
puede ser perfecto como es perfecto el Padre Celestial. Este era el patrón
original que Dios pretendió para la humanidad mediante Adán.
El
matrimonio es el medio más importante para realizar el Reino de los Cielos en
la tierra. Adán y Eva fueron el primer hijo y la primera hija de Dios. Nacieran
de Dios, crecieron con Dios, y hubieran madurado en perfección en Dios. Dios
pretendió unir a Adán y Eva en matrimonio celestial. Hubieran engendrado hijos
e hijas sin pecado convirtiéndose en verdadero madre y verdaderos padre de toda
la humanidad. Serían el primer rey y reina estableciendo el Reino de los Cielos
en la tierra.
¿Ha
existido alguna vez un Reino semejante? No. Al contrario, la historia empezó en
un dirección equivocada. A partir de este primer paso en falso, Satán ha sido
el dios falso del mundo. Por tanto, Dios trata de restaurar. Su propósito de
salvación es, por ello, restaurar la nación ideal a fin de tener verdaderamente
Su Reino en la tierra. Dios necesita un modelo para esto. ¿Quién puede ser el
modelo de perfección para la tierra? El Mesías viene para satisfacer esta
necesidad. Jesús vino como el Mesías. Fue el modelo de perfección para todos
los niveles. El individual, el familiar, el social, el nacional y el mundial.
Vino para establecer un mundo ideal a lo largo de su vida, no después de un
periodo de siglos.
Antes
de que Dios enviase a Su campeón, Jesucristo, preparó el terreno con el pueblo
elegido de Israel. Ellos eran el fundamento para el Mesías. La gente de
Israel podría haberse perfeccionado a ellos y a su nación si se hubieran
unido a la venida del Señor. El Reino de Dios habría sido una realidad física
en aquel tiempo.
La
misión de Jesús
Pero
Jesús no fue aceptado por su pueblo. Al revés, se encontró con rechazo en cada
nivel. Se le denegó a Jesús la oportunidad de tomar una esposa en el papel de
Eva restaurada, y establecer con ella la primera familia centrada en Dios.
En vez de ello, el pueblo de Israel le clavó en la cruz. Leemos en 1 Cor.2:28: “… sabiduría desconocido por todos los príncipes
de este mundo, pues de haberlo sabido no hubieran crucificado el Señor de la
gloria”. Por eso, la misión de Jesucristo en la tierra quedó inacaba. La historia
de la providencia de Dios es muy, muy triste. Para consolar el corazón de Dios
y hacer Su trabajo, debemos conocer claramente los pormenores y el proceso de
la restauración.
Cuando
Dios creó al ser humano, colocó a Adán y Eva, el hombre y la mujer, en el
Jardín del Edén. Ambos se unieron con Satán y pecaron, dejando a Dios fuera. En
el proceso de la restauración, este Dios solitario debe recuperar a Adán
y Eva. Jesús vino como el Adán sin pecado, o Adán perfecto. Su primera misión
fue, por ello, restaurar a su novia e instaurar la primera familia de Dios.
Todas las generaciones caídas serían injertados en el como el verdadero árbol
de olivo. Familias, tribus y naciones serían restauradas. Hubiera reinado la
perfección. El estado sin pecado del Reino de los Cielos podría haber sido una
realidad por los últimos 2.000 años. Por eso 1Cor.15:45 dice que Jesús es el”El
último Adán” o el “segundo Adán”.
Jesús
vino, pero fue crucificado. No se le dio la oportunidad de restaurar a su
novia. Por eso Jesús prometió la Segunda Venida. Jesús debe volver de nuevo a
completar lo que dejó sin hacer hace 2.000 años. Dejadme repetir; Jesús era un
hombre, no el mismo Dios. Cuando él retorne a la tierra lo hará como un hombre
con el papel del tercer Adán.
Entendamos
más concretamente el significado de estas revelaciones. En el libro de
revelaciones se profetiza la boda del cordero. La intención de Dios era bendecir a Adán y Eva en el Jardín del Edén. Ya que esto no
se realizó en aquel tiempo, Dios quiso que Jesús consumará su matrimonio
en su tiempo. Pero debido a la falta de fe de los israelitas él tampoco lo pudo
lograr.
Jesús
era el segundo Adán. Era la Voluntad de Dios bendecirle
en matrimonio celestial con la segunda Eva, la novia restaurada. Hubieran sido
los Verdaderos Padres de la humanidad. Toda la humanidad hubiera recibido vida
injertándose en ellos. Jesús advirtió a la gente:” Sois de vuestro padre el
diablo…”. (Jun: 8:44) Nacimos como hijos de Satán debido al inicio
desafortunado de la historia. Con la restauración de los Verdaderos Padres
renaceremos como hijos de nuestro Padre Celestial, Dios, con plena salvación
como sus hijos.
En
el tiempo de Jesús se denegó la realización de la Voluntad de Dios. Por eso
debe venir de nuevo como tercer Adán. Se celebrará el banquete del cordero. Se
logrará los Verdaderos Padres de toda la humanidad en nuestro tiempo. Dios
podrá ver su verdadera familia en la faz de la tierra. Todos los hombres serán
renovados por medio de sus Verdaderos Padres. Todos los hombres podrán traer al
mundo hijos sin pecado. Esto será hecho cuando vuelva Jesucristo. Entonces
empezará el Reino de Dios. Será el día en que la morada de Dios estará con los
hombres. Dios se llenará de gozo. Su propio hijo, como tercer Adán, iniciará
una nueva historia en la tierra. En ese día, seremos las imágenes vivas de
Dios. Dios traerá Su Reino sobre la tierra.
Os
prometo desde el fondo de mí corazón que todo esto esta cerca, en la plenitud
del tiempo de Dios. La realización última de este ideal ha sido la esperanza
tanto de Dios como de los hombres. Muchas gracias por escucharme atentamente.
Habéis sido una audiencia muy amable. Muchas gracias.
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