lunes, 9 de enero de 2017

PALABRAS DE LA MADRE AL PRESENTAR AL PADRE EN LA ASAMBLEA 2002 DE LA FIIPM

PALABRAS DE LA MADRE AL PRESENTAR AL PADRE EN LA ASAMBLEA 2002 DE LA FIIPM

Distinguidos invitados, respetables académicos, damas y caballeros.

Es para mí una gran alegría darles la bienvenida a este Plenario de Inauguración del Festival de la Cultura y Deportes y a la Asamblea 2002 de la FIIPM, en la tierra de Corea.

Durante mi vida he visto cambios aquí en Corea que sólo pueden ser descritos como milagrosos. Sinceramente espero que aquellos entre ustedes que estén visitando Corea por primera vez tengan la oportunidad de tomar algún tiempo experimentando la cultura Coreana y admirando el gran progreso que ha ocurrido aquí.

Comenzamos el Nuevo Milenio con grandes esperanzas de que la violencia y el sufrimiento del pasado quedaran detrás nuestro y que pudiéramos mirar hacia delante para construir un mundo de paz y prosperidad para todos a través del poder de la moderna tecnología. Lamentablemente, los eventos del año pasado han mostrado claramente que, aunque podamos manejar los desafíos del mundo material, todavía no hemos resuelto los conflictos dentro del corazón de los hombres y mujeres.

Aunque el relativismo moral prevalezca mucho todavía, mi esposo, el Reverendo Sun Myung Moon, ha dedicado su vida entera a la búsqueda y enseñanza de los valores morales absolutos: fe absoluta y obediencia absoluta a Dios, además de absoluto amor por toda la humanidad y la creación.

Aunque muchos de ustedes conocen algo del Reverendo Moon debido a los muchos proyectos y actividades que él ha organizado, me gustaría contarles hoy, lo que solamente yo conozco de él. Después de 42 años de matrimonio, estoy segura que solamente Dios lo conoce mejor que yo.

¿Qué tienen que ver con su vida los absolutos que él enseña? En los 42 años que hemos estado casados, he visto – desde muy temprano en la mañana – su inconmovible ejemplo de vida por los demás y su esfuerzo para derribar todas las barreras en todas las esferas de la actividad humana, por el propósito último de disolver las barreras entre el hombre y Dios.

La primera vez que lo ví, el mundo estaba todavía dividido en dos campos armados – y esta nación de Corea se había partido trágicamente en dos. Casi todo había sido destruído por años de Guerra. La primera iglesia que mi esposo construyó estaba hecha de cajas descartables de cartón, con un piso de tierra. Aún así, el Reverendo Moon nunca dudó de la promesa de Dios de traer la paz y la prosperidad a esta tierra. Cuando él fue echado a la prisión, primero por los coreanos del norte, golpeado casi hasta la muerte, y más tarde en Corea del Sur a través de falsas acusaciones de líderes religiosos de otras religiones, él nunca dudó que Dios lo estaba protegiendo y dependiendo de él para perseverar. Frente a toda dificultad – cuando no teníamos suficiente comida para alimentarnos, cuando parecía que las iglesias, los medios, y a veces hasta el gobierno conspiraban contra él – se mantuvo enseñando. De la misma manera que los profetas de Dios durante la historia, él no suavizó su mensaje frente a la oposición – él lo intensificó. Parecía como si el mundo entero estuviese contra él, aún así, estaba seguro que estaba en lo correcto.

Algunos deben haber pensado que estaba loco, pero yo se que fue así porque él es un hombre de fe absoluta.

Cuando él tenía dieciséis años tuvo la revelación de Dios que había sido escogido para la misión de guiar a la humanidad de regreso a la vida que originalmente Dios planeó – una vida de pureza, libertad, y gozo. Para hacer esto, él tuvo que iniciar ese camino de vida como individuo y como familia, y extendió ese patrón a todo el mundo. Para el Reverendo Moon, el llamado de Dios significó una vida de sacrificio total lleno de increíble sufrimiento y dificultad. Más doloroso quizás fue el ridículo y las falsas acusaciones de la propia gente por la cual él estaba trabajando por su salvación. No obstante, él nunca vaciló ni se tambaleó en su compromiso de cumplir su responsabilidad. El enseña la absoluta obediencia a Dios a través de su propio ejemplo.

Sin embargo, pienso que es el tercer absoluto – el amor absoluto – el que lo hace tan diferente de los demás líderes religiosos. Muchos grandes líderes religiosos y estudiosos de la religión se han dedicado a sí mismos para difundir sus enseñanzas y construir sus propias organizaciones religiosas. Algunos han realizado grandes obras caritativas y humanitarias, pero desde los primeros días, el Reverendo Moon fue diferente. Aún cuando el Movimiento de la Unificación era pequeño y acosado por dificultades financieras, él siempre enseñaba que nosotros teníamos que dedicar más de dos tercios de nuestros recursos para servir a los demás, antes de preocuparnos por nosotros mismos. El ha dedicado miles de millones de dólares para apoyar el trabajo interconfesional – buscando el acercamiento de todas las religiones - porque él sabe que ese es el deseo de Dios. El ha gastado, en los esfuerzos interconfesionales, muchísimo más que lo que jamás permitió al Movimiento de Unificación gastar en sí mismo. A los estudiantes del Seminario Teológico de Unificación – que él fundó en 1975 - se les exige estudiar por mucho más tiempo otras tradiciones religiosas que la propia.

Incluso durante la misma época en que extraviados elementos del gobierno de los Estados Unidos estaban tratando de silenciarlo y enviarlo a la prisión, él fundó el Washington Times para apoyar y fortalecer América, para ayudarla a cumplir su rol Providencial en el mundo. El apoyó financieramente muchas otras organizaciones de medios de comunicaciones, como deben estar enterados, mucho más de lo que jamás apoyó la publicación de materiales de la Iglesia de la Unificación. Aún ahora, él continúa de esa manera. Su inquebrantable disposición - y la de sus seguidores – de sacrificar sus propias necesidades para vivir por los demás, está enraizada en la naturaleza divina de amar incondicionalmente – el verdadero significado del amor, y la única solución de derribar las barreras que existen en el mundo de hoy. El enseña el amor absoluto a través de su propio ejemplo.

El amor absoluto entre esposo y esposa no deja lugar a la infidelidad o el divorcio y es la única protección real contra la trágica plaga de las enfermedades de transmisión sexual que afligen a tantos alrededor del mundo.

A veces, él ha sido mal entendido debido a la devoción inquebrantable y sin compromiso que él ha practicado y enseñado en la búsqueda de estos ideales.

En ocasiones, pienso, que la crítica de su absoluto estándar fue el resultado del malestar de aquellos que preferirían un camino más fácil. Mientras el tiempo pasa, sin embargo, más y más gente ha llegado a reconocer que no puede existir ningún compromiso entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo bueno y lo malo; ninguna disminución en nuestra vida y devoción por Dios.

Yo he tenido que compartir con los demás, mi tiempo con él, en casi todas las ocasiones. Nunca hemos tomado ni siquiera un día para una luna de miel en el sentido tradicional, pero puedo decir honestamente que he recibido de parte de mi esposo el amor más grande que cualquier esposa haya conocido.

Su amor por nuestra familia y su devoción para enseñarles a llegar a ser tan absolutos en su dedicación a Dios y tan universal en su amor por la humanidad, como él ha sido, ha logrado sorprendentes resultados. Con nuestros 14 hijos y más de 20 nietos, aunque no hayamos podido pasar ni siquiera unas ordinarias vacaciones familiares, yo creo que nuestra familia ha experimentado los lazos más estrechos que ninguna otra familia en el mundo – ya que nosotros estamos ligados juntos en el amor de Dios.

Cuando me mudé a Nueva York por primera vez y viví en una propiedad de la iglesia con algunos otros miembros de la iglesia, él era quien quería aprender primero como manejar la cortadora de césped, y fue el que se enseñaba a sí mismo cómo instalar las alfombras. El cortó cada hojita de pasto con el corazón de embellecer el césped a los ojos de Dios y del hombre. Cada clavo en la alfombra fue colocado con el mismo corazón.

Nuestra vida no ha sido como la vida de los demás, pero al observar el resultado de su vida de sacrificio – los millones de familias que han comenzado a seguir esta misma tradición, y sus hijos y nietos – sé que Dios está verdaderamente orgulloso de su dedicado hijo, mi esposo, el Reverendo Sun Myung Moon.

Es un placer para mí tener la oportunidad de presentarlo ante ustedes esta mañana de manera que yo pueda expresar mi tremendo amor y gratitud a él en público por primera vez. Damas y Caballeros, por favor acompáñenme a recibir al fundador de este Festival Mundial de la Cultura y Deportes – un verdadero hijo de Dios, un verdadero esposo, un verdadero padre y un verdadero maestro – mi esposo, el Reverendo Sun Myung Moon.


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