Saludos del Día de Cumpleaños para la
familia
Los saludos siguientes fueron recibidos
por Mary Fleming para la celebración del
día de cumpleaños, el 18 de febrero de l964, y dados por nuestro Padre celestial, nuestra madre,
nuestro hermano Jesús y nuestro
Maestro.
El nacimiento y
la vida de mi hijo amado no han originado gran alegría, y mi bendición va a
vosotros, que celebráis esta ocasión. Pocas personas conocen 1as pruebas que él
tuvo que superar justo a mi vista, y nadie puede comprender el ansia con la
cual observé como creció y se preparó. Su constancia, firmeza y amor
confortaban mi corazón, aun cuando lloré a causa de sus dolores y sufrimientos.
Pero todo eso pertenece al pasado, y hoy es
un día de alegría y no de 1ágrimas. Vosotros y yo podemos lanzar gritos de
alegría porque él está con nosotros, y de esta manera estamos unidos. ¡Oh,
hijos míos! ¡Cómo deseo poder mostraros
qué alegría siento de que compartáis vuestras vidas conmigo. Estar entre
vosotros y saber que no somos forasteros; ver fluir mis lágrimas a través de
vuestros ojos y mi risa en vuestros ojos; oír mi amor en vuestras voces y mi sabiduría en vuestros
pensamientos. Realmente, estamos unidos, y ya es la hora de la primavera.
Otro mundo empieza hoy, y yo, vuestro Padre, os
agradezco, mis hijos amados, que tengáis ojos para ver y oídos para
percibir mi amor por vosotros. No es tiempo de llorar, no hay lugar para el
miedo; antes bien, este tiempo de cantos
y risas y alegría en este nuevos comienzo. Lanzo gritos de alegría con vosotros al
celebrar el cumpleaños de mi hijo y mi hija, vuestro padre y vuestra madre, y
mis palabras proceden de un corazón lleno y agradecido.
Mis hijos amados,
qué amables sois de compartir vuestro amor y vuestras oraciones con nosotros el
día de nuestros cumpleaños. Mi marido y yo nos sentimos extremadamente dichosos
por el honor que nos hacéis, y lanzamos gritos de alegría al conocer que toda
nuestra familia está unida para dar alabanzas a nuestro Padre Celestial. El
regalo de vuestro amor que hoy nos habéis enviado es más precioso de lo que
podemos expresar. Por favor, recibid nuestro agradecimiento y nuestro amor y nuestra
simpatía para cada uno de vosotros.
Mis amados hermanos y hermanas: La luz ha
venido al mundo y vosotros lo habéis reconocido. El mundo espiritual entero canta hoy en el
amor del Padre. El sol ha dejado de ir y
venir. Como vuestro hermano mayor me reúno con vosotros en el círculo de
gratitud de la familia. De la misma
manera como un guijarro cae a un lago quieto, así cayó el Maestro Mun de la
mano de nuestro Padre al mar de la humanidad.
Un guijarro riza el agua; pero él causó un torrente. No penséis en el
arriba y abajo del pasado, sino dejaos llevar libremente por el torrente y la
gloria del Reino.
Hijos míos, me hacéis gran honor. Ningún padre puede mirar a sus hijos reunidos
en su presencia sin sentir amor y
orgullo, así como la esperanza de su felicidad.
Vuestra madre y yo sólo podemos contestar con un sentimiento de humildad profunda y la
resolución fija de establecer el Reino del amor entre todos los hombre de la
tierra.
¿Esperabais sufrir otra reprimenda? No. Hoy no, aunque no prometo nada para
mañana. En lugar de esto quiero daros un
regalo de cumpleaños. Es lo siguiente:
Nos ha alegrado mucho ver la obediencia con la cual habéis aceptado ser corregidos. Ha habido sólo pocas indicaciones de rebelión
y obstinación, y se ha demostrado un esfuerzo sincero de usar la sabiduría que
os ha sido transferida. Nuestro Padre es
feliz de ser buscado por aquellos a quienes El ha llamado tan largamente. La
alegría de nuestro Padre es la fuente constante de nuestra alegría.
Hijos míos,
aceptad el agradecimiento por el amor y la obediencia que nos habéis dado.
No necesito exhortaros a la firmeza en perseguir vuestra meta y
permanecer fieles a nuestro Padre sabio y amante, que ha hecho posible toda nuestra
felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario