EL
CIELO ES EL REINO DE LA UTILIDAD
NL 3 - 15-9-1962 - Young Oon Kim - NEW AGE FRONTIERS
Jesús
envió a sus discípulos a buscar a aquellos que fueran dignos de entrar en su
reino (Mateo 10;11). El cielo es el reino de la utilidad. Dios creó todas las
cosas para el hombre con el fin de que ellas fueran útiles a éste durante su
vida. Dios creó al hombre por su amor, para que el hombre amara a Dios con todo
su corazón. Todo lo que tenemos ha sido creado por Dios y dado a nosotros para
realizar nuestra vida. No podemos realizar nuestra vida si ignoramos el
objetivo del Creador para con ella; el hecho de que Dios pueda amarnos
enteramente y que nosotros respondamos completamente a este amor. Con el fin de
cumplir este objetivo. Dios nos dio instrumentos, comodidades, talentos y cosas
materiales. Todas las cosas de nuestra propiedad deben realizar un objetivo.
Dios no da nada sin objetivo. Los valores que tenemos deben realizar su
objetivo siendo usados por nosotros para la finalidad máxima.
¿Qué
valores nos han sido dados? Nadie creó su propio cuerpo, sino que éste nos ha
sido dado. Por ello, tenemos por lo menos un cuerpo y salud. No tenemos control
sobre la duración de nuestra vida física. Tanto en una vida larga como en una
corta, existe un tiempo durante el cual vivimos en la tierra. Todos tenemos
educación hasta cierto grado. Todos tenemos cosas materiales. Todos contamos
con algunos talentos o dones. Incluso la experiencia tiene gran valor. Pero
nuestro entendimiento de la verdad divina es el valor más grande que tenemos.
Todo esto lo hemos recibido para cierta finalidad.
Si
no usamos nuestros valores para el objetivo verdadero, ellos causan orgullo en
nosotros, que es peor que no tener valores ningunos. Además, tales valores se
transforman de manera que nos acusarán el día del Juicio.
El
valor de la utilidad está determinado por la finalidad y el objetivo de la
utilidad. Hay personas que son útiles sólo para sí mismas. Para estas personas,
la vida y los valores que tienen son útiles sólo para sí mismas. Algunos
hombres son útiles sólo para su propia familia. La vida y las posesiones de
estos hombres tienen sólo un valor para sus propias familias. Otros son útiles
para su comunidad, otros para su sociedad, y algunos para su nación. Su vida
sólo vale tanto como el objetivo al que sirven. Algunas personas son útiles
para el mundo entero, porque sirven a todo el mundo. Algunos hombres son útiles
para el mundo celestial y para Dios. La vida, los bienes y cualidades que han
sido usados para Dios tienen el valor más grande.
Los
sacrificios y sufrimientos por sí solos no tienen ningún valor. Si la gente
hace sacrificios para finalidades insignificantes, entonces el sacrificio no
tiene valor a la vista de Dios. Algunas personas sufren porque son estúpidas,
perezosas, codiciosas, vanidosas y egoístas. Esta clase de sufrimientos no
tiene valor, por muy grande que ellos sean.
Jesús
dijo: "Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la
justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis
cuando por mi causa os maldijeran, os persiguieren y dijeren toda suerte de
calumnias contra vosotros mintiendo." (Mateo 5. 10 - 11)
Esto
significa que nuestros sacrificios y sufrimientos tienen un valor precioso sólo
cuando son realizados para Dios, y entonces nuestra recompensa será grande en
el reino de Dios.
Hoy
es el día de la decisión de Dios y de su último juicio. Hay que hacerse útil en
un sentido máximo a fin de que el Señor se acuerde de nosotros. No seamos de
aquellos a quienes el Señor condena con las palabras: "¡Siervo malo y
perezoso! ... A ese siervo inútil arrojadle a las tinieblas exteriores, allí
serán el llanto y el crujir de dientes." (Mateo 25. 26, 30)
¡Usemos
todo lo que tenemos para Dios; la salud, el tiempo, los bienes, la educación,
los talentos y las experiencias! Servimos con todos estos valores el objetivo
más alto, a saber: al Señor y Su reino. Nuestro valor en el reino será
determinado según el grado de nuestra utilidad. Jesús fue aquel cuyo valor de
utilidad para Dios superó al de otras personas. El Señor de la Segunda Llegada
es aquel cuyo valor de utilidad para Dios es el más grande. Hay que hacerse
útil para Dios : con agradecimiento, pues todo lo que poseemos nos ha sido dado
por él y para él. Podemos solicitar favores de Dios según nuestra utilidad para
Dios, pues el cielo es el reino de la utilidad.
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