New Age Frontiers, Vol. IV, Nº 5, Mayo 1968
PROCLAMACION
DEL DIA DE DIOS
El día 1 de enero de 1968, a
las 3 de la mañana, hicieron oración nuestro Maestro y su esposa en la
presencia de las parejas bendecidas, que se reunieron ante ellos en el cuartel general.
Oración:
“Padre, este es el primer
día de 1968. El año 1967, lleno de tristeza y pesar, ha transcurrido ya. Ha
sido un rumbo de restauración muy
complicado.
Durante los últimos años
quedaron proclamados: el Día de los Padres, el Día de los Hijos y el Día del
Mundo. Por ello, este día, a esta hora, estoy proclamando ante todas las
naciones el Día de la Victoria, de la Gloria, del Consuelo del Padre; a saber,
el Día de Dios. Sea este día un día de bendición para las generaciones
venideras. Dedico este día en el nombre de los Verdaderos Padres”.
Observaciones:
La gente ha celebrado
cumpleaños, aniversarios y fiestas nacionales; pero los hombres nunca han
celebrado el Día de Dios con plena atención hacia Dios. ¡Cuán triste es que
durante tanto tiempo no haya habido ningún día dedicado a celebrar a Dios, que
los hombres se hayan celebrado sólo a sí
mismos!
Este día no podía ser
declarado durante mucho tiempo, cuando el mundo satánico bloqueaba el camino.
Para establecer este día, se debía pagar bastante indemnización para superar el
punto de la caída en la restauración. El Día de los Padres no fue instaurado en
el punto donde todo quedaba cumplido completamente, sino al principio mismo del
cumplimiento, en el primer nivel de la etapa de perfección. Después de la
declaración del Día de los Padres fueron establecidos: el Día de los Hijos y el
Día del Mundo, mientras se estaba todavía en el proceso de realización. Por
otra parte, durante este tiempo, a través de las bendiciones de 36, 72 y 124
parejas, quedó establecido el fundamento primario para el sábado de Dios. Con
la declaración de este día ha llegado a un punto culminante el rumbo de siete
años, a partir de la bendición, y todo el rumbo de 21 años de mi
misión.
Después de los próximos
siete años, Dios ejercerá el dominio directo a través de sus familias
bendecidas. Entonces Dios tendrá el descanso de su batalla y mantendrá el
dominio victorioso. Gracias a este día, los profetas y santos en el mundo
espiritual podrán actuar libremente para promover la obra de Dios en la tierra.
Hasta este punto, incluso el cielo ha estado bajo la condición de la acusación
de Satán y se ha visto obligado a compensar a Satán. Desde ahora en adelante,
empero, Satán no puede exigir ninguna parte de la cosecha. En vez de ello
recogeremos el 100 % de lo que
sembremos.
Después de la ceremonia,
nuestro Maestro habló ante todos los miembros de la iglesia de Seúl.
Observaciones:
Estamos entrando ahora en
una nueva era que está completamente separada del rumbo anterior de batalla de
siete años. En los últimos 7 años debían terminarse el periodo de 6.000 años y
el de 2.000 años desde el tiempo de Jesús. Los santos y profetas esperaron
ansiosamente el cierre del periodo de la indemnización y restitución de los
últimos siete años.
La misión histórica fue
concentrada en sólo un punto, sólo en un tiempo. Las masas del mundo no se
daban cuenta. La nación de Corea no lo sabía. Esta misión cósmica fue realizada
por un pequeño grupo de gente que fue perseguida y la muchedumbre no los
consideró. Estos últimos siete años han sido un periodo muy importante y
exigido la dedicación de cada uno de nosotros. Fue nuestra alegría y nuestro
privilegio tener esta máxima dedicación no en una situación gloriosa, sino en
circunstancias de dificultad y sufrimiento. El camino por el cual hemos andado
no es fácilmente comprensible a mucha
gente.
Debemos darnos cuenta,
empero, de que las lágrimas y el sufrimiento del cielo durante estos últimos
años fueron aún superiores a los nuestros. Sin embargo, todo el sufrimiento en
el cielo y en la tierra no ha llevado a esta nación y este mundo bajo el
dominio de Dios. Por ello tengo que proclamar otro rumbo de siete años. Lo
siento mucho y estoy algo indignado de haber de hacerlo, pero no hay más
remedio.
Vosotros habéis participado
durante estos últimos siete años, que concluyeron mi rumbo de 21 años, no como
personas, sino como representantes de todos los pueblos del pasado. Si
hubierais cumplido completamente el rumbo de siete años, todos los del pasado
os hubiesen elogiado y honrado.
Esta oportunidad, este
tiempo, han pasado para siempre. Transcurrió hace sólo pocas horas, al fin del
año 1967.
No nos debemos parar aquí,
sino establecer un nuevo comienzo hacia el mundo nuevo. En los últimos siete
años di tres lemas.
El lema del primer año fue:
“Hacer de este año el del progreso
mayor”.
El segundo año: “Seamos los
hombres cuyos progresos hagan decir al Padre con orgullo: El es mi hijo. Ella
es mi hija”.
El lema del tercer año fue:
“Seamos gobernadores victoriosos”. Estos tres lemas sirvieron no sólo para
aquellos años sino para todo el rumbo de siete años. ¿Qué haremos este
año?
Como lema para los próximos
7 años digo: “Ocupémonos de un adelanto a plena escala”. ¿Qué significa un
adelanto a plena escala?
l. Estudiad los Principios y
vividlos con la máxima honestidad y sinceridad, De este modo quedará
garantizada vuestra personalidad por el cielo. Entonces, con el corazón del
Padre aceptad la responsabilidad de la vida y el crecimiento espirituales de
otras personas. A través de una actividad constante, multiplicad vuestra vida
mediante nuevos adeptos.
2. Debéis tener viva
conciencia del objetivo. ¿Cuál es su valor completo, y cómo se puede alcanzar?
Debemos ganar el reconocimiento de las iglesias existentes y convertir el país
en una esfera celestial.
3. Debéis imaginaros el
sentimiento del que pierde. Si experimentáis verdaderamente lo amargo de su
tristeza, seréis, en cualquier caso, vencedores en nuestra batalla. Si Adán y
Eva hubieran tenido la visión de los 6.000 años de consecuencias de su acto,
¿cómo hubieran podido caer? Si los israelitas hubieran previsto el futuro,
¿hubiesen podido fracasar jamás? Si podéis sentir cuan triste y miserable es el
hecho de ser vencidos, nunca cederéis.
Tenemos un largo camino por
andar, y mucho por hacer. Si cada uno tuviera 500 manos y 1.000 piernas, ello
no sería suficiente todavía. En la anticipación de un gran éxito, la gente
acepta con frecuencia una gran misión. Este tipo de aceptación debe ir
acompañada por un sentido de responsabilidad tan fuerte que podamos decir: “Si
fracaso en esta misión, estoy dispuesto a dar mi vida en pago por mi fracaso”.
Este grado de preocupación debe ser el
nuestro.
No hay ningún secreto en la
obtención de la victoria. No viene volando, del cielo. La victoria
depende del tiempo que empleéis y del esfuerzo que hagáis. Es una
lucha ganada por la inversión del tiempo, inteligencia y esfuerzo - nada
más.
4. Debéis conocer a vuestro
enemigo para ganar la batalla. Tenemos dos tipos de enemigos: uno visible y
otro invisible. Ellos colaboran. Hay un enemigo para cada
región, distrito, iglesia, y para cada miembro. Podéis figuraros cuán
sutil y listo es aquel que preocupó a Dios tanto tiempo. Debemos conocer este
enemigo, cuyos súbditos son 3 mil millones de personas. Con el fin de
vencer a este enemigo, no debemos obrar individualmente si no conjuntamente.
Considerando todo ello,
quisiera que os ocupaseis de un progreso a plena escala para hacer de
1968, el primer año de los segundos 7 años, el año de la victoria,
de manera que Dios pueda alegrarse con vosotros.
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