lunes, 9 de enero de 2017

EL CIELO ES EL REINO DE LA UTILIDAD

EL CIELO ES EL REINO DE LA UTILIDAD
NL 3 - 15-9-1962 - Young Oon Kim - NEW AGE FRONTIERS

Jesús envió a sus discípulos a buscar a aquellos que fueran dignos de entrar en su reino (Mateo 10;11). El cielo es el reino de la utilidad. Dios creó todas las cosas para el hombre con el fin de que ellas fueran útiles a éste durante su vida. Dios creó al hombre por su amor, para que el hombre amara a Dios con todo su corazón. Todo lo que tenemos ha sido creado por Dios y dado a nosotros para realizar nuestra vida. No podemos realizar nuestra vida si ignoramos el objetivo del Creador para con ella; el hecho de que Dios pueda amarnos enteramente y que nosotros respondamos completamente a este amor. Con el fin de cumplir este objetivo. Dios nos dio instrumentos, comodidades, talentos y cosas materiales. Todas las cosas de nuestra propiedad deben realizar un objetivo. Dios no da nada sin objetivo. Los valores que tenemos deben realizar su objetivo siendo usados por nosotros para la finalidad máxima.

¿Qué valores nos han sido dados? Nadie creó su propio cuerpo, sino que éste nos ha sido dado. Por ello, tenemos por lo menos un cuerpo y salud. No tenemos control sobre la duración de nuestra vida física. Tanto en una vida larga como en una corta, existe un tiempo durante el cual vivimos en la tierra. Todos tenemos educación hasta cierto grado. Todos tenemos cosas materiales. Todos contamos con algunos talentos o dones. Incluso la experiencia tiene gran valor. Pero nuestro entendimiento de la verdad divina es el valor más grande que tenemos. Todo esto lo hemos recibido para cierta finalidad.

Si no usamos nuestros valores para el objetivo verdadero, ellos causan orgullo en nosotros, que es peor que no tener valores ningunos. Además, tales valores se transforman de manera que nos acusarán el día del Juicio.

El valor de la utilidad está determinado por la finalidad y el objetivo de la utilidad. Hay personas que son útiles sólo para sí mismas. Para estas personas, la vida y los valores que tienen son útiles sólo para sí mismas. Algunos hombres son útiles sólo para su propia familia. La vida y las posesiones de estos hombres tienen sólo un valor para sus propias familias. Otros son útiles para su comunidad, otros para su sociedad, y algunos para su nación. Su vida sólo vale tanto como el objetivo al que sirven. Algunas personas son útiles para el mundo entero, porque sirven a todo el mundo. Algunos hombres son útiles para el mundo celestial y para Dios. La vida, los bienes y cualidades que han sido usados para Dios tienen el valor más grande.

Los sacrificios y sufrimientos por sí solos no tienen ningún valor. Si la gente hace sacrificios para finalidades insignificantes, entonces el sacrificio no tiene valor a la vista de Dios. Algunas personas sufren porque son estúpidas, perezosas, codiciosas, vanidosas y egoístas. Esta clase de sufrimientos no tiene valor, por muy grande que ellos sean.

Jesús dijo: "Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando por mi causa os maldijeran, os persiguieren y dijeren toda suerte de calumnias contra vosotros mintiendo." (Mateo 5. 10 - 11)

Esto significa que nuestros sacrificios y sufrimientos tienen un valor precioso sólo cuando son realizados para Dios, y entonces nuestra recompensa será grande en el reino de Dios.

Hoy es el día de la decisión de Dios y de su último juicio. Hay que hacerse útil en un sentido máximo a fin de que el Señor se acuerde de nosotros. No seamos de aquellos a quienes el Señor condena con las palabras: "¡Siervo malo y perezoso! ... A ese siervo inútil arrojadle a las tinieblas exteriores, allí serán el llanto y el crujir de dientes." (Mateo 25. 26, 30)

¡Usemos todo lo que tenemos para Dios; la salud, el tiempo, los bienes, la educación, los talentos y las experiencias! Servimos con todos estos valores el objetivo más alto, a saber: al Señor y Su reino. Nuestro valor en el reino será determinado según el grado de nuestra utilidad. Jesús fue aquel cuyo valor de utilidad para Dios superó al de otras personas. El Señor de la Segunda Llegada es aquel cuyo valor de utilidad para Dios es el más grande. Hay que hacerse útil para Dios : con agradecimiento, pues todo lo que poseemos nos ha sido dado por él y para él. Podemos solicitar favores de Dios según nuestra utilidad para Dios, pues el cielo es el reino de la utilidad.


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