PALABRAS DE LA MADRE AL PRESENTAR
AL PADRE EN LA ASAMBLEA 2002 DE LA FIIPM
Distinguidos invitados, respetables académicos,
damas y caballeros.
Es para mí una gran alegría darles la bienvenida a este Plenario de Inauguración del Festival de la Cultura y Deportes y a la
Asamblea 2002 de la FIIPM, en la tierra de Corea.
Durante mi vida he visto cambios aquí en Corea que sólo pueden ser
descritos como milagrosos. Sinceramente espero que aquellos entre ustedes que
estén visitando Corea por primera vez tengan la
oportunidad de tomar algún tiempo
experimentando la cultura Coreana y admirando el gran progreso que ha ocurrido aquí.
Comenzamos el
Nuevo Milenio con grandes esperanzas de que la violencia y el sufrimiento del
pasado quedaran detrás nuestro y que pudiéramos mirar hacia delante para
construir un mundo de paz y prosperidad para todos a través del poder de la
moderna tecnología. Lamentablemente, los eventos del año pasado han mostrado
claramente que, aunque podamos manejar los desafíos del mundo material, todavía
no hemos resuelto los conflictos dentro del corazón de los hombres y mujeres.
Aunque el
relativismo moral prevalezca mucho todavía, mi esposo, el Reverendo Sun Myung
Moon, ha dedicado su vida entera a la búsqueda y enseñanza de los valores
morales absolutos: fe absoluta y obediencia absoluta a Dios, además de absoluto
amor por toda la humanidad y la creación.
Aunque muchos de
ustedes conocen algo del Reverendo Moon debido a los muchos proyectos y
actividades que él ha organizado, me gustaría contarles hoy, lo que solamente
yo conozco de él. Después de 42 años de matrimonio, estoy segura que solamente
Dios lo conoce mejor que yo.
¿Qué tienen que
ver con su vida los absolutos que él enseña? En los 42 años que hemos estado
casados, he visto – desde muy temprano en la mañana – su inconmovible ejemplo
de vida por los demás y su esfuerzo para derribar todas las barreras en todas
las esferas de la actividad humana, por el propósito último de disolver las
barreras entre el hombre y Dios.
La primera vez
que lo ví, el mundo estaba todavía dividido en dos campos armados – y esta
nación de Corea se había partido trágicamente en dos. Casi todo había sido
destruído por años de Guerra. La primera iglesia que mi esposo construyó estaba
hecha de cajas descartables de cartón, con un piso de tierra. Aún así, el
Reverendo Moon nunca dudó de la promesa de Dios de traer la paz y la
prosperidad a esta tierra. Cuando él fue echado a la prisión, primero por los
coreanos del norte, golpeado casi hasta la muerte, y más tarde en Corea del Sur
a través de falsas acusaciones de líderes religiosos de otras religiones, él
nunca dudó que Dios lo estaba protegiendo y dependiendo de él para perseverar.
Frente a toda dificultad – cuando no teníamos suficiente comida para
alimentarnos, cuando parecía que las iglesias, los medios, y a veces hasta el
gobierno conspiraban contra él – se mantuvo enseñando. De la misma manera que
los profetas de Dios durante la historia, él no suavizó su mensaje frente a la
oposición – él lo intensificó. Parecía como si el mundo entero estuviese contra
él, aún así, estaba seguro que estaba en lo correcto.
Algunos deben
haber pensado que estaba loco, pero yo se que fue así porque él es un hombre de
fe absoluta.
Cuando él tenía
dieciséis años tuvo la revelación de Dios que había sido escogido para la
misión de guiar a la humanidad de regreso a la vida que originalmente Dios
planeó – una vida de pureza, libertad, y gozo. Para hacer esto, él tuvo que
iniciar ese camino de vida como individuo y como familia, y extendió ese patrón
a todo el mundo. Para el Reverendo Moon, el llamado de Dios significó una vida
de sacrificio total lleno de increíble sufrimiento y dificultad. Más doloroso
quizás fue el ridículo y las falsas acusaciones de la propia gente por la cual
él estaba trabajando por su salvación. No obstante, él nunca vaciló ni se
tambaleó en su compromiso de cumplir su responsabilidad. El enseña la absoluta
obediencia a Dios a través de su propio ejemplo.
Sin embargo, pienso que es el tercer absoluto – el amor
absoluto – el que lo hace tan diferente de los demás líderes religiosos. Muchos
grandes líderes religiosos y estudiosos de la religión se han dedicado a sí
mismos para difundir sus enseñanzas y construir sus propias organizaciones
religiosas. Algunos han realizado grandes obras caritativas y humanitarias,
pero desde los primeros días, el Reverendo Moon fue diferente. Aún cuando el
Movimiento de la Unificación era pequeño y acosado por dificultades
financieras, él siempre enseñaba que nosotros teníamos que dedicar más de dos
tercios de nuestros recursos para servir a los demás, antes de preocuparnos por
nosotros mismos. El ha dedicado miles de millones de dólares para apoyar el
trabajo interconfesional – buscando el acercamiento de todas las religiones -
porque él sabe que ese es el deseo de Dios. El ha gastado, en los esfuerzos
interconfesionales, muchísimo más que lo que jamás permitió al Movimiento de
Unificación gastar en sí mismo. A los estudiantes del Seminario Teológico de
Unificación – que él fundó en 1975 - se les exige estudiar por mucho más tiempo
otras tradiciones religiosas que la propia.
Incluso durante
la misma época en que extraviados elementos del gobierno de los Estados Unidos
estaban tratando de silenciarlo y enviarlo a la prisión, él fundó el Washington
Times para apoyar y fortalecer América, para ayudarla a cumplir su rol
Providencial en el mundo. El apoyó financieramente muchas otras organizaciones
de medios de comunicaciones, como deben estar enterados, mucho más de lo que
jamás apoyó la publicación de materiales de la Iglesia de la Unificación. Aún
ahora, él continúa de esa manera. Su inquebrantable disposición - y la de sus
seguidores – de sacrificar sus propias necesidades para vivir por los demás,
está enraizada en la naturaleza divina de amar incondicionalmente – el
verdadero significado del amor, y la única solución de derribar las barreras
que existen en el mundo de hoy. El enseña el amor absoluto a través de su
propio ejemplo.
El amor absoluto
entre esposo y esposa no deja lugar a la infidelidad o el divorcio y es la
única protección real contra la trágica plaga de las enfermedades de
transmisión sexual que afligen a tantos alrededor del mundo.
A veces, él ha
sido mal entendido debido a la devoción inquebrantable y sin compromiso que él
ha practicado y enseñado en la búsqueda de estos ideales.
En ocasiones,
pienso, que la crítica de su absoluto estándar fue el resultado del malestar de
aquellos que preferirían un camino más fácil. Mientras el tiempo pasa, sin
embargo, más y más gente ha llegado a reconocer que no puede existir ningún
compromiso entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo bueno y lo malo; ninguna
disminución en nuestra vida y devoción por Dios.
Yo he tenido que
compartir con los demás, mi tiempo con él, en casi todas las ocasiones. Nunca
hemos tomado ni siquiera un día para una luna de miel en el sentido tradicional,
pero puedo decir honestamente que he recibido de parte de mi esposo el amor más
grande que cualquier esposa haya conocido.
Su amor por nuestra familia y su devoción para enseñarles a
llegar a ser tan absolutos en su dedicación a Dios y tan universal en su amor
por la humanidad, como él ha sido, ha logrado sorprendentes resultados. Con
nuestros 14 hijos y más de 20 nietos, aunque no hayamos podido pasar ni
siquiera unas ordinarias vacaciones familiares, yo creo que nuestra familia ha
experimentado los lazos más estrechos que ninguna otra familia en el mundo – ya
que nosotros estamos ligados juntos en el amor de Dios.
Cuando me mudé a
Nueva York por primera vez y viví en una propiedad de la iglesia con algunos
otros miembros de la iglesia, él era quien quería aprender primero como manejar
la cortadora de césped, y fue el que se enseñaba a sí mismo cómo instalar las
alfombras. El cortó cada hojita de pasto con el corazón de embellecer el césped
a los ojos de Dios y del hombre. Cada clavo en la alfombra fue colocado con el
mismo corazón.
Nuestra vida no
ha sido como la vida de los demás, pero al observar el resultado de su vida de
sacrificio – los millones de familias que han comenzado a seguir esta misma
tradición, y sus hijos y nietos – sé que Dios está verdaderamente orgulloso de
su dedicado hijo, mi esposo, el Reverendo Sun Myung Moon.
Es un placer para mí tener la
oportunidad de presentarlo ante ustedes esta mañana de manera que yo pueda
expresar mi tremendo amor y gratitud a él en público por primera vez. Damas y
Caballeros, por favor acompáñenme a recibir al fundador de este Festival
Mundial de la Cultura y Deportes – un verdadero hijo de Dios, un verdadero
esposo, un verdadero padre y un verdadero maestro – mi esposo, el Reverendo Sun
Myung Moon.
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