NEW AGE FRONTIERS
Vol. IV, Nº 6
Junio 1968
APUNTES DE LA VISITA
DEL SEÑOR WON PIL KIM EN FILADELFIA
Pensad en alguna
persona muy famosa, como por ejemplo George Washington o Abraham Lincoln. ¿Por
qué la gente les respeta muy profundamente y erige monumentos a ellos? Pensad
en ello.
Tenemos muchos
amigos y vecinos buenos. Cuando pasamos apuros, ellos nos ayudan y simpatizan
con nosotros. Pero no pensamos en erigirles un monumento; solamente les
consideramos como buenos vecinos.
Hay una diferencia
entre personas famosas y buenos vecinos. Las personas famosas piensan a escala
nacional y mundial; los buenos vecinos piensan sólo a nivel individual. ¿Quién
es más significativo? Los que tienen una conciencia amplia llegan a ser famosos
y a ellos se erigen monumentos.
Todos los que vienen
a este movimiento piensan en el mundo y se dedican a ello. Por este motivo es
nuestro movimiento muy importante en el mundo. Y porque pensamos en el mundo
tenemos una tarea grande.
Si alguien solamente
piensa en sí mismo, no experimenta mucho sufrimiento; pero en el nivel en que
vivimos debemos luchar verdaderamente y estar dispuestos a sufrir. Nuestro
Maestro es un hombre que trata de cumplir una cosa muy grande y maravillosa
para el mundo, más grande que cualquier cosa realizada por alguien en el
pasado, por ello, él debe ser el hombre más grande.
Quisiera hablar de
nuestro Maestro después de su llegada a Corea del Sur en 1951. Construimos una
pequeña choza en la playa de Corea del Sur. Hubo una anciana de Pyongyang, la
capital de Corea del Norte, que había servido a nuestro Maestro durante muchos
años y que le buscaba desesperadamente. Ella había oído de él por primera vez 5
años antes de encontrarle, cuando una voz del cielo le dijo: "Dentro de 5
años encontrarás al Mesías. Debes hacer los preparativos para él". Así,
ella empezó rápidamente a preparar comida, prendas, mantas y otras cosas.
Exactamente 5 años más tarde encontró a nuestro Maestro. Ella estaba entonces
separada de él debido a la guerra y continuaba preguntando al Padre Celestial
acerca de su residencia. A través de Su dirección, ella estaba buscando a
nuestro Maestro.
Cuando ella estaba
buscándolo, su hijo único le localizó en Pusan, pero quedó muy afligido a causa
de nuestras condiciones de vida y la choza pequeña. Por eso dijo a su regreso a
su madre, para no entristecerla con respecto a nuestro Maestro: "Tiene una
casa maravillosa y grande". Pero la voz del Padre Celestial le dijo a
ella: "No, vive en una choza pobre y pequeña". Ella no sabía qué
creer. Al dirigirse a Pusan vio la choza pobre y pequeña y sabía que el Padre
había tenido razón. Cuando queremos cumplir alguna cosa, el mundo espiritual
nos asiste; pero solamente nos asiste; no asume nuestra responsabilidad.
En Corea del Norte,
nuestro Maestro tuvo una habitación separada y muy pequeña, y vivió aparte. En
Pusan, é1 y yo tuvimos que compartir la misma choza pequeña. Cuando nos fijamos
en un santo o una persona famosa, le consideramos en términos bastante
sobrenaturales. Pero si vivimos cerca de alguien, no podemos separarnos así de
esta persona más tiempo. Yo vacilé en vivir con nuestro Maestro y llegar a
conocerle demasiado profundamente, por miedo de no respetarle más. Es muy fácil
amar y respetar a Jesús como el Cristo 2000 años más tarde. Pero al tiempo de
Jesús, incluso sus padres no pudieron sentir de este modo hacia é1.
Probablemente hubiera sido muy difícil para nosotros.
En las condiciones
estrechas y apretadas que compartimos, llegué a comprender a nuestro Maestro de
modo muy profundo. Quedé sorprendido una y otra vez, cuando aspectos
completamente nuevos de su carácter fueron revelados después de que pensé que
ya le conocía bien. Pero en contra de mis temores creció mi respeto tanto más,
cuanto más llegué a conocer a nuestro Maestro.
Llegamos de Corea
del Norte sin nada; no teníamos dinero. Mientras que nuestro Maestro enseñaba,
predicaba, oraba y obraba para el establecimiento del reino de los cielos,
trabajé en una oficina del ejército de los EE. UU. Durante la noche solía hacer
cuadros al ó1eo. Trabajaba hasta las 6 de la tarde y luego pintaba hasta las
12. Después dormía hasta las 4 de la mañana. Cuando nuestro Maestro se
levantaba para vender mis cuadros, yo iba a la oficina para trabajar. Pero
nuestro Maestro siempre se acostaba más tarde y se levantaba más temprano para
despertarme.
Al principio miraba
nuestro Maestro, mientras yo pintaba. Pero en el transcurso del tiempo hubo una
demanda tan grande de cuadros al ó1eo, que pinté las partes difíciles y é1
pintó el resto. En aquel entonces hubo algunos miembros de los Principios
Divinos que vinieron para hablar y discutir y ser enseñados por nuestro
Maestro. A veces ellos estaban tan cansados al mirarnos pintar que conciliaban
el sueño. Nuestro Maestro las despertaba y preguntaba cómo podían dormir cuando
nosotros trabajábamos. Si no podían ayudar físicamente, debían por lo menos
asistir espiritualmente.
En 1952 y 1953
escribió nuestro Maestro los Principios Divinos. Cada mañana, después de que yo
había ido a trabajar, empezaba nuestro Maestro sentado en el suelo a escribir,
todo el día. A mi regreso del trabajo, é1 solía comprobar la obra del día; yo
nunca observé cómo escribió.
Cierta noche no
tuvimos que pintar; pues yo dormí. En la mitad de la noche nuestro Maestro me
llamó para levantarme, para que tomara un 1ápiz y papel y escribiera lo que me
dijera. No teníamos electricidad; en la oscuridad escribí las palabras de
nuestro Maestro, que habló de manera continua, sin pausa.
E1 Principio
original fue escrito por nuestro Maestro que trabajó solo, salvo un capítulo
(“La Resurrección de Jesús”), que fue escrito por mi mano. Hasta ahora no lo sé
por qué nuestro Maestro me pidió que escribiera esta parte; pero pienso que el
Padre ce1estial quiso tener un testigo, de suerte que la gente pueda saber cómo
los Principios Divinos fueron escritos. Si nuestro Maestro recibió los
Principios de su propia mente, no hubiera podido hablar y escribir sin
interrupción ninguna. Pero ello fue realizado con la ayuda del Padre celestial.
Si yo no hubiera escrito aquel capítulo, no hubiese existido ningún testigo
para la composición original de los Principios. Muchas veces preguntamos a la
gente: “¿No podéis creer los Principios Divinos? Preguntad al Padre celestial.
El os dará una contestación clara y afirmativa”. Puesto que Dios es verdadero,
y los Principios provienen de El, contestará.
El Señor Eu es
médico. Su familia está formada sólo de cristianos fuertes, pero él no pudo
comprender a Dios o creer en El. Fue llevado al movimiento por algunos amigos
muy espirituales y yo lo enseñé. Le di sólo una vista general, y é1 quiso oírlo
más profundamente; pues él había recibido la copia original para leérse1a. Pero
esta copia era verdaderamente complicada, y é1 tuvo que estudiar mucho. Una vez
me presentó una cuestión que yo no podía expresar con palabras; por ello le
dije: “Ora y encontrarás la solución”. Entonces él oró y recibió la
contestación en una visión. E1 Señor Eu fue un hombre muy difícil de convencer. E1
reflexionó, pensó y 1o dudó todo; ahora
es el presidente de la Asociación.
Muchas veces fui
despertado de1 sueño por la voz de nuestro Maestro que clamaba en su oración. A
veces me despertó para acompañarle a la montaña muy temprano por la mañana. En
la montaña solíamos orar juntos.
Diez días después de nuestra llegada a
Pusan, nuestro Maestro encontró al hombre con quien había compartido la
habitación cuando estuvieron en el Japón. Aquel hombre, de fondo budista, es
ahora uno de los mayores arquitectos del país. No se habían visto en 7 años.
¿Qué debía decir nuestro Maestro al saludarle? Ellos fueron muy felices al
verse, y él cogió a nuestro Maestro, le dio un golpe en la espalda y le dijo:
“¡Qué bien que te veo después de tanto tiempo! ¡Ven y visítanos!”.
En Japón, cuando estuvieron
en la escuela, nuestro Maestro era muy solitario. No salía nunca con amigos ni
iba a jugar, ni nadie sabía que él era cristiano. Pero ellos sintieron alguna
cosa profunda, extraña y muy misteriosa acerca de él. Nuestro Maestro fue muy
feliz al visitar a la pareja, y durante la cena habló del reino celestial que
iba a venir. Ellos hablaron hasta muy tarde, y cuando el amigo durmió, tuvo un
sueño: una señora hermosa se acercó a él, diciendo que era la hermana de Jesús;
“Tengo una gran preocupación por mi hermano. Quisiera ser feliz. Hay una
solución que puede resolver esta preocupación. Si puedo abrir esta puerta habrá
alegría”. La puerta se apareció y fue abierta; una segunda puerta se apareció y
se abrió; una tercera puerta se apareció, pero no se abrió. “Hay sólo un hombre
que puede abrirla. Usted conoce a esta persona, el señor Mun”.
Por la mañana, el amigo preguntó a nuestro Maestro: “¿Tiene Jesús
una hermana?” Incluso la mayoría de los cristianos no saben seguramente la
contestación. Pero nuestro Maestro contestó: “Sí, Jesús tiene una hermana”.
Luego el amigo contó su sueño, y de repente dejó de ser su amigo, pues se sentó
formalmente delante se su Maestro y llegó a ser un miembro maravilloso. Antes,
él era un hombre fatigado y nervioso debido a las presiones de su trabajo.
Ahora, empero, no tiene estas preocupaciones.
En la guerra
coreana, los fugitivos tuvieron que andar 30 - 40 kilómetros cada día. Fue en
diciembre, y la temperatura era alrededor de 15 grados bajo cero. Cierta noche,
mucho después de la medianoche, nos paramos para dormir. Paramos en una vieja
casa abandonada, pero teníamos que tener fuego. Salimos a buscar un bosque pero
no tuvimos éxito en aquella ciudad. De repente encontré una de las tumbas
“monay” que abundan por todas partes. Dos palos estaban fijados con 1a lona que
envolvió el cadáver; y con alegría cogí estos palos. Los rompí y encendí un
pequeño fuego en la cocina de 1a casa, y el calor empezó a calentar el suelo
donde nuestro Maestro estaba sentado. “¡Won Pill!” me llamó. “¿De dónde sacaste
esta madera?” Cuando se lo expliqué me dijo: “Debes elegir palos más puros para
mí”. Por ello cuido con esmero incluso las cosas diarias que sirven a nuestro
Maestro. ¿Es una cosa pura?
Por ejemplo, no puede ingerir comidas que han sido cocinadas
presurosamente.
Nuestro Maestro hace
resaltar que la cosa más importante es el corazón. La comida no es importante;
las cosas materiales no son importantes; el número de miembros no es
importante, pero que hagamos todas las cosas con todo nuestro corazón, ello sí
es sumamente importante.
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