Los Verdaderos Padres y la Era del Testamento Completo
Dra Hak Ja Han Moon
Madrid, 25 de noviembre
de 1993
Distinguidos invitados, damas y
caballeros:
Quisiera darles las gracias por la cordial
bienvenida que me han brindado a su hermoso país. Como miembros de la comunidad
mundial, tenemos la responsabilidad de guiar este mundo de cara al milenio que
se avecina. La promesa de un futuro próspero y pacífico depende exclusivamente
de las acciones colectivas que nos propongamos hoy.
Como es evidente, nuestro mundo no es un
mundo de paz y felicidad, sino un mundo lleno de conflictos y desesperación.
Nos enfrentamos al desmoronamiento de nuestras familias y al declive moral de
la sociedad.
Le damos vueltas a los temas una y otra
vez y, sin embargo, no encontramos soluciones. ¿Por qué? Porque la verdadera
solución debe incluir a Dios y tener en cuenta la raíz de los problemas y no
solamente sus síntomas. Para descubrir esta raíz, tenemos que comprender en
primer lugar el propósito de Dios para Su creación, y ser conscientes de que
estamos afrontando hoy en día el momento más trascendental de la historia de la
providencia de Dios.
En este tiempo crucial, Dios le ha pedido
a mi esposo, el reverendo Sun Myung Moon, que dé una nueva revelación al mundo.
Yo he estado apoyándole en esta misión y el año pasado llevé a cabo una amplia
gira de discursos por 12 paises hablando del papel de la mujer y de la familia
en la creación de una verdadera paz mundial.
Este año, la gira de discursos fue
ampliada a los cincuenta estados de los Estados Unidos donde hablé sobre el tema:
"Los Verdaderos Padres y la Era del Testamento Completo". En el mes
de julio, pronuncié este discurso en el Congreso de los Estados Unidos en
Washington. Unas semanas más tarde, lo di a conocer a representantes del mundo
en las Naciones Unidas. Desde entonces he pronunciado este discurso 27 veces en
25 ciudades japonesas y en el Congreso del Japón, así como en 40 universidades
de Corea. Me gustaría ofrecerles ahora este importante mensaje.
El Ideal Original de Dios
El ideal de Dios al crear a los primeros
antepasados humanos, Adán y Eva, era que se perfeccionaran por medio del
verdadero amor, para que como Verdaderos Padres, crearan una familia buena con
un verdadero amor, una verdadera vida y un verdadero linaje. Esta familia buena
se habría logrado gracias al fundamento de un mismo corazón y una misma mente
ante Dios por parte de sus miembros.
Cuando Dios creó a Adán y Eva, Sus
primeros hijo e hija, Dios quería que llegaran a ser mejores que El mismo. Esto
puede parecer algo absurdo desde un punto de vista tradicional. Pero
meditémoslo por unos instantes. Cuando nosotros, como padres, pensamos en
nuestros hijos, deseamos para ellos la mayor esperanza y amor. Desearíamos que
pudieran crecer y lograr cosas que nosotros tan sólo nos hemos atrevido a
soñar.
De igual manera, Dios desea darse
ilimitadamente a Sus hijos. Dios no está satisfecho con darse al cien por cien.
El deseo de Dios es de dar mil veces más de lo que posee. La naturaleza del
amor de Dios es darse completamente y después olvidar lo que ha dado. Al
contrario de aquellos que calculan lo que dan y deciden que ya han dado lo
suficiente, para Dios nunca es bastante.
El propósito de Dios al crear el mundo era
lograr un objeto de amor. Su propósito al crear padres e hijos, esposos y
esposas, y todas las cosas de este mundo en pares complementarios era hacer
real el verdadero amor en toda Su creación. De igual manera, los padres deben
vivir por sus hijos, y éstos por sus padres. El marido debe vivir por su mujer,
y ésta por su marido. Todos los seres en la creación están creados para vivir y
darse a los demás.
Si este ideal de Dios de alcanzar un
verdadero amor se hubiera hecho realidad en la familia de Adán, esta familia
habría representado el comienzo del reino de los cielos. Con el tiempo, habría
crecido hasta formar un clan, una nación y el mundo entero. Este sería un mundo
de verdadero amor, el Reino de los Cielos en la Tierra. Además, paralelamente,
este Reino se habría realizado en el mundo espiritual.
El
Falso Comienzo de la Historia Humana
Si el ideal original de Dios se hubiera
realizado, no habría hecho falta un Mesías o una providencia divina que salvara
a la humanidad. La familia de Adan habría sido el centro del clan, de la nación
y del mundo, el modelo para todas las familias futuras y para la realización
del mundo ideal de Dios.
Debido a la caída de los primeros
antepasados humanos, tuvo que iniciarse la obra de salvación de Dios. La historia
de la salvación se ha visto repetidamente prolongada a lo largo de los
complejos y dolorosos cursos de las eras del Antiguo y del Nuevo Testamento,
para llegar a la era actual del Testamento Completo.
El ideal de Dios de lograr una verdadera
familia y el reino de los cielos, que debía lograrse por medio de la familia de
Adán, fue destruido al separarse Adán y Eva de Dios. Debido a la caída, el
mundo actual dista mucho del mundo de bondad del ideal de Dios. Nuestro mundo
es, de hecho, un mundo "falso", inundado de amor egoísta, debido a
que Adán y Eva llegaron a ser padres falsos centrados en el amor falso y
egoísta que sostuvieron con Satán. Ellos multiplicaron el mal y no el bien,
creando una falsa familia y transmitiendo a sus descendientes una vida y un
linaje falsos, que dio lugar a falsos clanes, falsas naciones y un mundo falso.
La
Fórmula para la Reconciliación
Por tanto, la meta de la providencia de la
salvación de Dios es que un hombre y una mujer, representando a Adán y a Eva,
sean restaurados como Verdaderos Padres centrados en el verdadero amor de Dios,
y formar así una verdadera familia. De ellos, surgirá finalmente el verdadero
clan, la verdadera nación y el mundo verdadero ideado por Dios. En otras
palabras, debe crearse la semilla de donde pueda germinar el verdadero amor,
vida y linaje de Dios.
Mis queridos amigos, ¿se han preguntado
alguna vez cómo es posible que un mundo de tanta maldad y corrupción pueda
venir de un Dios de amor y bondad?
Si leen las escrituras detenidamente, se
darán cuenta de que la caída del hombre tuvo como consecuencia la pérdida de
toda la familia de Adán. En primer lugar, por medio de la caída de Adán y Eva,
se perdió la posición de los padres. En segundo lugar, al matar Caín a Abel se
perdió la posición de los hijos. Se perdió el modelo de Dios para la familia
ideal y la perfección mundial.
Por tanto, para restaurar a la familia
original, Dios actúa a la inversa, reclamando las posiciones de Caín y Abel y,
después, las posiciones de la Verdadera Madre y el Verdadero Padre. Este modelo
de reconciliación entre Caín y Abel como fundamento para restaurar a los
Verdaderos Padres ha sido la fórmula constante de Dios a lo largo de la
historia de la restauración.
La separación de la humanidad caída según
la división Caín-Abel ha ocurrido una y otra vez en la historia. Dios, en
primer lugar, divide a la humanidad caída en dos campos "hermanos",
Caín, que simboliza a Satán, y Abel, que simboliza a Dios, para resolver el
odio generado por la caída.
Dios utiliza el método de hacer que Abel
sea maltratado y sacrificado en primer lugar. Esto le permitirá a Abel alzarse
sobre el fundamento necesario para abrazar a Caín y recuperar así la bendición
dada al hijo mayor. Como ejemplo, podemos ver que la religión que más hace
avanzar el propósito de la salvación es siempre la que recibe una mayor
persecución por parte de Satán.
Esta religión siempre va por el sendero de
una constante oposición y, a pesar de ello, persevera sacrificadamente en su
esfuerzo por salvar a un mundo de pecado. De igual manera, las personas buenas
siempre están en esa posición de ser maltratadas en primer lugar y ser
sacrificadas.
Basta mirar a cualquier parte de nuestro
mundo caído para darse cuenta de las luchas que existen entre el bien y el mal,
similares a la existente entre Caín y Abel. Estos conflictos empiezan en la
mente y el cuerpo del individuo. La mente, que representa el lado de Abel,
lucha por vencer al cuerpo, que representa el lado de Caín. Esta lucha dentro
del individuo se extiende a la familia, la nación y el mundo.
En consecuencia, la humanidad siempre ha
estado dividida en dos campos opuestos, uno del bien o de tipo Abel, y otro del
mal o de tipo Caín, enfrentados en una lucha a cada nivel. La intención de
Dios, sin embargo, es restaurar a ambas partes, no que una venza y destruya a
la otra.
Un ejemplo de esta división lo podemos ver
en el ladrón a la derecha de Jesús, que representaba a Abel, y el ladrón de la
izquierda, que representaba a Caín. La clave en la obra de la salvación de Dios
siempre ha estado en la unificación de esas partes divididas, de acuerdo a Su
ideal, y así construir un fundamento para poder reclamar a la Verdadera Madre y
al Verdadero Padre.
Damas y caballeros, si una familia no vive
centrada en el ideal del amor de Dios, habrán conflictos entre sus miembros.
Sin el amor de Dios como centro absoluto, esta familia finalmente se romperá.
Y, además, la nación compuesta por esta clase de familias declinará. Debido a
que un amor egoísta e ilícito invadió la primera familia, el egoísmo y la
avaricia han dominado la historia humana, partiendo del individuo y siguiendo
en la familia, la sociedad, la nación, y el mundo. Por esta razón, la labor de
restauración de Dios empieza en el individuo. Satán, consciente de esta
realidad, intensifica también su labor en la dimensión individual.
No es casualidad que en estos últimos días
el individualismo egoísta se haya convertido en el modelo de vida predominante.
La gente está cada vez más alienada de aquellos que le rodean, y tiene muy poco
sentido de la responsabilidad por el bienestar de su país, de su sociedad o,
incluso, de sus propias familias.
Las cifras siempre en alza del número de
divorcios indican que maridos y mujeres no se sienten suficientemente
responsables de sus matrimonios; los padres no se hacen responsables de sus
hijos; y los individuos, carentes de cualquier atisbo de dignidad humana,
fracasan en ser responsables incluso de sí mismos.
América y muchos otros paises del mundo
vivieron los comienzos de este fenómeno con el movimiento juvenil de los
sesenta, una juventud idealista que rechazó el materialismo circundante para
buscar amor y paz, pero que, en el camino, abandonó también la moralidad y la
responsabilidad. Al no poder encontrar el amor verdadero que buscaban, muchos
jóvenes desilusionados recurrieron al suicidio, las drogas y la promiscuidad
sexual.
De todo esto, lo que más hiere a Dios es
la promiscuidad sexual. Un mundo promiscuo es absolutamente contrario a la
Voluntad de Dios y al ideal de la familia. El amor surge del estímulo de una
emoción inmaculada, pero la promiscuidad sexual carece completamente de pureza
o de verdadera emoción.
¿Cuántos de nosotros hemos experimentado
la crueldad de la infidelidad y el divorcio? ¿Dónde está Dios en los amores de
una noche? ¿Qué podríamos decir de la pesadilla en la que viven los niños que
han sido abusados sexualmente por uno de los padres? ¿Vale tanto ese amor
promiscuo como la vida de un niño destrozado?
De hecho, allá donde haya homosexualidad,
amor promiscuo, drogas y alcoholismo, no tiene cabida un mundo de verdadero
amor. En este mundo, Satán le dice abiertamente a la gente: "¡Bebe!
¡Drógate! ¡Disfruta del sexo!" Pero aquellos que cumplen la voluntad de
Dios viven una vida absolutamente distinta. A lo largo de la historia, quienes
eligieron ir por el camino espiritual del sacrificio fueron perseguidos y
maltratados despiadadamente por el resto del mundo.
Así, sólo el amor de Dios y Su bendición
han hecho posible que el movimiento de Unificación prosperase a pesar de la
oposición mundial. El hecho de que surgiéramos de entre las cenizas de una
Corea desgarrada por la guerra hasta llegar a ser un movimiento religioso a
escala mundial en tan sólo 38 años es un testimonio viviente de la guía y el
apoyo continuo de Dios.
Todavía hay quienes se oponen al
movimiento de Unificación y continúan esparciendo los rumores más extraños o
intentando evitar que se escuche nuestro mensaje. De nuevo, el camino de Satán
pasa siempre por atacar a quienes son más valiosos para Dios. Sin embargo, los
que se oponen a la Voluntad de Dios nunca prosperan. Esto confirma el principio
que permite a los que están del lado de Dios y son perseguidos injustamente,
tener el derecho a reclamar la bendición. La estrategia de Dios siempre se basa
en ser maltratado primero, para luego apropiarse de lo que es suyo por derecho.
La
Restauración del Verdadero Amor
Damas y caballeros, las sagradas
escrituras nos enseñan que Eva fue la primera en desobedecer a Dios e iniciar
una relación con Satán. Debido a la caída, no sólo Eva, sino Adán y sus hijos,
Caín y Abel, heredaron el linaje de Satán basado en el egoísmo y el amor falso.
Como descendientes de esta pareja original impulsada por Satán, todos hemos
heredado un linaje satánico. Por eso Jesús dijo en Juan 8:44, "Sois de
vuestro padre el diablo".
El Antiguo Testamento nos habla de un
proceso de restitución siguiendo la fórmula de "ojo por ojo y diente por
diente". En el Principio Divino, el hecho de restituir algún error
cometido se define como "pagar indemnización". Para restituir sus
acciones erróneas, Eva caída debía asumir toda la responsabilidad, invertir las
acciones de la caída y restituir espiritual y físicamente cada paso de la
misma.
Dios quería que Eva ayudara a su hijo
menor, Abel, a unirse a Su Voluntad. El Génesis da a entender que la ofrenda de
Abel fue aceptada por Dios. Sin embargo, esto no era lo único que Abel debía
hacer. Por medio del amor de su hermano, Caín debía ver en él a la persona
elegida por Dios y unirse a él, y Eva debía ayudarles a desarrollar esta
unidad.
Si Caín y Abel se hubieran unido, el
segundo de los dos problemas de la caída habría quedado resuelto. La unidad
entre Caín y Abel centrada en Eva habría creado un fundamento para restaurar a
toda la familia de Adán. En el transcurso de la historia providencial, veremos
papeles similares desempeñados por mujeres especiales que fueron llamadas por
Dios para unir las posiciones de Caín y Abel como restitución del papel de Eva
caída.
Un
Modelo a Seguir
Una de estas mujeres especiales es Rebeca,
la esposa de Isaac. Como madre de Jacob y Esaú, Rebeca tenía la misma posición
en la familia de Isaac que Eva en la familia de Adán. Pero, al contrario que
Eva, Rebeca comprendió la providencia de Dios y ayudó a su segundo hijo, Jacob,
en la posición de Abel, a conseguir la bendición destinada al primer hijo,
Esaú.
Al igual que Caín mató a Abel, Esaú quiso
matar a Jacob cuando la bendición fue a parar a su hermano menor. Pero con la
ayuda de Rebeca, estos hermanos finalmente se reconciliaron y se abrazaron en
vez de recurrir a la violencia.
Esta reconciliación fue una gran victoria
para Dios. Aún así, esta victoria no fue definitiva ya que esta reconciliación
representaba sólo una purificación simbólica del linaje de Dios. La
purificación substancial de Su linaje debía llevarse a cabo en el vientre. Y
ésta es la razón de la paradójica historia de Tamar.
Si entendemos que Tamar, al igual que
Rebeca, estaba en la posición de Eva caída, nos es posible comprender entonces
por qué Jesús nació de su linaje, de la tribu de Judá.
Estoy segura de que muchos de ustedes
habrán leído la historia del nacimiento de sus gemelos. Tamar concibió de Judá,
su suegro, los gemelos Pares y Zara. La Biblia nos dice que ambos hijos
lucharon dentro del vientre por la posición de ser el primogénito.
Durante el parto de Tamar, Zara sacó una
mano y la comadrona le ató un lazo rojo en su muñeca. Entonces, la mano de Zara
volvió al vientre y Pares, el más joven, nació como el mayor. De esta forma,
las posiciones de Caín y Abel fueron restauradas incluso antes de producirse el
nacimiento. Desde ese preciso instante los israelitas pasaron a ser la nación
elegida para recibir al Mesías.
Vistas desde el prisma de una moralidad
convencional, las historias de Rebeca y Tamar dejan mucho que desear. El por
qué Dios las bendijo ha sido un misterio teológico hasta nuestros días. Pero
tal y como hemos visto, Dios necesitaba recuperar Su linaje de las manos de
Satán para que así Jesús pudiera nacer. Este linaje purificado, fruto de un
verdadero amor, fue el punto de comienzo para la expansión de la nación
israelita. La palabra Israel significa victoria, y ésta fue la purificación del
linaje de Dios.
El
Curso de María a Riesgo de su Propia Vida
El linaje de Judá creció durante
generaciones hasta el nivel de tribu, sociedad y nación. De este linaje, María
nació en Israel dos mil años más tarde.
María tenía la responsabilidad de unir a
las figuras Caín y Abel a nivel de familia, de clan y de nación, a través de
pagar la indemnización apropiada y restaurar el papel del hijo mayor. María
respondió a la llamada de Dios y concibió a Jesús a pesar de que, a los ojos de
los demás, había traicionado a sus padres y a José, su prometido.
En aquellos tiempos, era costumbre
apedrear hasta la muerte a cualquier mujer que quedara embarazada fuera del
matrimonio. Sin embargo, José, en la posición simbólica de Adán, protegió con
valentía a su novia y se negó a abandonarla.
Debido a la fe de María y a la labor de
Rebeca y Tamar, Satán no tuvo ninguna autoridad sobre Jesús en el vientre de
María. Jesús nació en la posición de un verdadero hijo del linaje completo y
directo de Dios. El es el primer hijo verdadero de Dios tras la purificación
del linaje caído.
Por esta razón, Jesús es el santo entre
los santos y el antepasado del verdadero linaje de Dios. Su nacimiento
representa la conclusión de la Era del Antiguo Testamento a escala nacional y
el amanecer de la Era del Nuevo Testamento a escala mundial.
María, en la posición de restaurar a Eva
caída, tenía que conseguir la unidad entre Jesús, que estaba en la posición de
Abel, y su primo mayor, Juan el Bautista, que estaba en la posición de Caín.
Esta unidad era esencial para que el pueblo de Israel pudiera identificar a
Jesús como el Mesías.
Juan era el mayor, tenía un gran número de
seguidores y era ampliamente respetado. Como Jesús explicó a sus discípulos, el
ministerio de Juan daba cumplimiento a las profecías del Antiguo Testamento que
hablaban de que el profeta Elías volvería para "enderezar los caminos del
Señor".
Pero, ¿cumplió Juan su papel en la
providencia divina? El Evangelio de Lucas nos dice que Juan vino con "el
espíritu y el poder de Elías". Juan, sin embargo, negó que fuera Elías y
dudó del papel mesiánico de Jesús, incluso después de haber recibido una
revelación clara en el río Jordán durante el bautismo de Jesús.
Juan era una figura religiosa respetada,
mientras que a Jesús se le veía simplemente como el hijo ilegítimo de un pobre
carpintero. Sin el apoyo de Juan, era imposible que el pueblo judío creyera y
siguiera a Jesús. Solo, Jesús tuvo que ir por el difícil camino de anunciarse a
sí mismo.
Juan el Bautista debería haber ayudado a
Jesús a llegar a los líderes religiosos de Israel. Si Juan hubiera cumplido su
papel, entonces el Judaísmo, en la posición de Abel, y la nación de Israel, en
la posición de Caín, se habrían unido centrados en Jesús.
Esta unidad Caín-Abel habría sentado las
bases para las Bodas del Cordero. Jesús se habría alzado como el Verdadero
Padre de la humanidad y su novia habría llegado a ser la Verdadera Madre de la
humanidad.
En menos de siete años, sus enseñanzas se
habrían esparcido por el mundo entero, conquistando Asia y Roma para su causa
antes de que tuviera cuarenta años. Finalmente, Jesús y su esposa, como
Verdaderos Padres, habrían logrado el reino de los cielos individual, el reino
de los cielos familiar, el reino de los cielos a nivel de clan, y el reino de
los cielos nacional.
Un
Sueño Irrealizado
Sin embargo, este destino glorioso no pudo
ser realizado. Fueron las personas religiosas mismas las que rechazaron las
palabras de Jesús y pidieron su crucifixión.
Confrontado con la falta de fe de Israel,
Jesús decidió dar su vida para lograr la salvación espiritual de la humanidad.
Sin embargo, él sabía que Cristo tendría que volver de nuevo para dar la
salvación física o terrenal además de la salvación espiritual.
Por esta razón la mente puede acercarse a
Dios por medio de Jesús, pero el cuerpo está bajo la tentación del mal. Incluso
San Pablo se sentía angustiado por la contradicción entre los deseos de la
carne y los deseos del espíritu. Muchos grandes líderes cristianos han sufrido
también esta contradicción. En este amanecer de la Era del Testamento Completo,
el desafío crucial es el cumplimiento de ambas, la salvación física y la
espiritual.
Debido a la muerte de Jesús en la cruz
apareció el conflicto entre las ideologías de izquierda y de derecha,
simbolizadas por los dos ladrones que murieron con él. Es algo similar a la
separación entre Caín y Abel provocada por la caída de Adán. De igual manera
aparecieron el Islam y el Cristianismo, y empezaron sus conflictos. Debido a
que esta separación se produjo a causa de la crucifixión de Jesús, Cristo
trabajará por la unidad de estas divisiones Caín-Abel en el tiempo de la
Segunda Venida.
El
Imperativo de la Unidad
Los preparativos de Dios para la Segunda
Venida requerían del fundamento a escala mundial de una reconciliación
victoriosa entre Caín y Abel. Esta dispensación se cumplió por medio de hechos
relacionados con la Segunda Guerra Mundial. Los paises aliados, Gran Bretaña,
América y Francia, representaban el Cristianismo y estaban en la posición de
Abel. Los paises del Eje, Alemania, Japón e Italia, bajo la influencia de un
militarismo nacionalista estaban en la posición de Caín. Esta guerra representó
la expansión del conflicto entre Caín y Abel a escala mundial.
Inmediatamente después de la victoria
aliada, se dieron grandes pasos para crear un mundo de paz centrado en el
Cristianismo. Con Gran Bretaña en la posición de Eva a escala mundial, y
América y Francia representando respectivamente a Abel y a Caín, estas naciones
aliadas estaban listas para recibir al Señor en la Segunda Venida.
A pesar de toda esta preparación, la
dispensación de Dios no llegó a cumplirse en aquel tiempo. El representante de
Dios vino a traer Su palabra, pero fue recibido con una tremenda persecución y
una incomprensión casi universal, una situación paralela a la de Jesús hace
2.000 años. Al igual que los israelitas del tiempo de Jesús esperaban la
Segunda Llegada de Elías en un carro que bajaría de los cielos, los cristianos
esperaban la Segunda Venida creyendo que Jesús mismo volvería sobre una nube
del cielo.
En el libro del Apocalipsis, Jesús reveló
al apóstol Juan que volvería con un nombre nuevo. Esto da a entender que Jesús
vendrá de nuevo por medio de otro hombre, al igual que ocurriera con Elías.
En ese momento crucial, tras la Segunda
Guerra Mundial, Dios pidió a mi esposo que diera a conocer un nueva comprensión
de la verdad a los cristianos de Corea. Los líderes cristianos coreanos, sin
embargo, rechazaron la posibilidad de que un joven humilde hubiese sido
escogido para traer este nuevo mensaje. No podían creer que la Segunda Venida
se estuviera produciendo por medio del nacimiento de un hombre en la tierra, de
la misma forma que los judíos no pudieron creerlo en el tiempo de Jesús.
Si las iglesias cristianas se hubieran
unido a mi marido, el reino de los cielos ya habría sido establecido en la
tierra así como en el mundo espiritual. Durante el periodo de siete años que va
de 1945 a 1952, que significó el fin de la Era del Nuevo Testamento, el mundo
entero podría haberse unido siguiendo la providencia de Dios.
Un Camino de Espinas
Sin embargo, en vez de unirse a él, estos
líderes religiosos se volvieron celosos del creciente número de sus seguidores
y se opusieron ciegamente a mi esposo sin tratar de escucharle. Llegaron a
esparcir mentiras sobre él, rumores de escándalos sexuales y avaricia, la
antítesis misma de sus enseñanzas, y los utilizaron para destruir su imagen.
Dios hizo crecer al Cristianismo y a una
poderosa nación cristiana como América con el propósito de preparar el camino
para la Segunda Venida. Consciente o inconscientemente, estos ministros
coreanos representaban a toda la Cristiandad. Ya que América y el Cristianismo
mundial fracasaron en unirse a mi marido después de la Segunda Guerra Mundial,
el poder y la autoridad moral de éstos comenzaron a declinar.
Después de la Segunda Guerra Mundial, los
Estados Unidos y el Cristianismo habían logrado un fundamento victorioso de
unidad Caín-Abel. Todo estaba a punto para recibir la Segunda Venida. Sin
embargo, esta oportunidad nunca llegó a materializarse y el mundo entero se
opuso a la labor de mi marido. Fue arrojado al desierto, forzado a ir hasta lo
más bajo y desde entonces ha estado ascendiendo.
Como consecuencia se inició la Guerra
Fría. A partir de la guerra civil coreana, el mundo se separó de nuevo en dos
esferas mundiales de Caín y Abel, al igual que lo hiciera durante la Segunda
Guerra Mundial. Al negar a Dios, al igual que el ladrón de la izquierda había
negado a Jesús, el Comunismo representaba el mundo tipo Caín. Las democracias
cristianas, que afirmaban la existencia de Dios, representaban el ladrón de la
derecha y el mundo de tipo Abel.
Hoy, las dos figuras Caín y Abel más
significativas son el Presidente Kim Il Sung, un padre de tipo Caín en Corea
del Norte, y el reverendo Sun Myung Moon, un padre de tipo Abel en Corea del
Sur. Siguiendo la Voluntad de Dios, estos dos Padres deben establecer el
fundamento para lograr la paz mundial, consiguiendo la reunificación de Corea.
Además, será el Mesías de la Segunda Venida quien a escala mundial una estos
dos bloques hostiles. Por esta razón mobilizamos a nuestro movimiento para
ayudar a solucionar los conflictos entre la derecha, simbolizada por el mundo
libre, y la izquierda, representada por el Comunismo. También hemos trabajado
en representación del Cristianismo y del Judaísmo como mediadores de paz con nuestros
hermanos y hermanas islámicos.
Durante el periodo de 40 años de Guerra
Fría, mi marido luchó para romper las barreras a nivel individual, familiar, de
clan, nacional y mundial, y reconstruir el fundamento de cuatro mil años para
recibir al Mesías. Ya que mi marido no puede vivir tantos años, sabía que tenía
que indemnizar toda la historia en tan sólo 40 años.
Durante estas cuatro décadas, pudo
restaurar los 4.000 años de historia anteriores a Jesús, y los 6.000 años de
historia bíblica desde la creación. Una vez pagada esta indemnización, la
Guerra Fría pudo acabar gracias a la unidad de los bloques Caín y Abel. Esto
fue conseguido por el movimiento de Unificación durante las Olimpíadas de Seul
de 1988, en la que 160 paises del mundo fueron a Corea.
Por décadas, mi marido ha sido
completamente malentendido. Durante tres años, estuvo prisionero en un campo de
concentración comunista de Corea del Norte. En total, ha ido injustamente a
prisión seis veces por hacer la voluntad de Dios. Además, los medios de
comunicación se han burlado de él describiéndole como un monstruo que lava el
cerebro de los jóvenes para su propio provecho.
¿Hay alguien que no esté de acuerdo
conmigo en que el reverendo Moon es el líder religioso más perseguido del
mundo? Se me rompe el corazón cuando pienso en lo mucho que ha sufrido mi
esposo. Pero él me consuela siempre asegurándome que Dios siente una profunda
compasión por aquellos que son perseguidos por hacer Su voluntad.
Mi esposo y yo hemos ido conscientemente
por un sendero de indemnización o restitución para poder restaurar los errores
del pasado, incluyendo los de las eras del Antiguo y del Nuevo Testamento. Se
puede comparar a Corea con la Era del Antiguo Testamento, y a América, una
civilización mayoritariamente cristiana, con la Era del Nuevo Testamento.
Durante los primeros 20 años, mi esposo
fue por el curso de indemnización de la Era del Antiguo Testamento, centrándose
en la nación coreana y en la Iglesia de Unificación, representando las
posiciones de la nación israelita y el Judaísmo respectivamente. Sobre el
fundamento de esta labor, pudimos celebrar en 1960 la santa ceremonia de boda
de los Verdaderos Padres a nivel nacional.
Más tarde, en 1971, mi marido y yo fuimos
a América. Durante los siguientes veinte años en ese país, fuimos por el curso
de indemnización para dar cumplimiento a la Era del Nuevo Testamento y empezar
la Era del Testamento Completo. Y así establecimos la familia de los Verdaderos
Padres, el origen del verdadero amor, la verdadera vida y el verdadero linaje
basados en Dios.
Qué
Ofrece la Iglesia de Unificación
La verdad que Dios reveló a mi marido está
contenida en el Principio Divino. Observando la historia de la humanidad y el
relato bíblico desde un punto de vista providencial, el Principio Divino da
soluciones a preguntas que han estado sin resolver por miles de años. Quienes
han estudiado sinceramente su contenido han encontrado un verdadero regalo de
Dios, que ofrece las únicas soluciones posibles a los problemas que afronta la sociedad
de nuestro tiempo.
Incluso en los antiguos estados
comunistas, líderes de gobierno y miles de jóvenes han encontrado una nueva
vida con el estudio de nuestras enseñanzas, conocidas como "Diosismo"
o "Unificacionismo". Libres al fin de la opresión de la ideología
comunista, tienen hambre de una verdad espiritual que pueda guiar a sus
naciones.
Son innumerables los testimonios del poder
que tiene el Principio Divino para dar esperanza y nueva vida a los jóvenes. El
año pasado, en Corea, oficiamos una ceremonia de boda de 30.000 parejas, que
ofrecieron sus vidas el uno al otro, a Dios y al mundo. En la mayoría de las
familias de hoy en día, los padres no pueden guiar adecuadamente a sus hijos,
especialmente en temas tan íntimos como el amor y el matrimonio. Sin embargo,
mi marido y yo unimos a jóvenes de 131 naciones e hicimos realidad sus sueños
de amor más queridos, en un acontecimiento histórico.
En verdad, fue un gran milagro de nuestro
época. En el futuro, a medida que la gente empiece a comprender el valor y la
calidad de estas familias, millones de personas querrán este tipo de
matrimonio. Gracias a ellos, Dios podrá restaurar la familia que Satán
destruyó. Esta clase de familias restauradas, centradas en Dios, serán las
piedras angulares de una nación y un mundo ideales.
El Papel Crucial de las Mujeres
Mis queridos amigos y amigas, cuando Jesús
habló de la vuelta del Mesías, contó la parábola de las vírgenes que estaban
aguardando la venida del novio. Esto implica la restauración de las posiciones
originales del hombre y de la mujer, Adán y Eva restaurados, hasta alcanzar el
nivel de una verdadera igualdad.
Cuando el Cristianismo falló en encontrar
a su novio por primera vez, la providencia de Dios tuvo que ser postergada por
40 años hasta 1992. En este momento crucial de la historia de la restauración,
una mujer en la posición de Verdadera Madre debe preparar al mundo para recibir
al Verdadero Padre. Con este cometido, en abril de 1992, mi marido y yo
fundamos la Federación de Mujeres por la Paz Mundial. El año pasado, con el
corazón de una Verdadera Madre, visité Corea, Gran Bretaña, América, Francia,
Japón, Alemania e Italia, además de Rusia, China y Oceanía.
Reuní a mujeres de estos paises para
organizar localmente la Federación de Mujeres por la Paz Mundial. Por medio de
estas reuniones, las naciones que habían sido paises de tipo Caín o Abel a
escala mundial desde la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría se unieron para
recibir a la Verdadera Madre y preparar de nuevo el fundamento para encontrarse
con el Verdadero Padre.
Gracias a este fundamento, mi esposo y yo
estamos ahora a nivel mundial en la posición de los primeros Verdaderos Padres.
Y, como Verdaderos Padres, estamos anunciando la Era del Testamento Completo.
En este momento crucial de la historia,
debemos llevar a la práctica a nivel mundial el principio de que la mente y el
cuerpo del individuo deben unirse centrados en Dios. Para posibilitarlo, hemos
fundado dos organizaciones que trabajan para la paz mundial.
La Federación Interreligiosa para la Paz
Mundial representa el mundo de la mente y tiene la misión interior de unir a
todas las religiones del mundo partiendo del amor de Dios; y la Federación para
la Paz Mundial representa el ámbito del cuerpo a escala mundial y tiene como
objetivo la misión exterior de construir sociedades ideales con personas
relevantes en los campos de la política, economía, medios de comunicación,
educación, ciencia y arte.
Completando el Fundamento Familiar
Desde una perspectiva vertical del amor,
Adán y Eva deberían haberse relacionado directamente con Dios desarrollando en
sí mismos cuatro tipos de amor: el amor filial, el amor fraternal, el amor
conyugal y el amor paternal.
Adán y Eva debían madurar a través de
estas cuatro dimensiones del corazón centrados en el verdadero amor de Dios,
llegando a ser hijos ideales, hermano y hermana ideales, una pareja plena de
amor y unos padres perfectos. Así, habrían hecho realidad una familia
auténticamente plena.
Adán y Eva debían ser un modelo de
comportamiento para todos los integrantes de su familia. Sus hijos verían en
sus padres modelos ideales, y serían hermanos y hermanas amándose entre sí como
sus padres les amaban. Habrían formado matrimonios siguiendo el modelo de
relación que tenían sus padres. Y, finalmente, con el nacimiento de sus hijos,
habrían establecido una nueva familia ideal, idéntica a la de sus padres.
Por tanto, todas las familias del mundo,
procedentes de unos mismos antepasados centrados en Dios, Adán y Eva, llegarían
a tener un valor igual y divino. Al establecer familias ideales, indivisibles,
que hiciesen realidad la unidad vertical y horizontal entre padres e hijos,
hermanos y hermanas, marido y esposa, se habría finalmente construido la base
eterna para el reino de Dios sobre la tierra así como en el cielo.
En cada una de estas familias completas,
los abuelos estarían en la posición de reyes y reinas, representando a Dios y a
los buenos antepasados. Los padres estarían en la posición de reyes y reinas simbolizando
a la humanidad del presente, y los hijos estarían en la posición de príncipes y
princesas representando la descendencia futura. Al unirse las tres
generaciones, el pasado, el presente y el futuro vivirían juntos en armonía.
Damas y caballeros, tengo el gran
privilegio de anunciarles el establecimiento de la primera Verdadera Familia
completa. Mi marido y yo, junto con nuestros 13 hijos y 20 nietos, estamos
absolutamente dedicados a servir a Dios y a la humanidad. Con estas tres
generaciones hemos logrado a nivel familiar establecer la raíz central
(abuelos), el tronco central (padres) y el brote central (hijos) del
"Arbol de la Vida" mencionado en la Biblia.
Nuestra más sincera esperanza es que
puedan uds. simbólicamente injertarse en este árbol y unirse a nuestros
esfuerzos para crear una nación y un mundo ideales. Este es el comienzo de la
Era del Testamento Completo.
La
Extensión del Ideal Mesiánico
Damas y caballeros, en este amanecer de la
Era del Testamento Completo, ha llegado el tiempo de que cada familia asuma la
misión mesiánica de completar este trabajo de salvación en el mundo entero.
Después de que restauren su propia familia, el siguiente paso es la
restauración de su tribu, su nación y el mundo. Le llamamos a este proceso "Mesianismo
Tribal".
En la Era del Testamento Completo, el
papel de la madre será crucial. Debe unir a sus hijos y a su marido, y enlazar
a su familia con los Verdaderos Padres. Hemos enviado ya a miles de misioneros
Mesías Tribales por todo el mundo. Pronto, el ideal original de la familia será
realizado en todo el mundo.
A medida que el mundo avance por la Era
del Testamento Completo, viviremos de nuevo con Dios. Si somos conscientes de
ello, debemos trabajar para conseguir la unidad entre nuestra mente y nuestro
cuerpo, entre padres e hijos, y entre marido y mujer. De esta forma podremos
establecer familias ideales centradas en el amor de Dios.
Con familias así, desaparecerán los
síntomas de nuestra decadente sociedad. Como firmes hijos de Dios no volveremos
a ser esclavizados por las tentaciones del alcohol y las drogas. Además, al
comprender la santidad del amor entre marido y mujer, poseeremos la fuerza
moral para rechazar la infidelidad y la promiscuidad. Finalmente, trabajaremos
unidos para eliminar las guerras, los prejuicios raciales y el hambre en el
mundo.
Sobre este fundamento, podremos realizar
un mundo de verdadera felicidad, libertad y paz. En este mundo, surgirá una
compasión profunda por las necesidades de los demás, y las naciones del mundo
cooperarán de forma natural para mantener la paz y la justicia.
Por tanto, comprendiendo que ésta es la
visión que Dios tiene para la humanidad, unámonos todos -todas las naciones en
unidad bajo Dios- para traer paz y reconciliación a todos los confines de la
tierra.
Distinguidos invitados, damas y
caballeros, mi mayor esperanza es que todos los aquí reunidos comprendan este
mensaje de corazón y con una mente abierta. Sinceramente oro que al seguir la
voluntad de Dios, seamos todos dignos de Su bendición.
Que Dios les bendiga, que Dios bendiga sus
familias y su nación. Muchas gracias.
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