domingo, 8 de enero de 2017

Desafió y Victoria

Nueva EsperanzaDoce discursos
del
Rev. Sun Myung Moon

DESAFIÓ Y VICTORIA


     Aquí nos encontramos hombres y mujeres. La senda de la vida para la mujer es obviamente distinta de la del hombre. Lo que siente la mujer es diferente de lo que siente el hombre. En la vida de cada individuo hay una diferencia entre su infancia, juventud, madurez y vejez. No solo en la vida humana es esto verdad, sino también en la naturaleza. Vemos cuatro estaciones viniendo una tras otra. Si insistieseis en vivir siempre en verano y nunca os preparaseis para el invierno, tendríais problemas cuando llegase el invierno. En invierno aquellos que no piensan en la llegada de la primavera y permanecen con abrigos, los lugares cálidos les serán incómodos en la primavera. ¿Podéis empeñaros en vestir ropas de invierno cuando llega el verano? No, necesitáis cambiar vuestras ropas para adaptaros a la estación. 

     Esto es exactamente lo que sucede en nuestras vidas. Quienes se encuentran en el verano de la vida, que es la flor de la juventud, quieren tener eterna juventud. Pero eso no es posible. Es natural que haya cambio. Pero ¿tenéis la tendencia a querer permanecer en la misma edad? Teméis que cambiando, de algún modo declinaréis. Sabéis por experiencia que no siempre subís. Cada día vuestro humor tiene subidas y bajadas, una vez transcurrido el día si encontráis que habéis tenido más subidas que bajadas, podéis decir con seguridad que habéis tenido un buen día. Si habéis tenido más bajadas, diréis que habéis tenido un mal día. Podéis pensar en no tener absolutamente ninguna caída en vuestra vida, pero eso no puede ser. 

     En el mundo del cambio, la cuestión es siempre cómo digerir lo que encontramos y sacar algo bueno de ello. Más que nadie la gente joven se enfrenta a constantes cambios, porque su naturaleza es así. Tu buscas cosas estimulantes y quieres tener siempre variedad. Si puedes digerir los problemas y cambios, y aún quieres tener más, eso está bien. Pero si no tienes este poder digestivo y todavía deseas experimentar nuevas cosas a cada momento, eso no es posible. Tu, como persona joven, debes aprender a gobernar tus propios problemas. No conoces el futuro ante ti, por tanto, necesitas aprender como recorrer el sendero de la vida de tal forma que estés capacitado para pensar positivamente de cada eventualidad, de esta forma podrás crecer continuamente. 

     Si dices que odias sufrir un entrenamiento disciplinado porque no te gusta o porque no puedes soportarlo, ya has sido derrotado. Debes tener la actitud de querer enfrentarte a lo que venga con gran expectación e interés. No debes mirar con un único enfoque, sino mirar alrededor de tu situación en las cuatro direcciones. Mirando al río Hudson sabes que el agua profunda corre silenciosamente. Pero en la corriente superficial se dan muchos acontecimientos: en ocasiones el agua gira en un profundo remolino; otras veces se estrella sobre las rocas, como en las cascadas; en otras ocasiones pasa precipitadamente grandes rocas o corre sobre diminutos guijarros para reunirse en el océano. Como tal vez hayas visto en las películas si estás enfrentado a una corriente impetuosa en un bote no puedes mirar inmediatamente enfrente tuyo, sino que debes dirigir tu mirada por todas partes y debes estar presto a manipular el bote. De otro modo, se estrellará contra las rocas ante ti. En tu vida también hay cascadas, en ocasiones el agua formará incluso muros o acantilados ante ti. Por tanto, debes pasar esquivando rápidamente un
lugar o dirigirte directamente a través de las olas a otro lugar. 

     Debes prepararte para la ola. Si te quieres librar de la ola, por muy duramente que luches para no ser llevado por la corriente, no podrás resistirte. Si tu destino es flotar en la corriente del río Hudson debes fluir como él lo hace. Es muy posible que puedas encontrarte como la cascada o el agua corriendo en los rápidos, pero no debes desalentarte por las asperezas de tu curso. Si estás entrenado en este curso, podrás manejar más fácilmente las cosas venideras. Si tomas interés en lo que estás haciendo, y si estás emocionado al encontrar nuevas aventuras, entonces cuando te enfrentes incluso a mayores dificultades, podrás abordarlas con mayor entusiasmo y capacidad. Pero si estás poco dispuesto a afrontar los problemas que surgen a tu alrededor, y los temes, entonces no estarás capacitado para convertir la experiencia en un entrenamiento para afrontar nuevos problemas. Tan sólo yendo a través de las rocas y cascadas puedes conducirte a ti mismo hacia el corazón del océano. 

     Hay muchos modos de vida: la vida de un hombre ordinario, la vida de un hombre sagrado y la vida de un gran líder. Cuando sois interrogados acerca de quien queréis llegar a ser, todos, estoy seguro, contestaréis: "Quiero llegar a ser un gran líder". Pero un líder no puede ser hecho de la noche a la mañana. Tal persona tiene que resistir muchas adversidades, y a menudo con desesperado esfuerzo debe perseverar y estar dispuesto a enfrentarse aún a más. 

     Aquellos que han estado enfrentados con situaciones de vida o muerte, no una vez, sino continuamente, saben como ofrecerse a sí mismos cada día de su vida. Supón que hay un gran general. Mirando a su pasado encontramos relatos que muestran que luchó en muchas batallas, fue en ocasiones derrotado, y en otras victorioso. Tantas experiencias como fuesen posibles serían importantes para su historial. Pero si ese general en tiempo de paz no estuviese dispuesto a vivir sacrificadamente por su nación, su fama pronto se desvanecería. Su actitud debe ser la de un patriota, debe estar siempre dispuesto a dar su vida en caso de necesidad. 

     Debemos mirar como el agua desciende desde la cima de la montaña. Encontrará muchos obstáculos. Si comparamos nuestras vidas con esa corriente de agua, ¿dónde estamos? Cuando miramos al mundo como un todo, la situación mundial se encuentra en alguna parte del curso medio, aún no ha alcanzado el profundo océano. Antes de su llegada al océano, el mundo puede algún día estar en las cataratas de Niagara. ¿Pueden decir las gotas de agua: "Yo odio caer en el acantilado'' ? En lo alto del acantilado debes estar preparado, y decirte a ti mismo: "Es emocionante y quiero arrojarme a este acantilado y alcanzar el océano tan pronto como sea posible." Si estás anhelante, tendrás éxito y alcanzarás tu propósito. Cuando sobrevivas una vez que hayas pasado las cataratas de Niagara, cualquier otra persona que está enfrentada a ellas, vendrá a ti. Mucha gente puede intentar dar consejo a los nuevos describiendo cuán difícil tarea es estrellarse en el acantilado, pero tan solo tu, con experiencia, eres quien está calificado para hacerlo. 

     En el mundo bajo el Imperio Romano los cristianos estuvieron enfrentados a barras de hierro cuando trataron de avanzar. Pero si la cristiandad no hubiese sido perseguida por Roma en ese tiempo, no creo que hubiese progresado hasta el nivel de hoy. Si sólo hay una presa baja, una corriente fuerte la rebosará. A causa de que los cristianos tuvieron mayor determinación que el poder de Roma, la cristiandad rebosó, e inundó a la nación romana y al mundo. 

     Cuando estás cansado, te quedas medio dormido, pero tu mismo no eres consciente de ello. Puedes intentar resistir tu somnolencia duramente, y pensar en no dormirte, pero es en vano. Si esas dos pequeñas aberturas de tus ojos se cierran, el resto de tu cuerpo responderá con una acción armoniosa y caerás dormido. Cada célula de tu cuerpo cooperará con esa acción. Cuando te quedas dormido, todas las partes de tu cuerpo hacen otro tanto. Para que tu, un individuo, sobrevivas a la adversidad, debes sentir que la totalidad del universo, y no sólo tus parientes y vecinos, vendrán a tu ayuda. Si alguien arranca un cabello de tu cabeza ¿sólo esa parte siente el escozor o tu cuerno entero? Cada ser humano es una parte del universo, por lo tanto, si una parte fracasa, todo el universo se dolerá de ese fracaso. Si triunfas en una misión no debes pensar que el éxito te pertenece a ti solo. Un río es la acumulación de gotas de lluvia, sin embargo, una porción del agua debe evaporarse.

     Debes desear flotar en la corriente que golpea contra la roca, y con esa fuerza puedes proseguir, uniéndote a la corriente principal hasta que alcances la desembocadura del río, entonces podrás unirte al océano. En el curso de la providencia de la restauración de Dios hay también una corriente principal. ¿Te unirías a ese gran río o a uno de sus afluentes? Todos responderán: "A la corriente principal". Pero a menos que puedas navegar pasando todos los obstáculos en los afluentes, no podrás encontrar el río principal. 

     Nuestra propia vida es algo así como un río. Estáis aquí yendo a través de un entrenamiento, sentados codo a codo, pero una vez que seáis dispersados y enviados a vuestras diferentes misiones, entonces seréis como pequeñas corrientes yendo a través de vuestros propios cursos hasta alcanzar la corriente principal. ¿Intentaríais como gota de agua uniros a otras gotas, o por el contrario absorberíais las demás gotas de agua en vosotros mismos para formar una corriente principal? Aunque puede que tengáis que ser afluentes por un tiempo, quiero que seáis quienes reunáis a otras gotas de agua hasta que os unáis a la corriente principal. 

     No podemos decir con seguridad si los aquí presentes se encontrarán en la desembocadura del río. No sabemos si todos nosotros alcanzaremos el corazón del océano. Si te encuentras con un poder más fuerte que tu propia determinación ¿qué harás? Si te enfrentas a un poder más grande que tu propia fuerza o espíritu ¿serás abatido y rendido? Esto no es fácil de contestar. 

     A veces la gente es estrecha de mente. Si una diferencia de interés tiene lugar entre dos de vosotros, podréis llegar a disgustaros el uno con el otro y disputar. Entonces puede que alguna persona quiera reconciliar el conflicto entre vosotros y deciros cosas pacíficas a ambos; pero tan solo llegaréis a estar más furiosos el uno con el otro. Si tuvieseis una mente más tolerante y dejaseis actuar a esa persona, se abrazaría a vosotros y desearía resolver el problema. Deberíais tener una mente tan tolerante que pudierais sonreír y volver a vuestro trabajo. Si eres como agua que trata de superar un muro, estarás ansioso de arremeter con él tan pronto como sea posible, y unirte al cuerpo más grande. El tiempo resolverá el problema. Si puedes pasar rápidamente del lugar difícil, tendrás éxito. Di a las demás gotas de agua: "Podéis quedaros ahí, pero yo debo arremeter". 

     Cuando estéis diseminados por el país podéis escribiros y contestaros. Alguno dirá en sus cartas: "Oh, estoy enfrentado con dificultades y todo esto no es lo que esperaba. Es una tarea muy difícil testimoniar a la gente". Es muy probable que aquellos que reciban las cartas sean influenciados por las mismas. En la vida de fe no debemos tan solo fijar nuestra
mirada en lo que está sucediendo en el momento, sino mirar a lo lejos, al futuro, hacia la meta desde donde Dios nos está llamando. No debemos nunca estar estancados en un lugar. 

     Tan pronto como os marchéis, deberéis estar siempre dispuestos a añadir algo a lo que sois. Si pasáis por un pueblo y tiene lugar una gran pelea, deberíais introduciros en ella, reconciliarla y entonces proseguir vuestro camino. De ese modo podéis ayudar a resolver problemas de otros y también prepararéis el camino para que os sigan. 

     Habéis tenido mucha gente famosa en la historia de América. En sus antecedentes tienen muchas aventuras. Cuanto más han tenido que superar en sus vidas tanto más grande son. Si alguien ha tenido una experiencia más que otro, es una persona un poco más importante que aquel sin dicha experiencia. 

     Cuanto más dura, cuanto más desafiante sea la situación, mayor progreso haréis. ¿Os dais cuenta de ello? Estáis ansiosos por ser dichosos, pero si no tenéis celo para pelear a lo largo del camino hacia el éxito, no lo alcanzaréis pronto. Puede que digáis que para ir a San Francisco debéis viajar en autobús, en avión o en tren. Pero no debéis tener tal idea. Si realmente queréis ir a San Francisco, debéis estar dispuestos a ir caminando. 

     Cuando bajo el régimen comunista estuve encarcelado en Corea del Norte, fue en la misma celda de la prisión donde aprendí esa lección, y me resolví a luchar para siempre contra el mal. Estaba seguro de que lo conseguiría. Me dije a mí mismo: "Por fuerte que pueda ser el poder de Kim Il-Sung, si estoy bien entrenado en la prisión y avanzo a través de la penalidad aquí, estaré capacitado para ser vencedor sobre cualquier cosa". Estuve dispuesto a tomar cualquier comida que me diesen, o incluso a padecer de hambre. En Corea del Norte la temperatura en invierno es muy fría. Aún cuando vestía solamente ropa ligera, sin forro, pude soportar el frío. El trabajo en la prisión comenzaba a las 8 de la mañana, pero tan pronto como eran las 4 nos sacaban al aire libre y nos registraban para ver si teníamos algo oculto en nuestras ropas. Fuera, al aire libre, la gente tiritaba, sus temblores casi sonaban como truenos. En esa situación siempre me decía a mí mismo: "Aunque haga más frío no me rendiré". No sentí frío en absoluto. Me entrené dando la ropa más gruesa a la otra gente y vistiéndome con ropa ligera. Buscaba el trabajo más duro, y me decía: "Tendré éxito o moriré." Con esa seriedad luché contra las circunstancias. 

     ¿Cuántas veces Pedro contestó afirmativamente a Jesús? Es fácil responder ahora. Si pierdes un ojo en la batalla ¿qué harás? Si pierdes uno de tus miembros ¿qué harás? Si pierdes los cuatro miembros en el campo de batalla ¿todavía seguirás? Frente a una gran tarea debes estar dispuesto a sacrificarlo todo. Una gota de agua, partiendo de la cima de una montaña y descendiendo con la corriente hacia el río principal se enfrenta a muchos obstáculos. Debes estar preparado para la adversidad haciendo grandes cosas. Debes estar preparado a morir por la causa que has emprendido, si no, eres ridículo cuando dices que estás siguiendo el camino. Si estás dispuesto a negarte a ti mismo y a entregar tu vida misma, nunca estarás temeroso de dificultades algunas. Por muy fuerte que sea la fortaleza del enemigo nunca serás intimidado. Al menos estarás contemplando cómo vas morir bravamente. ¿Eres tu así? Si estás preparado para morir, no morirás, y la victoria será tuya. Ante todo deberás estar dispuesto a negarte a ti mismo. 

     ¿Por qué os digo esto? Cuando nuestras circunstancias son difíciles, debemos estar dispuestos a enfrentarnos a ellas y vencerlas. Debes saber que serás derrotado en la larga
carrera a menos que consideres tus circunstancias, y llegues a estar dispuesto a ajustarte o a mantener tu curso a través de todo. Cómo digerir y conquistar tu medio ambiente, esa es la cuestión. Nunca trates de escapar de la vida, sino siéntete desafiado y persevera en tu camino. En una carretera ondulada son de esperar altos y bajos; pero donde hay cimas, hay valles a continuación. Cuando te encuentres en un calabozo debes esperar que en el próximo momento Dios te bendecirá con la máxima gracia. 

     Debes imaginarte que estás en una carrera sintiendo esa clase de determinación. Dispónte a tener más fuerza que cualquier enemigo, así podrás vencer, cualquiera que sea el obstáculo. Siempre me dije que podía comer menos que el resto de la gente y hacer más que ellos, dormir menos y levantarme más temprano. 

     Cuando estés enfrentado a dificultades que realmente parezcan desesperanzadoras, puede que te sientas como si verdaderamente fueses a perecer, pero siempre hay una salida si la buscas. Incluso en la celda de la prisión enseñaba a la gente joven. Aprendí como hacer fuego incluso cuando estaba sólo en la ladera de una montaña. Sé como alimentarme con hierbas silvestres. Siempre me imaginé que podría estar enfrentado con cualquier dificultad, entonces estudié para aprender el secreto de cómo vencerlas. Si has jurado ante Dios por alguna gran causa has de guardar tu promesa. 

     Trata de centrarte en el hoy, en este preciso momento, y si eres vencedor en tu corazón en el presente, serás vencedor después de haber recorrido el curso completo. Por tanto, debes estar alerta en conquistar el momento al cual estás enfrentado para el lado de Dios.

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